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La motivación en los equipos deportivos

¿Quién motiva a quien?


En los equipos deportivos siempre se plantea la disyuntiva sobre que papel
cumple el orientador del grupo sobre sus deportistas.
Se espera de él que sea el que los oriente táctica y estratégicamente, el que
colabora para que sigan evolucionando técnicamente, el que brinda la información
necesaria para el logro de los resultados, el que define el equipo y la función de
sus integrantes, etc.
Pero hay un intangible que sólo reconoce él mismo, y es el grado de motivación
interna que tiene para cumplir con su labor. Es fundamental que su curva de
motivación este en su umbral más alto porque de esa forma podrá transmitir a los
integrantes del equipo (jugadores, integrantes del cuerpo técnico, dirigentes y
hasta aficionados) sus ideas, las que tiene para poder cumplir con el objetivo. Este
es el primer punto que debe tener en cuenta para lograr la famosa “química” de
grupo.
Pero aquí surgen las ganas (motivación) que tienen los integrantes para aceptar
ser parte de………..
Este es un concepto que desarrollará mejor un profesional de la psicología, pero la
experiencia me señala que hay un hilo muy delgado que separa la posibilidad de
lograr cosas, del no logro de las mismas. Son los jugadores los que deben ceder
posiciones, adaptarse a cumplir un rol que el equipo necesita, y generalmente,
aunque en forma inconsciente, no aceptan estas situaciones y no desarrollan su
mejor expresión en función de lo que necesita el grupo. Y esto está separado de la
relación vincular que puede haber entre los jugadores y el entrenador o entre ellos
mismos.
Lo que se necesita es poner el alma, el cuerpo y la mente al servicio del equipo.

En las entidades cuyos objetivos principales sean alcanzar logros deportivos


importantes la motivación del grupo será más fácil ya que la búsqueda por parte
de los deportistas del resultado sostiene el interés por la práctica deportiva y la
participación.
El problema surge especialmente en las instituciones con objetivos deportivos de
mediano rendimiento, donde no sólo participan de las actividades aquellos que
poseen calidades técnicas y físicas superlativas, sino también quienes se acercan
para realizar prácticas saludables y sociales.
Aquí el rol del orientador deportivo (profesor de educación física o entrenador)
toma una significativa importancia en generar la movilización de sus dirigidos para
lograr una pertenencia importante tanto con el equipo como con la institución.
Nunca debemos olvidar que se trabaja con seres humanos con diferentes
potencialidades e intereses, a los cuales hay que captar y mantener en el tiempo,
ya que de su aporte las entidades tienen los ingresos principales para el
sostenimiento económico de las fuentes laborales.

Lic. Leonardo Salvucci


Pergamino (BA)
Argentina
www.consultasdeportivas.com.ar

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