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SUPUESTOS HISTORICOS DEL ESTADO MODERNO.

Para establecer el origen del estado no es necesario afirmar que nació con las primeras
agrupaciones humanas. La comprensión de las relaciones políticas pasadas se debe hacer
con extrema cautela, pues si tomamos el concepto actual de estado es evidente que este
no existió sino hasta hace pocos cientos de años. Hasta la edad media no apareció el
estado en el sentido de unidad de dominación, independiente en lo exterior e interior,
que actuara de modo continuo por medio de poder propio, y claramente delimitado en lo
personal y territorial. La división del poder político durante la edad media era
"poliárquico"; todas las funciones que el estado desempeña actualmente estaban
distribuidas entre varios depositarios: la Iglesia, los nobles propietarios de tierras,
caballeros, ciudades y otros privilegiados. Mediante el endeudamiento, la hipoteca o la
concesión de inmunidades, el poder central se vio privado de casi todos los derechos de
superioridad, que fueron trasladados a otros depositarios de carácter privado. El estado
en la Edad Media no podía mantener su ordenación de modo ininterrumpido sino sólo
temporalmente, interviniendo de vez en cuando para eliminar la perturbación del orden
que deseaba mantener. Su poder se encuentra limitado internamente por numerosos
depositarios del poder feudal, corporativos y municipales, y externamente por la Iglesia y
el Emperador. En la Antigüedad, el Estado, como grupo político, y la Iglesia, como grupo
cultural, formaban una unidad inseparable. Cada polis tenía sus propios dioses. En cambio,
en la Edad Media, la Iglesia reclama la obediencia política de los hombres, aunque
extraestatal, aún de los que ejercían el poder político, utilizando medios coactivos
espirituales e indirectamente, a través del clero. Ser la única organización monista
de autoridad le da su poderosa supremacía.
La separación entre la Iglesia y el Estado se produce como consecuencia de la Bula Unam
Sanctam, de Bonifacio VIII (1302) y la negación de obediencia de Felipe de Francia al año
siguiente. En la época medieval no se conocía la idea de una pluralidad de Estados
soberanos coexistiendo con igual consideración jurídica. Las formaciones políticas
europeas estaban subordinadas al Emperador. A pesar de ello, los señores feudales se
oponían a una organización política firme y a un poder estatal independiente. Aparece el
Estado Estamental, formado por los estamentos profesionales (caballeros y burguesía de
las ciudades) que se reúnen en corporaciones con el único fin de oponerse al poder del
príncipe. Se produce entonces una privatización del poder estatal al quitar a los príncipes
el poder recaudador (base económica de su poder). Existe entonces un dualismo de
Estado en el que ambas partes -Príncipes y estamentos- tienen una organización de poder
propia: funcionarios, tribunales, finanzas, ejército y representación diplomática. El poder
monista hace su aparición en las ciudades-republicas de Italia, donde se desarrolla la
economía monetaria que necesita una unidad de poder, relativamente
estático. A partir del Renacimiento, las poliarquías, con territorios muy
imprecisos, se convierten en unidades de poder continuas y bien organizadas, y es la
primera diferencia entre el Estado Moderno y el territorio medieval. Durante la Edad
media los grupos políticos eran defendidos y administrados por los señores feudales. La
evolución hacia el Estado Moderno se produce cuando los medios de autoridad y
administración privados pasan a ser propiedad pública y el derecho de mando pasa de ser
de un sujeto particular a ser, primero, del príncipe, y luego de la organización estatal. Las
tropas feudales inestables se convierten en ejércitos permanentes y organizados al pasar
los medios de guerra a estar a cargo del Estado. Para la formación consciente de la unidad
del poder Estatal se necesita la división del trabajo y consecuentemente la jerarquía de
autoridades existiendo funcionarios especializados dedicados a la función pública y con
competencias claramente delimitadas. Otro cambio se produce en cuanto a la
transformación burocrática de la administración de las finanzas: no existía distinción entre
gastos e ingresos públicos y privados, no hay patrimonio independiente del Estado y
el territorio, lo que hace indispensable la emancipación económica del Poder Estatal
(mediados del S. XVI). Es así como el príncipe obliga a las corporaciones estamentales a
establecer impuestos para los súbditos sin distinción, provocando la circulación del dinero
y la producción de mercancías lo que origina la Economía Capitalista Moderna.
Finalmente, para la independencia del estado como unidad política de la acción militar,
económica y política es necesario que se constituya en una unidad judicial: la monarquía
impone la codificación y la burocratización de la función de aplicar y ejercitar el derecho,
eliminando el derecho del más fuerte y logrando la concentración del ejercicio legítimo
del poder físico en el Estado. Los estados modernos surgen bajo una forma de gobierno
determinada: la Monarquía absoluta, que permitió la consolidación territorial de los
estados, la concentración del poder político y la determinación de una población estable.
El estado, en su nacimiento se identificó con el Monarca absoluto: “L´etá c´est moi .”, El
estado soy yo” (Luis XVI Rey de Francia)

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