Вы находитесь на странице: 1из 2

David Salazar Pantoja

Cuarto de Año de Teología


Práctica de Derecho Canónico

INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

La fiesta que celebramos, nos sitúa en presencia de la obra maestra realizada por Dios con
la Redención. María Inmaculada es la criatura perfectamente rescatada: mientras todos los
demás seres humanos son liberados del pecado, Ella fue preservada de él, por la gracia
redentora de Cristo.

El texto de la primera lectura nos habla del pecado de la mujer que fue seducido por la
serpiente, pero antes la creación de un alma llena de gracia aparecía como la acción de Dios
sobre la degradación producida, tanto en la mujer como en el hombre, a consecuencia del
drama del pecado. Según el relato bíblico de la caída de Adán y Eva, Dios infligió a la
mujer una sanción por la culpa cometida, pero incluso antes de formular esta sanción,
comenzó a desvelar un designio de salvación en el que la mujer se convertiría en su primera
aliada.

El texto es conocido como el Protoevangelio o primer buen anuncio, donde afirma la


aversión radical entre la serpiente y la humanidad, “Pongo perpetua enemistad entre ti y la
mujer y entre tu linaje y el suyo: Este te aplastará la cabeza y tú le acecharás al calcañal”.
Así queda esbosada la interpretación mesiánica de este texto, presente en la exegesis judía
antigua y recogida y explicitada luego por muchos padres de la Iglesia. Dios establece una
hostilidad entre el demonio y la mujer, manifestaba su intención de tomar a la mujer como
la primera asociada en su alianza, con miras a la victoria que el Descendiente de la mujer
reportaría sobre el enemigo del género humano.

Comienza el Apóstol San Pablo con la afirmación general de que Dios “nos bendijo en
Cristo con toda bendición espiritual en los cielos”. En los siguientes versículos concretará
cuáles son esos beneficios de que Dios nos ha colmado y que constituyen el plan divino de
salud. Habla de bendición espiritual, en cuanto que son beneficios que proceden del
Espíritu, por su origen y por su destino, ya que nos los dispensa Dios desde el cielo y están
destinados a recibir allí su consumación definitiva. Todos estos beneficios nos son
concedidos en Cristo, es decir, en cuanto estamos unidos a Cristo, formando algo uno con
Él. El amor designa, ante todo, el amor de Dios para con nosotros, que es la elección y su
llamamiento a la santidad, pero no hay por qué excluir nuestro amor para con Dios que
deriva de aquel amor y a él responde “y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha
sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”, nos
dice en su carta a los Romanos.

Jesucristo nos ha conseguido el acceso a esta gracia de la justificación; en la esperanza de la


gloria de Dios. Con esta última expresión queda suficientemente indicada la nueva fase en
que entra su exposición. Nos había dicho San Pablo que la reconciliación y paz con Dios
las obtuvimos por Jesucristo. Esto le lleva a tratar del origen de esa enemistad que Cristo
vino a suprimir, estableciendo un paralelismo antitético entre la obra de Cristo y la de
Adán. También encontramos la elección de Israel, heredero, porción de Dios, como testigo
en el mundo de la espera mesiánica. Para San Pablo, Adán y Jesucristo son como dos
cabezas o troncos de raza que arrastran en pos de sí a toda la humanidad: el primero
llevándola a la perdición, el segundo devolviéndole los dones perdidos e incluso
enriqueciéndola con otros nuevos. Evidentemente, Pablo en esta anecdota está evocando la
imagen de Adán, tal como es presentada en los primeros capítulos del Génesis.

En el evangelio de San Lucas nos ayuda a pedir la fe a Ella, no menos que Jesús,
experimentó la tentación y el sufrimiento de las luchas íntimas. Podemos imaginar cómo se
vería sacudida por el drama de la Pasión del Hijo. Sería un error pensar que la vida de
Aquella que era llena de gracia, haya sido una vida fácil, cómoda. María compartió todo lo
que pertenece a nuestra condición terrena, con cuanto tiene de exigente y penoso. Hay que
observar, sobre todo, que María fue creada Inmaculada, a fin de poder actuar mejor en
favor nuestro. La plenitud de gracia le permitió cumplir perfectamente su misión de
colaborar en la obra de salvación: dio el máximo valor a su cooperación al sacrificio.
Cuando María presentó al Padre su Hijo clavado en la Cruz, la ofrenda dolorosa fue
totalmente pura.

En la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción, se muestra a


María “preservada inmune de toda mancha de pecado original, desde el primer instante de
su concepción, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano” (DS
2803). La anunciación a María tiene lugar en el “sexto mes” con referencia a la concepción
de Isabel. Para ello es enviado de parte de Dios el ángel Gabriel, “hombre de Dios”. La
escena va a tener lugar en la región de Galilea y en el de Nazaret. La Galilea de entonces
era una región mixtificada de razas dedicadas al comercio. La frase de Isaías “Galilea de los
gentiles” tenía valor en este tiempo. se realiza la encarnación redentora de Cristo. Su
nombre probablemente significa “retoño” o “vigía”.

Algunos autores sostienen que aquí se trata ya del matrimonio, pero lo ordinario es
entenderlo como desposorio. La edad para contraer matrimonio o casarse en Israel se
realiza para las jóvenes entre los doce y los trece años, y para los jóvenes entre los
dieciocho y los veinticuatro, y el matrimonio al año de la edad para casarse. El desposorio
tenía características especiales: si la desposada en el intervalo de su desposorio era infiel, se
la consideraba adúltera; si el prometido moría, se la consideraba viuda, con los derechos del
“levirato”; el prometido no podía anular los esponsales sino con el “derecho del rechazo y
del repudio”; y el hijo concebido después de los esponsales era considerado legítimo.

Y ahora, la Virgen Inmaculada, también en virtud de la pureza de su corazón, nos ayuda a


tender hacia la perfección que Ella ha conseguido. Por los pecadores, o sea, por todos
nosotros, recibió una gracia excepcional. En su calidad de Madre, trata de hacer partícipes
de algún modo a todos sus hijos terrenos en el favor con que fue personalmente
enriquecida.

En conclusión de esta fiesta vemos que la hostilidad entre el demonio y la mujer se


manifestó de la manera más completa en María. Con la Inmaculada Concepción fue
decretada la victoria perfecta de la gracia divina en la mujer, como reacción contra la
derrota sufrida por Eva en el pecado de los orígenes.

Вам также может понравиться