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ISBN 959-258-771-X
Presentación / V
Capítulo I
La técnica criminalística. Cuestiones que resuelven
las diferentes especialidades de la técnica criminalística / 1
Dr. Rafael Hernández de la Torre
Capítulo II
La escuela cubana de criminalística / 47
Dr. Rafael Hernández de la Torre
Capítulo III
Fundamentos de la identificación criminalística / 55
Dr. Osvaldo Brito Febles
Capítulo IV
El interrogatorio / 65
Esp. Julio A. Fernández Pereira
Capítulo V
Sobre la prueba criminalística /81
Esp. Julio A. Fernández Pereira
Capítulo VI
El indicio: su incidencia
en el proceso y en la ciencia criminalística / 103
M.Sc. Zarezka Martínez Remigio
III
Capítulo VII
La prevención criminalística / 125
Lic. Carlos Dustet Jústiz
V
Capítulo I
LA TÉCNICA CRIMINALÍSTICA.
CUESTIONES QUE RESUELVEN
LAS DIFERENTES ESPECIALIDADES
DE LA TÉCNICA CRIMINALÍSTICA
1
El Sistema Nacional de la Técnica Criminalística en Cuba cuenta con un Laboratorio Central
en la capital del país y catorce laboratorios provinciales, distribuidos en cada una de las
provincias y en el Municipio Especial Isla de la Juventud.
1
de surgimiento de estas, determinadas circunstancias del hecho
ocurrido, la obtención de datos para la búsqueda e identificación
del delincuente y contribuir a la elaboración de versiones para el es-
clarecimiento del delito.
Los resultados que aportan los peritajes pueden constituir, junto con
las diligencias operativas y las acciones de instrucción, las pruebas
irrefutables que avalan legal y científicamente la participación de de-
terminadas personas en la comisión de un delito, así como los medios
empleados y las acciones realizadas con tal fin.
Los peritajes criminalísticos también desempeñan un importante pa-
pel en la prevención del delito en nuestra sociedad, al determinar las
causas y condiciones que lo pueden provocar o favorecer, elaborando
las recomendaciones oportunas para su eliminación.
La técnica criminalística en Cuba la integran las especialidades si-
guientes:
– Biología
– Drogas y Toxicología
– Químico-físico
– Trazología
– Balística
– Dermatoscopía
– Identificación de las Personas por sus Rasgos Exteriores (IPRE)
– Documentología
– Fotografía y Vídeo
– Averías, Explosiones e Incendios (AVEXI)
– Aplicaciones Químicas Operativas (AQO)
– Técnica canina criminalística
– Odorología criminalística
– Lugar del suceso
– Informática criminalística
Especialidad de Biología
En esta especialidad se investigan la sangre, el semen, la saliva, otras
secreciones, los pelos, los tejidos, los restos óseos y otros elementos
2
del organismo humano; además se realizan peritajes de residuos de
procedencia animal (pelos, carnes, etc.), de procedencia vegetal (res-
tos vegetales, maderas, etc.) y de fibras textiles, mediante el empleo de
técnicas de microscopía, incluida la electrónica de barrido (MEB).
Debido a la gran repercusión que tuvo en este campo la posibilidad de
caracterizar la molécula de Ácido Desoxirribonucleico (ADN) y con
ello brindar respuestas categóricas sobre la relación entre una huella
biológica y un determinado individuo, la mayoría de los laboratorios
de Biología criminalística y/o forenses del mundo han ido incorpo-
rando esta importantísima tecnología a su práctica pericial.
La introducción de esta tecnología de avanzada en el Laboratorio
Central de Criminalística desde 1998, ha constituido un paso de avance
en la Criminalística cubana. En el estudio de las huellas biológicas se
analizan regiones de la molécula de ADN, que están formadas por
secuencias de bases que se repiten en forma de tándem y que pueden
ser detectadas mediante diversas técnicas de análisis, que han ido
evolucionando hasta incorporar “la Reacción en Cadena de la Poli-
merasa” (PCR).
Con el empleo de esta técnica ha sido posible esclarecer hechos im-
portantes en los que están involucradas huellas de naturaleza
biológica, tales como: manchas de sangre, semen, saliva, tejidos y
huesos, que han sido encontrados en el lugar del suceso o sobre las
prendas de vestir u objetos ocupados a víctimas y sospechosos, prin-
cipalmente en los delitos contra la vida, la integridad corporal y el
normal desarrollo de las relaciones sexuales.
La Botánica criminalística en nuestro país, desde hace más de 20 años,
ha contribuido al esclarecimiento de numerosos casos de diferentes
tipicidades delictivas, tales como: asesinato, violación, robo con fuer-
za, mortandad de animales y hechos de drogas. Elementos de origen
vegetal (semillas, hojas, flores, madera y granos de polen) de diferen-
tes dimensiones han constituido huellas con valor identificativo.
La labor no ha sido solo investigar el esclarecimiento de los hechos,
sino ha incidido también en el trabajo preventivo. El conocimiento y la
divulgación de las plantas tóxicas han impedido la intoxicación o
muerte, tanto de personas como de animales domésticos, de modo
accidental o intencional por plantas venenosas.
3
Como resultado de los estudios realizados fue escrito el libro Plantas
tóxicas, en cuyo colectivo de autores hay dos criminalistas. Contiene
el estudio de las 50 plantas tóxicas o venenosas más frecuentes en la
flora cubana, ofreciendo las imágenes, los datos biológicos, sus prin-
cipios tóxicos, mecanismos de toxicidad, síntomas y lesiones anatomo-
patológicas, que sirven de guía para peritajes o estudios botánicos
afines.
Cuestiones que resuelven los peritajes de la especialidad de Biología:
Peritaje de sangre
– Presencia o ausencia.
– Especie (humana o animal) a través de investigaciones inmuno-
lógicas.
– Agrupación sanguínea y otros marcadores genéticos (ADN).
– Mecanismos de formación.
– Sexo.
Observaciones:
• Las huellas y evidencias solo pueden ser enviadas después de rea-
lizada la reacción de la bencidina.
• Secar las prendas de vestir a temperatura ambiente y al aire libre.
• La extracción de las máculas debe hacerse con hisopo, utilizando
el raspado en casos extremos.
• Extraer la sangre seca empleando gasa humedecida con solución
de cloruro de sodio (sal común) o con agua destilada y esperar que
seque, embalar y rotular.
Peritaje de semen
– Presencia, especie, agrupación sanguínea y determinación de ADN.
– Relación con sospechosos (de quién o de quiénes, a través de in-
vestigaciones inmunológicas).
Observaciones:
• Es fundamental el secado a temperatura ambiente de los elemen-
tos investigados.
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• En las ropas masculinas no se investiga la presencia de semen.
Peritaje de saliva
– Presencia de saliva.
– Agrupación sanguínea y determinación de ADN.
– Sexo.
Observaciones:
• Levantar las máculas con gasa húmeda en solución salina.
• Se deben secar a temperatura ambiente las evidencias y las mues-
tras de saliva de los sospechosos.
• Sin el envío de las muestras, no se realiza el peritaje.
Otras secreciones
– Secreción, presencia e investigaciones inmunológicas.
– En el lugar del suceso se buscan máculas en el piso o sobre objetos
o prendas.
Observación:
• Si es necesario secar las ropas, debe hacerse a temperatura am-
biente.
Peritaje de pelos
– Presencia.
– Especie a la que pertenece.
– Estudio inmunológico (agrupación y ADN en los arrancados).
– Región.
– Sexo.
– Lesiones y composición química.
– Estudio comparativo con el sospechoso.
Observaciones:
• Se debe limitar el número de sospechosos para hacer más efectivos
los resultados.
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• No se realizan estudios comparativos de pelos animales.
Peritaje de microfibras
– Tipo, color y clasificación.
– Comparación elemental.
Peritajes de tejidos
– Presencia.
– Especie a la que pertenece.
– Relación con elementos sospechosos.
Observaciones:
• Ocupar el soporte íntegro sobre el cual se halla el fragmento de
tejido.
• Levantar el material a investigar y embalarlo preferentemente en
bolsas de nylon o envases de cristal, tapados y debidamente rotu-
lados.
• Conservar en frío si fuese necesario (por su facilidad de descom-
posición) hasta su envío al laboratorio, a donde se remite cuando
hay elementos para comparar.
• La muestra mínima para realizar la comparación de tejidos anima-
les es de 100 gramos.
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Peritaje de restos óseos
– Especie a la que pertenece.
– Sexo.
– Raza.
– Edad aproximada.
– Grupo sanguíneo y determinación de ADN.
Observaciones:
• Fijar descriptiva y fotográficamente la osamenta como se halle.
• Confeccionar croquis del levantamiento.
• Embalar cuidadosamente y, si es posible, separar los fragmentos o
huesos pequeños de los largos.
• Para la investigación de restos óseos animales, los huesos funda-
mentales son los de la cabeza y las extremidades.
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en su estado natural y en fluidos biológicos como en otras matrices
donde puedan existir residuos (trazas) de alguna sustancia sometida
a control internacional o nacional, así como con los hechos de envene-
namientos, de intoxicaciones, de sustancias tóxicas ambientales y de
ingestión de bebidas alcohólicas.
Los hechos de drogas no constituyen un problema social en Cuba, sin
embargo, por la posición geográfica de la isla, se han producido recalos
de drogas en nuestras costas y cayos, así como la captura de
narcotraficantes con cargamentos de drogas dirigidos a otros países.
Debido a la prioridad del enfrentamiento de este delito, se han diseñado
diferentes procedimientos para la investigación, fijación, muestreo,
análisis, dictamen pericial e incineración de las drogas.
El análisis de laboratorio incluye reacciones de coloración, Croma-
tografía de capa delgada en placas de silicagel, Cromatografía Gaseosa
y Cromatografía Gaseosa acoplada a Espectrometría de Masas
(CGEM). Para la detección de drogas en especímenes biológicos, se
realiza la extracción y la purificación previas al análisis por CGEM.
El empleo de los métodos analíticos, anteriormente señalados, permi-
te dar respuestas periciales de alto nivel científico, en corresponden-
cia con las recomendaciones de los organismos internacionales.
Además, la especialidad tiene establecido un programa interno de
garantía de calidad y toma parte en el Programa Internacional de
Control de Eficacia que estableció el PNUFID.
La prevención del uso indebido de las drogas se ha convertido en una
prioridad en la lucha contra este flagelo y en tal sentido el Laboratorio
Central de Criminalística cuenta en esta especialidad con los medios
apropiados para la investigación de las diferentes drogas, siguiendo
los métodos recomendados para los ensayos de las sustancias estu-
pefacientes y psicotrópicas sujetas a fiscalización internacional, plas-
mados en los Manuales para uso de los Laboratorios Nacionales de
Estupefacientes, y establecidos por las Naciones Unidas. Estos ensayos
pueden ser presuntivos (de orientación) y de confirmación, estos últi-
mos requieren de técnicas analíticas que pueden ser selectivas, emplean-
do sustancias de referencia, o estructurales. Entre las primeras se
encuentran las técnicas cromatográficas, de capa fina, gaseosa y líqui-
da y la espectrometría ultravioleta y entre las técnicas estructurales se
cuenta con cromatografía gaseosa acoplada a un espectrómetro de
masas y la espectroscopía infrarroja por transformada de Fourier (FTIR).
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Cuestiones que resuelven los peritajes de la especialidad de Drogas y
Toxicología:
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Peritaje químico-criminalístico de alcohol en sangre
– La presencia de alcohol etílico en la muestra remitida.
– Concentración de alcohol en dicha muestra.
Observaciones:
• La muestra debe tener añadido anticoagulante y estar debidamen-
te tapada.
• Si se demora en llevar la muestra al laboratorio, esta debe mante-
nerse en congelación hasta su traslado.
• En la solicitud de peritaje deben reflejarse las horas de ocurrido el
hecho y de la toma de la muestra, para conocer la concentración
real de alcohol en sangre en el momento de ocurrir el hecho.
Especialidad de químico-físico
El hombre realiza toda su actividad cotidiana rodeado de numerosas
sustancias y materiales, como son los suelos, los plásticos, las pintu-
ras, los metales, los vidrios, los combustibles y otras. Esto hace que
cuando una persona comete un delito, le resulta virtualmente imposi-
ble sustraerse del medio ambiente que lo rodea, porque se ve obligado
siempre a intercambiar sustancias y materiales con el mismo, ya sea
al dejar en el lugar del suceso materiales, como las fibras de sus ro-
pas, o al llevarse sobre sí diferentes sustancias, como puede ser el
suelo del lugar.
En esta especialidad se analizan las huellas y muestras de sustancias
de carácter orgánico e inorgánico, entre las que se encuentran suelos,
vidrios, metales, pinturas, combustibles y lubricantes, para lo cual se
emplean las técnicas analíticas de Difracción de RX, Microscopía Elec-
trónica de Barrido, Cromatografías Gaseosa y Líquida y otras.
La Espectrometría Infrarroja con Transformada de Fourier es uno de
los medios más modernos con que se cuenta actualmente. Esta técni-
ca es utilizada en la especialidad para la identificación y estudio de
numerosas sustancias de interés pericial, como los polímeros que se
emplean como envoltorios de las drogas, particularmente en los recalos
de dicho producto.
Frecuentemente, resulta necesario identificar sustancias desconoci-
das, las cuales pueden aparecer en el bolsillo de un sospechoso, en
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una taquilla, en la tapa de una cisterna, en el interior de una corres-
pondencia, o en otros lugares muy disímiles, debido a que dichas sus-
tancias pueden tener un marcado interés operativo, como ocurre con
los venenos, los abrasivos, los materiales pirotécnicos y otras. El peri-
to criminalista se ve obligado a discernir con rapidez entre varios mi-
les de sustancias, para dar la respuesta necesaria a los órganos
operativos o de instrucción. Para tales fines brinda muy buenos resul-
tados la técnica de Difracción de Rayos X, capaz de identificar de for-
ma categórica más de 100 000 sustancias. Cuando esta técnica es
combinada con las posibilidades del Sistema Automatizado de Identi-
ficación Criminalística de Sustancias (SAICSU), creado en esta espe-
cialidad, es posible brindarle al solicitante no solo una respuesta sobre
el tipo de sustancia que se analiza, sino además otros datos de interés,
como son su potencial peligrosidad, fuentes de obtención y otros.
Debido a la variedad de las sustancias que se investigan, las que pue-
den ser sólidas, líquidas o gaseosas, orgánicas e inorgánicas, volátiles
o refractarias, de solubilidad variable, etc., no es posible con un solo
equipo investigarlas todas, ya que cada tipo de sustancia requiere una
técnica específica y todas en su conjunto se complementan. Dentro de
este conjunto desempeña un papel importante la Cromatografía Lí-
quida de Alta Resolución, técnica que resulta particularmente venta-
josa al perito en la investigación de los derivados del petróleo, así como
las bebidas adulteradas, particularmente cuando contienen Metanol.
La técnica de Microscopía Electrónica de Barrido con Espectrómetro
de Rayos X acoplado, tiene la característica de brindar simultánea-
mente la posibilidad de ampliar miles de veces la evidencia que se
analiza (lo que muchas veces es indispensable debido a la escasez del
material disponible), fijarla fotográficamente y analizarla químicamen-
te, todo lo cual se realiza sin dañar el material bajo investigación, lo
que permite no solo su preservación, sino la realización de otros aná-
lisis posteriores.
La Microscopía Electrónica de Barrido se ha utilizado con muy buenos
resultados en la investigación de los hechos de explosiones, donde ha
permitido identificar restos microscópicos del artefacto, en la de
falsificación de monedas, e incluso hasta determinar el material
utilizado en el molde empleado en la fabricación, en hechos de envene-
namiento, permitiendo la identificación del tóxico y en asesinatos, para
demostrar que la víctima estuvo en determinado lugar antes de que la
mataran.
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Cuestiones que resuelven los peritajes de la especialidad de Químico-
Físico:
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Peritaje químico-físico criminalístico de lámparas de vehículos
– Si el filamento de una lámpara se encontraba energizado en el mo-
mento de producirse la ruptura de esta, generalmente en un acci-
dente del tránsito.
– En las lámparas de iluminación principal, si el filamento que se
encontraba energizado era el de la luz corta o el de la luz larga.
– En casos especiales, siempre que la lámpara esté dañada, determi-
nar si el daño se originó a causa del accidente mientras estaba ilu-
minando.
Observaciones:
• Si el bulbo de vidrio se ha roto, ocupar y remitir todos sus restos.
• Ocupar la totalidad de los restos de lámpara que han quedado ad-
heridos a la base del farol, sobre la defensa del vehículo y en el
lugar del suceso. Es de gran importancia la ocupación de los restos
del filamento.
• Embalar las muestras con cuidado, debe tenerse en cuenta que las
lámparas tienen partes muy delicadas como el bulbo y los filamen-
tos, por lo que un embalaje inapropiado les puede causar daños
que alteren el peritaje.
• Las muestras deben ser rotuladas correctamente, especificando de
qué material se trata, de qué lugar provienen y cualquier otro dato
de interés.
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Observaciones:
• Describir en detalles los antecedentes del caso, destacando si hay
disparos de rebote, barreras intermedias, arma que participó en los
hechos, lugar donde se encuentra lesionada la víctima, etcétera.
• La ropa no debe ser lavada.
• Separar las prendas y ponerlas a secar a temperatura ambiente, si
están maculadas de sangre.
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Observación:
• La muestra ocupada (líquida o en prendas de vestir, telas, guata,
algodón o materiales semejantes) debe embalarse en nylon, si es
tela o material semejante o cerrarse bien los frascos, si es líquida,
para ser remitida para el laboratorio.
Especialidad de Trazología
Se ocupa del estudio de las huellas, con el fin de identificar las perso-
nas y los medios de los cuales estas se valen para la comisión de los
hechos delictivos.
Etimológicamente, la palabra Trazología está compuesta por dos vo-
ces: trace, que significa huella, línea y logos, que significa estudio o
tratado, por tanto, la palabra Trazología quiere decir estudio o tratado
de las huellas.
Existen tres grupos de investigaciones, en las cuales están reunidas
todas las materias a la que se dedica esta rama de la técnica criminalística.
Grupo I huellas que identifican al hombre (huellas de los dientes).
Grupo II huellas que identifican a los objetos y animales utilizados
por el hombre (calzado, transporte, herramientas, fractu-
ras y animales).
Grupo III huellas que identifican los procedimientos utilizados por
el hombre al accionar sobre diferentes objetos (cerradu-
ras, selladuras, reconstrucción del objeto total por sus par-
tes, mecanismos de producciones industriales y artesanales
de objetos).
En Trazología las huellas, de acuerdo con el mecanismo de formación,
se clasifican en:
• Huellas volumétricas.
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• Huellas lineales.
• Huellas superficiales (que pueden ser de recapación o de decapación).
Cuestiones que resuelven los peritajes de la especialidad de Trazología:
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– Identificación del vehículo por huellas de otras partes del mismo.
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– Si el sellado posee síntomas de falsificación.
– Identificación del sello.
Especialidad de Balística
Es la rama de la técnica criminalística que tiene por objeto el estudio e
investigación del arma de fuego, sus casquillos y proyectiles, así como
los fenómenos que se producen al efectuarse el disparo y las huellas
producidas por este, con el fin de ayudar a esclarecer un hecho delictivo.
Se auxilia de los estudios de otras especialidades, tales como la Medi-
cina Legal, en la parte que estudia las heridas producidas por los pro-
yectiles disparados por armas de fuego; así mismo, dentro de las
ciencias militares se aprovecha de los conocimientos que le brinda la
Balística Exterior, que estudia la trayectoria de los proyectiles dispa-
rados, desde su salida por la boca del cañón del arma que los disparó,
hasta el lugar de caída o tope y de la Balística Interior, que se ocupa
del fenómeno que ocurre durante el disparo en el ánima del cañón y el
carácter del aumento de velocidad que experimenta el proyectil den-
tro del cañón.
Igualmente, utiliza los distintos medios de investigación como la
Estereofotografía, la Espectroscopía, la Macro y Microscopía, la fil-
mación con Rayos Infrarrojos y otros.
Cuando un arma de fuego es disparada, las huellas se pueden descu-
brir en el arma misma, en el proyectil y en el casquillo, mediante méto-
dos ópticos.
Cuestiones que resuelven los peritajes de la especialidad de Balística:
Arma de fuego
– Tipo, marca, modelo, destinación y calibre, así como procedencia.
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– Estado técnico.
– Aptitud para el disparo.
– Si ha estado involucrada en otros hechos delictivos.
Cartucho
– Tipo, modelo y calibre de las armas que pueden utilizarlo.
– Tipo, marca, modelo, destinación y procedencia del mismo.
– Si muestra señales de haber sido recargado.
– Estado técnico y aptitud para el disparo.
Casquillo
– Tipo, marca, modelo y calibre del arma que lo percutió.
– Si es de confección industrial o artesanal.
– Tipo, modelo, destinación y procedencia del cartucho del cual for-
mó parte.
– Identificación del arma que lo percutió.
– Si muestra señales de haber sido recargado.
Proyectil
– Tipo, marca, modelo y calibre del arma que lo disparó.
– Si es de confección industrial o artesanal.
– Tipo, modelo, destinación y procedencia del cartucho del cual for-
mó parte.
– Identificación del arma que lo disparó.
Otras determinaciones
– Sucesión de los disparos.
– Dirección, sentido y distancia en los que se produjeron los disparos.
Especialidad de Dermatoscopía
La Dermatoscopía es la ciencia que se ocupa del estudio de la piel,
encaminado a la identificación de las personas.
La Dermatoscopía se divide en dos grupos:
– La Dermopapiloscopía.
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– Otras huellas dérmicas.
La Dermopapiloscopía está formada por tres voces: dermo, que sig-
nifica piel, papilo, elevación o protuberancia y scopia (del griego
skopein) que significa estudio. Por lo que se define como la rama de la
Dermatoscopía que estudia los dibujos papilares con vistas a la iden-
tificación de personas.
Los dibujos papilares poseen tres propiedades:
Perennes
Los dibujos papilares permanecen inalterables desde que se completa
su formación, en el sexto mes de vida intrauterina, hasta que comien-
za a disgregarse la piel como resultado de la putrefacción cadavérica.
Inmutables
Los dibujos papilares no pueden ser modificados por la acción de
factores exteriores. Por ejemplo, si la piel de la yema de los dedos su-
fre una quemadura, el dibujo completo de las líneas papilares con
todos sus detalles reaparece cuando la herida sana. Edmond Locard
realizó dolorosos experimentos en sí mismo, quemándose la yema de
los dedos con agua hirviendo, aceite y metales calientes, comproban-
do que después de sanar la epidermis reaparecía la figura original del
dibujo papilar.
Diversos
Los dibujos papilares son individuales a cada persona y no se repiten
con igual morfología en los dedos de una misma persona, ni en dos
personas diferentes.
Para establecer la identificación se realiza el proceso comparativo en-
tre la huella investigada y la impresión obtenida para la comparación.
En el proceso de comisión de un delito, suelen aparecer huellas
dérmicas producidas por los delincuentes con sus manos, pies, co-
dos, rodillas, orejas y labios, las que pueden ser identificadas. De to-
das, las que con mayor frecuencia aparecen son las que dejan los dedos
y la palma de las manos y la planta de los pies.
23
La impresión (digital, palmar, podoral u otra) es el resultado de la
presión, sobre una superficie lisa, de la parte del cuerpo (dedo, palma
de la mano, planta del pie, oreja u otra) que ha sido previamente
entintada.
La forma, número, disposición de las crestas papilares y sus caracte-
rísticas particulares sirven de base para identificar esta impresión como
de una persona determinada y única.
De nada vale el esfuerzo para preservar el lugar de un hecho y hacer
un adecuado levantamiento de huellas, si después no se cuenta con
impresiones decadactilares que nos permitan identificar a los autores.
Los medios que se emplean para la toma de impresiones decadactilares
son:
– Tinta adecuada para este fin.
– Rodillo para aplicar la tinta.
– Cristal sobre el que se extenderá la tinta con el rodillo.
– Tablilla que consta de dos presillas metálicas para sujetar el mode-
lo y un mango de madera al centro por la otra cara para manipular
la tablilla.
– Modelos para la toma de impresiones.
Los pasos que se deben cumplir para tomar correctamente una im-
presión decadactilar sobre los modelos de identificación personal e
identificación delictiva son los siguientes:2
– Asegurar la limpieza de las manos del ciudadano, para lo que se
puede emplear jabón, alcohol, gasolina, etcétera.
– Llenar el modelo donde se tomarán las impresiones con los datos
según el documento de identidad.
– Garantizar la firma del modelo por el ciudadano y el funcionario
que toma las impresiones.
– Doblar el modelo de forma que se puedan tomar las impresiones
de la mano derecha.
– Situar el modelo en la tablilla para tomar las impresiones de la mano
derecha.
2
Tomado del libro Identificación y Registros, de Pablo Arenas, presentado en el XIII Fórum de
Ciencia y Técnica, Ciudad de La Habana, 2000.
24
– Verter tinta en el cristal y estirar la misma suficientemente con el
rodillo.
– Impregnar de tinta la primera falange de los dedos de la mano
derecha, comenzando por el pulgar.
– Tomar las impresiones volteadas de cada dedo de la mano dere-
cha, comenzando por el pulgar en las casillas correspondientes.
– Virar el modelo en la tablilla para tomar las impresiones de la mano
izquierda.
– Impregnar de tinta la primera falange de los dedos de la mano
izquierda, comenzando por el pulgar.
– Tomar las impresiones volteadas de cada dedo de la mano izquier-
da, comenzando por el pulgar en las casillas correspondientes.
– Desdoblar el modelo y colocarlo en una superficie plana (mesa).
– Impregnar de tinta las dos primeras falanges de los dedos de la
mano derecha, comenzando por el pulgar.
– Tomar las impresiones simultáneas, primero del pulgar de la mano
derecha y luego de los restantes dedos al unísono (juntos).
– Impregnar de tinta las dos primeras falanges de los dedos de la
mano izquierda, comenzando por el pulgar.
– Tomar las impresiones simultáneas, primero del pulgar de la mano
izquierda y luego de los restantes dedos al unísono (juntos).
– Limpiar los dedos del ciudadano.
– Orear el modelo para acelerar el secado de la tinta y evitar su corri-
miento.
Las impresiones volteadas se toman sosteniendo fijamente el dedo y
manipulando la tablilla por el mango con una rotación transversal de
izquierda a derecha de forma que se tome la impresión de cada dedo
de derecha a izquierda a todo lo ancho del mismo. Las impresiones
simultáneas se toman presionando la yema de los dedos en dirección
vertical al modelo sin imprimirles otro movimiento.
Se considera “empastelada” una impresión cuando no es posible apre-
ciar con suficiente precisión el dibujo y en particular su núcleo (cen-
tro), por exceso de tinta en el dedo, mala aplicación de la tinta en el
dedo, demasiada presión de la tablilla contra el dedo o por fricción del
dedo sobre el modelo mientras se toma la impresión. El efecto contra-
rio ocurre cuando la tinta se aplicó insuficientemente en el dedo, o se
secó en el mismo o no se ejerció la suficiente presión con la tablilla.
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El Sistema Automatizado de Identificación de Huellas e Impresiones
digitales (CUFIS) constituye una versión cubana de los sistemas AFIS
(Automated Fingerprint Identification Sistems) utilizados por los paí-
ses más desarrollados en la lucha contra el delito. La puesta en explo-
tación del CUFIS se realizó en el año 1995; logrando esclarecer por
esta vía, en los últimos ocho años, una cantidad mayor de casos que
la que, en su conjunto, esclarecieron todos los Sistemas Monodactilares
que existieron en nuestro país con anterioridad. En la actualidad se
desarrolla una nueva versión, el Sistema Cubano de Identificación
Dactiloscópica (SCID), el cual logra un amplio rango de optimización,
velocidad e introducción de huellas e impresiones en la base de datos;
en esencia mejora considerablemente todo su funcionamiento
interactivo con el operador.
Cuestiones que resuelven los peritajes de la especialidad de Derma-
toscopía:
– Identificación del autor de un delito por medio de:
Huellas digitales. (Dactiloscopía)
Huellas palmares. (Quiroscopía)
Huellas podorales. (Podoscopía)
Huellas labiales. (Queiloscopía)
Estas huellas son comparadas con sus impresiones mediante cotejo
directo.
– Identificación del autor de un delito por medio de la búsqueda en el
Registro Monodactilar.
– Identificación del autor de un delito mediante la comparación de
las impresiones que están en el registro con las huellas sin identifi-
car de casos pendientes por esclarecer (digitales y palmares).
Determinaciones operativas en el lugar del suceso:
• Huellas digitales, palmares y podorales.
• Huellas podorales: si una o más personas pudieron haber partici-
pado en la comisión del delito.
Necrodactilia
La Necrodactilia nos permite la toma de impresiones a los cadáveres
para identificarlos.
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Observaciones:
• Los objetos ocupados, para revelar huellas papilares en el labora-
torio, deben embalarse de forma tal que su superficie no esté en
contacto con las paredes del embalaje.
• Los documentos (papel, cartón o cartulina) pueden ser enviados
en sobres de nylon o papel.
• La manipulación de todo objeto (evidencia) que se ocupe para ser
trabajado por esta especialidad, debe hacerse con guantes y, en
ausencia de estos, hacerlo tratando de no dejar las huellas de quien
lo manipula.
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Para solicitar un Retrato Hablado deben tenerse en cuenta los aspec-
tos siguientes:
• Verificar que la víctima o el testigo estén realmente en condiciones
de realizarlo.
• El testigo o la víctima pueden describir al comisor o comisores aten-
diendo a:
– Iluminación del lugar en el momento en que ocurrió el hecho.
– Distancia a la que se encontraban de la persona.
– Si recuerdan realmente los rasgos externos de la cara.
• No se puede enviar a la víctima o testigo solo para realizar el Retra-
to Hablado.
• A la hora de trasladar menores de edad, considerar su capacidad
descriptiva, por ejemplo: inteligencia, edad y personalidad. Siem-
pre tiene que venir acompañado de sus padres o de un represen-
tante legal.
• En los casos donde haya existido violencia, se debe esperar un pla-
zo no menor de tres horas para lograr que pase el shock nervioso.
Los peritajes que se realizan en la especialidad de IPRE son:
– Reconstrucción escultórico-facial.
– Superposición cráneo-fotográfica.
– Comparación, modificación y reproducción fotográficas.
Especialidad de Documentología
La especialidad de Documentología desempeña las funciones siguien-
tes:
– La investigación criminalística de los documentos:
Se estudian los documentos dubitados, estableciendo en unos la
identificación de la persona por su escritura y firma y, en otros,
la autenticidad del documento en sí, así como el método de impre-
sión empleado. Para ello se cuenta con metodologías de trabajo y
con los registros criminalísticos que permiten el seguimiento ope-
rativo en el esclarecimiento del delito.
– El desarrollo de nuevas tecnologías de trabajo (investigaciones cien-
tíficas):
28
A partir de la década de los noventa del siglo XX esta especialidad
ha tenido un reto, teniendo en cuenta la inclusión en nuestro país
de nuevos medios de pago, el desarrollo tecnológico, así como el
incremento del turismo y nuevas tipicidades delictivas. Esta situa-
ción ha obligado a desarrollar investigaciones científicas y perfec-
cionar las técnicas y los métodos de trabajo pericial.
– Creación de pautas y normas para la prevención de los delitos:
Los criterios de los peritos de esta especialidad son tomados en
cuenta para la confección de nuevos documentos de seguridad,
tales como: los de identidad, de pago y chapas de vehículos. De
igual forma, sus opiniones desempeñan un papel importante en
las Investigaciones Criminalísticas Técnicas Profilácticas.
En nuestros días, no se requiere ser un especialista para la imita-
ción con efectiva similitud de los más disímiles documentos, desde
medios de pago hasta de envases de productos comerciales. Los
progresos técnicos, realizados en el campo de la imprenta y de la
reproducción, permiten que alguien sin una destreza particular, se
convierta en un falsificador.
Las falsificaciones de documentos de identidad y medios de pago
se vinculan a los delitos de más incidencia y de mayores daños
sociales y económicos, tales como: los delitos económicos, contra el
patrimonio, contra la fe pública, contra la seguridad del estado, el
narcotráfico, el terrorismo y el tráfico de personas.
Esta especialidad se vio precisada de metodologías de investiga-
ción de medios de pago, cuyo objetivo general sería dotar a la
Documentología de las “herramientas” necesarias para la investi-
gación de esos medios, con los objetivos específicos de lograr la
disminución de la incidencia de falsificaciones de medios de pago
en el flujo bancario nacional, agilizar y profesionalizar las investi-
gaciones ante hechos de falsificaciones de la moneda nacional, li-
bremente convertible y tarjetas de crédito, así como garantizar la
información sobre los billetes y monedas de incidencia en el siste-
ma bancario nacional (medidas de seguridad, características y sus
falsificaciones).
Igualmente se requirió profundizar y adecuar las investigaciones
de las mecanografías, por la inserción en nuestras pericias de nue-
vos tipos y sistemas de máquinas de escribir; las que por sus carac-
terísticas diferían en las posibilidades investigativas de las
mecánicas y eléctricas. El desarrollo alcanzado por las tecnologías
29
de impresiones industriales y de equipos destinados a oficinas o
reproducciones de pequeño volumen, obligó a estudios para su
conocimiento y caracterización.
Similar situación ocurrió al incrementarse las solicitudes periciales
relacionadas con la edición, revelación y almacenamiento de infor-
mación en formato electrónico, que dictó nuevas normas de en-
frentamiento y tratamiento del documento para su investigación,
con vistas a la obtención de mejores resultados periciales.
Cuestiones que resuelven los peritajes de la especialidad de Documen-
tología:
Firmas
– Si la firma investigada posee valor identificativo.
– Identificación del autor de una o varias firmas investigadas.
– Si la firma investigada se encuentra falsificada y el método utilizado.
Texto mecanografiado
– Si posee valor identificativo.
– Marca y país de fabricación de la máquina utilizada para su con-
fección.
– Identificación de la máquina específica.
– Identificación del mecanógrafo (ejecutor).
– Si se trata de un documento original o de una copia.
– Orden en el que se obtuvieron las copias.
Texto impreso
– Sistema de impresión.
– Técnica de impresión.
30
– Equipo impresor.
– Calidad de la impresión.
Falsificaciones
– Si existe falsificación.
– Si la misma es intelectual o material (total o parcial).
– Método utilizado.
Revelado de texto
– Si existe texto.
– Si tiene valor identificativo.
– El contenido textual que se revela.
Observación:
• El texto puede ser revelado en documentos deteriorados (fragmen-
tados, arrugados, quemados, manchados y debilitados), en papel
carbón y en cinta de máquina de escribir.
Análisis de contenido
– Si con el texto se puede realizar el análisis.
– La personalidad del autor intelectual del texto investigado.
– La edad y el nivel cultural.
– El sexo y la profesión o el oficio.
– Zona de vinculación con alguna región del país.
– Si dos o más textos fueron ideados por una o más personas.
– Si el texto investigado fue ideado por determinada persona.
31
Observaciones:
• Los textos investigados deben ser abundantes cualitativa y cuantita-
tivamente.
• Los modelos comparativos deben contener textos de carácter libre
y de similar estructura a la de los investigados.
Análisis grafológico
La grafología “es la ciencia que tiene por objeto el estudio del carácter,
del temperamento y de la personalidad, mediante el análisis e inter-
pretación de los aspectos de movimiento, espacio y forma en la escri-
tura manuscrita”.3
El primer tratado sobre este tema data de 1622 y los esfuerzos por su
sistematización comenzaron en 1872, con el trabajo del abad francés
Hypolite Michón, quien dio nombre a la Grafología. Tanto Michón
como su compatriota Jules Crépieux-Jamin desarrollaron la llamada
Escuela de los Signos Aislados, que pretendía relacionar elementos
específicos de la escritura con rasgos concretos de personalidad.
El análisis grafológico como actividad pericial es de reciente incorpo-
ración a la práctica pericial cubana, en la especialidad de Documen-
tología, aunque la Grafología es tan antigua como el primer escrito
trazado por la mano del hombre.
En la escritura, pueden estudiarse las facultades intelectuales, el gra-
do de voluntad, las condiciones morales, el temperamento y los dife-
rentes estados psicofisiológicos.
Al igual que en la expresión oral, los cambios generales en la escritu-
ra, se corresponden perfectamente con el estado psíquico de la perso-
na. Los gestos gráficos caracterizan la inteligencia y voluntad, por lo
que las diferencias entre las escrituras reflejan las diferencias entre
las personas.
El estudio de la grafía, mediante características o elementos de ella,
permite caracterizar al ejecutor de un determinado texto, diagnosticando
3
MARITZA DÍAZ DOMÍNGUEZ: Diccionario Ilustrado de Documentología, Editorial SI-MAR S.A.,
Ciudad de La Habana, 2003, p. 34.
32
específicamente sobre su carácter, temperamento y tendencias psico-
lógicas.
La Grafología en el mundo posee diversas aplicaciones, como son:
• El conocimiento de la personalidad.
• La selección de personas para determinadas plazas laborales.
• La compatibilidad de caracteres en las parejas.
• La detección de problemas psicológicos en los niños (Grafología
Infantil).
• La detección de enfermedades o problemas físicos (Grafopatología).
• La utilización en la esfera jurídica (peritaje criminalístico).4
En la metodología cubana de Análisis Grafológico se recogen los ele-
mentos necesarios para realizar un peritaje de caracterización, utili-
zando los principios de esta ciencia, siguiendo los pasos de la manera
que facilitan y hacen más objetivo el peritaje.
La aplicación de dicho análisis en nuestro país resulta ser eficiente,
fundamentalmente, en tres vías:
• En la orientación de la investigación.
• En la preparación para el interrogatorio.
• Como dictamen pericial criminalístico.
La Metodología Pericial Criminalística, que se comenzó a aplicar en el
año 2000 en la investigación de delitos de asesinatos, corrupciones de
menores y violaciones, fundamentalmente, ha aportado a la Instruc-
ción elementos que en unos casos han caracterizado fehacientemente
al autor del hecho y en otros han servido para reducir el círculo de
sospechosos.
Para la realización del peritaje se tienen en cuenta los siguientes ele-
mentos:
– Zonas (superior, media e inferior).
– Espacios (Se ubican entre los renglones, las palabras y las letras).
4
Tomado del artículo “Grafología”, elaborado por Mauricio Xandró y Juan Allende del Campo,
en Internet (2003). Servidor: http://perso.wanadoo.es/avgar/grafolog.htm
33
– Enlaces.
– Partes de la letra.
– Márgenes.
¿Qué se necesita?
Mejoramiento de imágenes
– Mejorar la calidad fotográfica para facilitar la búsqueda de objetos
y(o) personas.
¿Qué se necesita?
• Fotografía objeto de interés.
36
– Determinar las causas que provocaron el incendio.
– Medidas profilácticas para evitar que se repitan.
Peritajes técnico-mecánicos
– Determinar las causas que produjeron el accidente.
– Estado técnico de los sistemas de frenos.
– Estado técnico del sistema de la dirección.
– Estado técnico de la iluminación.
– Estado general de un vehículo.
– Estado técnico de los neumáticos.
– Profilaxis para evitar accidentes.
37
– Estudio de causas y condiciones para eliminar malversaciones,
robos y otros.
Peritaje metalográfico
• Si la avería fue producida por defecto de fabricación o por un es-
fuerzo superior a la resistencia mecánica para la que fue diseñada
la pieza o equipo.
• Determinar dureza, composición química y características mecáni-
cas de los metales.
¿Qué se necesita?
• La pieza averiada.
• Una muestra de una pieza original.
• Tecnología de fabricación de dicha pieza o equipo.
• Características constructivas de la pieza o equipo.
Pintantes
Estas al entrar en contacto con el cuerpo o ropas del delincuente ofre-
cen una coloración característica de la sustancia usada, perceptible a
simple vista.
Luminiscentes
Son sustancias totalmente invisibles y se detectan con el empleo de
técnicas especializadas.
Especiales
Son las que se emplean en alimentos, combustibles, licores y otras que
se revelan mediante otro reactivo químico específico.
Olorosas
Son las que nos permiten conocer el rastro, así como encontrar a la
persona contaminada con dicha sustancia mediante el empleo de la
Técnica Canina.
Aplicaciones profilácticas
Son las encaminadas a la prevención o profilaxis de hechos en fábri-
cas, industrias y objetivos de comercios y servicios, donde la actividad
delictiva puede causar daños a la economía.
39
¿Cómo se solicita?
• Mediante el modelo de solicitud de las aplicaciones, señalando bre-
vemente la finalidad del trabajo.
• Las solicitudes podrán realizarse en las Secciones Territoriales de
Criminalística o en el Laboratorio Central o Provincial, según sea
el caso.
• Si se necesita con urgencia la presencia del perito, se solicitará al
laboratorio, especificando la premura.
Perros de rastros
– Seguir rastros.
– Selección de personas y objetos.
– Registros de terrenos y locales.
Perros de drogas
– Registro de locales, terrenos, vehículos, personas y otros.
Perros de explosivos
– Registro de locales, terrenos, vehículos, personas y otros.
40
empleados para su captación, conservación y posterior comparación
con las impresiones olorosas de los ciudadanos sospechosos de un
delito investigado.5
La huella olorosa no es más que una microhuella “invisible” a la per-
cepción humana, formada por ácidos grasos volátiles, aminoácidos y
otros olores adicionales del cuerpo productor (humano), que puede
ser captada por el perito criminalista con la utilización de medios es-
peciales, tales como: paños odoríficos, frascos y pinzas estériles, de
los lugares en que se sospeche el contacto pleno del individuo con el
objeto o lugar.
En cualquier lugar donde el individuo toque, roce o camine, deja su
olor, aunque utilice guantes o zapatos para no dejar sus huellas
papilares. Ha sido demostrado que se pueden obtener huellas oloro-
sas en cualquier superficie (madera, asfalto, plástico, papel, cerámi-
ca, líquidos, etc.), aún cuando estos objetos o lugares no se encuentren
preservados y hayan sido tocados por más de una persona.
Además, se ha comprobado en la práctica pericial que se pueden obte-
ner huellas olorosas de cadáveres, de máculas hemáticas, de orina, de
heces fecales, de saliva, de huellas dermatoscópicas sin valor identi-
ficativo y de huellas de calzado.
Es necesario conocer que el olor humano está compuesto por produc-
tos de la fermentación de la grasa de la piel, ácidos grasos volátiles de
bajo peso molecular, aminoácidos y otras sustancias de excreción y
secreción que intervienen en el metabolismo, así como por los olores
provenientes de la alimentación, perfumes, cosméticos, vicios (taba-
co, café, alcohol o drogas diversas), medicamentos y del medio am-
biente donde se vive o trabaja, toda esta mezcla de olores forma un
complejo-olor único de cada persona que es irrepetible y le concede al
olor humano un carácter individualizante, por lo tanto permite la iden-
tificación de personas.
En este sentido la Criminalística cubana ha comprobado que el olor
en las diferentes partes del cuerpo de un individuo es el mismo, incluso
5
Para mayor información sobre esta especialidad, puede consultarse nuestro artículo “La
Odorología Criminalística en Cuba”, en Revista Cubana de Derecho No. 21, Enero-Junio
2003, pp. 87-104.
41
perdura después de su muerte, lo que ha permitido identificar a un
individuo por la impresión olorosa de su cintura, aunque la huella
olorosa haya sido dejada por las manos de este ciudadano.
Esta especialidad tiene las ventajas siguientes:
– Permite obtener huellas olorosas, aun cuando el lugar del hecho, el
objeto o el individuo no se encuentren preservados o estén conta-
minados con olores ajenos.
– Se pueden obtener olores en huellas de calzado, de pies desnudos,
dermatoscópicas sin valor identificativo, de secreciones y fluidos
biológicos, del asfalto, del césped, de las vías de penetración al in-
mueble o vehículo, de personas, de animales y en general de obje-
tos de cualquier constitución.
¿Qué resuelve este peritaje?
– La identificación de uno o más individuos por las huellas olorosas
levantadas en el lugar del suceso.
¿Qué se necesita?
– Huellas olorosas levantadas en paños estériles y conservados en
envases herméticos, ya sea mediante el método de la extracción o
mediante la superposición del paño.
– Impresiones olorosas de los sospechosos, tomadas también con
paños estériles y conservados en envases herméticos.
Las huellas de olores se toman cuando en el lugar del suceso existan
objetos o lugares que hayan sido tocados o pisados por los autores.
En el caso que se utilice la pistola de extracción de olores, es posible
tomar las huellas olorosas en las superficies de los fluidos, que pueden
ser líquidos que hayan sido tocados o pisados por los autores.
42
Operativas de las Secciones Territoriales de Criminalística de la capital
y las de provincias.
6
EDMOND LOCARD: Manual de Técnica Policíaca, traducido de la segunda edición francesa por A.
Bon, Editor José Montesó, Barcelona, 1954, p. 26.
43
Especialidad de Informática criminalística
Esta es la especialidad de más reciente creación en la Técnica Crimi-
nalística cubana (2001).
Realiza el estudio criminalístico de las evidencias de carácter infor-
mático con el objetivo de aportar elementos para el esclarecimiento de
los hechos delictivos.
Las evidencias informáticas son los productos de las Nuevas Tecno-
logías de la Información y las Comunicaciones (NTIC) capaces de
producir o soportar datos que permitan contribuir a la demostración
científica de la actividad delictiva que fue cometida.
Las evidencias informáticas se clasifican como receptoras y produc-
toras de huellas.
Las evidencias receptoras de huellas son soportes no convencionales
de información que almacenan o memorizan datos presuntamente
probatorios, con independencia del procedimiento tecnológico emplea-
do para grabarlos, por ejemplo, los siguientes:
• Procedimientos magnéticos: discos flexibles (extraíbles) y duros
(fijos), tarjetas de crédito, débito y de acceso, tapebackup, iomega
ZIP.
• Procedimientos ópticos: CD-R, CD-RW, DVD.
• Procedimientos electrónicos: EPROM, EEPROM.
• Procedimientos mecánicos: tarjetas perforadas.
Las evidencias productoras de huellas son los ordenadores, medios
electrónicos de comunicación, dispositivos y programas de cómputo
que permitan en conjunto la visualización, modificación, copia, repro-
ducción y transmisión de datos confidenciales almacenados. Partici-
pan como “instrumento idóneo” en la ejecución del delito o como
bitácoras de información. Como ejemplos de estas evidencias son los
siguientes:
• Ordenadores con los periféricos de entrada y salida indispensa-
bles.
• Ordenadores con dispositivos y aplicaciones para la adquisición,
copia y reproducción de imágenes.
44
• Ordenadores con dispositivos para la transmisión y acceso remoto
a datos (MODEM).
• Agendas electrónicas o diarios digitales.
• Dispositivos de copia de pistas de bandas magnéticas (Skimmer),
sotfware para la lectura y descarga de pistas de tarjetas de banda
magnética, programas malignos (caballos de troya, bombas lógi-
cas y otros).
El desarrollo científico-tecnológico ha proporcionado nuevas posibili-
dades de delincuencia, que han sido denominadas por diferentes
autores como Delitos Informáticos, Delitos Electrónicos, Delitos rela-
cionados con los Ordenadores, Crímenes por Ordenador y otras.
Se definen como “aquellas conductas que ponen en peligro o lesionan
la integridad, confidencialidad y/o disponibilidad de los datos y siste-
mas informáticos, sin perjuicio de que, además, puedan suponer peli-
gro y lesión de bienes jurídicos distintos”.7
Las conductas que menoscaban este bien jurídico son las siguientes:
– Acceso no autorizado a servicios y sistemas informáticos.
– Fraude informático.
– Falsificación informática.
– Sabotaje informático.
El sabotaje informático doctrinalmente es el acto de borrar, suprimir o
modificar sin autorización funciones o datos del sistema informático
(hardware y/o software) con intención de obstaculizar el funciona-
miento normal del sistema.8
Esta clase de actividad ha sido tipificada como delito en legislaciones
a escala mundial, siendo sometida a sanciones penales. Por ejemplo,
el Código Penal de Ecuador, en el artículo 415, tipifica este delito como
“Daño Informático”, imponiendo una sanción de seis meses a tres
años y multa de 60 a 150 dólares para aquel que en forma maliciosa,
destruya, altere, suprima o inutilice programas, bases de datos o sis-
7
Definiciones dadas por la Dra. María Cristina Vallejo en “El sabotaje o daño informático”,
Revista Judicial. Tomado de Internet (2003), E-mail: judicial@uio.satnet.net
8
Idem.
45
tema de redes o sus partes, o impida, obstaculice o modifique su fun-
cionamiento. La pena se agrava de 3 a 5 años y multa de 200 a 600
dólares en caso de que afectare datos contenidos en las computadoras
o en el sistema de redes destinado a prestar un servicio público o que
tengan que ver con la Defensa Nacional.
Bibliografía
ARENAS, PABLO: Identificación y Registros, XIII Fórum de Ciencia y Técnica,
Ciudad de La Habana, 2000.
COLECTIVO DE AUTORES: Manual de Biología Criminalística, Editorial SI-MAR
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DÍAZ DOMÍNGUEZ, MARITZA: Diccionario Ilustrado de Documentología, Editorial
SI-MAR S.A., Ciudad de La Habana, 2003.
FONTES CAPOTE, HOMERO: “El Incendio, su investigación, síntomas y causas”,
Editorial SI-MAR S.A., Ciudad de La Habana, 2003.
HERNÁNDEZ DE LA TORRE, RAFAEL: La ciencia criminalística, Universidad de La
Habana, Ciudad de La Habana, 2002.
HERNÁNDEZ DE LA TORRE, RAFAEL: La Odorología Criminalística en Cuba, Revis-
ta Cubana de Derecho No. 21, Ciudad de La Habana, Enero-Junio 2003.
LOCARD, EDMOND: Manual de Técnica Policíaca, Traducido de la segunda edi-
ción francesa por A. Bon, Editor José Montesó, Barcelona, 1954.
PICO ABELLO, ERNESTO: La Informática Criminalística en el esclarecimiento del
delito. Respuesta pericial y proyección nacional de la especialidad. LCC,
Ciudad de La Habana, 2002.
POSADA JEANJACQUES, JOSÉ ÁNGEL: Tratado de Balística Criminalística, Editorial
SI-MAR S.A., Ciudad de La Habana, 2003.
VALLEJO, MARÍA CRISTINA: El sabotaje o daño informático. Revista Judicial,
Internet (2003), E-mail: judicial@uio.satnet.net
XANDRÓ, MAURICIO y JUAN ALLENDE DEL CAMPO: Grafología, Tomado de Internet
(2003). Servidor: http://perso.wanadoo.es/avgar/grafolog.htm
46
Capítulo II
LA ESCUELA CUBANA DE CRIMINALÍSTICA
Humanismo
Se manifiesta en el conjunto de ideas que expresan respeto a la digni-
dad humana, preocupación por el desarrollo multilateral del hombre
y por crearle condiciones favorables de vida social, estableciendo rela-
ciones auténticamente humanas entre los peritos y quienes se relacio-
48
nan con ellos, con la convicción de que el hombre es amigo del hom-
bre, es su compañero y hermano.
El principio humanista sirve de sustento a todo el trabajo pericial, en
el cual se destaca la capacidad del perito criminalista para entender y
transformar el mundo que le ha tocado vivir, mediante un comporta-
miento individual de mejoramiento profesional y humano, donde pri-
ma la ética, la funcionalidad y la profesionalidad. Mientras mayores
sean los niveles culturales y profesionales que posean los peritos
criminalistas, mayores han de ser la sencillez y la naturalidad que los
caractericen.
Internacionalismo
Como principio ideológico de la solidaridad internacional de los tra-
bajadores de todo el mundo, se ha manifestado en la ayuda a otros
pueblos en el desarrollo de sus técnicas periciales criminalísticas y en
la preparación de las fuerzas para desempeñar con eficiencia el en-
frentamiento a los hechos delictivos.
El postulado martiano de “Patria es humanidad” significa el respeto
a la cultura, el idioma, los derechos y las costumbres de otras nacio-
nes. La colaboración fraternal con criminalistas de otros países se ha
caracterizado por el criterio de que el internacionalismo de los cubanos
no significa dar lo que nos sobra, sino compartir lo poco que tenemos.
Ética profesional
Es una prolongación de la Ética general vigente en la sociedad. Se
corresponde con los principios, categorías, juicios y valoraciones mo-
rales que están presentes en el cumplimiento de las misiones periciales
y en la conducta a observar en cualquier lugar donde se encuentre el
perito criminalista, tanto en el lugar del suceso como en el laboratorio,
en su actuar permanente, en las relaciones con sus compañeros, jefes,
subordinados, alumnos y con los perjudicados de las acciones
delictivas, a los cuales debe evitar victimizar y por tanto satisfacer sus
expectativas del actuar de la Policía y en particular del desempeño del
perito criminalista. Incluye, además, la adecuada preparación técnica
especializada, el alto desarrollo político ideológico, la disciplina
conciente, la rigurosa protección del secreto militar, el amor y la entrega
desinteresada a la Especialidad Criminalística.
49
Educación permanente
Desde antes de nuestra era, el célebre filósofo griego Platón abogó por
la educación a todo lo largo de la vida del hombre; en el siglo XVII el
destacado pedagogo de Bohemia Juan A. Commenio señaló que “toda
la vida es una escuela para los hombres, del nacimiento a la tumba” y
en la actualidad existe el consenso de que el aprendizaje del hombre
no termina en la escuela, sino que es un proceso que dura toda la
vida.
El principio de Educación permanente significa que no hay una etapa
para estudiar y otra para actuar, que aprender y actuar forman parte
de un proceso que se inicia con el nacimiento y termina con la muerte
del individuo.
El conocimiento desempeña un papel central en el paradigma produc-
tivo de la sociedad del tercer milenio, por lo que para la Criminalística
cubana la educación permanente quiere decir, no solo poseer los cono-
cimientos y las técnicas que nos permitan desempeñarnos eficientemente
en nuestra labor cotidiana, sino estar capacitados para aprender y
reaprender de manera constante, de acuerdo con el vertiginoso desarrollo
en las esferas educativa, cultural y científico-tecnológica.
Los antecedentes históricos y las labores periciales y docentes de-
sarrolladas por los criminalistas cubanos desde 1963, permiten hablar
con suficiente propiedad de la Escuela Cubana de Criminalística, cu-
yas fuentes se encuentran en el Derecho español, en las Criminalís-
ticas anglosajona, eslava y germana y en los antecedentes jurídicos y
criminalísticos cubanos.
El Derecho hispano fue implantado en nuestro país desde 1492, cuan-
do se produjo el encuentro entre las dos culturas, debido a que los
colonizadores junto con sus instituciones políticas, morales y religio-
sas trajeron su propio Derecho, el cual se puso de manifiesto en nues-
tros códigos y prácticas judiciales.
Uno de los aspectos prácticos en que se manifiesta esta influencia es
en la disposición de actuaciones, mandamientos, autos y diligencias
judiciales dictados por el Derecho Procesal Penal y que en la Crimi-
nalística cubana denominamos Acciones de Instrucción, las que tie-
nen su origen en las prácticas judiciales establecidas por la legislación
hispana.
50
La influencia anglosajona (en nuestra opinión resultaría más es-
pecifico señalar la influencia norteamericana) se produjo en el pe-
ríodo de 1902 a 1959, cuando tuvimos una seudorrepública con la
dominación neocolonial norteamericana. En esa etapa el asesora-
miento y nuestro principal equipamiento provenían de los Estados
Unidos de América, por lo que existía una subordinación de nues-
tros aparatos investigativos a los que realizaban tales acciones en
ese país.
51
Algunos de los elementos distintivos de la Escuela Cubana de
Criminalística son:
– La diferenciación del Experimento de Instrucción y de la Recons-
trucción de los Hechos como Acciones de Instrucción independientes.
– La concepción acerca de que el perito que realiza el trabajo en el
lugar del suceso puede continuar la investigación en el laboratorio.
– La especialidad de Averías, Explosiones e Incendios (AVEXI) que
constituye una integración de elementos de las escuelas eslava y
anglosajona, con las propias tradiciones y características cubanas.
– La especialidad denominada Lugar del Suceso, destinada al en-
frentamiento técnico criminalístico de los hechos delictivos. Nues-
tra especialidad realizó un cambio de paradigma, dirigido a
potenciar el trabajo en el lugar del suceso, con la elevación de los
niveles cultural y profesional de los peritos, especialmente seleccio-
nados y preparados para esta labor, organizados en las guardias
operativas y en directa vinculación con los laboratorios de crimina-
lística, para procesar todas las huellas y evidencias descubiertas
durante la Inspección del Lugar del Suceso o la ejecución de otras
Acciones de Instrucción reguladas por la Táctica Criminalística.
– La especialidad de Botánica criminalística. La formación de los
botánicos criminalistas se inició a partir de 1996, con la participa-
ción de los peritos biólogos de los Laboratorios Provinciales de
Criminalística, lo que ha dado muy buenos resultados en la prácti-
ca pericial cubana, teniendo en cuenta la integración profesional
de un criminalista con conocimientos botánicos. En otros países,
cuando se requiere investigar pericialmente una huella vegetal, se
debe solicitar la colaboración de especialistas botánicos que perte-
necen a otras instituciones.
– La realización de los peritajes de Análisis de Contenido de los tex-
tos, en la especialidad de Documentología, que se han desarrolla-
do de un modo particularmente cubano, integrando elementos de
la Lingüística, la Psicología y la Gramática.
– La ejecución de Investigaciones Criminalísticas Técnicas Profi-
lácticas, en las que participan un grupo multidisciplinario de peri-
tos y que como resultado del trabajo proponen medidas concretas
a las instituciones, con vistas a prevenir accidentes de todo tipo,
así como la comisión de hechos delictivos.
52
– La actividad docente que se realiza en los propios Laboratorios de
Criminalística, con el claustro integrado por los peritos de mayor
experiencia profesional, mediante la planificación, organización, eje-
cución, control y evaluación del proceso de formación y desarrollo
de los recursos humanos, dirigido no solo a las fuerzas de la especia-
lidad, sino también a otros profesionales que emplean los conoci-
mientos de esta ciencia en sus actividades diarias, como son los
instructores, jueces, fiscales, abogados y profesores de Criminalística.
La Escuela Cubana de Criminalística, como integrante de la gran pa-
tria latinoamericana, estudia a los autores de los países hermanos e
incorpora a nuestra práctica pericial los logros alcanzados por ellos,
tal y como hicimos a principios del siglo XX con los aportes dados a la
Dactiloscopía por Juan Vucetich Kavacevich, representante argentino
que tanta gloria dio a nuestra América Latina. Igual procedimiento
realizamos con los aportes de los colegas del resto del mundo.
El establecimiento de la Escuela Cubana de Criminalística no es con-
secuencia de un nacionalismo estrecho, sino derivado de un pensa-
miento en la actual situación internacional, al vernos como nunca antes
necesitados de emplear al máximo nuestros valores, de rescatar nues-
tras tradiciones y de crear las bases que garanticen el futuro y la esta-
bilidad teórica de nuestro sistema científico criminalístico.
Bibliografía
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ratorio Central de Criminalística, Ciudad de La Habana, 1983.
HERNÁNDEZ DE LA TORRE, RAFAEL: Apuntes sobre personalidades de la Ciencia
Criminalística, II Simposio de la Técnica Criminalística, TecniCrim’94,
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Criminalística, Conferencia Magistral, Congreso Internacional Ciencias
Penales’ 2000, Ciudad de La Habana, 2000.
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Ciudad de La Habana, 2001.
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una necesidad, Ed. Universidad de La Habana, Ciudad de La Habana,
1993.
53
LARA ALONSO, JULIO: La verdad irrebatible sobre el crimen de Barbados, Editora
Política, Ciudad de La Habana, 1986.
TÜNNERMANN BERNHEIM, CARLOS: La Educación Permanente y su impacto en la
educación superior. Nuevos documentos sobre Educación Superior,
UNESCO, 1995.
54
Capítulo III
FUNDAMENTOS DE LA IDENTIFICACIÓN
CRIMINALÍSTICA
1
JULIO A. F ERNÁNDEZ PEREIRA: Teoría general, técnica, táctica y metodología criminalísticas,
1ra y 2da partes, Universidad de La Habana, Ciudad de La Habana, 1991.
55
mentos teóricos, fundando la Antropometría y como resultado de ella
el Retrato Hablado y la Fotografía Signalética, creando con ello la po-
sibilidad de establecer de manera rápida, segura y objetiva la perso-
nalidad de los delincuentes reincidentes. No obstante a lo anterior, el
desarrollo fundamental de la teoría de la Identificación Criminalística
se le atribuye al ruso S. M. Potapov quien formuló sus aspectos fun-
damentales en el artículo “Principios de la Identificación Criminalística”
en el primer número de la revista El Estado y el Derecho Soviético,
del año l940. A partir de este momento la Identificación Criminalística
tomó carácter de teoría, poseyendo un conjunto de especificidades
que la diferencian de la identificación que se realiza en las investiga-
ciones físicas, químicas, médicas, etc. Estas especificidades son las
siguientes:
– Los objetos de la identificación criminalística son cuerpos indivi-
dualmente determinados por su existencia espacio-temporal que
poseen constitución estable.
– La Identificación criminalística se realiza por los reflejos estables
de las propiedades de los objetos identificados.
– La esfera de la identificación no está limitada al peritaje, puede ser
utilizada en la realización de cualesquiera de las acciones de ins-
trucción.
Estas especificidades caracterizan únicamente a la Identificación
Criminalística, ya que cualquier otro tipo de identificación utilizada
en el proceso penal, por ejemplo la identificación en el peritaje médico-
legal, solo cumple con las dos primeras especificidades citadas.
La elaboración científica de la teoría de la Identificación criminalística
tuvo su expresión más acabada cuando toma como fundamento a los
principios de la filosofía marxista-leninista, que reflejan las leyes de la
realidad objetiva y los fenómenos del mundo material, sus relaciones,
interdependencias, etc. Esta teoría puede definirse como el sistema de
reglas y conceptos relacionados con la demostración de la identidad o
ausencia de ella. En el proceso de Identificación criminalística se exi-
ge que la identificación se realice con un carácter legal procesal, que
se cumpla estrictamente la metodología y que las conclusiones que
resulten como resultado del proceso de identificación sean veraces,
que no admitan ser refutadas.
La primera cuestión a considerar en la identificación radica en el prin-
cipio siguiente, construido sobre la base del materialismo dialéctico y
56
que resulta fundamental para la identificación criminalística: “Todos
los objetos y fenómenos del mundo material son individuales, es de-
cir, solo son idénticos a sí mismos”. Quiere esto decir que un objeto no
se repite y que es diferente a cualquier otro, incluyéndose ahí a los que
sean semejantes.
57
Cuando hablamos de semejanza, se trata de la pertenencia del objeto
a determinado grupo, género o tipo genérico, es decir, la coinciden-
cia de un objeto con otra serie de ellos en un conjunto de carac-
terísticas generales como: dimensiones, color, aspecto exterior,
densidad, etc. Estas características generales solo establecen que el
objeto pertenece a determinado grupo, en el cual son comunes esas
características.
Etapas de la identificación
Delimitación de los síntomas generales (semejanza). Los síntomas de
grupos o generales son los que pueden ser inherentes a determinados
grupos de objetos, es decir, caracterizan al objeto en su conjunto.
Establecimiento de los síntomas individuales (identidad). Los sínto-
mas individuales o particulares son aquellos que pueden encontrarse
solamente en algunos pocos ejemplares de este grupo y caracterizan
las diferentes partes o elementos del objeto.
58
Propiedades de los objetos que permiten
su identificación
– La individualidad: como hemos expresado anteriormente “todos
los objetos del mundo material son individuales, es decir, son idén-
ticos solo a sí mismos”.
– La estabilidad relativa: es una de las propiedades de la mayoría de
los objetos del mundo material, que se expresa en la permanencia
durante un período relativamente largo, de la calidad del objeto,
esto significa que aunque el objeto cambie, la estabilidad y la inva-
riabilidad vienen dadas por razones de que el desarrollo, cambio y
modificación son un estado absoluto y constante de los objetos,
pero la modificación de la identidad consiste en la acumulación y
variación gradual de cambios cuantitativos imperceptibles, a cam-
bios cualitativos en un período (y valga la redundancia) relativa-
mente largo.
– La posibilidad de reflejar: es la capacidad de los objetos del mundo
material de reflejar sus propiedades sobre otros objetos en forma
de conjunto individual de síntomas. El materialismo dialéctico en-
seña que los fenómenos del mundo material no existen aislada-
mente, sino en constante relación ininterrumpida entre sí mediante
la concatenación universal.
59
pero quizás en uno de los que se pone más claramente de manifiesto
es en el problema dermopapiloscópico. Mediante un ejemplo de este
tipo trataremos de reflejar el concepto de probabilidad. Hay una pro-
babilidad definida de que un hombre tenga determinado tipo de dibu-
jo papilar, digamos un verticilo en su dedo pulgar izquierdo. Esta
probabilidad depende del promedio de personas que tengan tal verti-
cilo, considerando el número de personas que tengan dedos pulgares
izquierdos. Por conveniencia este promedio es siempre reducido a una
fracción simplificada. Se puede considerar que la probabilidad es la
misma si es derivada de un número grande, pero limitada de perso-
nas estudiadas, o de la población entera del mundo.
60
Condiciones para la Identificación criminalística
En la Teoría de la Identificación elaborada por la Criminalística des-
empeña un rol importante el establecimiento de las “condiciones para
la Identificación Criminalística”. En forma sistemática, estas pue-
den ser expresadas así: todos los objetos en este proceso se dividen
o clasifican en dos categorías fundamentales, los objetos cuya iden-
tidad es necesario establecer, a los cuales se les denomina corriente-
mente objetos investigados en la práctica pericial y los objetos
identificantes, considerados aquellos con ayuda de los cuales se
realizará la investigación. Así, por ejemplo, se realiza la investiga-
ción de un hecho de robo donde se empleó una herramienta para
tratar de violentar la puerta de entrada, esta herramienta es en el
sentido más estricto el objeto investigado, o sea, el objeto cuya iden-
tidad se quiere establecer, mientras que las huellas extraídas del
lugar del suceso cumplen en este caso el papel de objetos identifi-
cadores, es decir, los objetos con ayuda de los cuales se establecerá
la identidad del objeto investigado. Con mucha frecuencia el objeto
investigado, o sea, el objeto a identificar, llega entre otros pareci-
dos a él y su identidad solo se determina como resultado de una
investigación comparativa.
61
El diagnóstico criminalístico
En los últimos años han alcanzado una amplia difusión en la práctica
criminalística las investigaciones que, además del establecimiento o la
negación de la identidad, solucionan otras tareas tales como: la deter-
minación de la distancia del disparo, la marca de un automóvil que
participó en un accidente de tránsito y se dio a la fuga, el estableci-
miento de una borradura, la revelación de un texto manchado, etcétera.
Estas investigaciones (peritajes) se corresponden con las denomina-
das investigaciones no identificativas o diagnósticas.
El promotor principal de la base teórica del diagnóstico criminalístico
es el doctor Víctor Alexeevich Snietkov, destacado criminalista ruso.
Él considera la elaboración del diagnóstico criminalístico como “...el
estudio de las leyes del discernimiento pericial criminalístico de dife-
rentes objetos materiales y fenómenos, relacionados con el hecho
delictivo investigado...”.2
La estructura de las investigaciones diagnósticas coincide plenamen-
te con las exigencias metodológicas generales requeridas en el peritaje
criminalístico e incluye las mismas etapas. El perito al realizar una
investigación diagnóstica se basa en sus conocimientos y en su expe-
riencia personal, utilizando además para la obtención de información
diferentes colecciones, catálogos, atlas, patrones, etc. y empleando los
mismos métodos que para la realización de las investigaciones
identificativas, pero las investigaciones diagnósticas se diferencian de
aquellas por sus objetivos, tareas y contenidos.
Bibliografía
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TORRE: Teoría General de la Criminalística, tomo I, Facultad de Derecho,
Universidad de Camagüey, 1984.
EHRENFRIED STELZER: Criminalística Socialista, Editorial Ciencias Sociales, Ciu-
dad de La Habana, 1989.
2
V.A. SNIETKOV: “El diagnóstico durante la realización de los peritajes criminalísticos”, Volgogrado,
1981. p. 29 (en ruso). Citado por Rafael Hernández de la Torre, en “La ciencia Criminalística”,
Universidad de La Habana, Ciudad de La Habana, 2002, p. 9.
62
FERNÁNDEZ PEREIRA, JULIO A.: Teoría general, técnica, táctica y metodología
criminalísticas, 1ra y 2da Partes, Universidad de La Habana, Ciudad de
La Habana, 1991.
HERNÁNDEZ DE LA TORRE, RAFAEL: “La ciencia criminalística”, Universidad de La
Habana, Ciudad de La Habana, 2002.
JÜRGEN, THORWALD: El siglo de la investigación criminal, Editora Revoluciona-
ria, La Habana, 1966.
ROSENTAL, M., P. IUDÍN: Diccionario Filosófico, Editora Política, Ciudad de La
Habana, 1981.
SERRAT RODRÍGUEZ, Emilse y Rafael HERNÁNDEZ DE LA TORRE: “Aplicación de los
métodos matemáticos para las determinaciones diagnósticas criminalísticas
del sexo y la edad por la escritura”, Primer Foro de Ciencias Técnicas y
Naturales del MININT, Ciudad de La Habana, 1984.
SNIETKOV V. A.: “El diagnóstico durante la realización de los peritajes crimina-
lísticos”, Volgogrado, 1981 (en ruso).
63
Capítulo IV
EL INTERROGATORIO
66
cuerpos procesales de la mayoría de los países. No obstante el legisla-
dor ha exigido siempre, una serie de precisiones en las valoraciones
para otorgar credibilidad a lo expuesto, básicamente, por los procesa-
dos, para que se pueda considerar como un medio probatorio. No
cabe duda que, en este aspecto, tenemos que entender la confesión
como una cuestión de índole humana; incluso filosófica y como una
situación de conciencia. Es, en sentido general, una cuestión que se
debe enfocar como un elemento justificativo que esgrime el acusado.
En la práctica procesal se ha comprobado que las declaraciones emi-
tidas, bien sean voluntarias o utilizando la técnica del interrogatorio,
pueden no ser ciertas o deformadas, obedeciendo esto a múltiples
motivaciones: odio, venganza, lucro, celos, envidia, etcétera, incluso
se puede deber a cuestiones ajenas a la voluntad del deponente como:
mala percepción de la realidad; estado de embriaguez; enfermedades
que alteran los sentidos; condiciones ambientales; etcétera. Estas si-
tuaciones ocurren también en las confesiones, incluso con más fre-
cuencia, por ejemplo: entorpecimiento de las investigaciones para
ganar tiempo; miedo y deseo de librarse del interrogatorio; ocultación
de información y datos perjudiciales; ánimo de lucro en situaciones
ventajosas; ocultación del verdadero culpable o de los cómplices;
etcétera. Pero en esto debemos analizar también que, en la instrucción
de un proceso, se pone mayor interés en la obtención de la confesión
que en la práctica de las acciones necesarias que lleven al esclareci-
miento de la verdad, incluso el tribunal se siente más cómodo al dictar
sentencia contra el acusado que ha confesado su delito, y en la opi-
nión pública es de menor impacto, deja más tranquilidad, la sentencia
condenatoria que se le establece al confeso.
Refresquemos la memoria y recordemos que, en el sistema inquisitivo
era una práctica admitida legalmente y de uso corriente, la obtención
de la confesión por medio de la tortura, incluso se valoraba mucho
menos la declaración de los testigos y presuntas víctimas, a tal punto
que el juez no estaba en capacidad de dictar sentencia si el procesado
no había confesado. En la actualidad, en muchos de los autodeno-
minados países civilizados, no ha perdido total vigencia la práctica de
estos métodos para alcanzar una declaración de inculpación. Para
ellos la confesión sigue siendo la reina de las pruebas.
Sabemos igualmente que, en aras de obtener una confesión y hacer
parecer como completo y excelentemente instruido el expediente de
67
fase preparatoria o sumarial, muchos órganos de investigación come-
ten esos excesos en la práctica diaria.
Pero sería bueno recordarles a aquellos que la conocen e informar a
los que no la conocen que, La Convención Americana, en su artículo
ocho expresa:
“...la confesión del inculpado solamente es válida cuando ha sido he-
cha sin coacción....”1 Este principio viene recogido como un derecho
ciudadano en la mayoría de los textos constitucionales y como garan-
tía procesal en innumerables leyes procesales. O sea, que es un princi-
pio insoslayable que debe regir la técnica del interrogatorio judicial.
Desde la Antigua Grecia, el célebre filósofo Aristóteles, nacido en
Estagira, Macedonia, que vivió entre los años 384 y 322 A.C, funda-
dor de la llamada escuela Peripatética y al cual se reconoce, histórica-
mente, como una de las inteligencias más vastas que tuvo la
humanidad y cuyas obras, tanto en filosofía, ética, física, metafísi-
ca, política, etcétera, son consideradas como monumentos de sabidu-
ría, planteaba que, el interrogatorio era la aplicación de los principios
persuasivos en el esclarecimiento de situaciones y cuestiones que se
querían conocer.
Para muchos autores y para la lengua española es la aplicación de
una serie de preguntas que se dirigen a una persona, es un proceso
verbal en el que se contienen preguntas y respuestas, orientadas a
conocer la verdad.
Como esta acción es muy parecida al sistema de encuestas o entrevis-
tas, y conduce al igual que estas, a la obtención de información útil,
nosotros la hemos caracterizado como: “la acción mediante la cual, a
través de preguntas y repreguntas elaboradas y organizadas se exa-
mina una persona de forma verbal en relación con un hecho delictivo
que se investiga. Estas personas pueden ser: víctimas o perjudicados,
testigos, sospechosos o acusados”.
Para la Criminalística es la técnica y la táctica empleadas para la
obtención de declaraciones, admisiones y confesiones que, a su vez
son, en alguna medida, la resultante de una investigación exhaustiva
1
Derechos Humanos. Recopilación de Instrumentos Internacionales. Naciones Unidas, Nueva
York, 1983.
68
y consecuente pero, que aún así estas se deberán verificar a través de
nuevas investigaciones y acciones sumariales como: inspección del
lugar de los hechos; declaración de otros implicados en los mismos;
experimentos de instrucción y reconstrucción de los hechos; presen-
taciones para el reconocimiento, en fin el establecimiento de los móvi-
les, circunstancias y la obtención de indicios y elementos materiales
de carácter probatorio.
Es menester recordar, y es una regla táctica de todo interrogatorio,
que el resultado de este no se puede dar sobre la base de suposiciones
y comprender que una persona, por muy vinculada que esté al hecho,
en ocasiones le es difícil o casi imposible recordar con exactitud algu-
nos pormenores o datos, como ya explicamos con anterioridad, refe-
rentes a la hora o minutos exactos; condiciones ambientales; la
iluminación; la velocidad de los acontecimientos, etcétera. Produc-
to repetimos, de la situación emotiva; fenómenos físicos; deficiencias
psíquicas o de percepción, etcétera, que le impiden aunque quieran,
declarar eficientemente con total veracidad.
El interrogatorio siempre ha de estar orientado a la obtención de in-
formación que nos permita, a través de otras acciones de instrucción,
llegar a una aproximación de la verdad, a lograr el esclarecimiento de
hechos y circunstancias, al conocimiento lo más preciso posible, de
todo lo que rodea la existencia de un acto delictivo y muy especial-
mente la personalidad de los implicados y testigos, ya que, esto nos
proveerá del instrumento esencial a la hora de aplicar la justicia. No
sin tener presente que esa verdad es relativa.
La finalidad del interrogatorio como técnica de obtención de informa-
ción, que en muchos casos se confunde con la técnica de la entrevista,
está bien definida y su práctica no se reduce al ámbito del Derecho
Penal. Es empleada regularmente en todo el mundo del Derecho y su
sentido primordial, insistimos, es la obtención de información sobre
hechos y circunstancias.
Existen determinadas situaciones en que el interrogatorio es el único
medio eficaz para brindarnos información sobre la ocurrencia de un
hecho delictivo; proporcionarnos un cuadro completo y detallado de
los hechos y circunstancias; establecer la identidad de los cómplices o
encubridores; conocer del destino del producto del delito y poder re-
cuperarlo; de los medios empleados para cometerlo; seguir pistas con
relación a otros actos delictivos y mucho más. Además es la técnica
69
idónea para el descarte de sospechosos, sobre todo cuando el factor
tiempo es determinante para la evitación de males mayores, ejemplo:
fuga de los verdaderos culpables; prever la comisión de otros delitos;
elaboración de coartadas, etcétera.
El interrogatorio como técnica, es la forma de allanar al interrogado el
camino para que exponga lo que conoce sobre los hechos, es la forma
de persuadirlo, la manera de compulsarlo para que llegue a su con-
ciencia la necesidad de decir la verdad. De ahí el axioma, aceptado
generalmente, que plantea que siempre el hombre necesita decir sus
secretos, en nuestro caso la verdad, a alguien.
No obstante el sentido de conservación, común en todos los interro-
gados, y el miedo al castigo hagan que se limiten en sus declaraciones
o desistan de hacerlas, por lo cual el interrogador deberá conocer a
profundidad, de ser posible, todos los elementos y circunstancias del
hecho e interrelacionarlos y lograr socavar la resistencia del deponente,
demostrarle lo inútil de su posición.
El objetivo del interrogador es lograr abrir la puerta y entrar en la
intimidad de la mente del interrogado, obtener la información que
necesita, darle la necesaria confianza, manteniendo el debido respeto
y autoridad, que lleven a este a comprender que su interlocutor es un
funcionario, representante de la ley, que lo que desea es que la verdad
prevalezca. Destruir el temor en el interrogado de que lo que se quiere
es reprimirlo, castigarlo u obtener a toda costa su declaración.
Los objetivos fundamentales que persigue el interrogatorio son:
– Obtención de información de la persona interpelada sobre un hecho
criminal o aspectos de este, con la finalidad de lograr una aproxi-
mación a la verdad objetiva y esclarecer el hecho.
– Precisar determinados extremos y circunstancias que hayan rodea-
do dicho delito, así como fijar incidencias y elementos de valor para
su esclarecimiento.
– Dirigir esta acción, no solo al esclarecimiento de los hechos, sino a
la obtención de información de cuestiones o aspectos relacionados
con otros hechos delictivos.
No son poco los autores que consideran el interrogatorio como una
ciencia, como un arte, una profesión especializada al igual que cual-
quier otra de las empleadas en las diligencias sumariales –fase prepa-
70
ratoria– y aún dentro del juicio oral, donde lo denominan como contra
interrogatorio o interrogatorio basado en repreguntas que realizan tanto
el fiscal como la defensa o simplemente el propio tribunal, lo cual cons-
tituye una parte importantísima del proceso, diríamos la más impor-
tante del debate penal, ya que, ambas partes, fiscal y defensa, han
tenido acceso a las actuaciones y, estudiado a profundidad los pro y
los contra que han de esgrimir, así como la preparación consecuente
de las preguntas y repreguntas que se han de hacer, dado el dominio
de las evidencias, declaraciones anteriores de acusados y testigos, in-
vestigaciones, es decir, todo el contenido del sumario. Por estas razo-
nes se mantiene el criterio de colocar en tan alto nivel la técnica del
interrogatorio.
Hay principios y requisitos fundamentales, desde el punto de vista
legal, que son los mismos que informan y regulan la declaración en
nuestro ordenamiento adjetivo, los restantes métodos tácticos, de esta
acción de instrucción, han sido creados por la Táctica Criminalística,
pero, en ningún caso, pueden contradecir lo normado por la Ley.
La esencia normativa de la obtención de la declaración ya viene esta-
blecida en nuestra Ley de Leyes, o sea, la Constitución de nuestra
República, en su Artículo 59. La misma establece que: “No se ejercerá
violencia ni coacción de clase alguna sobre las personas para forzar-
las a declarar. Es nula toda declaración obtenida con infracción de
este precepto, y los irresponsables incurrirán en las sanciones que fija
la Ley”.
Igualmente nuestra Ley de Procedimiento Penal norma la toma de
declaraciones en los artículos del 161 al 171, pero en ningún momento
utiliza el término interrogatorio, lo cual ciertamente es lógico y correc-
to, pues, según nuestra escuela cubana de criminalística, el interro-
gatorio es la táctica aplicada, método, y forma de obtener una declara-
ción. Extrapolando el concepto, podemos decir, que el interrogatorio
“es el medio para lograr un efecto y que ese efecto es la declaración”.
Para nosotros, solo existe un tipo de interrogatorio, o sea, la forma
técnica de tomar declaraciones, aunque con algunas fórmulas parti-
culares, de acuerdo con la condición del deponente, bien sea víctima,
perjudicado, testigo, sospechoso o acusado.
Lo anterior, no es aplicable a todos los países del mundo, habida cuen-
ta, de que en innumerables sociedades se utilizan varios tipos de
71
interrogatorios, los que en su mayoría atentan, con sus métodos, con-
tra la integridad física, psíquica, o moral de la persona interrogada.
Estos van desde la más sencilla toma de declaración, hasta el empleo
de sofisticados métodos de tortura, pasando por la coacción, prome-
sa, golpes, instrumentos electrónicos, drogas, métodos psicológicos,
etc. Incluso, aún, en la actualidad, hay países donde los métodos he-
redados de la Edad Media se utilizan para lograr “la confesión”, la
llamada Reina de las Pruebas, la cual era el objetivo esencial en el
proceso inquisitivo en esa triste época de la humanidad.
El término confesión no se debe confundir con declaración, la primera
forma es la que voluntariamente y sin mediar el interrogatorio, una
persona declara un cometido o participado en la ejecución de un he-
cho delictivo. Ahora bien, aunque esta es una declaración, la misma
surgió de la expresión volitiva de un sospechoso o acusado, mientras
que las demás declaraciones, aunque sean bajo la combinación de la
Ley, son obtenidas en el proceso de conocimientos a través del in-
terrogatorio.
Una de las garantías más precisas que plantea la Ley de Procedimiento
Penal cubano,2 es la establecida en el Artículo 1 del Decreto-Ley 151,
que modifica la precisada ley y dice:
“...Todo delito debe ser probado independientemente del testimonio
del acusado, de su cónyuge y de sus familiares hasta el cuarto grado
de consanguinidad o segundo de afinidad, en consecuencia, la sola
declaración de las personas expresadas no dispensará de la obliga-
ción de practicar las pruebas necesarias para la comprobación de los
hechos”.
Recordemos que en la fase preparatoria del juicio oral, ni testigos ni
acusados pueden ser procesados por perjurio, según la legislación
cubana, por lo cual pueden tergiversar los hechos y aún mentir. Esto
no le es permitido a los testigos en el juicio oral que están sujetos a
decir toda la verdad, sin embargo, el acusado en su defensa puede
mentir, negarse a declarar, objetar preguntas, esto si así lo desea, am-
parado en la Ley.
2
Ley de Procedimiento Penal cubano, Ley No. 5, 1977.
72
Los principios de imparcialidad y objetividad son virtudes que deben
regir la actitud y profesionalidad del interrogador calificado y com-
petente. Debe estar consciente que las personas no pueden mantener,
en la mayoría de los casos, por mucho tiempo oculta la verdad en las
profundidades de su conciencia sin que esta no aflore ante la profesio-
nalidad y astucia de un buen interrogador. Un planteamiento que es
aceptado por todos los criminalistas es que: “...el delito siempre salta-
rá a la vista por mucho que se quiera ocultar...”3 Como expresara el
célebre jurista austríaco Hans Gross, autor del primer manual del juez
de instrucción, subtitulado: Kriminalístik, y creador de la primera
metodología de instrucción: ...el terreno ha de estar preparado para
que un hombre diga la verdad...4
El interrogatorio, como parte integrante de todo proceso penal, debe
ser una acción técnicamente bien elaborada y ejecutada de forma com-
pleta y exhaustiva, ya que una declaración es constitutiva de elemento
de prueba y lo más importante es la confesión del acusado o la nega-
ción de la culpabilidad. Estas declaraciones, con independencia de su
importancia, para que tengan plena validez han de estar acompaña-
das de otros elementos probatorios, necesarios en cualquier proceso.
Al igual que las demás acciones de instrucción, el interrogatorio se
rige por un grupo de reglas generales, las cuales han sido creadas por
la Táctica Criminalística y se deben seguir para lograr un resultado
satisfactorio en la ejecución de esta acción. Estas reglas son:
– Toda persona que vaya a ser interrogada ha de tener la capacidad
necesaria para percibir, recordar y relatar, con una aproximación
objetiva a la realidad, los hechos investigados.
– Cada una de las personas deberán ser analizadas por separado,
siguiendo un orden preestablecido por el investigador.
– Los interrogados no deberán tener, en ningún caso, oportunidad
de comunicarse entre sí, para evitar influencias recíprocas o acuer-
dos, sobre lo que deberán declarar.
– Las preguntas iniciales serán las denominadas de rutina o forma-
les, sobre los datos personales, sociales, familiares, etc., del
deponente, que aunque se conozcan de antemano, ayudarán al esta-
3
HANS GROSS: Criminal Investigation, Edit. Ronald Hong, Londres, 4ª edición, 1949.
4
Idem.
73
blecimiento del puente de comunicación o rapport, como se dice en
psicología.
– En una segunda etapa o momento del interrogatorio se dejará que
la persona exponga con sus palabras y sin interrumpirlo, todo lo
que considere pertinente sobre el caso.
– Por último, en la tercera etapa, se procederá a realizarle preguntas
con el objetivo de precisar aspectos o cuestiones que no hayan que-
dado claras en su exposición o que sean de interés esclarecer. Igual-
mente, se le señalará cualquier punto en el que haya entrado en
contradicción con los hechos y pruebas que se tengan.
– El instructor o interrogador no deberá presentarse ante el deponente
con ideas preconcebidas, deberá mantener la objetividad en todo
momento, evitando con esto que se rompa la comunicación entre
ambos.
– Las preguntas elaboradas deben ser claras y precisas y realizadas
una de cada vez. No pueden ser subjetivas, capciosas o imperti-
nentes y, mucho menos, emplear coacción, promesas, intimidación
u otras medidas y medios ilegales para obtener una deposición.
– Todo el interrogatorio, fundamentalmente las preguntas, deberá ser
orientado al esclarecimiento de una aproximación lógica a la ver-
dad objetiva de lo ocurrido, el interrogatorio deberá ser dinámico y
científico.
– Se deberá estar seguro de la capacidad legal del deponente y, si es
un menor de edad, se deberá entrevistar por el método exploratorio
y siempre en presencia de un familiar, y de no existir este, delante
del fiscal.
– Siempre será necesario que el interrogatorio se realice en un am-
biente de tranquilidad para el deponente.
– Nunca se debe dejar para un momento posterior el interrogatorio,
es necesario hacerlo en el momento preciso, pues con el paso del
tiempo se debilitan las impresiones fijadas en la memoria.
Hasta aquí las reglas generales que hemos considerado de más im-
portancia y, como se puede ver, algunas son de aplicación táctica y
otras de principios tácticos legales.
Es prerrogativa de la persona que resulta acusada de un delito confe-
sar su participación en él, a partir de su detención o en cualquier mo-
74
mento de la fase preparatoria, incluso en el marco del juicio oral. La
más aceptada, para formar criterio, es precisamente la emitida delan-
te del Tribunal, el Fiscal y el Defensor, sobre la base de que ese mo-
mento procesal es la mayor expresión del debate penal y del principio
de contradicción. De ahí que no se dé la misma valoración a la realiza-
da frente al instructor, porque esta puede ser cambiada en cualquier
momento. Este es un derecho constitucional que tienen los acusados,
es una de las garantías procesales que son reconocidas en la mayoría
de los países y que, más o menos, establece lo siguiente: “... nadie
puede ser sancionado si previamente no ha tenido la posibilidad de
ser oído y vencido en juicio...”.5
Recordemos que en el acto del juicio oral el acusado, si a ello accede,
es el primero en declarar y responder las preguntas del fiscal, tribunal
y defensor, que su declaración constituirá prueba, pero que esta ha
de ser verificada, ampliada y comprobada con otras declaraciones y
medios de prueba ya que, por sí sola su declaración bajo ningún
concepto, hace prueba plena, y además está normado por ley que:
con independencia de su declaración y la de sus familiares hasta el
cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad o el de su
cónyuge, el delito debe ser probado...6 y la posibilidad que el mismo
tiene de variarla con vistas a su defensa en cualquier momento del
proceso.
Por cuanto lo que el acusado deponga, tanto en la fase preparatoria
como en el juicio oral, sobre su inocencia o culpabilidad, debe ser ana-
lizado detalladamente por la persona receptora de esa declaración y
se deberá prestar especial atención a los elementos objetivos que se
tienen en ese momento que sirvan de confirmación de lo depuesto, o
sea, que avalen o no lo expuesto. Es consecuente pensar, y de hecho
es así, que todo acusado, en su declaración irá a referir cuestiones en
interés de su defensa que deben ser verificadas por lo que el actuante
deberá examinarlas en cuanto a su valor de verdad, desechándose
solamente cuando sea comprobada, con otros medios de prueba su
falsedad.
5
Principio de Derecho que se expresa en las garantías de las mayorías de las constituciones
actualmente y en los Códigos y Leyes Procesales. En nuestro caso, se recoge en el Art. 59 de la
Constitución.
6
Art. 1, Ley de Procedimiento Penal, Ley No. 5 de 1977, Colección Jurídica, La Habana, 1999.
75
Factores que influyen o pueden influir
en la capacidad perceptiva de las personas
El interrogador debe tener presente, a la hora de realizar esta acción,
que cada acción posee un carácter individual que se expresa en el
nivel o capacidad de percepción que tiene una persona del mundo
circundante y la posibilidad objetiva de reproducir el ambiente, las
circunstancias, etc. Esto no quiere decir, que personas que han sido
víctimas, testigos o participantes de un determinado hecho delictivo,
no incurran en errores involuntarios, al referir el mismo o algunos de
sus aspectos. Los referidos errores se deben a la propia naturaleza del
deponente y su capacidad de percibir un fenómeno, en su totalidad,
pues muchas personas solo perciben de forma parcial o fragmentaria,
otros lo recuerdan mal y no son capaces de referirlo con claridad, lle-
gando a los casos en que la percepción es totalmente nula.
También hay otra serie de factores de índole objetivo, ajenos a la natu-
raleza del deponente, que influyen positiva o negativamente en la per-
cepción del hecho y sus circunstancias. De ahí que siempre haya que
valorar la existencia de estos factores objetivos y subjetivos que pue-
den impedir que una declaración sea lo más verídica posible. Dentro
de esos factores tenemos:
– De carácter objetivo: distancia, iluminación, condiciones climato-
lógicas, velocidad, tiempo, ángulo de ubicación con relación al he-
cho, etcétera.
– De carácter subjetivo: interés o nivel de participación en el hecho;
edad y grado de emotividad; los que dependen de las condiciones
de los órganos de percepción (sordera, ceguera, miopía, olfato de-
ficiente, etc.) y otros debido a afecciones temperamentales, como el
miedo, la ira, el odio, debilidad, etc. También en ésta hay que ver el
nivel de observación, la profesión y otros aspectos como la inges-
tión de bebidas, medicamentos, etcétera.
Como vemos, hay factores que están relacionados con las posibilida-
des biológicas y psíquicas del individuo y otras con las condiciones
ambientales en que se desarrolla el hecho. Por ello, hay que tener siem-
pre presente estos detalles, para valorar las posibles lagunas que se
presentan en una declaración considerando una objetividad correcta
o planteándonos sus defectos y dificultades. Además de tratar de in-
terrogar a la mayor cantidad de personas que sea posible sobre un
mismo hecho, para poder cruzar estas declaraciones.
76
En cuanto a las declaraciones que se reciben con todo lujo de detalles
y altamente organizadas, hay que tratarlas con mucho cuidado, ya
que, en múltiples ocasiones ocurre que hay personas que quieren real-
zar o minimizar determinados aspectos, tanto para inculpar como para
encubrir personas o circunstancias. En otros casos, los hechos son
falseados deliberadamente para desviar la investigación o retrasarla,
de ahí que se debe ser muy cauteloso ante estas declaraciones.
Cómo ayudar a recordar a aquellos a los cuales se les está interrogan-
do sobre un hecho delictivo y han omitido por problemas de memoria
u otro tipo de dificultades bio-psíquicas, elementos que nos interesan.
En lo que atañen a este tipo de personas para obtener de ellos infor-
maciones útiles a la investigación, desempeña un rol importantísimo
la ayuda a su memoria, ya que de todos es conocido que está muy lejos
de poder fijar todos los elementos y circunstancias que de un hecho se
puede percibir. Lo cual se ratifica con el planteamiento de que a per-
sonas diferentes les corresponden diferentes niveles y formas de
memoria.
Esto también depende en gran medida del esfuerzo que la persona
realizó al memorizar tal o más cual situación, circunstancias, etcétera.
Además de lo anterior, ya conocemos que en el transcurso del tiempo
lo grabado en la memoria tiende a desaparecer o deformarse, en unos
casos con más rapidez que en otros, lo que conlleva a que las declara-
ciones sobre las impresiones recibidas, sean imprecisas, alteradas,
inconsecuentes, inadaptadas, irracionales, ilógicas, etc., y que no se
pueda con exactitud fijar lo que una persona recibió como impresio-
nes conscientes de la realidad objetiva.
Como fórmula para la ayuda a este tipo de deponente y para tratar de
obtener una información útil planteamos una serie de reglas:
– No posponer, en caso de ser posible y de acuerdo con el delito de
que se trate, el interrogatorio para realizarlo después, ya que las
impresiones fijadas en la memoria estarán frescas aún en el
deponente.
– Las situaciones en que el interrogado declare que no recuerda cier-
tos elementos o circunstancias del hecho, por los remotos que son,
se le planteará que si no ha conservado algún escrito, apunte, etc.,
sobre el hecho (agenda, libreta de notas, cartas, etc.) y si las con-
serva se le dejará consultarlas y se anexará al expediente.
77
– Se le debe dejar al declarante que recuerde paulatinamente los he-
chos, ya que en ocasiones para hacerlo se ve necesitado de ir repa-
sando en la mente los acontecimientos de un día o varios; y en tal
situación no se le debe interrumpir el relato ni obligarlo a que con-
crete sobre el hecho.
– En oportunidades, se deberá emplear el método de asociación de
ideas, lo cual se logra formulando preguntas sobre cuestiones rela-
cionadas a situaciones fáciles de recordar.
– En determinadas situaciones, y de ser posible, el interrogatorio se
debe hacer en el lugar del suceso y con un ambiente similar al que
ocurrió el hecho.
Hay que tener en cuenta que el interrogador puede encontrarse con
toda una serie de personalidades diferentes y disímiles como: asusta-
dos, irritados, imaginativos, mitómanos, locuaces, coléricos, introver-
tidos, etc., por lo que deberá emplear múltiples medios tácticos en la
relación de preguntas de control, lo cual debe hacerlo en forma de
guía, comenzando por las más simples hasta llegar a las más comple-
jas. Debe tener en cuenta al realizarlas los aspectos siguientes:
– Conocer las relaciones de parentesco, amistad, enemistad, econó-
micas, etc., que tiene el deponente con los otros sujetos implicados
en el hecho.
– Ver las relaciones del deponente con el objeto del delito.
– Mantener una secuencia lógica en las preguntas.
– Si el interrogatorio fuera sobre varios hechos, se comenzarán las
preguntas sobre uno de ellos y no se pasará a preguntarle sobre el
otro hasta que el primero no esté agotado.
– No se deberá saltar preguntas o volver atrás, de no ser imprescindi-
ble. Cuando esto ocurra se guardarán esas preguntas para el final.
– Siempre se comenzará por los aspectos más generales, como la iden-
tidad, estado civil, escolaridad, etcétera.
Toda declaración del acusado, sea obtenida mediante la técnica del
interrogatorio y aun cuando sea espontánea, puede ser motivada por
una posición posterior a los hechos imputados; a la reflexión y arre-
pentimiento; a una estrategia adoptada para ganar tiempo; para ela-
borar una coartada, etcétera. Pero hay que tener en cuenta que el mismo
puede ser sincero, sobre todo si se produce en el juicio oral, ya que es
78
sabido que esto ha de tenerse en cuenta por el tribunal al dictar su
sentencia.
Hay que tener mucho cuidado, investigar, indagar, profundizar en el
interrogatorio, comprobar con los elementos de prueba y demás me-
dios, cuando se encuentran procesadas varias personas por un mis-
mo delito o en una misma causa, pues se puede dar que, coacusados
en igualdad de condiciones y sin más elementos probatorios quieran
recargar la responsabilidad de unos en otros. Incluso, de darse en el
juicio oral este fenómeno nos veremos en la situación de no poder
incriminar, al que se le quiere achacar la responsabilidad por el otro u
otros ya que se estarían violando sus garantías y derechos.
A manera de resumen, podemos decir que el fenómeno básico del in-
terrogatorio es la obtención de información, la admisión de un culpa-
ble de su actuar delictivo, aunque no son solamente estos, hay múltiples
motivos que nos pueden llevar a la aplicación de la técnica del interro-
gatorio. Enumeremos algunos de esos objetivos:
– Obtener del sospechoso o acusado la admisión de su culpabilidad;
– Obtener la información necesaria para determinar los hechos y cir-
cunstancias;
– Determinar los móviles del hecho;
– Descartar la participación de otros sospechosos;
– Determinar la identidad de otros cómplices, encubridores, etcétera;
– Precisar detalles concernientes a la ejecución del delito;
– Obtener información sobre lugares de ocultación del producto del
delito;
– Obtener información sobre otros delitos o delincuentes;
– Localizar elementos probatorios adicionales;
– Obtener información adicional que nos permita realizar nuevos
interrogatorios;
– Conocer detalles de los modus operandi, personas vinculadas a
actividades ilegales (receptadores, traficantes, etcétera);
– Obtener información para comprobar las informaciones de otras
fuentes;
– Obtener información para cruzarla con la de otros sospechosos o
acusados;
79
– Conocer problemas o situaciones familiares, laborales o de salud
que presenta el sospechoso o acusado;
– Persuadir a la persona para lograr su cooperación en el esclareci-
miento de los hechos;
– Otras cuestiones.
Hemos arribado al punto en que podemos afirmar que, de forma
general, se han tratado los aspectos esenciales que permiten tener los
conocimientos necesarios para caracterizar el interrogatorio y los obje-
tivos que este persigue, pero existe una diferencia entre lo que se desea
y lo que resulta, de ahí que recomendemos el estudio de otros autores
y que ustedes sean los que “arriben a sus propias conclusiones”.7
Bibliografía
Constitución de la República: Ministerio de Justicia, La Habana, 1999.
Derechos Humanos. Recopilación de Instrumentos Internacionales, Naciones
Unidas, Nueva York, 1983.
GROSS, HANS: Criminal Investigation, Edit. Ronald Hong, Londres, 4ª edición,
1949.
Ley de Procedimiento Penal, Ley No. 5 de 1977, Colección Jurídica, La Haba-
na, 1999.
7
REINALDO TALADRID : Programa de Televisión “Pasaje a lo desconocido”, frase que utiliza para
dar paso a los materiales presentados, en general, documentales, Tele Rebelde, La Habana,
Cuba, 2000-2003.
80
Capítulo V
SOBRE LA PRUEBA CRIMINALÍSTICA
1
DR. E RICH Döhring: “La prueba, su práctica y apreciación”, Ed. MINJUS, La Habana, 1986.
81
plantea en cuanto a que: “...antes de sondear lo que debe ser, deberá
constatar lo que es o, en su caso, lo que ha sido”.2
Consideramos que el derecho, en su práctica, no finaliza con la apli-
cación de la norma, no es puramente normativo, no es solo deduc-
ción, es también dependiente del conocimiento experimental, de su
método inductivo propio, sin dejar a un lado el deductivo.
Como plantea en su obra, el referido autor: “...son raros los casos en
que las cuestiones referentes al hecho no ofrecen dificultades y solo
resta la aplicación de las normas del derecho, por el contrario, casi
siempre el aspecto jurídico no ha de ofrecer dificultades y solo hay
dudas respecto a los hechos”. 3 De modo tal que la actividad
determinadora del derecho consiste casi, exclusivamente, en determi-
nar el estado de los hechos.
Pensamos que en la mayoría de los casos, la culminación del proceso,
está condicionado por el esclarecimiento y determinación de los hechos
y sus circunstancias. A veces, las circunstancias que son consideradas
como situaciones secundarias, en innumerables casos, desempeñan
un rol determinante, se convierten en el aspecto central al ser valo-
radas por los Tribunales sobre la base de su calidad probatoria. El
esclarecimiento y determinación de los hechos y sus circunstancias,
es la parte del proceso que más esfuerzos y dedicación requieren. Es el
armazón que dará lugar al revestimiento jurídico posterior, ya que la
cuestión jurídica ha de fracasar o mal aplicarse si no está debidamente
aclarado el estado de los hechos. En situaciones donde las cuestiones
de derecho conllevan a dudas se produce esto porque el esclareci-
miento de hechos es el que verdaderamente ha hecho difícil su
aplicación. Lo cual lleva, en innumerables casos, a correr el riesgo de
cometer errores judiciales, que en muchas ocasiones son irreparables.
Innegablemente se puede aludir a que en la formación del jurista, en
las instituciones educacionales, no se prepara lo suficientemente en
estas materias a los futuros aplicadores de la Ley, solo se preparan
con profundidad, precisamente, en la determinación del derecho y en
la labor de investigación de los hechos esa instrucción no es la ópti-
ma, lo cual no justifica que el profesional no busque medios para su
2
Ídem.
3
Ídem.
82
formación en estos aspectos o contenidos. Es más, considero que es
una obligación para aquellos que laboran en el campo del Derecho
Penal, mantener la inquietud de conocer cada día más sobre las temá-
ticas de obtención y valoración de las pruebas.
En la legislación actual existe toda una serie de preceptos que norman
la práctica de las pruebas y las acciones de instrucción más comunes
a todos los procesos, considero que estos son insuficientes, puesto
que el legislador habría de elaborar un “sólido sistema de principios
probatorios”,4 como expresa Döhring, y es más, como igualmente re-
fiere nuestra legislación procesal, en el importante terreno de la valo-
ración de la prueba se han contentado, con sentar el principio de “la
libre apreciación” como tal y no se explica nada más.
El Derecho Procesal Penal, y es una verdad de Perogrullo, es el más
atrasado de los derechos, aunque mucho se escribe y se ha escrito,
sigue siendo lento y contradictorio y es que el hacer de los hombres, en
este caso, los juristas, se puede normar, pero normalmente su actuar
posterior se basa en sus capacidades cognoscitivas que en estos casos
son más de lege que de facto.
No puede haber dudas de que la teoría del interrogatorio, los princi-
pios de la obtención de pruebas y su valoración y las otras cuestiones
relacionadas con los elementos probatorios, son susceptibles de trata-
miento científico mediante textos especializados en estas cuestiones y
sobre todo en la indagación personal de los implicados en estos me-
nesteres, en otros textos, revistas especializadas, eventos científicos,
cursos de especialización, Internet, etc., o sea, el constante estudio y
actualización de conocimientos, lo que es una cualidad que necesaria-
mente ha de tener el jurista.
Concepto de verdad histórica:
La convicción de culpabilidad y la consecuente aplicación de una san-
ción por parte de un tribunal, tiene que estar basada en hechos que
tienen que ser probados. Ninguna sentencia se puede dictar sobre la
base de la legalidad y la justicia, si esos hechos no han sido probados
de forma irrefutable.
4
Idem.
83
El proceso penal está configurado con la finalidad de lograr la verdad
material y en su campo, el principio de que se puede obtener la ver-
dad, es el que debe primar, ya que, consideramos que el procedimien-
to penal no es consecuencia de especulaciones filosóficas o teóricas,
es un producto del conocimiento, del desarrollo social, de una necesi-
dad objetiva, esencialmente en la obtención de las evidencias con res-
pecto a la veracidad del caso investigado, aunque se exprese y formule
en ideas filosóficas y teóricas.
Comencemos por señalar lo que expresaba Beccaria en su obra, sobre
la verdad, cuando planteó que la certeza judicial es más bien una cer-
tidumbre moral, una convicción interna, es el resultado de la libre
apreciación de la prueba, que está basada en la evidencia cuyo valor
ha sido determinado no por la Ley, si no por el juez que aplica las leyes
de la lógica y su experiencia práctica en su quehacer.
Para Beccaria, la verdad judicial no es de naturaleza científica, es más
bien sensorial, común, es una certeza verificada por la larga experien-
cia humana.
Otro que desarrolló el concepto de convicción fue Filangieri, señalan-
do que la naturaleza subjetiva de la certidumbre conlleva al peligro
del error, y que, por tanto la certidumbre moral del juzgador ha de
ajustarse, encuadrarse en el criterio legal de esta. Él realizó un esfuer-
zo en la definición de la interrelación entre la verdad y la certidumbre
moral. No se cuestiona la verdad, sino la certidumbre moral y su crite-
rio, y si era lo suficiente para el establecimiento de la responsabilidad
penal. En su obra va percatándose de la relatividad del conocimiento,
de la falibilidad del tribunal y del proceso basado en las probabilida-
des, lo cual lo llevó a comprender que el camino de la justicia, en
innumerables casos, está lleno de injusticias.
Mucho se discutió si es posible en el proceso arribar a la verdad mate-
rial y es cierto que existe la imposibilidad de que la legislación pueda
plantearse esta cuestión, puesto que llevaría el proceso a basarse en
las probabilidades, lo cual llevó a comprender que el camino de la
justicia, en innumerables casos, está lleno de injusticias.
Aún se discute si es posible, en el proceso, arribar a la verdad material
y es que es real la imposibilidad de que la legislación pueda resolver
esta problemática ya que llenaría el proceso investigativo de cuestio-
nes netamente académicas, lo cual traería como consecuencia una carga
84
inútil de planteamientos que lo retrasarían. No obstante, la investiga-
ción para la obtención de la verdad material ha alcanzado, en los últi-
mos tiempos, un notable avance. La implementación de métodos y
técnicas de alta tecnología de punta, el perfeccionamiento de las ya
utilizadas y el estudio sistemático y el profesionalismo de los investi-
gadores, ha hecho que el acercamiento a la verdad material se logre
con más exactitud. De igual forma la modernización de las normas
procesales, liberando el proceso paulatinamente de normas que obs-
taculizaban la investigación, ha agilizado los procedimientos y lleva-
do a una mayor posibilidad de apreciación de las evidencias y elementos
probatorios. Esto no es un producto de la casualidad, es una necesi-
dad cada vez más imperiosa del desarrollo de la sociedad.
La evidencia es válida cuando es suficientemente adecuada, confiable
y pertinente al caso, y que la presente un testigo calificado y capaz. La
base en que se apoya la validez, es la confiabilidad de la fuente de
información. Por consiguiente, en primer lugar debe establecerse su
confiabilidad. A esto se llama poner los cimientos. La clasificación de
un perito, antes del testimonio que corresponde a un asunto legal o
científico, es un ejemplo del establecimiento de confianza y credibili-
dad. La evidencia no es válida cuando el perito no ha sido calificado
para dar su opinión y credibilidad y es siempre pertinente en la bús-
queda de la verdad cuando está calificado para ello. Los peritos de-
ben estar por encima de cualquier duda, a fin de que puedan sostener
los cuestionamientos sobre la verosimilitud de sus criterios.
La evidencia debe ser pertinente y sustancial en el asunto que tenga
una influencia legítima y efectiva en la decisión del caso. La admisibi-
lidad exige que la evidencia tenga valor en el mismo o que pruebe
algún punto en debate. El hecho de que la substanciación y la perti-
nencia estén íntimamente ligadas, ha motivado que muchos, en la
profesión legal, reconozcan que ambas tienen un significado similar.
Técnicamente existe una diferencia entre ambos términos. Alguna
evidencia puede tener una ligera pertinencia en un proceso pero tan
remota que su significación real sea muy reducida para probar cues-
tiones o puntos esenciales del caso.
Si un tribunal admitiera toda la evidencia y supuestos elementos, aun
cuando estas fueren no convincentes e inconsistentes, un juicio que
debería ser breve, se alargaría sin motivo. Además de esto, un cúmulo
de detalles sin importancia podría confundir a los participantes, es-
85
pecialmente a las partes. Por esta razón, se descarta la evidencia que
tiene poca relación con el caso y aquellos elementos no esenciales.
Ejemplo de lo anterior son los cambios procesales que se están llevan-
do en múltiples países de América Latina, donde gradualmente se
está pasando del arcaico proceso inquisitivo al mixto perfeccionado.
En cuanto a la cuestión de si la verdad es cognoscible o no lo es, si su
conocimiento es o no confiable, si podemos realmente alcanzar la ver-
dad, son cuestiones que están presentes en cualquier discurso filosó-
fico. Si esto se lleva al campo de los hechos delictivos, aparecen como
cuestiones de la teoría del proceso criminal. O sea, cuando se plantea
esto dentro de las ciencias jurídicas, se consideran conceptos e insti-
tuciones judiciales. Su connotación central es determinar hasta qué
punto podrán las instituciones legales y procesales llevar al asegura-
miento de la verdad por parte de los participantes en el proceso. La
cognición, ya bien provenga de la ciencia o de la experiencia práctica,
tiene como objetivo el establecimiento de la verdad. La teoría del co-
nocimiento, la doctrina de la cognoscibilidad en su aplicación al pro-
cedimiento penal, esencialmente en cuanto a los tribunales, considera
que los juzgadores tienen la posibilidad y la facultad humana para
conocer la realidad, acercarse realmente al conocimiento de la ver-
dad. Esto parte de la premisa de que el hombre es capaz de percibir la
realidad. Lo cual es también discutible ya que sobre la base de que el
mundo es cognoscible, relativamente, no se puede justificar que el juez
perciba la realidad en determinados casos, con absoluta certeza, sin el
auxilio de especialistas. Esto más bien sería un punto de partida para
expresar que el tribunal posee tanta capacidad de percepción de la
verdad como cualquier hombre en general, no especializado en de-
terminados fenómenos especializados, incluso de situaciones comu-
nes de la actualidad que necesariamente no constituyen o integran
su cultura general.
La cuestión central del “conocimiento” en el proceso penal está plan-
teada como el conocimiento de un acontecimiento del pasado. El in-
vestigador, el fiscal y el tribunal se deben formar un juicio sobre su
perpetración, su ejecución, la realidad o irrealidad de sus causas, de
la personalidad del sujeto, de las circunstancias, de toda una serie de
hechos de esencial importancia en el proceso penal. Todo esto confor-
ma el proceso de cognición dentro de un orden legalmente normado
de principio a fin.
86
El tribunal llega a conocer, todos esos aspectos y cuestiones, de forma
indirecta, a través de la cognición sensorial de una serie de interme-
diarios: testigos, víctimas, peritos, instructores, etcétera. Aunque hay
otros que el mismo puede comprobar con su capacidad sensorial, con
sus sentidos: documentos, pruebas materiales, huellas, fotos, etc., pero
ya refrendadas por personal especializado. De igual forma ocurre con
el fiscal, el instructor y el defensor.
Los conocimientos adquiridos por la cognición sensorial, aunque fun-
damentales, aportan muy poco, o sea, son de bajo nivel, ya que la
misma discurre a través de sensaciones, de percepciones, nos brinda
el conocimiento de colores, formas, peso, posición con relación a otros
objetos; nos da la imagen de fenómenos individuales, concretos, mien-
tras que la representación no necesita de la percepción del objeto en
concreto.
El conocimiento sensorial no es independiente de la representación,
ya que existe una interrelación entre ambas, comprendida en el acto
de pensar. El cerebro convierte lo sensorial en categorías lógicas, con-
ceptos, y luego las comunica mediante signos, oraciones, expresiones
o actos. Esto es lo que le llega al juzgador del fenómeno relatado por
un testigo, perito, etc., lo cual es la transmisión del contenido de su
consciencia. El tribunal se formará una imagen mental de la realidad
a partir de la identificación de la realidad, deformada o verdadera,
que le brindan estos, de su proceso de cognición del fenómeno. Es un
traslado de las imágenes de la realidad que quedaron en su memoria,
es una huella ideal y se lo brinda al investigador a través de signos, de
palabras, oraciones, etcétera. El testimonio puede contener, por tanto,
fuentes de errores perceptivos, por la emoción, problemas psiquiátri-
cos, etcétera. Ocurre también que el tribunal, en su caso, se represente
mentalmente a partir de la deposición del testigo, perito, o sujeto es-
pecializado, una imagen diferente de la cual habla este, o sea, que se
malinterprete lo que se dice, o entienda tergiversadamente el mensaje
que se le envía, al igual que en el caso anterior, esto puede ser origina-
do por cuestiones que solo la capacidad técnica y teórica pueden sol-
ventar.
Esto nos indica que aunque recibamos los testimonios de los sujetos,
estos deberán siempre ser corroborados y valorados mediante los de-
más elementos probatorios que se posean, siempre sobre la base del
criterio científico y lógico de la libre apreciación, ya que en la práctica
87
judicial se ha confirmado la existencia de un sinnúmero de fuentes de
errores, sobre todo en los testimonios, incluso de buena fe, puesto que
no todas las personas perciben de igual forma los fenómenos del mundo
circundante.
La situación que se nos plantea con los sospechosos o acusados, en
cuanto a la cognición judicial, es la misma que con relación a los testi-
gos, incluso con los más complicados por la relación jurídica y la si-
tuación en que se encuentran, su estado psíquico, emocional, sus
particularidades personales, familiares, su implicación y demás cir-
cunstancias procesales.
Al igual que en los testimonios, hay una serie de medios auxiliares que
solo le permiten al actuante (instructor, fiscal, juez, defensa) una cog-
nición indirecta: fotografías, filmaciones, grabaciones, dibujos, pla-
nos, etc.), y aunque estos, a diferencia de lo anterior, pueden disminuir
el factor subjetivo al reflejar la realidad sin previo conocimiento, pero
de forma parcial con arreglo a lo limitado del espacio que se recoge; a
la forma en que se manifiesta: ángulos, distancias, enfoques, o sea,
dependen de la calidad de la técnica empleada.
88
tendiente a conservar esta información para su ulterior investi-
gación. Esta fijación se realiza de acuerdo con el tipo de prueba de
que se trate y en oportunidades es necesario el empleo de más de
uno de esos medios. Por ejemplo, el acta siempre se ha de realizar.
Dentro de esos medios tenemos: la fotografía, los esquemas o
croquis, los planos, los videos o filmaciones, las grabaciones de
cintas magnetofónicas, los medios físicos y químicos según los casos,
etcétera.
– Extracción. Esta tarea es la que comprende la ocupación de las
pruebas y se realiza por varios métodos y con el empleo de medios
especiales en cada caso. Así tenemos que se pueden utilizar me-
dios como: embalajes especiales; equipos de extracción especiales;
moldes de diferentes materiales (yeso, cemento, gomoides, etc.).
– Conservación. Después de extraídas las pruebas es necesario pre-
servarlas de determinadas situaciones que pueden afectarla e in-
cluso destruirlas. Para preservar su valor probatorio y poder ser
utilizadas es necesario, en ocasiones, utilizar para ello múltiples
medios: envases especiales de vidrio, madera, plástico, etc. Y otros
medios como la congelación, utilización de soluciones de alcohol,
formol, etcétera.
No obstante lo anterior el investigador criminalista siempre ha de te-
ner en cuenta dos aspectos básicos:
– En la recolección de las pruebas, búsqueda, descubrimiento, fija-
ción, etc., al igual que con relación a la obtención de declaraciones
testificales, etc., debe procederse con la mayor rapidez y seguridad,
tratando de anticiparse a cualquier factor negativo que pueda afectar
o destruir esos elementos o distorsionar la percepción que de los he-
chos tiene una determinada persona que debe prestar declaración.
– En un segundo lugar hay que situar la posibilidad real de que ya,
cuando se vayan a dar estos pasos, se hayan producido alteracio-
nes; tanto sobre los electos materiales como en los reflejos ideales.
Tiene que ser capaz el investigador de “eliminarlas mentalmente” y
partiendo de lo obtenido, elaborar hipótesis sobre la situación real
ocurrida con anterioridad. Esto como parte del proceso de conoci-
miento requiere una preparación consecuente de los compañeros
que realizan estas labores.
En cuanto a los peritos, como ellos utilizan instrumentos y métodos
científicos y sus análisis los hacen sobre leyes físicas, químicas, etc.,
89
sobre la base de conocimientos profesionales, su opinión está más
orientada a la esencia del fenómeno. No determinan hechos, sino cua-
lidades, funciones, expresiones fenoménicas, resultados, etc. Existien-
do una gran diferencia cuantitativa y cualitativa en relación con la
información de los otros participantes no especializados. Su informa-
ción es por razón de ciencia. Aunque también como seres humanos
pueden cometer errores.
No obstante lo anterior, nunca se debe considerar el proceso cognos-
citivo del proceso penal, estereotipadamente, con el de gnoseología,
aunque esté presente en todo el proceso penal en forma múltiple, o
sea, en la cognición del instructor, del fiscal, del perito, del tribunal y
el defensor, en el conocimiento de cada situación, circunstancia, hecho,
en la totalidad del caso. Esto se debe a que el proceso penal, como
proceso judicial debe interpretarse como un proceso cognoscitivo, pero
ajustado a límites legales y lógicos y encuadrado en fases y
periodicidades especialmente establecidas por la Ley sumarial, pre-
paratoria, intermedia y juicio oral.
El objetivo del proceso cognoscitivo es la obtención de información
para la comprobación de los hechos como parte de la determinación
de derecho, o sea, si un determinado hecho se ha producido realmen-
te, si se ha producido de forma determinada y bajo determinadas cir-
cunstancias.
Esto normalmente se logra, o sea, una aproximación, con la ayuda del
trabajo de instrucción, lo cual coadyuva a la formación de un juicio,
con alto índice de aproximación a la verdad material, sobre las
cuestiones del caso.
Si se ha formado con anterioridad una versión fundamentada en pre-
sunciones, se ha de investigar si la misma es acertada o por el contra-
rio, debemos desecharla. Consideramos que esto nos ayuda a esclarecer
si hay suficientes elementos de apoyo para decir que se presentaron
en el mismo determinadas circunstancias de hecho y si de acuerdo
con esto, hemos llegado al convencimiento de su realidad, pero siem-
pre sobre la base de la razón de ciencia.
En el trabajo de instrucción, en particular el de la fase preparatoria, se
plantea como finalidad la fundamentación sobre bases científico-jurí-
dicas, la ocurrencia de los hechos, lo cual permitirá resolver objetiva-
mente la cuestión de derecho en su día, por lo que ha de concretarse a
90
determinar las cuestiones de hecho y circunstancias de significación
inmediata, en relación con las medidas previas a emplear y con poste-
rioridad, a la profundización en lo relevante por los peritos y sobre las
demás cuestiones que rodean el caso, ofreciendo así, en su momento
procesal oportuno, la posibilidad de la aplicación consecuente de la
norma jurídica correspondiente.
Esto nos demuestra la interrelación recíproca que existe entre la in-
vestigación de los hechos y circunstancias y la labor jurídica de apli-
cación, en todo momento del derecho. Consideramos que no existe
una independiente de la otra, aunque en apariencia sean funciones
distintas.
La valoración de un elemento probatorio persigue el fin de esclarecer
hasta qué límite tiene solidez de prueba una declaración, un docu-
mento, un indicio, una huella, etcétera. El tribunal, en su caso, debe
corroborar si esos elementos le facilitan una base objetiva para dar
por esclarecidos los hechos, que son en definitiva, su objetivo central
en el caso. Siempre se ha de perseguir, como fines mediatos, si una
declaración testifical es verídica, si un elemento probatorio es com-
probado científicamente, si un documento es auténtico (indubitado),
etc., para lograr el objetivo final de ver si los hechos constituyen real-
mente un delito, y no menos importante es la comprobación de las
circunstancias que lo rodearon.
Existe toda una serie de valoraciones de carácter inmediato, pero hay
que tener mucho cuidado, pueden padecer de subjetivismo. Esto se
suele ver en la apreciación que puede hacer el interrogador al enfren-
tarse a un sospechoso y que de inmediato, instintivamente, se hace un
juicio del sujeto. Esto nos lleva a orientarnos en la ejecución de la
acción, a tomar y utilizar ciertas tácticas, pero de ninguna forma nos
puede llevar a una valoración del fondo de la cuestión. De igual forma
sucede con los dictámenes periciales múltiples o de comprobación, y
en general en todos los casos de apreciación de las pruebas. Se pre-
guntará el tribunal, el fiscal, etc., ¿qué técnicas utilizó el perito?; ¿está
en capacidad de informar sobre ese extremo?; ¿fue realmente
compartimentada la información que recibió sobre el caso o viene
prejuiciado a ofrecer su informe?
Innegablemente que la duda siempre ha de estar presente en el fun-
cionario que recibe la información y su deber es una valoración objeti-
va, no apresurada, sobre bases científicas lógicas.
91
La valoración y apreciación de los elementos probatorios discurre por
varios estadios o etapas. Apreciación en una etapa inicial por parte de
la instrucción, apreciación y valoración provisional por la instrucción
y el fiscal (fase preparatoria), examen de los elementos probatorios
para el informe conclusivo, por parte de la instrucción; examen de
esos elementos por parte del fiscal para sus conclusiones provisiona-
les. Valoración o análisis por parte del tribunal antes de aceptarla.
Valoración y apreciación por parte de la defensa en el trámite de eva-
cuación de conclusiones provisionales. Examen por parte del tribunal
(ponente) antes de entrar a juicio oral; valoración y práctica (inme-
diatez), en juicio oral; valoración de los resultados sobre las pruebas
practicadas en juicio oral, por todos los miembros del tribunal, antes
de dictar sentencia. Esto sin contar con las demás valoraciones que se
pueden dar en las impugnaciones (recursos), inclusive en procesos
de revisión.
92
En muchas ocasiones el tribunal ha de enfrentar una serie de dificul-
tades para formarse un criterio unitario, una visión de conjunto del
hecho. Esto se da cuando el mismo, y ocurre con frecuencia en el jui-
cio oral, es absorbido por las cuestiones particulares que lo alejan del
fenómeno, cuando se van a particularidades que realmente no merecen
tanta atención. Como se dice, tiene visión de los árboles dentro del
bosque en que se pierde, pero no puede ver el bosque en su totalidad.
No obstante, y para evitar errores, hay que saber discriminar la infor-
mación que se recibe, y no hay regla sin excepción, puesto que a veces
hay circunstancias que inicialmente parecían secundarias o neutrales
y de pronto, adquieren un significado esencial en la valoración del
caso en su conjunto. En ciertos casos esto conlleva a revelaciones no
conocidas, que imponen la realización de sumarias instrucciones com-
plementarias.
En relación con lo anterior tenemos que, en oportunidades, versiones
del caso dignas de análisis, se alejan de la reconstrucción, aparente-
mente más lógica del hecho; no han sido identificadas desde el primer
momento, pero si se les presta la debida atención, uno se puede per-
catar de su sustrato lógico y con ello, evitamos ir por caminos equivo-
cados. O sea, hay que prestar atención a todas las versiones por ilógicas
que nos parezcan en determinado momento.
Realmente, la búsqueda y valoración de versiones de un hecho, que
son divergentes, ocasiona un esfuerzo y gasto de energía mental y
recursos materiales enormes, pero siempre ha de rendir excelentes
frutos. Esto permitirá llegar al fondo del caso y contar con una aproxi-
mación más objetiva de la verdad para poder proceder consecuente-
mente en la aplicación de la ley, con muy pequeño margen de error.
Para el Derecho Procesal Penal, es un principio ineludible que solo
puede ser condenado un sujeto, acusado de delito, cuando se le han
probado los hechos que se le imputan. Una sentencia condenatoria
solo podrá dictarse si la misma está fundada en una prueba plena que
es exigible para toda constatación de hechos. La misma es indispen-
sable para dictar fallo, en cualquier procedimiento: civil, laboral, ad-
ministrativo, etc., aun en los procesos más simples.
La cantidad y medida de la prueba, para hacerla plena, están valida-
das mundialmente según sus características y cualidades, de ahí que
surjan innumerables clasificaciones por distintos autores, pero lo esen-
93
cial está determinado, repetimos, por su calidad. Hay casos en que
con un pequeño número de pruebas se puede llegar a una total con-
vicción, mientras que en otros, con un inmenso cúmulo de supuestos
elementos probatorios es imposible llegar al esclarecimiento de los
hechos por mucho que se argumente a favor de los indicios que se
tienen al respecto.
La libre apreciación de la prueba, por sí sola, llevaría a errores de
carácter subjetivo, por lo cual la misma deberá siempre estar acompa-
ñada de la razón de ciencia.
La determinación de la cantidad de pruebas que hacen prueba plena,
debe basarse en el concepto de certeza, y solo cuando su análisis y
valoración deviene de un funcionario desprejuiciado y con suficientes
principios experienciales. Esto choca en múltiples ocasiones con una
realidad objetiva, o sea, la desigualdad existente en la composición de
los tribunales, su desigual nivel y preparación, además esto no es de
extrañar, ya que en determinados ejemplos el juzgador considera que
su función no es el establecimiento de un sistema de ciencia, sino que
lo que él debe resolver es la cuestión de Ley a la que se enfrenta.
En los procesos penales, la determinación de culpabilidad o inocencia
ha de estar basada en un alto grado de certeza, habida cuenta que lo
que está en juego son cuestiones altamente valoradas, la vida, la liber-
tad, el honor. La impartición de justicia pues, en este ámbito, conlleva
a la aplicación de un sistema de apreciación y valoración justo y com-
patible con los principios de nuestra sociedad, con la administración
de justicia a que vienen obligados por ley.
Como punto final vamos a mostrarles una síntesis que por sí ilustra,
de forma esquemática, algunas concepciones sobre la prueba.
PRUEBA
Importancia:
– Por la función que cumple al llevar al conocimiento del juez (tribunal)
la certeza de los hechos que ha de juzgar. Pero es más aún, es el eje
diamantino sobre el que habrá de girar el proceso de inicio a fin, es lo
único que lo ha de vincular con el conjunto de fenómenos, hechos y
circunstancias, de las verdades que de una manera u otra han de ser
recogidas por el proceso para que el mismo sea eficaz y eficiente.
94
Concepto general:
– Demostración de determinados hechos....
– Significa hacer conocidos para el Tribunal los hechos controverti-
dos y dudosos y darles certeza de ciertos.
Dos vertientes:
– Orientación material: prueba como demostración de un hecho, de
su existencia, la verdad de una afirmación...
– Orientación formal: fijación formal de los hechos judiciales proce-
sales. Hechos fijados por las partes...
Distinciones en cuanto al concepto de acuerdo con los términos
empleados:
– Elementos de prueba: categorías lógicas que se dan o son particu-
larmente aplicables a los problemas del derecho probatorio.
– Fuentes de la prueba: operaciones mentales mediante las que se
obtiene o puede obtener la convicción judicial de las que brota o
puede brotar el convencimiento.
– Medios de prueba: instrumentos que, por conducto de la fuente de
prueba, llevan eventualmente a producir la convicción del Tribunal.
– Materia de la prueba: sustancia a la que el medio de prueba va
incorporado y que en este se integra sin confundirse por entero con él.
– Tema de la prueba: objeto de la prueba misma. Datos ya introduci-
dos en el proceso de cuya existencia o inexistencia se trata de con-
vencer al Tribunal.
– Motivos de la prueba: especiales razones o fuentes por las que el
Tribunal, ante quien la prueba se practica, cree o no en su resultado.
En Derecho Material y en el Procesal:
Se puede plantear en un sentido general, que el hombre trabaja cientí-
ficamente para demostrar a través del conocimiento, si los hechos,
fenómenos o circunstancias que le interesan, existen o no, por lo que
ha de probarlos. De ahí esa concepción en un sentido amplio, pues
aquello que esté orientado a demostrar la realidad objetiva será un
medio de prueba. Pero hay que distinguir que cuando esta prueba va
a ser el elemento para llevar a un Tribunal de Justicia al convenci-
miento, y esto se da dentro del proceso, tendrá un carácter procesal,
95
de no ser así y desarrollarse en el terreno extraprocesal, tendría carác-
ter material.
Similitud y diferencias entre prueba en el sumario (fase preparato-
ria) y prueba en juicio oral.
Sobre esto hay distintas posiciones, unos la consideran desde el punto
de que son de igual naturaleza y otros la separan como instituciones
diferentes.
– Un criterio muy aceptado es el de Beting, que señala que: (diferen-
ciador) “...el Juez debe cerciorarse , por un lado, de los preceptos
jurídicos, y por otro, del material fáctico, para poner en contacto lo
uno con lo otro, y que la...”
– Sin embargo hay el criterio (unitario, podríamos decir) que engloba
y estudia a la par la actividad procesal de investigación y la prueba
propiamente dicha (Hippel).
LA PRUEBA
Elementos constitutivos:
Carga de la prueba en general. Concepto derivado de lo planteado
por: Saraceno, Padova, 1940).
– Sujetos:
Activo: no es de quién proviene el acto probatorio, es a quien ha de
imputársele, es el causante de tal actividad. Ej: No es el testigo, es
la parte que lo presenta (Fiscal-Defensor).
Pasivo: es la parte contraria a quien realiza la prueba. Es aquel al
cual va dirigida, es el destinatario. El Tribunal.
– La carga de la prueba tiene un sentido jurídico procesal de necesi-
dad normativa, alternativa, imperfecta e incompleta, cuya obser-
vancia tiene como efecto hacer considerar como existentes o no
existentes los hechos que habrán de ser probados.
Objeto: (general)
Dar al Tribunal, a su sentido común, las guías para llegar a la cer-
tidumbre, a la certeza, a su convicción interior, arribar al criterio de
la verdad. Aunque esto, desde el aspecto subjetivo, de la certidum-
bre moral solamente, implica el peligro del error, por lo que tiene
que vincularse obligatoriamente con la investigación y razón de
96
ciencia dentro de un proceso. Nos lleva de la mano a no decir lo
que debe ser (condena) sino a plantearnos lo que fue y lo que es
(hechos y calificación).
Esta carga de la prueba, como ya vimos al estudiar las diferencias
entre el Derecho D.P.P. y el D.P.C. son destacadas, de lo cual solo
haremos una breve referencia listada:
– Distinta naturaleza del conflicto a resolver.
– Los derechos son irrenunciables, en lo civil, el que no cumpla con
la carga se atendrá a los perjuicios. En el Penal no puede el Estado
renunciar a tal acción.
– Sentido distinto por la falta de estímulo privado en el Ministerio
Fiscal ya que la prueba puede ser favorable o no al acusado y él
está obligado a plantear ambas.
– Excepción: La querella.
97
2. Jiménez Asenjo
Este autor las clasifica en atención a sus elementos constitutivos, fuen-
tes de procedencia, medios de obtención, etc., como:
– Naturales y racionales
– Propias e impropias
– Plenas y semiplenas
– Mediatas e inmediatas
– Cargo y descargo
– Simples y compuestas
– Positivas y negativas
– Objetivas y subjetivas
– Civil y penal.
Esta clasificación, en muchos casos, sus términos y conceptos, tienen
un sentido análogo en el civil y el penal, pero esencialmente son estu-
diados en el civil. De todas formas veremos algunas clasificaciones
más comunes:
Por los sujetos:
– Por iniciativa de parte.
– Por iniciativa del órgano jurisdiccional.
Por el objeto:
– Prueba pertinente o útil.
– Prueba impertinente o inútil.
Por el acto:
– Oral
– Escrita
– Pública
– Secreta
Por el resultado:
– Prueba plena.
– Secundarias o accesorias.
98
Carnelutti. Lecciones de Derecho Procesal Penal:
– Prueba personal.
– Prueba real.
– Prueba conjetural (indiciaria) = probabilidad.
Por ser las de mayor interés en estos momentos las estudiaremos con
mayor profundidad (parte 3).
b) Imparciales:
– Testifical. Vínculo casual con los hechos (puede ser tachado en
ocasiones).
– Pericial. Intervención de tercero con carácter técnico. (Auxilia-
res de los tribunales).
99
a) Instrumentos:
– Pruebas materiales. El Tribunal los observa directamente y obran
en el expediente.
b) Documentales:
– Se ubican en este punto como prueba real, otros no. Se plantea
que con anterioridad hubo intención de terceros, pero considera-
mos a nuestro efecto que también son analizados directamente.
c) Inspección ocular (reconocimiento judicial):
– Inspección de objetos y lugares. Se tiene que desplazar al lugar
pues no se pueden traer al Tribunal.
Indiciaria
– Indicio: es un signo aparente y probable de que existe una cosa.
Muestra, señal y signo.
– Prueba indiciaria: es todo aquel acrecimiento o elemento sobre el
que se asienta la deducción del Tribunal en su raciocinio lógico de
la prueba. Aquellos en los cuales él funda su convicción. Ejemplo:
huellas, rastros, etcétera.
– Muchos los asimilan a la presunción.
– Otros señalan que “son la causa, el hecho conocido y la presunción
es el efecto”.
– Es la prueba imperfecta.
a) Existencia de elementos probatorios que no tienen el grado de
eficacia completa, se refieren a un grado de probabilidad.
b) Partiendo de la deducción de un indicio, este nos puede llevar a
inducir la probabilidad de la ocurrencia de un hecho.
c) En esta “prueba”, sea cual fuere su aceptación, en cuanto a de-
finición o ubicación dentro de clasificaciones, es donde más que
en ninguna otra, “campea el arbitrio judicial”.
Aunque se refiera que las diligencias sumariales no son más que actos
preparatorios y que la prueba como tal, su apreciación será en el
juicio oral, se pudiera entender (con un criterio amplio) que ambas
tienen una naturaleza análoga, pues ambas deben conducir al con-
vencimiento de alguno de los operadores centrales del sistema jurí-
dico penal. En la fase preparatoria o sumarial a quien corresponda
aplicar las medidas cautelares (los italianos la denominan “prueba
100
levior”) y la que se practica en el juicio oral por el Tribunal estará
orientada a la adopción de una resolución condenatoria o absolutoria.
O sea, en ambos casos, se trata de llevar al conocimiento, del que tiene
que tomar una determinación, de la concurrencia o no de elementos,
de datos, de circunstancias que han de servir como fundamento de lo
que debe decidir.
En esto estriba la diferencia y la misma, como se ve, no ha de causar
efecto en lo esencial de los fines del proceso, pues aunque persiguen
finalidades distintas, su razón de ser es el “convencimiento”.
Valor según su momento:
Valor de Prueba en Fase Preparatoria.
– Convencimiento para aplicación o no de:
a) Dictar auto de apertura al procesamiento.
b) Dictar auto de medida cautelar.
c) Archivo de actuaciones o sobreseimiento.
En Juicio Oral o Plenario:
– Sentencia absolutoria.
– Sentencia condenatoria.
Conclusiones
Sin pretender minimizar, en ningún sentido, el valioso contenido de lo
estudiado en esta primera parte, consideramos, que tanto en la fase
preparatoria como en el juicio oral, se trata de llevar al conocimiento
del que tiene que tomar una determinación, sobre la base de empeña-
das investigaciones dirigidas a descubrir verdades, que a veces han
de ser encontradas con poco o ningún esfuerzo con posterioridad.
Cuantos hechos, que se han repetido a la vista nuestra diariamente, no
han pasado inadvertidos y cuánto nos hemos admirado al compren-
derlos después de tener la necesidad de analizarlos, de investigarlos.
¿Cómo, hasta un momento dado, no los habíamos comprendido? A
veces ocurre con los elementos de prueba lo que dice la Biblia: “...tie-
nen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen...”. De ahí, la necesaria
indagación, análisis y apreciación de la prueba, sea en cualquier fase
del proceso y trátese del procedimiento que sea, con carácter material
101
o procesal, una necesidad imperiosa para lograr una aproximación a
la “verdad material”.
Bibliografía
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http://www.nexos.co.,cr/credespul/revelec/penal/armenta.htod
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LÓPEZ MORENO, SANTIAGO: La prueba de indicios, Librería Victoriano Suárez,
Madrid, 1902.
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1990.
MORENO GONZÁLEZ, L. RAFAEL: Manual de introducción a la Criminalística,
Edit. Porrua S.A., México, l979.
NARVÁEZ ROCHA, DAEN IVÁN: Técnicas de Investigación y Método general de
soluciones, SIP, Bolivia, 1994.
TIBOR KIRALY: Procedimiento criminal. Verdad y probabilidad, Ed. Ciencias So-
ciales, La Habana, l988.
102
Capítulo VI
EL INDICIO: SU INCIDENCIA
EN EL PROCESO Y EN LA CIENCIA
CRIMINALÍSTICA
1
ELLERO PRIETO: “De la certidumbre en los Juicios Criminales o Tratado de la Prueba en materia
Penal”, Madrid, 7ª ed. Reus, 1980.
103
de que confesara su delito, lográndose en tal forma evitar todo riesgo de
error judicial.2
Mitermaier relata que en tiempos de la ley Carolina, el tormento era
práctica usual, de forma que cuando concurrían indicios, “el acusado
era entregado al atormentador, a fin de arrancarle la confesión”, por
tanto no se condenaba por indicios puesto que la tortura los venía a
hacer innecesarios. Hace una interesante exposición sobre otras le-
gislaciones del pasado siglo, como la Ley Bárbara que exigía la con-
currencia de indicios anteriores, concomitantes y posteriores a la
comisión del delito, lo que equivale como mínimo a seis indicios. La
ley de Oldemburgo de 11 de octubre de 1820 exigía al menos tres indi-
cios (dos concomitantes con uno anterior o posterior), la ley austría-
ca de 6 de julio de 1833 exigía tres, la ley de Weimar de 1819 y la ley de
Hannover de 1822 solo autorizaban la condena por indicios cuando
los jueces la pronunciaban por mayoría de las tres cuartas partes de
voto. El código austríaco y el código bárbaro prohibían, en la condena
por indicios, la aplicación de determinadas penas, como la de muerte.3
En la legislación española existen varios antecedentes de esta contro-
vertida institución procesal:4 la acepción de indicios procedente de
las partidas, que aunque en general, no aceptaron la prueba de indi-
cios algunas como la ley Octava, Título XIV, y Partida III, hablan
de que son muchas las especies de pruebas; la ley anterior no hablaba de
indicios aunque se cite como precedente por los autores, sino de pre-
sunción o grandes sospechas; pero cuando se hablaba de sospecha,
en esta y en otras leyes de Partidas, se hacía en el sentido que es el que
creemos que ha venido conservándose de recaer determinadas medi-
das sobre la persona considerada como sospechosa.
Posteriormente comenzaron a llegar a la provincia de Ultramar las
“Leyes de Indias” dictadas por el Rey de España y otros órganos como
la Audiencia de la Española y la Casa de Contratación de Sevilla, en el
contenido de las cuales aparecen las primeras normativas en materia
penal y procesal.
2
CESSARE DE BECCARIA: De los delitos y las penas, Alianza Editorial S.A., Madrid, 1968, p. 3.
Señala “es difícil imaginar, incluso cuando se consultan los documentos originales más segu-
ros, en qué co1nsistían esos lugares de desolación y de sufrimientos físicos y morales donde no
se toleraba ni la pereza, ni la fatiga, ni el agotamiento, ni la enfermedad. Se quería dudar que
los hombres hayan podido infligir a otros hombres un tratamiento tan bárbaro”.
3
MITTERMAIER: “Tratado de la prueba en materia criminal”, Madrid, 1877, pp. 395; 398; 399; 400
y 401.
4
CARLOS VIADA PUIGCEVER: Lecturas de derecho procesal penal para jueces.
104
Las ordenanzas de Cáceres, constituyen el primer intento de regular
jurídicamente el procedimiento judicial, de forma incipiente en nues-
tro Derecho; en segundo lugar la Constitución de Cádiz, que estableció
los principios fundamentales que debía contener la justicia penal, como
la eliminación de los apremios y tormentos, la publicidad del proceso con
sujeción a lo que disponían las leyes, la supresión del juramento del
acusado, entre otros.
En 1868 se proclama el principio de la libre apreciación de las pruebas
por la conciencia del juez. Esto motivó la reforma del procedimiento
criminal en 1870 y la promulgación de la Ley Provisional del 18 de
junio que en su artículo 12 recoge a los indicios graves y concluyentes,
como uno de los medios de prueba que debe apreciar libremente el
magistrado. Se plantea en ella que para poder fundamentar la conde-
na solamente en indicios era necesario:
Primero: que hubiese más de uno.
Segundo: que resulte probado el hecho derivado de los indicios, y
Tercero: que el convencimiento producido por la combinación de los
indicios fuese tal que no dejara lugar a duda racional de la
criminalidad del acusado, según el orden natural y ordina-
rio de las cosas.
La Ley de Enjuiciamiento Criminal, aunque sufrió varias enmiendas,
rigió en Cuba hasta el 25 de junio del año 1973 que se promulga
la Ley No. 1251, donde nuestro sistema de enjuiciar se convierte en
mixto y el tribunal dicta su fallo sin sujeción a ninguna regulación
valorativa de las diligencias de prueba.
Más tarde, con la promulgación de la Constitución y el establecimiento
de una nueva división política administrativa y judicial, fue necesario
sustituir la ley 1251 por otra con la misma denominación, puesta en
vigor el 13 de agosto de 1977, Ley No. 5 la cual se mantiene vigente,
con dos modificaciones5 muy importantes que fortalecieron las garan-
5
La primera modificó y amplió la competencia de los Tribunales Municipales Populares, atribuyó
una participación más activa al Fiscal, se democratizó el proceso y se establecieron términos
perentorios breves y la cadena procedimental quedó estructurada así: Policía-Fiscal-Tribunal.
La segunda, independizó las fases del proceso penal con figuras procesales, a cuyo cargo está
su desarrollo y, en sus respectivas fases la Policía, el Instructor y el Fiscal pueden dictar las
105
tías de los acusados y sus representantes legales, acogiendo las mo-
dernas ideas sobre la forma de encausar.
En la actualidad el término indicio está ligado estrechamente a la acti-
vidad probatoria, pese a que algunos hayan precisamente distinguido
entre la prueba directa y la prueba indiciaria. Debemos tener presente
que el indicio puede ser equivalente al hecho base de la presunción o
afirmación base, y puede al mismo tiempo ser objeto de la llamada
prueba por indicios o prueba circunstancial y esta siempre se resuelve
en una presunción judicial, pues aunque se practica en el proceso
civil, ha sido y es una institución peculiar del proceso penal.
En el proceso penal, el inculpado actuará clandestinamente, y tratará
siempre de falsear, ocultar o eliminar los vestigios del delito cometido,
y el proceso versará en la reconstrucción de los hechos que deberán
reproducir en forma crítica, a partir de los rastros, huellas micro fi-
bras o cualquier elemento de los que siempre deja el autor en el lugar
del hecho, y que pueden servir para desentrañar la realidad que no
puede ser trasladada directamente al proceso en forma representativa.
Según Silva Melero, siguiendo un sector de la doctrina italiana enca-
bezado por MANZINI, existen varias diferencias entre el indicio y la
presunción, cuya naturaleza jurídica es totalmente distinta; considera
el indicio una circunstancia cierta de la cual se puede obtener, por
inducción lógica, una conclusión sobre el hecho desconocido cuyo es-
clarecimiento se intenta y reconocer que el convencimiento indiciario
se funda en una presunción relativa, dice también que existen nota-
bles diferencias entre ambas instituciones porque el indico es un me-
dio de prueba de carácter específico y cierto, mientras que la presunción
tiene carácter lógico inductivo.
Manuel Serra señala que entre indicio y presunción no existen otras
diferencias que las resultantes de integrar momentos distintos de un
mismo juicio ya que el indicio es el elemento inicial de que parte la
presunción, y presunción es la actividad intelectual del juzgador que,
106
partiendo del indicio, afirma un hecho distinto, pero relacionado con
el primero causal o lógicamente.6
CARNELUTTI7 denunció el incompleto criterio de quienes considera-
ban que el indicio era objeto de prueba y no medio de prueba señalan-
do que “procede considerar el indicio de manera completa, o sea en su
actitud pasiva de hecho que debe ser probado (tema de prueba)”. Po-
demos apreciar que los elementos apuntados y criticados por el autor,
también adolecen de esta visión incompleta, al considerar el indicio
como un medio de prueba instrumental, que servirá de base para la
formulación de una presunción.
En lo relativo al carácter inductivo del indicio frente al deductivo de la
presunción, tampoco debemos admitirlo, porque el indicio en sí mis-
mo considerado, carece de toda relevancia en cuanto no sea objeto de
la actividad deductiva en que la presunción consiste; el indicio es in-
troducido en el proceso como resultado de un medio de prueba y se
forma, por tanto, inductivamente, solo tiene relevancia como institu-
ción independiente en cuanto sobre él se monta el razonamiento de-
ductivo en que la presunción se resuelve. En otro caso el indicio al
hallarse por definición alejado del thema probandi, para nada influye
en el juicio de hecho de la sentencia.
Hay otros autores que abordan este tema, solo cito a continuación la
distinción propuesta por CONIGLIO 8 y CARNELUTTI,9 al exponer
que si bien el indicio puede constituir en ciertas ocasiones la afirma-
ción base de una presunción, en otras constituirá únicamente un modo
de principio de prueba; este argumento es ampliado por CARRERAS,
siguiendo una intuición de FENECH,10 indicando que mientras en el
6
MANUEL SERRA: Ob. cit., p. 17, sobre la confusión reinante en la doctrina en torno a la colocación
sistemática de la presunción, ver pp. 10, 47 y ss.
7
CARNELUTTI: La prueba civil, trad. Niceto Alcalá-Zamora y Castillo, Buenos Aires, 1955, p. 192;
en la p. 200, nota 342 expone Carnelutti que “en el lenguaje corriente, indicio se usa para
significar tanto la fuente de presunción en su conjunto, como aisladamente cada uno de los
hechos cuyo conjunto constituye la fuente de presunción, ocurriendo lo mismo con la presun-
ción”; conviene observar no obstante que, en una etapa posterior, Carnelutti (Sistema del
Dirito processuale civile, Padua, 1936, t. Y, p. 718) se pronunció por la distinción entre
presunción e indicio.
8
CONIGLIO: La presunzione nel processo civile, Roma, 1928, núms. 73 y 74.
9
CARNELUTTI: Sistema, cit., t. Y, p. 718.
10
FENECH: Ob. cit., t. Y. p. 605.
107
proceso civil el indicio será siempre la afirmación base de la presunción,
en el proceso penal es preciso varios indicios para formar la prueba
indiciaria.
Así pues, un indicio no tiene por sí solo fuerza suficiente para originar
una presunción y mucho menos ser reforzado jurídicamente con otros
indicios, carece de relevancia a efectos probatorios y no puede ser
apreciado siquiera como principio de prueba, tampoco la pluralidad
de indicios que constituyen la afirmación base de la presunción, ya
que dicha pluralidad se da muy a menudo en el proceso civil;11 pero
también resulta difícil admitir que una institución estructuralmente
idéntica como la presunción judicial y la prueba indiciaria deba ser
diferenciada únicamente porque en el proceso civil produzca una “pro-
babilidad cualificada” y en el proceso penal “certeza”, si tenemos en
cuenta que ambas se reflejan en la convicción del juzgador, que puede
ser más o menos profunda en uno u otro caso; y que solo debemos
entender por indicio el hecho base de una presunción, y por prueba
indiciaria la presunción formada en un proceso penal.
Varias son las normas que regulan los indicios en la LECRIM, lo
hacen en forma totalmente indirecta, determinando el procedimien-
to mediante el cual deben ser aportados al proceso o testimoniados
aquellos objetos o declaraciones de las cuales puedan desprenderse
indicios que sirvan al juzgador para formar su presunción.
Se destacan los artículos comprendidos en los capítulos I y II del Tí-
tulo V del Libro II de la precitada ley, referente a la inspección ocular
y al cuerpo del delito. Cuando el delito que se persiga haya dejado
vestigios o pruebas materiales de su perpetración, el investigador re-
cogerá y conservará para el juicio oral si fuera posible, procediendo al
efecto a la inspección ocular, a la fijación de todos los elementos y a la
descripción de todos los detalles que puedan tener relación con la exis-
tencia y naturaleza del hecho tanto para la imputación como para la
defensa (art. 326).
Cuando no hayan quedado huellas o vestigios del delito, el investigador
averiguará o hará constar si la descripción de las pruebas materiales
11
CARRERAS: Ob. cit., pp. 568 y 569, donde utiliza otros instrumentos ya examinados, como el
relativo a que el indicio viene regido por criterios de causalidad, y que las máximas de expe-
riencia en la apreciación de la prueba indiciaria son las mismas que en cualquier otra prueba,
con lo que incide en el mismo defecto ya denunciado respecto de Manzini y sus seguidores.
108
ha ocurrido natural, causal o intencionadamente, y las causas de la
misma (art. 330); y si fuere de los que no dejan huellas de su perpetra-
ción, procurará hacer constar por declaraciones de testigos y por los
demás medios de prueba la ejecución del delito y sus circunstancias
(art. 331).
El investigador deberá recoger a primera hora las armas instrumentos
o efectos de cualquier clase que pudieran tener relación con el delito, o
en poder del acusado, o en otra parte conocida, extendiendo diligen-
cia expresiva del lugar, tiempo y ocasión en que se encontraren,
describiendo minuciosamente todas las circunstancias del hallazgo
(art. 334); describirá igualmente, en caso de ser habida la persona o
cosa objeto del delito cada detalle o circunstancia y especialmente las
más relacionadas con el hecho punible.
A todas estas diligencias encaminadas a obtener indicios sobre la per-
petración de los delitos en general se unen otras especiales según las
características de cada delito. El artículo 328 dispone que si se tratare
de un robo o de cualquier otro delito cometido con fractura, violencia
o escalamiento, se deberá describir los vestigios que haya dejado y
consultará el parecer de peritos sobre la forma, instrumentos, medios
o tiempo de la ejecución del delito; y en los de robos, estafas u de otro
tipo en que se deba hacer constar la preexistencia de las cosas roba-
das, hurtadas o estafadas, se recibirá información sobre todas las cir-
cunstancias que ofrecieren indicios de hallarse el agraviado poseyendo
aquellas al tiempo en que resulte cometido el delito (art. 364). Lo mismo
ocurre en los sumarios instruidos por causa de muerte sospechosa,
en los que se expondrá el occiso al público, para su reconocimiento y
para el esclarecimiento del hecho y sus circunstancias.
Esta ley, además de facilitar la introducción de indicios en el sumario
mediante las diligencias de instrucción que se practican en esta fase,
la determinación de los indicios por parte del perito es fundamental,
por la trascendencia que estos tienen en el fundamento de la senten-
cia, especialmente en el proceso penal.
109
íntima convicción del juez, que es libre para apreciar el valor probatorio
de los indicios. En esta línea de clasificaciones SERRA12 nos indica,
examinar hasta qué punto pueden clasificarse de reales indicios, los
admitidos por la doctrina, y en ese sentido señalaremos que:
Según la fuerza probatoria asignada por el legislador, los indicios se
distinguieron en leves, ligeros, graves, racionales, graves o gravísimos.
Pueden revestir carácter general respecto a todos los delitos, o bien
ser propios y especiales de determinados delitos en particular.
Según sean circunstancias anteriores, coetáneas o posteriores al delito
pueden distinguirse en antecedentes, concomitantes y subsiguientes.
Próximos o remotos, causales o efectuales, mediatos e inmediatos,
positivos o negativos, reales o personales.
Actualmente solo se distingue entre indicios necesarios y contingen-
tes, según se requiera uno o varios para la convicción del juez.
Dada la importancia de la sentencia penal, y la vigencia del principio
in dubio pro reo, no basta un solo indicio para formar la convicción
del juzgador, es imprescindible la presencia de otros elementos o
pruebas. El indicio solo produce probabilidad, por tanto no debe ver-
se en función de la culpabilidad o inocencia del imputado, sino como
una afirmación base de la que pueden extraerse afirmaciones de inte-
rés para el relato de los hechos delictivos.
Cualquier hecho aportado al proceso, aparentemente indiferente, pue-
de convertirse en indicio a través de una de las diligencias probatorias
realizadas, entre las que se destacan, la inspección del lugar, los docu-
mentos aportados por las partes, las declaraciones de testigos y de los
acusados o sospechosos, estos últimos tienen una doble importancia
pues al ser los que más directamente están relacionados con el hecho,
podrán aportar la mayor cantidad de elementos para demostrar su
culpabilidad o su inocencia.
El indicio debe hallarse totalmente probado para que pueda servir de
base a una presunción, que se forma como hemos dicho anteriormente,
en la mente de los que conforman el tribunal, con posterioridad a la
celebración del juicio oral y antes de dictar sentencia definitiva, si al
12
DOMÍNGUEZ SERRA: Función del indicio en el proceso penal, en “ Estudios de Derecho Procesal”,
1969, p. 706.
110
valorar las pruebas aportadas en el proceso, existe algún hecho que
en principio probado, puede servir como indicio, los jueces extraerán
de este las correspondientes presunciones, las que podrán ser impug-
nadas por las partes en caso de no estar de acuerdo.
Los indicios
Antes de adentrarnos en el análisis específico del indicio y su natura-
leza jurídica quisiéramos destacar la importancia que tiene el conoci-
miento indirecto en el ámbito del proceso penal cuando este muchas
veces va a permitir la imputación de determinados delitos en los cua-
les no es posible un conocimiento directo de los actos de una persona
que lesiona bienes jurídicos tutelados por la Ley sustantiva. Por cuan-
to la unidad de tiempo y lugar no será siempre coincidente para quie-
nes puedan intervenir o presenciar ese hecho, es decir, el conocimiento
indirecto nos puede proporcionar elementos que nos permitan averi-
guar la verdad de lo que sucedió en determinado lugar y a determina-
da hora, lo cual solo sería posible si por ejemplo un testigo presencial
pudiera reportar, por cuanto el conocimiento indirecto permite saber
de determinados hechos o acaecimientos de la vida cotidiana que
vivencialmente no podemos apreciar. En este sentido la prueba
indiciaria va a constituir una manifestación del conocimiento indirecto
en el ámbito del proceso penal, este es un elemento de su importancia.
Definiciones de indicios
Muchas son las definiciones vertidas al respecto:
Dellepiane13 dice:
“Es todo rastro, vestigio, huella, circunstancia, y en general, todo hecho
conocido, o mejor dicho debidamente comprobado o susceptible de
llevarnos, por vía de inferencia, al conocimiento de otro desconocido.
13 “
Filosofía del Derecho Procesal, Ensayo de una Teoría General de la Prueba”. Dictado en la
Universidad de Buenos Aires por el doctor Antonio Dellepiane, publicadas dichas disertaciones
al finalizar el curso en que fueron profesadas; de alto valor científico, abonados por altos juicios
imparciales y autorizados, verbigracia el erudito y extenso juicio teórico que le dedicó en la
“Revue Philosophique el Profesor de Lógica de la Facultad de Letras de París, señor Llande, así
como por el hecho de haber ella merecido los honores de su traducción al francés y de su
publicación en la Biblioteca Sociológica Internacional. Sesión del 21 de febrero de 1914, p. 69.
111
”Los indicios siempre derivan de hechos afirmativos o negativos, y
cada uno de ellos produce convicción, según excluya mayor número
de omisiones o explicaciones del hecho. Ofrecen gran importancia en
el proceso penal, ya que no siempre tienen a la disposición pruebas
directas que autoricen a considerar existente la conducta perseguida,
y entonces, ante la realidad del hecho que revista caracteres delictivos,
es necesario hacer uso de los indicios, con el esfuerzo lógico-jurídico
intelectual necesario antes de que se produzca la impunidad”.
Mittermaier14 asegura que:
“Un indicio es un hecho que está en relación tan íntima con otro he-
cho, que un juez, llega del uno al otro por medio de una conclusión
muy natural... es el hecho o circunstancia accesoria que se refiere al
crimen principal y que, por lo mismo, da motivo para concluir, ya que
se ha cometido el crimen, ya que, ha tomado parte en él un individuo
determinado, ya, por fin, existe un crimen y que ha sido de tal o cual
modo consumado”.
Un indicio es una probabilidad mayor o menor, un conjunto de ellos
solo resulta una suma de probabilidades, y por grande que sea esta
suma, nunca puede constituir certeza.
La verdad en el indicio, no está en los hechos, sino en la realidad de
los hechos, y como esta relación no se patentiza por sí misma, sino en
virtud de operaciones meramente subjetivas, de aquí que este género
de apreciación sea y deba llamarse puramente subjetivo.
Según Vicenzo Manzini15
“ ...el concepto de indicio es tal vez, uno de los más ambivalentes y
confusos que puedan darse en el derecho probatorio”.
“...indicio es la cosa, el suceso, el hecho conocido del cual se infiere
otra cosa, otro suceso, otro hecho desconocido... El indicio no es una
forma lógica de pensar...”
14
Tratado de la prueba en materia criminal. Mitermaier.
15
VICENZO MANZINI: Tratado de Derecho Procesal Penal, Ediciones Jurídicas, Europa-América,
Chile. 2770, Buenos Aires, p. 482.
112
La doctrina ha considerado la existencia de los indicios calificándolos
en necesarios y contingentes o probables; así como también, al mo-
mento de su producción, a los derivados de las huellas del delito, y los
que surgen de las manifestaciones posteriores del delito.
Sobre la primera clasificación (necesarios) opino, que no merece tal
distinción, porque un solo indicio por muy evidente que esté no posi-
bilita una inferencia. La convicción indiciaria se funda por lo tanto, en
un silogismo, como a continuación exponemos:
Premisa mayor: problemática fundada en la experiencia (presuncio-
nes relativas).
Premisa menor: comprobación del hecho (circunstancias indiciantes,
positivas o negativas).
Del análisis de estas premisas podemos obtener las características de
la premisa menor, que es concreta y cierta y de la referencia mayor
(abstracta y problemática) una conclusión acertada.
Varias son las posiciones u opiniones mantenidas por los procesalistas,
respecto a la confusión existente entre indicios y presunciones:
Unos consideran al indicio como algo menos que la presunción,
otros, como algo más que la presunción,
algunos, lo ven como algo igual que la presunción y,
un último grupo expone, el indicio como hecho base y a la presunción
como inferencia.
16
Técnica Probatoria. Estudio sobre las dificultades de la prueba en el Proceso Penal. Ed. Praxis,
Barcelona, 1983. p. 31.
113
lejos de la prueba inicial, porque sus resultados no definen certeza,
sino probabilidad.
En esta misma línea dice Lessona
“el indicio es la prueba imperfecta, mientras que la presunción puede
ser una prueba perfecta”.17
17
Teoría General de la prueba en Derecho Civil. Traducción por Aguilera de la Paz Lessona.
Citado por Carlos Viada López-Puigcerver en Lecciones de Derecho Procesal Penal, 1984,
p. 227.
18
Tratado de Derecho Procesal Penal, tomo III, Buenos Aires, 1978, p. 483.
19
De la certidumbre en los juicios criminales o tratado de la prueba en materia penal. 7ª ed.
Biblioteca Jurídica de autores españoles y extranjeros, Ed. Reus, 1980. Madrid. Cfr. de cuader-
nos del Derecho Judicial. La prueba inicial. Juan Alberto Belloch Julbe. Vocal del Consejo
General del Poder Juidicial.
114
Silva Melero sobre el indicio dice:
20
Presunciones e Indicios en el Proceso Penal”, Revista General de Legislación y Jurisprudencia,
Instituto Editorial Reus, Madrid, 1944.
21
Tratado de la prueba en Materia Criminal.
115
Similar opinión manifiesta Muñoz Sabate al igualar la naturaleza jurí-
dica del indicio y la presunción exponiendo lo siguiente:
“Deja de ser un juicio lógico, un razonamiento discursivo, para con-
vertirse en un hecho que sirve para probar otro hecho”.22
No consideramos acertados estos criterios, pues aunque se debe pre-
cisar y distinguir primero a qué clase de presunción se trata, es un
error confundir indicios con presunciones. El primero es siempre un
hecho, algo objetivo y la presunción, es siempre un juicio lógico, un
razonamiento.
Y la última corriente, que es la más generalizada en la doctrina y a la
que me afilio.
22
Tratado probatorio, Estudio sobre las dificultades de la prueba en el proceso, Ed. Praxis,
Barcelona, 1983. Cfr. Cuadernos de Derecho Judicial, 1982.
23
“Estudios de Derecho Procesal, Ed. Ariel Esplugues de Llobregat, Barcelona, 1969. Tomado
del Cuaderno de Derecho Judicial, p. 35.
24
“Teoría probatoria”. Estudio sobre las dificultades de la prueba en el proceso, Ed. Prats,
Barcelona, 1983, p. 32.
116
hecho conocido o demostrado y el que se trata de deducir o mostrar)
que produce la libre valoración y convicción del juez.
El indicio en la criminalística
Mientras el proceso penal considera prueba, la demostración evidente
de un hecho concreto, para la criminalística prueba es cualquier con-
secuencia del delito, una huella, un rastro, cualquier vestigio.
Como referimos anteriormente el Sistema de Enjuiciar cubano, es un
modelo mixto, que permite al Tribunal dictar sus fallos, sin sujeción a
ninguna regulación valorativa de las diligencias de prueba, no obstante,
son varios los preceptos que comprenden indicios en la definición de
la conducta de que se trata , como ocurre en las definiciones contenidas
en los artículos 214, 234, 248, 259 y 330 del Código Penal.25
25
Artículo 214: El que, porte o tenga en su poder un puñal, una navaja, un punzón, un cuchillo o
cualquier instrumento cortante, punzante o contundente, cuando las circunstancias de la
ocupación evidencie que está destinado a la comisión de un delito o a la realización de cual-
quier acto antisocial, incurre en sanción de privación de libertad de tres meses a un año o multa
de cien a trescientas cuotas.
Artículo 234: El que, habitualmente se dedique a la adquisición, ocultación o cambio de
objetos o mercancías que por su naturaleza o por las circunstancias de la transacción, eviden-
cien o hagan suponer racionalmente que han sido introducidos en el país con infracción de las
disposiciones legales, o intervengan en cualquier forma en su enajenación o venta, incurre en
sanción de privación de libertad de seis meses a dos años o multa de doscientas a quinientas
cuotas o ambas.
Artículo 248: Se sanciona con privación de libertad de cuatro a diez años al que:
a) fabrique moneda imitando la legítima de curso legal en la República;
b) altere moneda legítima de curso legal en la República para darle apariencia de un valor
superior al que en realidad tiene;
c) introduzca en la República una u otra clase de monedas falsificadas o las expenda o ponga
en circulación;
d) tenga en su poder monedas falsas que, por su número o por cualesquiera otras circunstan-
cias, están destinadas a la expedición o circulación.
2- Igual sanción se impone si el objeto del delito lo constituyen títulos de créditos al portador
emitidos por el Estado o sus organismos, así como las monedas y títulos extranjeros.
3- Los actos preparatorios del delito previsto en este artículo se sancionan conforme a lo
dispuesto en el artículo 12.5.
Artículo 259: El que fabrique o introduzca en el país cuños, prensas, marcas u otra clase de
útiles o instrumentos destinados conocidamente a la falsificación ...es sancionado con priva-
ción de libertad de dos a cinco años.
2- El que tenga en su poder cualquiera de los útiles o instrumentos que se señalan en el artículo
anterior, y no dé descargo suficiente sobre su adquisición, tenencia o conservación, es sancionado
con privación de libertad de tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas o ambas.
Artículo 330: El que tenga en su poder ganzúa u otro instrumento idóneo para la ejecución del
delito de robo y no dé descargo suficiente sobre su tenencia, incurre en sanción de privación de
libertad de seis meses a dos años o multa de doscientas a quinientas cuotas o ambas.
2- En igual sanción incurre el que fabrique dichos instrumentos, o los venda o facilite a otro.
117
La Ley No. 6 de 1977 precisa en su artículo 92 que “La Fase Prepara-
toria se inicia cuando se revelan indicios de haberse cometido algún
delito...” y es precisamente a partir de este momento que la ciencia
criminalística inicia su trabajo en la búsqueda de la verdad, para ha-
cer cumplir la ley y la justicia.
Un indicio puede ser un papel, una proyectil, un vidrio, un documen-
to, una gota o salpicadura de sangre, una huella, una herramienta, un
botón, una mordida, una pintura o partícula microscópica, cualquier
vestigio visible o no.
La criminalística aborda específicamente la colección científica y el
examen de la evidencia física, por tanto el entrenamiento profesional,
la intuición, perspicacia, y la imaginación, son indispensables para
una correcta interpretación de la evidencia, además de paciencia,
discernimiento, preparación y una mente interrogante, pues el interro-
gatorio inicial, es fundamental en la solución de un crimen, descubri-
miento o accidente ¿Cómo? ¿Qué? ¿Cuándo?, ¿De qué forma? ocurrió
tal acontecimiento, catástrofe o suceso para ocasionar tal resultado o
desgracia?
El investigador debe aplicar constantemente su capacidad de obser-
vación y sus conocimientos de varias ciencias para proporcionar un
análisis, paso por paso, de los acontecimientos que conducen al in-
cidente producido. La habilidad del investigador es tanto suplemen-
tada y hasta cierto punto reemplazada por la precisión del análisis
científico.
Después que la policía haya asegurado la escena del crimen, los in-
vestigadores criminalistas coleccionan evidencias físicas. Esta evidencia
será enviada a los laboratorios donde los expertos técnicos y científicos
de las diferentes especialidades vinculadas con el caso que se inves-
tiga harán los análisis correspondientes. Estos resultados inciden di-
rectamente en el curso de la investigación ya sea para determinar su
culpabilidad o su inocencia.
Se pueden encontrar indicios adicionales alrededor del lugar del suce-
so. En el lugar del hecho, los criminalistas se enfrentan a las huellas,
¿dónde buscarlas y cómo desarrollarlas? Comenzarán por los puntos
de entrada y salida del criminal. Luego buscan lo que ha sido alterado
o manipulado. Cosas como las manecillas de las puertas, ventanas,
teléfonos, interruptores de luces, vasos, entre otros muchos bienes,
118
son chequeados de forma especial para detectar si han sufrido daños
obvios.
Cualquier líquido fisiológico como heces fecales, sudor, orina, mucosa
nasal, puede ser clasificado para la agrupación de sangre, siempre
que el material proceda de un secretor.26
La búsqueda de nuevos y modernos métodos para la ampliación de la
información suministrada por la técnica criminalística ha sido siem-
pre un factor determinante en los estudios que constantemente se rea-
lizan en las instituciones dedicadas al procesamiento de los indicios
hallados en el lugar del hecho sobre los objetos, víctima o presuntos
autores.
La tierra, el vidrio, una gota de sangre, el papel, un documento o una
bala son indicios muy importantes.
En todas partes hay tierra y aunque parece ser igual en parques, jardi-
nes, aceras, o patios, en realidad cada muestra de tierra es caracterís-
tica de un lugar específico. Sus partes componentes y partículas
algunas son naturales y otras agregadas por el hombre, además que
contiene materia orgánica podrida o en descomposición mayormente
de las plantas, por consiguiente la tierra puede ser un valioso indicio
para determinar si la encontrada es de la escena del crimen, de sus
alrededores, o de un área en particular.
Hay muchos y diferentes tipos de vidrios. No es igual el vidrio de una
botella al de una copa y a su vez es diferente el vidrio de una lámpara
al del parabrisas de un auto. El vidrio es un material durable y duro,
aun cuando estalla en pedazo es imposible limpiarlo completamente.
Puede adherirse invisiblemente en cualquier superficie e incrustarse
en herramientas u objetos incluso de acero o hierro. Un pedazo puede
desbaratarse en miles de fragmentos y todos mantienen idénticas pro-
piedades.
Otra característica de los vidrios es que si alguien dispara a través de
un cristal, los pedazos rotos no se encontrarán en el lado opuesto, ya
26
Secretor: Un secretor es una persona cuyo tipo de sangre puede ser determinado de los líquidos
corporales que no sean la sangre. Los expertos creen que entre el 60 y 80 porciento de la
población es secretor. Por razones desconocidas, pero que probablemente tienen una base
genérica, el tipo de sangre de un no secretor solo puede determinarse por una muestra de
sangre.
119
que cuando el vidrio se rompe con una fuerza aplicada, los fragmentos
se dispersan en dirección de donde salió la fuerza y no hacia fuera o
dirección contraria producto a que el cristal es elástico, se dobla y
luego retorna violentamente como el elástico. En delitos de robo con
fuerza, accidentes de tránsito, lesiones, riñas tumultuarias entre otros,
el vidrio es una buena evidencia para la investigación.
El papel también desempeña un rol importante en la mayoría de los
delitos, tales como: el fraude, las falsificaciones, la malversación, el
juego prohibido, contrabando, tráfico de drogas, en la firma o rompi-
miento de un contrato, en secuestros o suicidio.
Desechos de papel han ayudado a resolver un sin número de delitos.
Nunca se sabe lo que hay en un cesto de basura que puede ayudar a
solucionar un crimen. El papel puede ser puesto a prueba para ver su
composición, color, tamaño, forma, marcas de agua, apariencia de la
superficie, la fluorescencia o cualquier otra propiedad que ayude a la
identificación.
Los criminalistas en Documentología obtienen infinitas pistas no solo
de lo que está escrito, sino también de lo que queda atrás de la mani-
pulación de los papeles y del papel mismo.
Documento, a efectos procesales, es aquel dirigido a obtener la con-
vicción judicial surtiendo efecto en un determinado proceso y sus ca-
racteres o características fundamentales para que pueda erigirse en
prueba procesal son: permanencia, autonomía, inalterabilidad,
extraprocesalidad, conservación, intangibilidad y autenticidad.
En tal sentido constituyen prueba documental las representaciones
gráficas del pensamiento de ideas o voluntades no exclusivamente
por escrito, por medio de las cuales se acogen hechos, circunstancias,
disposiciones y actuaciones, dejándose así constancia para el futuro,
sea o no con finalidad de preconstruir una prueba procesal. Por tanto
puede ser cualquier soporte de los existentes o de los que puedan crear-
se en el futuro siempre que sea capaz de albergar, conservar y trans-
mitir una información.
Implica una pérdida del concepto exclusivo del documento-papel para
abrirse a las nuevas tecnologías de la información, las cuales aportan
soportes como el disquete, la cinta videográfica, el CD, la película,
fotografías, el disco duro de un ordenador, un casete, es decir, se trata
de cualquier entidad capaz de contener datos y exteriorizarlos.
120
Puede sostenerse sin la menor duda que INTERNET ha supuesto un
factor de incremento de formas de criminalidad, lo que impone a la
criminalística comprender y tratar adecuadamente esta nueva moda-
lidad de delincuencia, implica que esta ciencia debe situarse en el
contexto de una profunda renovación en sus métodos clásicos y espe-
ciales, que ha de modernizar sus estructuras, junto a la necesidad de
servirse de un Derecho Procesal que en su investigación, indicios, prue-
ba y persecución, tenga presente esta nueva realidad.
Es una delincuencia internacional que salta fronteras y existe una gran
dificultad para encontrar y viabilizar las pruebas, por falta de medios
existentes, el desconocimiento sobre lo que se denomina todavía “nue-
vas tecnologías” y por los problemas de legislación y praxis judicial.
También una contraseña o una marca, son indicios, pues pueden arro-
jar un contenido informativo, por pequeño que sea, que constituya
una prueba de algún hecho o circunstancia. Por otra parte como se
sabe, una serie de indicios concatenados y explicados racionalmente,
pueden constituir una prueba indiciaria, por lo que todo “indicio” tiene
un valor probatorio, que se determinará en su momento.
Los documentólogos de todo el mundo han elaborado metodologías
de trabajo, que posibilitan investigar criminalísticamente el documento
electrónico y trabajar para viabilizar las pruebas, tanto en su aporte,
como en la custodia y apreciación de las mismas.
La reconstrucción de los escenarios de las escenas del crimen casi
siempre tiene que ver con proyectiles y residuos asociados con revól-
veres, por ejemplo: la determinación del trayecto que tuvo el proyectil
desde el ángulo del impacto puede responder muchas interrogantes
sobre la reconstrucción imprescindible para establecer la posición del
tirador.
En algunos casos, la determinación de la trayectoria conducirá a la
inmediata recuperación del proyectil. La determinación de la distan-
cia implica la identificación del residuo del disparo de revólver y la
interpretación de los patrones del disparo y de la pólvora. Varios indi-
cios pueden obtenerse en estos casos, pues los criminales tratan de
eliminar o alterar marcas en sus propias armas rayando o vertiendo
ácido en el cañón. Una proyectil desbaratado, al lado de un proyectil
no disparado, aún cuando esté demasiado dañado para poder apare-
jarlo con un revólver específico, puede portar valiosas pruebas en la
forma de partículas de un material que atravesó.
121
Ante una gota de sangre son varios los indicios que se pueden encon-
trar, digamos en una caída corta sobre una superficie lisa llana, la
gota sería redonda. Si la caída fuera a mayor altura la gota tendría los
bordes dentados. Otro elemento a destacar sería si la persona de don-
de procede la sangre utilizó un objeto contundente para golpear a la
víctima, o estaba en movimiento, si estaba de pie o en otra posición, etc.
Las determinaciones sobre una gota de sangre son extremadamente
valiosas e interesantes, pues ellas pueden establecer la identidad de
un sospechoso con la seguridad de una huella digital. Ante la salpica-
dura de sangre, el criminalista puede determinar la distancia y otros
factores, por ejemplo donde tuvo lugar un asalto, la dirección de los gol-
pes, la cantidad de fuerza empleada entre otras muchas especificidades.
122
– Deben mantener una conducta correcta en los estrados, y la capa-
cidad para comunicar pensamientos e ideas en términos claros,
precisos y científicos, pues son absolutamente necesarios en las
conclusiones del fiscal, en la tesis de defensa del letrado y en la
decisión final del tribunal.
La convicción judicial en el proceso penal puede formarse sobre los
hechos básicos o indicios siempre que concurran determinados requi-
sitos, entre los que se destacan:
– Que los hechos básicos o indicios estén plenamente demostrados
mediante prueba directa.
– Es imprescindible que entre el hecho demostrado (indicio) y aquel
que se trate de deducir haya un enlace preciso y directo según las
reglas del criterio humano.
– El órgano jurisdiccional debe explicitar en la sentencia, el razona-
miento en virtud del cual partiendo del hecho o los hechos proba-
dos, ha llegado a la conclusión de la certeza del hecho presunto.
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Decreto Ley No. 151 de 10 de junio de 1994.
Ley de Procedimiento Penal. Ley No.5 de 1977.
Reglamento de la Asamblea Nacional del Poder Popular, 5 de agosto de 1982.
124
Capítulo VII
LA PREVENCIÓN CRIMINALÍSTICA
1
Citado por Emilio Amiéiro Rodríguez en la Base Material de Estudio del Curso de Posgrado
“Teoría General y Teoría de la Identificación criminalística”, Lab. Central de criminalística,
1984.
2
R.S. BELKIN: “Curso de criminalística”, Edit. Academia MBD, Moscú, 1977, p. 18.
3
EHRENFRIED STELZER: “Criminalística Socialista”, Edit. Ciencias Sociales, Ciudad de La Haba-
na, 1989, p. 6.
4
RAFAEL HERNÁNDEZ DE LA TORRE: “La ciencia Criminalística”, Base Material de Estudio del Curso
de Posgrado impartido en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, León, 1988, p. 13.
127
Existen otros autores que igualmente incluyen a la prevención en su
definición de criminalística e incluso esbozan algunos de los princi-
pios para realizar este trabajo.
Además de las tareas generales y comunes a todas las ciencias, la
criminalística tiene tareas especiales o específicas entre sus funcio-
nes, estas son:
– El desarrollo de nuevos métodos y el perfeccionamiento de los me-
dios técnico-criminalísticos existentes, de medios tácticos y de re-
comendaciones metodológicas para la recolección, investigación y
utilización de las pruebas.
– El desarrollo de nuevos métodos y el perfeccionamiento de las ba-
ses organizativas, tácticas y metodológicas de la investigación en
la fase preparatoria y en la sustanciación de la causa.
– El desarrollo y perfeccionamiento de los medios y métodos para la
prevención del delito.
El doctor Amiéiro Rodríguez señala que “al analizar el contenido de
las tareas especiales de la Criminalística observamos que aunque solo
en la tercera se habla de medios y métodos para la prevención del
delito, todas ellas se desarrollan con esta finalidad, pues una de las
formas de prevenir el delito es esclarecer los que se cometen, ya que el
sentimiento de impunidad que crea un delito no esclarecido, estimula
la comisión de nuevos delitos”.5
El doctor Stelzer plantea que “El trabajo preventivo dirigido contra
tentativas criminales debe conceptuarse como prevención operativa
de delitos. Es de una especificidad marcadamente criminalística lo
que se evidencia en la aplicación de métodos correspondientes”.6
En esta misma obra el autor refiere su consideración sobre que la
criminalística en su trabajo deberá dirigir sus esfuerzos en dos senti-
dos, una a la que denomina “Peligros que emanen de delitos sobre
cuya posible materialización solo existen expectativas generales”
(p. 56) y otra a la que denomina “Protección operativa contra tentati-
5
EMILIO RODRÍGUEZ AMIÉIRO: Base Material de Estudio del Curso de Posgrado “Teoría General y
Teoría de la Identificación criminalística”, Laboratorio Central de criminalística, 1984, p. 4.
6
EHRENFRIED S TELZER: “Criminalística Socialista”, Edit. Ciencias Sociales, Ciudad de La Haba-
na, 1989, p. 56.
128
vas criminales actuales” (p. 57), refiriéndose a aquellas en las que ya
se poseen informaciones o que debido a su importancia presuponen
un marcado interés para los delincuentes.
De todas estas aseveraciones se infiere el papel activo que debe y puede
desempeñar la criminalística en el trabajo preventivo, partiendo del
hecho de que esta obtiene informaciones sobre hechos ocurridos, po-
see los medios y las técnicas necesarias para desarrollar la labor y
además la capacidad de poder insertarse sin dificultad en el conjunto
de ciencias que se encargan también de la prevención, inserción que
sirve como mecanismo de retroalimentación entre estas ramas, man-
teniendo sin embargo cada una de sus peculiaridades, intereses y área
de acción respectivas, todas con un único fin, eliminar el delito.
En su artículo “La lucha contra el delito y la indisciplina social” el
doctor Rodríguez Gaviria aborda con particular énfasis, basándose
en la realidad cubana, el desarrollo de planes de prevención del delito,
en el mismo se enumera un conjunto de medidas y apreciaciones que
abarcan tópicos como el control social sobre la familia, los jóvenes sin
vínculo laboral, la detección de focos delictivos, la atención al delito
económico y medidas que refuerzan el sistema penal. Incluye un
aspecto en el que señala “Exigir que se cumplan por las administra-
ciones las medidas sugeridas por la Policía en cuanto al aseguramiento
de objetivos económicos, tales como cerraduras, rejas, alarmas,
aplicaciones químicas operativas, guardia obrera, perros guardianes,
etcétera”.7
Como puede verse, el penalista cubano asume con claridad lo que
abordamos anteriormente, pues el conjunto de medidas a las que alu-
de incluye aspectos regulados por la Criminología, el Derecho Penal,
el Derecho Procesal Penal y la Criminalística.
Esta conjugación de acciones de las diferentes ciencias queda aún
más claramente establecida al señalar “... según investigaciones
criminológicas realizadas en varios países, la seguridad de que cada
hecho delictivo que se produzca será esclarecido, lo que permitirá re-
primirlo, es un factor de disuasión del delincuente potencial de mayor
envergadura que la propia severidad de la sanción...”.8
7
A. RODRÍGUEZ GAVIRIA: “La Lucha contra el Delito y la Indisciplina Social”, Revista Cubana de
Derecho N o 6, Ciudad de La Habana, 1992, p. 44.
8
Ídem.
129
Como vemos vincula el quehacer de una ciencia con otra, tal y como
habíamos señalado y entre las que queda incluida sin lugar a dudas la
criminalística.
Las teorías criminalísticas particulares son la base metodológica de la
investigación y desarrollo de los medios y métodos de investigación y
prevención de los delitos y son, en su conjunto, parte del objeto de la
criminalística.
Los medios y métodos criminalísticos de prevención de acuerdo con
su papel en la lucha contra el delito se dividen en:
– Medios y métodos para el establecimiento de las causas y condicio-
nes utilizadas para la comisión o encubrimiento del delito.
– Medios y métodos para obtener información sobre la preparación
de los delitos.
– Medios y métodos para proteger diferentes objetos de las acciones
delictivas y crear las condiciones necesarias para que surja la in-
formación probatoria.
Los medios y métodos criminalísticos de la Investigación Judicial y la
prevención del delito, en calidad de subsistema, están incluidos en el
sistema social de medidas para la lucha contra el delito, donde ade-
más de ellas están el Derecho Penal, el Derecho Procesal Penal y las
medidas de búsqueda operativa.9
Mediante las Acciones de Instrucción se describen, fijan y ocupan los
distintos indicios que tienen significación criminalística para la inves-
tigación de los hechos y se obtiene un conjunto de datos de gran valor
para su esclarecimiento.
Por ejemplo, al realizar la Inspección del Lugar del Suceso se estudia
el ambiente del mismo y se obtienen de manera directa las huellas que
posteriormente nos permitirán establecer la identidad de los comisores
del delito.
Mediante el análisis de esas huellas se pueden establecer las condiciones
en que se realizó el delito y llegar a determinar los puntos vulnerables,
9
EMILIO AMIÉIRO RODRÍGUEZ: Base Material de Estudio del Curso de Posgrado “Teoría General y
Teoría de la Identificación criminalística”, Laboratorio Central de Criminalística, 1984, p. 8.
130
pudiéndose emitir posteriormente recomendaciones que eviten su re-
petición.
10
EHRENFRIED STELZER: “Criminalística Socialista”, Edit. Ciencias Sociales, Ciudad de La Haba-
na, 1989, p. 57.
131
Al establecerse una metodología de investigación para un tipo de de-
lito, esta nos puede conducir también a establecer las circunstancias
que facilitaron su comisión, como regla general las metodologías son
dirigidas a esclarecer el hecho, lo que no permite explotar en toda su
capacidad este instrumento en el trabajo preventivo.
132
Este trabajo puede realizarse no solo sobre mecanismos u objetos sino
también sobre lugares, en este caso puede ser como consecuencia de
un hecho o porque debido a la importancia del lugar o la celebración
en el mismo de un acontecimiento relevante, sea necesaria su valora-
ción por peritos que como resultado de ello dicten las regulaciones
necesarias que garanticen su seguridad.
“Los medios técnicos son particularmente apropiados para la pre-
vención de delitos que se espera sean perpetrados por un círculo
indeterminado de personas. Sin embargo también se les puede em-
plear en los casos en que exista una información previa acerca de que
una persona o grupo de personas se disponga a cometer un delito
concreto”.11
En el caso de la técnica criminalística la valía de sus recomendaciones
y medidas preventivas aumenta dado que en su trabajo diario llega a
conocer la forma de comisión de los delitos, los elementos que con
mayor eficacia entorpecen la acción del delincuente e incluso llegue a
“marcarlo”, facilitando así su posterior detención.
Otro elemento que coadyuva favorablemente al buen desenvolvimiento
del trabajo preventivo por la técnica criminalística lo constituye la
posibilidad del aprovechamiento de los logros de la ciencia y la técni-
ca que contribuyen a perfeccionar los métodos ya existentes y a crear
nuevos métodos cada vez más complejos y que hacen muy difícil que
sean burlados o detectados por los delincuentes.
Actualmente la técnica criminalística tiene a su alcance medios de com-
putación, electrónica, mecánica, química, etc., que pueden utilizarse
para proteger de las más diversas formas desde la falsificación de un
documento hasta la entrada a un recinto reservado.
Existen además otras cuestiones no necesariamente vinculadas a de-
litos en las que la técnica criminalística también actúa en el campo de
la toma de medidas preventivas, tal es el caso de los accidentes labo-
rales, aquí también se evalúan los dispositivos y medidas de protec-
ción del personal con vistas a dictaminar su nivel de seguridad y en
algunos casos a mejorarlos.
11
H. SODERMAN; J. O´CONNEL: “Métodos Modernos de Investigación Policíaca”, New York, 1975,
p. 55.
133
Igualmente ocurre en los casos de catástrofes aéreas, cuando estas se
refieren a cuestiones técnicas que no necesariamente implican un de-
lito, para estos casos se aplican también investigaciones criminalísticas
que permiten revelar los puntos en que hubo deficiencias con el poste-
rior dictamen para su eliminación.
La experiencia que adquieren los peritos en la investigación de hechos
de este tipo los capacita para enfrentar estos trabajos y coadyuvar a
que no se repitan, alertando sobre las deficiencias que revelan.
En ocasiones en este tipo de investigaciones los peritos se integran a
comisiones formadas por especialistas de varias ramas, que estudian
el fenómeno en cuestión y se ha demostrado la utilidad de los dictá-
menes criminalísticos en las mismas, así como el valor de sus reco-
mendaciones.
Similar trabajo se desarrolla en la investigación de accidentes ferro-
viarios, como principio en estos casos se comienza por el análisis de
los síntomas y las huellas que sobre los rieles dejan los vagones y loco-
motoras, la toma de muestras en el lugar de origen del accidente y con
estos elementos se establece la causa del mismo y se elaboran las me-
didas que eviten su repetición.
Entre estas medidas pueden estar las relacionadas con las particula-
ridades de la construcción de las vías, la sustitución de traviesas,
etcétera.
Como se conoce, los accidentes de tránsito constituyen una de las
primeras causas de muertes, lesiones y pérdidas materiales. En el
mundo se les considera como una verdadera epidemia. La técnica
criminalística también participa en el trabajo de prevención de acci-
dentes del tránsito en lo referido, fundamentalmente, al efecto de las
bebidas alcohólicas sobre el conductor, los factores de la vía, así como
lo relacionado con las cuestiones técnicas de los vehículos automotores.
En la investigación de incendios también la técnica criminalística rea-
liza aportes para la prevención de estos fenómenos. Aquí es necesario
aclarar que no sustituye el papel de los especialistas del Cuerpo de
Bomberos, sino que al investigar técnicamente un incendio el perito
valora los síntomas de la combustión, el almacenamiento y manipula-
ción de diferentes sustancias, sus propiedades y sobre esa base com-
plementa con su dictamen las medidas que por el encargado de estas
funciones se pongan en práctica para evitar su repetición.
134
Los peritos criminalistas también trabajan en estrecha coordinación
con las autoridades aduanales en los mecanismos de control y verifi-
cación de entrada de sustancias que pueden ser drogas, en tales ca-
sos la aplicación de técnicas analíticas químicas o de la técnica canina
evitan la introducción al país de tales sustancias, evitando también su
comercialización clandestina con la consecuente actividad delictiva
que ello genera.
Similar procedimiento puede aplicarse a la entrada de sustancias que
de algún modo puedan deteriorar el ecosistema, en esta esfera tam-
bién se investigan los hechos de averías y accidentes relacionados con
vertimientos de sustancias químicas que dañen el medio ambiente, el
análisis de productos tóxicos industriales en los que se demuestra
hasta que niveles puede permitirse o no su escape al exterior y la emi-
sión de medidas y recomendaciones sobre su utilización y neutraliza-
ción en aras de evitar daños irreparables.
135
operativos, en función de prevenir el surgimiento de los delitos, al
detectar las irregularidades o violaciones que puedan contribuir a su
origen, pudiéndose cumplimentar las mismas en objetivos económi-
cos, políticos y sociales.
Por tanto, para realizar una investigación criminalística técnica
profiláctica es indispensable y necesario el conocimiento de las cau-
sas y condiciones que influyen en los delitos. Este conocimiento se
derivará de la experiencia práctica y es utilizado en dos sentidos fun-
damentalmente:
– En los casos en que se ha cometido el delito y se obtienen directa-
mente las causas y condiciones de la investigación pericial, ayuda-
do por los factores comunes adquiridos por experiencia en otros
hechos semejantes.
En este caso además de aplicarse las investigaciones profilácticas, se
utilizan las causas y condiciones como elementos comparativos y para
establecer planes de medidas, modos operandi, modificaciones o re-
gulaciones táctico-técnicas e incluso pueden desprenderse investiga-
ciones para crear nuevos mecanismos.
– Sin haberse cometido el delito se valoran en el objeto investigado
los factores que pueden dar lugar a un hecho, teniendo en cuenta
las causas y condiciones obtenidas como experiencia con ante-
rioridad.
Atendiendo a los conceptos de los elementos funcionales de la
criminalística solo es posible llevar a cabo una investigación
criminalística técnica profiláctica cuando se conjugan cabalmente la
táctica, la técnica y la metodología criminalísticas, ya que el éxito de la
actividad preventiva no solo radica en la búsqueda de las causas y
condiciones de los hechos, sino en la proposición y aplicación de las
medidas profilácticas y, posteriormente, su comprobación, tareas que
escapan de la simple búsqueda de anomalías técnicas, acciones irres-
ponsables o delictivas.
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De los autores
140
Lic. Carlos Dustet Jústiz
Licenciado en Derecho. Perito Criminalista Principal (1986). Profesor
Asistente Adjunto de la Facultad de Derecho de la Universidad de La
Habana. Ha participado en eventos nacionales e internacionales en
Cuba y en el extranjero. Ha publicado artículos sobre la especialidad
en la Revista Cubana de Derecho y en otras publicaciones. Actual-
mente se desempeña como Director de Investigación y Desarrollo de
la Empresa de Seguros de Cuba.
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