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Universidad Nacional de San Martín

Facultad de Ciencias Económicas


Escuela Profesional de Economía

“La política económica en una economía abierta con movilidad perfecta de


capitales”
Ciclo
III
Docente
Econ.Mg. Elia Anacely Córdova Calle
Integrantes:
Escudero Navarro, Luis Sebastian
Gatica Sanchez, Fredy Ronal
Infante Flores, Daniel Ericson
Pardo Zumaeta, Nilson
Rengifo Reategui, Ana Sofía
Tuesta Alava, Felipe Antonio

Tarapoto – Perú
Abril del 2019
Dedicatoria

Dedico este trabajo a nuestra docente de


macroeconomía II la profesora Econ.Mg. Elia
Anacely Córdova Calle por ser ejemplo de
dedicación, trabajo y perseverancia con cada
aporte de dudas en clases y una gran fuente de
información.

El trabajo también va dedicado a cada uno de


los miembros de este grupo de trabajo quienes
han hecho posible los días de investigación y
aporte para el informe, aclarando las dudas y
poniendo su colaboración dentro de este
trabajo.

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Índice

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Introducción

En esta sección, se presenta el conocido modelo Mundell-Fleming para el caso de


economías con movilidad perfecta de capitales... En estos modelos, y en los modelos con
movilidad imperfecta de capitales y tasa de interés administrada de las secciones
siguientes, se hacen un conjunto de simplificaciones. Se abstrae la oferta agregada,
asumiendo que los precios locales están fijos, la inflación esperada es nula, con lo cual
no hay diferencia entre la tasa de interés real, se supone que existe una sola tasa de interés,
con lo cual se elimina la diferencia entre la tasa de interés de largo plazo y, por último, se
asume que el gasto público es exógeno. Se presentarán los dos regímenes cambiarios, de
tipo de cambio fijo y de tipo de cambio flotante.

Hay dos sub sistemas. En el del corto plazo, el tipo de cambio esperado difiere del tipo
de cambio observado y el banco central esteriliza los resultados del sector externo. En el
del equilibrio estacionario, el sector externo está en 2 equilibrio, el tipo de cambio
esperado es igual al tipo de cambio efectivo y no hay intervención esterilizada.

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Política económica
Hasta no hace mucho tiempo, las cuestiones relacionadas con el ámbito exterior de la
economía tenían un carácter residual, y en cualquier caso ocupaban un segundo plano.
Este desinterés era perfectamente constatable tanto desde el punto de vista práctico como
académico. Por un lado, el bajo grado de interdependencia económica entre los diferentes
países suponía que la política económica nacional fuese bastante, aunque no totalmente,
independiente y que se modulase atendiendo básicamente al comportamiento de las
variables internas. Por otro lado, como puede comprobarse revisando cualquier manual
de política macroeconómica, a la problemática económica exterior apenas se le dedicaba
un capítulo postrero, a efectos de ampliar el clásico modelo IS-LM con la obtención de la
curva BP. (J. A. SCHUMPETER ,1883)

Pero a partir de la década de los ochenta del pasado siglo, esta visión cambia radicalmente.
El equilibrio de las cuentas exteriores no es solamente un dato básico y el resultado de las
relaciones existentes entre las principales variables macroeconómicas internas, sino que
también, dada la globalización y la interdependencia económicas, el sector exterior se
configura en la actualidad como el núcleo donde se concentran las potencialidades y las
restricciones de cualquier economía nacional, además de ser el cordón umbilical que le
une con el resto de economías, como ha quedado de manifiesto en la gestación y
transmisión internacional la actual crisis económica.(Recuadro 1)

Recuadro 1: Origen y difusión de la crisis financiera y económica

De esta manera, a través del sector exterior de un país se lleva a cabo la ampliación de su horizonte
económico mediante las relaciones comerciales y financieras con otros países, lo cual tiene una
influencia decisiva sobre múltiples variables y cuestiones económicas: el consumo, la inversión,
el ahorro, el empleo, la asignación de recursos, los precios, etc. Pero, sin la menor duda, las

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relaciones económicas exteriores imponen también unas claras e insalvables restricciones a las
políticas económicas nacionales. Varios ejemplos lo demuestran: la efectividad y la combinación
de las principales políticas económicas instrumentales (fiscal y monetaria) depende de si el
régimen de tipos de cambio es fijo o flexible; la libertad de los movimientos de capital tiene unos
efectos determinantes sobre los tipos de interés, el ahorro, la inversión y la estructura financiera
de los déficit público y exterior; la pertenencia a una unión aduanera o a una unión económica
limita la utilización de determinados instrumentos de política económica (los aranceles); el hecho
de que un país forme parte de una unión monetaria impone unos límites muy claros a la política
económica nacional, además de requerir la convergencia de las principales variables económicas
(inflación, tipos de interés, déficit público, etc.).

Como puede observarse, nos hallamos pues ante un tema complejo por sus numerosas
ramificaciones e implicaciones, pero no es menos cierto que también constituye un campo
apasionante, ya que, desde el punto de vista académico, en él confluye todo el arsenal instrumental
de la política macroeconómica, y desde la óptica práctica, se aprecian en toda su dimensión las
potencialidades y debilidades económicas de cualquier país.

En todo caso, la Política Económica en el contexto de una economía abierta difiere


considerablemente de la correspondiente a una economía cerrada y, por otra parte, dicha política
será distinta según nos encontremos bajo un régimen de tipos de cambio fijos o en un sistema
cambiario flexible.

la internacionalización de la actividad económica: restricciones de una economía abierta

En las últimas décadas del siglo XX tuvieron lugar importantes cambios en el


funcionamiento de la economía mundial, que han configurado un contexto muy distinto
al existente en etapas anteriores:

- Cambios en la posición relativa de los países en la economía mundial y aparición


de nuevas áreas de crecimiento. Se ha producido una pérdida de peso específico
de la economía europea, en favor de la estadounidense y de la del sudeste asiático.
Lógicamente, detrás de estos comportamientos se esconden divergencias en las
tasas de productividad y en las pautas de cambio tecnológico.
- Acentuación de las transformaciones en la estructura sectorial de la producción,
del empleo y del comercio internacional. Aunque iniciado ya en décadas
anteriores, en la última década ha proseguido el fenómeno de la tercerización de
la economía internacional y la pérdida de importancia relativa de los sectores
agrario e industrial, en términos de valor añadido, puestos de trabajo y flujos

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comerciales. De esta forma, la economía mundial, y sobre todo las economías de
la OCDE, caminan hacia una economía de servicios. Es previsible que en el futuro
se produzca un notable incremento de los intercambios comerciales de servicios,
desplazándose las ventajas competitivas de los mercados industriales a los de
servicios; dando lugar a una nueva economía donde los bienes más preciados son
la información y el conocimiento.
- Desconexión entre la economía real y la economía financiera. Este fenómeno se
refleja en dos hechos. Por un lado, la desconexión geográfica entre las decisiones
de producción y el empleo; esta separación, unida a la creciente sustitución de
trabajo por capital, ha provocado una caída de los costes laborales unitarios en
muchos países y un aumento de la productividad del factor trabajo. Por otro lado,
la notable diferencia entre el volumen de los flujos de capital y el de los flujos de
bienes y servicios, lo que ha creado no pocos desajustes en la economía
internacional y ha dotado de una alta inestabilidad a los mercados financieros y a
los tipos de cambio.
- Internacionalización de los mercados y mayor interdependencia económica. En
los últimos años se ha intensificado el proceso de mundialización de los mercados,
tanto de bienes y servicios como de activos financieros.
- Consolidación y avance de los procesos de integración económica. El ejemplo
más característico es el de la Unión Europea, que ha pasado de ser una simple
Unión Aduanera y Mercado Común a poder constituirse en una Unión Económica
y Monetaria, con una moneda y un mercado únicos, lo que lleva consigo una
obligada y necesaria convergencia de las políticas económicas nacionales dentro
de una zona de estabilidad cambiaria.

El resultado final de la combinación de todos estos eventos ha sido una creciente y elevada
internacionalización de la actividad económica, con lo cual los problemas económicos
trascienden el reducido marco de las fronteras nacionales y se modifica la instrumentación
de la política económica.

En este sentido, la intensidad y el elevado volumen de los intercambios internacionales


de bienes y servicios, así como el alto grado de movilidad alcanzado por los factores
productivos, en especial el capital, han desembocado en una acusada interdependencia de
las economías nacionales, lo que se traduce en la necesidad de una coordinación
internacional de las políticas económicas.

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En una economía abierta son cuatro los factores que establecen una serie de restricciones
a la política macroeconómica:

 En primer lugar, aceptando el principio de la paridad del poder adquisitivo, el comercio


internacional determina que el nivel general de precios no pueda diferir del registrado
por los países con los que comercia, si no se desea sufrir continuas distorsiones en el
tipo de cambio y, por tanto, frecuentes perturbaciones en la instrumentación de las
políticas monetaria y fiscal.
 En segundo lugar, el elevado grado de movilidad del capital existente en la actualidad
renueva el principio de la paridad de tipos de interés: el tipo de interés a largo plazo
no debe diferenciarse del existente en el resto de países, pues las paridades de tipos
junto con la fluidez de capitales tienen una clara incidencia sobre, por un lado, las
políticas de estabilización y, por otro, la financiación de los desequilibrios de la
balanza de pagos.
 En tercer lugar, el volumen y la fluidez de los movimientos de capital actualiza el
enfoque monetario de la balanza de pagos, ya que cualquier distorsión, sea expansión
o contracción monetaria, influye directamente sobre los tipos de interés, los niveles de
gasto y de precios, y las balanzas corrientes y de capitales.
 Y, en cuarto lugar, en una economía tan globalizada como la actual, las expectativas
de los diferentes agentes económicos juegan un papel relevante en varios. sentidos: en
las fluctuaciones de los tipos de cambio, en la dirección de los movimientos de capital
y en la orientación de las políticas económicas. Misión de estas últimas es detectar a
tiempo los cambios de expectativas para que no se anulen los efectos de las medidas
de política económica

Del análisis realizado se derivan dos lecciones de política económica:

1. Que toda economía abierta al exterior ha de guardar una estricta disciplina


macroeconómica, de tal manera que no registre divergencias en sus principales
variables económicas (precios, tipos de interés, finanzas públicas, etc.) con
respecto a los países de su entorno. De no ser así, sufrirá continuas pérdidas de
competitividad, frecuentes oscilaciones en su tipo de cambio, constantes
problemas de balanza de pagos y graves distorsiones en la instrumentación de la
política económica.

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2. Que en un mundo como el actual, de una alta movilidad internacional del capital,
la política económica autónoma es inviable. Por consiguiente, dado que una
política económica autónoma es inalcanzable, todos los países deberían estar
interesados en una política coordinada para asegurarse de que sus políticas
macroeconómicas y de tipos de cambio no funcionen cruzadas y, por
consiguiente, dificulten la consecución del equilibrio externo.

En definitiva, la apertura al exterior de una economía supone desviar el centro de


gravedad del análisis económico, de modo que no sólo hemos de fijarnos en los registros
internos, sino especialmente en los diferenciales existentes entre las variables
macroeconómicas internas y las correspondientes a los países con los cuales
intercambiamos bienes, servicios y capitales.

EL DESEQUILIBRIO EXTERIOR: SIGNIFICADO MACROECONÓMICO,


FACTORES CAUSANTES Y ALTERNATIVAS DE POLÍTICA ECONÓMICA.

La Política Económica se ha centrado tradicionalmente en el estudio de dos casos


concretos: el equilibrio interno y el equilibrio externo. El equilibrio interno es aquella
situación en la que una economía alcanza el pleno empleo con estabilidad de precios. El
equilibrio externo se asimila al equilibrio de la balanza de pagos. (J. A. SCHUMPETER,
1883).

Hasta no hace mucho tiempo ambas situaciones se analizaban por separado, ignorando
las evidentes interrelaciones existentes. Como ya hemos señalado, la situación del sector
exterior está íntimamente ligada al funcionamiento interno de la economía en
consonancia con lo ocurrido en el resto de países. Esta simbiosis entre los ámbitos interno
y externo de cualquier economía queda plenamente constatada a través del significado
macroeconómico del saldo exterior.

El desequilibrio externo se relaciona con el desajuste del sector exterior de la economía.


Más concretamente, un déficit por cuenta corriente supone, desde el punto de vista
macroeconómico, que el ahorro nacional no es suficiente para financiar la inversión y/o
el gasto público, por lo que se tiene que recurrir al ahorro exterior para poder financiarlo.

El significado macroeconómico del saldo exterior se deriva de la identidad básica de


una economía abierta:
Y=C+I+G+X–M

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Siendo:
Y = Renta nacional.
C = Consumo privado.
I = Inversión privada.
G = Gasto público total.
X = Exportaciones de bienes y servicios.
M = Importaciones de bienes y servicios.
Si consideramos que:
C + I + G = Absorción de los residentes (A)
entonces:
Y = A + X – M (2)
Por lo tanto:
Y – A = X – M (3)

Lo que significa que un saldo deficitario en la balanza de bienes y servicios (M > X)


implica que el gasto total supera a la renta total (A > Y). En consecuencia, la corrección
del déficit deberá de basarse en la instrumentación de las medidas para equiparar renta y
gasto.

Si en (1) deducimos de los dos miembros de la identidad los impuestos netos de


transferencias internas (T) y añadimos a los dos miembros las transferencias netas
internacionales corrientes (R). Tendríamos que:

Y + R – T = C + I + (T – G) + (X + R – M) (4)

en donde:
Y + R – T = Renta disponible de los residentes.
T – G = Saldo presupuestario.
X + R – M = Saldo por cuenta corriente.
Dado que por definición el ahorro se puede considerar como:
S=Y+R–T–C
La expresión (4) podemos expresarla de la siguiente forma:

SALDO CUENTA CORRIENTE = (S – I) + (T – G)

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La identidad anterior nos permite calibrar el significado macroeconómico del saldo por
cuenta corriente. Un déficit significaría que el ahorro nacional y/o los ingresos fiscales
no son suficientes para financiar la inversión y/o el gasto público. En tanto que un
superávit nos está manifestando que el ahorro interno y/o los ingresos públicos han sido
suficientes para cubrir la inversión y/o los gastos del sector público.

De las relaciones macroeconómicas existentes entre el sector exterior y el conjunto de


una economía, se extrae la idea de que, si nos encontramos en una economía abierta, el
desequilibrio externo, asimilado éste al déficit por cuenta corriente, es un reflejo de los
desequilibrios internos de la economía en relación con los países con los cuales
intercambia bienes, servicios y capitales.

Siguiendo esta línea argumental, es evidente que pueden barajarse varios factores
causantes de un desequilibrio externo. Dichos factores pueden ser clasificados como
exteriores o interiores. Los factores causantes del desequilibrio pueden ser exteriores, en
el sentido que los países no son responsables de ellos o son incapaces de neutralizarlos.
El principal factor externo que puede incidir negativamente sobre la balanza por cuenta
corriente es el deterioro de la relación real de intercambio, debido a la incidencia de
shocks de oferta adversos, como ocurrió durante la década de los setenta como
consecuencia de las drásticas subidas del precio de los productos energéticos. En este
caso, el deterioro de la relación real de intercambio pone de relieve una pérdida notable
de competitividad, conjuntamente con un empobrecimiento del país en términos relativos.
El resultado final de todo este proceso es un grave desequilibrio en la balanza de pagos,
debido a un factor exógeno a la economía.

Pero cualquier economía puede verse afectada también por desequilibrios externos
derivados de causas internas. La experiencia más reciente permite distinguir claramente
dos factores internos que pueden originar y/o intensificar un desequilibrio en la balanza
de pagos:

• En primer lugar, si se ensancha el diferencial de inflación existente entre un país y sus


competidores, se producirá una pérdida de competitividad, observable en la apreciación
del tipo de cambio efectivo real, por lo que se deteriorará la balanza por cuenta corriente.

• El segundo factor interno que puede estar asociado con el déficit por cuenta corriente es
el déficit público. Para ello se parte de la conocida identidad contable de que el saldo de
la balanza por cuenta corriente es igual a la diferencia entre ahorro e inversión nacional,

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esto es, entre renta nacional y gasto. La relación entre déficit público y déficit corriente
—relación denominada como déficit gemelo— es bastante compleja, pero, en líneas
generales, cabe decir que, dependiendo de la vía que se elija para financiar el déficit
público, pueden desencadenarse efectos negativos sobre el sector exterior, ya que la
financiación del desequilibrio presupuestario incidirá en la tasa de inflación, los tipos de
interés, la instrumentación de la política monetaria, etc.; todo lo cual afectará a los niveles
de competitividad, el tipo de cambio, los movimientos de capital..., y en definitiva, a la
situación de la balanza de pagos.

Ahora bien, no todos los desequilibrios exteriores son de la misma naturaleza, por lo
que según la misma requerirán diferentes actuaciones correctoras. Podemos distinguir
dos tipos de desequilibrios exteriores:

• Coyuntural. Tiene una duración temporal determinada y está ocasionado por factores
cíclicos y/o esporádicos. Normalmente, este tipo de desajuste es financiado en vez de
corregido.

• Estructural. Su naturaleza es crónica y tiende a persistir a lo largo del tiempo, dado que
su origen se encuentra en factores de tipo estructural inherentes al funcionamiento de la
economía. Por su propia índole, este tipo de desequilibrio, antes o después, ha de ser
corregido, puesto que su financiación, caso de ser posible, sería muy costosa para un país.

La permanencia en el tiempo de déficit crónicos de balanza de pagos puede ser compatible


con diferentes esquemas de financiación de los mismos y con diversos grados de
sostenibilidad, ello se refleja en la balanza de capitales.

Teniendo en cuenta la libertad de movimientos de capital, una economía tiene varias


opciones de política económica, que determinarán si un desequilibrio exterior es
financiable y/o sostenible en el tiempo, o bien si es preciso proceder a su ajuste.

El funcionamiento de las políticas monetaria y fiscal con tipos de cambio fijos

Cuando el régimen cambiario existente en una economía es fijo, el banco emisor,


utilizando las reservas, debe cubrir las demandas de divisas y de moneda nacional que se
ocasionen como consecuencia del saldo de la Balanza de pagos a un tipo de cambio
determinado. Ello supone que los desequilibrios de la Balanza de pagos no puedan
sostenerse indefinidamente, ya que la financiación del déficit exige que el país utilice sus
reservas de divisas y éstas tienen un límite. La situación contraria, un superávit exterior

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permanente y creciente, tampoco es conveniente, pues tendría lugar una revaluación
excesiva del tipo de cambio, lo que acabaría también perjudicando a la balanza comercial.
Teniendo en cuenta estas coordenadas básicas, cabe plantearse la siguiente cuestión:
¿Cómo operan las políticas monetaria y fiscal cuando el tipo de cambio es fijo? Para
ilustrar este tema podemos barajar diferentes escenarios: existencia o no de rigidez de
precios internos; presencia o ausencia de movimientos de capital a nivel internacional. La
actual configuración de la economía internacional nos lleva a elegir como escenario más
adecuado el que supone una alta o perfecta movilidad internacional del factor capital. En
cualquier caso, el contexto teórico será el modelo IS-LM de una economía abierta.

a) Política monetaria y tipos de cambio fijos

Si partimos del supuesto de que la economía se encuentra inicialmente en el punto E del


(Grafico 1), donde se hallan en equilibrio los mercados de bienes, monetario y la Balanza
de pagos, cualquier punto situado por debajo de la línea BP nos señala un déficit en la
Balanza de pagos y todo punto por encima nos indica un superávit en las cuentas
exteriores.

Grafico 1: Política monetaria y tipos de cambios fijos

Si el Banco Central decide la puesta en práctica de una política monetaria de corte


expansivo (incremento de la cantidad de dinero), la curva LM se desplaza hacia la derecha
y en sentido descendente, lo que conduce a la economía al punto E', donde el tipo de
interés nacional es inferior al mundial; la renta se incrementa; la Balanza de pagos pasa a
una situación de déficit y se desencadenan presiones a la baja sobre el tipo de cambio.

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El restablecimiento del equilibrio en la economía, la vuelta al punto E, requerirá por parte
del Banco Central, si es que con anterioridad las salidas de capital no han contrarrestado
la expansión monetaria, una reducción de la cantidad de dinero hasta que la economía
retorne al punto E, donde se logra, entre otros, el equilibrio externo.

En conclusión, cuando el tipo de cambio es fijo y la movilidad del capital es alta, la


política monetaria no es efectiva para desplazar la demanda agregada y conduce a un
desequilibrio en la Balanza de pagos. Surge, por tanto, un claro conflicto entre los
equilibrios interno y externo de la economía: cuando el tipo de cambio es fijo y la
movilidad del capital es alta, la política monetaria no es un instrumento eficaz para influir
en los niveles de producción.

b) Política fiscal y tipos de cambio fijos

Si en el caso anterior hemos comprobado que la política monetaria no es el instrumento


más adecuado para alcanzar el equilibrio interno cuando los tipos son fijos y el capital
móvil, en éste se invierte la conclusión. Es decir, la política fiscal es un instrumento eficaz
para la consecución del equilibrio interno, si el sistema cambiario es fijo y existen
transacciones de capital.

Supongamos ahora que las autoridades económicas del país deciden incrementar el gasto
público (Grafico 2). Esta acción desplaza la curva IS hacia la derecha y en sentido
ascendente, por lo que en el punto E' se habrán incrementado, con respecto al situación
inicial E, tanto el tipo de interés como la renta, y al estar situado dicho punto por encima
de la línea BP, la Balanza de pagos registraría un superávit.

Grafico 2: Política fiscal y tipos de cambios fijos

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Pero, puesto que nos encontramos en una economía abierta donde el capital es
perfectamente móvil, se produciría una presión al alza sobre el tipo de cambio que
conducirá a una entrada de capitales. Dado que el tipo de cambio es fijo y, por ende, la
cantidad de dinero es endógena (el Banco Central ha de cubrir la demanda de la moneda
nacional y de divisas que se produzca al tipo de cambio fijo), la economía encontrará un
nuevo punto de equilibrio en E'', al desplazarse la curva LM hacia la derecha.

En resumen, de acuerdo con los supuestos del modelo, cuando el tipo de cambio es fijo y
el capital se mueve sin trabas, la política fiscal es muy eficaz para incrementar el nivel de
producción, puesto que al ser el tipo de cambio fijo y la cantidad de dinero endógena,
dicho incremento se obtiene sin incurrir en un desequilibrio exterior, puesto que al
producirse una acomodación monetaria no varía ni el tipo de interés ni el tipo de cambio.

El funcionamiento de las políticas monetaria y fiscal con tipos de cambio flexibles

Desde un punto de vista macroeconómico, con tipos de cambio flexibles, ya expusimos


que cualquier desequilibrio en la balanza por cuenta corriente es automáticamente
compensado por un saldo contrario en la balanza de capitales. En este sentido, las políticas
monetaria y fiscal en un sistema de tipos de cambio flexibles operarían teniendo en cuenta
las siguientes premisas:

a) El tipo de cambio será la única variable con influencia en la competitividad exterior de


la economía, si admitimos que los precios están dados: una depreciación del tipo de
cambio traería consigo un aumento de la competitividad y una apreciación ocasionaría
una pérdida, al menos a corto plazo.

b) La cantidad de dinero es exógena, es decir, al flotar el tipo de cambio el Banco Central


puede determinar el nivel de la oferta monetaria y, por ende, la posición de la curva LM,
cosa que no ocurría cuando el tipo de cambio era fijo. En este punto, es preciso advertir
que, así como cuando el sistema de cambios era fijo la curva LM se movía
endógenamente, ahora dicho comportamiento es propio de la curva IS, ésta se desplazará
a la derecha cuando el tipo de cambio se deprecia (aumento de las exportaciones) y a la
izquierda cuando el tipo de cambio se aprecia (disminución de las exportaciones).

c) El sector exterior es muy sensible a las diferencias entre el tipo de interés nacional y el
mundial; lo que en un contexto de alta movilidad internacional del capital implica que:

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• Los puntos situados por encima de la línea corresponden a un superávit de la Balanza
de pagos y los situados por debajo a un déficit.

• Si el tipo de interés nacional fuera más bajo que el mundial, se producirían grandes
flujos de salida de capital que eliminarían cualquier superávit por cuenta corriente.

• Si fuera más alto que el del resto del mundo, los flujos de entrada de capital eliminarían
cualquier déficit por cuenta corriente.

Grafico 3: Tipos de cambio flexibles: el efecto de una política expansiva

a) La política monetaria y los tipos de cambio flexibles Si suponemos que se pone en


marcha una política monetaria expansiva, la curva LM (Grafico 3) se desplazará hacia la
derecha. La incidencia de dicha medida nos sitúa en el punto E' con una expansión de Y,
y una disminución en i. Pero el descenso del tipo de interés provoca unas salidas de
capitales que originan una depreciación del tipo de cambio.

La depreciación afecta a su vez positivamente a la competitividad de los productos de


exportación del país en cuestión, por lo que el incremento de las exportaciones netas hace
que la curva IS se desplace hacia arriba y a la derecha, hasta finalizar en el nuevo punto
de equilibrio E'', en donde la producción y la renta han aumentado. En definitiva, cuando
los tipos de cambio son flexibles, la política monetaria es eficaz para incidir sobre el nivel
de renta por la vía del tipo de cambio y no del tipo de interés (J. M. KEYNES (1883-
1946)

b) La política fiscal y los tipos de cambio flexibles Si partimos del supuesto de una
política fiscal expansiva (incremento del gasto público), la curva IS se desplazará hacia

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la derecha, situándonos en el punto E' con valores más altos de i e Y (Grafico 4). Al igual
que apuntamos antes, el tipo de interés nacional (i) no puede superar el mundial (i). Por
consiguiente, en esta situación se producirían unas entradas de capital que provocarían
una apreciación del tipo de cambio, una pérdida de competitividad y un desplazamiento
en dirección opuesta de la curva IS' hasta su posición inicial. Estamos, pues, ante un caso
más en el que el deterioro de la balanza comercial contrarresta en su totalidad el efecto
expansivo inicial de la política fiscal. Así pues, bajo un sistema de tipos de cambio
flexibles, la política fiscal es ineficaz, puesto que su efecto expansivo es contrarrestado
por el desequilibrio que origina en el sector exterior, al expandirse las importaciones y
contraerse las exportaciones.

Grafico 4: Tipos de cambio flexibles: el efecto de una política fiscal expansiva.

El funcionamiento de las políticas monetaria y fiscal en una economía abierta puede


sintetizarse en el (Cuadro 1) de la página siguiente

EL DILEMA DE LA POLÍTICA ECONÓMICA EN UNA ECONOMÍA


ABIERTA

El examen del funcionamiento de una economía abierta plantea un importante dilema de


política económica: ¿equilibrio interno y/o equilibrio externo?

Como ya hemos comprobado, bajo el supuesto de perfecta movilidad internacional del


capital y tipos de cambio fijos, los tipos de interés de un país no pueden diferenciarse
apreciablemente del tipo de interés mundial, pues unos tipos inferiores traerían consigo
fuertes salidas de capital hacia el exterior, lo que debilitaría la moneda nacional y
empeoraría la Balanza de pagos, y por el contrario, unos tipos muy elevados supondrían
la entrada de capitales exteriores en el país, lo que apreciaría el tipo de cambio nacional
y facilitaría la financiación de los desequilibrios de la Balanza de pagos.

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En el (Grafico 5) puede observarse que las anteriores condiciones hacen que la línea BP
sea prácticamente horizontal: cualquier punto situado por debajo de la curva BP nos
refleja una situación de déficit exterior, los situados por encima indican un estado
excedentario de la Balanza de pagos. Consiguientemente, toda situación a la izquierda de
la línea Y es de desempleo, mientras que a la derecha sería de sobreempleo.

El punto E será el único donde se lograría conjuntamente los equilibrios interno y externo
de la economía. Podemos analizar los problemas de política económica a través de las
situaciones que reflejan los cuatro cuadrantes de la mencionada figura. La cuestión clave
es cómo utilizar las políticas monetaria y fiscal para alcanzar los equilibrios interno y
externo.

En las zonas II y IV es teóricamente factible alcanzar una solución, dado que la aplicación
de una política monetaria contractiva resolvería el problema en la zona II y otra de signo
expansivo lo lograría en la zona IV.

Cuadro 1: Efectos de la política monetaria y fiscal con movilidad perfecta de capital

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Los problemas se presentan cuando la economía se encuentra en las zonas I y III. Una
política económica apropiada para alcanzar los equilibrios interno y externo en la primera
tiene que alcanzar un nivel de empleo más elevado para conseguir el equilibrio interno y
tipos de interés más elevados y/o un nivel de renta más bajo para conseguir el equilibrio
externo, y viceversa en la zona III. En las zonas I y III se plantean pues dos claros dilemas
de política económica, porque la situación interna de la economía sugiere que la renta
debería aumentar (disminuir) y el estado de la Balanza de pagos apunta que debería
disminuir (aumentar). Sin embargo, teóricamente existe una vía para resolver los dilemas.
Puede utilizarse una política fiscal expansiva para llegar al pleno empleo y una política
monetaria contractiva, en forma de tipos de interés más

Grafico 5: Equilibrio interno versus equilibrio externo.

elevados, para alcanzar el equilibrio de la Balanza de pagos, para cualquier punto


situado en la zona I; mientras que en la zona III una política fiscal restrictiva y una
política monetaria de signo expansivo permitirían lograr también ambos equilibrios,
interno y externo. En definitiva, puede alcanzarse el punto E.

Por consiguiente, si los tipos de cambio son fijos y hay movilidad del capital, las
políticas fiscal y monetaria utilizadas de forma coordinada permitirían alcanzar los
equilibrios interno y externo.

MODELO MACROECONÓMICO DE UNA ECONOMÍA ABIERTA

Hasta ahora, hemos visto la lógica básica de funcionamiento de un modelo


macroeconómico para analizar una economía cerrada con flexibilidad de precios. Este
modelo estaba formado por el sector gasto representado en la IS, el sector monetario,
representado en la LM, el sector empleo y producción, representado por el ingreso de

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pleno empleo Yf. En una economía abierta, debemos agregar el sector externo, que
incluye la Balanza Comercial o exportaciones netas y la Balanza de Capital o Financiera.
Las exportaciones netas, al ser parte del gasto agregado, están incorporadas en la IS. Sin
embargo, las entradas y salidas de compromisos de pago o activos financieros
internacionales, se registran en la cuenta de capital, la misma que da lugar a una nueva
curva, la BB. Sabemos que, en economía abierta, los fenómenos monetarios dependen del
sistema cambiario que siga el país: tipo de cambio fijo o flexible. Bajo tipo de cambio
fijo, la variable que se ajusta en forma permanente y definitiva ante un desequilibrio en
el mercado de dinero, son las reservas internacionales. Bajo tipo de cambio flexible, la
variable de ajuste es el tipo de cambio. Con tipo de cambio fijo, un aumento en la oferta
monetaria, presiona al alza sobre el nivel de precios internos, que alienta importaciones y
desalienta exportaciones, haciendo que perdamos competitividad frente a nuestros socios
comerciales. Esto se traduce en una pérdida permanente y definitiva de reservas
internacionales, que se constituyen así en la variable de ajuste, es decir en el fenómeno
monetario.

devaluación y revaluación de la moneda

Una devaluación, es un aumento en el precio en moneda nacional de una moneda


extranjera, como decisión administrativa del Banco Central, cuando éste sigue una
política de tipo de cambio fijo. De la misma manera, una revaluación es una disminución
en el precio, por decisión administrativa de la autoridad monetaria bajo tipo de cambio
fijo. Una devaluación de la moneda, encarece las importaciones y abarata las
exportaciones, con lo que los bienes nacionales ganan competitividad respecto al exterior
y las exportaciones netas mejoran. Con tipo de cambio flexible, una expansión monetaria,
presiona al alza los precios en general, y como el tipo de cambio es un precio más de la
economía, éste se convierte en el fenómeno monetario. En este caso, el alza en el tipo de
cambio ya no se llama devaluación sino depreciación de la moneda nacional respecto a la
moneda extranjera, como consecuencia de las fuerzas del mercado. En el caso contrario
la moneda nacional se aprecia.

Una depreciación de la moneda implica ganar competitividad, mientras que una


apreciación significa pérdida de competitividad, por la sencilla razón que al tener que
pagar un mayor precio para adquirir una moneda extranjera, porque nuestra moneda se
ha depreciado, las importaciones se encarecen y las exportaciones se abaratan, dando
como resultado un aumento en nuestras exportaciones netas o mejora en la Balanza
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Comercial. Sucede lo contrario, cuando nuestra moneda se aprecia, lo que nos lleva a
importar más y exportar menos, disminuyendo nuestras exportaciones netas y empeorar
la Balanza Comercial.

movilidad perfecta de capitales

Debido a las distintas políticas tributarias y monetarias seguidas en cada país, la tasa de
interés aun con ajuste por riesgo, no necesariamente es igual en todos los países, lo que
incentiva a los inversionistas al arbitraje internacional para aumentar sus beneficios.

Hay movilidad internacional perfecta de capital, cuando los inversionistas pueden


comprar activos ilimitada y rápidamente, en el país que deseen, enfrentando bajos costos
de transacción.

Cuando el capital es perfectamente móvil, los tenedores de activos están en condiciones


de transferir grandes cantidades de dinero, de un país a otro, en busca del rendimiento
más alto o del crédito más barato. Esto implica que la tasa de interés de un país no puede
alejarse mucho de la de los otros, sin provocar movimientos de capital que tienden a
igualar los rendimientos.

La moraleja es, que como la política monetaria y fiscal afecta a la LM y a la IS, afectan a
la tasa de interés, y por consiguiente a la cuenta de capital de la Balanza de Pagos.

Asumiendo una tasa dada de interés internacional im, si la tasa de interés nacional in es
mayor, alentará la entrada de capital y viceversa.

El superávit de Balanza de Pagos (SBP), por definición es igual al superávit en la Balanza


Comercial (XN) más el superávit en la cuenta de capital (CC), que está determinado por
la diferencia entre la tasa de interés nacional y la tasa de interés mundial (is-lm).

SBP = XN(Yn, Ym, R) + CC(in-im)

Donde:

Yn: Es el ingreso nacional


Ym: Es el ingreso mundial
R: Es el tipo de cambio real.

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Un aumento en el ingreso nacional Yn empeora la Balanza Comercial, mientras que un
aumento en el Ingreso en el exterior la mejora.

Una subida en la tasa de interés nacional (in), con respecto a la tasa de interés mundial
(im), atrae capital extranjero, con lo que mejora la cuenta de capital y el saldo de la
Balanza de Pagos.

Conclusión

Bibliografía

Juan R. Cuadrado (2010), política Económica. McGRAW-HILL/INTERAMERICANA


DE ESPAÑA, S. L, 4 ª edición.

J. A. SCHUMPETER (1883-1950), Historia del Análisis Económico. Ed. Ariel,


Barcelona, 1982, pág. 404, 2.ª edición.

J. M. KEYNES (1883-1946), «Memorandum», September, 8, 1941, Collected Writings,


vol. XXVI.

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