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LA CALIDAD Y LA RIQUEZA DE UN PUEBLO NO SOLO

SE MIDE POR SUS BIENES ECONÓMICOS, SI NO QUE


TAMBIEN SE PUEDE MIDIR POR LOS VALORES ÉTICOS
Y MORALES, QUE TIENE SU GENTE, SUS FAMILIAS Y SU
SOCIEDAD.

La familia es y será siempre el pilar más importante de la sociedad, teniendo la laboriosa tarea
de formar personas de bien, íntegros y con valores.

Buenos días Sr. Alcalde _____________ y Sres. Regidores que hoy nos engalanan con su
presencia, directores, maestros

La familia, imprescindible para


lograr una sociedad más sana,
justa y feliz
por Lalu Gómez






La familia, imprescindible
para lograr una sociedad
más sana, justa y feliz
Hoy 15 de mayo, se celebra el Día Internacional de las Familias, Lalu
Gómez, Psicóloga y Psicoterapeuta especializada en Infancia y Familias,
reflexiona sobre la importancia de la familia para lograr una sociedad
más sana, más justa y más feliz: «Vivir una vida comprometida con el
bienestar de otros y no sólo el de nuestro entorno más íntimo,
constituye un factor de protección evidente para toda la familia. Hoy y
cada día, os animo a revisar qué estáis aportando al mundo. Y hacedlo
junto a vuestros hijos, poneros la rutina de revisar que habéis
aportado cada día (a otras personas o seres vivos o al medio
ambiente)».
El año pasado, el Secretario General de las Naciones Unidas lanzaba el
siguiente mensaje en el día Internacional de las Familias: “La promoción de
entornos familiares de apoyo y de la parentalidad positiva por medio de
políticas y leyesayuda a las familias a criar hijos sanos y felices que
tengan la posibilidad de llegar a ser adultos valiosos y productivos. No
dejar a nadie atrás significa no dejar a ninguna familia atrás. En este Día
Internacional de las Familias, propongámonos promover el desarrollo
sostenible mediante la creación de un entorno propicio en el que todos los
miembros de todas las edades de la familia puedan desarrollar su potencial
de contribuir a nuestro mundo.”

Construir un mundo mejor, con


contextos familiares que garanticen un desarrollo sano, es una tarea de
todos y todas. Las estructuras políticas y las administraciones han de
asegurar unas condiciones y servicios, y también los ciudadanos, seamos
padres o no, hemos de asumir parte de esa responsabilidad social. Hemos de
promover entornos positivos en la medida de nuestras posibilidades, que
son muchas. Hace poco, la ONG Cooperación Internacional, lanzó una
fabulosa campaña con un mensaje directo y sencillo, el que veis en la imagen
a la izquierda.
Un pequeño gesto de ayuda o interés hacia otros (conocidos o no) desde
nuestra realidad más cotidiana puede suponer un gran aporte a la persona
que lo recibe, al mismo tiempo que ejerce un potente efecto movilizador
hacia otros. El modelado hace que nuestras acciones positivas inspiren a
otros (incluidos nuestros hijos) a poner en marcha iniciativas en esa misma
línea. ¿Has oído hablar del «efecto mariposa»? Expone algo así como que
un pequeño gesto o acción aislada, puede llegar a generar un efecto
considerablemente grande a corto o medio plazo. A través de un proceso de
amplificación e interrelación entre distintas personas y sistemas, ese efecto
puede expandirse hasta lugares y realidades muy lejanos a los iniciales. El
efecto mariposa alude a algo tan maravilloso y evidente como que
todos formamos parte de algo común, de un mismo universo, por tanto
si emito algo positivo, ese efecto se expandirá hacia otros. Y si llevo a
cabo acciones individualistas, irresponsables e injustas, eso mismo estoy
potenciando (y probablemente eso me vendrá de vuelta).
En un mundo globalizado, enormemente incierto y cambiante, nos
preocupamos mucho por las infinitas posibilidades de que algo vaya mal,
por todas las cosas que vemos en las noticias y medios de comunicación: hay
innumerables problemáticas que afectan a la infancia y adolescencia. Y es
normal que nos inquiete, está bien que sea así, pero a veces esa
preocupación viene de un lugar muy egoísta (del ¿y si me pasa a mí/a
nosotros?), olvidándonos de la enorme capacidad que tenemos de
construir, de aportar, de enseñar a nuestros hijos que siempre hay algo
que podemos hacer por contribuir a un mundo mejor. Porque vivir una
vida comprometida con el bienestar de otros y no sólo el de nuestro
entorno más íntimo, constituye un factor de protección evidente para
toda la familia. Permite que los niños desarrollen la idea de un mundo
bueno, en el que no todo es perfecto, en el que existe sufrimiento e
injusticias, pero también ven que cuando alguien necesita ayuda, encuentra
una mano que se la presta (y por tanto si en algún momento él mismo
necesita ayuda, sabrá pedirla).
Es una de las cosas que más nos preocupa a los padres, que pidan ayuda y
protección si experimentan una situación dolorosa o que pone en peligro su
integridad y bienestar. A los papás y mamás siempre les explico en la
consulta que no tenemos que situarnos en el permanente y agónico ¿y
si..?. Tenemos que construir una relación de confianza,
comprensión, amor y aceptación incondicional hacia nuestros hijos de
manera constante, y sólo así podremos estar seguros de que llegado el
momento, contarán con nosotros, y nos harán partícipes de aquello
que les pase, tanto lo positivo como lo negativo. Es la diferencia entre
poner el foco en lo urgente o ponerlo en lo importante. Lo urgente hay que
atenderlo, pero sin olvidarnos de lo importante.

Conflictos sociales y emocionales en la adolescencia


Consejos para padres de adolescentes con problemas
Los padres cuentan con tres herramientas educativas fundamentales para ayudar a sus hijos
adolescentes a enfrentarse de forma constructiva a los conflictos. El conflicto forma parte de la
vida; es el motor de nuestro progreso. Sin embargo, en determinadas condiciones puede
obstaculizar el desarrollo. Por eso, la educación debe proporcionar oportunidades suficientes
para aprender a resolver conflictos de forma constructiva.
Cómo resolver los conflictos de los adolescentes

Para resolver los conflictos de forma constructiva se debe favorecer la empatía y la capacidad
de adopción de perspectivas, enseñando a pensar en el proceso de toma de
decisiones, anticipando sus consecuencias y ayudando a detectar y a corregir las frecuentes
distorsiones que se producen en situaciones muy estresantes.
Favorecer la empatía

La empatía, es una tendencia disponible a un nivel muy primitivo desde nuestra primera
infancia y que nos lleva a sentir lo que siente el otro, proporcionándonos una importantísima
fuente de información, así como una de las principales motivaciones para la solidaridad y la
justicia. La capacidad para ponernos en el lugar de otras personas puede ser considerada,
además, como un requisito necesario para aprender a resolver conflictos de forma inteligente y
justa. Conviene recordar, en este sentido, que la mayoría de los conflictos que experimentamos
implican, en mayor o menor grado, a varias personas y con gran frecuencia diversas
perspectivas que es necesario considerar.
Enseñando a pensar a los adolescentes

Los estudios realizados sobre este tema encuentran que los adolescentes con menor
capacidad para autorregular su vida social y emocional suelen tener dificultades en todos los
pasos a través de los cuales se interpretan y resuelven las situaciones conflictiva. Ayudarlos a
enseñarles modos sistemáticos para resolver de forma más inteligente y justa sus tensiones y
conflictos puede ser, por tanto, un procedimiento muy eficaz, que conviene situar en todas las
fases de dicho proceso:
1.- Definir adecuadamente el conflicto, identificando todos sus componentes.

2.- Establecer cuáles son los objetivos y ordenarlos según su importancia.

3.- Diseñar las posibles soluciones al conflicto y valorar cada una de ellas teniendo en cuenta
las consecuencias – positivas y negativas– que pueden tener para las distintas personas
implicadas en la situación.

4.- Elegir la solución que se considere mejor y elaborar un plan para llevarla a cabo. Es muy
importante que dicho plan incluya una anticipación realista de las dificultades que van a surgir
al intentar llevarlo a la práctica, así como de las posibles acciones que pueden contribuir o
permitir superarlas.

5.- Llevar a la práctica la solución elegida.

6.- Valorar los resultados obtenidos y, si no son los deseados, volver a poner en práctica todo
el procedimiento para mejorarlos.

Las distorsiones de la adolescencia

El adulto también puede ayudar al adolescente a resolver conflictos, enseñándole a afrontar


situaciones estresantes a través de la detección y corrección de pensamientos distorsionados
que, de lo contrario, contribuyen a que el estrés aumente y obstaculizan la puesta en marcha
de soluciones inteligentes. Entre las distorsiones más frecuentes que se producen en
situaciones estresantes cabe destacar:

· La visión de túnel, o tendencia a ver o recordar solamente un aspecto de la realidad,


excluyendo el resto,

· El pensamiento dicotómico, tendencia a percibir la realidad en términos dicotómicos (“ blanco


o negro” ), pasando de un extremo al otro sin considerar posiciones intermedias.

· El fatalismo, percepción de falta total de control sobre los acontecimientos que se viven.

· La confusión de los pensamientos y de las emociones con la realidad, o tendencia a creer que
lo que pensamos acerca de la realidad es la propia realidad y lo que sentimos como verdadero
necesariamente lo es.

· Interpretación exagerada de la conducta de los demás como intencionada y negativamente


dirigida hacia uno mismo. El egocentrismo del adolescente puede contribuir a este sesgo
cognitivo. Para superarlo conviene activar explicaciones alternativas (accidentes, coincidencias
e intenciones positivas).

Contextos familiares para resolver conflictos

Para que los frecuentes conflictos y complejos que surgen en el contexto familiar contribuyan a
mejorar la calidad de la educación, evitando escaladas de confrontación que la deterioran, y
favorezcan la búsqueda conjunta de soluciones constructivas, conviene:
1.- Estimular la capacidad de los adolescentes para participar activa y responsablemente en
decisiones familiares que los afecten.

2.- Evitar los monólogos, las lecciones y las riñas.

3.- Incrementar las oportunidades de realizar juntos actividades gratificantes.

4.- Establecer algunas costumbres diarias en las que poderse comunicar de forma normalizada
las incidencias cotidianas.
5.- Evitar reñir continuamente a los adolescentes por conductas de escasa relevancia.

6.- Evitar expresiones que puedan ser vividas como un ataque o un rechazo a la posición de
los otros, como las interrupciones, los gritos, las amenazas, los insultos, las críticas (que
despiertan actitudes defensivas), así como la escalada de amenazas y expresiones agresivas
que se producen en situaciones muy estresantes.

7.- Cuando resulte difícil llegar a un acuerdo en asuntos relevantes, puede ser necesario elegir
un momento de serenidad para todos en el que buscar soluciones consensuadas, intentando
que cada parte se ponga en el lugar de la otra.

María José Díaz Aguado.

SALUD MENTAL

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