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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
Introducción.
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
La antijuridicidad.
Según nuestro ordenamiento civil, la ilicitud constituye un elemento del acto ilícito
independiente de la culpa, salvo en el caso del artículo 11092 del código civil. Esta
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Alterum non laedere (no dañar a nadie). Principio general del derecho del cual se deriva la
obligación de reparar todos los daños que se causen a terceros con la propia actuación. Es de
raigambre romana muy antigua y así está recogido en las compilaciones y tratados de la Roma
clásica. Se expresa también con la variante “neminem laedere”. Es uno de los tres deberes que,
según el derecho romano tradicional, componen el derecho.
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Todo el que ejecuta un hecho, que por su culpa o negligencia ocasiona un daño a otro, está
obligado a la reparación del perjuicio. Esta obligación es regida por las mismas disposiciones
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
regla genérica impone tácitamente el deber de actuar de tal manera que no cause
daño a los demás, que a su vez se complementa con lo dicho por los artículos 1066
y 1074.
Artículo 1066: “Ningún acto voluntario tendrá el carácter ilícito, sino fuere
expresamente prohibido por las leyes ordinarias, municipales o reglamento de
policía; y a ningún acto ilícito se le podrá aplicar pena o sanción de este Código, si
no hubiere una disposición de la ley que la hubiese impuesto”.
Artículo 1074: “Toda persona que por cualquier omisión hubiese ocasionado un
perjuicio a otro, será responsable solamente cuando una disposición de la ley le
impusiese la obligación de cumplir el hecho omitido”.
Son los daños cuya ilicitud se configura porque el hecho en sí mismo es contrario a
la ley y causa daño a otro (es decir, que están englobadas tanto la ilicitud objetiva
como la subjetiva).
Los casos son:
A- El agente que actúa con culpa o dolo;
B- El ejercicio infuncional de su derecho (Art. 10713 C. C.);
C- Uso de una cosa que vulnera los límites de la normal tolerancia entre los
vecinos.
De los llamados actos ilícitos potenciales solo diremos que, no son considerados
como actos ilícitos porque violen la ley, sino porque al conjugarse con otros factores
intrínsecos al acto mismo, la Ley impone el deber de no dejar sin resarcimiento el
daño que se ocasiona. Hay todavía discusión doctrinaria con respecto a esta
polémica categoría.
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La ley se viola por actos positivos o de comisión (culpa por acción) o por actos
negativos o de omisión (culpa de abstención). El acto de violación es positivo
cuando la ley prohíbe su ejecución, mientras que el acto de violación es negativo
cuando la ley ordena su ejecución.
Incumplimiento absoluto.
Incumplimiento relativo.
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Luego de la reforma, la regla pasa a ser la excepción. El artículo 509 actual dice
que las obligaciones a plazo la mora se produce automáticamente.
Se produce ex re cuando es a “plazo cierto”. En las obligaciones de “plazo
incierto”, se debe interpelar al deudor para constituirlo en mora, al igual que en las
obligaciones de “plazo tácito” (aquel indispensable para el cumplimiento de la
obligación).
La interpelación.
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“…por las Leyes de Partida y por las del Código romano, el simple vencimiento de la obligación a
plazo equivalía a una interpelación, y ésta no era, por lo tanto, necesaria…”
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Al definir la interpelación como un hecho voluntario lícito señalamos que en cuanto a su
naturaleza jurídica no es un acto jurídico, sino un hecho jurídico. No es un acto jurídico porque no
tiene por fin inmediato producir una consecuencia jurídica. El acreedor persigue un fin puramente
material: obtener la efectividad del pago. La ley adscribe al hecho un efecto jurídico: la moral del
deudor. NOTA Nº 132 -Teoría general de la Responsabilidad Civil- BUSTAMANTE ALSINA.
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-Es un derecho potestativo del acreedor, pues éste goza de la facultad de ejecutar
el hecho del requerimiento para producir los efectos propios de la mora.
-Es un hecho voluntario que consiste en la exigencia categórica de pago. Un mero
aviso de vencimiento, un recordatorio de la obligación u otras fórmulas que no
impliquen una inmediata exigencia de pago, no constituyen la interpelación
necesaria para colocar en mora al deudor.
-Es unilateral. Depende de la sola voluntad del acreedor y, por lo tanto, produce
efectos independientemente de la voluntad del deudor, que no puede impedir la
mora sino cumpliendo la prestación debida.
-Es receptiva. La declaración de voluntad del acreedor está destinada al deudor,
quien debe tener conocimiento de la misma para que la mora se produzca.
-No es formal. La declaración de voluntad puede en este caso hacerse bajo
cualquier forma expresa o positiva: verbalmente, por escrito o por signos
inequívocos. Sin embargo es aconsejable la utilización de un medio que facilite la
prueba.
La nota al artículo 509 del Código Civil, donde Vélez cita a Maynz, expresa: “El
acreedor se encuentra en mora toda vez que por un hecho o una omisión culpable,
hace imposible o impide la ejecución de la obligación, por ejemplo, rehusando
aceptar la prestación debida en lugar y tiempo oportuno, no encontrándose en el
lugar convenido para la ejecución o rehusando concurrir a los actos indispensables
para la ejecución”.
Efectos de la mora.
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Otro efecto de la mora es la traslación de los riesgos que estaban a cargo del
acreedor y que en adelante deben ser soportados por el deudor.
Además de la responsabilidad del deudor por los daños e intereses moratorios y
por los daños e intereses compensatorios en todos los casos en que por efecto de la
traslación de los riesgos el deudor moroso debe cargar con los mismos, existen
otros efectos negativos que el deudor en su carácter de acreedor recíproco de una
obligación conexa.
Así el deudor moroso no puede invocar como acreedor la mora de su deudor, ni
demandar el cumplimiento de la obligación recíproca que compete a su deudor en
un contrato bilateral, ni puede hacer funcionar a su favor el pacto comisorio
expreso o efectuar el requerimiento previo en caso de pacto comisorio implícito, ni
invocar la imprevisión6.
-o-o-o-
-o-o-o-
El daño.
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Allí donde antaño se decía “no hay responsabilidad sin culpa”, hoy se dice “no hay
responsabilidad sin daño”.
Tal es la enseñanza de Dr. Jorge Mosset Iturraspe cuando dice: “la noción del daño
jurídico o resarcible parece enriquecida. Perjuicios que antes no se consideraban
tales, sea para juzgar a la responsabilidad como excepcional, sea para evitar la
catarata de damnificados, o bien porque se partía de una visión parcializada del ser
humano, hombre máquina, ser productivo o trabajador; o de una apreciación
incompleta del patrimonio y, por lo tanto, del objeto que puede ser dañado, son
hoy merecedores de indemnización”.
Clasificaciones de daño.
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Daño Justificado.
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Las consecuencias de un hecho que acostumbra suceder, según el curso natural y ordinario de
las cosas, se llaman en este Código "consecuencias inmediatas". Las consecuencias que resultan
solamente de la conexión de un hecho con un acontecimiento distinto, se llaman "consecuencias
mediatas". Las consecuencias mediatas que no pueden preverse se llaman "consecuencias
casuales".
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Cuando por los hechos involuntarios se causare a otro algún daño en su persona y bienes, sólo
se responderá con la indemnización correspondiente, si con el daño se enriqueció el autor del
hecho, y en tanto, en cuanto se hubiere enriquecido. Los jueces podrán también disponer un
resarcimiento a favor de la víctima del daño, fundados en razones de equidad, teniendo en cuenta
la importancia del patrimonio del autor del hecho y la situación personal de la víctima.
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Al actor le incumbe la prueba de los hechos constitutivos del derecho que invoca
en la demanda. En consecuencia, al damnificado que pide el resarcimiento le
corresponde probar la existencia del daño y la cuantía del mismo.
Probado el daño y no habiéndose establecido su monto por una prueba directa, no
corresponde el rechazo de la acción sino que quedará al prudente criterio judicial la
fijación del mismo, según lo dispone el Art. 166 de la ley 17.454, reformada por ley
22.434 (Código Procesal C. y Ccial. De la Nación).
Cláusula Penal.
La cláusula penal tiene una triple función: compulsiva, por una parte,
indemnizatoria, por otra y finalmente resolutoria.
*Compulsiva (o penitencial). Aunque no añade nada a la obligatoriedad y
ejecutoriedad del vínculo, lo cierto es que constituye un nuevo motivo de
compulsión para el deudor y es una nueva incitación al cumplimiento ante el temor
de la pena, que constituye una confirmación o sanción del contrato principal.
Esta función compulsiva es indirecta pues no apunta al cumplimiento específico de
la prestación, sino a la obtención de una indemnización coercitivamente exigible.
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De las obligaciones con cláusula penal.
Para pedir la pena, el acreedor no está obligado a probar que ha sufrido perjuicios, ni el deudor
podrá eximirse de satisfacerla, probando que el acreedor no ha sufrido perjuicio alguno.
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Como hemos visto, el daño moral, según las palabras de Zavala de González y
Pizarro: “es una modificación disvaliosa del espíritu en el pleno conocimiento de la
capacidad de entender, querer y sentir de una persona, que se traduce en un modo
de estar distinto del que se encontraba con anterioridad al hecho o acto antijurídico
y anímicamente perjudicial”.
Este daño moral puede dividirse en dos tipos:
-Daños puramente morales;
-Daños que resulten de un ataque material o corporal.
Los primeros fueron llamados así por la doctrina francesa, y resultan de un ataque
a ciertos derechos extrapatrimoniales que no son la vida y la integridad corporal.
Se enuncian entre ellos el ataque al honor, como expresiones o manifestaciones
difamatorias e injuriosas, así como imputaciones falsas que perjudican la reputación
de la persona. También la intromisión en la vida privada, atentados al nombre
cometidos por usurpación de la personalidad y el empleo de un real en una obra de
espíritu (novela, pieza de teatro, film o con fines comerciales).
Sin embargo es impropio llamar a estos daños “puramente modales”, porque si
bien pueden afectar intereses extrapatrimoniales, muchas veces se produce el
perjuicio indirecto a intereses patrimoniales, por la repercusión de la lesión de
bienes no patrimoniales. Existen muchos casos en los que los atentados a la
reputación de la persona, el uso del nombre ajeno, la usurpación de la paternidad
de una obra o el empleo de la fotografía de otro sin autorización, repercuten en el
patrimonio ocasionando pérdida de beneficios por lucro cesante, en relación a la
actividad productiva de quien es el sujeto pasivo de estos ataques.
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Perjuicios.
Los perjuicios directos que sufre la víctima del ataque se clasifican en:
1-Perjuicios al placer (d’agrément);
2-Perjuicios a la estética (esthétique);
3-Perjuicio sexual (sexuel);
4-Perjuicio juvenil (Juvénile) y
5-Perjuicio de sufrimiento (souffrance).
1-El perjuicio al placer depende de las secuelas del hecho ilícito en orden a la
privación de los goces de la vida como no poder practicar deportes, no poder
disfrutar de la danza, no estar en condiciones de realizar un viaje de placer,
privación del olfato y del gusto.
2-El perjuicio estético existe cuando una persona es desfigurada o experimenta
mutilaciones o cicatrices diversas en el cuerpo o en el rostro. La lesión estética
ataca un bien extrapatrimonial como es la belleza o la integridad corporal, que es
un derecho de la personalidad, pero el daño resarcible consiste en las repercusiones
espirituales o económicas que constituyen los intereses jurídicamente protegidos.
Un actor que sufre desfiguración del rostro padece la angustia de su afeamiento
como persona y, también, el daño económico que importa la disminución
patrimonial por la pérdida de las chances de ser contratado para actuaciones
teatrales o televisivas.
3 y 4-El perjuicio sexual considera los aspectos que tienen como fundamento a la
relación de pareja y a la posibilidad de procreación. El perjuicio juvenil es el daño
que sufre una persona joven que como consecuencia de ese daño injusto pierde lo
que se llama “alegría de vivir”.Tanto el perjuicio sexual y el perjuicio juvenil son
considerados aspectos de la privación de placeres y satisfacción de la vida.
5-En cuanto al perjuicio de sufrimiento, se caracteriza por el dolor físico consecutivo
a un accidente corporal, o sea el dolor en el sentido médico del término, y
constituye lo que se ha dado a llamar pretium doloris, que comprende también el
dolor o la pena del alma subsiguiente a una incapacidad física permanente.
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La relación de causalidad.
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se ha estipulado una cláusula penal o se han dado arras11 o se trata del deudor
moroso de una suma de dinero.
Lo mismo sucede en los supuestos de indemnizaciones tarifadas, como las de la
Ley de Accidentes de Trabajo, o limitadas por topes máximos, como la Ley de
Despidos. También se atenúa excepcionalmente el deber de resarcir en el supuesto
del artículo 106912 o en el artículo 90713.
En la responsabilidad contractual.
En este ámbito es necesario distinguir las obligaciones de NO dar suma de dinero
con aquellas cuyo objeto es dar suma de dinero.
Así mismo, con respecto a las obligaciones de dar suma de dinero, el artículo 622
dispone:
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Si se hubiere dado una señal para asegurar el contrato o su cumplimiento, quien la dio puede
arrepentirse del contrato, o puede dejar de cumplirlo perdiendo la señal. Puede también
arrepentirse el que la recibió; y en tal caso debe devolver la señal con otro tanto de su valor. Si el
contrato se cumpliere, la señal debe devolverse en el estado en que se encuentre. Si ella fuere de
la misma especie que lo que por el contrato debía darse, la señal se tendrá como parte de la
prestación; pero no si ella fuere de diferente especie, o si la obligación fuese de hacer o de no
hacer.
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El daño comprende no sólo el perjuicio efectivamente sufrido, sino también la ganancia de que
fue privado el damnificado por el acto ilícito, y que en este Código se designa por las palabras
"pérdidas e intereses". Los jueces, al fijar las indemnizaciones por daños, podrán considerar la
situación patrimonial del deudor, atenuándola si fuere equitativo; pero no será aplicable esta
facultad si el daño fuere imputable a dolo del responsable.
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Cuando por los hechos involuntarios se causare a otro algún daño en su persona y bienes, sólo
se responderá con la indemnización correspondiente, si con el daño se enriqueció el autor del
hecho, y en tanto, en cuanto se hubiere enriquecido. Los jueces podrán también disponer un
resarcimiento a favor de la víctima del daño, fundados en razones de equidad, teniendo en cuenta
la importancia del patrimonio del autor del hecho y la situación personal de la víctima.
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A propósito.
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En la responsabilidad extracontractual.
En el daño la reparación, como norma, debe ser integral, salvo en casos de
excepción en que se admite una reparación limitada. En éste ámbito, son de
aplicación el artículo 901, que contiene la clasificación de las consecuencias, y los
artículos 903.904, 905 y 906, que establecen las reglas de imputación.
Art.903.- Las consecuencias inmediatas de los hechos libres, son imputables al
autor de ellos.
Art.904.- Las consecuencias mediatas son también imputables al autor del hecho,
cuando las hubiere previsto, y cuando empleando la debida atención y
conocimiento de la cosa, haya podido preverlas.
Art.905.- Las consecuencias puramente casuales no son imputables al autor del
hecho, sino cuando debieron resultar, según las miras que tuvo al ejecutar el
hecho.
Art.906.- En ningún caso son imputables las consecuencias remotas, que no tienen
con el hecho ilícito nexo adecuado de causalidad.
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Habrá mutuo o empréstito de consumo, cuando una parte entregue a la otra una cantidad de
cosas que esta ultima esta autorizada a consumir, devolviéndole en el tiempo convenido, igual
cantidad de cosas de la misma especie y calidad.
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En la responsabilidad objetiva.
En las VII Jornadas de Derecho Civil de la UBA en 1979, se aprobó la siguiente
recomendación:
1-La extensión de la reparación en la responsabilidad objetiva, con excepción de los
casos específicamente legislados en leyes especiales, se rige por las mismas
disposiciones legales que regulan los cuasidelitos. Son indemnizables las
consecuencias inmediatas y mediatas.
2-No son reparables las consecuencias casuales emergentes del hecho de la cosa.
3-La atenuación de la responsabilidad prevista en el artículo 1069 del Código Civil
es aplicable a la responsabilidad objetiva. (Lucro Cesante)
4-Son reparables los daños morales originados en el riesgo de la cosa.
El vínculo de causalidad falta, o sea que se interrumpe el nexo causal, todas las
veces que el daño es el resultado de una causa ajena. Es decir, cuando la causa del
resultado es un acontecimiento extraño al hecho del demandado.
Este acontecimiento puede ser la culpa de la víctima; el daño puede ser causado
por el hecho de un tercero, es decir una persona diferente del demandado o de la
víctima o acreedor. Por último puede ser la causa del daño un acontecimiento que
no puede imputarse a nadie, como son el caso fortuito y la fuerza mayor.
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
Caracteres Generales.
-Imprevisibilidad. El hecho debe ser imposible de prever. Esta imposibilidad de
prever debe ser apreciada objetivamente en relación a un deber normal de prever,
exigible, conforme con lo que dispone el artículo 90217 del Código Civil, y
atendiendo a las circunstancias del artículo 51218.
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Obligación mancomunada solidaria.
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Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor
será la obligación que resulte de las consecuencias posibles de los hechos.
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La culpa del deudor en el cumplimiento de la obligación consiste en la omisión de aquellas
diligencias que exigiere la naturaleza de la obligación, y que correspondiesen a las circunstancias
de las personas, del tiempo y del lugar.
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Los tribunales han aplicado los conceptos expresados sobre caso fortuito en
diversos fallos, con estos lineamientos:
(1) Hechos naturales. Entre los hechos naturales que son calificados como caso
fortuito encontramos: terremotos, maremotos, sequías excepcionales, lluvias
mayores que las ordinarias, temblores de tierra, inundaciones, crecientes
extraordinarias, vientos fuertes, etcétera.
Es importante destacar que los hechos de la naturaleza deben ser apreciados de
acuerdo con las circunstancias en que acontecen. Por ejemplo, un temblor de tierra
en la provincia de Mendoza no puede ser tenido por caso fortuito, a menos que
alcance una intensidad desusada; pero ese mismo temblor en la provincia de
Corrientes, es un caso fortuito.
El fenómeno natural debe ser extraordinario, es decir, no ocurrir regularmente,
sino de modo excepcional; por ello no fue reconocido como caso fortuito un cambio
brusco en la dirección del viento que extendió a un campo lindero el fuego
encendido por una persona en su campo, a efectos de quemar pastos; ni tampoco
un alud en la cordillera de los Andes; etcétera.
(2) Hechos del príncipe. En ciertos supuestos el deudor puede verse
Impedido de cumplir con la obligación a su cargo debido a un acto de autoridad
pública.
El acto del soberano que impide cumplir puede consistir en una ley (p. ej. una ley
de locaciones que prorroga la vigencia del contrato e impide que el dueño entregue
el inmueble desocupado a un comprador) o en un decreto del Poder Ejecutivo.
Las resoluciones judiciales, en principio, no constituyen caso fortuito por cuanto no
son imprevisibles para el deudor; pero si él no fue citado a juicio, o si la resolución
recayó en un pleito en el que no fue parte, tiene derecho a invocarla como causal
eximente de responsabilidad.
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Hecho.
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(3) Guerra. Para que la guerra sea reputada como caso fortuito debe ser
sobreviniente a la constitución de la obligación, por cuanto si es contemporánea a
ella, o de declaración inminente cuando fue celebrado el contrato, no resulta
imprevisible para el deudor.
Asimismo, la guerra debe causar la imposibilidad material (y no la dificultad) de
ejecutar la obligación, lo cual debe ser probado por quien la alegue como caso
fortuito, salvo que las partes hayan estipulado que, en caso de guerra, los efectos
del contrato quedarían en suspenso.
Las pautas enunciadas son extensivas a las revoluciones ocurridas dentro de un
país.
(4) Huelgas. En el criterio actual, para calificar a una huelga como caso fortuito,
se indaga si ella es legal o ilegal, lo cual —en principio es establecido por la
autoridad administrativa. Sólo la huelga ilegal configura el caso fortuito, porque
implica una actitud intempestiva adoptada por los obreros, generalmente motivada
por circunstancias ajenas al trabajo. En cambio, si la huelga es legal, el deudor
carece de derecho a invocarla como caso fortuito.
La calificación de la huelga efectuada por la autoridad administrativa no obsta a su
posterior revisión por parte del Poder Judicial. En un principio la jurisprudencia
exigía que la huelga, para ser considerada fuerza mayor, debía ser general (abarcar
todo el gremio) y de carácter subversivo y revolucionario. En cambio, si sólo
sucedía en la empresa del deudor, éste no podía alegarla útilmente como causal de
inimputabilidad.
El trabajo a reglamento, en principio, no constituye caso fortuito, no obstante lo
cual, en circunstancias especiales, los jueces pueden considerarlo tal si, por razón
de ese modo de trabajar, ha sido imposible el cumplimiento en término del
contrato.
El lock-out, o huelga patronal, no puede ser invocado como caso fortuito.
(5) Incendio. El artículo 1572 del Código Civil dispone que, en materia de locación
de cosas, "el incendio será reputado caso fortuito", de manera que su sola
producción libera de responsabilidad al inquilino, sin que éste tenga que demostrar
su carácter fortuito. Ello significa asignar a todo incendio el carácter de caso
fortuito, a menos que el locador demuestre la culpa del locatario.
Esta norma es anómala y ha sido criticada porque invierte indiscretamente la carga
de la prueba. En un primer momento la jurisprudencia la extendió a otros
supuestos pero, en la actualidad, decide acertadamente que sólo es aplicable en el
ámbito de excepción de la locación de cosas.
(6) Hecho de un tercero. Puede ocurrir que el hecho de un tercero, no
dependiente o subordinado del deudor, impida el cumplimiento espontáneo de la
obligación siendo imprevisible e irresistible, caso en el cual el obligado puede
alegarlo como fuerza mayor exonerativa de su responsabilidad.
Entre los hechos de terceros están: el robo de lo que se debía entregar; el cruce
repentino de la calzada por un menor que provoca la detención brusca de un
colectivo que ocasiona perjuicios a los pasajeros; etcétera.
El hurto no es considerado caso fortuito, porque generalmente acontece por
negligencia del deudor en la guarda de la cosa hurtada. Sí lo es, en cambio, el robo
a mano armada.
El art. 513 del Código Civil regula la irresponsabilidad del deudor en caso de
inejecución de una obligación contractual por fuerza mayor; “El deudor no será
responsable de los daños e intereses que se originen al acreedor por falta de
cumplimiento de la obligación, cuando éstos resultaren de caso fortuito o fuerza
mayor…”
La misma norma contiene las siguiente excepciones al principio de
irresponsabilidad:
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Factores de Atribución.
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El artículo 921 del Código Civil dispone que: “Los actos serán reputados hechos sin
discernimiento, si fueren actos lícitos practicados por menores impúberes, o actos
ilícitos por menores de diez años; como también los actos de los dementes que no
fuesen practicados en intervalos lúcidos, y los practicados por los que, por
cualquier accidente, están sin uso de razón.”
Conforme al sistema del Código, que se ajusta a una razonable interpretación de la
conducta humana, los actos se reputan practicados con discernimiento excepto en
los supuestos en los cuales, conforme el régimen legal, debe considerarse que el
sujeto actúa sin la correspondiente facultad de discernir.
CULPABILIDAD.
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DOLO
El dolo tiene en el derecho diversas acepciones. Nosotros nos referiremos a él
comprendido en el incumplimiento de la obligación y en los actos ilícitos.
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La obligación del que ha causado un daño se extiende a los daños que causaren los que están
bajo su dependencia, o por las cosas de que se sirve, o que tiene a su cuidado.
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PRUEBA. La prueba del dolo le corresponde al acreedor quien puede tener interés
en demostrarlo en vista de la obtención de un mayor resarcimiento o para reclamar
una reparación integral a despecho de la cláusula penal pactada en el contrato.
La parte que alega el dolo puede emplear toda clase de medios probatorios y salvo
la confesión del deudor no se podrá lograr una prueba directa de la existencia del
dolo, que no es sino un fenómeno de la conciencia.
CULPA.
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
tales cláusulas no serían válidas por atentar sustancialmente al bien común y ser
reveladoras de la disparidad de las partes que no resulta tolerable.
También serían de ningún valor las cláusulas de irresponsabilidad que limitan
cuestiones de orden público.
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
Garantía y Seguridad.
El deber de garantía sirve de fundamento en determinados supuestos en que hay
que indemnizar el daño causado por los actos u omisiones de otras personas. Así,
por ejemplo, en el caso de la responsabilidad del principal por el hecho del
dependiente. Distintas tesis se han expuesto en torno al fundamento de esta
responsabilidad. Así por ejemplo se ha hablado de la culpa in eligendo o culpa in
vigilando, de la teoría del riesgo, de la responsabilidad de la acción, etc.
Este deber de garantía también funciona como factor objetivo de atribución de la
responsabilidad del deudor por el hecho de terceros en la actividad delegada en el
cumplimiento de la obligación. En este sentido quien asume en nombre propio el
cumplimiento de una prestación que no puede efectuarla sino con ayuda de
terceros, cubre con su propia responsabilidad, la responsabilidad de aquel que
llamado a intervenir en la empresa, no se encuentra en relación directa con el
acreedor.
Responsabilidad Extracontractual.
Para que este factor entre en funcionamiento, deben cumplirse los siguientes
requisitos:
-Relación de dependencia. Para que surja esta responsabilidad debe existir un
vínculo de dependencia entre el principal y el autor del acto ilícito.
-Ejercicio de la función. Desde luego que el principal no responderá por cualquier
daño que cause su subordinado, sino solamente aquellos que tengan relación con la
función encomendada.
-Acto ilícito del subordinado. Es necesario que el subordinado sea él mismo
responsable, es decir que haya obrado con culpa o dolo.
Legitimación pasiva.
El damnificado a consecuencia del acto ilícito del dependiente puede ejercer la
acción resarcitoria contra el autor del daño (art. 1109) y contra el principal
indistintamente, o solamente contra éste (art. 1113).
Aunque ambos son responsables por el total del daño causado, esa responsabilidad
no es solidaria pues aunque el hecho que ocasionó el daño sea el mismo, la
responsabilidad se origina en fuentes distintas: la del dependiente, en el hecho
propio; la del principal, en el deber de garantía. Estas son las Obligaciones
Concurrentes o solidarias Imperfecta o “in solidum”.
Acción recursoria.
El principal responde solamente frente a la víctima por el deber legal de garantía;
pero tiene el derecho de ejercer una acción recursoria contra el dependiente autor
del acto ilícito y responsable en última instancia del perjuicio que con su acto
ocasionó (art. 1123).
Responsabilidad Contractual.
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
Art.2230.- El posadero y todos aquellos cuya profesión consiste en dar alojamiento a los viajeros,
responden de todo daño o pérdida que sufran los efectos de toda clase introducidos en las
posadas, sea por culpa de sus dependientes o de las mismas personas que se alojan en la casa;
pero no responden de los daños o hurtos de los familiares o visitantes de los viajeros.
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
Riesgo.
El sistema de atribución de responsabilidad objetiva, resultante del Código Civil,
del Código de Comercio y de leyes especiales, aplica -según los casos- la teoría del
riesgo en sus dos versiones: en la de riesgo creado y en la de riesgo provecho. En
términos generales, las distintas situaciones pueden ser agrupadas así:
a) Cuando se trata de daños causados por la cosa, la responsabilidad del dueño o el
guardián resulta combinadamente:
-de la creación del riesgo, porque cuando es usada una cosa con riesgo o Dicto se
incrementa el peligro potencial de que se produzcan daños;
-del provecho que se obtiene de la cosa al servirse de ella.
b) En otros casos la creación del riesgo resulta de la mera introducción de una cosa
en la comunidad, y se independiza de la situación actual en cuanto al dominio o la
guarda de ella: el constructor, el director de obra y el proyectista del edificio
responden de la ruina del edificio producida cuando ya no eran ni dueños ni
guardianes; el fabricante responde por los daños causados por un producto del cual
es dueño el propio consumidor que los sufre; el generador de residuos peligrosos
no se libera aunque haya transferido el dominio de los residuos a un tercero.
c) En la actividad riesgosa, la creación del riesgo deriva de la realización de esa
actividad.
d) En la responsabilidad contractual objetiva que tiene a su cargo uno de los
contratantes, pueden influir tanto la creación del riesgo como el provecho que
obtiene de su actividad.
e) La responsabilidad del productor aparente proviene del riesgo provecho.
Equidad.
En materia de actos involuntarios el artículo 921 del Código Civil establecía y
establece que son tales los actos ilícitos obrados por el menor de 10 años y por el
demente. Según el artículo 907 no había responsabilidad por los actos involuntarios
que, por sí, no producían obligación alguna -sin perjuicio de la responsabilidad del
padre, del tutor o del curador-, salvo el enriquecimiento sin causa; de allí que si el
loco mataba, no había lugar a indemnización, pero si el loco hurtaba cabía la
restitución de la cosa objeto del delito porque promediaba un enriquecimiento sin
causa. La razón de ser de que en el sistema clásico no hubiera lugar a
responsabilidad del sujeto carente de voluntad jurídica adecuada a sus premisas:
sin voluntad jurídica no podía haber culpabilidad, y sin culpabilidad no había
responsabilidad.
para transportar.
Art. 1631.- El empresario es responsable del trabajo ejecutado por las personas que ocupe en la
obra.
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
La reforma de 1968.
La ley 17.711 no establece la responsabilidad del loco o del menor de 10 años,
sino tan sólo una equitativa indemnización. Y no es lo mismo ser responsable que
ser deudor de una indemnización equitativa, porque el responsable lo es por las
consecuencias inmediatas, mediatas y causales en la medida que corresponda y, en
cambio, la indemnización de equidad se desentiende de esas pautas y es fijada
según otros datos circunstanciales, con independencia de las relaciones causales
jurídicamente relevantes.
En esta solución, que viene con antigua alcurnia del articulo 1310 del Código de
Austria de 1811, y se continúa en los códigos italiano de 1942, portugués de 1967,
boliviano de 1975, peruano de 1984, paraguayo de 1987, la justicia no se realiza
dando a todos lo mismo, sino al dar a la víctima lo suyo según su necesidad,
ponderada con la óptica puesta en el patrimonio del sujeto que debe esa
indemnización.
Es lo que ahora establece el artículo 907 del Código Civil: "Los jueces podrán
también disponer un resarcimiento a favor de la víctima del daño, fundados en
razones de equidad, teniendo en cuenta la importancia del patrimonio del autor del
hecho y la situación personal de la víctima".
Por el principio de reserva, no hay ilicitud sin deber legal. El artículo 1071 del
Código Civil viene a formular un agregado al artículo 1066, el cual establece que no
hay hecho ilícito sin violación de la ley en sentido material. Esto surge de la lectura
de la primera parte del artículo 1071, nuevo texto: sólo es licito el ejercicio regular
de un derecho, de donde se ha de seguir que es ilícito, o sea, antinormativo, el
ejercicio irregular. Luego, pues, la irregularidad del ejercicio del derecho configura
el elemento objetivo de transgresión de la norma, que es el primer antecedente de
la imputación de responsabilidad cuando ocurre un daño.
Dado ese antecedente, es problemático si la responsabilidad emergente es objetiva
o subjetiva.
La ley, tras descalificar el ejercicio irregular de los derechos, dispone que "se
considerará" tal al que contraríe los fines de la ley, la buena fe, la moral o las
buenas costumbres. Por lo tanto, con una lectura subjetivista es posible predicar
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
que la atribución de responsabilidad por acto abusivo exige culpa, y que ésta queda
revelada o demostrada porque los hechos hablan por sí mismos. Pero, en realidad,
ese razonamiento viene a escamotear la evidencia de que, demostrado el obrar
abusivo, es inútil la prueba de que se actuó sin culpa; esta ineficacia de la prueba
de la diligencia del abusador conduce a concluir que, en el caso, la responsabilidad
es objetiva.
Médicos
Los profesionales médicos, odontólogos, y sus colaboradores, están sujetos en
jurisdicción nacional a las prescripciones de la ley 17.132, que rige sus actividades.
Dicho ordenamiento considera ejercicio de la medicina "anunciar, prescribir, indicar
o aplicar cualquier procedimiento directo o indirecto de uso en el diagnóstico,
pronóstico y/o tratamiento de las enfermedades de las personas o a la
recuperación, conservación y preservación de la salud de las mismas y el
asesoramiento público o privado y las pericias que practiquen los médicos,
cirujanos o doctores en medicina".
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
Contenido de la obligación.
La ley 17.132 prohíbe a los profesionales que ejercen la medicina anunciar o
prometer la curación fijando plazos, o anunciar o prometer la conservación de la
salud.
La jurisprudencia caracteriza -en principio- a la obligación asumida por el médico
como de medios, en tanto se compromete a procede de acuerdo con las reglas y los
métodos de su profesión, sin que el fracaso o falta de éxito en la prestación de los
servicios signifiquen por sí solos un incumplimiento.
Las I Jornadas Provinciales de Derecho Civil (Mercedes, 1981) señalaron que "en
ciertas hipótesis de prestación médica es exigible el buen resultado de la
actividad".
Deberes profesionales.
Entre otros deberes que les imponen las disposiciones legales vigentes, conforme
al artículo 17 de la ley 17.132, están obligados a:
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
— prestar la colaboración que les sea requerida por las autoridades sanitarias en
casos de epidemia, desastres u otras emergencias;
— asistir a los enfermos cuando la gravedad de su estado así lo impone;
— no llevar a cabo intervenciones quirúrgicas que modifiquen el sexo del enfermo,
salvo que sean autorizadas judicialmente;
— promover la internación de quienes signifiquen peligro para sí mismos o para
terceros;
— ajustarse a lo establecido en las normas vigentes para prescribir alcaloides;
— fiscalizar y controlar el cumplimiento de la indicaciones que impartan a su
personal auxiliar y, asimismo, que éstos actúen estrictamente dentro de los límites
de su autorización, siendo solidariamente responsables si, por insuficiente o
deficiente contralor de los actos ejecutados por los auxiliares, resulta un daño para
terceras personas.
Los médicos que se desempeñan como directores de establecimientos asistenciales
están sujetos a los deberes que les impone la ley 22.914 sobre internación y egreso
de establecimientos de salud mental: confeccionar la historia clínica de los
internados; informar al juez de la causa sobre las novedades de la historia clínica,
autorizar salidas o paseos a prueba con personas responsables, informando
adecuadamente al juez requerir autorización judicial para disponer el alta
provisoria, la transferencia del internado a otro establecimiento, o la externación
definitiva, etcétera; siendo responsables por el incumplimiento total o parcial de
estos deberes.
Trasplantes de órganos.
La cuestión está regida actualmente por la ley 24.193, que atañe a "la ablación de
órganos para la implantación de los mismos, de cadáveres humanos a seres
humanos, y entre seres humanos", la cual es aceptada como recurso extremo.
El médico a cargo del equipo médico tiene un deber de información al paciente y a
su grupo familiar acerca de los riesgos de la intervención y de su probable secuela,
correspondiéndole asegurarse de que "el dador y el receptor hayan comprendido el
sentido de la información suministrada".
La ley 24.193 exige el consentimiento del dador, "que no puede ser sustituido ni
complementado", y que "puede ser revocado hasta el instante mismo de la
intervención quirúrgica, mientras conserve capacidad para expresar su voluntad" —
a menos que entretanto haya muerto—, sin que la retractación le genere
"obligación de ninguna clase". En caso de dación de órganos cadavéricos, a falta de
voluntad expresa del causante, era necesaria la conformidad de un familiar, salvo
que hubiera habido muerte violenta, caso para el cual correspondía la autorización
judicial. A partir del 1 de enero de 1996 rige el consentimiento presunto para la
dación de órganos cadavéricos establecido por el art. 20.
La responsabilidad en el caso presenta algunas características:
(1) Son aplicables los criterios correspondientes a la actuación de un equipo
médico.
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
Equipo médico.
La actuación del equipo médico puede tener distintas variantes: puede haber un
contrato por equipo23, o puede haber simplemente trabajo en equipo, esto es, una
colaboración entre varios profesionales, pero sin que haya habido un contrato
global con el grupo.
En la prestación médico quirúrgica, por ejemplo, hay una etapa preoperatoria en la
que actúan algunos profesionales (laboratorista, radiólogo, cardiólogo); una etapa
operatoria en la que se desempeñan otros (cirujano, ayudantes, anestesista); y una
postoperatoria en la cual quedan pendientes tareas como la reanimación del
paciente, su control, cuidado, curaciones.
En tal situación, puede resultar que la contratación haya sido hecha mediante un
contrato por equipo -que es lo corriente- o individualmente con cada uno de los
intervinientes; también puede haber subcontrataciones realizadas por el encargado
de la tarea con terceros prestadores.
La complejidad de las alternativas posibles exige formular algunas distinciones:
(1) Por lo pronto, en la contratación por equipo hay responsabilidad contractual
directa, por la totalidad del daño, de los médicos que lo integran, sin perjuicio de la
que corresponde a su jefe, porque se considera que el contrato celebrado por éste
al incorporar al médico al equipo ha sido hecho a favor de tercero (el paciente)
conforme al artículo 50424 del Código Civil.
(2) El jefe del equipo médico es responsable directo, por incumplimiento
contractual, cuando concertó con el paciente la contratación por equipo.
(3) El jefe del equipo médico es también responsable indirecto por los hechos de
quienes lo integran -trátese de contrato por equipo o individual- si están en la
esfera de su deber de contralor.
Por ejemplo, el anestesista tiene autonomía técnica, pero si abandona el quirófano
y a causa de ello el paciente muere, la responsabilidad recae sobre el jefe del
23
Algunas prestaciones requieren ser cumplidas por un conjunto (equipo) de personas que
desarrollan organizadamente una actividad. Hay contrato por equipo cuando, para obtener ese
resultado, se contrata en conjunto con todos los integrantes. El contrato por equipo plantea un
supuesto de indivisibilidad impropia.
24
Si en la obligación se hubiere estipulado alguna ventaja en favor de un tercero, éste podrá
exigir el cumplimiento de la obligación, si la hubiese aceptado y hécholo saber al obligado antes
de ser revocada.
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
equipo en razón de sus deberes de vigilancia de la actividad global. A tal fin ha sido
empleada la idea de subordinación al jefe de los integrantes del equipo.
(4) El jefe del equipo médico tiene derecho a demandar al causante del daño por
repetición de lo que haya tenido que pagarle a la víctima.
(5) En el caso en que haya trabajo en equipo sin contratación por equipo, y no sea
posible determinar quién ha sido causante del daño, se considera aplicable la teoría
de la responsabilidad colectiva.
(6) Los incumplimientos de los subcontratistas generan la responsabilidad de quien
los subcontrató.
Sistemas prepagos.
Los prestadores de sistemas prepagos tienen responsabilidad contractual frente el
adherente. Los alcances de esta obligación dependen de los términos en que se
haya obligado el prestador: cuáles prestaciones están cubiertas o excluidas, qué
profesionales integran la cartilla, etcétera.
En los casos de cartilla abierta, en los cuales el adherente tiene derecho a elegir su
médico, cuyos honorarios le son restituidos, el sistema prepago no responde por los
incumplimientos del profesional al que acudió el adherente por su propia voluntad.
Obras sociales.
Las obras sociales también tienen responsabilidad frente el afiliado, siendo
discutible su enrolamiento en la esfera extracontractual o contractual. La fuente
legal que tiene la obligación de prestación de la obra social, habida cuenta de los
alcances que asignamos a la responsabilidad contractual, nos parece irrelevante
para descartar su encuadramiento en ella.
Corresponde formular estas precisiones: (1) si la prestación es brindada por
médicos que integran una lista suministrada por la obra social, ésta responde ante
el afiliado por los incumplimientos de esos profesionales; (2) si, en cambio, la
nómina es provista por un tercero (por Ej. colegio médico) con quien la obra social
ha contratado globalmente la realización de las prestaciones, se considera que
aquélla no tiene responsabilidad frente al afiliado.
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
contaba con cobertura y que por ende iba a tener que pagar de su bolsillo el costo
de la atención médica.
Frente a ese cuadro Dezeo decidió trasladarse a un hospital público. A todo esto,
había transcurrido tiempo desde el accidente y la herida presentaba infecciones que
no habían sido tratadas. En definitiva y debido a la infección, la pierna debió ser
amputada.
Los médicos de la clínica privada y ésta fueron demandados y en su defensa
alegaron la negativa del paciente a ser atendido en ella.
El tribunal hizo caso omiso de dicha excusa considerando que el actor no fue
informado del riesgo que implicaba la demora en la realización de la "toilettes
quirúrgica", que sólo le advirtieron en cambio, la inexistencia de cobertura en el
establecimiento, de su obra social, y que fue la imposibilidad de afrontar el alto
costo de dicha intervención, lo que motivó su pedido de traslado.
Concluyó el tribunal de segunda instancia que en las expresadas condiciones, la
excusa basada en la falta de consentimiento del paciente no puede ser acogida, en
tanto no constituyó la expresión de la libre voluntad del sujeto.
En otras palabras, el consentimiento del paciente para no ser atendido en esa
clínica no fue un consentimiento informado, pues Dezeo sólo fue puesto al tanto
respecto del tema económico, más no del riesgo que su pierna presentaba y la
necesidad de una urgente desinfección y tratamiento.
Llegados los autos a la Corte Bonaerense, y en lo relativo al tema del
consentimiento, al Alto Tribunal consideró que la excusa dada por la clínica respecto
a la negativa del paciente a ser atendido en sus instalaciones resultaba inatendible.
La cuestión era que si el paciente hubiera sido atendido de urgencia y se hubiera
realizado una limpieza quirúrgica de la herida, seguramente o probablemente la
infección no hubiera avanzado y de esta manera no hubiera sido necesaria la
amputación del miembro.
Recordemos que la clínica privada donde -por la cercanía- el paciente fue llevado
de urgencia alegó que no lo atendió en salvaguarda del derecho personalísimo e
invulnerable del damnificado de elegir el lugar donde ser asistido.
La Corte juzgó que la única opción que se presentó al herido fue la de ser atendido
con la correspondiente premura pero sin el amparo de su obra social o elegir ser
trasladado al establecimiento más cercano, oficial y gratuito.
Por el contrario, se encontró probado que al paciente no se lo anotició del riesgo de
infección ni de la extrema urgencia de atender su lesión.
El máximo Tribunal Bonaerense se pregunta si conforma una conducta antijurídica
la negativa del médico a brindar la asistencia en ese caso (cuyas pautas, por la
misión social y de compromiso con el interés público que distingue a la profesión,
trascienden el ámbito contractual) a un enfermo portador de una lesión de extrema
gravedad, por no poder ésta pagarle sus servicios, como en el sub judice ocurrió.
La respuesta ha de ser afirmativa por que continuando con la opinión de Mosset
Iturraspe, nos hallamos, atento la denegación de los cuidados médicos, no sólo
frente a una notoria falta ética, sino a un comportamiento pasivo abusivo
sancionado por el art. 1071 del Código Civil, particularmente grave (art. 902 C.C.),
que contraría el ejercicio regular del derecho de abstenerse, la buena fe, la moral y
las buenas costumbres, y que ha de generar responsabilidad civil fuera de un
contrato, y precisamente por tratarse de una negativa injustificada de contratar con
el paciente. Es por tanto una responsabilidad por acto ilícito (art. 1109 C.C.), por
abuso del derecho de no contratar, siendo por otra parte, este último precepto
citado, el que sustenta el resarcimiento por daño.
Bibliografía
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Derecho de Obligaciones Civiles y Comerciales.
http://noticias.juridicas.com/articulos/45-Derecho%20Civil/200803-
681434381246314.html
http://www.todoelderecho.com/Apuntes/Civil/Apuntes/mutuo.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Categoría:Expresiones_latinas_usadas_en_Derecho
http://www.sideme.org/doctrina/articulos/respcivmed_rvf.pdf
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