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Taller 2.

Comprensión y producción textual I


Facultad de Educación
Universidad Santiago de Cali

Objetivo: Contextualizar la lectura en el hacer académico desde el concepto de leer para aprender, que estimule en el
estudiante el pensamiento reflexivo y analítico-crítico como lector autónomo e independiente.

Docente: Mónica Lorena Carrillo Salazar

Realice la lectura de los textos y explore los siguientes puntos a partir de cada uno.

 Fuente  Contexto  Relaciones establecidas


 Audiencia  Expectativas como lector  Palabras desconocidas
 Intención comunicativa  Hipótesis  Estrategias utilizadas

"Tenemos que ser inteligentes para sobrevivir como especie"

SEMANA: ¿Por qué decidió dedicarse a estudiar el proceso de consignación y de formación de la conciencia,
temas que tradicionalmente eran del ámbito de la filosofía?
Rodolfo Llinás: Porque definitivamente lo que sucede en la mente es algo increíble. Es apasionante tratar de saber
cómo uno siente, forma un punto de vista, o tiene memoria. Cuando yo me preguntaba ese tipo de cosas me respondían
“eso es un misterio”, “eso significa tener espíritu”, pero volvía a analizar el tema y esas explicaciones no las entendía.
Desde pequeño traté de entender cómo es esta vaina de que fuéramos una especie diferente. Siempre me llamó la
atención por qué somos distintos si nos parecemos mucho a los demás animales. Cuando hablaba con mi abuelo le
preguntaba en qué radicaba la diferencia con un pájaro si este tiene un pico, dos ojos, dos alas, en vez de brazos, y dos
patas con las que camina. Así nació mi pasión por el tema.

SEMANA: La biología siempre trató de entender el cerebro, y la filosofía se dedicó a explicar cómo el ser humano
formaba su conciencia o su yo. Si ambas ramas del conocimiento tenían el mismo objeto de estudio ¿Por qué
cada una andaba por su lado?
R.L.: El problema es histórico. Los fisiólogos siempre han hablado de órganos y funciones entendibles, podían dar
cuenta del funcionamiento del corazón, pero de procesos complejos como la formación de conocimiento y dejaron estas
cuestiones en manos de la filosofía. A su vez los filósofos comenzaron a entender a la mente como una entidad no
biológica. Ahí comenzó la separación. Pero la situación lentamente cambió a medida que los biólogos comenzaron a
entender mejor la mente como una entidad biológica, ahora ambas ramas del conocimiento se han empezado a acercar
por lo que la biología le puede dar a filosofía.

SEMANA: Según lo que usted explica, el problema de la conciencia y el conocimiento no es filosófico…


R.L.: Exacto, el problema de la mente no es filosófico, es fisiológico. En el fondo la mente tiene que ver con procesos
palpables, con canales de calcio, con células, con membranas.

SEMANA: ¿En el tema del conocimiento, la filosofía no es importante?


R.L.: Para la biología, el punto filosófico es importante porque lleva milenios pensando cuáles son los grandes problemas
de la humanidad entre esos el conocimiento. Lo que ahora ocurre entre la neurociencia y la filosofía es un inevitable y
bonito matrimonio. Fíjese yo me casé con una filósofa de la mente.

SEMANA: ¿Qué ha resultado de ese matrimonio?


R.L.: Creo que cada vez más los filósofos han entendido que respecto al conocimiento no se pueden hacer teorías
especulativas sin tener en cuenta las bases biológicas. Hoy ellos conocen muy bien el problema de los 40 Hz, de los
canales de calcio o de sodio y de la interacción de las neuronas. En cuanto al conocimiento los filósofos pueden seguir
argumentado fenómenos de contenido pero no de mecanismo.

SEMANA: ¿La neurociencia revolucionó la filosofía?


R.L.: Sí, no tenga le menor duda de eso.

SEMANA: ¿Cuáles son sus aportes a la neurociencia?


R.L.: Nosotros no solo replanteamos la forma de estudiar la neurociencia sino la naturaleza de la neurociencia.
SEMANA: ¿Cómo así?
R.L.: La neurociencia nació mal. Surgió de las ideas reflexológicas, por decir un ejemplo, la luz entra la ojo, del ojo al
cerebro, del cerebro al tálamo y del tálamo a la corteza y allí uno ve. El sistema nervioso era simplemente un sistema
para recoger información que el cerebro procesa de una manera milagrosa. Nosotros descubrimos que las neuronas no
son células que esperan la información sino que tienen actividad intrínseca. Dimos el salto de una posición reflexológica
a una de propiedades intrínsecas del sistema nervioso.

SEMANA: ¿Qué significó ese salto?


R.L.: Comenzamos a comprender cuestiones como por qué cuando soñamos logramos ver sin utilizar los ojos.

SEMANA: ¿Es posible replicar una conciencia artificial?


R.L.: Imposible, porque tiene que ser comible. Puede parecer chistoso pero para que un individuo tenga conciencia
importa de lo que está hecho. La conciencia es un estado funcional como el corazón pero más complejo molecularmente.
Requiere canales de calcio y de sodio, necesita membranas y mitocondrias. No es un simple sistema que recoge
información. En mi laboratorio tengo computadores y robots con tecnología digital y análoga que simulan el cerebro y son
capaces de moverse pero no tienen conciencia. Es tan complicado el problema de la simulación que recrear las
propiedades de un lente en un computador es dificilísimo.

SEMANA: ¿Cuál es el gran reto que tiene la humanidad?


R.L.: Por primera vez tenemos que ser inteligentes para sobrevivir como especie. Durante toda la historia de la
humanidad nos hemos matado los unos a otros sin que pongamos en peligro nuestra existencia. Pero ahora sí estamos
frente a un gran problema ¿Cuántas armas termonucleares se necesitan para acabar con la humanidad? Creo que en
este momento podemos responder esa pregunta y que se haga realidad. Que no se cumpla ese destino depende si
actuamos inteligentemente.

Tomado de: https://www.semana.com/vida-moderna/articulo/entrevista-a-rodolfo-llinas-la-neurociencia-revoluciono-la-filosofia/557628

Problemas para definir el museo del futuro

El Consejo Internacional de Museos vota en unos días una nueva definición que incluye términos como "inclusión",
"transparencia" o "dignidad", pero una parte de la organización no está de acuerdo con ella
Otros
PEIO H. RIAÑO
Madrid 20 AGO 2019 - 06:06 COT

¿Qué es un museo? Esa es la pregunta que desde hace un año ha tratado de responder el Consejo Internacional de
Museos (ICOM la mayor organización internacional de museos y profesionales, ligada a la Unesco). Entienden que la
actual “no refleja ni expresa adecuadamente las complejidades del siglo XXI así como las responsabilidades
y compromisos actuales de los museos, ni sus desafíos y visiones para el futuro”. Tras el proceso de revisión de la actual
definición de museo, tienen una solución. Después de este proceso de “escucha activa” y recopilación de ideas, el
Comité Permanente para la Definición, Perspectivas y Potenciales de Museo ha concebido una nueva definición que
marcaría el rumbo de estas instituciones culturales.

La Junta Ejecutiva de ICOM, en su 139ª reunión, celebrada en París el 20 y 21 de julio, acordó que la nueva definición
alternativa a la actual se someterá a votación durante la asamblea extraordinaria de ICOM en Kioto, a celebrar del 1 al 7
de septiembre próximo. De aprobarse será integrada en los estatutos de la institución, como las anteriores definiciones.
No es una decisión vinculante, pero sí una guía de propósitos para comprometerse con los intereses del nuevo público,
al menos en los próximos años, hasta que sea aprobada una definición alternativa a la que se propone ahora.

Dice así: “Los museos son espacios democratizados, inclusivos y polifónicos para el diálogo crítico sobre el pasado y el
futuro. Reconociendo y abordando los conflictos y desafíos del presente, mantienen los artefactos y objetos que les han
sido confiados por la sociedad, salvaguardan la diversidad de la memoria para las generaciones futuras y garantizan la
igualdad de derechos y el acceso al patrimonio para todas las personas”.
Una ruptura radical

Además “los museos no tienen ánimo de lucro”, continúa la definición. “Son participativos y transparentes, y trabajan en
asociación activa con y para diversas comunidades para recopilar, preservar, investigar, interpretar, exhibir y mejorar la
comprensión del mundo, con el objetivo de contribuir a la dignidad humana y la justicia social, la igualdad global y el
bienestar planetario”, añade.

La nueva definición supone una ruptura radical con el modelo instaurado desde hace más de cuatro décadas. Ahora se
aboga y apuesta por conceptos como la “inclusión”, para dar respuesta y reflejo a la diversidad de la sociedad y a las
necesidades de llegar a todo los públicos. Otras ideas importantes son la de transparencia, dignidad, justicia, igualdad y
bienestar. Ninguno de ellos tenía hasta el momento hueco oficial en el ADN museístico, aunque son objetivos que se
marcan desde hace años la mayoría de las instituciones. La definición que se propone cambia la perspectiva de la
mirada e incide menos en el papel de los profesionales en los museos y más en el papel de los profesionales de los
museos en la sociedad a la que se dirigen.

Pero la definición alternativa no es del agrado en el seno de la organización cuenta la directora de ICOM DEMHIST, Elsa
Rodrigues, que ha comunicado que “desaprueba rotundamente” la nueva definición propuesta. DEMHIST (una
abreviatura del término francés “demeures historiques”) es un comité internacional del ICOM que se encarga de la
conservación de las casas históricas y castillos. Rodrigues señala que se asoció con otros comités nacionales e
internacionales para firmar una carta en contra, que fue enviada el pasado lunes a la presidenta del ICOM, Suay Aksoy, a
la presidenta del Consejo asesor, Regine Shulz, y al director general de ICOM, Peter Keller. En la carta invitaban al
ICOM a posponer la asamblea general extraordinaria del ICOM al menos un año y advierte que a esta invitación se
sumarán más comités que reclamarán “más discusión y debate” sobre este asunto.
Una definición inmóvil

La definición actual es de agosto de 2007 e indica que “un museo es una institución permanente y sin ánimo de lucro al
servicio de la sociedad y su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y exhibe el
patrimonio tangible e intangible de la humanidad y su entorno con fines de educación, estudio y disfrute”. Para DEMHIST
esta definición es la más apropiada a la comunidad de los profesionales del museo.

La nueva definición es muy distinta de las que se han ido aprobando hasta el momento. De hecho, la mayor diferencia
que hay entre la de 2001 y 2007 se resuelve en tres palabras al incluir la distinción entre patrimonio intangible y tangible
como objetivos de su conservación e investigación. Es más, la definición de 2001 es un calco de la anterior, aprobada en
1995, que a su vez repite la de 1989 y esta la de 1974.
Tomado de: https://elpais.com/cultura/2019/08/18/actualidad/1566148405_711078.html

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