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Fecha: 19 de septiembre de 2019

Ficha de lectura número : 01


Nombre completo del estudiante: Sandra Milena Díaz Patiño Código: 2061813498
Título de la lectura: La “conexión kantiana” y su efecto en la exposición definitiva de la sociología
weberiana.
Páginas: 259-297

Primera parte:
El artículo del profesor Miguel Ángel Hernández que se discutirá en estas páginas tiene como objetivo
demostrar la conexión estrecha que existe entre la filosofía de Kant con la sociología de Weber, en
cuanto a la elaboración determinante de los conceptos sociológicos fundamentales de 1919. Ésta es la
tesis que se plantea desde una perspectiva interpretativa en la relación de dos obras clave “La Metafísica
de las costumbres” y “Los conceptos sociológicos fundamentales”. En el desarrollo de la tesis se
probará que la conexión kantiana reside en el vínculo de los imperativos hipotéticos y el imperativo
categórico con la acción racional con arreglo a fines y la acción racional con arreglo a valores. La
conclusión general a la que se llegará consiste en que el par de tipos puros de la acción racional están
basados en la esencia de los conceptos éticos de la filosofía kantiana.
Teniendo en cuenta la visión general del problema del texto, es preciso ahora seguir los pasos de la
exposición lógica que el autor realiza. Siendo así, el primer tema que se hace necesario abordar esta en
Weber, en cuanto a la contrastación entre las dos exposiciones sistemáticas de su sociología, atendiendo
específicamente a la contraposición de las dos tipologías de la acción formuladas, que como se verá más
adelante son determinantes para todo el conjunto de su obra.
Para llegar al análisis de la confrontación, primero se resuelve dar una caracterización del autor
acompañado de una contextualización sobre el porqué de la comparación. En tal caso, la obra de Weber
se puede dividir en dos periodos importantes de creación intelectual, transcurridos en sus tiempos de
juventud y de madurez respectivamente. En el primer periodo, el joven Weber se disputa en cuanto a sus
intereses de vocación pues no consigue decidirse entre la ciencia o la política; logra no obstante disponer
de su erudición en los conocimientos jurídicos, económicos, históricos y filosóficos para crear sus
primeros textos, que pese a su gran valor no se concentran en la unidad de un proyecto fijo.
La transición entre esta época y la de su madurez intelectual se encuentra dinamizada por el momento de
colapso existencial sufrido por la muerte de su padre.
El Weber “maduro” se decide finalmente por crear una nueva teoría enmarcada en las ciencias histórico-
sociales o culturales, integrada con fundamentos, categorías y métodos propios. Este es un periodo que
consta de tres etapas: la de gestación, elaboración y consolidación.
En la fase de gestación, Weber logra la certeza de su inicio en la teoría cuando escribe “La objetividad
cognoscitiva de la ciencia social y la política social” y “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”,
son las creaciones que constituyen el preámbulo del establecimiento de su proyecto científico, al ser
producciones que conforman la unidad de una nueva teoría. La primera obra desarrolla el elemento
formal y la ética trata el aspecto substancial, puesto que es la investigación posibilitada por los
fundamentos epistemológico, gnoseológico y metodológico tratados en principio. Todo esto ocurre
entre 1903 y 1909.
El punto de partida de la etapa de la elaboración se establece en 1910, con respecto a la incursión de
Weber en un proyecto editorial multidisciplinario llamado “Manual de economía política” que se
denominó más tarde “Fundamento de la economía social”, aquí contribuye con la versión final de su
aporte designado “Sociología”; otro proyecto importante en el que trabaja Weber es el que se halla en los
“Ensayos sobre sociología de la religión”. Es en esta etapa donde nace la sociología comprensiva que se
encuentra recogida en la segunda parte de Economía y sociedad, denominada “La economía y los órdenes y
los poderes sociales”.
Por último, la etapa de la consolidación de la teoría tendrá su lugar entre finales de 1918 y comienzos de
1919, se caracteriza por el objetivo de realizar una reflexión completa de la obra, replantear las bases
teóricas y presentar la obra en su versión consolidada. De este momento surge el texto crucial y sus
derivados que se tiene el interés de discutir: “Los conceptos sociológicos fundamentales”, “Las
categorías sociológicas fundamentales de la vida económica” y los “Tipos de dominación”.
Lo anterior se presentó con el propósito de llegar a la distinción entre el Antiguo manuscrito de 1913 y
el Nuevo manuscrito de Economía y Sociedad de 1919, esta es una diferenciación elaborada Schluchter,
la cual representa un profundo momento de quiebre en el desarrollo de su obra, donde Weber se
propone abrir nuevos caminos para dar las soluciones de continuidad exigidas. Las preguntas
fundamentales en el progreso del problema ahora son ¿A qué se debe el salto cualitativo de la
propuesta?, ¿por qué hay una transformación? Cuestiones que se responden según la orientación del
profesor Hernández en el mismo proceso de producción científica, acudiendo a uno de los factores
internos “metateóricos” o intrasociológicos que se encuentra en el pensamiento filosófico de Kant.
Nótese que desde ya se declara la conexión directa.
El documento al que se acude del periodo del Antiguo Manuscrito es “Sobre algunas categorías de la
sociología comprensiva” de 1913, mientras que “Los conceptos sociológicos fundamentales” constituye
el texto clave del Nuevo Manuscrito de 1919, donde se evidencia una formulación más clara.
El documento de 1913 se caracteriza por los siguientes elementos, i) se elabora el termino completo de
“sociología comprensiva”, aspecto que le otorga a la teoría la precisión y consistencia que le diferenciara
de la ciencia social general, ii) Allí se encuentra una síntesis de los trabajos iniciados desde 1910 y se
prevén los siguientes trabajos que conformarán todo el antiguo manuscrito, iii) la estructura del
documento se compone de dos momentos, el de la fundamentación donde se da el nombre a la teoría, se
la clasifica en el conjunto de las ciencias de la cultura, se define el método y se especifica a la acción
social que como el objeto de estudio.
Entre la fundamentación y el segundo momento se intercala la exposición de la tipología de la acción,
componente decisivo para el posterior análisis, y por último el momento de la construcción donde se
trata la orientación de la arquitectura teórica y se caracterizan las categorías que estructuran la forma de
la teoría partiendo de la esencia del objeto, y, iv) la estructura de este documento coincide con el de
1919, puesto que allí también se halla el momento de la fundamentación, la presentación de las
tipologías y el momento de la construcción. El profesor Hernández destaca esta semejanza para tratar el
asunto captando los puntos de encuentro y las diferencias.
El elemento especial que se tomara para el análisis es el de las tipologías de la acción elaboradas en 1913
y en 1919.
Los contrastes de forma entre las dos tipologías tendrán aquí una exposición simultánea: entonces la
tipología de 1913 tiene seis ítems; definiciones de los tipos pero sin un nombre claro; se orienta por un
orden de transición secuencial, lo que deja espacio para zonas intermedias; las definiciones son difusas,
lo que se expresa en el uso de expresiones como “más o menos” y “pero”; los únicos tipos aplicables
son el 2 y el 6, y por último son tipos que difícilmente se pueden aplicar. Mientras que en la tipología de
1919 hay un desarrollo de sólo 4 ítems; donde cada tipo tiene definición y nombre siguiendo un
esquema analítico que permite diferenciaciones claras entre cada uno, desapareciendo por lo tanto las
zonas intermedias, y esta tipología tiene una completa utilidad investigativa. Es interesante observar las
implicaciones del título en cada texto, denota prudencia y ambigüedad cuando habla “sobre” y “algunas”
de las categorías, mientras que en “los conceptos sociológicos fundamentales” denota firmeza y decisión
cuando habla de “tipos puros” y de “los conceptos”.
En lo que refiere a las transformaciones del contenido, de la tipología de 1913 conserva parcialmente en
su formulación de 1919 los tipos 1, 2, 3 y 4, en el contenido de la acción racional con arreglo a fines, de
la acción tradicional y de la acción afectiva, descarta el tipo 5 y 6 uno por su confusión y el otro por no
constituir una acción social. Y finalmente, la acción racional con arreglo a valores no tiene algún
antecedente, constituyendo una aparición novedosa para 1919, que se podría explicar por el contacto
con Kant.
Después de detectar las transformaciones en la obra de Weber, conviene adentrarse en el fundamento
desde el cual se pudo apoyar para realizar la corrección lógica de la tipología de la acción que le permitió
dar una elaboración mucho más completa, para ello se ira a la ética kantiana donde aparece en constante
relación la razón y la acción.
En “La Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres” se puede evidenciar una filosofía de la
acción que se desarrolla de manera implícita. A continuación se verá cómo y porqué. La obra constituye
el proyecto ético de Kant, éste define a la ética como la ciencia de las leyes de la libertad según las cuales
todo debe suceder, y que toma como nombre teoría de las costumbres.
Ahora bien, la explicación de esta ciencia trae consigo un concepto determinante, el de la causalidad por
libertad, entendida desde la espontaneidad exclusiva que tienen los hombres para obrar conforme a su
voluntad y crear de este modo un hilo de sucesos nuevos en el mundo. De la misma forma en la
definición de voluntad se encuentra un aspecto importante en el marco de la ética kantiana que se puede
considerar como un estudio de la acción.
La voluntad es una facultad otorgada por la razón que consiste en la capacidad de autodeterminarse a
obrar según las leyes que indican el rumbo según el cual todo debe suceder. Es en sí, es la orientación de
la acción que se autoimpone el hombre racionalmente.
Con el motivo de examinar porque las cosas a veces no suceden como deben suceder Kant acude a la
explicación de la doble condición humana, la animal y la racional. En el ámbito animal existe el instinto
del deseo que se activa de acuerdo a los impulsos de supervivencia, tanto para la satisfacción del
ejemplar como para la preservación de la especie, logrando por esta vía el máximo de placer. Este deseo
animal se humaniza y complejiza cuando los objetos del deseo se convierten en objetos de la voluntad, el
hombre por medio del uso de su razón se dispone un camino eficaz para obtenerlos. En este sentido, el
deseo no obedece a las reglas del deber ser, ya que se encuentra motivado por intereses personales que
no garantizan el bienestar general. De acuerdo con la condición racional un desarrollo de la humanidad
mayor se posibilita según Kant, la razón dicta leyes que procuran el bien total, este querer el bien es
llamado en este contexto buena voluntad, ya que la finalidad del actuar se rige por el deber de lo bueno.
El punto culmen de este comportamiento se encuentra en el estado de la moralidad.
Por medio de la discusión anterior es posible ahora llegar a explicar la naturaleza de los imperativos. L
a voluntad experimenta una tensión constante entre el deseo y el deber, que la lleva a la constricción de
regirse por las leyes del deber racionalmente objetivas de garantizar el bien. La objetividad de dichas
leyes descansa en su fuente que es la razón y en la universalidad de la exigencia, que demandan todos los
hombres. Estas son las razones que hacen de los mandatos de la razón, imperativos. Ahora bien, los
imperativos son de dos clases: hipotéticos y categórico.
El imperativo hipotético es aquel basado en la necesidad práctica de orientar la acción hacia un fin, para
lo cual se requieren utilizar los medios adecuados que lo posibiliten, ya que son su fundamento de
posibilidad, por ello los medios elegidos se basan en la esencia del fin La razón del imperativo se
interpreta como adecuación que descompone, secuencia y organiza todos los momentos de la acción
para lograr lo querido. El propósito racional que impulsa al hombre es el de apropiarse de la causalidad
por libertad guiando así su orden.
Para alcanzar con pleno éxito lo propuesto es necesario conocer la regularidad de los acontecimientos
que suceden en el marco empírico de la acción, para lo cual formula reglas de experiencia. Hay tantos
tipos de imperativos hipotéticos como fines posibles. Otra característica es que se apoyan en la
condicionalidad, por ser hipotéticos dependen de que se quiera el fin determinado, en el querer de la
voluntad se encuentra la fuerza imperativa en la imposición de los medios, si la voluntad deja de querer
el fin, pierde por completo la constricción que lo hace imperativo y la acción se interrumpe.
En conclusión, de la estructura lógica de los imperativos categóricos se puede decir que la acción es
tanto causa como medio del fin, ya que comienza con la proyección de éste y se desarrolla conforme a
su esencia; la acción guiada por los imperativos categóricos culmina con el logro o el fracaso del fin.
Por otro lado, el imperativo categórico regula una acción que dentro de sí incorpora el fin, un único fin
fundado en la libre disposición que tiene la voluntad de seguir la ley de la razón, por esto es una acción
objetivamente necesaria y buena que deja por fuera las consecuencias de su ejecución. Este imperativo se
caracteriza de manera contraria al hipotético por su incondicionalidad, puesto que es de necesidad
irrevocable al fundamentarse en una ley de valor absoluto que tiene validez universal; la justificación de
se ser soberano se halla en el hombre, el ser que por excelencia es un fin en sí mismo y tiene un valor
absoluto. La humanidad entonces es usada como el fin. El propósito del empleo de este imperativo es el
de elevarse a la universalidad de la ley, a los grados más elevados de humanidad, haciendo uso de la
libertad y la razón para autodeterminarse y formular los patrones de conducta atendiendo al estado total
de bienestar. Es en este imperativo donde en concreto se puede evidenciar la propuesta ética de Kant.
La claridad que ofrece hasta ahora la exposición del asunto de los imperativos y de las acciones
racionales permite proceder con la conexión directa entre Weber y Kant.
La primera correspondencia a analizar es la establecida entre la acción racional con arreglo a fines y los
imperativos hipotéticos que se desarrollará teniendo en cuenta la definición de la acción racional en
contraste con los elementos que componen a los imperativos. Así, la acción racional con arreglo a fines
esta “determinada por expectativas en el comportamiento tanto de objetos del mundo exterior como de otros hombres y
utilizando estas expectativas como “condiciones” o “medios” para el logro de fines propios racionalmente sopesados y
perseguidos”1 Al respecto los conceptos destacables que concuerdan con lo dicho sobre los imperativos
hipotéticos son expectativas, condiciones y medios, logro de fines propios y la construcción racional de su
elaboración y persecución.
Las expectativas pautadas con respecto al fin deben ser racionales en la medida que tenga en cuenta la
regularidad para la predictibilidad del comportamiento, la racionalidad de las expectativas determina la
posibilidad del alcance del fin, al usarse en dos sentidos, como condiciones objetivas desde donde nacen
los fines y en el desarrollo de la búsqueda del fin, en cuanto el establecimiento de los medios efectivos
que representen en realidad la posibilidad de la realización del resultado esperado. En los imperativos
hipotéticos esto se manifiesta como las leyes de experiencia formuladas desde la regularidad de los
acontecimientos, y de la misma manera los medios son extraídos de la naturaleza del fin.
Al examinar la relación lineal de medios-fines-consecuencias, lo primordial es el resultado obtenido.
Igualmente Kant define el imperativo hipotético por su relación exclusiva de la acción con el fin.
Acerca de la racionalidad de la acción, esta hace presencia en la exigencia consciente de la

1 Citado en el texto del profesor Miguel Ángel Hernández Rodríguez, pp. 280
autorregulación de la conducta, manifestada en reglas de acción que permiten la adecuación de las
condiciones internas a las externas, pues la conducta se atañe a las condiciones objetivas de las
expectativas basadas en la predictibilidad. Estas mismas reglas de acción son los medios. Aquí la
conexión kantiana está presente en la fuerza imperativa de las reglas de acción impuestas para alcanzar el
fin, constriñendo la voluntad.
Ahora la correspondencia que se debe analizar es la de la relación entre la acción racional con arreglo a
valores y el imperativo categórico, que se desarrollará siguiendo el esquema anterior. La acción racional
con arreglo a valores se define como “determinada por la creencia consciente en el valor –ético, estético, religioso o de
cualquiera otra forma como se le interprete- propio y absoluto de una determinada conducta, sin relación alguna con el
resultado, o sea, puramente en méritos de ese valor” 2 El elemento más destacable de esta definición es el de la
creencia de valor propio y absoluto en profundidad, los diferentes enlaces entre las dos categorías viene como
sigue:
En primer lugar la primacía de lo dado es evidente en la medida que no se evalúan las posibilidades para
actuar, sino que la acción que es un fin en sí misma, esta precisada por la creencia dotada de valor que se
le transfiere, en este sentido, el fin de la acción está en la autorrealización del valor en cuestión, por lo
que los efectos que se desencadenen carecen de toda importancia. Tanto en la acción racional con
arreglo a valores como en el imperativo categórico la acción inicia y termina en su ejecución. En el
imperativo categórico lo único importante en el proceso es hacer la acción sin preocuparse por el éxito o
el fracaso similar a la acción racional con arreglo a valores que la acción se autoválida.
También se caracteriza por la alta trascendencia del valor, al denominarlo propio y absoluto que se
encuentra en la creencia, estimada por el talante superior que representa. De esta manera el sujeto
supeditado a cierta creencia siente en su interior que existen ciertas exigencias dirigidas hacia el que debe
cumplir en su actuar. La acción es valiosa en sí misma en la acción racional con arreglo a valores y en el
imperativo categórico en el primer caso la acción se realiza de acuerdo a los méritos del valor y en el otro
caso se presenta la acción como objetivamente necesaria por el mandato principal de la razón.
La figura que siguen ambas categorías es la de la circularidad de la acción, ésta es su causa y efecto en la
relación del sujeto con el valor.
Weber logra ampliar los límites del deber ético en la orientación de la acción propios del imperativo

2 Citado en el texto del profesor Miguel ángel Hernández Rodríguez, pp. 282
categórico a otras esferas del valor, para explicar cómo el profesor Hernández recurre al texto de
neutralidad axiológica de Schluchter donde este autor también demuestra la conexión directa de Weber con
Kant, allí se trata la dualidad y oposición insalvable entre juicios de valor y los juicios de hecho que en el
complejo de sus relaciones con el neokantismo y Kant, se manifiestan de la siguiente forma valor-
realidad y mundo fenoménico-mundo nouménico.
Entonces con los juicios de hecho la ciencia entra en obligación con la realidad o con el mundo
fenoménico, y los juicios de valor abarcan más campos que el de la ética regida por el deber que propuso
Kant como único. Al respecto Weber expone un espectro más amplio donde caben los ideales culturales
que un individuo quiere realizar, y las obligaciones éticas que debe cumplir, es palpable la contraposición
entre deber y querer que anteriormente se presentaba en Kant, cuando la jerarquizaba poniendo a la
ética del deber en un orden superior. Weber presento los juicios de valor dentro de un todo compuesto
por partes diferentes, y se negó a la jerarquización objetiva de valores por la esencia diferente de los
valores, lo cual los hace independientes de la ética claramente delimitada, además de que la acción se
puede guiar por otros valores que no se guíen por la dignidad ética, de hecho, este tipo de valores que
llegan a tratar al hombre como mero medio son de gran diversidad.
La explicación que encuentra Schluchter en Weber sobre la postura unívoca del imperativo categórico es
que la teoría de la acción kantiana está pensada desde la filosofía y sustentada en la razón, lo que justifica
su formalidad, elemento que no se puede permitir la sociología en su entendimiento del mundo, el
camino que construye es el de una elaboración de la teoría empírica de la acción que delimite y diferencie
los contenidos.
Esta por ejemplo la ética política que combine la convicción y la responsabilidad, la realización de la
acción allí está desarrollada acorde a los valores que inspire, pero atendiendo a las consecuencias de los
actos. La obligación y el resultado están en la tensión por lograr el mejor equilibrio posible
En conclusión es prudente decir sobre este asunto que la heterogeneidad de las máximas de las creencias
no descubre una solución armónica en una ética basada en sí misma, pues no se puede reducir su
multiplicidad a un fundamento único, como el de la constitución básica del imperativo categórico. Weber
sin saberlo socava la ética kantiana, pero toma el esquema lógico del imperativo categórico de la relación
racional del sujeto con el valor.
En este momento se ha podido demostrar que la conexión kantiana se halla en la relación entre la acción
racional con arreglo a fines con los imperativos hipotéticos, y en la acción racional con arreglo a valores
con el imperativo categórico. A pesar de ser relaciones con un esquema paralelo constituyen una red
compleja y complementaria de comunicación entre la sociología y la filosofía.
Por último el profesor Miguel Ángel Hernández expone los efectos de la conexión kantiana señalada, en
la versión final de la sociología weberiana. Son principalmente tres efectos claros y dos más que se dejan
como hipótesis que requieren mayor profundización.
El primer efecto es el que ya se manifestó a lo largo del artículo, a saber, el correspondiente a la
elaboración de la tetralogía de 1919, que anteriormente en el desarrollo del texto lo que se había hecho
era mostrar las diferencias, lo que viene ahora es su explicación. Lo que esta primera representa es la
riqueza que adquiere la definición de la acción racional con arreglo a fines, de la cual no se encuentran
antecedentes en la tipología de 1913, se introduce la relación entre expectativas y regularidades además
de las reglas de acción racionalmente construidas, producto de los primeros conceptos. También está la
novedosa inclusión del tipo puro de acción racional con arreglo a valores caracterizada por una
estructura normativa basada en un concepto de valor, ambas cosas inexistentes en la tipología de 1913.
También está la estructura interdependiente de la acción racional con arreglo a fines y de la acción
racional con arreglo a valores, semejante a la de los imperativos hipotéticos y del imperativo categórico
fundado en la autorregulación de la racionalidad que se impone reglas y normas para dirigir la acción.
El segundo efecto de la conexión kantiana se extiende desde la tetralogía hacia la plataforma teórica de la
sociología. Se está hablando de las repercusiones en el momento constructivo general de la teoría, en el
que la tetralogía incluida en las categorías sociológicas cumplió una función modular en la articulación de
las diferentes categorías.
La teoría de las categorías sociológicas se compone de 17 apartados que se presentan en la exposición
desde lo más abstracto hasta lo más concreto. A continuación se recogen los momentos en los que se
puede evidenciar de manera contundente la relación de las categorías con la tetralogía: está en el sexto
apartado que trata sobre los tipos de motivos que lo otorgan validez legitima a un orden determinado,
los motivos están basados respectivamente en los tipos puros de la acción, asimismo la influencia esta en
el noveno apartado donde se habla de la bipolaridad categorial de comunidad y sociedad, allí se sostiene
que la comunidad está construida por un sentimiento subjetivo que puede ser del tipo afectivo o
tradicional, mientras que la sociedad esta edificada inspirándose por la compensación de intereses por
motivos racionales de fines y valores.
Y adicionalmente está el décimo apartado donde se diferencian las relaciones de la comunidad o de la
sociedad que son cerradas al exterior, dadas en virtud de la tradición, por razones afectivas, de acuerdo a
actividades racionales con arreglo a valores y de actividades racionales con arreglo a fines.
El tercer efecto comprende las proyecciones de la conexión sobre los desarrollos sustantivos de la
sociología. En esta selección se encuentra en principio las racionalidades formal y material propias del
campo de las categorías sociológicas fundamentales de la vida económica. En el pasaje que relaciona la
racionalidad formal con el capitalismo y la racionalidad material con el socialismo. La condición del
primer enlace se explica una gestión económica racional en su forma en cuanto la procuración se
exprese en un número por medio de un cálculo, el logro del fin se satisface con racionalidad al disponer
del medio óptimo que conlleva la cuantificación del dinero, el resultado concentrado en un valor
numérico indica con alta precisión la magnitud del logro o fracaso. El segundo enlace se precisó de tal
manera por los postulados de valor que guían las gestiones económicas por el elemento cualitativo en
ese ámbito.
La filiación kantiana esta mediada aquí por las acciones racionales. La cadena de relaciones completas es
esta: racionalidad formal – acción racional con arreglo a fines – imperativo hipotético y racionalidad
material – acción racional con arreglo a valores – imperativo categórico.
Por otra parte, también está el efecto en la “sociología política” allí los tipos de dominación se
corresponden con la tetralogía, la dominación tradicional está ligada con la acción tradicional, la
dominación carismática con la acción afectiva y la dominación legal racional con la acción racional con
arreglo a fines y la acción racional con arreglo a valores.
Por último en la sección de los efectos concretos de Kant en Weber se encuentra el término de
racionalidad usado por Weber en su periodo de consolidación como categoría, su categorización es
dilucidada en las aclaraciones a la tetralogía, se presenta en dos clases, la racionalidad con arreglo a
valores y la racionalidad con arreglo a fines. La pregunta de ¿por qué sólo establece dos categorías de
racionalidad? Conduce a una respuesta contestada desde Kant.
Hay que recordar que en el sistema crítico kantiano son dos los usos de la razón, el teórico y el práctico
que le interesan a la cuestión puesto que son el donde la razón dispone de normas y reglas
determinantes para dirigir imperativamente la conducta. Las correspondencias establecidas en este
sentido según el profesor Hernández, están fijadas a manera de fundamentación de la teoría. De la
misma manera, el dúo de racionalidades procede de la constitución del sujeto trascendental erigido desde
la razón que se traslada a la racionalidad sociológica dual entendida analíticamente desde lo formal y lo
material pero que conforma una unidad. La aplicabilidad de la formulación de las acciones racionales
reside en el carácter universal de la razón que se extiende por toda la historia de la humanidad.
En la culminación de este apartado, se puede confirmar la existencia de la conexión kantiana con la
fundamentación de la sociología weberiana, comprobada por la fuerza de los efectos presentados.
Para finalizar deja mencionado un posible efecto de corte hipotético que se puede estudiar en otro
espacio con mayor detenimiento, es el pertinente a la sustitución de la campo epistémico al que
pertenece la sociología, pasando de “ciencias de la cultura” a “ciencias empíricas de la acción” se
presume que el cambio lo posibilito Kant por el concepto “empírico”, además que desde la conexión
Weber-Kant la acción es la raíz común de la sociedad, la historia y la cultura.

Segunda parte:

La lectura y reflexión de este texto del profesor Miguel Ángel Hernández resulto de una importancia
considerable al mostrar y aclarar las relaciones fundamentales que se establecen entre Weber y Kant en el
ámbito de la fundamentación filosófica de su sociología. Se destaca el entramado de conexiones tan
interesantes que pudo advertir y demostrar, yendo a un análisis profundo de cada elemento puesto en
relación lo que convierte al artículo en un elemento de estudio preliminar indispensable para un
acercamiento acertado al autor, puesto que logro poner sobre la mesa las categorías centrales de su obra,
y más allá de esto las raíces que le permitieron su presentación en la forma consolidada.

La exposición del problema que realiza el autor siguió un camino claro y lógico que se aprecian
admirables, cada paso abordó correctamente el momento del problema que se analizaba y fue
consecuente con el desarrollo conjunto de la tesis. En el primer instante se comprende la necesidad de
acudir a los datos biobibliográficos de la obra de Weber para poder diferenciar sus periodos prolíficos de
creación intelectual y en específico la división determinante entre la etapa de elaboración y consolidación
que sucede en el lapso de su periodo de madurez, donde se lanzan los dos estudios sistemáticos sobre su
sociología que se contrastaran en el momento siguiente, pero ciñéndose al componente representativo
que son las tipologías.

Estos contenidos iniciales que empiezan a ocupar la estructura lógica del texto, resultan demostrativos
con respecto a los momentos posteriores, igualmente desarrollados de forma complementaria con el
todo de la incógnita por la conexión kantiana en la sociología weberiana. Me permito denotar la atención
sobre los efectos en la exposición de la teoría puesto que resultan de una deducción acertada y llegan a la
matriz de la filosofía de Kant, puesto que se adentran en el sistema crítico donde la razón se desprende
en sus usos, manifestados en las dos categorías de la racionalidad que Weber determina. Los resultados
del texto ponen en evidencia lo decisivo de la relación entre los dos autores

Por último rescato dos elementos para la discusión de la academia y para el proceso de formación como
sociólogos, el primer factor tiene que ver con la pregunta de si es posible llevar más allá los efectos de la
conexión con Kant, como lo deja mencionado el profesor Hernández en las últimas páginas con
respecto al cambio del campo epistémico al que pertenece la sociología. Y en cuanto al segundo
elemento pongo de relieve la importancia de analizar, estudiar y apropiarse de procedimientos lógicos
como el que utilizo el autor como recurso para su investigación y exposición.

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