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-Para hacerse oír, a veces hay que

Opción 1

cerrar la boca

Hay un momento para hablar y otro para callar, un momento para dar razones y otro para la
reflexión, un momento para reclamar con firmeza nuestros derechos y otro para esperar
pacientemente. Hablar más no siempre es mejor. A veces, para hacerse oír, es necesario
aprender a callar, saber manejar el silencio, siendo conscientes de que la comunicación
radica en transmitir un mensaje, y que en ocasiones no decir nada puede expresar más que
mil palabras.

El rol activo del silencio en la comunicación

Georges Clemenceau dijo “manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra”. El
silencio es una poderosa herramienta de comunicación que puede desempeñar un rol más
activo que las palabras, siempre que se sepa usar con inteligencia y en el momento
adecuado.

Cuando aprendes a manejar el silencio:

– Comunicarás mejor. Muchos de nosotros hablamos demasiado. Todos, de vez en


cuando, somos culpables de acaparar una conversación con una verborrea innecesaria y a
veces hasta contraproducente, sobre todo cuando queremos convencer a alguien. Sin
embargo, aunque puede resultar paradójico, recurrir más al silencio te permitirá lograr que
tu mensaje sea más claro y contundente.

– Escucharás de verdad. En nuestra sociedad, el silencio puede resultar embarazoso, sobre


todo en algunos contextos, por lo que queremos evitarlo a toda costa. De esta manera, en
vez de escuchar lo que expresa nuestro interlocutor, gran parte de nuestro cerebro ya está
pensando en la respuesta que daremos a continuación. En cambio, el silencio te permitirá
centrarte de verdad en lo que la otra persona está diciendo, además de prestar atención a su
comunicación no verbal, lo cual te permitirá extraer más información y comprender mejor
lo que está sucediendo.
– Lograrás tu objetivo con mayor rapidez. La meta final de la comunicación debe ser
compartir información y tomar una decisión, no ganar. En ese caso, el silencio no solo es
útil para minimizar el ruido que pueden generar las palabras vanas sino que también puede
acelerar la resolución del conflicto.
– Mostrarás más empatía y respeto. Una vez que expongas tus argumentos, lo más
inteligente es callar y dejar que la otra persona exprese sus puntos de vista. Mantenerte en
silencio es una señal de respeto y una demostración de empatía.
– Promoverás la reflexión. No es necesario responder inmediatamente. Es mejor guardar
silencio para pensar en tu respuesta. De hecho, un proverbio hindú afirma que “cuando
hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio”. El silencio también sirve
para indicarle a la otra persona que no tienes nada más que decir, lo cual puede hacer que
reflexione sobre tus argumentos, mientras que seguir discutiendo solo podría llevaros a un
callejón sin salida.

¿En qué situaciones es conveniente usar el silencio?

Miles Davis dijo que “el silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos”.
Por eso, en ciertas situaciones, lo más inteligente no es seguir hablando sino simplemente
guardar silencio y dejar que este cumpla su cometido.
– Cuando no tienes más argumentos interesantes que aportar, de manera que el silencio
le permitirá a la otra persona reflexionar sobre lo que ya has dicho. A veces añadir más
palabras solo sirve para crear caos y confusión en el mensaje que quieres transmitir.
– Cuando la otra persona asume la conversación como una batalla y piensa en términos
de ganador y vencido, de manera que se parapeta detrás de sus argumentos.

– Cuando la otra persona no muestra una actitud receptiva ante tus palabras sino que
cierra su mente porque realmente no le interesa lo que piensas o sientes. En ese caso, las
palabras más sabias simplemente caerán en saco roto.

– Cuando quieres transmitir un mensaje contundente, en cuyo caso es mejor que sea
breve y conciso, evitando las divagaciones. En estos casos, las personas suelen interpretar
el silencio como una señal de confianza y seguridad.
– Cuando quieres que la otra persona exprese lo que siente o piensa, de manera que tu
silencio es una invitación a que hable, le indica que le estás escuchando.
– Cuando la discusión se ha ido por las ramas, desviándose del argumento central. En
este caso el silencio puede servir para reencauzar la conversación o para darla por
terminada, si no tiene sentido seguir adelante en ese momento.
Por supuesto, hay casos en los que el silencio no es positivo, por ejemplo, cuando se utiliza
como un arma de desprecio para herir a los demás. En ese caso el silencio no aporta nada a
la relación ya que el otro se queda sin saber qué piensas o quieres y se crea un ambiente de
hostilidad. De hecho, ese silencio se puede interpretar como una actitud agresiva o
humillante y no ayudará a resolver la disputa.

Sin embargo, recuerda que cualquiera habla y critica, pocos escuchan y entienden. No
cometas el error de confundir verborrea con información útil, facilidad de palabra con
inteligencia y cantidad de argumentos con razón. Una preciosa frase budista dice: «Cuando
me lanzas espinas, cayendo en mi silencio se convierten en flores»
¿Sabemos escuchar, sabemos
Opción 2
hablar y callar?
Tan importante es saber hablar como saber
escuchar y callar en ocasiones.
Así como el arte de bien hablar existe el arte de saber escuchar.

Si hablas mal de los demás gastará tu tiempo en balde a la vez que hablaran de ti mal.

En un artículo anterior toque el tema del poder que tienen las palabras que según su tono,
la forma con que se digan, en el momento que se digan pueden hacer daño o pueden
motivarte y ayudarte.

Mencione los Tres filtros de Sócrates en un artículo sobre el cotilleo.

Ahora quiero hablar como esas palabras toman forma y pueden perjudicar o engrandecer a
la persona. Palabras que se dicen muchas veces sin saber, hablar por hablar y que con el
boca a boca corren como la pólvora y que te pueden hundir como persona o negocio (tu
marca) o te puede favorecer, como trata el artículo de Magentaing.com que habla del boca
a boca como campaña del Marketing.

Hablaré de la importancia que tiene el saber escuchar y el saber callar. ¿Os interesa el
tema? ¡Pues vamos a él!

Saber Escuchar
El saber escuchar es un arte, si un arte, no todas las personas saben escuchar. Si escuchas te
enriqueces, puedes aportar a la conversación, puedes ayudar a quien escuchas y a la vez te
ayudas tú mismo, todos aprendemos de todos sea bueno o malo ya nosotros nos
encargaremos de guiarlo e incorporarlo de manera adecuada a nuestra vida.

Siempre digo que no es lo mismo oír que escuchar, si oyes estás pensando a la vez en tus
cosas y si escuchas estás pensando en lo que te transmite el interlocutor.

La persona que habla le gusta de ser escuchada. ¿Os ha pasado alguna vez que estáis
contando algo y notáis que no os escuchan?

Hay veces que tienes la cabeza en otras cosas y por más que intentas escuchar no te
concentras, o quizás lo que te estén diciendo no te interesa o la persona que te habla sea un
pesado, no pare de hablar y te tenga cansado, por eso algunas veces también hay que
aprender a callar para no aburrir.

Debemos tener una escucha activa para así darle a entender al hablante que lo estas
entendiendo. Sin caer en los errores que se suelen cometer como son: juzgar, interrumpir,
dar consejo sin que nos lo pidan o descalificar.

Saber Callar
Si quieres que te escuchen, calla y presta atención a los demás. Muchas personas saben
hablar pero no saben callar a tiempo.
Está la persona que habla por hablar, como dijo Arturo Graf “Si los hombres se limitaran
de hablar solamente de lo que entiende, apenas hablarían”

Querido Graff razón no te faltaba, hay que saber callar a tiempo y callados estamos más
guapos en muchas ocasiones, porque cuidado las tonterías que se oyen en muchas
conversaciones en las que todos saben de todo.

Están las personas que no se callan que, su vida consiste en hablar sin saber de fulanito y
menganito. Hablan por hablar y sólo tienen el rumor porque lo han oído decir. Por
desgracia el que más habla es el que más tiene que callar.

Deberíamos tener cuidado con lo decimos y pensar lo que vamos a decir. Es importante
observar, escuchar y así poder hablar con propiedad y seguridad. Cuantas veces nos
habremos arrepentido de lo que hemos dicho por no pensarlo antes. Apuntemos antes de
disparar y si vemos que no vamos a acertar en la diana mas vale que no disparemos.

En boca cerrada no entran moscas, expresión muy común y que nos ha ido acompañando en
la vida desde nuestra infancia y es que por razones de peso hay veces que te tienes que
callar.

Saber callar a tiempo es sabiduría.

Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar. Ernest
Hemingway

Saber Hablar
Hablar con conocimiento, hablar cuando se debe, contar hasta diez antes de hablar cuando
estemos cabreados, hablar con sinceridad sin insultar, sin dañar, con educación y respeto,
hablar con el corazón y con razonamiento. Hablar para que te escuchen, hablar para
desahogarse, hablar para que te entiendan, hablar para ayudar.

Hablemos para agradecer y valorar a las personas, utilicemos el boca a boca para ello y no
para hundir ni menospreciar.

Todos hablamos de todos y comentamos la vida de todos, preguntamos por personas y nos
interesamos por saber de ellos, hasta aquí es normal, pero más lejos, que es el criticar y el
meternos en su vida es un error y a la vez un desperdicio de tiempo. Cada uno en su casa y
Dios en la de todos.

Si escuchas sabrás hablar y callar.


3 técnicas para defenderse de una crítica de
Opción 3
manera asertiva
Mantener la compostura ante las críticas de los demás nos ayuda a mejorar
nuestras relaciones.

    En el día a día es fácil exponernos a críticas dirigidas hacia nosotros que nos
pueden ofender, molestar o incluso llevar a un estado de ansiedad. En esta artículo veremos
cómo podemos afrontar una crítica de manera asertiva, sin perder la compostura y
dejando clara nuestras opiniones y punto de vista.

 Artículo relacionado: "Asertividad: 5 hábitos básicos para mejorar la comunicación"

¿Qué es una crítica?


Entendemos por crítica la emisión de un juicio o valoración que se hace de algo o alguien.

Se trata de una opinión y aunque existe cierta tendencia a asociar la crítica con la ofensa,
insulto o descrédito, dependerá de la intención puesta al formularla lo que determinará si se
trata de una crítica constructiva (nos sirve para aprender o mejorar) o destructiva (pretende
dañarnos).

El objetivo de una crítica constructiva es el de ayudar a otra persona. Se expresa con


respeto y suele hacerse a solas, ya que lejos de ridiculizar se pretende mostrar un posible
error para mejorar. Se argumentan los datos en los que se basa esta visión con el fin de que
quien la recibe aprenda de su propia experiencia, ampliando su punto de vista manejando
posibles errores o rectificando.

La crítica destructiva, sin embargo, se expresa en tono arisco, pueden elegirse palabras
hirientes, no se aportan argumentos y su objetivo es dañar. Lejos de ayudar a mejorar,
coloca a quien recibe la crítica en una relación asimétrica en la que quien la emite se crece
ante los ojos de los demás.

En este artículo me centraré en este tipo de críticas. Se dicen de forma agresiva, en tono
despectivo, su objetivo principal es el de hacer daño, ya sea ridiculizándote o haciéndote
dudar de ti mismo.

 Quizás te interese: "Bridge: un corto de animación sobre la cooperación y la


resolución de conflictos"

¿Cuál es el objetivo de una crítica malintencionada?


Os hago una pregunta. ¿Cuál es el objetivo de ir a trabajar todas las mañanas? Entre otros,
la mayoría habréis respondido “Ganar dinero”. Si yo voy a trabajar gano dinero. Pongamos
de ejemplo un trabajador autónomo que depende de él mismo. Si trabaja gana dinero, si no
trabaja no gana dinero. ¿Seguirá trabajando? Pues si uno de sus objetivos es cobrar, cada
día trabajará porque existe correlación entre trabajar-ganar, no ir a trabajar-no ganar. De la
misma manera te planteo, ¿cuál hemos dicho que es el objetivo de una crítica
destructiva?

Hacer daño sería la respuesta. Si ante ella la persona criticada, contra-ataca demostrando su
enfado, llora como fruto de sentirse dañado, calla aceptando lo que se le dice… ¿Demuestra
que se le ha hecho daño? La respuesta es afirmativa, luego si el atacante encuentra
correlación entre criticar-hacer daño ¿Seguirá haciéndolo? La respuesta, al igual que el
autónomo que va a trabajar para conseguir dinero, es sí.

Con esto quiero decir que la crítica no sólo es destructiva por la forma en que se dice sino
también nuestra forma de interpretar el mensaje y de cómo la gestionemos, ya que
podemos experimentarla como una posibilidad de mejora o como una ofensa.

 Artículo relacionado: "Los 11 tipos de conflictos y cómo resolverlos"

¿Cómo reaccionamos?
No olvidemos que las críticas pueden ayudar a nuestro desarrollo personal siempre y
cuando una vez escuchadas, sean aceptadas y se presten a ser reflexionadas.

Pero centrándonos en las destructivas, es importante defendernos de manera asertiva, es


decir, defender nuestros derechos sin entrar en conductas sumisas, agresivas, ni reproches.
Nuestra manera de reaccionar condiciona el producto final.

De manera automática tendemos a reaccionar a ellas de tres formas poco asertivas,


deteriorando nuestras relaciones sociales y autoimagen:

1. Contraatacar

Esto es contestar impulsivamente con otra crítica o descalificando al interlocutor y a ser


posible con mayor dureza. El resultado inevitable de esta estrategia es la discusión y el
enfado.

Ejemplo: “Eres un vago” / “Pues anda que tú, pareces un sargento”.

2. Negación de la crítica

Una segunda forma de reaccionar es negar frontalmente la critica, independientemente si


estamos de acuerdo o no, pero esto tampoco hace que nuestras relaciones
interpersonales mejoren.

Ejemplo: “Estás todo el día viendo fútbol”/ “Mentira”.

3. Aceptación pasiva

Finalmente, una tercera manera de afrontar la crítica, es aceptarla inmediatamente sin


más, sin analizarla, demostrando una actitud pasiva.

Ejemplo: “Vaya careto llevas esta mañana”/Silencio.

¿Cómo afrontar una crítica de forma asertiva?


Debemos responder en tono neutro, lo más aséptico posible, con el fin de no demostrar
que nos ha herido (objetivo principal de este tipo de críticas), y sin agredir, ya que si no la
conversación acabaría en una discusión o una competencia de agresiones mutuas.

Para afrontar una crítica podemos emplear las siguientes técnicas:

1. Interrogación negativa
Consiste en pedir aclaración sobre lo que nos dicen. Es decir, preguntar por lo qué se nos
critica.

Ejemplos:

 “Tío, menudo pelo te has dejado” (¿Qué están criticando? El pelo, pues
preguntamos sobre eso)
 ¿Si? ¿Qué es lo que le ves raro en mi pelo?

- “¿Qué pintas traes hoy?”

(En este caso atacan a nuestra forma de vestir)

- ¿Qué defecto le encuentras a mi forma de vestir?

Si critican mi forma de vestir y demuestro una actitud insegura, mirándome mi vestimenta


afligida, cumplo con el objetivo del atacante. Por otro lado si acepto la crítica y me callo
cuando en realidad me he puesto algo que a mí me gusta, demuestro sumisión, que en cierta
manera suele bastar al atacante.

Al devolver la crítica diciendo algo parecido a “Te has mirado tú al espejo antes de hablar”,
aunque a corto plazo nos aporte alivio por devolverla, demostramos nuestra debilidad.
Ataco porque me he sentido ofendido (no olvidemos que es el principal objetivo de una
crítica destructiva). Y si me ha ofendido ha cumplido su objetivo por lo que seguirá
haciéndolo. Como podemos ver con esta técnica, hacemos pensar a quien nos critica,
abortando así el objetivo final de ésta (herirnos).

 Quizás te interese: "Las 10 habilidades comunicativas básicas"

2. Aserción negativa

Sería reconocerlo sin hundirnos, relajadamente, sin adoptar actitudes defensivas, sin
justificamos y, claro está, sin enfadarnos. Esta técnica se debe emplear cuando
consideremos, que aunque no sea de forma constructiva, la crítica es cierta y estamos de
acuerdo con ella.

Ejemplos:

- “Tío llevo esperándote 20 minutos”

(Supongamos que esto es cierto y he llegado tarde)

- Tienes razón he tardado mucho.

- “No tienes ni idea de fútbol”

(Y realmente no tengo ni idea de fútbol)

 La verdad es que tienes razón y no controlo mucho.

Si cuando nos dicen una crítica cuyo contenido es cierto, aunque no nos guste la forma o
nos sintamos atacados, podemos entrar en una discusión e intercambio de agresiones
mutuas (“Llevo 20 minutos esperando”/“Pues el otro día llegaste tarde tú”/“Lógico,
siempre tardas, y para una vez que soy yo me lo recuerdas”/“La culpa la tienes tú por no
avisarme con antelación”…).
Además proyectamos una imagen en la que parece que nadie nos puede decir nada y
que no sabemos aceptar una crítica. Por lo que si su objetivo era hacernos daño, conseguido
está, pues nos enfadamos y demostramos que nos ha sentado mal. Si nos callamos y la
aceptamos de una forma sumisa, muy seguramente sintamos que “nos ha cortado el rollo”,
así también nos hacemos daño.

Reconocerla de manera asertiva es la mejor forma para proyectar una imagen segura
de nosotros mismo en la que asumimos nuestros errores, a su vez, si aunque la forma no sea
la adecuada, no ha habido intención de hacer daño favorecemos el diálogo. Cojamos el
segundo ejemplo, alguien le dice a su pareja que no entiende de fútbol a lo que la otra parte
le responde que tiene razón.

En esta situación es más fácil que le diga algo del tipo “No pasa nada tú sabes de otras
cosas y yo no”, o “No pasa nada es que eso no es penalti por esto…”, que si se pone el
disfraz de víctima y le dice algo del tipo “De esas maneras no sé como voy a saber algo”,
“No tengo tanto tiempo libre como tú”. Esta última actitud puede desencadenar enfado.
Aceptarla y callarse puede hacer que se levante del sofá o se vaya a hacer otra cosa.

3. Banco de Niebla

Esta técnica se suele usar ante críticas malintencionadas, y es bueno usarla para habituarnos
a recibirlas con naturalidad, sin sentirnos avergonzados o enfadados. Consiste en reconocer
serenamente la posibilidad de que hay parte de verdad en la crítica que recibimos.

Ejemplos:

- “Menuda camisa llevas, parece de tu abuelo”

- ¿Si?, Puede que a ti no te guste a mí me encanta.

 Qué collar más feo llevas


 Puede que a ti no te guste a mí me gusta.

De la misma manera que en las técnicas anteriores, responder con otra crítica no sólo
muestra que se ha cumplido el objetivo de ésta sino que entramos una vez más en una
cadena de posibles insultos. Tomando el primer ejemplo podría ser respondiendo: “Tú si
que pareces un abuelo y no te digo nada”.

Aceptarla supone reconocer algo con lo que no estamos de acuerdo, al menos para nosotros,
lo que nos coloca en una posición sumisa que a la larga puede afectar a nuestra autoestima.
Contemplar la posibilidad de que al otro no le guste algo que a nosotrosi sí, demuestra
nuestra flexibilidad ante otro punto de vista y seguridad en nosotros mismos.

Concluyendo
Como podéis ver en cualquier caso nuestra forma de responder a una crítica y actitud ante
ella condiciona el resultado posterior. Las críticas no dejan de ser puntos de vista diferentes,
a veces nos ayudan a mejorar o tener en cuenta algo para trabajarlo a partir de nuestra
propia experiencia y la de los demás.

Hay que estar abiertos a cualquier opinión, en algunos casos admitir que no lo sabemos
todo y en ningún caso aceptar aquello con lo que no estamos de acuerdo. La crítica bien
gestionada y respondida asertivamente ayuda a crecer como persona ya sea madurando o
afectando lo menos posible la intencionalidad de dañar nuestro ego.

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