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La fundación del marginalismo

el objetivo de esta lecciones ,como se dijo, analizar in todo las obras de cada uno de los principales
marginalista sino ofrecer algunas hipótesis que permita conectar sus diversas teorías para reconstruir,
desde el punto de vista analítico, un único desarrollo secuencia y acumulativo. (…..)

Comenzaremos nuestra exposición ilustrando la actitud beligerante, netamente revolucionaria y


rupturista, exhibida por los primeros marginalistas hacia el sistema clásico. (…)

Si la revolución marginalista tuvo un adversario declarado, ese adversario fue precisamente el sistema
clásico. De este modo que más neo-clásicos, para hacer honor a sus propósitos iniciales, merecerían
ser llamados anti-clásicos. Tanto es así que el punto de partida de la revolución marginalista se ubica
en el corazón del sistema clásico, es decir la teoría del valor.

El marginalismo elige como adversario a (…) la teoría que predominaba, (…) a una teoría según la cual
el valor viene determinado por la cantidad de trabajo. (…..)

El primer paso encaminado a sustituir la explicación clásica consiste en [dejar de lado] los términos
valor, valor de uso, valor de cambio y precio de mercado se reducen a una sola categoría: relación de
intercambio. (….)

Según todos los primeros marginalistas, la determinación del valor se produce exclusivamente en el
momento del intercambio, de manera que el único aspecto que amerita el análisis es precisamente esa
relación de cambio. Los clásicos consideraban que la mercadería, además de tener un precio
directamente observable, tenía valor, valor de cambio, valor de uso, es decir un fenómeno complejo.
Los marginalistas toman como punto de partida que no “hay una entidad existente como el valor
intrínseco”. (El valor intrínseco es el valor de un objeto que se obtiene teniendo en cuenta todos sus
atributos).

hay indudablemente cualidades como el hierro o el oro que influyen en el valor del producto ; pero la
palabra valor , se expresa la circunstancia de intercambio de una sustancia por otra, (….) en la cual no
se aplica una igualdad alguna entre atributos que posean las mercaderías. (…….)

Queda en claro entonces que para los marginalistas el valor no es un atributo de los bienes, sino una
circunstancia a la que estos son sometidos por los hombres. De aquí se sigue que las mercaderías no
son valores, sino que son los individuos quienes les atribuyen un determinado valor en el momento
Mismo del intercambio (establecen una relación de intercambio por otra mercancía), [Así el valor de un
objeto se reduce a ese momento y solo a ese momento]. (……)

El eje de análisis marginalista consiste, en estudiar la determinación del valor al momento mismo del
intercambio. Queda así establecida una diferencia sustancial, de origen, con el sistema clásico, donde
se suponía que las mercancías llegaban al proceso de cambio con un valor por las condiciones de
producción (ya sea por la cantidad de trabajo o por los costes de producción).los marginalistas
rechazan este punto: no hay cosa como valor dado por las condiciones de producción. La explicación
de los clásicos, los productores pueden elegir qué y cuanto producir y lo hacen comparando sus
precios con los del mercado. El marginalismo, en cambio, sostiene que las mercancías llegan al
mercado, en manos de sus poseedores, esto implica borrar todo proceso productivo. (…), es decir que
las mercancías no han sido producidas de ningún modo, sino que nacen directamente listas para el
intercambio. (…)

[Así] hay que suponer que las mercancías hacen su aparición en el mercado en manos de sus
poseedores sin que nada pueda decirse sobre su origen.(……) a través de estos supuestos exigentes
supuestos se construye un modelo de intercambio puro y las mercaderías así concebidas pasan a
tener dos atributos. En primer lugar la cantidad en la que esta se encuentra disponible(…..) , su otra
cualidad está dada por su utilidad.

A partir de aquí, se plantea (…) que las mercancías disponibles no han sido producidas sino que han
aparecido como de la nada y han ido a para en manos de quienes serán sus dueños y que a su vez
están en condiciones de cambiarlo. Una vez aceptado esto no queda salida que concluir que las
proporciones de cambio deben de depender de las cantidades de cada una de ellas, [pues no se aplica
una igualdad alguna entre atributos que posean las mercaderías, ya que se puede intercambiar un
objeto por varios objetos] y de la utilidad o necesidad [del mismo]. (……..)

Para romper las amarras con la escuela clásica, los marginalistas se propusieron a rebatir la paradoja
del agua y el diamante, planteada originalmente en La riqueza de las naciones de Smith. Para el, el
valor de uso no condicionaba la magnitud del valor de cambio porque “hay cosas que tiene un gran
valor de uso y tienen un escaso o ningún valor de cambio, y por el contrario las cosas que tienen un
gran valor de cambio no tiene, muchas veces, sino un pequeño valor de uso, o ninguno “(Smith [1776],
30)

Cuando Smith habla del agua como algo de gran utilidad y sin embargo desprovisto de poder de
compra, se refiere a agua en abundancia, es decir agua suministrada tan abundantemente que ha
ejercido todo su efecto útil. El agua, cuando se hace muy escasa como un desierto seco, adquiere un
poder adquisitivo extremadamente grande. De manera que Smith entiende por valor de uso, a la
utilidad de una sustancia cuyo grado de utilidad ha caído muy bajo.

La solución de la escuela clásica para esta paradoja es que el agua tiene escaso valor por que en su
producción emplea poco trabajo, mientras que el trabajo empleado para producir el diamante es
relativamente mayor.

[Los marginalistas ] intentan demostrar, en cambio, que la relación de intercambio no tiene una
relación con las condiciones de producción.(…..) debe suponerse, que los bienes disponibles no
provienen de la producción y que lo único que los caracteriza es la cantidad existente y la utilidad que
le den sus dueños al producto, [ Esto es lo que caracteriza al intercambio puro, en la cual no hay
producción].

Intercambio puro

Una vez acordonado analíticamente el proceso de intercambio puro, las mercancías, como se dijo,
pasan a contar con dos y solo dos atributos: cantidad y utilidad. Es precisamente a partir de estas dos
cualidades que el marginalismo se propone a determinar la relación de cambio. Se ven obligados a
establecer una relación cuantitativa* entre utilidad y precio. En efecto, si la utilidad y la cantidad
disponible se proponen como fundamentos para el precio, hay que idear una forma precisa que valla
de la utilidad al precio. Desde ya , se trata de una tarea plagada de dificultades, ya que (…..) la utilidad
no es susceptible de ser medida [ en números] (…..).

[Así los maginalistas para dar una solución sostienen] que no alcanza con analizar la utilidad total del
agua, es decir la utilidad de toda el agua disponible y consumida. Este error se le achaca a Smith.

Tampoco podemos decir, cuando consideramos detenidamente la cuestión, que todas las partes de la
misma mercancía poseen la misma utilidad. El agua, por ejemplo, se puede describir groseramente
como la más necesaria de todas las sustancias. Un litro de agua diario tiene la gran utilidad de salvar
una persona de morir de la manera más penosa. Varios galones diarios pueden tener mucha utilidad
para propósitos tales como lavar o cocinar, pero después de asegurado un suministro adecuado de esos
fines, toda cantidad adicional es objeto de indiferencia. Todo lo que podemos decir entonces es que el
agua, hasta cierta cantidad, es indispensable. Que cantidades mayores tienen diversos grados de
utilidad. Pero que, por encima de cierta cantidad, la cantidad de utilidad desciende gradualmente a
cero. Exactamente los mismos tipos de consideración se aplican más o menos claramente a cualquier
otro artículo. (Jevons [1871] 1998: 98).

De aquí se deriva la transformación que realiza el marginalismo en el análisis del valor de uso; debe
distinguirse la utilidad total debe distinguirse la utilidad total de la utilidad atribuible a cada parte de la
misma. Desde esta perspectiva, deja de importar si el agua es imprescindible, muy útil, poco útil o bien
inútil. Lo único que importa es la utilidad de cada porción. La primera porción de agua tiene una
utilidad incalculable, mientras que la utilidad correspondiente a cada porción adicional ira
descendiendo, hasta hacerse muy pequeña o nula.

Kicillof, Axel (2010):“De Smith a Keynes. Siete lecciones de la historia del pensamiento económico”,
ed. Eudeba, Buenos Aires.

*cuantitativo: palabra vinculada la cantidad, número o porción de cosas. Lo cuantitativo , por lo tanto,
presenta información sobre una cierta cantidad.

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