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I.

—ANDERSSEN
Nota biográfica. — El gran maestro Adolfo Anderssen nació en la ciudad de Bres-
lau, el 6 de julio de 1818 y aunque no mostró en sus primeros años cuál habría de ser su
significación en el arte ajedrecístico, pues su formación y madurez fueron lentos, alcanzó
notoriedad internacional al adjudicarse el Gran Torneo de Londres de 1851, por muchos
motivos el de más importancia en el ajedrez del siglo. Profesó filosofía y matemáticas en
Breslau. La gran crisis y a la vez el acontecimiento aleccionador de su vida fue el match
con Morphy. No puede hablarse de una defección de Anderssen al ser superado en la con-
tienda. Fue derrotado por ideas y conceptos cuya iniciación recién se columbraban en el
tablero. Obtuvo el primer puesto en los Torneos de Londres en 1862 y Badén Badén 1870.
Su desaparición en 1879 fue una gran pérdida para el más alto y fino arte ajedrecístico, en
el que se revelaba entonces como el astro máximo.

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Ocho Maestros de la Escuela Romántica - Jaime Cullere - Prof. José Luis Matamoros
PARTIDA Nº 1 Blancas: Anderssen
Negras: Dufresne
Comenzaremos el examen del estilo GAMBITO EVANS
y características de juego del gran maestro
Adolfo Anderssen con la partida disputada 1.e4 e5
en Berlín en 1852 con Juan Dufresne. Este 2.¤f3 ¤c6
juego, aunque repetidamente publicado, 3.¥c4 ¥c5
por su profundidad combinatoria y su lím- Estas tres primeras jugadas plantean
pida belleza, contiene elementos que lo ha- la apertura denominada Giuoco Piano
cen siempre actual. La producción de An- (Juego lento) acertada denominación, pues
derssen deriva su valor, en esta partida, del el tranquilo desarrollo puede seguir por al-
sentido que revela para vivificar planteos gunos golpes más. Es posible que se trans-
que estaban en preparación en la época y forme también en una lucha agitada, según
buscar posiciones de las cuales se pudiera las preferencias del que actúe. Un juego de
realizar el ataque final animado por el gran alternativas prudentes lo ofrece esta va-
tema central de la lucha, la combinación. riante: 4.d3 d6 5.¥e3 ¥b6 6.¤bd2 ¤f6
La combinación no aparece, en esta 7.¤f1 ¥e6 8.¥b3 O-O 9.¤g3 ¤e7 10.O-
partida y siguientes como un tratamiento O ¤g6, la posición de perfecta simetría
apoyado en el razonamiento lógico, como parece ser igual. En cambio, si se prosigue:
un objetivo perseguido consecuentemente, 4.c3 ¤f6 5.d4 exd4 6.cxd4 ¥b4+ 7.¤c3
sino que da la impresión de un hallazgo en- ¤xe4 8.O-O ¥xc3 9.d5!, se arriba al fuerte
contrado con cierta espontaneidad, como Ataque Möller, analizado durante mucho
descubierto en el calor de la contienda. Se tiempo y que da a las blancas posibilidades
combina desde una posición a la que se ha para un ataque al flanco rey. La posición
arribado por las vicisitudes de la partida y actual quizá sea preferible para el primer
que se presenta propicia para ello. El genio jugador por la situación de resguardo en el
de Anderssen parece consistir en su rique- sector del rey y el mayor espacio a pesar de
za imaginativa para el descubrimiento in- la falta de material. 9. ... ¥f6 10.¦e1 ¤e7
mediato de la ocasión de introducir el gol- 11.¦xe4. Las negras deben vigilar el centro
pe combinatorio, que actúa como un ariete y su flanco rey, aunque el mismo no está
demoledor. El éxito de la operación radica desguarnecido. Una tercera variante que
en su claridad de visión para agotar todos puede nacer de la cuarta jugada si se enroca
los extremos y detalles de la misma y re- es el Ataque Max Lange, muy celebrado en
cíprocamente en la debilidad del oponente la época en que se jugó esta partida y cuyas
al perder de vista las ocultas relaciones que incitantes líneas de combate no están aun
contiene la combinación. La impresión es convenientemente refutadas. 4.O-O ¤f6
deslumbradora por la exquisita coherencia 5.d4 ¥xd4; prácticamente obligado, pues
interna de todas sus partes, debiendo citar- la retirada del alfil seguiría: 5...¥b6 6.dxe5
se este juego como el perfecto modelo en ¤xe4 7.£d5. Si se hubiera tomado el peón
su tipo. con el peón, se produciría esta continuación:

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5...exd4 6.e5 d5 7.exf6 dxc4 8.¦e1+ ¥e6 seguirse también: 5.c3 ¥a5 6.d4 exd4 7.O-
9.¤g5 £d5 10.¤c3, con un juego complejo O ¤f6 8.¥a3 d6 9.e5 ¤g4 10.exd6 cxd6
y de difícil pronóstico, aunque favorable al 11.¦e1+ ¤ge5 12.¤xe5 dxe5 13.¤d2, las
ataque. 6.¤xd4 ¤xd4 7.f4 d6 8.fxe5 dxe5 negras no pueden enrocar inmediatamente
9.¥g5, y se llega a una posición promisoria y se ven sometidas a varias amenazas sobre
para el atacante con base en la columna f y su punto f7 que parten de eventuales
la amenazante colocación de los alfiles. El jugadas de dama. Si las blancas enrocan en
fuerte ataque Max Lange, puede, empero, la sexta jugada y el negro contesta ¤f6, se
ser neutralizado variando en la cuarta arriba al Ataque Richardson, del siguiente
jugada, en lugar de 4. ... ¤f6, practicar 4... modo: 7.d4 O-O 8.¤xe5 ¤xe4 9.¥d5
d6 5.c3 ¤f6 6.d4 exd4 7.cxd4 ¥b6 8.¤c3 ¤xe5 10.¥xe4 ¤g6 11.£h5 ¥b6 12.¥g5
O-O. La posición es bastante equilibrada, y £e8 13.¤d2 y las blancas tienen un ataque
los peones del centro blanco se compensan promisor a pesar de su desventaja material.
con la columna del rey negro. Si el negro en su sexta jugada, después de
4.b4 ... 6. P4D, practica A3C!, la Defensa Lasker,
Este es el golpe que configura el la partida puede seguir: 7.dxe5 h6 8.£d5
planteo de la partida, el tan conocido £e7 9.¥a3 £e6 10.£d3 ¤xe5 11.¤xe5
Gambito Evans de gran boga en la época. £xe5 12.f4 £h5 13.¤d2 d6 14.¥b5+ ¥d7
La idea de la apertura consiste en desviar 15.¥xd7+ ¢xd7; como en una partida
el alfil del centro y contra la entrega del Tartakower-Chajes, Carlsbad 1923. Para el
peón ganar tiempos con la finalidad de caso de que se decida rehusar el Gambito, la
obtener un centro fuerte y un flanco dama partida se orienta en un sentido totalmente
desembarazado, no con vías a futuras distinto. La retirada mejor es a b6 y las
operaciones en ese sector contra las negras continuaciones usuales son: a) 5.a4 a6 6.c3
sino con el propósito de dirigir los alfiles ¤f6 7.£b3 O-O 8.d3 d6 9.a5 ¥a7 10.¥g5
y la dama contra el flanco rey negro. Este £e7 11.O-O ¤d8, el juego es parejo, pero
tema es indudablemente el tratamiento de el negro tiene una posición restringida;
la apertura en la partida. El blanco no teme b) 4...¥b6 5.c3 d6 6.d3 ¤f6 7.O-O ¤e7
desarticular su disposición de peones, 8.¥g5 ¤g6 9.¤h4 h6 10.¤xg6 fxg6
porque no espera un final laborioso, ni 11.¥e3 g5 12.¤d2 £e7; con posición
posiciones de las que dependa su situación, equivalente (partida Michelsen-Bernstein,
de sutilezas en la disposición de piezas o Nueva York, 1915); c) 4...¥b6 5.¥b2 d6
peones para imponerse. Todo el futuro 6.a4 a6 7.b5 axb5 8.axb5 ¦xa1 9.¥xa1
de la partida, está ya lanzado por una vía ¤d4; con posición igual.
determinada. Como en la continuación 4. ... ¥xb4
de la partida que es un Gambito Evans 5.c3 ¥a5
aceptado, hay una infinidad de variantes, 6.d4 exd4
todas llenas de colorido y vivacidad. En lugar de esta jugada las negras
Consideramos algunas: 4. ... ¥xb4 pueden practicar 6...d6 7.£b3 £d7 8.a4
5.c3 ¥a5 6.d4 d6 7.£b3 £d7! Puede exd4 9.O-O ¥b6 10.cxd4 ¤xd4 11.¤xd4

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¥xd4, el blanco está mucho mejor, pese a ción. El alfil dama traba toda la estructura
los dos peones de menos por el mayor espa- de sus piezas y la diferencia de material no
cio. Otra variante en esta posición se origi- cuenta a su favor. Analizando la posición,
na así, cuando las blancas han enrocado en se observa que, estando todos los peones
su sexta jugada; 6.O-O d6 7.d4 ¥b6 8.a4 en sus escaques de origen, han bloqueado
¤f6 9.¥g5 a6 10.¥xf6 gxf6 11.a5 ¥a7, las figuras negras con el peligro de la pasi-
como en la partida Tschigorin- Lasker, San vidad, común a este tipo de juegos. El in-
Petersburgo, 1895. la jugada efectuada por tento de desbloquear la posición por parte
Dufresne es quizá riesgosa porque acelera de las negras, es posiblemente lo único que
la formación de un fuerte centro de peo- queda por realizar para dar salida al flanco
nes y por su parte retrasa el desarrollo. Por dama.
ello se ha propuesto la jugada 6...d6, que 12.£xb5 ¦b8
atiende al desenvolvimiento de la posición 13.£a4 ¥b6
de las negras. 14.¤bd2 ¥b7
7.O-O d3 15.¤e4 £f5
En vez de esto las negras pueden se- La dama negra se coloca en f5 salien-
guir con dxc3, obteniendo pasajeramente do de una posición difícil en g6 pero sigue
los dos peones, pero las posiciones que re- en la diagonal y expuesta al ataque del al-
sultan han sido analizadas y son preferibles fil rey después que se tome el peón. Parece
para el blanco. Como ejemplo tomamos que el problema de las negras fuera la falta
dos variantes: 7...dxc3 8.£b3 £f6 9.e5 de colocación de la dama y la posición cen-
£g6 10.¤xc3 ¤ge7 11.¥a3 O-O 12.¦ad1 tral del rey, que invitan a reflexionar sobre
b5 13.¤xb5 ¦b8 14.£a4 ¦e8 15.¥d3 una posible combinación con base en esos
£h5, esta variante conocida como Defen- dos extremos. Es sabido que en los análisis
sa Comprometida, coloca a las negras en del Dr. Lasker sobre esta partida, el mismo
difícil situación por su posición cerrada y sugirió: 15...d2 con el propósito de modifi-
el gran espacio que han cedido. Es casi im- car la posición de la torre o bien desplazar
posible prever las numerosas subvariantes a uno de los peligrosos caballos blancos al
y sus complicaciones. Si en lugar de 10. ... tomarlo. Quizá es éste el momento crítico
¤ge7, se efectúa por parte de las negras del juego. Palau indica que la tentativa de
10...¥xc3 se sigue: 11.£xc3 b6 12.e6! y el enrocar en este momento no es pruden-
blanco está mejor (Griffith y White). te. Si 15...O-O 16.¥xd3 ¢h8 17.¤c5 f5
8.£b3 £f6 18.¤xd7 ¤d4 19.cxd4 ¥xf3 20.g3 y el
9.e5 £g6 juego está perdido por el negro por la do-
Quizá la mejor retirada para la dama. ble amenaza sobre la calidad y el caballo.
No se puede tomar el peón, 9...£xe5, por 16.¥xd3 £h5
la respuesta 10. ¦e1. 17.¤f6+ ...
10.¦e1 ¤ge7 En esta posición el sacrificio del ca-
11.¥a3 b5 ballo indica que Anderssen ha visto todas
El negro siente la asfixia de la posi- las contingencias del combate. Las blancas

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pueden abrir la columna e y conjugar la
torre y el alfil dama sobre el punto e7 ne-
gro, con una eventual doblada de torres en
la columna, pero no hay tiempo para largas
preparaciones, Pues las negras apremian en
el flanco rey blanco con la columna g abier-
ta y la diagonal a8-h1, además de la dama
sobre f3 blanco. Pero Anderssen tiene cal-
culado ya lo que se producirá en d7 negro
al abrirse la columna d.

El mismo Lasker (demostró que el


blanco ganaba con ¥e4 y análisis posteriores
revelaron que si en lugar de jugar 19. ...
£xf3 el negro efectuaba 19...¦g4!, salvaba
la partida. Las otras jugadas que pueden
hacer las negras apremiando las acciones
podrían ser I) 19...¦xg2+ 20.¢xg2 ¤e5
21.£xd7+ ¢xd7 22.¥g6+, y ganan; II)
19...¤e5 20.¦xe5 ¦xg2+ 21.¢f1 £h3
22.¦xe7+ ¢f8 23.£xd7 ¦xf2+ 24.¢e1, y
17. ... gxf6 las blancas están en disposición de vencer
18.exf6 ¦g8 en razón de haberse terminado los jaques
19.¦ad1! ... del negro y amenaza jaque descubierto con
Esta es la clave de la maniobra combi- el alfil; III) 19...£h3 20.¥f1 d6 21.¦xe7+
natoria. El blanco lleva justo a tiempo una ¢f8 22.¦xd6 cxd6 23.¦xb7 ¦xb7 24.£xc6,
pieza más sobre los puntos e7 y d7 que son y también debe vencer el blanco en razón
el sector crítico. La idea de efectuar una de la amenaza sobre el punto d3 negro.
combinación, desde luego no es lo mismo 20.¦xe7+ ¤xe7
que ver todas sus variantes y subvariantes, En lugar de 20. ... ¤xe7, las negras
pero la estructura de posición allega todos podían efectuar 20...¢d8, y como ha
los elementos con los que la combinación analizado Reti, tampoco se salva por la
se realiza y la actual posición con sus in- continuación 21.¦xd7+ ¢c8 22.¦d8+
citantes detalles de contragolpe, permite ¤xd8 (no 22...¢xd8 porque pierde la
observar todas las virtudes de este tipo de dama); 23.£d7+ ¢xd7 24.¥f5+ ¢c6
juego. 25.¥d7#.
19. ... £xf3 21.£xd7+ ...

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Notable jugada que comunica maestro Francisco Danicán Filidor, del si-
una gran belleza a la combinación. En glo XVIII, practicada profusamente en el
todas las variantes debió ser vista por siglo pasado y hoy en desuso, como mu-
Anderssen, quizá antes de ¦ad1 y muestra chas de las líneas de juego que parten de
la profundidad de visión del gran maestro. 2.¤f3. Aunque pasiva y con una tendencia
21. ... ¢xd7 a restringir la posición, presenta variantes
22.¥f5+ ¢e8 de interés para el conocimiento del cuadro
23.¥d7+ ¢f8 de las aperturas del peón rey. Las variantes
24.¥xe7# que pueden interesar actualmente se origi-
1-0 nan con 3.d4, lo que se explica pues al re-
nunciar las negras al centro y a su control
PARTIDA N° 2 desde el comienzo con su jugada anterior,
han atraído a las blancas sobre ese sector
En la partida anterior puede obser- del tablero. En la lucha por el centro, ob-
varse al gran maestro Anderssen en su más jetivo máximo de la apertura, las blancas
alta virtud de combinador y el juego qui- tratan de dominarlo con una rápida ocu-
zá adolece de cierto nerviosismo derivado pación de sus peones y piezas menores.
de la apertura, un Gambito Evans con sus Después de 3.d4, se puede continuar como
enérgicas características de combate rápido lo hace Paulsen en la partida, capturando
y abierto, que invita y favorece el contra- el peón o bien con la variante recomen-
golpe. Como todos los grandes ejecutantes dada por Hanham 3...¤d7 4.¥c4 c6 5.c3
en todos los ámbitos de a la producción de £c7 6.O-O ¤b6 7.¥b3 ¥g4 8.¥e3, quizá
una obra maestra, Anderssen era capaz de el blanco por su mayor desarrollo esté en
producir un ajedrez de concepción profun- superioridad. La vieja variante de Filidor,
da, gobernado interiormente por una vasta conduce a una posición inferior para el ne-
idea estratégica, aunque el tema final impli- gro. La damos como dato ilustrativo 3...f5,
que siempre la combinación. En contraste busca un urgente contragolpe y en realidad
con la anterior, la partida que se examinará fuerza la situación natural, creando debili-
ahora nos revelará nuevos y magníficos as- dades a la estructura posicional. Es posible
pectos de su múltiple personalidad. Se jugó que este tratamiento no sea recomenda-
en el Torneo de Viena de 1873 y su opo- ble frente a un desarrollo sano del blanco.
nente fue Luis Paulsen. Continúa así: 4.¤c3 exd4 5.£xd4 fxe4
6.¥g5 ¤f6 7.¤xe4 ¥e7 8.¥c4 ¤c6 9.£e3,
Blancas: Anderssen y las blancas están notoriamente superio-
Negras: Paulsen res no sólo por el desarrollo sino por las
DEFENSA FILIDOR amenazas más o menos inmediatas que tie-
nen a mano. Un juego más equilibrado se
1.e4 e5 produce en la siguiente variante: 3...exd4;
2.¤f3 d6 4.¤xd4 ¤f6 5.¤c3 ¥e7 6.¥e2 O-O 7.O-
La Defensa Filidor, derivada del O ¤c6 8.¤xc6 bxc6 9.b3 d5 10.e5 ¤e8

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11.f4 f5 12.¥e3 g6, producida en una par- 10.¦he1 ¦e8
tida del Torneo de San Sebastián 1912 en- 11.¢b1 ¥d7
tre Leonhardt y Nimzowitsch. La posición 12.¥xf6 ¥xf6
presenta posibilidades para ambas partes, 13.e5! ...
con una ventaja posible para el blanco por
el peón pasado. Finalmente se puede pro-
seguir en la tercera jugada, en vez de 3.d4,
con 3.¤c3, como jugó Schlechter fren-
te a Alekhine en Hamburgo 1910. Siguió
así: 3. ... ¤d7 4.¥c4 c6 5.d4 ¥e7 6.dxe5
dxe5 7.¤g5 ¥xg5 8.£h5 £f6 9.¥xg5 £g6
10.£h4, con superioridad posicional por
parte del blanco.
3.d4 exd4
Esta variante rompe en buena medida
la tensión central, simplificando las accio-
nes. Quizá por ello y a fin de sostener la
expectativa en el centro sea más indicado
seguir con 3.¥c4 ¥e7 4.c3 ¤f6 5.d3 O-O Esta jugada pone de manifiesto la su-
6.¤bd2 ¤c6 7.¥b3 ¥e6 8.¥c2 d5 9.£e2 perioridad posicional del blanco que ya ve-
¥d6 (Partida Steinitz- Mason, Hastings nía estableciéndose a través de sus jugadas
1895). La variante Rellstab, también pres- O-O-O, ¦he1, ¢b1 y muy especialmente
cinde de 3. ... exd4, efectuando en su lugar por su mayor espacio. Anderssen mejora su
3...¤f6 4.dxe5 ¤xe4 5.£d5 ¤c5 6.¥g5 posición explotando los inconvenientes del
¥e7 7.exd6 £xd6 8.¤c3, mejor el blanco alfil de d7 presionado por la dama y la torre
por el espacio y el desarrollo. de la columna d. Un elemento posicional
4.£xd4 ... algo extraño a la época pero que se revela
Una de las jugadas madres de la aper- en esta partida, es la disposición de los
tura. Se jugó mucho en la época en que se peones cuya conformación es digna de la
disputara esta partida. Se sigue con 4...¥d7 más moderna partida.
5.¥e3 ¤c6 6.£d2 ¤f6 7.¥d3 ¥e7 8.¤c3 13. ... ¥e7
a6 9.h3 O-O 10.g4 b5, con posición equi- 14.¤d5! ¥f8
librada y chances de ataque por parte del Justo. Paulsen no puede liberarse
blanco (Partida Charousek-Makowetz). por medio de 14...dxe5, pues en ese
4... ¤c6 caso, como dice Reti, el blanco gana
5.¥b5 ¥d7 con 15.¤xe7+ y después de 15. ... ¦xe7
6.¥xc6 ¥xc6 16.¤xe5, acumulando fuerzas sobre el
7.¥g5 ¤f6 punto d7 negro, capturando el alfil. Toda la
8.¤c3 ¥e7 lucha gira ahora, en torno al centro y a las
9.O-O-O O-O columnas e y d.

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15.exd6 cxd6 24.g5 b5
Consecuencia de todas las jugadas 25.h4 ¦e8
forzadas del negro éste se encuentra 26.£d3 ¦b8
reducido a sus dos primeras filas y con 27.h5 a5
un peón aislado. Los escaques d5 y d4 28.b4 ...
del blanco constituyen la base de su
superioridad estratégica.
16.¦xe8 ¥xe8
La partida ha terminado en su
primera faz. Anderssen ha conquistado un
puesto y avanzado y con un criterio que
se anticipa a las ideas de Nimzowitsch va
ahora a consolidar firmemente su posición,
sosteniendo su ventaja en el punto d5,
mediante una impecable maniobra con el
caballo rey.
17.¤d2! ¥c6
18.¤e4 f5
19.¤ec3 ...
Los caballos sosteniéndose Las blancas han obtenido ventajas
mutuamente muestran en esta posición concretas: consolidación del centro,
una gran fuerza. Para desalojar a uno de neutralización del flanco dama, paralización
ellos será necesario cambiar el alfil dama y de los alfiles, mostrando que, en ciertas
el caballo sustituto quedará definitivamente posiciones, que debe intuirse con gran
en el puesto en forma indesalojable. perspicacia, los dos alfiles pueden no ser una
19. ... £d7 ventaja. Las negras, que no han cometido
20.a3 £f7 ningún error apreciable, ni jugadas débiles,
21.h3 a6 han sido llevadas inexorablemente a una
22.g4 ... posición inferior, sin ninguna salida.
El ataque por el flanco rey es Analizando retrospectivamente las causas
perfectamente correcto y el blanco explota del estado actual de cosas, se deduce que la
el hecho de que las negras no pueden realizar razón determinante de la superioridad de
g6, como ha señalado asimismo Ricardo las blancas ha sido la conquista primero y
Reti. La partida sigue la trayectoria de una la consolidación después del punto d5 y la
lucha de posición, en la cual Anderssen presión ejercida constantemente sobre las
actúa con una perfecta conciencia de los columnas d y e.
recursos que le va ofreciendo el despliegue 28. ... axb4
de su plan. 29.axb4 £xh5
22. ... ¦e8 30.£xf5 £f7
23.f4 ¦e6 31.£d3 ¥d7

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32.¤e4 £f5 como eximio estratego en la segunda. En
33.¦h1 ¦e8 ambas brilla la combinación como forma
última de imponer su excepcional sentido
del juego.
La Escuela Romántica, como la Es-
cuela Moderna o de Posición, no debe ser
considerada en su juzgamiento con normas
rígidas que tiendan a una clasificación de-
masiado rigurosa de su carácter. Esto sería
erróneo y nos daría una falsa apreciación
de las cosas. El maestro típico de los tiem-
pos que se han denominado románticos,
por las razones que ya se dieron en la In-
troducción, conocieron en alguna medida
los principios que hicieron de la tendencia
posicionista su modo cabal y concreto de
Aunque, por lo que se ha dicho la expresarse en el tablero. Lo que ocurrió es
posición conquistada por Anderssen im- que no desarrollaron toda su producción
plica por sí misma una victoria notable, re- con base en esos principios y así, en buena
mata el juego con una combinación pecu- medida, actuaron como si los mismos no
liar de la Escuela Romántica. La posición hubieran existido o los hubieran descono-
para combinar no ha sido buscada; la mani- cido por completo. La anterior partida de
obra combinatoria se presenta espontánea- Anderssen nos ha aleccionado acerca de
mente y la partida finaliza con un bonito lo dicho. Anderssen ha sido conceptuado
“in crescendo”. como el maestro de la combinación. Em-
34.¤ef6+ gxf6 pero en su partida con Paulsen impuso an-
35.¤xf6+ ¢f7 tes su concepto de la estrategia del juego
Única. Si 35...¢g7 o 35...¢h8 pierde y el tratamiento sutil de los detalles de la
la torre después del cambio de damas. posición. La maniobra combinatoria apa-
36.¦xh7+ ¥g7 rece como un detalle final de la lucha, cuan-
37.¦xg7+ ¢xg7 do el juego estaba prácticamente definido.
38.¤xe8+ ¢f8 Examinemos ahora una tercera parti-
39.£xf5+ ¥xf5 da del mismo maestro. El breve juego que
40.¤xd6 ... irá a continuación, aunque no sea una par-
1-0 tida laboriosa y de profundo planteo, nos
Abandonan. descubrirá las virtudes de la inspiración
Como demostrativas de la personal- romántica andersseniana y el modo de ex-
idad de Anderssen, los dos partidos nos plotar debilidades en el flanco rey.
lo muestran en dos momentos distintos,
como genio del ataque en la primera y

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