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12 APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA

Mientras que estas dos primeras aproximaciones (la inicial y la CAPÍTULO 1


histórica) conciben la psicoterapia como proceso genérico, más allá
de las particularidades o la concepción que de ésta tienen los distintos LA APROXIMACIÓN I N I C I A L
modelos, en la aproximación teórica se explicitan tales modelos.
Hemos agrupado la gran diversidad de visiones acerca de la psicote-
rapia en cinco modelos: el psicodinámico, el humanístico-existencial,
el conductual, el cognitivo y el sistémico. En cada uno de estos
apartados, se presenta la psicoterapia desde la perspectiva particular
del modelo que la propone.
En la aproximación metodológica abordamos la problemática de
la investigación en psicoterapia. Si ya hemos enfatizado la compleji-
dad de la psicoterapia como proceso, su estudio empírico la incre-
menta exponencialmente. Por ello dedicamos un apartado a describir En este capítulo vamos a centrar la atención en los elementos


las estrategias utilizadas para su estudio, y otro para exponer los esenciales de toda psicoterapia, a saber, el clienre, el psicoterapeuta,
resultados más relevantes. Las particularidades del estudio cualitati- la relación terapéutica y el proceso terapéutico. Esta aproximación
vo del proceso terapéutico las hemos considerado en un tercer aparta- inicial intenta delimitar dichos elementos de un modo genérico, es

do, y en un cuarto hemos abordado la relevancia clínica de la investi-
gación psicoterapéutica.
Para concluir estas aproximaciones a la psicoterapia hemos opta-
decir, no específico a un modelo psicoterapéutico concreto. Se trata,
por tanto, de una primera aproximación aun fenómeno complejo, y
que los diferentes modelos se han encargado de matizar. Pero antes

do por plantear el reto de la integración que nos formula este panora- de pasar a describir cada uno de los elementos de la psicoterapia,
ma tan rico pero tan marcadamente diverso. El movimiento para la conviene introducir un comentario acerca del problema de su defini-
integración aglutina en estos momentos los esfuerzos de psicotera- ción.
peutas e investigadores de todas las orientaciones en pro de un avan- !

ce del conocimiento. Se trata de aunar los esfuerzos y la experiencia ,1


acumulada desde los distintos enfoques para articulai una compren-
sión más amplia del proceso psicoterapéutico en detrimento de la
«lucha entre escuelas». Y esto lo entendemos como un componente
1.1. El problema de la definición de la psicoterapia

Hace ya más de tteinta años, el prestigioso psicólogo clínico P.


••
fundamental de nuestra visión científica de la psicoterapia. En efecto,
el hilo conductor que guía estas aproximaciones sucesivas es la idea
de que si bien la separación de la psicología científica ha sido una
Meehl (1960) describía la psicoterapia como «el arte de aplicar una
ciencia que todavía no existe». Esta paradójica definición de Meehl
servía para poner de manifiesto un estado de cosas tanto como una
•• 1

característica del pasado, el encuentro con ella se presenta como el aspiración legítima. Desde entonces, el área de los tratamientos psi- 1
futuro de la psicoterapia. cológicos se ha desarrollado considerablemente, sin que ello haya
Por último, conviene indicar que con la palabra «aproximacio- requerido un consenso manifiesto en torno a una definición explícita
nes» que figura en el título de este libro hemos querido referirnos no del atea. No obstante, la búsqueda de una definición sistemática de
sólo al planteamiento metodológico que hemos seguido al escribirlo, la psicoterapia ha preocupado y sigue preocupando a los investiga-
sino también al carácter tentativo del producto final. La psicoterapia dores. Prueba de ello es el proyecto iniciado por la Fundación Milton
es una ciencia joven que está sufriendo un desarrollo vertiginoso. Los Erickson, que llevaba el significativo título de «¿Qué es psicotera-
¿esfuerzos £>or sistematizar el área de los tratamientos psicológicos son pia?» (Zeig y Munion, 1990)- En este proyecto se preguntaba a un
íheo¿sários¿:pero no-por ello dejan de tener un carácter tentativo.
: total de 81 autores, considerados psicoterapeutas ejemplares por sus
16 APROXIMACION ES A LA PSICOTERAPIA LA APROXIMACIÓN INICIAL 17

desde una plataforma teórica que incluye supuestos básicos sobré la naturale- 1.2. El cliente s

za humana y el proceso de desarrollo psicológico, el psicoterapeuta trabaja


con el cliente para crear una alianza segura, estable y cariñosa en la cual y En un sentido operativo, el cliente o paciente' en psicoterapia es
desde la cual el cliente puede explorar —a menudo por medio de rituales
la persona que acude a los servicios psicoterapéuticos. Aunque resul-
estandarizados— formas pasadas, presentes y posibles de experimentarse a sí
mismo, al mundo y sus relaciones dinámicas (Mahoney, 1991).
ta arriesgado hablar de un modo genérico del usuario de los servicios
... se entenderá por psicoterapia todo tratamiento de naturaleza psicológi-
psicoterapéuticos dada su diversidad, con propósitos ilustrativos, se
ca que, a partir de manifestaciones psíquicas o físicas de sufrimiento humano, puede afirmar que lo que todas las personas que acuden a psicotera-
promueve el logro de cambios o modificaciones en el comportamiento, la pia tienen en común es que jxpet^meMan ^
adaptación al entorno, la salud física, y psíquica, la integridad de la identidad malestar o_trastoroo. que es lo suficientemente importante en sus
psicológica y el bienestar bio-psico-social de las personas y grupos tales cómo vidas como para provocar un deseo consciente d e cambio. Por lo
la pareja o la familia. Comprende las actuaciones en todos los niveles de edad genetal, antes de acudir a un psicoterapeuta, los individuos han
de las personas, desde los niños y niñas más pequeños hasta lasvpersónasvde:' intentado solucionar, sus dificultades recurriendo a otras fuentes, ta-
edad más avanzada. E l término psicoterapia np-.presupone una: orientación, o les como amigos, médicos; sacerdotes, etc. Habituaímente, los clien-
enfoque científico definido, siendo considerado-denominativo de un amplio tes exptesan conflictos'con otras personas y sínromas, tales como
dominio científico-profesional especializado, que se especifica en. diversas y
ansiedad, desesperanza^ incomunicación con su compañero/a, con-
peculiares orientaciones teóricas, prácticas y aplicadas (FEAP-Federacióñ.Es-
pañola de Asociaciones de Psicoterapeutas, 1992). ducta de evitación, insomnio, ideas obsesivas, amnesia, sentimientos
dé hostilidad, jaquecas, pérdida de apetito, falta d e concentración,
etc. Resulta común que estos sentimientos se expresen como algo
«extraño a sí mismos», desconocido y que no pueden controlar; en
Sin entrar en un análisis minucioso, la mayoría de estas definicio- consecuencia, es frecuente que los clientes acudan a la terapia con
nes concuerdan en identificar a la psicoterapia como un tratamiento expectativas poco realistas, es decir,' Buscarídóq^ les" Jé"
ejercido por un profesional autorizado que utiliza medios psicológi- «la» solución a sus problemas del mismo modo que el medico Ies
cos para ayudar a resolver problemas humanos, en el contexto de receta una pastilla para su catarro. Enceste sentído~eS importante
una relación profesional. Algunas definiciones resaltan el valor del tener en cuenta que «el proceso de la terapia se diseña no para
proceso interpersonal entre cliente y terapeuta como característico de cambiar a los pacientes sino para ayú3ar~a los pacientes a que se
la psicoterapia. Otras destacan fines específicos en términos de la cambien a sí mismos» (Strupp y Butler, 1990, pág.
modificación de la personalidad del cliente, o de sus pautas de com-
portamiento, siendo en ello la de la FEAP bastante exhaustiva.
No obstante, en la actualidad, más que una definición del cam-
po, los psicoterapeutas se plantean la necesidad de construir una I. El Término «pacienre» se utiliza más frecuentemente en el contexto asistcn-
metaperspectiva de la personalidad y la intervención, que abarque cial. yjrefieja la visión "déTmodelo"^
todo lo que hemos aprendido hasta ahora y que promueva el creci- (incluso etimológicamente) lá~imágen implícita de~Tíh~e"ñfefiw"qüe*pádecé"y'iin
miento y el desarrollo del área (Zeig y Munion, 1990). La construc- profesionaf qué" tiene médióspá^ relegado a
"uña"¡posición"pasiva," cóntráná"'a lo'qüe^
ción de esta metaperspectiva constituye lo que en este texto hemos opeado por "emplear "el término' «cliente» qué no implica ésta idea "de 'pasividad,
denominado el reto de la integración, sobre el que volveremos en el aunque no acaba de resultarnos satisfactorio por la imagen excesivamente mercantil
capítulo»final. Pero antes de entrar en los problemas implicados en la que transmite. Por otro lado, el uso de uno u otro término viene también determina-
construcción de semejante metaperspectiva, hay que conocer los do por el modelo terapéutico del que se parte. Por ejemplo, el uso del término
principales elementos de la psicoterapia. «cliente» se asocia generalmente al enfoque de Cari Rogers (véase modelos humanís-
tico-cxistenciales), aunque hoy en día tiene ya un uso menos vinculado a este mode-
lo.
18 APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA LA APROXIMACIÓN INICIAL 19

Resumiendo, el cliente o usuario de los servicios psicoterapéuti- cuar estas expectativas a la construcción de una relación terapéutica
cos, desde el punto de vista práctico, es cualquier persona que siente eficaz.J

la necesidad de realizar cambios en su forma de relacionarse consigo Hasta el momento hemos hablado del cliente como la persona
mismo y con el mundo; cambios que no puede realizar por sí mismo, que sufre un problema o dificultad y que acude en demanda de
ni recurriendo a las fuentes naturales de ayuda existentes en la comu- ayuda. Sin embargo, existen muchos casos en los que la persona que
nidad, y que requieren la ayuda de una persona especialmente prepa- solicita la psicoterapia no es la que sufre el síntomaTy"otrósen"10s~que
rada. no se acude a psicoterapia por decisión e iniciativa propia siriopor
Si nos situamos en la piel de la persona que tiene dificultades y se indicación o mandato d é ótr'ósTFstósc^
está cuestionando acudir a la consulta de un psicoterapeuta, vemos tro, désele hiñÓsTñTéñÓrés'de edad o incapacitados hasta la psicotera-
que se halla en una posición muy particular. Por un lado, tiene qué pia én contextos judiciales, pasando por las instituciones cerradas de
poder admitir que ella no puede resolver la situación por sí sola, lo salud mental. Por ello parece conveniente distinguir entre deman-
cual supone érrécónócimiéntó "dé un ciertc^racaso personal (o, por lo dante, aquel que determina que es necesaria la intervención de un-
profesional de la. psicoterapia, y'paciente identificado~(Pl), eFporta-
menos, un sentimiento de cierta incapacidad)iPero, por otro Jado ya L
"dor del sínroma ó"próbTéma'rCuando demandante y PI no coinciden,
a ingresar en un proceso, el psicoterapéutico, en él que lo que interesa -
la psicoterapiaresulta mucho--más compleja, de n^erTt^^STfiace
es incrementar el sentimiento de competencia personal. Así pues, en
casi inevitable un análisis más completo del sistema o triángulo que
el mismo momento en que él cliente pide ayuda se coloca en la" se crea entre demandante, PI y terapeuta. En muchos de éstos casos>.
posición opuesta que se quiere conseguir con la psicoterapia. Esta el demandante es un rniembro de la familia del PI por lo que el
situación, aunque puede no afectar a algunas personas que ven el modelo sistémico (véase 3.5) propondría él trabajó con el/sistema
hecho de pedir ayuda como una forma aceptable de resolver su familiar, para poder encarar directamente las posibles distorsiones e
problema, para otras puede resultar muy invalidante, hasta el punto interferencias que aparecerían en un trabajo estrictamente individual.
de no acudir a psicoterapia en un intento de preservar in extremis su Como se desprende de lo que acabamos de decir, la figura del
autoimagen. ... cliente no se tefiere únicamente a un individuo concreto sino^qüe
Otro elemento a tenet en cuenta respecto al rol del cliente es la puede incluir también a una pareja, una familia, un grupo o una
ansiedad que puede despertar el hecho de iniciar una psicoterapia.
Esta ansiedad puede relacionarse con la falta de referentes que exis- 2. Hay autores que distinguen entre psicoterapia y crecimiento personal. Aun-
que esencialmenre se traca de la misma activIdad7aT hacer estadiSínaon se'reserva el
ren en nuestra cultura sobte lo que es una psicoterapia. Por ejemplo, termino «psicoterapia» para aquellos casos en los que la demanda incluye la existen-
los esquemas (o scripts, para utilizar un término de la psicología cia de algún problema o dificultad específica. El crecimiento personal se ha propues-
cogniriva) acerca de lo que sucede en la consulta de un médico son to, principalmente, por parce de autores provenienres del modelo humanfstico-
mucho más conocidos que todos los que se referieren a lo que sucede existencial (véase 3.2). Con este término se ha intentado fomentar una visión no
en la consulta de un psicoterapeuta. Más aún, los indicadores cultu- patológica del cliente, queTiende a ser vistcTcomo un ser que posee en si mismo la
capacidad para aeTa7ronárlüs'"^"telicíairdi'clésTKesulta dífícTr&azar'üña~ír6ntera
_

rales disponibles a través del cine o la literatura (o la experiencia de precisa entre pTfcotFrapíá"y"crecTm^ Con frecuencia, una demanda de
un amigo) son anecdóticos y, con frecuencia, despiertan expectativas crecimiento personal esconde dificultades adaptativas y problemas psicológicos rela-
poco realistas. tivamente graves. Otras veces, una vez terminada una psicoterapia centrada én un
Teniendo en cuenta el complejo proceso por el cual una persona problema concreto, la persona desea seguir aumentando su autoconocimiento y
realiza una demanda de crecimienro personal. En cualquier caso, la demanda de
llega a convertirse en cliente de psicoterapia, hay varios enfoques crecimiento personal entraña el peligro de mantener la relación terapéutica más allá
rerapéuticos que incorporan en su proceder un análisis de la deman- de lo necesario. Hay que recordar que el objetivo en psicoterapia nunca es perpetuar
da (Carli, 1987). Éste incluye tanto el proceso de decidirse a pedir la relación terapéutica, sino ayudar al diente a que pueda caminar sin muletas, y
ayuda como las expectativas iniciales y los procedimientos para ade- encuentre los apoyos interpcrsonales necesarios en su ambienre natural.
20 APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA LA A P R O X I M A C I Ó N I N I C I A L 21

institución. No hay duda de que cada uno de estos casos supone Esta consolidación de la psicoterapia como profesión autónoma
"modificaciones lo suficientemente profundas como para ser tratadas lleva consigo el problema de la formación del psicoterapeuta. Tradi-
con más especifidad, pero, de acuerdo con el tono general de esta cionalmente, esta formación se ha venido realizando de un modo
obra, nos referiremos al cliente en un sentido genérico, aunque no más o menos esrructurado dentro de los contextos profesionales que
por ello limitado al contexto individual. habían asumido la psicoterapia entre sus funciones. En la actualidad,
sin embargo, la formación de los psicoterapeutas tiende a consolidar-
se en el marco de lapsicología cienrífica. Para poder desempeñar su
1.3. El psicoterapeuta labor, los psicoterapeutas necesitan poseer conocimientos específicos
sobre los procesos de aprendizaje, la dinámica de la personalidad, los
La pregunra sobre quiénes son los que practican la psicoterapia procedimientos y técnicas de la evaluación psicológica, la psicopato-
en la actualidad puede plantearse, al menos, de dos formas distintas. íogíá, los principios de la interacción social,-, los procesoscognitivos y
Por un lado, puede plantearse desde el punto de vista de los requisi- emocionales, el desarrollo durante el ciclo vital, etc.. Junto a estos
tos formales que sé requieren para ser socialmenre autorizado como aspectos básicos de la, fóírriación de los psicoterapeutas sobre los que
psicoterapeuta, área que abarca la formación profesional de los psico- existe un consenso razonable, «existen otros aspectos que resultan
terapeutas. Pero, por otro Jado, también puede formularse desde el específicos de cada modeló psicoterapéutico y sobre los que el con-
punto de vista de las características personales asociadas con la elec- sénsjplfó'ertán claro. Por ejemplo, desde el punto de vista psicoana lí-
ción de la profesión de psicoterapeuta, área sobre la que existe en la rico se considera imprescindible la realización de un psicoanálisis
actualidad un incipiente cuerpo de datos empíricos. personal y didáctico antes de que el futuro psicoanalista pueda ejer-
Con relación a los requisitos formales, conviene, tener presente cer Corrió tal. Én resumen, podemos decir que, aunque la tendencia
que.juinque el rol social del psicoterapeuta es muy antiguo, la profe^ en la actualidad apunta hacia la formación de psicoterapeutas en el
sión de psicoterapeuta es'müyTéoente. Hasta mediados de este siglo marco de la psicología científica, los principales argumentos en este
no se inició el procesó -dé. irístitúcionalización de la "profesión ele campo se han desarrollado en el marco de los distintos modelos
psicoterapeuta que, gracias al fuerte" incrementó dé la demanda so- psicotetapéuticos y, por esta razón, los abordaremos con mayor deta-
cial, empieza a consolidarse en nuesrros días. En este sentido, a la lle más adelante.
psicoterapia se le ha llamado Ja^uinta_rJtofesión (Henry, Sims y Con relación a las.características personales de los que practican
Spray, 1971). Con esta expresión se han querido poner de manifiesto la psicoterapia, Quy (1987) ha realizado una interesante sistematiza-
dos hechos: por un lado, que el papel de psicoterapeuta se ha ejercido ción de la investigación sobre las características personales asociadas
tradicionalmente en el marco de la medicina, la pedagogía, la asisten- con la elección de la profesión de psicoterapeuta. Los datos en los que
cia social y la religión, y por otro que, éñ Ta práctica, cada una de estas se basa esta revisión están extraídos de encuesras realizadas a psicote-
profesiones necesita recurrir actualmente a los conocimientos^y técriieas rapeutas profesionales. Este autor ha disringuido entre motivaciones
psicoterapéuticas. Gomo Órlinsky (1989) ha señalado: «Él hecho es funcionales, es decir, las que resultan beneficiosas para el ejercicio de
(jue miembros de varias profesiones sé capacitan, después de una la profesión, y motivaciones disfuncionales, que son las que pueden
preparacióñespéciáT, para practicar la psicoterapiá>r(pág-~4227."Cóñsi- minar la eficacia psicoterapéutica y reducir la satisfacción profesio-
derar a la psicoterapia corriólá~qüiñtá profesión significa, en última nal. Ambos tipos de rasgos se describen en las tablas 2 y 3.
instancia, reconocer tanto que la psicoterapia comparte jispectos_im-
portantes con las profesiones antes mencionadas, cómóque no puede
jdentificarse correctamente con ninguna de ellas (Órlinsky, 1989). En Tabla 2. Motivaciones funcionales asociadas con la elección de la profesión de
definitiva, la psicoterapia tiende en la actualidad a consolidarse como psicoterapeuta (adaptado de Guy, 1987)
una profesión autónoma. — Interés natural por la.gente y curiosidad sobre sí mismos y los demás.
22 APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA LA APROXIMACIÓN INICIAL 23

Esta característica parece asociada con el aprecio por los aspeaos creativos, — Confortable con el poder. Aquellos que disfrutan sintiéndose en una
expresivos, y artísticos de la vida. También se ha descrito como un deseo de posición de poder e influencia pueden sentirse atraídos por la profesión de
descubrir los aspectos más profundos de la vida y la experiencia humana. psicoterapeuta, dado que pueden llegar a tener gran influencia sobre las vidas
— Capacidad de escuchar. Es uno de los principales instrumentos curati- de sus clientes. Sin embargo, el psicoterapeuta eficaz debe saber evitar la
vos del psicoterapeuta. Las personas inclinadas a convertirse en psicoterapeu- trampa de sentirse omnipotente.
tas parecen tener una tendencia natural a disfrutar oyendo a los demás hablar
— Capacidad de reír. Aquellos que tienen un buen sentido del humor y
de sí mismos, aunque esta habilidad también puede mejorar con una prepara-
disfrutan riendo con otros pueden sentirse cómodos en el papel de psicotera-
ción adecuada.
peuta. Esta capacidad de reír es interesante para la práctica de la psicoterapia
— Capacidad de conversar. Los que devienen psicoterapeutas suelen tener
no sólo por la inherente cualidad tragicómica de muchas situaciones de la
buenas habilidades verbales y conversar les resulta reforzante y reconfortante.
vida, sino también porque el humor, cuando se expresa en.el momento
— Empatia y comprensión. Estas personas sohicapaces de reflejar el signi-
oportuno, tiene ciertas propiedades curativas.
ficado y la motivación de la conducta, los pensamientos y los sentimientos de
1

sí mismos y los demás. .V .......' ' . . .


— Capacidad de discernimiento emocional. E l conocimiento y la aceptar
Tabla 3.,— Motivaciones disfuncionales asociadas con la elección de la profesión,
ción de las propias emociones promueve una actitud natural y genúina que
de psicoterapeuta (adaptado de (juy;T987) 'Z *' .''
facilita la curación psicoterapéutica de loa demás; (Rogers, 1961); de'igual
modo, el trabajó delpsicoterapeuta no sólo requiere tolerar un amplio rango; "i'% Aflicción emocional. Varias investigaciones han puesto de manifiesto
de emociones, tristeza, irá, alegría, desilusión!., sino que puede requerir tam- que muchos psicoterapeutas eligen esta profesión movidos por un deseo dé
bién su facilitación. , - ' alcanzar mayor comprensión de sí mismos, uh mayor dominio sobre Sus
• — Capacidad introspectiva. La tendencia a la introspección en los psicote- problemas personales y una áutocuración de sus propios trastornos emociona-
rapeutas puede! ayudarles a facilitar la áuroexploración del cliente (Rógers, les (Henry */ al., 1973). Esta motivación, sin embargo, puede ser perjudicial
1951). o beneficiosa para el ejercicio de la profesión en función de si el futuro
— Capacidad de autonegación. La capacidad de abnegación y de negación psicoterapeuta consigue, a través de su formación, superar sus trastornos
de las gratificaciones personales resulta beneficiosa para la práctica de la personales. La naturaleza misma de la formación en psicoterapia promueve la
psicoterapia, en el sentido de que la tarea requiere que el terapeuta deje a un introspección, el discernimiento emocional y la reorganización.psicológica. Si
lado sus propias necesidades personales y se centre exclusivamente en las todo ello conduce a que el futuro psicoterapeuta alcance una resolución de sus
necesidades del paciente, propios traumas y un nivel superior de funcionamiento, entonces es posible
— Tolerancia a la ambigüedad. Entendida cómo la capacidad para sopor- que las personas que han sufrido personalmente altos niveles de trastorno.,
tar lo desconocido, las respuestas parciales y las explicaciones incompletas. Es psicológico sean los mejores psicoterapeutas (Blau, 1989). Sin embargo, si
importante para la práctica de la psicoterapia, ya que muchas situaciones ello no es así, el futuro psicoterapeuta puede desarrollar un deseo mesiánico
vitales y cxistenciales no tienen a menudo una respuesta clara. E l terapeuta de compartir vicariamente la curación de otros cuando la propia parece inal-
debe tener la capacidad para resistir un cierre prematuro, dar respuestas canzable. Esta actitud mesiánica puede ser totalmente contraproducente para
rápidas o asumir una posición autoritaria ante el estado de confusión y crisis el ejercicio de la profesión, porque puede distorsionar seriamente la distancia
del cliente. terapéutica.
— Capacidad de cariño. Las personas que eligen la profesión de psicotera- — Manejo vicario. Bugental (1964) ha sugerido que muchos psicotera-
peuta parecen poseer una acritud de paciencia y cariño hacia los demás, a peutas se deciden por esta profesión como una forma de tratar vicariamente
menudo acompañada con una actitud no crítica que les permite aceptar a las con las contingencias y realidades de la vida. E l psicoterapeuta puede así
personas como son. ponerse en la posición de ayudar a otros a superar cuestiones no superadas en
— Tolerancia a la intimidad. El deseo de intimidad, contacto y cercanía con su propia vida. Esta situación puede conducirle a adoptar una posición voyeu-
otras personas parece ser otra motivación importante de los que eligen esta rista en la relación terapéutica, que difícilmente puede beneficiar al pacien-
profesión, que resulta beneficiosa para su práctica, porque, el terapeuta eficaz te.
debe ser capaz de tolerar una intimidad profunda durante largos períodos.
— Soledad y aislamiento. Varios estudios han revelado que una propor-
ción considerable de psicoterapeutas habían realizado esta elección profesional
24 APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA LA APROXIMACIÓN INICIAL 25

para superar una profunda sensación de soledad y aislamiento, provocada por los demás. Aunque no existen estudios suficientes para poder hablar
circunstancias diversas (Henry et al., 1973), y ofrecen la cifra de un 60 % de de un perfil característico de las familias de origen de los que eligen
los varios miles de psicoterapeutas considerados en su estudio. La profesión de la profesión de psicoterapeuta, los datos citados por Guy (1987)
psicoterapeuta puede así ser elegida porque, debido a la unidireccionalidad de indican que la madre normalmente se describe como la figura central
la relación, permite satisfacer la necesidad de contacto e intimidad en- un de rá~caSármíéntr^
contexto estructurado y seguro. Esta motivación, no obstante, resulta perjudi- interacción" emociona Ereciaéhtémehte, sé~descr¡-
cial ramo para el ejercicio de la profesión como para la vida personal del tera-
be a la madré~icon unáTéñdéñciá a comunicar al futuró^sicóterápeü-
peuta.
ta sus propios "problemas fórzandórde este modo, en eL ruño el
— Deseo de poder. Como se mencionó antes, el deseo de tener un sentido
de poder personal puede ser una motivación funcional para el ejercicio de la proceso "de ma^JÜTáHóTT^emb^
profesión, pero cuando el psicoterapeuta no consigue una distancia apropiada Trecuéiftés"Tas"IsTtuacípnés erTTasTqué él" Fúmrópsicotetapeuta se ve
de este poder, la idealización del mismo que realiza el cliente puede producir- implicado én los problemas entre los padres. Aunque hay^iTéTñsistir
en el terapeuta una tendencia general hacia la agresividad, el dominio y la en su carácter tentativo, estos ciaros, en resumen, parecen indicaTque
explotación de los demás én sus relaciones personales. De igual modo, aque- los futuros, psicoterapeutas provienen de familias en las que la situa-
llos terapeutas que sienten una necesidad de influir, controlar o «convertir» a . .
:
ción de' reciprocidad émocioñaTha estado alterada por diversas cir-
los demás, pueden tener dificultades a la .hora de respetar él derecho y; la cunstancias, facilitando asfuna forma dé relacionarse con los demás
responsabilidad del cliente de tener su propia opinión y autonomía y pueden
'i'en''la qué «r¿s níüy sensible a'las necesidades délos otros, mientras a
convertir la relación terapéutica en una plataforma de debate, confrontación e
la vez se aprende a silenciar la 'expresión de iáTprapiá|~i|iSo^raE8^
influencia. .'•
— Necesidad de amor. Como mencionamos antes la necesidad de expre- XforJo "¿^"cscÜÓ'déf interaccióh, la, calrrerí|xlenp^ict>terl^uca" puede
sar cariño y amor puede ser funcional para el ejercicio de la psicoterapia; :sin aparecer como la elección de algo lógico, confortable y familiar
embargo, también puede ser perjudicial cuando va acompañada de un afán (Guy, 1987).
mesiánico o cuando el psicoterapeuta entiende que su amor y aceptación, por , Aunque los datos que acabamos de mencionar pueden ser muy
sí mismos, son agentes curativos. La grandiosidad de esta actitud puede ser- interesantes por lo que respecta a la cuestión de qué tipos de personas
contraria a los intereses del paciente. eligen la profesión de psicoterapeuta, no se centran directamente en
— Rebelión vicaria. Bugental (1964) ha indicado que algunos pueden los atributos y habilidades qué debe poseer el buen psicoterapeuta o
sentirse atraídos por esta profesión porque ofrece una oportunidad segura
el psicoterapeuta eficaz. Y nO conviene confundit ambas cuestiones.
para expresar sus necesidades de rebelarse y atacar a la autoridad. Esta actitud
Lo que verdaderamente interesa, tanto para facilitar la formación de
también resulta perjudicial para la práctica de la psicoterapia, porque puede
conducir a recomendar a los clientes actirudes contrarias a la tradición que psicoterapeutas como para consolidar la propia profesión, es saber
pueden, de hecho, funcionar en contra de los intereses de éstos. qué características y habilidades del terapeuta están asociadas con el
proceso y el resultado de la psicoterapia. Por esta razón, desde sus
inicios en los años cuarenta en el marco de la escuela de Rogers, la
investigación empírica en psicoterapia se ha dirigido a aislar las va-
Junto a los rasgos personales mencionados, la elección de la riables del terapeuta asociadas con un buen resultado terapéutico. De
profesión de psicotetapeuta se ha estudiado también en relación con hecho, esta escuela de investigación psicoterapéutica llegó a sostener
deteiminadas condiciones familiares. Como ya hemos indicado, mu- que la implantación eficaz de las técnicas específicas debe descansar
chos terapeutas admiten que entraron en la profesión buscando satis- en las cualidades personales del terapeuta (Truax y Carkhuff, 1967).
facer una necesidad de intimidad. En el origen de esta necesidad
Este punto de vista en la actualidad ya no resulta teptesentativo,
suele haber experiencias de marginación social, económica o religiosa
porque, entre otras cosas, el avance de la investigación (véase el
durante la infancia, de modo que muchos de estos futuros psicotera-
capítulo de «Aproximación metodológica») ha permitido «manuali-
peutas han crecido con una sensación recurrente de «ser diferentes» a
zar» los modelos terapéuticos de forma tal que el nivel de competen-
I

i
26 APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA LA APROXIMACIÓN INICIAL 27 I

cia en la aplicación de las técnicas ha podido aislarse como una


f
variable del terapeuta que ha mostrado tener una relación positiva Generalmente se distingue entre supervisión directa, en la que el ÉL.
con variables de éxito terapéutico (Beutler, Crago y Arizmendi, supervisor observa desde un monitor o espejo unidireccional el traba- £
1986). Y el nivel de competencia no depende tanto de las cualidades jo del terapeuta, y supervisión indirecta, opción mucho más frecuen-
personales del psicoterapeuta, como de su formación y práctica en el te en la que la consulta de supervisión se realiza con posterioridad y
manejo de las técnicas psicoterapéuticas. parte del relato del terapeuta.
Hasta el momento nos hemos referido al terapeuta en un sentido En resumen, la característica más relevante del papel de terapeu-
unipersonal; sin embargo, para ser estrictos nos deberíamos referir al ta es que intenta ayudar al paciente. Como veremos en 4.3, dispone-
sistema terapéutico como entidad que puede incluir más elementos mos de algunos datos acerca de las características del terapeuta efi-
que el terapeuta. Por ejemplo; muchas psicoterapias, especialmente caz. Sin embargo, no.existe hoy por hoy un consenso claramente
de grupo o familiares^ cOnteñlplan él rol del co-terapeuta. Se trata de establecido sobre qué es lo .que él terapeuta tiene que hacer para
Una figura que" trabaja de forma coordinada con el terapeuta, pl* .' 4
resultar útil, uriá pregunta quizás ingenua pero que, en realidad,
^iert3osersa?^ en el ;' • encierra la complejidad de nuestra empresa. .Eh un sentido general, I. ;
; indépendi^téméhtéíde, su orientación, es obvio que el terapeuta
que los dos se :sitúáo(ármismó njyel (hablaríamos entonces de dos
:
tiene: que (aj'forrriúlar alguna hipótesis acerca del probléma^deP
;
co-terapeutás linas; qué' de terapeuta y có-terápeuta) hasta distintos
grados de colaboración en los que el co-terapeuta adopta un papel ^cliente y Q5) tomarHaéc&^
r hay que hacer primero y V.
más seoürldi^p (torna notas, se centra en-tareas mas especificas y- que^FSy^Ííe'"HátéF
limitadas, é t c ) . —- • •' '-•'• f •
; :i *' *•' " '""1 terapeuta hecesltS
Estás cuestiones, por tanto, las trátáfemoS'ér^
Esto nos"lleva a plantear urt concepto más amplio, el de equipo
terapéutico, que incluye una mayor gama de posibilidades. Este equi- terapéuticos. A continuación, abordamos el concepto dé íá relación w-
po se caracteriza por compartir parte de la responsabilidad terapéuti- terapéutica y su encuadre. ^_
ca, bien asesorando ál terapeuta a partir de sus comentarios acerca
del estado del caso (en lo que comúnmente se conoce como sesiones Ky^jy^A^jA. relación t e r a p é u t i c a ^-
clínicas), bien observando el proceso directamente (a través de un
vídeo o espejo unidireccional) y eventualmente participando de La relación entre terapejata_y^clieme_es juno_de los elementos
modo simultáneo en dicho proceso (mediante consultas con el tera- distintivos esenciales de toda psicoterapia. Aunque existen muchos j ~
peuta durante la sesión o incluso con mensajes dirigidos directamente tipos drtetatíorrqlS^pgcl
: con..., £
al cliente). Aunque han sido principalmente los terapeutas sistémicos un amigo, un familiar, etc., el tipo de relación, que.je crea..entre L
los que han desarrollado estas modalidades, éstas constituyen aporta- terapeuta y cliente es distinto^ De hecho, para que la relación sea ^
ciones de un valor considerable para la psicoterapia en general. " verdaderamente terapéutica, debe ser diferente dé"ótras^ . - ft-
La figura del supervisor cuenta con mucha más tradición. Pero la vida del cliente. La diferencia esencial reside en que* se trata de una m
quizá, para decirlo con más propiedad, tendríamos que referirnos al t.relación.,profesional:^! terapeuta se interesa genuinamente pot el _
contexto de supervisión, puesto que se realiza también en gtupo. La cliente, pero nó"Torma~parte de sus relaciones interpersonales cotidia-
supervisión del trabajo terapéutico es un ingrediente necesario no ñas. De su carácter profesionafse déspreñderi^orras características de fl£-
sólo para los terapeutas principiantes sino que resulta un recurso la relación terapéutica, tales como su ásimettía, su carácter retributi-
imporrante a lo largo de la trayectoria de un psicoterapeuta. Consiste vo y su encuadre.
en una consulta de un caso a un terapeuta considerado más experto, » JLa, relación terapéutica e^gsimétric^ porque se inicia a partit de
sea pot su mayor experiencia, prestigio, o simplemente por la distan- la demanda del cliente y se"ceinüÉra""eW^re^^^ al
cia en la que se sitúa al no estar implicado directamente en el caso. • terapeuta se leTretribuyé^por su trabajo. Este aspectcTes importante,
28 APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA LA APROXIMACIÓN INICIAL 29
i
porque el cencramiento en la persona del cliente no debe suponer una reforzador de las conductas apropiadas; desde el modelo cognitivo se
actitud abnegada, sacrificada y alrruista por parte del. terapeuta. Esta propone una relación de guía orientador (véase 3.4); y el modelo
podría generar en elUiente un sentimiento~de deuda contrario a la sistémico sugiere que el terapeuta se sitúe en una posición de equidis-
salud mental queÜsperá obtenerj:on la psicoterapia. Por ello es tancia con relación a las postutas de los distintos miembtos de la
necesario y saludable que el cliente compense al terapeuta por su familia (u otros implicados en el problema) (véase 3.5). Como pue-
dedicación, bien sea mediante los honorarios que el profesional esta- de verse, la relación terapéutica es un tema de crucial importancia
blezca de acuerdo con los haremos vigentes en el contexto profesio- teórica en psicotetapia, desde sus múltiples perspectivas.
nal, bien sea mediante el sistema contriburivo que sostienen los Pero más allá de las particularidades propuestas porreada mode-
servicios públicos. lo, Bordin (1979) ha sugerido que la noción áecahanza terapéutica;'!
Asimismo, al ser una relación profesional, la relación terapéutica originada en el seno del modelo psicoanalítico, resulta en la actuali-
requiere una estructuración específica. Tradicionalmenre, se ha utili- dad ampliamente generalizable a los otros modelos. En electo, este
zado la noción de¿?ncu^3^e^erapéuúco para hacer referencia al con- autor defiende que el desarrollo de una adecuada alianza terapéutica
junto de reglas fijadas porja j ^ p e u t a para hacer viable la psicotera- es un factor de cambio esencial en todas las formas de psicoterapia,
pia. Ésta^inc^yeirjos„honpranos (en el contexto privado), la aunque su naturaleza particular varíe según la modalidad de terapia.
duración y frecuencia de las sesiones, el lugar donde se realizan, las Un prirñer componente de esta alianza es el vinculo establecido entre
vacaciones, así como cualquier otro detalle que afecte al desarrollo de cliente y terapeuta. La calidad de este vínculo determina el tono
Ja psicoterapia. A l margen de otras consideraciones,, la relación.tera- emocional de la vivencia que el cliente tiertüTdel terapeuta, que
péutica resulta más útil cuando se establece con un encuadre preciso influye en su colaboración en el proceso terapéutico, f or ejemplo, es
que contribuya a alejar la confusión de roles. También conviene muy dísriñto que el cliente sienta que el terapeuta es alguien con
indicar que existe un consenso generalizado en recomendar que tera- quien puede compartit todos sus problemas, que le apoya y que le va
peuta y cliente no^ mantengan ningún otro tipo de relaciónfya sea ayudar, a que sienta que es alguien que está juzgando.su conduc-
comercial, profesional o personal, fuera de las sesiones terapéuticas." ta.
Así, a menudo resulta desaconsejable que el terapeuta acepte como v Ü n segundo.cc^rj^ejíS^es el grado de acuerdo en los ofájttiim
cliente a un familiar, un amigo o un conocido, con quien mantiene de lá'Ter^p^rSé'trata de si. cliente y terapeuta orientan sus esfuerzos
una relación previa. en'ía misma dirección. A veces, el cliente presenta un síntoma y está
Independientemente del encuadre (externo), desde el modelo más interesado en resolverlo que en entender sus orígenes y causas. Si
psicoanalítico se habla de encuadre interno, o de la actitud del analis- la meta del terapeuta es un análisis profundo del problema y sus
taTTo^qT^e^nos*llevaría a describir cuáles son las actitudes que este orígenes, probablemente la alianza terapéutica no será muy buena.
modelo considera necesarias para una adecuada relación terapéutica, Igualmente, si el cliente está más preocupado por entender con pro-
como pueden ser actitudes neutrales y de reserva que faciliten el fundidad su problema que por su resolución inmediata, y el terapeu-
proceso transferencial (véase 3.1). Pero en este punto hay que desta- ta insiste en modificar únicamenre el síntoma, la alianza no estará
car que los diferentes modelos terapéuticos sugieren visiones particu- muy bien establecida.
lares de lo que debe ser la relación terapéutica, lo que no es de i Finalmente, el rcr^^r^neiire, propuesto pot Bordin (1979),
extrañar siendo éste un punto tan central tanto teórica como clínica- es el acuerdo en las tareas de la terajgia^es decir, en el acuerdo acerca de
mente. Así, por ejemplo, veremos que desde el modelo humanístico- los medios que sonTdecuadós para conseguir los objetivos propuestos.
existencial se destaca la calidez personal mediante las actitudes de Ciertamente, si cliente y terapeuta concuerdan en que la finalidad de la
empatia, consideración positiva y autenticidad del terapeuta (véase terapia es resolver una depresión, pero el terapeuta ctee que la forma
3.2); desde el modelo conductual, aunque se enfatiza menos esta de hacerlo es explorando sus emociones y el cliente espera prescripcio-
cuestiónase propone al tetapeuta como objeto de modelamiento y nes directas, la alianza terapéutica no será muy positiva.
30 APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA LA APROXIMACIÓN INICIAL 31

*• La visión actual de esta cuestión es que los tres aspeaos, vínculo, Ya Rogers (1942) había propuesto un modelo general del pro-
acuerdo en los objetivos y en las tareas, no son independientes sino - ceso terapeutíccTqüé constaba dFtrés etapas básicas: (%.\st&s^insigbt
que se influyen mutuamente. Si el terapeuta concuerda con el cliente y acciónTXSrkhúff tomó este mismo modelo como punto dé partida,
acerca de los fines de la psicoterapia y con los medios de alcanzarlos, pero enfatizando el papel de la tercera fase más de lo que hizo
es mucho más probable que sienta que el terapeuta puede serle de Rogers, y sometiéndolo a investigación empírica (véase p.ej., Cark-
ayuda y le comprende. huff, 1969; Truax y Carkhuff, 1967). Según esta propuesta el clien-
Dada su enorme importancia, los estudios empíricos en psicote- te s'iguejas siguientes fases en el proceso terapéutico:
rapia han intentado investigar la relación terapéutica. Las preguntas
esenciales han girado aquí en torno a saber cuáles son las condiciones . a) exploración de la situación;
esenciales para promover una relación verdaderamente terapéutica y b) comprensíórTde la situación en relación con los objetivos; y
cuál es la importancia de la relación, terapéutica en el proceso de -,.-'c) actuación pata conseguir los objetívosT~ " - ^
cambio (véase capítulo 4). Por ahora, para resaltarla importancia de
que la relación, terapéutica sea positiva y respetuosa, mencionaremos • .Carkhuff { 1969) apunta .que la tetapia centrada en él clientes
la conclusión de una eonocida revisión de estudiosi del proceso tera- >
v
tiene su foco de aplicación én la primera fase, el psicoanálisis-eh la?:
péático en relación con los resultados de la terapia, de Orlinsky y segunda y la modificación de conducta* en la tercera. ' - '
Howard (1986), en la,que indican que. ,. 'Esta propuesta es interesante en la medida en que puede tomarse'
• como un antecedente de la problemática introducida por los intentos
los estudios hechos hasta ahora sugieren que la? cualidad positiva de integración de las psicoterapias. Pero resulta difícil pensar que un
del vínculo relaciona), ejemplificado en las coriductasjmerperso- misino terapeuta puedá pasar de un enfoque centrado en la persona
:

nales recíprocas délos participantes, está más claramente reiacio- a uno psicoanalítico, y de ahí a la terapia de conducta.
"ñadó con la mejora del paciente que cualquiera de las técnicaTde En la actualidad, existen vatios modelos secuenciales del proceso
tratamiento particulares usadas por los terapeutas. terapéutico, y a modo de ilustración expondremos él modelo de
Egan (1986), que resulta especialmente útil a la hora de trabajar con
Aunque no deja de resultar arriesgado presentar esta conclusión problemas de ajuste, de falta de habilidades o con casos en los que el
sin matizar su alcance, sirve para ilustrar el carácter esencial de la objetivo terapéutico puede operacionalizarse claramente.
relación terapéutica en la práctica! El modelo de Egan (1986) constituye uno de los manuales siste-
matizados más utilizados en los EE.UU. para formar profesionales
de la asistencia psicológica. Entre los aciertos del modelo figuran el
1.5. El proceso terapéutico recoger los datos más sobresalientes de la investigación psicoterapéu-
tica, así como las aportaciones de la teoría de la influencia social
Cuando hablamos de proceso terapéutico en sentido amplio, (Strong y Clairbon, 1982) y el esquema seguido en el estudio de las
hacemos referencia al conjunto de prócesoT^sícosociales que tienen habilidades de solución de problemas (D'Zurilla y Goldfried,
lugar desde él inicio al "fin' de la""ps:ÍC0terap1a"~LTí ^icepción del 1971). El modelo concibe la ayuda psicológica como un proceso
""procesó terapéutico*dépe"rTd'é^"érFgran m^écltdá; del modelo psicote- secuencial en tres etapas, cada una de las cuales consta a su vez de
rapéutico que se adopte. No obstante, existen algunos plantea- tres pasos. bñ"üñá~réprese^^ el modeló queda
mientos que abarcan el proceso psicoterapéutico en general, es de- recogido en la tabla 4.
cir, independientemente de un modelo, terapéutico específico. Se
trata de concepciones muy abstractas y generales de las fases del
proceso terapéutico.
32 APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA LA APROXIMACIÓN INICIAL 33

terapia al final de la Fase l o a comienzos de la Fase I I . Egan cree que


Tabla 4. 'Modelo de Egan de las fases del proceso terapéutico (adaptado de ninguno de los dos aprovechan al máximo las posibilidades.de la
Egan, 1986) psicoterapia. El terapeuta exclusivamente no directivo olvida los pro-
Fase I: identificación y clarificación de las situaciones problemáticas y de blemas suscitados por la acción y las dificultades del cliente a la hora
las oportunidades no utilizadas de conocerse a sí mismo. El terapeuta totalmente ditectivo, aunque
Primer paso I-A: ayudar a los clientes a contar su historia i se preocupa de organizar la acción, olvida que, frecuentemente, ésta
Segundo paso I-B: centramiento: la búsqueda de nivelación sólo es posible cuando se ha visto su necesidad y se han comprendido
Tercer paso I-C: puntos ciegos y nuevas perspectivas todas sus implicaciones. Por tanto, puede resultar adecuado adoptat
una estrategia que comience por una actuación poco directiva enca-
Fase II: establecimiento de metas, y desarrollo y elección de escenarios minaHaa transmitir unas acritudesTprófüñdas H y compren-
preferidos sión y, una vez establecidas ías Bases de una relación terapéutica
Paso I I - A : construcción de un nuevo escenario implicada, proceder a una acción cada; vez-más directiva.
Paso. H-B: evaluación de las mptas de un nuevo escenario
Pero esta estrategia no debe seguirse; de una'.manera rígida. El
Paso II-C: elección y compromiso
modelo, que Égan propone nó es Un .fin en sí .-mismo, sino una
Fase III: acción, avance hacia el escenario preferido orientación que puede ayudar sobre todo a los terapeutas poco expe-
Paso I I I - A : descubrir estrategias de acción rimentados. La realidad es mucho más compleja y variada de lo que
> Paso I I I - B : elección de estrategias y desarrollo de un plan de ac- los esquemas conceptuales intentan reflejar. En el caso de la terapia,
ción no todos los clientes aceptan el mismo tratamiento, ni los problemas
Paso III-C: implantación de planes y logro de metas son unitarios. Por ejemplo, no siempre el conocimiento debe antece-
der a la acción. Hay casos en los que el conocimiento se deriva de la
acción: un estudiante que se siente rechazado porque no tiene amis-
A partir de esta secuenciación del proceso psicoterapéurico, Egan tades puede estar más dispuesto a explorar esta idea de sí mismo
describe las habilidades que el tetapeuta debe utilizat en cada fase así después de salir en compañía de otros a resultas de una indicación
como las habilidades que deben ser entrenadas en los clientes. Por terapéutica. En este caso, el conocimiento dé sí mismo cambia dialéc-
ejemplo, en la primera fase, el terapeuta tiene que responder al ticamente con la acción.
cliente de modo que facilite la exploración de su problema. Una vez
Por otra parte, la organización de las etapas puede sufrir modifi-
explorado el problema, el cliente debe comptender sus implicaciones
caciones. Por ejemplo, cuando el cliente está planificando su acción
hasta conseguir una valoración adecuada de su situación. Cuando
(Fase II) puede descubrir nuevos problemas que antes no había
esto se consigue, se pasa a planificar la acción. Este esquema simple
sospechado. En este caso, el terapeuta deberá repetir el proceso de
está pensado para compaginar dos estilos terapéuticos, el directivo y
«exploración-comprensión-resolución» con relación a este nuevo
el no directivo. El segundo, en general, resulta más útil en las fases
problema, y esto puede repetirse muchas veces.
exploratorias del problema, en las que el objetivo es revelar aquello
Tampoco hay que seguir rígidamente los marcos temporales
que está oculto, para lo cual la habilidad empática del terapeuta
señalados por las distintas etapas. Las primeras etapas se subordinan
resulta apropiada. Sin embargo, a medida que el proceso tetapéutico
al fin comportamental y, por tanto, no deben prolongarse indefini-
avanza, el terapeuta necesita recurrir a habilidades de un nivel supe-
damente. Es más, puede haber ocasiones (por ejemplo, problemas
rior para facilitar la comprensión del problema en todas sus dimen-
comportamentales muy específicos) en las que la exploración y com-
siones y para planificar la acción.
prensión requieren poca atención.
El terapeuta totalmente directivo iniciaría la terapia en la Fase
La especificación del contrato terapéutico es un aspecto esencial
I I I . En cambio, el terapeuta totalmente no directivo terminaría la
del proceso terapéutico, que sé situarla ehlaTase cié'atención, pero a
34 APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA

la vez supone ya una respuesta. Por supuesto, no nos referimos.a un CAPÍTULO I I


documento legal firmado por ambas partes sino a un acuerdo acerca
del problema a considerar y la forma de tratarlo. Por tanto, el contra- L A APROXIMACIÓN HISTÓRICA
to terapéutico supone un plan de la terapia para poder construir el
proceso posterior.
A nuestro juicio, el modelo deJigan (y en general la mayoría de
los planteamientos sobreTa^psicoterapia)subestima el papel de los
procesos previos a la llegada del cliente a consulta. Nos "estamos"
retmeñdo~arprc^
| "derivTciór^^
llega a un servicio clínico determinado implica aspeaos como la
posición del derivante, su definición del problema, el prestigió "del
i servicio al que se deriva,,la relación profesional entre el derivante y el" La psicoterapia hunde sus raíces en el hecho de que la vida
psicoterapeiita, y la expücrtaaón de los pasos que se. han seguido humana es constitutivamente problemática, porque el hombre es ;
r olJiro ciel ^ k . familia) para siempre un naufrago en el mar de lo que no sabe o no puede, corno
llegararamulla. El papel de todos estos'jprcices^'pue^é'Stf.'sTveces dijo Ortega, Además, el hombre es un ser intersubjetivo que..degen-:
determinante, como ha puesto de relieve el análisis sistémico de estos de de sus semejantes para sobrevivir en un rnundo cambiante y sólo
aspecros (p.ej., Cancrini, 1988). parcialmente_conqcído. Como en ninguna otra especie viva, la reali-
En resumen, la idea básica del modelo es fomentar una buena dad intersubjetiva del hombre, basada en la coordinación de activi-
relación terapéutica en las fases iniciales adoptando una aaitud no dades entre los miembros del grupo, ha desplazado al mero ambien-
directiva y expresando respeto y comprensión, para proceder a partir te físico. Este hecho ha determinado que la actividad humana
de ahí a una acción más directiva que conduzca a un cambio de siempre haya estado sujeta a patrones sociales dé rol, por un lado, y,
conduaa que es el objetivo final del modelo de Egan. En la práctica, por otro, que desde el alba de la humanidad se hayan desarrollado
ya hemos visto que las etapas que sugiere esre modelo deben enten- procedimientos muy diversos para hacer frenre a los problemas bási-
derse de un modo flexible. Esta nota de precaución es necesaria, cos del (con)vivir humanamente.
porque la realidad del cambio psicoterapéutico no siempre sigue una Los procedimientos utilizados a lo latgo de la historia para hacer
secuencia tan lógica como los modelos intentan plasmar. frente a los problemas de la convivencia humana han evolucionado
junto con otros aspectos de la vida. A grandes rasgos, cabe distingir
dos formas de ver la conducta anormal o desviada del grupo. La
primera corresponde a un estadio pre-racional en el que la anormali-
dad se concibe como el producto de la voluntad de algún agente
sobrenatural: antepasados, btujos, demonios, dioses... En la segun-
da, por otro lado, se considera que la anormalidad es el resultado de
causas naturales. En función del predominio de una u otra concep-
ción, los trastornos psicológicos han dependido de los intermediarios
con lo sobrenatural o de los profesionales de la ciencia natural de la
enfermedad mental.
_ La psicoterapia contemporánea aparece durante el siglo X I X en
el ámbito de la medicina. Su historia, en este sentido re^rTñgidóTva

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