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12 APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA
•
las estrategias utilizadas para su estudio, y otro para exponer los esenciales de toda psicoterapia, a saber, el clienre, el psicoterapeuta,
resultados más relevantes. Las particularidades del estudio cualitati- la relación terapéutica y el proceso terapéutico. Esta aproximación
vo del proceso terapéutico las hemos considerado en un tercer aparta- inicial intenta delimitar dichos elementos de un modo genérico, es
•
do, y en un cuarto hemos abordado la relevancia clínica de la investi-
gación psicoterapéutica.
Para concluir estas aproximaciones a la psicoterapia hemos opta-
decir, no específico a un modelo psicoterapéutico concreto. Se trata,
por tanto, de una primera aproximación aun fenómeno complejo, y
que los diferentes modelos se han encargado de matizar. Pero antes
•
do por plantear el reto de la integración que nos formula este panora- de pasar a describir cada uno de los elementos de la psicoterapia,
ma tan rico pero tan marcadamente diverso. El movimiento para la conviene introducir un comentario acerca del problema de su defini-
integración aglutina en estos momentos los esfuerzos de psicotera- ción.
peutas e investigadores de todas las orientaciones en pro de un avan- !
característica del pasado, el encuentro con ella se presenta como el aspiración legítima. Desde entonces, el área de los tratamientos psi- 1
futuro de la psicoterapia. cológicos se ha desarrollado considerablemente, sin que ello haya
Por último, conviene indicar que con la palabra «aproximacio- requerido un consenso manifiesto en torno a una definición explícita
nes» que figura en el título de este libro hemos querido referirnos no del atea. No obstante, la búsqueda de una definición sistemática de
sólo al planteamiento metodológico que hemos seguido al escribirlo, la psicoterapia ha preocupado y sigue preocupando a los investiga-
sino también al carácter tentativo del producto final. La psicoterapia dores. Prueba de ello es el proyecto iniciado por la Fundación Milton
es una ciencia joven que está sufriendo un desarrollo vertiginoso. Los Erickson, que llevaba el significativo título de «¿Qué es psicotera-
¿esfuerzos £>or sistematizar el área de los tratamientos psicológicos son pia?» (Zeig y Munion, 1990)- En este proyecto se preguntaba a un
íheo¿sários¿:pero no-por ello dejan de tener un carácter tentativo.
: total de 81 autores, considerados psicoterapeutas ejemplares por sus
16 APROXIMACION ES A LA PSICOTERAPIA LA APROXIMACIÓN INICIAL 17
desde una plataforma teórica que incluye supuestos básicos sobré la naturale- 1.2. El cliente s
Resumiendo, el cliente o usuario de los servicios psicoterapéuti- cuar estas expectativas a la construcción de una relación terapéutica
cos, desde el punto de vista práctico, es cualquier persona que siente eficaz.J
la necesidad de realizar cambios en su forma de relacionarse consigo Hasta el momento hemos hablado del cliente como la persona
mismo y con el mundo; cambios que no puede realizar por sí mismo, que sufre un problema o dificultad y que acude en demanda de
ni recurriendo a las fuentes naturales de ayuda existentes en la comu- ayuda. Sin embargo, existen muchos casos en los que la persona que
nidad, y que requieren la ayuda de una persona especialmente prepa- solicita la psicoterapia no es la que sufre el síntomaTy"otrósen"10s~que
rada. no se acude a psicoterapia por decisión e iniciativa propia siriopor
Si nos situamos en la piel de la persona que tiene dificultades y se indicación o mandato d é ótr'ósTFstósc^
está cuestionando acudir a la consulta de un psicoterapeuta, vemos tro, désele hiñÓsTñTéñÓrés'de edad o incapacitados hasta la psicotera-
que se halla en una posición muy particular. Por un lado, tiene qué pia én contextos judiciales, pasando por las instituciones cerradas de
poder admitir que ella no puede resolver la situación por sí sola, lo salud mental. Por ello parece conveniente distinguir entre deman-
cual supone érrécónócimiéntó "dé un ciertc^racaso personal (o, por lo dante, aquel que determina que es necesaria la intervención de un-
profesional de la. psicoterapia, y'paciente identificado~(Pl), eFporta-
menos, un sentimiento de cierta incapacidad)iPero, por otro Jado ya L
"dor del sínroma ó"próbTéma'rCuando demandante y PI no coinciden,
a ingresar en un proceso, el psicoterapéutico, en él que lo que interesa -
la psicoterapiaresulta mucho--más compleja, de n^erTt^^STfiace
es incrementar el sentimiento de competencia personal. Así pues, en
casi inevitable un análisis más completo del sistema o triángulo que
el mismo momento en que él cliente pide ayuda se coloca en la" se crea entre demandante, PI y terapeuta. En muchos de éstos casos>.
posición opuesta que se quiere conseguir con la psicoterapia. Esta el demandante es un rniembro de la familia del PI por lo que el
situación, aunque puede no afectar a algunas personas que ven el modelo sistémico (véase 3.5) propondría él trabajó con el/sistema
hecho de pedir ayuda como una forma aceptable de resolver su familiar, para poder encarar directamente las posibles distorsiones e
problema, para otras puede resultar muy invalidante, hasta el punto interferencias que aparecerían en un trabajo estrictamente individual.
de no acudir a psicoterapia en un intento de preservar in extremis su Como se desprende de lo que acabamos de decir, la figura del
autoimagen. ... cliente no se tefiere únicamente a un individuo concreto sino^qüe
Otro elemento a tenet en cuenta respecto al rol del cliente es la puede incluir también a una pareja, una familia, un grupo o una
ansiedad que puede despertar el hecho de iniciar una psicoterapia.
Esta ansiedad puede relacionarse con la falta de referentes que exis- 2. Hay autores que distinguen entre psicoterapia y crecimiento personal. Aun-
que esencialmenre se traca de la misma activIdad7aT hacer estadiSínaon se'reserva el
ren en nuestra cultura sobte lo que es una psicoterapia. Por ejemplo, termino «psicoterapia» para aquellos casos en los que la demanda incluye la existen-
los esquemas (o scripts, para utilizar un término de la psicología cia de algún problema o dificultad específica. El crecimiento personal se ha propues-
cogniriva) acerca de lo que sucede en la consulta de un médico son to, principalmente, por parce de autores provenienres del modelo humanfstico-
mucho más conocidos que todos los que se referieren a lo que sucede existencial (véase 3.2). Con este término se ha intentado fomentar una visión no
en la consulta de un psicoterapeuta. Más aún, los indicadores cultu- patológica del cliente, queTiende a ser vistcTcomo un ser que posee en si mismo la
capacidad para aeTa7ronárlüs'"^"telicíairdi'clésTKesulta dífícTr&azar'üña~ír6ntera
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rales disponibles a través del cine o la literatura (o la experiencia de precisa entre pTfcotFrapíá"y"crecTm^ Con frecuencia, una demanda de
un amigo) son anecdóticos y, con frecuencia, despiertan expectativas crecimiento personal esconde dificultades adaptativas y problemas psicológicos rela-
poco realistas. tivamente graves. Otras veces, una vez terminada una psicoterapia centrada én un
Teniendo en cuenta el complejo proceso por el cual una persona problema concreto, la persona desea seguir aumentando su autoconocimiento y
realiza una demanda de crecimienro personal. En cualquier caso, la demanda de
llega a convertirse en cliente de psicoterapia, hay varios enfoques crecimiento personal entraña el peligro de mantener la relación terapéutica más allá
rerapéuticos que incorporan en su proceder un análisis de la deman- de lo necesario. Hay que recordar que el objetivo en psicoterapia nunca es perpetuar
da (Carli, 1987). Éste incluye tanto el proceso de decidirse a pedir la relación terapéutica, sino ayudar al diente a que pueda caminar sin muletas, y
ayuda como las expectativas iniciales y los procedimientos para ade- encuentre los apoyos interpcrsonales necesarios en su ambienre natural.
20 APROXIMACIONES A LA PSICOTERAPIA LA A P R O X I M A C I Ó N I N I C I A L 21
institución. No hay duda de que cada uno de estos casos supone Esta consolidación de la psicoterapia como profesión autónoma
"modificaciones lo suficientemente profundas como para ser tratadas lleva consigo el problema de la formación del psicoterapeuta. Tradi-
con más especifidad, pero, de acuerdo con el tono general de esta cionalmente, esta formación se ha venido realizando de un modo
obra, nos referiremos al cliente en un sentido genérico, aunque no más o menos esrructurado dentro de los contextos profesionales que
por ello limitado al contexto individual. habían asumido la psicoterapia entre sus funciones. En la actualidad,
sin embargo, la formación de los psicoterapeutas tiende a consolidar-
se en el marco de lapsicología cienrífica. Para poder desempeñar su
1.3. El psicoterapeuta labor, los psicoterapeutas necesitan poseer conocimientos específicos
sobre los procesos de aprendizaje, la dinámica de la personalidad, los
La pregunra sobre quiénes son los que practican la psicoterapia procedimientos y técnicas de la evaluación psicológica, la psicopato-
en la actualidad puede plantearse, al menos, de dos formas distintas. íogíá, los principios de la interacción social,-, los procesoscognitivos y
Por un lado, puede plantearse desde el punto de vista de los requisi- emocionales, el desarrollo durante el ciclo vital, etc.. Junto a estos
tos formales que sé requieren para ser socialmenre autorizado como aspectos básicos de la, fóírriación de los psicoterapeutas sobre los que
psicoterapeuta, área que abarca la formación profesional de los psico- existe un consenso razonable, «existen otros aspectos que resultan
terapeutas. Pero, por otro Jado, también puede formularse desde el específicos de cada modeló psicoterapéutico y sobre los que el con-
punto de vista de las características personales asociadas con la elec- sénsjplfó'ertán claro. Por ejemplo, desde el punto de vista psicoana lí-
ción de la profesión de psicoterapeuta, área sobre la que existe en la rico se considera imprescindible la realización de un psicoanálisis
actualidad un incipiente cuerpo de datos empíricos. personal y didáctico antes de que el futuro psicoanalista pueda ejer-
Con relación a los requisitos formales, conviene, tener presente cer Corrió tal. Én resumen, podemos decir que, aunque la tendencia
que.juinque el rol social del psicoterapeuta es muy antiguo, la profe^ en la actualidad apunta hacia la formación de psicoterapeutas en el
sión de psicoterapeuta es'müyTéoente. Hasta mediados de este siglo marco de la psicología científica, los principales argumentos en este
no se inició el procesó -dé. irístitúcionalización de la "profesión ele campo se han desarrollado en el marco de los distintos modelos
psicoterapeuta que, gracias al fuerte" incrementó dé la demanda so- psicotetapéuticos y, por esta razón, los abordaremos con mayor deta-
cial, empieza a consolidarse en nuesrros días. En este sentido, a la lle más adelante.
psicoterapia se le ha llamado Ja^uinta_rJtofesión (Henry, Sims y Con relación a las.características personales de los que practican
Spray, 1971). Con esta expresión se han querido poner de manifiesto la psicoterapia, Quy (1987) ha realizado una interesante sistematiza-
dos hechos: por un lado, que el papel de psicoterapeuta se ha ejercido ción de la investigación sobre las características personales asociadas
tradicionalmente en el marco de la medicina, la pedagogía, la asisten- con la elección de la profesión de psicoterapeuta. Los datos en los que
cia social y la religión, y por otro que, éñ Ta práctica, cada una de estas se basa esta revisión están extraídos de encuesras realizadas a psicote-
profesiones necesita recurrir actualmente a los conocimientos^y técriieas rapeutas profesionales. Este autor ha disringuido entre motivaciones
psicoterapéuticas. Gomo Órlinsky (1989) ha señalado: «Él hecho es funcionales, es decir, las que resultan beneficiosas para el ejercicio de
(jue miembros de varias profesiones sé capacitan, después de una la profesión, y motivaciones disfuncionales, que son las que pueden
preparacióñespéciáT, para practicar la psicoterapiá>r(pág-~4227."Cóñsi- minar la eficacia psicoterapéutica y reducir la satisfacción profesio-
derar a la psicoterapia corriólá~qüiñtá profesión significa, en última nal. Ambos tipos de rasgos se describen en las tablas 2 y 3.
instancia, reconocer tanto que la psicoterapia comparte jispectos_im-
portantes con las profesiones antes mencionadas, cómóque no puede
jdentificarse correctamente con ninguna de ellas (Órlinsky, 1989). En Tabla 2. Motivaciones funcionales asociadas con la elección de la profesión de
definitiva, la psicoterapia tiende en la actualidad a consolidarse como psicoterapeuta (adaptado de Guy, 1987)
una profesión autónoma. — Interés natural por la.gente y curiosidad sobre sí mismos y los demás.
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Esta característica parece asociada con el aprecio por los aspeaos creativos, — Confortable con el poder. Aquellos que disfrutan sintiéndose en una
expresivos, y artísticos de la vida. También se ha descrito como un deseo de posición de poder e influencia pueden sentirse atraídos por la profesión de
descubrir los aspectos más profundos de la vida y la experiencia humana. psicoterapeuta, dado que pueden llegar a tener gran influencia sobre las vidas
— Capacidad de escuchar. Es uno de los principales instrumentos curati- de sus clientes. Sin embargo, el psicoterapeuta eficaz debe saber evitar la
vos del psicoterapeuta. Las personas inclinadas a convertirse en psicoterapeu- trampa de sentirse omnipotente.
tas parecen tener una tendencia natural a disfrutar oyendo a los demás hablar
— Capacidad de reír. Aquellos que tienen un buen sentido del humor y
de sí mismos, aunque esta habilidad también puede mejorar con una prepara-
disfrutan riendo con otros pueden sentirse cómodos en el papel de psicotera-
ción adecuada.
peuta. Esta capacidad de reír es interesante para la práctica de la psicoterapia
— Capacidad de conversar. Los que devienen psicoterapeutas suelen tener
no sólo por la inherente cualidad tragicómica de muchas situaciones de la
buenas habilidades verbales y conversar les resulta reforzante y reconfortante.
vida, sino también porque el humor, cuando se expresa en.el momento
— Empatia y comprensión. Estas personas sohicapaces de reflejar el signi-
oportuno, tiene ciertas propiedades curativas.
ficado y la motivación de la conducta, los pensamientos y los sentimientos de
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para superar una profunda sensación de soledad y aislamiento, provocada por los demás. Aunque no existen estudios suficientes para poder hablar
circunstancias diversas (Henry et al., 1973), y ofrecen la cifra de un 60 % de de un perfil característico de las familias de origen de los que eligen
los varios miles de psicoterapeutas considerados en su estudio. La profesión de la profesión de psicoterapeuta, los datos citados por Guy (1987)
psicoterapeuta puede así ser elegida porque, debido a la unidireccionalidad de indican que la madre normalmente se describe como la figura central
la relación, permite satisfacer la necesidad de contacto e intimidad en- un de rá~caSármíéntr^
contexto estructurado y seguro. Esta motivación, no obstante, resulta perjudi- interacción" emociona Ereciaéhtémehte, sé~descr¡-
cial ramo para el ejercicio de la profesión como para la vida personal del tera-
be a la madré~icon unáTéñdéñciá a comunicar al futuró^sicóterápeü-
peuta.
ta sus propios "problemas fórzandórde este modo, en eL ruño el
— Deseo de poder. Como se mencionó antes, el deseo de tener un sentido
de poder personal puede ser una motivación funcional para el ejercicio de la proceso "de ma^JÜTáHóTT^emb^
profesión, pero cuando el psicoterapeuta no consigue una distancia apropiada Trecuéiftés"Tas"IsTtuacípnés erTTasTqué él" Fúmrópsicotetapeuta se ve
de este poder, la idealización del mismo que realiza el cliente puede producir- implicado én los problemas entre los padres. Aunque hay^iTéTñsistir
en el terapeuta una tendencia general hacia la agresividad, el dominio y la en su carácter tentativo, estos ciaros, en resumen, parecen indicaTque
explotación de los demás én sus relaciones personales. De igual modo, aque- los futuros, psicoterapeutas provienen de familias en las que la situa-
llos terapeutas que sienten una necesidad de influir, controlar o «convertir» a . .
:
ción de' reciprocidad émocioñaTha estado alterada por diversas cir-
los demás, pueden tener dificultades a la .hora de respetar él derecho y; la cunstancias, facilitando asfuna forma dé relacionarse con los demás
responsabilidad del cliente de tener su propia opinión y autonomía y pueden
'i'en''la qué «r¿s níüy sensible a'las necesidades délos otros, mientras a
convertir la relación terapéutica en una plataforma de debate, confrontación e
la vez se aprende a silenciar la 'expresión de iáTprapiá|~i|iSo^raE8^
influencia. .'•
— Necesidad de amor. Como mencionamos antes la necesidad de expre- XforJo "¿^"cscÜÓ'déf interaccióh, la, calrrerí|xlenp^ict>terl^uca" puede
sar cariño y amor puede ser funcional para el ejercicio de la psicoterapia; :sin aparecer como la elección de algo lógico, confortable y familiar
embargo, también puede ser perjudicial cuando va acompañada de un afán (Guy, 1987).
mesiánico o cuando el psicoterapeuta entiende que su amor y aceptación, por , Aunque los datos que acabamos de mencionar pueden ser muy
sí mismos, son agentes curativos. La grandiosidad de esta actitud puede ser- interesantes por lo que respecta a la cuestión de qué tipos de personas
contraria a los intereses del paciente. eligen la profesión de psicoterapeuta, no se centran directamente en
— Rebelión vicaria. Bugental (1964) ha indicado que algunos pueden los atributos y habilidades qué debe poseer el buen psicoterapeuta o
sentirse atraídos por esta profesión porque ofrece una oportunidad segura
el psicoterapeuta eficaz. Y nO conviene confundit ambas cuestiones.
para expresar sus necesidades de rebelarse y atacar a la autoridad. Esta actitud
Lo que verdaderamente interesa, tanto para facilitar la formación de
también resulta perjudicial para la práctica de la psicoterapia, porque puede
conducir a recomendar a los clientes actirudes contrarias a la tradición que psicoterapeutas como para consolidar la propia profesión, es saber
pueden, de hecho, funcionar en contra de los intereses de éstos. qué características y habilidades del terapeuta están asociadas con el
proceso y el resultado de la psicoterapia. Por esta razón, desde sus
inicios en los años cuarenta en el marco de la escuela de Rogers, la
investigación empírica en psicoterapia se ha dirigido a aislar las va-
Junto a los rasgos personales mencionados, la elección de la riables del terapeuta asociadas con un buen resultado terapéutico. De
profesión de psicotetapeuta se ha estudiado también en relación con hecho, esta escuela de investigación psicoterapéutica llegó a sostener
deteiminadas condiciones familiares. Como ya hemos indicado, mu- que la implantación eficaz de las técnicas específicas debe descansar
chos terapeutas admiten que entraron en la profesión buscando satis- en las cualidades personales del terapeuta (Truax y Carkhuff, 1967).
facer una necesidad de intimidad. En el origen de esta necesidad
Este punto de vista en la actualidad ya no resulta teptesentativo,
suele haber experiencias de marginación social, económica o religiosa
porque, entre otras cosas, el avance de la investigación (véase el
durante la infancia, de modo que muchos de estos futuros psicotera-
capítulo de «Aproximación metodológica») ha permitido «manuali-
peutas han crecido con una sensación recurrente de «ser diferentes» a
zar» los modelos terapéuticos de forma tal que el nivel de competen-
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*• La visión actual de esta cuestión es que los tres aspeaos, vínculo, Ya Rogers (1942) había propuesto un modelo general del pro-
acuerdo en los objetivos y en las tareas, no son independientes sino - ceso terapeutíccTqüé constaba dFtrés etapas básicas: (%.\st&s^insigbt
que se influyen mutuamente. Si el terapeuta concuerda con el cliente y acciónTXSrkhúff tomó este mismo modelo como punto dé partida,
acerca de los fines de la psicoterapia y con los medios de alcanzarlos, pero enfatizando el papel de la tercera fase más de lo que hizo
es mucho más probable que sienta que el terapeuta puede serle de Rogers, y sometiéndolo a investigación empírica (véase p.ej., Cark-
ayuda y le comprende. huff, 1969; Truax y Carkhuff, 1967). Según esta propuesta el clien-
Dada su enorme importancia, los estudios empíricos en psicote- te s'iguejas siguientes fases en el proceso terapéutico:
rapia han intentado investigar la relación terapéutica. Las preguntas
esenciales han girado aquí en torno a saber cuáles son las condiciones . a) exploración de la situación;
esenciales para promover una relación verdaderamente terapéutica y b) comprensíórTde la situación en relación con los objetivos; y
cuál es la importancia de la relación, terapéutica en el proceso de -,.-'c) actuación pata conseguir los objetívosT~ " - ^
cambio (véase capítulo 4). Por ahora, para resaltarla importancia de
que la relación, terapéutica sea positiva y respetuosa, mencionaremos • .Carkhuff { 1969) apunta .que la tetapia centrada en él clientes
la conclusión de una eonocida revisión de estudiosi del proceso tera- >
v
tiene su foco de aplicación én la primera fase, el psicoanálisis-eh la?:
péático en relación con los resultados de la terapia, de Orlinsky y segunda y la modificación de conducta* en la tercera. ' - '
Howard (1986), en la,que indican que. ,. 'Esta propuesta es interesante en la medida en que puede tomarse'
• como un antecedente de la problemática introducida por los intentos
los estudios hechos hasta ahora sugieren que la? cualidad positiva de integración de las psicoterapias. Pero resulta difícil pensar que un
del vínculo relaciona), ejemplificado en las coriductasjmerperso- misino terapeuta puedá pasar de un enfoque centrado en la persona
:
nales recíprocas délos participantes, está más claramente reiacio- a uno psicoanalítico, y de ahí a la terapia de conducta.
"ñadó con la mejora del paciente que cualquiera de las técnicaTde En la actualidad, existen vatios modelos secuenciales del proceso
tratamiento particulares usadas por los terapeutas. terapéutico, y a modo de ilustración expondremos él modelo de
Egan (1986), que resulta especialmente útil a la hora de trabajar con
Aunque no deja de resultar arriesgado presentar esta conclusión problemas de ajuste, de falta de habilidades o con casos en los que el
sin matizar su alcance, sirve para ilustrar el carácter esencial de la objetivo terapéutico puede operacionalizarse claramente.
relación terapéutica en la práctica! El modelo de Egan (1986) constituye uno de los manuales siste-
matizados más utilizados en los EE.UU. para formar profesionales
de la asistencia psicológica. Entre los aciertos del modelo figuran el
1.5. El proceso terapéutico recoger los datos más sobresalientes de la investigación psicoterapéu-
tica, así como las aportaciones de la teoría de la influencia social
Cuando hablamos de proceso terapéutico en sentido amplio, (Strong y Clairbon, 1982) y el esquema seguido en el estudio de las
hacemos referencia al conjunto de prócesoT^sícosociales que tienen habilidades de solución de problemas (D'Zurilla y Goldfried,
lugar desde él inicio al "fin' de la""ps:ÍC0terap1a"~LTí ^icepción del 1971). El modelo concibe la ayuda psicológica como un proceso
""procesó terapéutico*dépe"rTd'é^"érFgran m^écltdá; del modelo psicote- secuencial en tres etapas, cada una de las cuales consta a su vez de
rapéutico que se adopte. No obstante, existen algunos plantea- tres pasos. bñ"üñá~réprese^^ el modeló queda
mientos que abarcan el proceso psicoterapéutico en general, es de- recogido en la tabla 4.
cir, independientemente de un modelo, terapéutico específico. Se
trata de concepciones muy abstractas y generales de las fases del
proceso terapéutico.
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