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Organización pregenital:

Falo desempeñan un papel aquí los genitales del sexo masculino (el falo). Los genitales femeninos permanecen
ignorados. Con la fase fálica la sexualidad alcanza su apogeo y se aproxima al sepultamiento. El niño y la niña parten
de la premisa universal del pene, y aquí se divorcian los caminos de los sexos. El nene en la fase edípica, fantaseando
sobre algún quehacer sexual del pene en relación con la madre. Hasta que, con la amenaza de la castración por la
falta del pene en las nenas, abandona la etapa. En las nenas, su vivencia de la falta del pene o inferioridad clitorídea
tiene consecuencias en el desarrollo del carácter.
En las fases tempranas las pulsiones parten con reciproca independencia al logro de placer. En la fase fálica son los
comienzos de una organización que subordina las otras aspiraciones al primado de los genitales, significando el
principio del ordenamiento de la aspiración general de placer dentro de la función sexual.

21° conferencia. Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales


2) Síntoma neurótico como satisfacción sexual sustitutiva.
Las neurosis histéricas puede hacer sus síntomas en todos los sistemas de órganos y, por esa vía, perturbar todas sus
funciones. El análisis muestra que en ello encuentran exterización todas las mociones llamadas perversas que quieren
sustituir los genitales por otros órganos. Estos se comportan como genitales sustitutivos; en los órganos del cuerpo, se
reconoce además de papel funcional, una significación sexual. Sensaciones e inervaciones que se encuentran como
síntomas en los órganos, son cumplimientos de mociones pulsionales sexuales perversas, con relación a las cuales
otros órganos han atraído sobre si el significado de las partes genitales.
Entre los cuadros sintomáticos en que aparece la neurosis obsesiva, los más importantes se revelan como nacidos de
la presión de unas mociones sexuales sádicas hiperintensas, perversas en su meta; según cuadra a la estructura de
una neurosis obsesiva, los síntomas sirven para defenderse contra esos deseos que expresan la lucha entre la
satisfacción y la defensa. Pero tampoco la satisfacción se queda corta; sabe imponerse en la conducta de los enfermos
mediante unos rodeos y, se vuelven contra la persona propia, se trueca en auto mortificación.
Es cierto que el estorbo de una satisfacción normal o su privación en la vida real hace salir a luz inclinaciones perversas
en personas que nunca las habían exhibido, es preciso suponer en estas algo que contrarrestaba esas perversiones;
tiene que haber preexistido en ellas de forma latente.
3) Infantilismo en la vida sexual.
Todas las inclinaciones perversas arraigan en la infancia; los niños tiene toda la disposición a ellas y la ponen en
práctica en una medida que corresponde a su inmadurez. La sexualidad perversa no es otra cosa que la sexualidad
infantil aumentada y descompuesta en sus mociones singulares.

Al igual que el hambre, la libido está destinada a nombrar la fuerza en la cual se exterioriza la pulsión; en este caso es
la pulsión sexual. Las primeras mociones de la sexualidad aparecen en el lactante apuntaladas en otras funciones
importantes de la vida. El lactante quiere repetir la acción de alimento, pero no está bajo el impulso de hambre.
Chupetea, en esta nueva acción también se adormece con expresión beatifica, y nos muestra que le ha dado
satisfacción. Así el lactante ejecuta acción cuyo propósito es la ganancia de placer. Vivencia ese placer a raíz de la
recepción de alimento, pero después aprende a separarlo de esa condición. A zona de la boca y de los labios podemos
referir esa ganancia de placer; son llamadas zonas erógenas a esas partes del cuerpo y designamos sexual al placer
alcanzado mediante el chupeteo.
Con el chupeteo satisface dos grandes necesidades vitales. Este acto conserva grande importancia psíquica durante
toda la existencia. Es resignado por el lactante (el mamar del pecho materno) en la actividad de chupeteo, y sustituirlo
por una parte del cuerpo propio. El niño se chupa el pulgar, chupa su propia lengua. Por esa vía se independiza del
mundo exterior en cuanto a la ganancia de placer, además le suma excitación de una segunda zona erógena.
El lactante tiene sensaciones placenteras cuando vacía su vejiga y sus intestinos, y después organiza esas acciones
de tal manera que le procuren la máxima ganancia de placer posible mediante las correspondientes excitaciones de
las zonas erógenas de la mucosas. El mundo exterior se le enfrenta por primera vez como un poder inhibidor, hostil a
sus aspiraciones de placer; y así vislumbra las luchas externas e internas que librara después. Debe intercambiar placer
por dignidad social. La usa como un primer regalo para distinguir a personas a quienes aprecia particularmente.
La vida sexual del niño se agota en la práctica de una serie de pulsiones parciales que, independientemente unas de
otras, buscan ganar placer en parte del cuerpo propio, en parte ya en el objeto exterior.
La investigación sexual infantil empieza muy temprano, a menudo antes del tercer año de vida. No arranca de la
diferencia de sexos, que nada significa para el niño, pues atribuye a ambos idénticos genitales, los masculinos. Si
después el varón descubre la vagina, primero intenta desmentir el testimonio, no puede existir alguien que no posea
esa parte que el tanto aprecia. Así cae bajo el complejo de castración. La niña a causa de la falta de pene se siente
perjudicada; envidia al varón tal pertenencia y por ese motivo, luego desarrolla el deseo de ser hombre, que se retomara
más tarde en la neurosis sobrevenida a causa de un fracaso de su función en la función femenina. En la infancia el
clítoris de la niña desempeña el papel del pene.
El interés sexual del niño se dirige primero, a saber de dónde vienen los bebes.
1) Sexualidad normal, perversa e infantil.
a) Sexualidad normal: Posee rasgos perversos, el besar que consiste en la unión de dos zonas bucales erógenas en
lugar de los genitales. La meta de la sexualidad “normal” es la reproducción.
b) Sexualidad perversa: No consiste en la trasgresión de la meta sexual, ni en la sustitución de los genitales, ni en la
variación de objeto, sino en que algunas desviaciones se consumaron, dejando de lado el acto sexual al servicio de la
reproducción. La sexualidad perversa es centrada, todas las acciones hacia una meta y una pulsión parcial tiene
primacía: o es la única que podemos notar o ha sometido a las otras a su propósito.
La diferencia entre la sexualidad normal y la perversa es la diversidad de las pulsiones parciales dominantes y, las
metas sexuales.
c) Sexualidad infantil: Las pulsiones parciales tiene iguales derechos y cada una persigue por cuenta propia el logro
del..placer.
Infantilismo de la vida sexual: Hay una semejanza entre la sexualidad perversa y la infantil, numerosas pulsiones
parciales han impuesto sus metas con independencia unas de otras.
26° conferencia. La teoría de la libido y el narcisismo
Msmdmmd

23° conferencia. Los caminos de la formación de síntoma


Según los legos, los síntomas constituyen la esencia de la enfermedad. Pero al médico le importa distinguir entre los
síntomas y la enfermedad. Tras eliminarlos queda la capacidad de formar nuevos síntomas. Su principal perjurio
configure en el gasto anímico que ellos mismos cuestan y en el que se necesita para combatirlos. Si la formación de
síntomas es extensa, estos dos costos (gasto anímico + el costo de combatirlo doble gasto) como consecuencia un
empobrecimiento y/o parálisis del sujeto.
Los síntomas neuróticos son el resultado de un conflicto entorno de una nueva modalidad pulsional. Una de las dos
partes envueltas en el conflicto es la libido insatisfecho rechazada por la realidad y ahora tiene que buscar otros caminos
para su satisfacción. Si se sabe que la línea está dispuesta aceptar otro objeto en lugar de denegado aquello se vería
precisado de emprender El camino de la regresión y aspirar a satisfacerse dentro de una de las organizaciones ya
superadas o por medio de los objetos que resignó antes. El camino de la perversión se separa de la de neurosis. Si
estad regreses no despiertan la contracción del yo, tampoco sobrevendrá la neurosis, y la libido alcanzará una
satisfacción real, aunque no normal. La libido transfiere ahora su energía en calidad de investidura pertenecen al
sistema del icc y están sometidas a la condensación y el desplazamiento, se establece la formación del sueño. El
sueño genuino es el cumplimiento de una fantasía icc de deseo, entra en una transacción con un fragmento de actividad
(pre)cc; esta ejerce la censura, permite, la formación de un sueño manifiesto en calidad de compromiso. Así, el síntoma
se engendra como un retoño del cumplimiento del deseo libidinoso icc, desfigurado de manera múltiple; provista de
dos significados que se contradicen por completo entre sí.
Las fijaciones se hallan en las vivencias de la sexualidad infantil. Hacia ellos revierte la libido. En el periodo infantil se
a) manifestaron las orientaciones pulsionales que traía consigo en su disposición innata; b) de vivencias accidentales,
se le despertaron otras pulsiones, vivencias que dejaron como secuela fijaciones en la libido. La disposición heredada
y la predisposición adquirida en la primera infancia.
La causación de la neurosis: La constitución sexual
hereditaria nos brinda diversidad de disposiciones, posee una
fuerza peculiar. Forma con las vivencias infantiles otra “serie
complementaria”, semejante entre disposición y vivencia
accidental adulto. La libido vuelve regresivamente a las
fijaciones después que fue expulsada de sus posiciones más
tardías. La neurosis infantil se contrae como consecuencia directa de la vivencia traumática. La mayoría de los casos
se presentan en la forma de una histeria de angustia. En periodos mar tardíos estalla una neurosis. Una neurosis sin
estallar día toda la vida. El resguardo de los niños es imponente frente al factor constitucional y trae aparejados dos
nuevos peligros: a) represión ardía desmedida la cual resultará que 2) lo lance frente a los requerimientos sexuales de
la pubertad.
Los síntomas

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