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El Índice de Mitos Heroicos (IMH) ha sido diseñado para ayudar a las personas a que se comprendan
mejor a sí mismas y su relación con los demás, a identificarse con los diferentes arquetipos activos de su
vida. Cada persona recibe un valor numérico que indica su nivel de identificación con los arquetipos
descriptos.
Los doce arquetipos son valiosos y cada uno tiene una importante contribución que hacer en nuestras
vidas. Ninguno es mejor o peor; por consiguiente, no hay respuestas correctas e incorrectas.
INSTRUCCIONES
Marcar con una (X) cada una de las 72 oraciones que componen el índice, según el grado en el cual
describan su propia personalidad, tomando como referencia la siguiente escala Likert:
Hacerlo tan rápido como sea posible; la primera reacción es frecuentemente el mejor indicador. Se
solicita no omitir ninguno de las oraciones, pues ello invalidaría los resultados; Si no se está seguro(a),
hacer la mejor determinación posible y proseguir.
EL GUERRERO: Cuando actúa estrictamente en términos del propio interés, está ayudando a desarrollar
la fuerza del Ego; cuando nos impulsa a actuar moralmente o ayudar a otros, colabora con el desarrollo
del Superyó. En los niveles inferiores, el Superyó se define por los valores prevalentes en nuestros
padres y nuestra comunidad, y sus nociones de qué puede ser bueno para los semejantes. Sus ideales y
opiniones conforman un Ego (Yo) ideal, que puede resultar opresivo, porque tendemos a negar o
reprimir aquellos elementos de nuestra propia naturaleza que no son compatibles con él. A medida que
interiorizamos estas actitudes, el Superyó puede llegar a castigarnos si las violamos. En un nivel
superior, el Superyó refleja nuestros propios valores y, en esencia, es muy semejante a la conciencia.
EL BIENHECHOR: Está asociado con los aspectos más amables del Superyó y nos ayuda a desarrollar un
sentido moral y la preocupación por los demás. El Superyó nos impulsa a sacrificar nuestro propio bien
por los demás para que el grupo pueda sobrevivir. A medida que maduramos, aprendemos también a
reequilibrar nuestro propio bien con el de los demás, de modo que hay cada vez menos conflicto entre
el Yo y el Superyó. Siente compasión por el planeta y está dispuesto a sacrificarse para remediar el daño
que le estamos infligiendo. Su habilidad para sacrificar el bien menor al bien mayor, y su capacidad para
consolar y educar a otros, son esenciales para desarrollar un psiquismo que tiene espacio suficiente para
el Yo y el espíritu.
EL BUSCADOR: Persigue la iluminación y la transformación, pero al principio está muy controlado por el
racionalismo del Yo. Aunque el Buscador supone que la “iluminación” se refiere a ser “mejores”, con
mayores “logros”, más “perfectos”, su misión tiene que ver con trascender la mera condición humana.
La travesía del Buscador requiere coraje para romper cualquier dependencia y dar un salto a lo
desconocido. El Buscador que hay en nosotros nos desafía a explorar lo que más tememos, de modo
que, al hacer frente a lo desconocido, nos transformamos a nosotros mismos.
EL AMANTE: El arquetipo del amante interior se encuentra en la energía erótica de la fuerza vital,
simbolizada por la unión del dios y la diosa interiores. Jung enseñaba que al mundo del espíritu se
accede por medio del elemento contrasexual dentro de la psiquis: para los hombres es el “ánima” y para
las mujeres el “ánimus”. Hay diversas maneras de reconocer este elemento psíquico: el ánima o ánimus
a menudo figura de manera preponderante en nuestros sueños; si nos volcamos a una forma de
expresión artística, muy pronto se manifiesta también en nuestro arte; y nos sentimos atraídos hacia
hombres y mujeres reales que presentan las peculiaridades de nuestra ánima o ánimus interno.
EL CREADOR: Este arquetipo ayuda a germinar la semilla de nuestra verdadera identidad en lo profundo
de nuestro interior. Es parte de lo que llamamos “imaginación” y provee un punto focal para nuestros
esfuerzos imaginativos. Sin imaginación no podemos crear una vida, pero sin un genuino sentido del Sí
Mismo, nuestra imaginación está desenfocada. Genera muchos proyectos e ideas, pero desperdigados e
insatisfactorios.
EL MAGO: Actúa como un agente regenerativo dentro de la mente, para uno mismo y para los demás. Es
un alquimista interno, capaz de transmutar bajas emociones y pensamientos en otros más
desarrollados, para ayudarnos a aprender nuevos patrones de conducta y transformar comportamientos
primitivos en otros más sofisticados y adecuados. Puede curar enfermedades (y también producirlas).
Nos conecta con el poder de lo divino para salvar, redimir o perdonar. También permite que estas
habilidades crezcan en nosotros a medida que aprendemos a perdonarnos a nosotros mismos y a los
demás; y al hacerlo, a fondo y sin reservas, transformar situaciones negativas en posibilidades de mayor
crecimiento e intimidad.
EL SABIO: Es esa parte de nosotros que observa, tanto cuando meditamos como durante nuestra vida
cotidiana. Puede observar nuestros sentimientos e ideas y dejarlos correr sin aferrarse a ellos. Nos
permite considerar nuestros patrones patológicos y ver el modo en que han estado proyectando en el
mundo nuestros argumentos y percepciones. Presta atención a dichos patrones y es capaz de
experimentar una verdad mayor que los trasciende.
EL BUFÓN: Representa la multiplicidad de la consciencia. Como los bufones de la corte, que se burlan
del Rey o la Reina, el Bufón está minando continuamente nuestro sentido del Sí Mismo unificado. Nos
enseña que siempre estamos expresando nuestros diversos Sí Mismo en el mundo, no un Sí Mismo
único. Es el arquetipo que contribuye a educarnos, transformarnos e integrar el Ello con otros aspectos
de la consciencia y es, en consecuencia, el receptáculo de la energía psíquica. Al Bufón no le interesa
contribuir al desarrollo individual, la paz interior, la sabiduría o la productividad. Su función es expresar
todas las formas que asumimos en el mundo porque así nos sentimos bien. Es quien permite que nos
expresemos en el mundo, no tanto para transformarlo, como simplemente para manifestar quiénes
somos.
INDICE DE MITOS HEROICOS - IMH -
ME DESCRIBE
5 Me siento seguro/a.
12 Me siento atractivo/a.
16 Estoy de acuerdo con la frase: “Es mejor haber amado y perdido que no haber amado nunca”.
24 Me resulta más fácil hacer cosas por los demás que por mí mismo/a.
30 Me siento abandonado/a.
31 Tengo momentos de grandes logros, en los que siento que los he conseguido sin esfuerzo.
46 Soy hábil para asignar tareas según las habilidades de cada persona.
51 Me siento intranquilo/a.
56 Soy tranquilo/a.
60 No me cuesta inspirarme.
63 Doy por cierto que las personas que conozco y con las que me relaciono son dignas de confianza.
Debajo del nombre de cada arquetipo hay seis espacios en blanco con los números que corresponden a
las preguntas del cuestionario IMH. Anotar las respuestas (del 1 al 5) en las columnas debajo. Por
ejemplo, si la respuesta a la pregunta 17 fue 5 (“casi siempre”) escribir 5 en el espacio en blanco junto al
17, el tercer número en la columna debajo de “Amante”. Cuando se hayan completado todos los
espacios en blanco, se suman las columnas. El resultado total para cada arquetipo debe estar entre 6 y
30.
TOTAL
TOTAL