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ley 43 de 1990.

Reglamentaria de la profesión de Contador Público.

Ésta ley está subdividida por cinco capítulos, de los cuales me gustaría hacer énfasis sobre
los siguientes:

Cap. 2. Del ejercicio de la profesión: Encontramos que al momento de desempeñar el


oficio como contador público este debe someterse y actuar en post del puntual
cumplimiento del código de ética profesional, en cuanto a los registros e información
contable estos aspectos debe estar regulados bajo las normas y principios de contabilidad
generalmente aceptados; la integridad juega un papel fundamental en lo que sería la
ejecución del ejercicio de la profesión ya que diariamente el contador se topa con una serie
de “ofrecimientos” que lo ponen en una situación de estado vs contribuyente, está en el
ético actuar de la persona como intermedia esa relación tratando de respetar el
ordenamiento jurídico. Algo que es de notar además es la innovación que se ha tenido en la
técnica antes denominada como la teneduría de libros, ya que con el pasa del tiempo el
contador se ha dado cuenta de su real valor en lo que a la toma de decisiones
financieramente hablando se refiere, ahora los contadores debemos estar más orientados y
ser más conocedores de los negocios, que nos permitan evaluar y por qué no montar los
propios negocios

Cap. 3. De la vigilancia y dirección de la profesión: La Junta Central de Contadores


junto con el Consejo Técnico de la Contaduría Pública son sin duda los organismos
reguladores pero que cada uno de estos tiene funciones distintas, la JCC es la que ejerce la
inspección y vigilancia, para garantizar que la Contaduría Pública sólo sea ejercida por una
persona que esté debidamente inscrita, es quien otorga la tarjeta de profesional y los
debidos certificados. Por otro lado, el CTCP se encarga de la orientación técnica y
científica de la profesión. Es muy importante que la profesión este regulada y sea
constantemente vigilada, en mi opinión se debería endurecer las penas para quienes
infrinjan las normas establecidas por la JCC y el código de ética, debido a que queda una
sensación de inconformidad en aquellos que buscando el beneficio propio actuaron en
contra de la ética, que afectaron a la sociedad y a la imagen de la profesión contable y aun
así algunos profesionales solo tienen sanciones tales como suspensión o amonestación
durante un periodo establecido, lo cual indica que volverán a ejercer. Por más mínima que
haya sido la “falta” es un castigo injusto.

Cap. 4. Código de ética profesional: Claramente se sabe que es el que busca regular las
actividades que se realizan en el marco de una profesión. Si no se cumple dicho código
muy probablemente se sancione o se efectuara el debido proceso. Un claro ejemplo de
incurrir en el camino equivocado es cuando nos dejamos llevar por el aquel cliente que nos
presenta la situación tan compleja que sin duda beneficiaria a ambos pero que por obvias
razones sabemos que es algo indebido, esa indecisión que pone en juego muchas cosas, en
lo que sería actuar en post de la ley, lo “políticamente correcto” o lo que de una u otra
forma es mejor para ambos monetariamente hablando. Casos muchos.

-Título quinto. El secreto profesional o confidencialidad: Estamos viviendo una


época en la que los derechos de imagen y a la propia intimidad están viéndose cada vez más
violentados debido, fundamentalmente, al apogeo de las redes sociales. Existe tal necesidad
de transmitir a todo el mundo lo que estamos haciendo, dónde estamos hoy, con quién
hemos comido, etc. El Contador público por la naturaleza de su oficio está obligado a
guardar secreto profesional, esto es que no puede revelar aspectos que conozca de sus
clientes mientras desempeña sus labores como contador.

Mi sugerencia es que exista una ley o que en la misma ley 43 se prohíba definitivamente
que exista petición que los abogados puedan dar también fe pública sobre aspectos que les
competen a los contadores públicos.

MÓNICA PAOLA DE HOYOS ÁLVAREZ

CONTADURÍA PÚBLICA

III SEMESTRE

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