La inclusión social está relacionada con la integración, la cohesión, la justicia
social y consiste en materializar la posibilidad de participación igualitaria de todas las personas de una sociedad en todas las dimensiones sociales (económica, legal, política, cultural, etc.).
Mientras que la exclusión se define como un estado o una situación, la idea
de inclusión agrupa a las políticas o intervenciones dirigidas a revertirla; se trata de una respuesta política proactiva y participativa que va más allá de la protección pasiva de los derechos de las personas, que pretende asegurar que todas las personas tengan las oportunidades y los recursos necesarios para participar plenamente en la vida económica, social y política, y para disfrutar de unas condiciones de vida digna.
Es un método innovador de medir cuán efectivamente los países están
sirviendo a todos sus ciudadanos sin importar su raza, nivel de ingresos o credo. Yendo más allá de las variables económicas tradicionales como el producto interno bruto, el índice mide 21 diferentes factores que incluyen derechos civiles, derechos de las mujeres y las políticas enfocadas a la comunidad LGBT, y clasifica 17 países según los resultados.
Uruguay es el ganador en el índice por tercer año consecutivo, mientras que
los países del Triángulo Norte de Centroamérica permanecen en el extremo inferior del ranking. En AQ esperamos que el índice sirva una vez más como un foro de debate y, en definitiva, de políticas que traigan soluciones para hacer que nuestro hemisferio sea un lugar mejor y más incluyente
La inclusión social significa integrar a la vida comunitaria a todos los miembros
de la sociedad, independientemente de su origen, condición social o actividad. En definitiva, acercarlo a una vida más digna, donde pueda tener los servicios básicos para un desarrollo personal y familiar adecuado y sostenible”, dice.
Bajo esta premisa resalta la importancia de distinguir la inclusión social del
asistencialismo. “Ciertamente, son necesarios algunos programas de reducción de pobreza o de asistencia directa, pero estos solo paliarán problemas, y deben ser temporales y rápidos, ya que tienen el riesgo, si se eternizan, de institucionalizar la mendicidad, atrofiando las capacidades de emprender de los ciudadanos… La educación social es una disciplina pedagógica que promueve la incorporación del educando a la diversidad de las redes sociales para el desarrollo de la sociabilidad y la circulación social, y la promoción cultural y social del mismo a través de la adquisición de bienes culturales, que le permitan ampliar sus perspectivas educativas, laborales, de ocio y de participación social.
La educación social ha sido considerada tradicionalmente bien desde la
perspectiva de los ámbitos específicos de trabajo del educado social (educación de adultos, educación no formal, etc.) o a partir de los fines que se persiguen con la acción socioeducativa. Por su parte, el Consejo Estatal de Colegios de Educadores y Educadoras Sociales (ASEDES) define la educación social tanto como profesión de carácter pedagógico como el derecho del ciudadano sujeto del proceso educativo, a ser integrado a las redes sociales (entendiéndose como tal al desarrollo de la sociabilidad y la circulación social) y poder acceder a bienes culturales que le permitan ampliar sus perspectivas educativas. El profesor Antonio Petrus cita como características distintivas de la Educación Social el ámbito social y su carácter pedagógico en tanto que José María Quintana resume en tres las principales maneras de entender la educación social: como forma primordial de la educación al atender a su esencia de perfecta socialización del individuo, como un aspecto importante de la educación general, y como forma pedagógica del trabajo social en casos de marginación