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TEMA:

Privación de la libertad en personas inocentes que habitan en Colombia

PLANTEAMIENTO:

Nadie niega la importancia de combatir la criminalidad ni de sancionar a quienes


cometen delitos. Pero hay que entender que no todas las personas capturadas
por la Policía son culpables, que cuando la Fiscalía dice que una persona
cometió un delito no necesariamente lo hizo, y que no todas las personas han
sido encarceladas justamente.

Existe el caso de ser acusado y luego condenado por un falso testimonio. En


Colombia, este es el caso de más de tres mil procesados que han sido
condenados por testimonios armados especialmente para hundirlos, a cambio
de toda clase de prebendas para los que mienten.

Es aterrador saber que estos falsos testigos son criminales, muchos de ellos
pertenecientes a grupos de paramilitares desmovilizados, que han obtenido
reducción de sus sentencias, cambios a mejores cárceles, permisos y privilegios
de toda clase y, en algunos casos, hasta excarcelación y dinero por sus falsos
testimonios.

Hoy en Colombia, dar falso testimonio es una industria boyante. Hoy todos
sabemos de la existencia del cartel de los falsos testigos, con toda clase de
ramificaciones, una organización clandestina, bien establecida; un secreto a
voces, que da ganancias sustanciales a los mentirosos profesionales, algunos
de los cuales participan, sin el menor recato, en múltiples juicios.

Estas personas no sólo pierden su libertad injustamente, sino su dignidad y buen


nombre, además de estar en igualdad de condiciones de los culpables, detrás
de unos barrotes injustos, los sentimientos que los atraviesan son parecidos:
viven en un infierno en el que los días pasan en cámara lenta y al que no le ven
salida; se desesperan al pensar que nadie les va a creer, que van a "peinar
canas" tras las rejas; sufren al imaginar que nunca van a volver a dormir en sus
casas, con sus seres queridos, y no pueden dejar de preguntarse: ¿por qué a
ellos?

Al realizar la investigación y encontrar el verdadero culpable, corroborando la


inocencia de aquella persona que está pagando el delito de otro, se deja en
libertad y se le reconoce una disculpa mediante un pago generoso por la
violación al derecho a la libertad sin justa causa.

La pregunta es ¿Es suficiente el dinero como recompensa a la privación de la


libertad injusta, para remediar los daños causados?

DELIMITACIÓN DEL TEMA:

Sentencia C-342/17

Como tesis central señaló que “El artículo 450 del CPP permite la restricción
injusta y discriminatoria de la libertad del declarado culpable, en el escenario de
ausencia de condena cierta e individualizada y sin sentencia existente ni
ejecutoriada, así deja sin contenido material y real tanto la presunción de
inocencia, como el debido proceso por la elusión material que conlleva ejecutar
a prevención una sentencia que no ha sido ejecutoriada, véase ni siquiera
adoptada, desde la perspectiva de impugnar el fallo condenatorio, así como de
la revisión por parte del superior. Se hacen entonces nugatorias las garantías
constitucionales invocadas en tanto la persona es privada de su libertad sin
existencia de una sentencia y sin que la misma haya hecho tránsito a cosa
juzgada”

Precisa el accionante, que los enunciados demandados son violatorios de la


presunción de inocencia, en tanto que la medida restrictiva de la libertad del
artículo 450 de C.P.P. implica que la condena se comience a cumplir antes de
tener sentencia condenatoria ejecutoriada, siendo que en el sistema colombiano
no procede lo que él llama “el cumplimiento preventivo de una pena”.

Sentencia T-276/16

En consecuencia, solicita: (i) se ordene de forma definitiva que las estaciones de


policía de Bucaramanga no deben recibir personas privadas de la libertad con
medidas de Detención Preventiva o Condenados por delitos, en atención a que
no son lugares adecuados para su reclusión; (ii) ordenar al Municipio de
Bucaramanga y al INPEC que se proceda a efectuar el traslado inmediato de las
personas privadas de la libertad a los sitios de reclusión que garanticen sus
derechos humanos; (iii) ordenar al municipio de Bucaramanga suscribir los
acuerdos o actos administrativos a que haya lugar para la creación, supresión,
dirección y organización de los centros de arraigo transitorios, como la Estación
de Policía Norte, en los mismos términos previstos en el artículo 17 de la Ley 65
de 1993; (iv) ordenar a la Gobernación de Santander que con base en la Ley
1709 de 2014, dentro de su presupuesto para el 2015 provea las partidas
presupuestales necesarias para los Establecimientos de Reclusión a su cargo y,
(v) ordenar al INPEC, al igual que CAPRECOM EPS procedan dentro de sus
competencias a elaborar un esquema de atención inmediata a los reclusos que
se encuentran en la Estación de Policía Norte de Bucaramanga.

 Estos son algunos casos relevantes que ha resuelto y en los que trabaja
la Fundación Defensa de Inocentes:

1. No tener en cuenta que durante la captura Alfonso Gutiérrez Malaver fue


torturado por la Policía, no darles valor a las pruebas de la defensa y señalar al
acusado de guerrillero por provenir de un pueblo acosado por las Farc. Estos
fueron algunos de los errores en los que incurrió la Justicia y que llevaron a un
inocente a la cárcel por 11 años.

2. El caso de una joven acusada de terrorismo, rebelión, secuestro, toma de


rehenes y concierto para delinquir. Todo porque a sus 13 años, mientras bailaba
en un grupo de danzas, fue fotografiada por la guerrilla en la carretera entre Villa
Rica y Toribío, Cauca, en 2002, durante una acción de empoderamiento. Diez
años después, la Fiscalía utilizó las fotos como prueba para señalarla como
comandante de un frente y enviarla a prisión.

3. El caso del exalcalde de Villavicencio, Franklin Germán Chaparro, condenado


a 39 años de prisión por la muerte de su antecesor, Omar López Robayo en
febrero de 2004. Según Sigifredo López, se presentó el recurso de casación a la
Corte Suprema, ya que la única prueba que existe en su contra es el relato de
un testigo, que ha declarado como falso testigo en 16 procesos más. Además,
según López, este testigo confesó frente a las cámaras de un noticiero que un
fiscal le había pagado 5 millones de pesos para que incriminara al exalcalde
Chaparro.

4. El caso de Fabio Masuela, a quien lo acusan de participar en el secuestro de


los diputados del Valle. López afirma que la empresa para la que este hombre
trabajaba certificó que el día del secuestro Masuela se encontraba en su lugar
de trabajo.

PROBLEMA:

El Estado Colombiano en los últimos años ha venido sufriendo múltiples


condenas por la privación injusta de la libertad, de la que han sido víctimas miles
de ciudadanos que luego de pasar varios años en la cárcel son absueltos,
conllevando esto a que se presenten una serie de demandas de reparación
directa contra el Estado para que sean reparados patrimonialmente por este
error, afectando de manera notoria e impactante ocasionando un perjuicio fiscal,
pues las demandas por esta causal son las más costosas contra el Estado,
según la Agencia Nacional de Defensa Judicial estas demandas a 2013
acumulan aproximadamente 20 billones de pesos en pretensiones. De acuerdo
con el preámbulo anterior, se plantea y se responde el siguiente interrogante:
¿Hasta dónde llega la carga de un ciudadano por la privación injusta de la
libertad, y cómo debe ser esta reparada administrativamente por el Estado en
Colombia?
No todas las personas que han sido privadas de la libertad han debido estar en
la cárcel. En el 2013, por ejemplo, la Agencia Jurídica de Defensa del Estado
dijo que promovía la conciliación en 13.385 pleitos por privación injusta de la
libertad; las pretensiones ascendían a $21.055.833.145.972, algo así como un
poco más de tres veces el monto de la venta de Isagén. Tantas demandas en
contra del Estado deberían llamar la atención sobre el uso injusto de la privación
de libertad en el país.

Adicionalmente, no todas las personas acusadas por la Fiscalía han sido


condenadas. Por ejemplo, la Fiscalía reportó en el 2015 como actividad procesal
de la Dirección Nacional de Seccionales y Seguridad Ciudadana, que hubo
54.112 sentencias condenatorias y 9.384 sentencias absolutorias. Y el Consejo
Superior de la Judicatura dijo, en el 2016, que fueron absueltas el 50 % de las
personas cuyos casos llegaron a juicio oral.

Si todas las personas capturadas o acusadas de cometer delitos fueran


responsables, no habría absoluciones ni condenas al Estado por privaciones
injustas de la libertad. Por eso, hay que entender que las personas son inocentes
hasta que un juez decida lo contrario, y que, en muchos casos, las personas han
estado injustificadamente en la cárcel.

Pero, además, hay que comprender que, aunque alguien haya sido condenado
y esté en una cárcel, no puede vivir en cualquier condición en ella. El país está
en deuda desde hace muchos años con los reclusos y las reclusas. No solo
porque los datos del Inpec muestran que varias cárceles tienen un índice de
hacinamiento superior al 200 % (en Cali, Santa Marta, Valledupar, Itagüi y
Apartadó), sino porque los derechos a la salud, a la alimentación, y a la integridad
personal de los reclusos son diariamente vulnerados.

La lucha contra la criminalidad no puede llevar a que dejemos de respetar y


garantizar los valores esenciales del Estado de derecho. Y dos ideas son
centrales para ello: la presunción de inocencia y la garantía de los derechos de
las personas privadas de la libertad. Todos los ciudadanos y ciudadanas
deberíamos defender estas ideas en una democracia.

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