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La responsabilidad

penal de las personas


jurídicas: derecho
penal de la empresa

Derecho Penal III


(Derecho Penal
Económico)

1
El Derecho Penal Económico.
Responsabilidad penal de las personas
jurídicas
Responsabilidad penal de las personas jurídicas
En el ámbito de las fuentes de producción y servicio, el desarrollo tecnológico y
económico ha incidido en el desplazamiento total de la figura tradicional del
empresario individual por el de las grandes corporaciones.

El fenómeno de la globalización ha intensificado de modo inaudito la gravitación


de las grandes corporaciones internacionales en la economía internacional,
quienes por otra parte son las que se encuentran en mejores condiciones para
vulnerar el nuevo orden intervencionista del Estado en la economía,
desarrollado desde la crisis mundial del año 1929.

Figura 1: Globalización

Fuente: González, 2019, https://bit.ly/2TZf1WO

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Las 4 empresas, acusadas de soborno; han tenido que pagar
multas millonarias
Ligan con corrupción a las firmas que compiten por construir
la refinería en Dos Bocas, Tabasco
420 mdd de multa pagó en 2009 la empresa KBR, una de las
que compiten por construir la refinería en Dos Bocas.CIUDAD
DE MÉXICO.
Las cuatro empresas extranjeras que el gobierno federal
invitó a participar en la licitación de la construcción de la
refinería de Dos Bocas, Tabasco, han sido señaladas por
diversos actos de corrupción; en algunos casos tuvieron que
pagar multas millonarias.
Se trata de las empresas Bechtel de EU, la cual irá en
consorcio con Techint, conformada con capitales de Italia y
Argentina; WorleyParsons, de Australia, que va en conjunto con
Jacobs, así como Technip, de Francia, y KBR, estadunidense.
Información del Departamento de Justicia de EU menciona
que la empresa Technip, acordó pagar 338 mdd por diversos
actos de corrupción y sobornos.
En junio de 2010, se hizo acreedora de una multa por su
participación en un plan para sobornar al gobierno nigeriano y
obtener contratos para construir una planta de gas natural
licuado, con un valor de más de seis mil millones de dólares.
También se menciona que ese año Technip llegó a un
acuerdo por una demanda civil que le imputaba la violación de
las disposiciones contra sobornos, libros, registros y controles
internos de la FCPA, por la que pagó 98 millones en devolución.
Otro documento de 2014 revela que Asem Elgawhary,
exvicepresidente de Bechtel Corporation, se declaró culpable de
sobornos por 5.2 mdd para obtener contratos de energía en
Egipto.
Techint ha sido señalada de pagar sobornos en Argentina y
Petrobras, en Brasil.

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Otra empresa acusada es Kellogg Brown & Root (KBR) de
prácticas corruptas en Nigeria, por lo cual el gobierno del vecino
país le impuso una multa de 420 millones de dólares en febrero
de 2009.

CERTIFICARÁ A EMPRESAS
Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, dijo
que se creará un distintivo de integridad para que las empresas
mexicanas puedan ser contratadas por el gobierno.
“Trabajamos en el distintivo de integridad para las empresas
mexicanas, que se reflejará en el padrón de empresas
certificadas en probidad y que nos va a ayudar a combatir la
corrupción en las contrataciones públicas”, detalló. (González,
2019, https://bit.ly/2TZf1WO).

Así, “la empresa como núcleo esencial del ámbito comercial nacional e
internacional, parte en la mayoría de los casos de una estructura societaria que
–a mayor capacidad económica y financiera, produce mayor grado de
anonimato” (Cesano y Balcarce, 2003, p. 385).

En la actualidad, el tema de la responsabilidad penal de las


personas jurídicas se encuentra relacionado fundamentalmente
con los delitos económicos, porque las acciones punibles que se
cometen con la participación de una persona jurídica tienen
correspondencia, comúnmente, con el orden económico. (Bajo
Fernández y Bacigalupo, 2001, como se cita en Cesano y Balcarce,
2003, p. 386).

En igual sentido, los delitos ambientales por ellas producidos normalmente se


ejecutan con la finalidad de abaratar costos de producción, lo que
indudablemente tiene connotación económica.

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En este punto, un dilema esencial se nos presenta:

Societas delinquere potest o societas delinquere non potest.

¿Pueden ser las empresas penalmente responsables por los ilícitos cometidos?
La dilucidación de este dilema ocupará el desarrollo de toda esta unidad.

Derecho penal de la empresa

Noción de derecho penal de la empresa. Clasificación. Estrategias


De una manera u otra, es evidente que la configuración tradicional del derecho
penal abarca solo una parte de la conducta ilícita y el resto, actuado por los
sectores más aventajados, no está comprendida de hecho o derecho en los
mecanismos punitivos del Estado.

De hecho: por el prestigio social, la escasa reprobación social, las


dificultades de investigación y las barreras de poder, la
persecución penal se torna una empresa larga y difícil.

De derecho: por insuficiencia de los tipos penales involucrados y


su inadecuación a las nuevas formas de ataque a intereses
socialmente relevantes.

El reconocimiento de esta situación ha llevado a elaborar


distintas propuestas político-criminales, por lo que, al calificar
como obstáculo, las formas tradicionales de imputación tienden
a prescindir de estas.

Lo hacen de dos maneras:

1) Abusando de la creación de tipos penales de peligro


abstracto.
2) Creando nuevos modelos de responsabilidad penal.

Trataremos el segundo caso. Para eso analizaremos la

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legislación comparada y luego contrastaremos esas soluciones
legislativas con nuestros principios constitucionales.

Primariamente, debemos aclarar que cuando hablamos de


derecho penal de la empresa, nos referimos a los delitos
económicos en los que, por medio de una actuación para una
empresa, se lesionan bienes jurídicos e intereses externos,
incluidos los bienes jurídicos y los intereses propios de los
colaboradores de la empresa.

Eso determina dos ámbitos:


A) Tendencia centrífuga: cuando desde el seno de la empresa se
proyecta al exterior (afecta los intereses de terceros ajenos a
ella). Se trata de una criminalidad desde la empresa.
B) Tendencia centrípeta: cuando desde el seno de la empresa se
despliega contra ella misma o sus miembros, que es una
criminalidad dentro de la empresa.

Desde nuestra perspectiva de análisis, de estos dos ámbitos, nos


interesan los referidos a la criminalidad desde la empresa.

Hay dos supuestos:

A) Creación de la empresa ex profeso para cometer delitos


(empresas fantasmas o para evadir impuestos).
B) Utilización de una empresa ya creada y con objeto y una
actividad lícita para la comisión de delitos. (Cesano, s.f.,
https://bit.ly/1k2sEM6

En el caso A, es sencillo, basta con utilizar las herramientas de imputación


tradicionales contra los individuos que la integran y la representan. También se
utilizarán las normas de derecho privado, por ejemplo, las relativas a la nulidad
por objeto o actividad ilícita. Veamos la normativa que se transcribe a
continuación.

Objeto ilícito.

ARTICULO 18. — Las sociedades que tengan objeto ilícito son


nulas de nulidad absoluta. Los terceros de buena fe pueden
alegar contra los socios la existencia de la sociedad, sin que éstos
puedan oponer la nulidad. Los socios no pueden alegar la

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existencia de la sociedad, ni aún para demandar a terceros o para
reclamar la restitución de los aportes, la división de ganancias o
la contribución a las pérdidas.

Liquidación.

Declarada la nulidad, se procederá la liquidación por quien


designe el juez.

Realizado el activo y cancelado el pasivo social y los perjuicios


causados, el remanente ingresará al patrimonio estatal para el
fomento de la educación común de la jurisdicción respectiva.

Responsabilidad de los administradores y socios.

Los socios, los administradores y quienes actúen como tales


en la gestión social responderán ilimitada y solidariamente por el
pasivo, social y los perjuicios causados.

Sociedad de objeto lícito, con actividad ilícita.

ARTICULO 19. — Cuando la sociedad de objeto lícito realizare


actividades ilícitas, se procederá a su disolución y liquidación a
pedido de parte o de oficio, aplicándose las normas dispuestas
en el artículo 18. Los socios que acrediten su buena fe quedarán
excluidos de lo dispuesto en los párrafos 3ro. y 4to. del artículo
anterior.

Objeto prohibido. Liquidación.

ARTICULO 20. — Las sociedades que tengan un objeto


prohibido en razón del tipo, son nulas de nulidad absoluta. Se les
aplicará el artículo 18, excepto en cuanto a la distribución del
remanente la liquidación, que se ajustará a lo dispuesto en la
Sección XIII.1

En el caso B, se complica ante la existencia de una estructura organizada. ¿Por


qué? Las razones son las siguientes:

1) Procesales: nos encontramos ante una empresa, es decir, una organización


formal basada, en el plano horizontal, en el principio de división y delegación

1 Arts. 18, 19 y 20, Ley N.° 19550. (1972). Ley de Sociedades Comerciales. Poder Ejecutivo Nacional.

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del trabajo y, en el plano vertical, en el principio de jerarquía. Su resultado es la
conformación de ámbitos de competencia diferenciada que abarca, a su vez, la
actuación de diversos sujetos en la escala inmediatamente inferior. En una
estructura así, la conducta ejecutiva que produce el ilícito no es siempre la más
relevante.

Los criterios de división y delegación del trabajo se convierten en una causa de


impunidad por la seria dificultad que existe para detectar y probar la
responsabilidad. Se parcela la actividad en fragmentos de conducta realizados
por diversas personas, por lo que no se puede atribuir a nadie un ilícito, porque
no reúne todos los presupuestos de la punibilidad.

Para arriba, porque los directivos no realizan la conducta. Para abajo, por la
obediencia debida.

Por la imposibilidad de determinar quién realizo la conducta (fungibilidad).

Por la escasa resistencia que tiene el dependiente ante la actitud prodelictiva


del superior.

En definitiva, o no hay una conducta delictiva (fragmentación) o siempre la


atribución es a las escalas inferiores de la organización.

“La descentralización de las organizaciones, característica organizativa de la empresa


actual, comporta el riesgo... de convertir la organización de la responsabilidad... en la
organizada irresponsabilidad... En efecto, se produce un desplazamiento de la
responsabilidad hacia los sectores inferiores del organigrama ya que sólo ellos llevan a
cabo por sí mismos la conducta típica. Y este desplazamiento tiene por efecto un
notorio menoscabo de la norma penal cuyos márgenes de intervención se reducen en
un doble sentido: hacia arriba porque los directores no realizaron el hecho típico;
hacia abajo, porque los ejecutores materiales quedarán frecuentemente al abrigo de
la condena, dada la confluencia de factores diversos tales como son el
desconocimiento de su propio modo de actuación –fruto de la división del trabajo y de
la parcelación de la información en la empresa-; la escasa capacidad de resistencia
frente a la actitud pro delictiva del grupo por parte de quien, como regla, está
obligado a obedecer”.

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2) Penales: se producen ante los delitos especiales propios que exige una
determinada calidad de autor (por ejemplo, el obligado en los delitos
tributarios) o elementos subjetivos especiales (como la finalidad de procurar
lucro para sí o para terceros en la administración fraudulenta).

Autoría y participación en organizaciones empresariales


complejas

Planteamiento del problema


La empresa como organización representa un problema central para la moderna
teoría jurídica del delito, sobre todo cuando no se trata de pequeñas empresas
o empresas familiares, donde todavía es factible recurrir a soluciones
tradicionales, sino de organizaciones empresariales multinacionales que
alcanzan una gran magnitud y complejidad. (Bajo Fernández, s.f.)

Las teorías tradicionales del injusto y de la autoría y participación se encuentran


demasiado apegadas a la delincuencia en clave individual, por lo que sus
herramientas resultan insuficientes para resolver el problema de la
responsabilidad penal derivada de actuaciones empresariales. (Bajo Fernández,
s.f.)

La dogmática jurídico-penal solo tiene sentido si puede aportar soluciones a los


nuevos fenómenos de las sociedades contemporáneas. (Bajo Fernández, s.f.)

Si la dogmática tradicional es exigua para enfrentar la problemática de las


actividades empresariales organizadas de forma compleja, es porque no se ha
tratado todavía de forma satisfactoria una característica central de las
sociedades modernas, como es la organización empresarial con su consiguiente
reparto de funciones y tareas dentro de la organización. (Bajo Fernández, s.f.)

Dentro de las grandes empresas potencialmente peligrosas para bienes jurídicos


básicos, se presenta una atomización de conductas, decisiones y conocimientos
sobre los riesgos, de tal manera que a partir de cierto grado de complejidad ya
no es posible encontrar una persona en la que coincidan la creación de riesgo,
la participación en él con representación sobre dicho riesgo ni nadie que
disponga una información global sobre la actividad de la empresa. Los directivos

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tienen una visión demasiado global y los que perciben directamente los efectos
de la actividad carecen de la visión de conjunto necesario para entender la
peligrosidad que encierran determinadas actividades empresariales. (Bajo
Fernández, s.f.)

Por otra parte, y como acabamos de analizar en el punto precedente, la


distribución de competencias y roles dentro de estas organizaciones plantea
serios problemas a la hora de imputar un hecho a una persona concreta. (Bajo
Fernández, s.f.)

A continuación, se señalarán algunos caminos que ha seguido la doctrina en


forma errónea para resolver esta cuestión. A partir de ello, se intentará diseñar
una nueva forma de enfrentarse a la problemática de la imputación en esta
constelación de casos y, por ende, las cuestiones relativas a autoría y
participación. (Bajo Fernández, s.f.)

Las soluciones tradicionales

Autoría como dominio del hecho

De acuerdo con la teoría tradicional del dominio del hecho, responden dentro
de la organización compleja los últimos que ejecuten el hecho o tengan un
riesgo empresarial en sus manos. Este tipo de soluciones que apunta solo a los
últimos eslabones de la cadena empresarial debe ser evitado, ya que no es una
solución adecuada a la estructura de las organizaciones empresariales. (Bajo
Fernández, s.f.)

Ello es así, debido a que, en este ámbito delictivo, el que actúa en último lugar
si bien tiene dominio fáctico del hecho, carece del dominio normativo de este
(dominio jurídico penalmente relevante), por lo que no se le debe imputar
objetivamente el delito. Es evidente que, en espacios como los que ocupan
nuestro análisis, el sujeto más próximo al hecho viene a ser normalmente
alguien con poco poder de competencia y de decisión.

Teoría del dominio del hecho mediante un aparato organizado de poder

Esta teoría tal y como fue inicialmente formulada, no parece trasladable al


ámbito empresarial. Evidentemente, Roxin no construyó esta teoría para
resolver los problemas políticos criminales que presentan las estructuras
empresariales, sino otro tipo de cuestiones (delitos de Estado, terrorismo,
grandes organizaciones criminales). Estos aparatos organizados de poder
presentan una estructura y funcionamiento distinto a los de una gran empresa.

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Esta posición no solo tiene consenso en la doctrina, sino que el mismo Roxin la
comparte.

Sin embargo, un aporte importante que ha realizado esta teoría al tema que nos
ocupa es que reconoce a la organización como realidad social, y con base en
esta idea, ya no se habla de dominio fáctico del hecho, sino que el dominio
decisivo es el dominio sobre la organización. Fue la primera consideración
teórica de la organización como un ámbito relevante dentro del cual la conducta
debía ser analizada de forma distinta al modo individual que realizaba la
doctrina clásica

Por otra parte, este concepto de dominio de organización no resulta aplicable


al ámbito empresarial, ya que la idea de una dirección absoluta mediante una o
más personas que están en la cúspide de la jerarquía no es realista respecto a la
empresa moderna, porque la división del trabajo conduce a una diferenciación
funcional y a una descentralización de los procesos de acción y decisión, por lo
que el poder de dominio inicial de los órganos directivos se transforma en poder
de intermediación y, en vez de dominio de la acción, existe una función de
coordinación. (Bajo Fernández, s.f.)

Cuanto más grande y compleja es la empresa, más generales son los deberes de
los directivos y menos el control que ejercen sobre los outputs.

Conclusión

Solo serán soluciones dogmáticamente adecuadas aquellas que, olvidándose de


una visión atomista de la conducta individual, intente comprender la realidad
social, esto es, que los potenciales autores están actuando como parte de una
organización. A los fines de abordar posibles soluciones, debemos diferenciar
dogmáticamente tres tipos de problemas que plantea la imputación objetiva en
el ámbito de organizaciones empresariales.

A) Determinar cuándo el delito es objetivamente imputable a la empresa.


Si no es posible imputarle objetivamente el hecho a la empresa, tampoco
será posible imputar a sus integrantes.
B) Determinar quiénes son las personas físicas que dentro del entramado
corporativo son competentes de ese hecho como autores o partícipes.
C) Determinar quiénes entre las personas competentes han infringido sus
deberes. Los deberes son prestaciones altamente personales y, por tanto,
la infracción de un deber debe ser determinada e imputada de forma
individualizada. (Bajo Fernández, s.f.)

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La empresa como ámbito de organización: la imputación objetiva
al colectivo
Lo que aquí interesa en el ámbito de las actividades empresariales son los
procesos causales y los riesgos no como sucesos individuales, sino como obras
de un colectivo. No todo output lesivo de la empresa traduce un objetivo de
delinquir. Puede suceder:

a) Que la empresa haya actuado dentro de los márgenes de riesgo


permitido: ello se debe a que existe un margen de riesgo permitido. Por
ejemplo, si una norma prohíbe a los comerciantes y distribuidores
distribuir bebidas o comestibles nocivos para la salud, de todos modos no
será responsable la empresa.

b) Que el hecho desagradable sea imputable a la propia persona


lesionada: por ejemplo, el cliente que se intoxica utilizando insecticida sin
los recaudos mínimos recomendados en el envase o el operario que se
accidenta haciéndose el equilibrista sobre el andamio sin colocarse los
medios de seguridad que están a su disposición.

c) Las empresas no son garantes de que en otra empresa con la que


mantienen contactos comerciales se cometan hechos antijurídicos: por
ejemplo, si la empresa con la que mantiene relaciones comerciales evade
impuestos, no es responsable aunque la otra empresa lo sepa, salvo que
estén vinculadas normativamente (es una filial de la primera). (Bajo
Fernández, s.f.)

En definitiva, la no imputación de un hecho al colectivo como ámbito de la


organización, en la medida que se entienda que su relación con otros
(consumidores, trabajadores) no ha sido disfuncional, incorrecta o defectuosa,
tiene efectos en la responsabilidad individual. (Bajo Fernández, s.f.)

Reparto de trabajo y funciones dentro de la organización

Lo dicho precedentemente no implica que, una vez imputado el hecho a una


organización empresarial, responda todo miembro que podía individualmente
haber evitado el resultado. (Bajo Fernández, s.f.)

Para poder determinar una posible responsabilidad por imprudencia o dolo, no


hay que perder de vista a la organización empresarial como realidad. La

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empresa tiene una posición de garante original que es asumida por directivos y
administradores y que va generando una cadena, una delegación de deberes
parciales. (Bajo Fernández, s.f.)

En el marco de las actividades realizadas en grupo, como las empresariales,


cobra especial relevancia la delimitación objetiva de ámbitos de organización.
Puede suceder que en muchos casos la organización formal no coincida con las
relaciones efectivas de poder y dominio dentro la sociedad; sin embargo, para
el derecho penal será un problema de prueba, porque lo que le interesa es el
reparto de ámbito de competencias en sentido material. (Bajo Fernández, s.f.)

Por otra parte, es importante tener en cuenta que dentro de una empresa
compleja existen ámbitos o secciones completamente diferenciados que
funcionan de forma autónoma o independiente. Este fenómeno de la existencia
de claros ámbitos de organización y responsabilidad provoca que, aunque
alguien sepa o pudiera saber que está favoreciendo una conducta delictiva, no
se le podrá imputar el hecho típico mientras no tenga nada que ver con su
ámbito de actividad dentro de la empresa. (Bajo Fernández, s.f.)

La corresponsabilidad dentro de la empresa

Esta cuestión no siempre es tan sencilla y se complica cuando se trata de una


sección de la empresa en la que son varias las personas que comparten el deber
de garante (por ejemplo, un grupo de trabajadores fabrica conjuntamente en
una línea de montaje un coche). En estos casos, una forma de evitar una posible
responsabilidad penal es constatar que la persona individual cumplió con sus
deberes. (Bajo Fernández, s.f.)

El mejor criterio desarrollado por la doctrina para delimitar los deberes


individuales en relación con conductas defectuosas de otros es el principio de
confianza. (Bajo Fernández, s.f.)

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Figura 1: Principio de confianza

Fuente: elaboración propia.

Respecto de la competencia residual, en los casos de relación jerárquica, la


delegación que realice el superior al subordinado con base en el principio de
confianza no es completa o absoluta, siempre retiene a su cargo una
competencia residual integrada por los deberes de selección, formación,
supervisión y provisión de medios. Por ejemplo, si Juan, jefe de Hemodiálisis,
confía en que las extracciones de sangre se realicen adecuadamente y se
anoticia de que se ha producido un contagio de sida, no podrá invocar el
principio de confianza en contra de Mario, técnico a cargo de la tarea, si este
último prueba que debía reutilizar los filtros de hemodiálisis, porque no se le
proveían nuevos para abaratar costos.

Las organizaciones complejas transforman los ámbitos de organización, al


ampliar o reducir el contenido de los deberes individuales

Sí es responsabilidad de los superiores jerárquicos que se encuentran en el


vértice de la organización que la empresa esté organizada cuidadosamente para
que no haya lagunas de información o de comunicación. Los sujetos que ocupan

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posiciones superiores tienen que preocuparse básicamente de paliar los
defectos de comunicación y coordinación que lleva aparejada toda división de
funciones dentro de una organización, a fin de no generar peligros organizativos
o peligros de desorganización. (Bajo Fernández, s.f.)

Ahora bien, esos deberes generales de organización no equivalen a dominio. La


idea de dominio sobre todo lo que pase en la empresa debe verse sustituida por
la idea de competencia: cada nivel de la empresa detenta competencias
diferentes que generan fundamentos distintos de la responsabilidad penal.
(Bajo Fernández, s.f.)

En las grandes empresas, los máximos dirigentes solo deciden sobre políticas
muy generales y los que suelen tener capacidad para organizar la empresa son
sus mandos intermedios. (Bajo Fernández, s.f.)

Por ello, no siempre se pueden resolver todos los problemas proyectando la


responsabilidad hacia el vértice superior de la pirámide, debido a la importancia
que en una empresa o sociedad tienen los cargos intermedios o los encargados
o los jefes de una sección o unidad completa con enormes capacidades de
decisión. En estos casos, los órganos superiores muchas veces no toman las
decisiones, sino que solo controlan o supervisan la actividad de los cargos
intermedios, que son los que realmente adoptan las decisiones relevantes y
disponen de la información decisiva con respecto a la posible lesión o puesta en
peligro de bienes jurídicos. (Bajo Fernández, s.f.)

Por otra parte, la complejidad de la organización también afecta los deberes de


la base de la pirámide, pues a medida que se desciende en la organización los
deberes son más reducidos. La cuestión por dilucidar es si se puede llegar a
entender que en los niveles más bajos de la organización tienen solamente un
rol social de instrumentos. (Bajo Fernández, s.f.)

Si bien doctrinarios del peso de Jakobs entienden que, en estos casos, el


ordenamiento jurídico no asume ni define a estos sujetos como responsables,
sino como una especie de sustitutivos de cosas (por ejemplo, el mozo sería una
suerte de cinta transportadora), consideramos que, por más compleja que sea
la organización social, no priva a los individuos de sus características de
autorresponsables. Que sus deberes sociales sean limitados no significa que
sean inexistentes. Lo decisivo es, pues, determinar si la parte de la organización
que resulta peligrosa es de su competencia, es decir, si de su tarea dentro de la
empresa se derivan deberes de evitación o de cuidado. (Bajo Fernández, s.f.)

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En conclusión, la autoría (tanto en el delito doloso como en el imprudente) tiene
que ver con la idea del dominio normativo entendido como dominio
competencial del hecho y no con una determinación objetivo-casual del hecho.
Por dominio normativo, se debe entender que lo relevante no es el dominio/no
dominio psicofísico de procesos causales, sino que lo relevante es la
incumbencia/no incumbencia respecto de un determinado hecho o suceso, de
acuerdo con reglas normativas de imputación. (Bajo Fernández, s.f.)

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Referencias
Bajo Fernández, M. (s.f.). Gobierno coorporativo y derecho penal. Recuperado
de:
https://books.google.com.ar/books?id=FE1yDwAAQBAJ&printsec=frontcover#
v=onepage&q&f=false

Cesano, D. (s.f.). Problemas de responsabilidad penal de la empresa.


Recuperado de:
http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/articulos/a_20080521_58.pdf

Cesano, D. y Balcarce, F. (2003). Reflexiones sobre la responsabilidad penal de


las personas jurídicas en la República Argentina. Anuario de Derecho Penal y
Ciencias Penales, 56, 385-432. Recuperado de
http://www.cienciaspenales.net/files/2016/09/17danielcesano.pdf

González, N. (2019). Las 4 empresas, acusadas de soborno; han tenido que


pagar multas millonarias. Excelsior [Versión digital]. Recuperado de
https://www.excelsior.com.mx/nacional/las-4-empresas-acusadas-de-
soborno-han-tenido-que-pagar-multas-millonarias/1302795

Ley N.° 19550. (1972). Ley de Sociedades Comerciales. Poder Ejecutivo


Nacional.

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