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Lección 21 – Consecuencias accesorias de la condena.

1) Penas accesorias: Concepto.

Son aquellas que no pueden aplicarse en forma autónoma, sino que tienen que
ir acompañando a una pena principal de cuya existencia dependen.
No tienen que ser declaradas expresamente en la sentencia (salvo en los
casos determinados) debido a que son accesorias de la pena principal y por lo
tanto siguen necesariamente a ella.
En nuestro derecho penal se consideran penas accesorias la inhabilitación
absoluta del condenado, dispuesta por el art. 12 CP (Primera Parte) y el
decomiso de las cosas a que hace referencia el art. 23 del CP.

a) La inhabilitación absoluta del condenado.


“ARTICULO 12.- La reclusión y la prisión por más de tres años llevan como
inherente la inhabilitación absoluta, por el tiempo de la condena, la que podrá
durar hasta tres años más, si así lo resuelve el tribunal, de acuerdo con la
índole del delito.”

Naturaleza.
La inhabilitación puede aplicarse como una pena principal o como una pena
accesoria. El art. 12 CP se refiere a la inhabilitación como pena accesoria.
Es decir, cuando al autor de un delito se lo condena a una pena privativa de la
libertad mayor de tres años, conjuntamente por accesoriedad se le aplica la
inhabilitación absoluta.

Contenido.
El contenido de la inhabilitación accesoria es el previsto en el art. 19 del CP:
“La inhabilitación absoluta importa:

1. La privación del empleo o cargo público que ejercía el penado aunque


provenga de elección popular;

2. La privación del derecho electoral;

3. La incapacidad para obtener cargos, empleos y comisiones públicas;

4. La suspensión del goce de toda jubilación, pensión o retiro, civil o militar,


cuyo importe será percibido por los parientes que tengan derecho a
pensión.

El tribunal podrá disponer, por razones de carácter asistencial, que la víctima o


los deudos que estaban a su cargo concurran hasta la mitad de dicho importe,
o que lo perciban en su totalidad, cuando el penado no tuviere parientes con
derecho a pensión, en ambos casos hasta integrar el monto de las
indemnizaciones fijadas.”

Duración.
Su tiempo de duración coincide con el de la pena privativa de la libertad
impuesta. Sin embargo, la ley otorga al juez la posibilidad de prolongarla “hasta
tres años más… de acuerdo con la índole del delito”; pero entonces dicha
prolongación -que se cuenta a partir del momento en que se cumple la pena
principal- tiene que ser expresamente dispuesta en la sentencia, pues de lo
contrario procede sólo en aquella medida.

b) Decomiso de los instrumentos y efectos del delito.


También constituye una pena accesoria, el decomiso, consagrada en el art. 23
del CP:
“ARTICULO 23.- En todos los casos en que recayese condena por delitos
previstos en este Código o en leyes penales especiales, la misma decidirá el
decomiso de las cosas que han servido para cometer el hecho y de las cosas o
ganancias que son el producto o el provecho del delito, en favor del Estado
nacional, de las provincias o de los municipios, salvo los derechos de
restitución o indemnización del damnificado y de terceros.

Si las cosas son peligrosas para la seguridad común, el comiso puede


ordenarse aunque afecte a terceros, salvo el derecho de éstos, si fueren de
buena fe, a ser indemnizados.

Cuando el autor o los partícipes han actuado como mandatarios de alguien o


como órganos, miembros o administradores de una persona de existencia
ideal, y el producto o el provecho del delito ha beneficiado al mandante o a la
persona de existencia ideal, el comiso se pronunciará contra éstos.

Cuando con el producto o el provecho del delito se hubiese beneficiado un


tercero a título gratuito, el comiso se pronunciará contra éste.

Si el bien decomisado tuviere valor de uso o cultural para algún establecimiento


oficial o de bien público, la autoridad nacional, provincial o municipal respectiva
podrá disponer su entrega a esas entidades. Si así no fuere y tuviera valor
comercial, aquélla dispondrá su enajenación. Si no tuviera valor lícito alguno,
se lo destruirá.

En el caso de condena impuesta por alguno de los delitos previstos por los
artículos 125, 125 bis, 127, 140, 142 bis, 145 bis, 145 ter y 170 de este Código,
queda comprendido entre los bienes a decomisar la cosa mueble o inmueble
donde se mantuviera a la víctima privada de su libelad u objeto de explotación.
Los bienes decomisados con motivo de tales delitos, según los términos del
presente artículo, y el producido de las multas que se impongan, serán
afectados a programas de asistencia a la víctima. (Párrafo sustituido por art. 20
de la Ley N° 26.842 B.O. 27/12/2012)

En caso de los delitos previstos en el artículo 213 ter y quáter y en el Título XIII
del libro Segundo de éste Código, serán decomisados de modo definitivo, sin
necesidad de condena penal, cuando se hubiere podido comprobar la ilicitud de
su origen, o del hecho material al que estuvieren vinculados, y el imputado no
pudiere ser enjuiciado por motivo de fallecimiento, fuga, prescripción o
cualquier otro motivo de suspensión o extinción de la acción penal, o cuando el
imputado hubiere reconocido la procedencia o uso ilícito de los bienes. (Párrafo
incorporado por art. 6º de la Ley Nº 26.683 B.O. 21/06/2011)
Todo reclamo o litigio sobre el origen, naturaleza o propiedad de los bienes se
realizará a través de una acción administrativa o civil de restitución. Cuando el
bien hubiere sido subastado sólo se podrá reclamar su valor monetario.
(Párrafo incorporado por art. 6º de la Ley Nº 26.683 B.O. 21/06/2011)

El juez podrá adoptar desde el inicio de las actuaciones judiciales las medidas
cautelares suficientes para asegurar el decomiso del o de los inmuebles,
fondos de comercio, depósitos, transportes, elementos informáticos, técnicos y
de comunicación, y todo otro bien o derecho patrimonial sobre los que, por
tratarse de instrumentos o efectos relacionados con el o los delitos que se
investigan, el decomiso presumiblemente pueda recaer.

El mismo alcance podrán tener las medidas cautelares destinadas a hacer


cesar la comisión del delito o sus efectos, o a evitar que se consolide su
provecho o a obtaculizar la impunidad de sus partícipes. En todos los casos se
deberá dejar a salvo los derechos de restitución o indemnización del
damnificado y de terceros.

(Artículo sustituido por art. 1° de la Ley N° 25.815 B.O.1/12/2003)”

Se trata de una pena accesoria consistente en la perdida de las cosas que han
servido para cometer el hecho (instrumentos del delito) y de las cosas o
ganancias que son el producto o el provecho del delito (efectos del delito).
No debe confundirse el “decomiso” con la “confiscación” o con el “”secuestro”.
La confiscación, prohibida por nuestro régimen constitucional (Art. 17), se
diferencia de aquél por su generalidad que no discrimina entre algunos
elementos vinculados de algún modo al delito sino que recae sobre todo el
patrimonio. El secuestro, por su parte, no constituye una pena sino una medida
procesal de carácter cautelar (provisorio) –similar a la prisión preventiva-
consiste en “la aprehensión de una cosa por parte de la autoridad judicial, con
el objetivo de asegurar el cumplimiento de su función especifica: la
investigación de la verdad y la actuación de la ley.

Objetos comprendidos por la disposición.


En cuanto a los objetos decomisables, el nuevo texto supera al original, que
había suscitado discusiones en la doctrina. “Las cosas que han servido para
cometer el hecho” (anteriormente se aludía a los instrumentos”) es todo aquello
de lo que se ha servido el autor para accionar, trátese o no de cosas que por su
naturaleza puedan considerarse afectadas a la comisión de delitos; las “cosas y
ganancias que son el producto o el provecho del delito” se corresponden con la
noción de efectos del delito mencionados en el texto derogado.
El decomiso se pronuncia como pena accesoria para el autor del delito, pero se
extiende a los mandantes o a las personas jurídicas representadas por aquel
cuando “el producto o el provecho del delito ha beneficiado al mandante o a la
persona de existencia ideal”. También se extiende a los objetos que, sin poseer
la característica precedentemente enunciada, fueron recibidos por un tercero
extraño al hecho a “título gratuito” (no oneroso), disposición que se debe
distinguir de la del art. 32, que se concreta a la reparación, diferenciándose de
la regulación del decomiso como pena accesoria.
No se extiende a objetos (cosas) pertenecientes a extraños al delito, pero se
puede disponer el decomiso de ellos (ya no como pena accesoria sino como
medida administrativa) cuando se trate de cosas peligrosas para la seguridad
común, aunque en esos casos el tercero tiene derecho a ser indemnizado si
disponía de la cosa de buena fe. Esto descarta al tercero que ejerce una
tenencia ilícita, aunque esa ilicitud no reconozca origen delictuoso y se trate de
la originada en una situación antirreglamentaria; es pues un dato objetivo
(relación con la cosa) no subjetivo (relación con la voluntad del tercero).
La ley excluye el decomiso de las cosas afectadas a restitución y las ganancias
afectadas a indemnizaciones de terceros extraños al delito, en un caso o de
damnificados en el otro; vale decir, en este segundo caso el decomiso puede
abarcar a los productos del delito en poder de un tercero que no pueda
considerarse damnificado por aquel (por ejemplo., lavado de dinero).

Destino.
El párrafo final del art.23 establece que si el bien decomisado tuviere un valor
de uso o cultural para algún establecimiento oficial o de bien público, la
autoridad pertinente podrá entregarlo a esas entidades; si el bien tuviera un
valor comercial, se dispondrá su enajenación; si no tuviera valor lícito alguno,
se lo destruirá. La regulación del destino de los bienes secuestrados es más
compleja que la del texto reemplazado que se refería sólo a los instrumentos,
no a los efectos, dejando el destino de estos últimos librados a la interpretación
de la doctrina a falta de reglamentaciones locales.

c) Incapacidad civil del condenado.


“… Importan además la privación, mientras dure la pena, de la patria potestad,
de la administración de los bienes y del derecho de disponer de ellos por actos
entre vivos. El penado quedará sujeto a la curatela establecida por el Código
Civil para los incapaces.”(Art. 12 CP segunda parte)

Naturaleza.
En cuanto a su naturaleza, dos tesis principales se han presentado:
 Según una, estas indican verdaderas “penas accesorias”.
 Según otra, son incapacidades que no tienen carácter de penas, sino
que integran los procedimientos encaminados a resolver las situaciones
de hecho creadas por el efectivo cumplimiento del encierro propio de la
pena privativa de la libertad.
Esta última tesis es la que mejor responde al esquema de la fórmula legal (que
distingue la inhabilitación absoluta como “pena” accesoria de estas
inhabilidades).
Son incapacidades de hecho, porque no afectan a los derechos sino a su
ejercicio; como tales son transitorias y relativas, puesto que no depende de una
imposibilidad absoluta del sujeto para dicho ejercicio, y el penado, en otras
esferas, “sigue siendo una persona capaz para todos los actos de la vida civil.

Contenido.
Como surge del art. 12 del Código Penal, es el ejercicio de dos actividades
jurídicas lo que queda menguado para el penado a más de tres años de pena
de privativa de libertad:
 La inherente a la patria potestad: se trata de una suspensión de la patria
potestad y no la perdida de ella. La suspensión del ejercicio de la patria
potestad importa la del ejercicio de todas las facultades que en virtud de
ella tienen los padres sobre los hijos, lo cual comprende la imposibilidad
de intervenir en representación de ellos, otorgarles autorizaciones y de
designar sus suplentes para que ejerzan dichos actos.

 La inherente a la administración de sus bienes: importa “el derecho a


disponer de ellos por actos entre vivos”.

De conformidad con la última clausula del Art. 12, el penado es sustituido por
un curador en el ejercicio de los derechos en que se encuentra suspendido.
Siendo ésta una cuestión civil, en el procedimiento correspondiente tiene que
intervenir el juez civil a pedido de parte interesada.

Duración.
También en esta materia se han suscitado dos criterios contradictorios a
consecuencia del carácter que se asigna a las inhabilidades previstas por el art.
12: quienes consideran que se trata de “penas accesorias” atan la duración al
plazo total de la pena impuesta en la condena; quienes rechazan ese carácter;
insistiendo en la naturaleza tuitiva, restringen la duración a la del encierro,
aunque, cesado este, no se hayan extinguidos otros efectos de la condena.
Pero la divergencia no sólo aparece respecto del término final, sino también
respecto del inicial: para los primeros comienzan a regir desde que la sentencia
respectiva ha quedado firme; para los segundos, cuando el penado se ha
constituido en encierro.

2) Reparación del daño causado por el delito.


ARTICULO 29.- La sentencia condenatoria podrá ordenar:

1. La reposición al estado anterior a la comisión del delito, en cuanto sea


posible, disponiendo a ese fin las restituciones y demás medidas necesarias.

2. La indemnización del daño material y moral causado a la víctima, a su familia


o a un tercero, fijándose el monto prudencialmente por el juez en defecto de
plena prueba.

3. El pago de las costas.

(Artículo sustituido por art. 27 de la Ley N° 25.188 B.O. 1/11/1999.)

ARTICULO 30.- La obligación de indemnizar es preferente a todas las que


contrajere el responsable después de cometido el delito, a la ejecución de la
pena de decomiso del producto o el provecho del delito y al pago de la multa. Si
los bienes del condenado no fueren suficientes para cubrir todas sus
responsabilidades pecuniarias, éstas se satisfarán en el orden siguiente:

1. La indemnización de los daños y perjuicios.

2. El resarcimiento de los gastos del juicio.

3. El decomiso del producto o el provecho del delito.


4. El pago de la multa.

(Artículo sustituido por art. 28 de la Ley N° 25.188 B.O. 1/11/1999.)

ARTICULO 31.- La obligación de reparar el daño es solidaria entre todos los


responsables del delito.

ARTICULO 32.- El que por título lucrativo participare de los efectos de un


delito, estará obligado a la reparación hasta la cuantía en que hubiere
participado.

Naturaleza.
El delito implica un daño. Ese daño puede ser público o colectivo (la alarma
social, que determina la aplicación de medidas propias del Derecho penal) o
privado (el cual da lugar a la restitución y a la indemnización de daños y
perjuicios).

Influencias de la sentencia penal sobre la sentencia civil. (Arts. 1774 y ss.)

ARTICULO 1774.- Independencia. La acción civil y la acción penal resultantes


del mismo hecho pueden ser ejercidas independientemente. En los casos en
que el hecho dañoso configure al mismo tiempo un delito del derecho criminal,
la acción civil puede interponerse ante los jueces penales, conforme a las
disposiciones de los códigos procesales o las leyes especiales.

ARTICULO 1775.- Suspensión del dictado de la sentencia civil. Si la acción


penal precede a la acción civil, o es intentada durante su curso, el dictado de la
sentencia definitiva debe suspenderse en el proceso civil hasta la conclusión
del proceso penal, con excepción de los siguientes casos:

a) si median causas de extinción de la acción penal;

b) si la dilación del procedimiento penal provoca, en los hechos, una


frustración efectiva del derecho a ser indemnizado;

c) si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor


objetivo de responsabilidad.

ARTICULO 1776.- Condena penal. La sentencia penal condenatoria produce


efectos de cosa juzgada en el proceso civil respecto de la existencia del hecho
principal que constituye el delito y de la culpa del condenado.

ARTICULO 1777.- Inexistencia del hecho, de autoría, de delito o de


responsabilidad penal. Si la sentencia penal decide que el hecho no existió o
que el sindicado como responsable no participó, estas circunstancias no
pueden ser discutidas en el proceso civil.

Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito penal o que no


compromete la responsabilidad penal del agente, en el proceso civil puede
discutirse libremente ese mismo hecho en cuanto generador de
responsabilidad civil.
ARTICULO 1778.- Excusas absolutorias. Las excusas absolutorias penales no
afectan a la acción civil, excepto disposición legal expresa en contrario.

ARTICULO 1779.- Impedimento de reparación del daño. Impiden la reparación


del daño:

a) la prueba de la verdad del hecho reputado calumnioso;

b) en los delitos contra la vida, haber sido coautor o cómplice, o no haber


impedido el hecho pudiendo hacerlo.

ARTICULO 1780.- Sentencia penal posterior. La sentencia penal posterior a la


sentencia civil no produce ningún efecto sobre ella, excepto en el caso de
revisión. La revisión procede exclusivamente, y a petición de parte interesada,
en los siguientes supuestos:

a) si la sentencia civil asigna alcances de cosa juzgada a cuestiones


resueltas por la sentencia penal y ésta es revisada respecto de esas
cuestiones, excepto que derive de un cambio en la legislación;

b) en el caso previsto en el artículo 1775 inciso c) si quien fue juzgado


responsable en la acción civil es absuelto en el juicio criminal por
inexistencia del hecho que funda la condena civil, o por no ser su autor;

c) otros casos previstos por la ley.

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