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Tema:
Delitos contra la administración de justicia
“Falsedad en juicio”
DOCENTE :
ESTUDIANTE :
ASIGNATURA:
TURNO :
TACNA-PERÚ
2018
INTRODUCCIÓN
I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
El Código penal francés de 1810, lo incluye entre los crímenes y delitos contra
la persona. En Austria, el Código de 1852 lo clasifica como delito contra la
propiedad, tratándolo entre las estafas, y lo considera circunstancia agravante del
engaño; el de Holanda de 1881 lo trata como delito contra la autoridad. En los de
Honduras (1866), Hungría (1878) y Portugal (1886) se lo incluye entre las
falsedades.
Los Códigos penales de Estados Unidos, consideran el perjurio como delito contra
la justicia pública, y los de Paraguay (1910), Perú (1924), Venezuela (1926),
Yugoslavia (1929), Rusia (1930), Italia (1931), España (1932), Uruguay (1933,
Colombia 1936) y Brasil (.1940) lo clasifican como delito contra la administración de
justicia.
Referente a nuestra legislación y a sus antecedentes, el Fuero Real trata este delito
en el título de los falsarios; las leyes de la Nuevrit u a Recopilación (1567) en el de
los perjuros, lo mismo que la Novísima Recopilación (1805); los Códigos penales de
Santa Cruz y el Primer Código Penal peruano de 1866 clasificó este delito como
uno de los contrarios a la administración pública, pues los testigos, intérpretes o
peritos son funcionarios auxiliares, así ha quedado en el Código Penal de 1924 en
su Art.334. El hecho criminoso ocurre en toda la administración, que, en su amplio
sentido, comprende todos los poderes del Estado.
Durante esta época también era muy castigado el falso testimonio, con la misma
pena que el falso juramento, aunque se lo distinguía de éste, pues el falso
testimonio podía ser no jurado y sólo castigado a causa de la falsedad. La pena era
mayor para el eclesiástico que para el laico, pero luego se parificaron. Legislación
barbárica. Aunque en el Derecho germánico, según Perrone-Ferrante, no puede
casarse de las conjeturas, diremos que el falso testimonio era un delito contrala
religión, en virtud del juramento prestado. La lesión jurídica era la ofensa a la
divinidad. No existía tentativa en este delito, que se consumaba al prestarse la falsa
declaración.
El falso testimonio recorre, por decirlo así, todo el círculo de la criminalidad según el
fin que se propone, o la naturaleza del crimen que quiere consumar.
VI.BIEN JURÍDICO
Los jueces tienen precisión para dictar sus resoluciones, de averiguar hechos,
dependiendo de los mismos la aplicación del derecho. Los hechos se determinan
por medio de las pruebas, las que son de diferente clase.
De aquí que las personas, llamadas a declarar en juicio, o sea los testigos, cuando
se produce una falsedad, perturban y atacan gravemente el desenvolvimiento de la
administración de justicia. En el delito de falso testimonio, si bien concurre una
falsedad, puede decirse que éste es el medio empleado para desviar la justicia. Por
eso, la colocación del capítulo corresponde donde lo ha puesto el Código vigente, o
sea entre los delitos contra la administración de justicia y no entre las falsedades,
como lo hicieron el Código de 1924 y sus antecedentes. En general la doctrina ha
considerado que lo que se protege es la función jurisdiccional del Estado que se
plasma en el proceso, el normal funcionamiento de la función jurisdiccional o más
comúnmente la administración de justicia.
En este sentido se puede afirmar que la ley se refiere a toda autoridad que de
conformidad con las leyes y reglamentos está facultada para recibir declaraciones,
requerir informes o disponer interpretaciones o traducciones a fin de resolver un
conflicto de carácter jurídico, es decir, que tenga que ver con el derecho. Por
ende, cuando los actos tienen otras finalidades, no queda comprendida la
conducta de la persona en este delito.
Sin embargo, Creus, y con razón, afirma que no es discutible que la enunciación
expresa de la ley de tal requisito transforme en atípica toda conducta al cual este
falte.
En síntesis, el juramento, la promesa de decir verdad, tiene que haberse
formulado con respecto al acto en el cual se asuma la conducta prohibida, que
solamente no es indispensable en aquellas personas que cumplen esas funciones
de manera permanente, por ejemplo, los médicos forenses de cuerpos judiciales.
Es que la falsedad tiene que ser idónea para inducir en error al que decide, por lo
tanto, debe recaer sobre hechos o circunstancias que alteren la comprensión del
hecho; por ende, quedan fuera del tipo penal aquellas falsedades sobre materia
quede ningún modo incidan en la estimación del hecho como tal. Sin embargo,
CREUS ha sostenido que la tipicidad sobre este punto dependerá del caso en
concreto. Tampoco hay duda de que cuando el acto sea nulo no se tipificará el
delito.
IX.AUTORES
El sujeto en este delito es la persona que tiene el deber de declarar como testigo,
deber del que sólo puede eximirse por incapacidad, o por ser incompatible con un
derecho o facultad como en los casos de defensa de sí mismo, no acusar a
los parientes y el secreto profesional. Tales situaciones pueden eximir o
simplemente atenuar el deber. En cambio, la incapacidad lo excluye. Como sostiene
MANZINI, la incompatibilidad no es lo mismo que incapacidad, pues aquélla existe
cuando una persona que tiene capacidad para ser testigo, no puede prestar
declaración en un proceso determinado por razones de alguna cualidad personal.
El primero, según el cual, cuando cierto hecho es afirmado por determinado número
de testigos en materia criminal, que llenan algunas cualidades, debe ser aceptado
por el juez, es sostenido por las viejas legislaciones. Las modernas prefieren el
segundo sistema, que consideramos superior, pues cualquiera limitación que se le
imponga al juez, puede desviar su decisión del camino de la verdad. Tampoco es
posible determinar a priori el valor de un testimonio y la ley no puede, por su parte,
prever todas las causas que hacen más o menos inaceptables las exposiciones. En
cuanto a nuestro derecho, el testimonio constituye un medio probatorio tan
importante, que dos testigos hábiles pueden hacer plena prueba. Con respecto a
las incapacidades, una de las más importantes es la del menor de edad y en lo que
atañe a su incriminación, la doctrina se halla dividida Son partidarios de la misma
Vacca, Crivpllari, Manzini, Dattino; y contrarios, D´Antonio y Pessina.
Por la primera, el condenado a pena aflictiva o infamante, sólo puede ser oído para
simples indicaciones y sin juramento. La segunda limita la incapacidad a los
condenados a muerte y trabajos forzados y permite al juez no aceptar la deposición
de los condenados a pena de detención o reclusión en forma permanente o
temporaria.
a) Testigos: Testigo es una persona física que depone sobre hechos que
conoce por percepción sensorial. La esencia del testigo entonces es que
debe declarar acerca de hechos que se pretenden probar, de modo que no
se le puede preguntar sobre hechos fantásticos, al decir de Moreno, o para
que emitan juicios de valor sobre ellos. Este punto es de fundamental
importancia, ya que si responden falsamente sobre valoraciones esa
declaración no será típica.
El ejemplo que trae Creus es claro: a un testigo se le puede preguntar si vio
la escritura de propiedad sobre alguna cosa, pero no se le puede preguntar
si a su juicio esa persona es propietaria. Son personas que saben cosas
que pueden influir en la reconstrucción de la incidencia judicial; son extraños
a los hechos objeto del proceso, pero extraños que saben cosas que deben
decir y sobre cuyas deposiciones debe recaer la valoración crítica y la
decisión del juez.
En este sentido lleva razón Creus al decir que no se trata de una contradicción
entre lo que dice el testigo y la verdad, sino entre lo que dice el testigo y lo que él
cree que es verdad. Con lo cual cualquier error elimina el tipo. Este delito es punible
solamente en su forma dolosa, no se admite la figura culposa.
XII. CONSUMACIÓN
XIII. TENTATIVA
Tanto para Núñez como para el propio Creus y Moreno, la norma abarca a todos los
sujetos antes mencionados, habida cuenta del título es específico en torno a
este punto. Al referirse el actual artículo 409, segundo párrafo, a ³causa criminal´
debe entenderse que sólo corresponde la agravante en aquellos procesos seguidos
por delitos exclusivamente, sea de competencia de la justicia en lo criminal o de
la justicia en lo correccional, quedando excluidos, por ende, los procesos por faltas
o contravenciones, abarcando todos los casos de falso testimonio -también peritos,
intérpretes y traductores-. Esta idea de exclusión de las contravenciones es casi
mayoritaria en la doctrina, aunque con reservas por parte de Creus.
La ley exige que el falso testimonio sea en perjuicio del imputado, y éste es un
elemento objetivo que requiere el tipo penal. Por lo tanto, no basta el dolo del
autor de creer que lo perjudica al inculpado, sino que en los hechos realmente le
cause un perjuicio. El dolo del autor exige el conocimiento y la voluntad de deponer,
informar, traducir o interpretar falsamente, en una causa criminal, ante una
autoridad competente, en perjuicio del inculpado -es la persona a quien se le imputa
la comisión de un delito, sin que se requiera un pronunciamiento judicial que
resuelva su situación procesal-. En cuanto a los efectos del error corresponde estar
a lo establecido en relación a la figura básica.
XIV. PENALIDAD
Para su figura básica, se prevé pena privativa de libertad, no menor de dos ni
mayor de cuatro años.
Esto último constituye sin duda una forma de arrepentimiento que el sistema
jurídico admite e incentiva mediante esta opción a fin de desalentar las conductas
ilícitas que se puedan desarrollar al cometer falso testimonio.
XV. BIBLIOGRAFÍA
BRAMONT ARIAS-GARCÍA CANTIZANO, Derecho penal, parte Especial,
CREUS, Carlos, Derecho Penal Especial, Editorial Astrea, Buenos Aires 1999
PEÑA CABRERA, Raúl, Tratado de Derecho penal, Parte Especial Tomo III B,