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UNIVERSIDAD PRIVADA DE TACNA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS


ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

Tema:
Delitos contra la administración de justicia
“Falsedad en juicio”

DOCENTE :

ESTUDIANTE :

ASIGNATURA:

DERECHO PENAL III

TURNO :

TACNA-PERÚ
2018
INTRODUCCIÓN

Artículo 409.- Falsedad en juicio


El testigo, perito, traductor o intérprete que, en un procedimiento judicial, hace falsa
declaración sobre los hechos de la causa o emite dictamen, traducción o
interpretación falsos, será reprimido con pena privativa de libertad, no menor de dos ni
mayor de cuatro años.
Si el testigo, en su declaración, atribuye a una persona haber cometido un delito,
a sabiendas que es inocente, la pena será no menor de dos ni mayor de seis años.
El Juez puede atenuar la pena hasta límites inferiores al mínimo legal o eximir
de sanción, si el agente rectifica espontáneamente su falsa declaración antes de
ocasionar perjuicio.

El delito de falsedad en juicio es uno de aquellos en que sus raíces históricas


se pierden en la perspectiva de los pueblos primigenios donde se condenaba y
sancionaba esta clase de actos como uno de los más graves y lesivos para la
sociedad humana. Durante siglos, la falsedad y la calumnia, fueron sinónimos de las
peores felonías a las que podía descender el hombre con el fin mezquino de obtener
alguna ventaja. Posteriormente, conforme el Derecho fue encontrando un camino
acorde con la racionalidad y los principios humanistas, esta clase de actos fue
tomando una connotación, si bien aún de extrema ofensa para el ordenamiento
jurídico, pero carente ya de la clase de castigos y represiones a los que eran
conducidos quienes incurrían en esta figura delictiva. En la actualidad, se coloca el
delito como una forma gravosa y merecedora aún de severas sanciones de carácter
privativo de la libertad y constituye uno de los tipos penales más distintivos respecto a
la evolución que ha experimentado como institución jurídica penal.
ARTÍCULO 409 DEL CÓDIGO PENAL: FALSEDAD EN JUICIO
NO TOMARAS LA JUSTICIA (PENAL) EN VANO

"Experimentándose con reparable frecuencia la facilidad de incurrir en la execrable


maldad de hacer falsas delaciones y ser testigos contra la verdad, de que resulta a
muchos inocentes la molestia, tal vez dificultosa reparación en la honra, vida y
hacienda, en ofensa, descrédito y escándalo de la justicia, que debo y deseo se
distribuya y administre en mis Reinos y dominios como principal obligación que con la
Corona ha puesto Dios a mi cargo; y reconociendo que estos enormes y perniciosos
abusos proceden de no practicarse con el vigor y la puntualidad que conviene las
penas prescritas y establecidas en las leyes, alentando la rara o templada experiencia
del castigo a la osadía, y la temeridad de atropellar lo sagrado del juramento y la
inocencia descuidada en su propia seguridad, he resuelto que con más rigurosa
exactitud y observancia se ejecuten las leyes que hay contra testigos falsos y falsos
delatores, en todo género de causas así civiles como criminales sin ninguna
dispensación ni moderación." (Felipe V en Madrid; 26 y 28 de julio de 1705)

I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

El Código penal francés de 1810, lo incluye entre los crímenes y delitos contra
la persona. En Austria, el Código de 1852 lo clasifica como delito contra la
propiedad, tratándolo entre las estafas, y lo considera circunstancia agravante del
engaño; el de Holanda de 1881 lo trata como delito contra la autoridad. En los de
Honduras (1866), Hungría (1878) y Portugal (1886) se lo incluye entre las
falsedades.

Los Códigos penales de Estados Unidos, consideran el perjurio como delito contra
la justicia pública, y los de Paraguay (1910), Perú (1924), Venezuela (1926),
Yugoslavia (1929), Rusia (1930), Italia (1931), España (1932), Uruguay (1933,
Colombia 1936) y Brasil (.1940) lo clasifican como delito contra la administración de
justicia.

También en Costa Rica, el Código penal de 1924 legisla el falso testimonio en el


título de los delitos contra la administración pública, en el capítulo referente a los
atentados contra el régimen de la justicia y de la autoridad. Finalmente, en el
Proyecto de Código penal de Checoslovaquia (1926) se incrimina el falso testimonio
en el título La infracción contra la autoridad pública y sus órganos.
II. LEGISLACIÓN CASTELLANA Y PERUANA

Referente a nuestra legislación y a sus antecedentes, el Fuero Real trata este delito
en el título de los falsarios; las leyes de la Nuevrit u a Recopilación (1567) en el de
los perjuros, lo mismo que la Novísima Recopilación (1805); los Códigos penales de
Santa Cruz y el Primer Código Penal peruano de 1866 clasificó este delito como
uno de los contrarios a la administración pública, pues los testigos, intérpretes o
peritos son funcionarios auxiliares, así ha quedado en el Código Penal de 1924 en
su Art.334. El hecho criminoso ocurre en toda la administración, que, en su amplio
sentido, comprende todos los poderes del Estado.

III. ANTECEDENTES HISTÓRICOS SOBRE DELITO

La naturaleza actual del proceso del delito es substancialmente distinta al del


Derecho antiguo, habiéndose modificado la estructura y composición social, pera de
todos modos en el pasado se encuentran las de la doctrina del falso testimonio,
como expresión de una de las manifestaciones de la naturaleza humana, La
evolución del delito ha dependido del concepto de la justicia. Cuando ésta se
consideró como una misión religiosa, el falso testimonio aparecía como una
violación a la santidad del juramento.

Más tarde, al perder en parte ese sentido sagrado y considerarse un instrumento


para que unos derechos prevaleciesen sobre otros, el falso testimonio se interpretó
como una ofensa contra los derechos individuales.

Finalmente, al entenderse la justicia como el fin primordial del Estado, es éste el


que se considera lesionado en el ejercicio de su autoridad y en el desempeño de la
función social a su cargo. Al mismo tiempo, desaparecido en general el perjuicio y el
sacrilegio como consideraciones religiosas de este delito, se han ido atemperando
el rigor de las leyes, pacificándose la pena tanto para el testimonio prestado con
juramento o sin él.

En la interpretación del sociólogo y jurisconsulto Emilio Durkheim, los delitos contra


la religión herían la solidaridad social que era por semejanza o unidad
natural primitiva. De ahí la importancia de esta referencia histórica y de su
evolución, para poner en evidencia los cambios y nuevos caracteres de los delitas
contra la justicia.

IV. DERECHO CANÓNICO

Durante esta época también era muy castigado el falso testimonio, con la misma
pena que el falso juramento, aunque se lo distinguía de éste, pues el falso
testimonio podía ser no jurado y sólo castigado a causa de la falsedad. La pena era
mayor para el eclesiástico que para el laico, pero luego se parificaron. Legislación
barbárica. Aunque en el Derecho germánico, según Perrone-Ferrante, no puede
casarse de las conjeturas, diremos que el falso testimonio era un delito contrala
religión, en virtud del juramento prestado. La lesión jurídica era la ofensa a la
divinidad. No existía tentativa en este delito, que se consumaba al prestarse la falsa
declaración.

La mayoría de las legislaciones imponían pena de multa; las restantes, corporal;


cien golpes y pena accesoria de indignidad en los visigodos; amputación de la
mano en los anglosajones; y todas ellas prescribían la pena accesoria de la pérdida
de la capacidad de testimoniar en causa propia o ajena.

V. DERECHO DE LOS ESTATUTOS

Los preceptos del Derecho barbárico y canónico se transforman en múltiples


estatutos que señalan la consagración del Derecho municipal (S. XIII a XVI). A
veces distinguen el hecho cometido en juicio civil o criminal (en este caso era más
grave) y la pena se parificaba a la del delito principal. El falso testimonio se
consideraba delito contra la religión y la justicia, subsistiendo la importancia del
juramento.

El falso testimonio, desde la concepción antigua, es en efecto un acto muy grave en


sí mismo. El testigo traiciona un juramento solemnemente prestado, y su perjurio
tiene por objeto extraviar a la justicia e imponer una mentira a su fallo. Pero la
gravedad de este crimen depende principalmente del objeto a que se aplica el falso
testimonio. La deposición falsa es un arma oculta con la cual el agente despoja a
sus víctimas, las deshonra o asesina.
Este crimen participa pues, o del hurto, o de la calumnia, o del asesinato. Otras
veces sólo tiene por objeto ocultar el crimen. Salvar de la pena al culpable, y es la
sociedad misma la que se encuentra perjudicada por esta deplorable debilidad.

El falso testimonio recorre, por decirlo así, todo el círculo de la criminalidad según el
fin que se propone, o la naturaleza del crimen que quiere consumar.

VI.BIEN JURÍDICO

Según, Moreno, “la administración de justicia no se tutela solamente cuidando a los


magistrados, imponiéndoles el cumplimiento del deber, sino tratando de que la
verdad domine en aquélla”

Los jueces tienen precisión para dictar sus resoluciones, de averiguar hechos,
dependiendo de los mismos la aplicación del derecho. Los hechos se determinan
por medio de las pruebas, las que son de diferente clase.

Entre esas pruebas se encuentra la testimonial, que es la proporcionada por


las personas que deponen acerca de hechos de su conocimiento y que tiene
decisiva importancia en las causas criminales y particular gravitación con respecto a
ciertas circunstancias en los asuntos civiles.

De aquí que las personas, llamadas a declarar en juicio, o sea los testigos, cuando
se produce una falsedad, perturban y atacan gravemente el desenvolvimiento de la
administración de justicia. En el delito de falso testimonio, si bien concurre una
falsedad, puede decirse que éste es el medio empleado para desviar la justicia. Por
eso, la colocación del capítulo corresponde donde lo ha puesto el Código vigente, o
sea entre los delitos contra la administración de justicia y no entre las falsedades,
como lo hicieron el Código de 1924 y sus antecedentes. En general la doctrina ha
considerado que lo que se protege es la función jurisdiccional del Estado que se
plasma en el proceso, el normal funcionamiento de la función jurisdiccional o más
comúnmente la administración de justicia.

En síntesis, se ha dicho entonces que está en juego la administración de justicia ya


que se crea infundadamente el riesgo de que la sentencia resulte injusta, alterando
el correcto funcionamiento de la misma.
Callar la verdad implica el silencio, esto es la persona que incurre en
reticencias con falta de respuestas. En este sentido, callar la verdad es dejar de
afirmar lo que se sabe, como también negar que se sabe algo que en realidad el
testigo conoce. En este punto hay que distinguir el delito de falso testimonio del
delito de calumnia.

VII. AUTORIDAD COMPETENTE

En principio, todos los testimonios se prestan ante los jueces, y actualmente


según los procesos, ante los fiscales. Se entiende cualquier tipo de juez, civil,
laboral, comercial, penal, etcétera. Sin embargo, el texto de la ley habla de
autoridad competente, por lo que la norma se refiere a cualquier otro empleo que
implique la función de tomar declaración. Puede tratarse de comisiones
legislativas, sumarios administrativos, etcétera.

En este sentido se puede afirmar que la ley se refiere a toda autoridad que de
conformidad con las leyes y reglamentos está facultada para recibir declaraciones,
requerir informes o disponer interpretaciones o traducciones a fin de resolver un
conflicto de carácter jurídico, es decir, que tenga que ver con el derecho. Por
ende, cuando los actos tienen otras finalidades, no queda comprendida la
conducta de la persona en este delito.

La jurisprudencia, en este punto, ha sostenido que: ³El delito de falso testimonio


requiere que la declaración, interpelación o pericia hayan sido requeridas ante una
autoridad competente y rendidas con las formalidades exigidas por la respectiva
ley procesal para que valgan como tales y produzcan los efectos que le son
propios, entendiéndose a esos efectos como autoridad competente, la judicial,
administrativa o legislativa, nacional, provincial o municipal, ante la cual por
disposición de la ley o por delegación de una autoridad se ha producido la
deposición, el informe o la traducción de que se trate. La autoridad debe ser
competente en el caso específico, de modo que su incompetencia acarrea la
nulidad del acto y por consecuencia no se tipifica el presente artículo.
VIII. LA PROMESA DE DECIR VERDAD

La declaración, el informe, la traducción o interpretación deben haber sido


rendidos con las formalidades exigidas por la respectiva ley procesal para que
tengan validez y puedan ser tomados en cuenta por el juez. Sobre este punto
Núñez decía que el decreto, exigía expresamente la promesa de decir verdad
como elemento de la figura delictiva. Es una exigencia innecesaria porque, o la
naturaleza procesal del acto demandaba esas formalidades cuando la ley la
imponía, o la ley de fondo, incursionando en materia procesal, imponía una
formalidad de la que, soberanamente, podía prescindir la ley procesal para
atribuirle validez al acto.

Sin embargo, Creus, y con razón, afirma que no es discutible que la enunciación
expresa de la ley de tal requisito transforme en atípica toda conducta al cual este
falte.
En síntesis, el juramento, la promesa de decir verdad, tiene que haberse
formulado con respecto al acto en el cual se asuma la conducta prohibida, que
solamente no es indispensable en aquellas personas que cumplen esas funciones
de manera permanente, por ejemplo, los médicos forenses de cuerpos judiciales.

El juramento prestado en estos casos para desempeñar el cargo llena el requisito


típico. En cuanto a la apreciación de las falsedades que recaen sobre las
generales de la ley, han existido discrepancias a nivel doctrinario. Al respecto,
podría sostenerse que mientras las afirmaciones falaces del testigo tendrían valor
probatorio y podrían, por ende, hacer incurrir en error a la autoridad actuante, las
falsedades vertidas sobre las circunstancias personales -como en el caso de las
generales de la ley carecen de dicho valor probatorio, por lo que no serían
relevantes para la constitución del tipo penal analizado; por otra parte, cabe
señalar que la verificación de la identidad de los testigos que se presentan
constituiría una obligación propia del tribunal intermitente.

Es que la falsedad tiene que ser idónea para inducir en error al que decide, por lo
tanto, debe recaer sobre hechos o circunstancias que alteren la comprensión del
hecho; por ende, quedan fuera del tipo penal aquellas falsedades sobre materia
quede ningún modo incidan en la estimación del hecho como tal. Sin embargo,
CREUS ha sostenido que la tipicidad sobre este punto dependerá del caso en
concreto. Tampoco hay duda de que cuando el acto sea nulo no se tipificará el
delito.

IX.AUTORES

Se trata de un delito especial propio y de propia mano, ya que solamente pueden


ser autoras las personas determinadas por la ley. Decía Moreno que la
enumeración es taxativa y por lo tanto excluyente. Hace una distinción afirmando
que el denunciante, al igual que el querellante, no son testigos, sino partes o
auxiliares de la justicia, por lo cual si han realizado imputaciones falsas se los podrá
imputar por el delito de calumnia e injuria.

El sujeto en este delito es la persona que tiene el deber de declarar como testigo,
deber del que sólo puede eximirse por incapacidad, o por ser incompatible con un
derecho o facultad como en los casos de defensa de sí mismo, no acusar a
los parientes y el secreto profesional. Tales situaciones pueden eximir o
simplemente atenuar el deber. En cambio, la incapacidad lo excluye. Como sostiene
MANZINI, la incompatibilidad no es lo mismo que incapacidad, pues aquélla existe
cuando una persona que tiene capacidad para ser testigo, no puede prestar
declaración en un proceso determinado por razones de alguna cualidad personal.

FLORIÁN, distingue capacidad de testimoniar en abstracto y capacidad en


concreto, siendo excluida esta última por incompatibilidades o por vínculos
de parentesco con el procesado. Esas causales de incompatibilidad, son en
realidad, las de exclusión del delito. Prácticamente, testigo es la persona presente
en momentos en que el hecho se realiza y que comprueba con sus propios sentidos
un hecho del que no participa.

En lenguaje jurídico es la persona llamada al cumplimiento de un acto jurídico con


conocimiento casual o no, de un hecho o acontecimiento. El término comprende
¿tanto al que es citado por magistrado como al que se presenta espontáneamente y
es aceptada su declaración, y al que declara oralmente o por escrito.

Aceptamos la definición de MITTERMAIER, que considera testigo, al individuo


llamado a declarar según experiencia personal, acerca de la existencia y naturaleza
de un hecho. A diferencia del testigo instrumental, cuya función comienza al
iniciarse el acto al cual asiste, y termina con el mismo sin ulterior intervención, el
judicial comunica al magistrado lo percibido del acto sobre el cual declara y que ha
caído bajo la acción de sus sentidos.

Su asistencia a ese acto no es obligatoria, como lo es en cambio la del testigo


instrumental, sino que a ella se condiciona la posibilidad de desempeñar la función
propia del testigo. Desvinculado de la controversia que se agita en el proceso, no
trata como la parte de poner en ventaja sus propios intereses y da al juez una
noción de los hechos, una Idea de la verdad, mientras que el magistrado discrimina
esos hechos sobre la base de las probanzas de autos y conforme a las mismas
aplica la Ley. El testigo es extraño al juicio y sólo contribuye a esclarecer la verdad,
el juez es uno de los sujetos del juicio. La prueba testimonial ha adquirido su
máxima importancia en el proceso penal, pues el reo prepara generalmente el delito
destruyendo todo rastro y los hechos por lo general, ocurren imprevistamente. Sin
embargo, poco a poco, ha ido perdiendo el crédito que debiera merecer: el número
cada vez mayor de testigos falsos y sobretodo, la cantidad de factores que pueden
hacer incurrir en errores a los testigos, esto obliga a los jueces a ser cautos en su
valoración. A esto se vincula la discusión entre los sistemas de las pruebas legales
y de la libre convicción del magistrado.

El primero, según el cual, cuando cierto hecho es afirmado por determinado número
de testigos en materia criminal, que llenan algunas cualidades, debe ser aceptado
por el juez, es sostenido por las viejas legislaciones. Las modernas prefieren el
segundo sistema, que consideramos superior, pues cualquiera limitación que se le
imponga al juez, puede desviar su decisión del camino de la verdad. Tampoco es
posible determinar a priori el valor de un testimonio y la ley no puede, por su parte,
prever todas las causas que hacen más o menos inaceptables las exposiciones. En
cuanto a nuestro derecho, el testimonio constituye un medio probatorio tan
importante, que dos testigos hábiles pueden hacer plena prueba. Con respecto a
las incapacidades, una de las más importantes es la del menor de edad y en lo que
atañe a su incriminación, la doctrina se halla dividida Son partidarios de la misma
Vacca, Crivpllari, Manzini, Dattino; y contrarios, D´Antonio y Pessina.

Para la jurisprudencia alemana y francesa, sí el impúber altera la verdad


conscientemente, es responsable. El incapaz que presta juramento puede
cometer falsos testimonios, ha dicho) la Corte de Casación francesa, nos introduce
en el debate un elemento de convicción, consistiendo el delito en la violación de la
fe del juramento, la alteración voluntaria de la verdad y la posibilidad del perjuicio
(29 de junio de 1843).Esta doctrina es censurada por Binding, Chauveau et Hélie,
Stoos y vori Listz, quienes dicen que la ley establece una edad para prestar
juramento y no se admite antes de cumplida la misma, la existencia de la
comprensión necesaria para su prestación; que además, la del menor no es una
verdadera deposición.

Pero evidentemente, la ley al eximir del juramento al menor y limitar su intervención


para simples esclarecimientos o indicaciones, establece una presunción de falta de
discernimiento inherente a la edad. Lógicamente, al menor le resultará más difícil
que a un adulto recordar un hecho que trae bajo la acción de sus actos, por su frágil
memoria y aún en el caso contrario, no lo podrá narrar con exactitud por
deficiencias de observación y análisis y pobreza de expresión. En cuanto al joven,
predomina más en el la fantasía y es propenso a la sugestión.

Es claro que tampoco es posible descartar a priori esa clase de testimonios) o


limitar su valor, pues bien pueden ser exactos. Caso por caso debe ser entonces
estudiado por separado, dejándose en libertad de apreciarlo al magistrado. Otra
incapacidad para declarar como testigo es la de los condenados. La encontramos
en las legislaciones francesas, belga, alemana y austríaca.

Por la primera, el condenado a pena aflictiva o infamante, sólo puede ser oído para
simples indicaciones y sin juramento. La segunda limita la incapacidad a los
condenados a muerte y trabajos forzados y permite al juez no aceptar la deposición
de los condenados a pena de detención o reclusión en forma permanente o
temporaria.

X. PERSONAS ENUMERADAS POR LA LEY

a) Testigos: Testigo es una persona física que depone sobre hechos que
conoce por percepción sensorial. La esencia del testigo entonces es que
debe declarar acerca de hechos que se pretenden probar, de modo que no
se le puede preguntar sobre hechos fantásticos, al decir de Moreno, o para
que emitan juicios de valor sobre ellos. Este punto es de fundamental
importancia, ya que si responden falsamente sobre valoraciones esa
declaración no será típica.
El ejemplo que trae Creus es claro: a un testigo se le puede preguntar si vio
la escritura de propiedad sobre alguna cosa, pero no se le puede preguntar
si a su juicio esa persona es propietaria. Son personas que saben cosas
que pueden influir en la reconstrucción de la incidencia judicial; son extraños
a los hechos objeto del proceso, pero extraños que saben cosas que deben
decir y sobre cuyas deposiciones debe recaer la valoración crítica y la
decisión del juez.

b) Peritos: Perito, es la persona llamada por la autoridad, a propuesta de parte


o como consecuencia de una designación oficial, para que dictamine sobre
alguna cuestión de la cual se requieren conocimientos especiales. En igual
sentido, se puede afirmar que peritos son auxiliares de la justicia que en el
ejercicio de una función pública o de su actividad privada son llamados a
emitir parecer o dictamen sobre puntos relativos a su ciencia y arte o
práctica, asesorando a los jueces en las materias ajenas a la competencia
de éstos.

c) Intérpretes y traductores: Intérprete es la persona que, teniendo


conocimientos en idiomas extranjeros, es solicitada para que traduzca
expresiones verbales o escritos necesarios para la prueba en un asunto
determinado. Generalmente, al que vierte escritos de un idioma a otro se le
designa con el nombre de traductor, y al que verifica esa versión de
expresiones verbales se le llama intérprete. El Código se refiere a los dos,
pues aun cuando emplea la palabra intérprete usa expresamente los
términos traducción e interpretación.

La traducción o interpretación deben ser hechas ante autoridad competente.


También puede afirmarse que intérpretes y traductores son terceros llamados
al proceso; son los encargados de introducir en el proceso en el idioma nacional las
expresiones orales, escritas o de manifestaciones mímicas que no sean accesibles
al común de la gente34. Generalmente se llama intérprete al que comparece para
traducir al idioma nacional en presencia del juez las expresiones verbales que se
vierten ante el mismo, y traductor al que verifica esa misma versión de una lengua a
otra, pero con relación a documentos y por escrito.
XI.TIPO SUBJETIVO
El dolo del autor exige el conocimiento y voluntad de deponer, informar, traducir o
interpretar falsamente, apartándose de la verdad -afirmando algo falso o negando lo
verdadero-; no se requiere un fin ulterior como el de desorientar o inducir en error
ala autoridad, ni es necesaria la intención de dañar, pues también es punible la
falsedad afirmada para beneficiar35. Se trata, en síntesis, de un delito doloso en el
cual el autor tiene que tener conciencia de que está negando, ocultando o
afirmando una falsedad en contra de lo que él cree que es verdad.

En este sentido lleva razón Creus al decir que no se trata de una contradicción
entre lo que dice el testigo y la verdad, sino entre lo que dice el testigo y lo que él
cree que es verdad. Con lo cual cualquier error elimina el tipo. Este delito es punible
solamente en su forma dolosa, no se admite la figura culposa.

XII. CONSUMACIÓN

El falso testimonio se consuma al rendirse la deposición, el informe, la traducción


o la interpretación ante la autoridad. Con relación al lugar debe prevalecer el de la
declaración. Si el testigo declara falsamente en un exhorto, el delito queda
cometido ante el juez exhortado. Desde el punto de vista temporal, depende del
perfeccionamiento del acto respectivo: cuando se trata de piezas escritas, la
presentación consignada con el cargo o constancia de recepción determina la
consumación.

Cuando las conductas del agente se observan en audiencias, la consumación se


produce cuando se cierra el acto; pero tal afirmación tiene que entenderse en el
sentido de que es cuando se clausura el acto respecto del agente, lo cual ocurre
cuando éste no puede ya hacer más uso de la facultad de ampliar o rectificar lo
expuesto, aunque no haya finiquitado para otros intervinientes.

De lo expuesto se desprende que la posibilidad de rectificación sólo cabe en el


juicio oral y en el escrito, si la exposición del agente es verbal, pues cuando el
testimonio, informe, traducción o pericia se presentan por escrito, no existe dicha
posibilidad, ya que el acto es instantáneo y se consuma con su incorporación al
juicio o procedimiento. En este sentido la jurisprudencia ha señalado que el delito
se perfecciona en el procedimiento escrito o al concluir la declaración oral, de
manera que el ilícito no queda saneado por una rectificación ulterior en acto
aparte.

XIII. TENTATIVA

La tentativa, al ser este delito de peligro abstracto, no es posible conforme


concuerda casi unánimemente la doctrina. Afirma Moreno que la pena se agrava
cuando el testimonio falso se haya prestado encausa criminal y en perjuicio del
imputado. La gravedad de la infracción salta a la vista y se justifica la penalidad
mayor. Para Creus, el problema está en que la normase refiere al falso testimonio
y la duda reside en si también esta agravante se refiere a los demás sujetos
enumerados en el artículo 409.

Tanto para Núñez como para el propio Creus y Moreno, la norma abarca a todos los
sujetos antes mencionados, habida cuenta del título es específico en torno a
este punto. Al referirse el actual artículo 409, segundo párrafo, a ³causa criminal´
debe entenderse que sólo corresponde la agravante en aquellos procesos seguidos
por delitos exclusivamente, sea de competencia de la justicia en lo criminal o de
la justicia en lo correccional, quedando excluidos, por ende, los procesos por faltas
o contravenciones, abarcando todos los casos de falso testimonio -también peritos,
intérpretes y traductores-. Esta idea de exclusión de las contravenciones es casi
mayoritaria en la doctrina, aunque con reservas por parte de Creus.

La ley exige que el falso testimonio sea en perjuicio del imputado, y éste es un
elemento objetivo que requiere el tipo penal. Por lo tanto, no basta el dolo del
autor de creer que lo perjudica al inculpado, sino que en los hechos realmente le
cause un perjuicio. El dolo del autor exige el conocimiento y la voluntad de deponer,
informar, traducir o interpretar falsamente, en una causa criminal, ante una
autoridad competente, en perjuicio del inculpado -es la persona a quien se le imputa
la comisión de un delito, sin que se requiera un pronunciamiento judicial que
resuelva su situación procesal-. En cuanto a los efectos del error corresponde estar
a lo establecido en relación a la figura básica.

XIV. PENALIDAD
Para su figura básica, se prevé pena privativa de libertad, no menor de dos ni
mayor de cuatro años.

En su forma agravada, la pena será no menor de dos ni mayor de seis años.

También se prescribe atenuar la pena hasta límites inferiores al mínimo legal o


eximir de sanción, si el agente rectifica espontáneamente su falsa declaración
antes de ocasionar perjuicio.

Esto último constituye sin duda una forma de arrepentimiento que el sistema
jurídico admite e incentiva mediante esta opción a fin de desalentar las conductas
ilícitas que se puedan desarrollar al cometer falso testimonio.

XV. BIBLIOGRAFÍA
 BRAMONT ARIAS-GARCÍA CANTIZANO, Derecho penal, parte Especial,

Editorial San Marcos, Lima 1996,

 CREUS, Carlos, Derecho Penal Especial, Editorial Astrea, Buenos Aires 1999

 DONNA, Edgardo, Citando a Bielsa, Derecho penal, Parte Especial, Editorial

Hammurabi, Buenos Aires 2001

 PEÑA CABRERA, Raúl, Tratado de Derecho penal, Parte Especial Tomo III B,

Ediciones Jurídicas, Lima 1996

 SHULTZ, Fritz, Derecho Romano Clásico, Editorial Bosch, Barcelona 1991

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