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Marcos 10:45 **
1. Lealtad.
a. Lealtad a Dios
b. Lealtad a la Palabra
La lealtad se mide en términos de servicio hacia aquello a los cuales Dios ha puesto
para ser nuestras autoridades espirituales. A Josué se le describe como “servidor
de Moisés” (Josué 1:1)
Ser leales significa no fallar ni abandonar al líder, aun cuando parezca que todo va
a fracasar. Tenemos que estar a su lado. Tenemos que apoyarlo, tenemos que
defenderlo (Juan 18:10-11).
El apóstol Pablo señaló a algunos líderes subalternos que le fallaron cuando más
los necesitó:
De Demas dijo: “Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo y se ha
ido a Tesalónica” (2 Timoteo 4:10).
De otros dijo: “En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me
desampararon; no les sea tomado en cuenta” (2 Timoteo 4:16).
2. El líder tiene interés en ayudar a los demás, esa es su consigna de servicio. Hay
líderes entregados al servicio de la humanidad. Aún en muchas universidades hay
una sección llamada Servicios Humanos. De hecho, el humanismo busca el
bienestar del prójimo. Pero el líder espiritual va más allá, además de ayudar y apoyar
en las necesidades físicas, su prioridad está en la salud espiritual: que las personas
pasen de muerte a vida poniendo su fe en Cristo Jesús.
3. El interés nunca es propio, ni egoísta, es hacia y por los demás. A esta clase de
líderes parece referirse Pablo en su larga lista de saludos personales en Romanos
6:1-16:
Saludó a Priscila y Aquila diciendo: “Que expusieron su vida por mí” (Romanos 16:3-
4).
III. DEDICACIÓN
2. Dedicarse a algo es luchar por ese ideal. El éxito no se determina por los grados
de triunfos, sino por el empeño en lograr alcanzar lo propuesto.
Las personas que más éxito han tenido, han sido aquellas que se han arriesgado a
fracasar más.
3. Un líder puede dejarse arrastrar por la corriente del fracaso total, o puede nadar
con esfuerzo contra la corriente. La fuerza de la voluntad puede más que el
resignarse a ser mentalmente arrastrados por las corrientes de los pensamientos y
los sentimientos negativos.
2. Pero hay líderes irresponsables. Si ellos no son el capitán del barco, no levantan
las anclas. Solo invierten tiempo y energías para sí mismos y no para otros. El
interés está centrado en ellos mismos, no en el Reino.
Notemos que la palabra “talentos” hoy día significa para nosotros habilidades o
dotes intelectuales. Para los romanos eran monedas. El Señor Jesucristo no evalúa
a los líderes o creyentes por los “talentos” personales. Él mas bien nos exige de los
“talentos” ministeriales o los “talentos” dones. El “talento espiritual” no es algo que
yo poseo por herencia, sino que es una capacidad espiritual que me ha conferido el
Espíritu Santo.
Para resumir la parábola, el que tenía cinco fue y los invirtió duplicando su cantidad.
El que tenía dos fue e hizo lo mismo. El que tenía uno fue y lo enterró. No hizo nada
con él. Los que duplicaron sus talentos fueron promovidos: “Bien, buen siervo y fiel;
sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor (Mateo
25:21-23).
Pero el que tenía un talento y no hizo nada con él, respondió: “Señor, te conocía
que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no
esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes
lo que es tuyo” (Mateo 25:24-25).
• Tercero, entrega su talento molesto: “aquí tienes lo que es tuyo”. Tuvo en poco su
talento.
El resultado final es que el siervo inútil, irresponsable, que no hizo nada con su
talento, lo perdió todo (Mateo 25:26-30). Al que tenia diez talentos se le dio el talento
de este siervo para que también lo multiplicara (Mateo 25:28).
– El miedo paraliza.
CONCLUSIÓN:
Dios desea la formación de grandes líderes, que puedan guiar a otros creyentes en
la formación de una vida fortalecida, dependiente de Dios, entregada a él y con
deseos de administrar sus negocios espirituales. Un líder que pueda decir: en los
negocios de mi Padre me es necesario estar.