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ORACION PARA SOLUCIONAR RUINAS, DEUDAS, PAGOS, NECESIDADES

GRAVES

¡Oh mi amado Jesús!, siempre con los brazos abiertos, siempre dispuesto a
ayudarnos; oh mi buen Jesús, que nos haces sentir bien pues eres nuestro amigo, a Ti
clamamos en nuestras pobrezas.

Tú sabes nuestras necesidades materiales y espirituales, y por tu misericordia y amor


a los hombres, te pedimos nos alivies las cargas económicas que tanto nos
intranquilizan y hacen padecer.

Aunque es cierto que no sólo de pan vive el hombre, también es cierto que nos han
enseñado a decir: "Danos hoy nuestro pan de cada día".

Nos encontramos sumidos en la tristeza, y nos sentimos incapaces de salir de los


agobios, de las graves dificultades que tenemos en nuestro hogar.

Nuestra familia está pasando por una mala situación, por un período de dificultades
económicas, las deudas y los pagos se acumulan, las necesidades diarias nos
agobian, y aunque nos esforzarnos para solucionarlo, no podemos lograrlo, por ello te
rogamos, ¡oh buen Jesús! que vengas en nuestra ayuda y extiendas tus benefactoras
manos para hacernos prosperar y alejar la ruina que en estos difíciles momentos nos
rodea, te pedimos desde lo más profundo de nuestro ser nos concedas lo que con
humildad te solicitamos:

(Decir con gran esperanza lo que se quiere conseguir).

Ayúdanos en nuestras pobrezas y debilidades, aparta de nosotros todo lo que nos


impide avanzar, libéranos de todo mal, ampáranos y asístenos, no nos abandones,
ayúdanos con tu gracia a cumplir nuestro compromiso, y mover los corazones de la
gente buena, ya que en ellos podemos encontrar ayuda.

No dejes que nada impida que nos acerquemos a Ti

Ayúdanos a poner nuestra confianza en Ti cuando fracasen nuestros planes y


esperanzas, cuando nos sintamos solos y la inseguridad nos invada.

Te pedimos, Señor: serenidad y bienestar, prosperidad y tranquilidad de nuevo en


nuestra familia y nunca olvidar a los que tienen menos que nosotros. Amén. +

Rezar el Credo, Padrenuestro y Gloria.

La oración junto a los rezos se hacen tres días seguidos.

ORACIÓN PARA ROMPER MALDICIONES ECONÓMICAS Y RECIBIR AYUDA Y


BENDICIONES

Te alabo Padre Dios porque me provees y cuidas


te alabo Jesús porque tu Sangre me sella y me limpia,
te alabo Espíritu Santo porque con tu luz aclaras todo,
os amo y adoro cada día de mi vida
y con toda confianza suplico vuestra protección
para que alejéis todo lo que me impide tener tranquilidad
y pido humildemente vuestra siempre bondadosa ayuda
para salir de mis graves aflicciones económicas.

En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo,


por el poder de su Preciosa Sangre
y de su Santa Cruz,
en nombre de los Arcángeles y Ángeles
que me rodean y asisten con su poder protector
yo ....... rompo, desato y disuelvo para siempre
toda envidia, maldición o maleficio
que haya recaído sobre mi economía,
sobre mi familia, mi trabajo y mis inversiones,
yo ....... alejo de mi y de mis bienes la mala suerte
y pido se abran mis caminos a la fortuna
a la buena suerte, la riqueza y la abundancia.

Yo ....... rompo, desato y disuelvo todo mal y daño recibido


a causa de la maldad de mis enemigos,
o por los pecados e injusticias de mis antepasados,
que puedan estar impidiendo lleguen a mí
las bendiciones económicas que Dios tenga para darme,
el auxilio que el Hijo tenga para ayudarme
y los dones que el Espíritu Santo tenga para concederme.

Lavo con la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo


toda contaminación espiritual o mental
que haya recaído sobre mis bienes económicos,
lavo todo daño y mal que afecte a mi economía
a causa de los pecados que con ellos hayan cometido
las personas que me los dieron de buena fe y por mi bien
o las faltas que yo he cometido por ignorancia con ellos.
Invoco la Providencia de Dios sobre mi patrimonio,
sobre mi hogar, mi trabajo o negocio, sobre mi dinero,
para que la bendición de Dios que es todo Bondad y Amor
lo multiplique, lo acreciente y lo haga rendir,
para que desde ahora mi economía sea prospera
y jamas tenga ruinas, carencias ni pobrezas,
y me comprometo desde este mismo instante
a dar limosna a los que lo necesiten.
Por último, nombro a la Santísima Virgen María
administradora de todas mis pertenencias,
para que con ellas me alcance
la riqueza eterna del reino de su Hijo.

La Sangre de Cristo me lave y selle,


me purifique y libre de todo lo que me perjudica,
los Arcángeles y Ángeles me sigan protegiendo
para que nadie me pueda causar dolor,
la Virgen María, Madre del Señor,
me cubra con su manto de amor
y me cuide con su maternal auxilio,
que Dios Todopoderoso, Jesucristo y el Espíritu Santo
tengan compasión y misericordia de mí,
me envíen sus bendiciones ahora y siempre
y permitan que alejado de los males de esta vida
reciba la recompensa eterna del Cielo.

Por Jesucristo nuestro hermano y Señor.

Amén. +

Rezar cinco Padrenuestros, un Avemaría y Gloria.


la oración y los rezos se hacen por cinco días seguidos.
Se enciende una vela azul, o morada o blanca el último día
y de deja hasta que se consuma.
Es aconsejable hacer una obra de caridad,
o dar una limosna a la Iglesia o a alguien que lo necesite,
antes de terminar los cinco días.

ORACION PARA ALEJAR LO MALO Y ATRAER SUERTE, AMOR, PROSPERIDAD

Hoy yo ...... (tu nombre, apellidos, fecha nacimiento)


en este momento, lugar y día
me reconozco ante Tí Señor Jesucristo como pecador,
y te pido humildemente el perdón de mis pecados.
Hoy te suplico te dignes Señor mirarme
con tus ojos llenos de bondad y amor
y conviertas toda la oscuridad de mi vida
en radiante luz tuya,
por favor Señor lávame con Tu Preciosa Sangre,
cúbreme con tu manto,
extiende hacia mi tu Poderosa Mano
y consuela mi alma, calma mi intranquilidad.

Te suplico Señor Jesús


quites de mí camino todos los obstáculos y trabas,
tanto espirituales como materiales,
que entorpecen y dificultan mi existencia.

Aleja Señor mio toda maldad, envidia,


daño, o mala voluntad lanzada contra mi persona,
y contra mi familia, mis posesiones y lo que me rodea
e incrementa día a día mi fe en Ti.

Átame al Corazón Santísimo de tu Madre


la Señora y Reina del Cielo, mi amada Virgen María,
para que nada pueda herirme y dañarme.

Haz que en mi vida se aloje el bienestar,


que pueda avanzar y mejorar laboralmente,
que todo lo que emprenda sea fructífero,
que mis inversiones estén llenas de suerte y fortuna;
haz que mi vida sentimental sea plena,
que tenga a mi lado a la persona amada
y que consiga ser correspondido en el amor;
permíteme alcanzar la prosperidad material
y tener todo lo necesario para vivir holgadamente,
dame tu ayuda para que mis sueños se realicen,
sobre todo, Señor mío, concédeme:

(pedir lo que se quiere obtener).

Señor te lo pido creyendo en Tu Voluntad Santísima


y en Tu Infinita Misericordia y Sabiduría.

Hoy quiero renunciar a todo lo que no es digno


ni grato ante tus ojos,
y pongo mi total confianza en tu Poder,
Señor Jesús, Dios Hijo, Salvador de Amor sin limites,
sabiendo que tu siempre escuchas
las suplicas sinceras de mi alma
y que no me negarás tu ternura y clemencia
para solucionar mis adversidades y carencias.

Así sea. +

Rezar tres Padrenuestros y tres Glorias.

Hacer la oración y los rezos tres días seguidos.

Nuestra Señora de la Dulce Espera

Por los esposos que suplican la gracia de tener familia

Señor, Dios del amor y de la vida, te pedimos por quienes tienen su esperanza puesta
en tí, para que les concedas la gracia de un hijo.
Tú que nos regalaste la presencia eterna de nuestro Salvador,
escucha nuestras súplicas y concédenos lo que te pedimos.
Por interseción de María en la Dulce Espera de Jesús, te imploramos que les
concedas la gracia del hijo que tanto desean y esperan. Amén

¿Deseando un hijo? Reza la Novena a Nuestra Señora de la Dulce Espera

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA DULCE ESPERA


(Fuente: Sonia Arévalo y Cristina Amitrano de Nieto)

Oraciones para cada día.


1. Señal de la cruz
En el nombre de Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

2. Para arrepentirse de los pecados


Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia,
Ni retires de mí tu Santo Espíritu.
(Salmo 51, 3.12)
3. Jaculatoria
Nuestra Señora de la Dulce Espera,
Ruega por nosotros.

4. Seguir la reflexión propia de cada día

DÍA PRIMERO
El Señor nos regala la vida

Compartimos la Palabra
“El Ángel entró en su casa y la saludó diciendo: ‘¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor
está contigo’. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué
podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: ‘No temas, María, porque Dios te ha
favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús’. María
dijo entonces: ‘Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho’”.
(Lc. 1, 28-31.38)

Reflexionamos
María, por su fe, pronunció estas palabras. Y así, a través de ella, la Vida vino a
nosotros. Ella, plenamente mujer, se confió a Dios sin reservas, se mostró
completamente dispuesta a la acción del Espíritu Santo y en esta respuesta se entregó
para cooperar con la Gracia de Dios

Oramos
Al comenzar este primer día de la novena, te expresamos Madre, nuestro amor.
Venimos con confianza a pedirte por nuestras necesidades, haz que te imitemos en tu
Sí a Dios.
Comprende nuestro pedido, atiéndelo.

A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.


-Por todos los padres y madres que esperan un hijo.
-Por todas las familias de nuestro país.
-Por la intención con que rezamos esta Novena.

Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos
que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:
Padrenuestro (Ave María, Gloria).

Que el Señor bendiga nuestra familia y la llene de gracia.

DÍA SEGUNDO
El Señor nos invita a ponernos al servicio de la vida

Compartimos la Palabra
“En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el
niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: ‘¡Tú eres
bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para
que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de
alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá todo lo que te fue
anunciado de parte del Señor’”. (Lc. 1, 39-45)

Reflexionamos
Las palabras de Isabel – "Feliz de ti por haber creído" – se aplican no sólo a aquel
momento concreto de la Anunciación, sino a toda la vida de María. En su peregrinar
hacia Dios, María recorrió un camino de fe que transitó toda su vida. Y lo hizo de modo
heroico. En su obediencia de fe, ella se abandonó a Dios y, esperando contra toda
esperanza, creyó cada día, en medio de las pruebas y contrariedades.

Oramos
María, Madre de Jesús y Madre nuestra, intercede ante tu Hijo y enséñanos a amar y
servir a los demás. Que, siguiendo tu ejemplo de disponibilidad, sepamos aceptar la
vida como el don gratuito que Dios nos ha dado. Que podamos recorrer con fe y
esperanza los caminos que nos llevan a cumplir la voluntad del Padre.

A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.


-Por los que desean recibir la gracia de un hijo.

-Por los padres que no tienen trabajo.


-Por las madres que están solas.
-Por la intención con que rezamos esta Novena.

Rezamos:
Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos
que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:
Padrenuestro (Ave María, Gloria).

Madre Santísima, bendice nuestro hogar.

DÍA TERCERO
Dios hace maravillas con nuestra vida

Compartimos la Palabra
“María dijo entonces:
‘Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
porque el todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es Santo! (Lc. 1, 46-50)

Reflexionamos
Cuando Isabel saludó a la joven pariente que llegaba de Nazaret, María respondió con
el Magnificat. Este canto de alabanza fue la respuesta de todo su ser a Dios,
expresada de forma poética, pero sencilla. Sus palabras están inspiradas en muchos
textos sagrados del pueblo de Israel y reflejan el gozo de su espíritu, la felicidad que le
provoca ser consciente de que en ella se realiza la promesa hecha "en favor de
Abraham y su descendencia por siempre".

Oramos
María, madre de Jesús, enséñanos a rezar con fe, con apertura de corazón y sencillez,
no sólo por nuestras necesidades sino también por las de todos aquellos que sufren y
necesitan de nosotros y de nuestra palabra de esperanza. Que de nuestra boca, como
de la tuya, broten palabras de alabanza hacia el Creador y Dador de vida.
Dios Padre Nuestro, rico en amor y misericordia, que este tiempo de espera se
transforme en una oportunidad de crecer en nuestra fe y en nuestra entrega a los
demás. Que podamos encontrar momentos de alegría y felicidad y los compartamos
con quienes nos rodean.
A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.
-Por todos los bebés que crecen y se preparan para nacer.
-Por todos los chicos abandonados.
-Por las mamás adolescentes.
-Por la intención con que rezamos esta Novena.

Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos
que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:
Padrenuestro (Ave María, Gloria).

María, que en la Dulce Espera del Señor nos mostraste un camino de Esperanza,
bendice nuestra vida.

DÍA CUARTO
"…Y llegó el momento de ser madre"

Compartimos la Palabra
“Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a
su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no
había lugar para ellos en el albergue.” (Lc. 2, 6-7)

Reflexionamos
María da su consentimiento a la elección de Dios, para ser la madre de su Hijo por
obra del Espíritu Santo. Y toda su existencia está marcada por la certeza de que Dios
está a su lado y la acompaña con su providencia benévola.

Oramos
Nuestra Señora de la Dulce Espera, ayúdanos a ser sencillos y pobres de corazón
para alimentarnos de tu amor y crecer en fe y esperanza, sabiendo que todo lo
debemos esperar de tu Hijo, nuestro Salvador.
Ayúdanos a que, a semejanza tuya, vivamos con la certeza de que Dios está a nuestro
lado y nos acompaña con su divina providencia.

A cada intención respondemos: Por María, nuestra Madre, te lo pedimos Señor.


-Por aquellas mamás que están a punto de parir.
-Por todos los que tienen en sus manos la vida humana.
-Para que todos los niños crezcan en un mundo de paz y amor
-Por las intenciones particulares con que rezamos esta Novena.

Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos
que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:

Padrenuestro (Ave María, Gloria).

Madre Santísima, bendice nuestro trabajo de cada día y que lo pongamos al servicio
de la vida.

DÍA QUINTO
Nuestro hijo, plan de amor de Dios Padre

Compartimos la Palabra
“Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.
Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre y, acabada la fiesta,
María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran
cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después
comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron,
volvieron a Jerusalén en busca de él.
Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley,
escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados
de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su
madre le dijo: ‘Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te
buscábamos angustiados’. Jesús les respondió: ‘¿Por qué me buscaban? ¿No sabían
que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?’ Ellos no entendieron lo que les
decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre
conservaba estas cosas en su corazón. (Lc. 2, 41-51)

Reflexionamos
Durante los años de su vida oculta en Nazaret, Jesús "vivía sujeto" a sus padres (Lc.
2, 51); sujeto a María pero también sujeto a José, su padre terrenal; de ahí que la
gente considerara a Jesús como "el hijo del carpintero" (Mt. 13,55).
Cuando el evangelista nos dice que "ellos (José y María) no entendieron lo que les
decía", pone de relieve que aún su madre vivía en la intimidad con el misterio de
Jesús, Hijo de Dios, sólo por medio de la fe. Por eso dice la escritura: "Feliz de ti por
haber creído" (Lc. 1, 45).

Oramos
Jesús, concédenos comprender, con la ayuda de tu gracia, las distintas situaciones
que se nos van presentando en la vida, especialmente las más difíciles, aquellas en
las que el dolor pone a prueba nuestra fe.
María, Madre de los vivientes, que acogiste la Vida en nombre de todos y para el bien
de todos, guíanos en el camino, protege a nuestras familias. Enséñanos a “estar en las
cosas del Padre”.

A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.


-Por todos los niños.
-Por nuestras familias.
-Para que en todos los hogares haya compresión y amor.
-Por todos los chiquitos enfermos.
-Por las intenciones particulares con que rezamos esta Novena.

Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos
que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:
Padrenuestro (Ave María, Gloria).

Señor Jesús, bendice nuestra casa de manera que sigamos los pasos del humilde
hogar de Nazaret.

DÍA SEXTO
María, nuestra madre, está atenta a nuestras necesidades

Compartimos la Palabra
“Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de
Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino,
la madre de Jesús le dijo: ‘No tienen vino’. Jesús le respondió: ‘Mujer, ¿qué tenemos
que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía’. Pero su madre dijo a los sirvientes:
‘Hagan todo lo que él les diga.’” (Jn. 2, 1-5)

Reflexionamos
María manifiesta una maternidad nueva, según el Espíritu, cuando va al encuentro de
las necesidades del hombre. En Caná de Galilea se muestra sólo un aspecto concreto
de la indigencia humana, aparentemente pequeño y de poca importancia ("no tienen
vino"). Pero esto tiene un valor simbólico. María se ubica entre su Hijo y los hombres
en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Como Madre, se sitúa "en
medio", se hace mediadora. Ella intercede por los hombres y es portavoz de la
voluntad de su Hijo: "Hagan lo que él les diga".

Oramos
Madre del amor hermoso, intercede para que Jesús atienda nuestras necesidades.
Enséñanos a hacer todo lo que Él nos dice y a pedir en la oración el conocimiento que
todavía nos falta para tener el gusto profundo de las cosas de Dios.
Que sepamos ver las necesidades de los que nos rodean y podamos brindarnos
generosamente, ayudando especialmente a las mamás que, en este momento
fundamental de sus vidas, se encuentran solas y desamparadas.

A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.


-Por las madres que están solas.
-Para que nadie se sienta abandonado o no querido.
-Por todos los que trabajan en defensa de la vida.
-Por la intención particular con que rezamos esta Novena.

Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos
que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:
Padrenuestro (Ave María, Gloria).

Señor, danos tu bendición.

DÍA SÉPTIMO
Tu hijo también tiene una misión

Compartimos la Palabra
“Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que
estaban afuera, trataban de hablar con Él. Alguien le dijo: ‘Tu madre y tus hermanos
están ahí afuera y quieren hablarte’. Jesús le respondió: ‘¿Quién es mi madre y
quiénes son mis hermanos?’. Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó:
‘Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre
que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre’” (Mt 12, 46-50)

Reflexionamos
María es la primera entre aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. Por
eso aquella bendición pronunciada por Jesús se refiere en primer lugar a ella. María se
convierte, en cierto sentido, en la primera "discípula" de su Hijo y, por medio de su fe,
descubre una nueva maternidad según el Espíritu.

Oramos
Madre nuestra, Señora de la Dulce Espera, tú nos enseñas que hallamos nuestra
plenitud en la vida haciendo lo que Dios nos pide, construyendo el amor cada día y
sirviendo al Señor. Que podamos testimoniar el significado del amor auténtico diciendo
sí a la voluntad de Dios y sirviendo a Jesús en nuestros hermanos.
Acuérdate de las familias que abrieron su corazón a la adopción; ayúdalas en la
alegría de su generosidad:
Que puedan gustar los hermosos nombres de papá y mamá. Que, teniéndote a vos
como modelo incomparable de acogida y cuidado de la vida, puedan dar gracias por la
bendición recibida.
A cada intención respondemos: Por María, nuestra Madre, te lo pedimos, Señor.
-Por todos los matrimonios que expresan su amor y su generosidad a través de la
adopción.
-Por los chicos que no tienen un hogar.
-Por la intención particular con que rezamos esta Novena.

Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos
que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:
Padrenuestro (Ave María, Gloria).

Bendice, Señor, a todas las familias que desean el don de un hijo.

DÍA OCTAVO
Amar a Dios sobre todas las cosas

Compartimos la Palabra
“Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le
dijo: ‘¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!’ Jesús le respondió:
‘Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican.’” (Lc. 11, 27-28)

Reflexionamos
Esta frase constituía una alabanza para María como madre de Jesús según la carne.
Al evocarla, recordamos el evangelio de la infancia de Jesús, en el que María está
presente como la madre que concibe al Hijo de Dios, lo da a luz y lo amamanta: la
madre-nodriza a la que alaba una mujer de la multitud… Gracias a esta maternidad,
Jesús es un verdadero hijo del hombre.

Sin embargo, con su respuesta, el mismo Jesús quita vigorosamente la atención de la


maternidad entendida sólo como vínculo de carne y la sitúa en aquel misterioso
vínculo del Espíritu que se da en la escucha y la observancia de la Palabra de Dios.

Oramos
María, muchachita de Nazaret, tú que viviste las dimensiones de lo humano y de lo
femenino de manera perfecta, intercede por nosotros, para que seamos atentos
escuchas de la Palabra de Dios. Aleja de nosotros todo lo que nos impida practicar lo
que Jesús nos enseñó. Pon en nuestra boca tus palabras, tus intenciones y todo lo
que pueda abrir nuestro corazón al bien y al amor.

A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.


-Porque las mujeres puedan amamantar a sus hijos, dándoles su alimento y su amor.
-Para que todos los padres puedan ayudar a crecer a los hijos.
-Por los abuelos que colaboran con la educación cristiana de sus nietos.
-Por la intención con que rezamos esta Novena.

Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos
que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:
Padrenuestro (Ave María, Gloria).

Bendice, María Santísima, a todas las personas mayores que colaboran con el
cuidado y la atención de los niños.

DÍA NOVENO
Jesús nos da a María como Madre
“Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre, con su hermana María, mujer de Cleofás,
y María Magdalena. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba,
Jesús le dijo: ‘Mujer, aquí tienes a tu hijo.’ Luego dijo al discípulo: ‘Aquí tienes a tu
madre.’ Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. (Jn. 19, 25-27)

Reflexionamos
La maternidad de María, que se convierte en herencia del hombre, es un don: un don
que Cristo mismo hace personalmente a cada hombre. A los pies de la cruz comienza
aquella especial entrega del hombre a la Madre de Cristo. La entrega es la respuesta
al amor de una persona y, en concreto, al amor de la Madre. Por eso, a través de los
siglos, de entre los diversos pueblos y naciones de la tierra, el hombre se dirige a
María con veneración y confianza, como quien se dirige a su madre y busca en su fe el
sostén para la propia fe.

Oramos
María Santísima, Madre de Jesús y Madre nuestra, sabemos que nos acompañas en
el camino de la vida intercediendo por nosotros y por nuestras necesidades. Danos un
corazón fuerte y generoso. Gracias porque cada uno de nosotros somos participes de
la vida de Dios.

Te pedimos que nos enseñes a respetar, proteger y defender la vida, especialmente la


más débil e inocente.
Inspira y protege especialmente a aquellos que, condicionados por el medio y las
circunstancias que los rodean, no llegan a ver que la vida es siempre un bien. Que
ellos sepan que "ninguna cosa es imposible para Dios" (Lc. 1,30 37) y se entreguen
con confianza a su providencia benévola.
Bendícenos y guíanos en este camino para poder florecer en virtud y santidad.
Confiamos en tu intercesión y esperamos con fe que Jesús nos conceda lo que
pedimos.

A cada intención respondemos: Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor.


-Por los bebés no deseados, sus madres y padres.
-Por los niños abandonados.
-Por los que sufren.
-Para que trabajemos en defensa de la vida humana.
-Por la intención particular con que rezamos esta Novena.

Una de las cosas más importantes que vino a hacer Jesús en la tierra es enseñarnos
que Dios es nuestro Padre. Con esa confianza le decimos:
Padrenuestro (Ave María, Gloria).

Bendice, Señor, a cada niño que está por nacer.

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