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LA MUJER DE NEGRO

Descripción: Carol se divierte espiando a la vecina del apartamento contiguo, hasta que una tarde, recibe la más
aterradora de las visitas.

Personajes: Carol, Daniela, Mujer de negro, Vendedora, Pareja

PRIMER ACTO

Carol y Daniela, dos muchachas de preparatoria, se encuentran mirando la televisión en el apartamento de la primera.

Daniela: ¿Segura que tu mamá volverá hasta tarde, Carol?

Carol: Sí, boba. Ya te he dicho que hoy sale hasta tarde del trabajo. Casi nunca está aquí, de todos modos.

Ambas se sobresaltan al escuchar un ruido en la pared. Suena como si alguien estuviera golpeando algo con un martillo.

Daniela: Ya está otra vez, no sé como aguantas esto. ¡Es la tercera vez que se escuchan esos ruidos! Deberías decirle a
tus vecinos que se calmen.

Carol: Vecina, querrás decir. Al lado únicamente vive una mujer muy extraña.

Daniela: ¿Cómo de extraña?

Carol: Siempre viste de negro, usa lentes oscuros y se tapa la cara con una bufanda, incluso si hace calor. Es siniestra.

Daniela: Ya, claro.

Carol: ¡En serio! Mira Daniela, te voy a enseñar algo. Pega tu oído a la pared y guarda silencio.

Las dos se ponen a escuchar y los sonidos paran de repente.

Carol (susurrando): Sabe que la estamos escuchando.

Daniela (riendo en voz baja): ¿Entonces por qué susurras?

Carol (gritando): ¡Sabemos que estás ahí, solterona amargada! ¡Déjanos ver nuestra película!

Las dos sueltan una carcajada.

SEGUNDO ACTO

Esta vez, Carol se encuentra sola mirando la televisión. Está vestida con ropa distinta. Un par de martillazos resuenan en
la pared y ella bufa.

Carol: ¡Ya cállate, maldita loca! ¡A ver cuando te dejas de dar martillazos!

Los ruidos se detienen. Un instante después vuelven a escucharse… en la puerta de Carol.

Carol: ¡¿Pero qué demonios?!

Los martillazos van aumentando en fuerza y velocidad, hasta parecer que van a derrumbar la puerta. Carol se mueve
nerviosa en el sofá. De pronto los golpes cesan… y un último martillazo es descargado, abriendo la puerta por completo.
Una tenebrosa mujer, vestida de negro y con el rostro cubierto, avanza hacia la muchacha con su martillo en una de sus
manos enguantadas.

Carol: ¡¿Qué hace aquí?! ¡¿Qué quiere?!

La mujer no responde, si no que avanza hasta ella lentamente.

Carol: ¡Por favor, por favor, márchese! ¡Lo siento! ¡Por favor!

Carol grita de terror y es acorralada en un rincón por la intrusa, quien solo levanta el martillo en alto.

TERCER ACTO

La puerta del apartamento, que ahora está deshabitado, se abre y entran en escena una vendedora de bienes raíces y una
pareja joven.

Vendedora: Aquí estamos, miren con atención. El lugar es muy espacioso y está bien iluminado. La inquilina anterior acaba
de mudarse y lo dejó como nuevo.

Chica: ¿Por qué se mudó?

Vendedora: No me enteré muy bien, algo relacionado con su hija… pero nada por lo cual preocuparse. ¿Les gusta el piso?

Joven: Nos encanta.

Unos ruidos extraños se hacen presentes a través de la pared.

Chica: ¿Qué es eso?

Vendedora: Oh, solo es la vecina. Tranquilos, no los molestará en absoluto. Vive sola y a veces es un poco excéntrica,
pero seguro podrán entenderse.

Joven: Amor, creo que nos encantará vivir aquí.

FIN
LA CASA DEL ASESINO

Descripción: Al explorar una vieja cabaña abandonada, un grupo de jóvenes descubrirá que la leyenda que se cuenta del
lugar es verdadera.

Personajes: Marta, Diego, Lucía, Saúl, Nicolás, Asesino

PRIMER ACTO

Un grupo de cinco chicos entran en escena. Están ingresando a lo que se ve como el interior de una casa abandonada y
vieja.

Marta: Uy, este sitio me da escalofríos. No debimos venir.

Diego: No seas cobarde, ya te dije que aquí no pasa nada.

Saúl: Además es un lugar estupendo para beber cervezas, ¿qué no?

Nicolás: mí tampoco me gusta.

Lucía: Son unos miedosos.

Los chicos se sientan en círculo en el centro del escenario y sacan unas latas de cerveza.

Saúl: Pues la verdad… algo de razón si tienen. Lo cierto es que esta cabaña fue abandonada por lo que pasó hace cinco
años.

Nicolás: ¿Qué pasó hace cinco años?

Saúl: Un psicópata mató a dos muchachas. Las descuartizó con un martillo y nunca nadie lo pudo atrapar.

Lucía: Ay sí, como no, ¡lo estás inventando!

Saúl: No lo inventó. De hecho por eso este lugar es conocido como la casa del asesino.

Diego: Pues lo que sea de cada quien, yo vine a tomar, ¡así que vamos a empezar!

Todos abren sus cervezas y empiezan a beber y reír.

SEGUNDO ACTO

En la cabaña, los chicos han puesto música y se encuentran bebiendo y bailando. Pero Marta se ve nerviosa.

Marta: Oigan, vámonos, ya se hizo muy tarde.

Diego: Ay Martita, no seas aguafiestas.

Marta: Es que de verdad, tengo un mal presentimiento.

Saúl: Ya vas a empezar con tus cosas.

De pronto, la luz de la única bombilla que hay en el lugar parpadea y se apaga.

Lucía: ¡No! Se fundió el foco, que mala onda.


La música se apaga.

Nicolás: ¿Quién quito la música?

Saúl: Yo no fui… algo raro está pasando aquí.

Una sombra aparece en una de las ventanas y las muchachas gritan. Es un hombre que trae un costal en la cabeza y un
martillo en la mano.

Diego (asustado): No puede ser.

El hombre desaparece de la ventana y toca la puerta. Los chicos gritan.

Saúl: ¡Rápido! ¡Hay que bloquear la puerta!

Los muchachos mueven un mueble hasta la puerta, hasta que el picaporte deja de sacudirse.

Lucía: ¿Se ha ido?

Diego: Parece que sí.

La luz se vuelve a encender de repente y ahora, el hombre del martillo está en la misma habitación que ellos, mirándolos
desde una esquina. Los chicos gritan de terror y las luces vuelven a apagarse.

TERCER ACTO

En la misma cabaña, se puede ver a los chicos tendidos en el suelo, con los rostros ensangrentados e inmóviles. De
pronto, Marta se mueve, gime adolorida e intenta ir hacia la puerta.

Marta (con voz débil): Ayuda… ayuda… por favor…

Trata de alcanzar la puerta cuando esta se abre lentamente. Por un instante hay un silencio profundo pero entonces, se
escucha una risa macabra del otro lado. El hombre del martillo vuelve a entrar y se quita el saco de la cabeza lentamente,
revelando un rostro lleno de cicatrices.

Marta grita llena de terror y el escenario se queda a oscuras de nuevo.

FIN
AL FIN LIBRE

SE DESARROLLA EN UN BANCO.

PERSONAJES: serena – esposa de fausto, es renegona y gritona, fausto – esposo de serena, es dominado por su
esposa, paz – amigo de fausto, asaltante 1 (hombre), asaltante 2 (mujer), policía, cajera del banco, clientes del banco.

PRIMER ACTO

SERENA, FAUSTO, PAZ Y OTRAS PERSONAS SE ENCUENTRAN HACIENDO FILA PARA SER ATENDIDOS EN UN
BANCO. ENTRAN DOS ASALTANTES ENMASCARADOS Y ARMADOS.

ASALTANTE 1: ¡Este es un asalto! ¡Todos al suelo!

TODOS SE ECHAN AL PISO, HAY GRITOS. PERO SERENA SE RESISTE Y RECLAMA.

SERENA: ¡Qué cosa! ¡Asaltantes de porquería !, Qué se han creído que les tengo miedo, solo porque tienes una mascarita
para tapar tu cara horrible.

ASALTANTE 1: LE PONE LA PISTOLA EN LA CABEZA A SERENA Te callas viejita o te quemo ahorita.

SERENA. – Vieja será tu abuela.

FAUSTO. – Por favor mi amor cállate; no moleste a los Sres. asaltantes.

PAZ. – Cállense tarados, ahorita nos dan vuelta a todos.

(ASALTANTE 1 A EL ASALTANTE 2)

ASALTANTE 1: Esos tres están fregando mucho, no dejan trabajar tranquilo, mételos en un cuarto y enciérralos con llave.

ASALTANTE 2. – ¿Me los bajo a todos?

ASALTANTE 1. – No, No se puede tenemos pocas balas y las vamos a necesitar para salir del banco.

ASALTANTE 2 LOS LLEVA A EMPUJONES A LOS TRES.

SERENA. -Ya verán lo que les espera, flojonazos, zánganos, haraganes, deberían estar limpiando sus casas, y no estar
asaltando bancos, pobres sus hijos.

FAUSTO. – (A SERENA) Guarda silencio mi amor, por favor. No los hagas enojar.

SERENA. – Eres un cobarde, hay que decirle sus verdades a estos tarados.

EL ASALTANTE 2 LOS LLEVA A UN EXTREMO DEL ESCENARIO A LOS TRES, ANTES DE EMPUJARLOS
AFUERA DE ESTE:

ASALTANTE 2. – (A FAUSTO), Si me la bajo ahorita te haría un favor ¿Verdad?

FAUSTO. – (POR UN INSTANTE SE IMAGINA LO FELIZ QUE SERIA SIN SERENA, SONRIE, PERO DESPUES
REACCIONA) No, No, Sra. Asaltante no haga eso.

PAZ. – Aprovecha la ocasión, acepta la oferta. Vivir con esta bruja debe ser peor que estar con Satanás quemándote en el
infierno.
LOS EMPUJA CON FUERZA HACIA ADENTRO Y CIERRA LA PUERTA DANDO CINCO VUELTAS AL SEGURO CON LA
LLAVE. SERENA DESDE EL INTERIOR SIGUE VOCIFERANDO

SERENA. – ¡Como te atreves a empujarme! ¡Cuando salga de acá ya veraz! inútiles, seguro quieren la plata para
emborracharse, para drogarse, estar prendido todo el día, ¡zánganos! ¡Cobardes, malos hijos! ¡Flojos, brutos, monstruos!

ASALTANTE 2 DIRIGIÉNDOSE AL ASALTANTE 1

ASALTANTE 2. – Mejor, me la bajo a la bruja.

ASALTANTE 1. – Otro día, ahora tenemos que fugarnos, ya tengo la plata… ¡Vamos corre, corre!

EL ASALTANTE 1 LE HABÍA DADO A LA CAJERA DEL BANCO UNA BOLSA PARA QUE DEPOSITE EL DINERO.
SALEN CORRIENDO LA PAREJA DE ASALTANTES, EN POCOS INSTANTES LLEGAN UNOS POLICIAS

POLICIA: ¡Nadie se mueva es la policía! (AL VER QUE NO HAY ASALTANTES) ¿Todos están bien?

CAJERA: Sí, Capitán.

POLICIA. – Sargento, Señorita, por el momento solo Sargento.

CAJERA. – Si, Sargento, todos estamos bien, pero nos han robado y se han llevado todo el dinero.

POLICIA. – Vio que camino tomaron.

CAJERA. – Por allá mi General.

POLICIA. – Sargento, Señorita, Sargento.

SALEN A PERSEGUIR A LOS LADRONES LOS POLICIAS, DETRÁS DE ELLOS SALEN CORRIENDO TODA LA GENTE
QUE ESTABA EN EL BANCO. EL ESCENARIO ESTA VACIO SOLO SE ESCUCHA A SERENA.

SERENA. – ¡Sáquenos de acá!, ¡Asesinos! ¡Criminales! ¡Malos hijos, malos esposos, malos clientes!

PERO NADIE LOS ESCUCHA NI LOS SACA DE SU ENCIERRO. TODOS HAN SALIDO CORRIENDO DEL BANCO Y SE
HAN OLVIDADO DE ELLOS.

TELÓN

SEGUNDO ACTO

LA ESCENA SE DESARROLA EN EL AMBIENTE DONDE ESTAN ENCERRADOS SERENA, FAUSTO Y PAZ, HAY UN
ESCRITORIO UN PAR DE SILLAS, UNA REVISTA, UNA PUERTA A UN EXTREMO QUE DA A UN BAÑO.

PAZ. – Que rabia, nos han dejado encerrados ni la policía ni nadie nos saca. Se han olvidado de nosotros.

FAUSTO. – No solo nos roban, nos maltratan, nos pegan, nos gritan. Debí quedarme tranquilo en mi casa limpiando.

SERENA. – (LE DA UN GOLPE EN LA CABEZA A FAUSTO) ¿Quién te grita a ti, ah?

PAZ. – Ya no peleen, (A SERENA) parecen perro y gato, además por tu culpa estamos encerrados, de suerte no nos han
matado.
SERENA. – Ahora yo soy la culpable, no serán Uds. par de cobardes que no saben enfrentar a un par de ladronzuelos, Y
tú no me vas a defender de este insolente que ofende a tu mujer.

FAUSTO. – Pero mi amor, porque usar la violencia, si hablando se entiende la gente.

SERENA. – Maricon, bueno para nada. (MIRA A UN EXTREMO DEL ESCENARIO) una puerta, voy a ver que
hay de repente podemos escaparnos por ahí. (LLEGA DONDE ESTA LA PUERTA, LA ABRE INGRESA,
SALIENDO DE ESCENA)

PAZ. – (A FORTUNATO) ¿No has pensado en fugarte algún día?

FAUSTO. – Ya lo he intentado tres veces, pero me encuentra y me regresa al suplicio diario.

PAZ. – Entonces, (GESTO DE PASAR UN CUCHILLO POR EL CUELLO) dale vuelta, mátala.

FAUSTO. – No, como voy a hacer eso, aunque la verdad a veces lo pienso, pero me falta la voluntad para hacerlo.

PAZ. – (COGE UNA SOGA DEL SUELO), ahórcala, esta es tu oportunidad, decimos que fueron los ladrones, todos son
testigos que ella los insultaba, decimos que los ladrones se enojaron y la mataron.

FAUSTO. – Buena idea, pero me da miedo, porque es más fuerte que yo, de repente a mí me ahorca.

PAZ. – (LE PONE LA SOGA EN EL CUELLO A FAUSTO) le pasas así la soga y jalas con fuerza hasta que no diga ninguna
palabra y la mandas al más allá.

FAUSTO. – Esta es capaz de venir del más allá, al más acá, para atormentarme, torturarme eternamente.

INGRESA SERENA

SERENA. – Que pasa ahí, que tanto chismosean a mis espaldas. Cuidadito nomas.

FAUSTO. – No mi amor, como crees, solo conversábamos porque te demoras tanto.

SERENA, – Mucho cuidado ya sabes, esa puerta da un baño, trate de salir por la ventana, pero no se puede muy angosta.

PAZ. – Al menos tendremos donde tomar agua y hacer otras cosas.

FAUSTO. – Ya me dio hambre, por estar limpiando los servicios de la noche anterior, no tome desayuno.

SERENA. – Tu culpa por demorarte en los quehaceres de la casa.

FAUSTO. – Claro, en cambio tú, sí que desayunaste como preso político, 5 panes con huevo y palta, 2 vasos de jugo, 2
tazas de café, ensalada de frutas.

SERENA. – (FROTANDOSE EL ESTOMAGO) Imbécil, me has hecho acordar todo lo comí, y ahora tengo que ir al baño.
(CORRE APURADA AL BAÑO, SE DETIENE A MEDIO CAMINO) Oh, no había papel higiénico en el baño (MIRA
ALREDEDOR VE UNA REVISTA EN EL SUELO LA COGE) Cuando hay una emergencia todo sirve (CONTINUA SU
CAMINO AL BAÑO).

DESDE EL EXTERIOR SE ESCUCHA LA VOZ DEL POLICIA

POLICIA. – ¿Hay alguien ahí?

PAZ. – (LE GRITA AL POLICIA) Si acá estamos, somos dos clientes del banco.
POLICIA. – (TRATA DE ABRIR LA PUERTA, AL NO PODER HACERLO) Voy a traer un hacha para derribar la puerta,
esperen tranquilos, no se muevan.

PAZ. – Están bien aquí esperamos, no creo que podamos ir a ningún lado.

FAUSTO. – Porque le has dicho que somos dos y somos tres

PAZ. – Esta es una buena oportunidad para que la bruja te deje tranquilo, aunque sea unas horas.

FAUSTO. – Pero, ¿qué hacemos?

PAZ. – La loca esta en el baño, vamos a trancar la puerta así no va a poder salir. Ahí hay un escritorio eso nos puede
servir de tranca. Ayúdame (LOS DOS LLEVAN EL ESCRITORIO Y TRANCAN LA PUERTA DEL BAÑO)

SE ESCUCHAN GOLPES EN LA PUERTA DE INGRESO POR PARTE DE LA POLICIA, HASTA QUE LOGRAN
INGRESAR A RESCATARLOS

POLICIA: ¿Cuántas personas más hay con Uds.?

FAUSTO. – Sólo nosotros dos. ¿Lograron capturar a los asaltantes?

POLICIA. – No, se fugaron, en direcciones opuestas, no sabemos cuántos son, ni cuanto se han llevado. Voy a llamar a
mis superiores para informar.

MIENTRAS EL POLICIA LLAMA POR CELULAR, PAZ LLEVA A FAUSTO A UN EXTREMO

PAZ. – Perfecto, ahora es una buena oportunidad para que liberes de esa bruja, le decimos que nosotros hemos captura a
uno de los asaltantes y la hemos encerrado en el baño.

FAUSTO. – Se la creerá el policía, como decimos que nos encerraron.

PAZ. – Le decimos que ante tantos gritos nos encerraron sin darse cuenta que adentro estaba uno de ellos y entre los dos
logramos atacarlo y encerrarlo en el baño.

FAUSTO. – Pero al poco tiempo la soltaran al verificar que ella no es ladrona y volveré a mi calvario diario.

PAZ. – Mientras pase eso, la policía va a demorar como un mes, tendrás todo ese tiempo de vacaciones.

FAUSTO. – ¡Un mes libre!, ya, ya hay que decirle al oficial.

PAZ. – Mi Capitán

POLICIA. – Sargento, señor, Sargento. Aunque tengo pinta de Capitán

FAUSTO. – Muy bien señor Sargento, nosotros hemos capturado a uno de los ladrones, lo reducimos y lo encerramos en
el baño, pero es muy peligrosa, agresiva, violenta.

POLICIA. – Pierda cuidado, estamos preparados para todo tipo de peligro, donde dice que está el ladrón.

FAUSTO, PAZ. – En el baño.

EL POLICIA SE DIRIGE AL BAÑO, A MEDIO CAMINO SE DETIENE POR UNOS GRITOS QUE ESCUCHA.

SERENA. – ¡Abran la puerta desgraciados, en cuanto salga los degüello, los mato, a los dos!
POLICIA. – Será mejor que traiga refuerzos. Ustedes vayan a sus casas que yo me encargo.

SALE EL POLICIA

FAUSTO. – ¡Viva la Libertad! ¡Abajo la esclavitud! Al fin libre, a disfrutar de unas vacaciones, vámonos Paz.

SERENA QUE SIGUE ENCERRADA EN EL BAÑO, CONTINÚA GRITANDO.

SERENA. – ¡Abre la puerta maldito! ¡Te voy a romper los huesos! (GOLPEANDO LA PUERTA DEL BAÑO) ¡Abran, Abran
la puerta!

TELÓN

FIN
LA ABUELITA APROVECHADA

Descripción: Magda nunca puede negarle favores a su abuelita, lo que le provoca muchos problemas. ¿Podrá cumplir
con su cometido de decirle que no?

Personajes: Magda, Dora, Doña Matilde, Julio

PRIMER ACTO

Magda, una chica joven y guapa, se encuentre dando vueltas en la sala de estar de su casa, visiblemente nerviosa.

Dora: ¿Quieres dejar de moverte, Magda? Me vas a marear con tanta vuelta,

Magda: Ay Dora, es que mi abuelita Matilde viene en camino, ¡y tú ya sabes como es ella!

Dora: Pues eso te pasa por dejarte pisotear, sabes muy bien que doña Matilde se aprovecha mucho de ti. ¡Y tú que nunca
le dices que no! Pareces su perrito faldero.

Magda (dando un pisotón en el suelo): ¡Eso no es cierto! Ya ves a ver, esta vez le voy a decir que lo siento, pero no
siempre puede salirse con la suya. ¡Y voy a ser firme!

Doña Matilde (entrando por la puerta): ¿Con quién vas a ser firme, Magdita?

Magda: ¡Con nadie, abuelita! Pasa, pasa, ¿quieres algo de tomar? (Ayudándola a sentarse).

Dora: Este será un largo día.

SEGUNDO ACTO

Doña Matilde se encuentra sentada frente al televisor, con sus pies sobre un taburete, una bebida y botanas. A su
alrededor, las chicas limpian la casa.

Doña Matilde: Magdita, ¿ya terminaste de desempacar mis cosas?

Magda: Claro, abuelita.

Doña Matilde: ¿Sabes? No tuve tiempo de lavar mi carro antes de viajar. ¿Crees que podrían…?

Dora: Ah no, ¡eso sí que n..!

Magda: Ya vamos, abuelita. (Toma de la mano a su amiga y sale de escena).

Doña Matilde: Que bueno es tener a chicas tan serviciales.

TERCER ACTO

Dora y Magda entran en escena, exhaustas.

Dora: ¡Magda, ya estuvo bien! Esto no puede continuar así, ¡o le dices a tu abuelita que pare con sus exigencias o se lo
digo yo! ¡Mira nada más como nos trata! ¡Hoy es sábado, por el amor de Dios!

Doña Matilde entra por la puerta, muy sonriente.


Doña Matilde: ¡A que no sabes, Magdita! No te conté que ayer por la tarde estuve hablando con mi amiga Clotilde, la pobre
anda muy angustiada por su nieto, que es nuevo en la ciudad. ¡Le dije que estarías encantada de salir con él!

Magda (molesta): ¡Ah no, abuelita! ¡Eso sí que no! Puedo soportar muchas cosas, ¡pero no que me hagas citas con los
nietos de tus amigas!

Doña Matilde (sorprendida): Pe-pero Magdita…

Magda: ¡He dicho que no, abuelita! ¡No pienso salir con ningún desconocido! Lo siento, pero todo tiene un límite y hasta
aquí ha llegado. ¡No!

Un muchacho alto y atractivo entra en ese momento, sonriendo.

Julio: Buenas tardes, Doña Matilde. Espero no haber llegado tarde.

Magda y Dora se lanzan una mirada de sorpresa.

Doña Matilde: Ay Julio, hijito. Que pena, pero es que… fíjate que mi nieta me acaba de decir que…

Magda: ¡Qué será un placer conocernos! (Magda sonríe y va hacia él para colgarse de su brazo). Ay abuelita querida, tú
siempre pensando en mí. ¿Nos vemos?

La pareja sale de escena mientras Dora se cruza de brazos.

Dora: ¿Y yo qué? ¡Luego de todo este trabajo!

Doña Matilde: ¿Qué dices, hijita?

Dora: ¡Nada!

FIN
EL SECRETO DE ÁNGELA

Descripción: Después de mucho tiempo, la hermana mayor de Lidia vuelve a casa para encontrarse con ella. Lo que Lidia
no sabe es que está por descubrir una abrumadora verdad.

Personajes: Ángela, Lidia, Marta, José Luis

ACTO ÚNICO

Lidia, una chica de 13 años de edad, se encuentra poniendo la mesa en casa. Desde la cocina asoma su madre, una
mujer que se ve un poco mayor y la mira con severidad.

Marta: ¿Ya terminaste de acomodar los cubiertos, Lidia?

Lidia: Sí, mamá.

El padre de Lidia entra en escena.

José Luis: El hijo de los vecinos va cada vez de mal en peor. ¡Acabo de verlos por la ventana y resulta que el chico se hizo
un tatuaje!

Marta: ¡Por Dios santo! Esta juventud de hoy está descarriada.

Lidia: Yo no veo que tenga nada de malo, ¿además por qué espias a los vecinos, papá? Eso es de muy mala educación.

José Luis: ¡Qué sea la última vez que te atreves a amonestarme, Lidia! Marta, ¿qué clase de modales le has enseñado a
esta chica?

Marta: Tú sabes que siempre la estoy corrigiendo, José Luis. Pero tal parece que hierba mala nunca muere.

Lidia: ¿De qué están hablando?

Marta: De nada, termina de poner la mesa para comer de una vez. Voy a traer la comida.

Lidia y su papá se sientan, mientras su madre va a la cocina y vuelve con una cacerola. Suena el timbre de la casa.

Lidia: ¿Quién será? ¡Voy a abrir! (Se levanta de la mesa).

José Luis: ¡Lidia, no tienes permiso para levantarte!

Lidia abre la puerta y se encuentra con una mujer joven, vestida de manera casual y con un piercing en la nariz.

Lidia: ¿Ángela? ¿Hermana, eres tú?

José Luis y Marta se acercan a la puerta, con rostros estupefactos.

Marta: ¿Qué haces aquí?

Ángela: He regresado, mamá. Y esta vez no pienso marcharme a ninguna parte.

Lidia: ¿Eso significa que terminaste con tu carrera en España? ¡Hace años que ni nos llamabas!

Ángela: Lidia… hay algo que tienes que saber. (La abraza con lágrimas en los ojos). Yo no soy hermana tuya.
Lidia: ¿A qué te refieres?

José Luis: Ángela, no hagas esto.

Ángela: ¡No, papá! Tengo que hacerlo. Lidia debe saber la verdad. Lidia, (la toma de las manos), siempre te criamos para
que pensaras que éramos hermanas. O más bien, ellos lo hicieron. Verás, yo cometí muchos errores cuando era una
muchacha. Iba a fiestas, consumía cosas que eran malas para mí, no me siento orgullosa de aceptarlo. Cuando me quedé
embarazada de uno de mis compañeros, el mundo se me vino encima. Mis padres no querían pasar una vergüenza, con
su única hija embarazada y sin casarse. Así que me enviaron lejos a tener al bebé y cuando nació, nos mudamos a esta
ciudad. Fue así como comenzó la farsa.

Lidia: ¿Quieres decir… que yo…?

Ángela: Sí, Lidia. Yo soy en realidad tu madre. Y si me fui lejos, fue porque tus abuelos me obligaron al temer que se
descubriera la verdad. Pero ahora he vuelto y si quieres, podemos iniciar una nueva vida. Juntas.

Lidia abraza a Ángela.

Lidia: Siempre te esperé. Algo en mi interior siempre me dijo que eras más importante de lo que pensaba.

FIN
EL ACCIDENTE

Descripción: Ofelia es una chica a la que le gusta vivir al límite, sin escuchar los consejos de sus padres. Pronto pagará
las consecuencias por su egoísmo.

Personajes: Ofelia, Papá, Mamá, Hernán, Jóvenes, Doctor, Enfermera

PRIMER ACTO

Ofelia, una joven muy atractiva, se encuentra discutiendo acaloradamente con sus padres, quienes tratan de hacerla entrar
en razón.

Ofelia: ¡Yo quiero ir a esa fiesta! ¿Por qué tienen que ser tan injustos?

Mamá: Hija, comprende que esto es por tu bien. La última vez que te dejamos salir bebiste demasiado, casi chocas el
auto.

Ofelia: ¡Ay, mamá! Solo pasó una vez, ya supérenlo.

Papá: ¡No es no, Ofelia! Te vas a quedar esta noche en casa y es mi última palabra.

Ofelia se deja caer en el sofá, enfurruñada, y sus padres salen de escena.

Ofelia: Pues no me importa, yo voy a esa fiesta aunque me castiguen después.

Ofelia sale por una ventana muy sigilosamente.

SEGUNDO ACTO

Ya en la fiesta, Ofelia se encuentra bebiendo una copa y hablando con Hernán, uno de sus compañeros de clase. En el
fondo del escenario, algunos adolescentes bailan al ritmo de una música estridente. Pero ellos se ven fastidiados.

Ofelia: ¡Qué horror! ¿Para esto me escapé de mi casa? Esta música da asco.

Hernán: Lo sé, esta fiesta es más aburrida que la obra de teatro que hacen en la escuela todos los años. Pero conozco de
otro lugar que tiene mejor ambiente que este, ¿vamos?

Ofelia (riendo): ¡Vámonos lejos de estos perdedores!

Los dos salen de escena tambaléandose.

TERCER ACTO

En el carro de Hernán, él y Ofelia escuchan música a todo volumen, mientras él maneja el volante con movimientos
bruscos.

Ofelia: ¡Oye, cuidado! ¿No te parece que vamos muy rápido?

Hernán: ¡Descuida, si yo sé lo que hago!

Ofelia: No Hernán, baja un poco la velocidad, por favor.

Hernán: Ay, que miedosa me saliste. ¡Me urge llegar a la fiesta!


Ofelia: ¡Cuidado, Hernán! ¡Cuidado!

Una luz ilumina el coche de Hernán en el escenario. Se escucha el sonido de un choque violento y a continuación, Ofelia y
Hernán saltan en sus asientos, antes de quedar inconscientes.

CUARTO ACTO

En una cama de hospital, Ofelia yace malherida y cubierta de vendas. Está conectada a varios aparatos mientras una
enfermera la revisa.

Ofelia: Enfermera, por favor… llame a mis padres… necesito decirles que lo siento.

Enfermera: Tranquila, señorita. No se esfuerce.

Ofelia: No… es inútil. Por favor… por favor, solo dígales que lo lamento. Y que los amo… mucho…

La chica cierra los ojos y una de las máquinas lanza un sonido penetrante, indicando que acaba de morir. La enfermera,
consternada, se acerca a la puerta para llamar a un doctor, quien entra para confirmar el fallecimiento de la muchacha.

Doctor: Anote la hora del deceso, 3:47 de la mañana. Pobre chica.

Enfermera: Debemos informar a sus padres de esto inmediatamente. Van a sentirse destrozados cuando sepan que su hija
no sobrevivió, pero querrán organizarle sus funerales de inmediato.

Doctor: Me temo que eso no será posible.

Enfermera: ¿Por qué?

El doctor suspira con tristeza y mira a la enfermera.

Doctor: Porque sus padres, eran quienes venían en el otro auto con el que chocaron. Y ellos también acaban de morir.

FIN
TRASTORNO DEL SUEÑO

Descripción: Atormentada por sus problemas para dormir, Lucía visita a su psiquiatra, tratando de desterrar a la
presencia que la visita cada noche en su habitación.

Personajes: Lucía, Psiquiatra, Presencia

PRIMER ACTO

Lucía, una mujer joven y morena, se encuentra recostada en un diván dentro del consultorio de su psiquiatra, quien toma
notas en un cuaderno con gesto reflexivo. Es entonces cuando ella comienza a hablar.

Lucía: Anoche volvió a ocurrir. Yo estaba durmiendo en mi recámara, con las luces apagadas. Me cuesta apagarlas
después de todo lo que ha ocurrido, pero me obligó a hacerlo para impedir que el miedo me domine. Recuperó la
consciencia justo antes de abrir los ojos y me doy cuenta de que no puedo moverme. Entonces siento que alguien… algo
está observándome. Se acerca a mí lentamente… ¡y entonces me oprime hasta que no puedo respirar!

Lucía rompe a llorar.

Psiquiatra: Lucía, es obvio que tu parálisis del sueño está relacionada con los cambios que últimamente has vivido en tu
vida. Sé que no es sencillo haber perdido a tus padres, ¿has expresado lo que sientes?

Lucía: Últimamente no hago más que llorar.

Psiquiatra: ¿Has tomado los medicamentos que te receté?

Lucía: Las pastillas siguen sin ayudarme a dormir como debería. Y ya no sé que más hacer.

Psiquiatra: Hablar con un profesional ciertamente ayuda, aunque tendrías que plantearte retomar poco a poco tu vida
social.

Lucía: No puedo hacerlo, es como si sintiera que de verdad hay algo acechándome en mi casa.

Psiquiatra: Recuerda, todo esto únicamente está en tu mente.

SEGUNDO ACTO

Lucía se prepara para dormir en su habitación. Toma unas pastillas que reposan en su mesita de noche, únicamente
alumbrada por la luz de su lámpara. De pronto, un ruido se escucha en la parte trasera del escenario. Vemos a Lucía
sobresaltarse y mirar hacia atrás.

La puerta de su habitación se encuentra ligeramente abierta y, en el umbral, una silueta parece estar de pie. Temblando, la
mujer extiende una mano hacia la pared y prende la luz de golpe.

En la puerta no hay nada.

Lucía (nerviosa): Estas pastillas para dormir me están afectando. Y lo peor es que ni siquiera funcionan como deberían.

Apaga las luces y se mete en la cama. Pero antes, se asegura de tener el botón de encendido de su lámpara en la mano.

TERCER ACTO
En la penumbra, Lucía se remueve en su cama, como si tuviera una pesadilla. Escuchamos un suspiro de miedo de su
parte y luego, una respiración agitada en torno a ella. La puerta de su dormitorio está abierta. De pronto, una silueta se
asoma lentamente a un lado del colchón, observándola. Lucía vuelve a moverse y de pronto, se queda quieta.

Lucía (susurrando): Todo es un sueño… todo es un sueño, por favor…

La silueta se sube a la cama lentamente e inmoviliza a Lucía, quien lucha por liberarse. En ese momento, oprime el
interruptor de la lámpara que tiene en la mano y esta se enciende. Encima de ella, se encuentra un ser con el cuerpo
humano pero un rostro deforme y grotesco que parece sonreírle lleno de maldad.

Lucía grita de terror y las luces vuelven a apagarse.

FIN

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