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TRABAJO PRÁCTICO N°1 – DERECHO FINANCIERO

1. CRÉDITO PÚBLICO. EMPRÉSTITO. DEUDA PÚBLICA.

Las necesidades públicas constituyen la razón de ser del Estado mismo, por lo cual éste desaparecería
como tal si dejase de cumplir esos cometidos esenciales (defensa exterior, orden interno, administración
de justicia). Para satisfacer las necesidades públicas, mediante la prestación de los servicios
correspondientes, es menester realizar erogaciones que suponen previos ingresos. Ello nos introduce
en el campo de las finanzas públicas en virtud de sus dos típicos fenómenos: gastos y recursos públicos.

Si el Estado necesita gastar, es evidente que debe contar con los medios pecuniarios necesarios para
afrontar tales erogaciones. El Estado debe, pues, tener ingresos, los cuales derivan de sus recursos
públicos. Esos ingresos a veces se originan en el propio patrimonio del Estado. Pero la mayor parte de
los ingresos son obtenidos recurriendo al patrimonio de los particulares en forma coactiva y mediante
los tributos. Puede, asimismo, recurrir al crédito público obteniendo bienes en calidad de préstamo. Todo
ello constituye, según el Art. 4 de nuestra Constitución Nacional, el tesoro nacional. Tanto cuando el
Estado efectúa gastos públicos como cuando por distintos procedimientos obtiene ingresos públicos
provenientes de sus recursos, desarrolla un tipo especial de actividad que se denomina "actividad
financiera".

Son gastos públicos las erogaciones dinerarias que realiza el Estado en virtud de ley para cumplir sus
fines consistentes en la satisfacción de necesidades públicas. El Estado se moviliza para atender las
necesidades de la población por medio de los servicios públicos, cuyo destino es la cobertura de esas
necesidades públicas. Ésta, en efecto, juega el papel de presupuesto de legitimidad del gasto público,
puesto que es indispensable su preexistencia para que el gasto se materialice justificadamente. Esto
significa que la decisión sobre el gasto estatal presupone dos valoraciones previas de singular
importancia: la selección de las necesidades de la colectividad que se consideran públicas, aspecto
variable y ligado a la concepción sobre el papel del Estado; la comparación entre la intensidad y urgencia
de tales necesidades y la posibilidad material de satisfacerlas.

La ciencia financiera, que no puede disociar medios de fines, debe investigar cuáles gastos deben
hacerse, y muy especialmente los procedimientos por los cuales se pueden efectuar los gastos públicos
en las mejores condiciones posibles. Es decir que las finanzas no pueden considerar el fenómeno de
los ingresos al margen del fenómeno de los gastos.

La actividad financiera se traduce en una serie de entradas y salidas de dinero en la Caja del Estado.
Las entradas de dinero constituyen los ingresos públicos, que son transferencias monetarias realizadas
en favor de los organismos públicos que podrán disponer de ellas para realizar funciones
encomendadas. A su vez, la ejecución de estas funciones trae como consecuencia una serie de
transferencias monetarias de signo inverso, ya que suponen salidas de dinero de las cajas públicas que
constituyen los gastos públicos.

Entonces, el Estado, único y exclusivo sujeto de la actividad financiera, dirige dicha actividad hacia la
provisión de los recursos necesarios para el logro de los fines propios, pudiendo recurrir al CRÉDITO
PÚBLICO.

La palabra "crédito" deriva del latín "creditum", y esta locución proviene a su vez del verbo "credere",
que significa "tener confianza o fe". El término "público" hace referencia a la persona de aquel (el Estado)
que hace uso de la confianza en él depositada, pidiendo que se le entreguen bienes ajenos en contra
de la promesa de la ulterior restitución.

Podríamos agregar, que, si en el caso del crédito privado pueden influir otros factores, en el crédito
público sólo actúa la fe o confianza que inspira el Estado, no tanto por su opulencia como por su conducta
frente a los derechos humanos y en el ámbito de la política nacional e internacional. De nada valen las
garantías que agreguen a las obligaciones contraídas, de difícil o imposible realización en la realidad; lo
que cuenta es la seriedad y unidad de conducta, el cumplimiento escrupuloso de los compromisos
asumidos, el buen orden en la gestión de la hacienda pública.

Por crédito público puede entenderse la APTITUD POLÍTICA, ECONÓMICA, JURÍDICA Y MORAL DE
UN ESTADO PARA OBTENER DINERO O BIENES EN PRÉSTAMO, BASADA EN LA CONFIANZA
DE QUE GOZA POR SU PATRIMONIO, LOS RECURSOS DE QUE PUEDE DISPONER Y SU
CONDUCTA, y que se traduce por el empréstito.

Las finanzas tradicionales concebían el empréstito como un recurso extraordinario, al cual sólo debía
recurrirse en circunstancias excepcionales (guerra, inundaciones, catástrofes). La teoría moderna se
orienta hacia la idea de que el empréstito es un recurso que nada tiene de anormal, y que no puede
estar rígidamente limitado a circunstancias excepcionales. El empréstito ha perdido el carácter de
recurso extraordinario que le atribuían las fianzas clásicas, para constituir un recurso normal como el
impuesto, siendo la selección entre ellos una simple cuestión de oportunidad.

La palabra empréstito debe ser entendida en su sentido amplio, comprensiva de las obligaciones a largo
plazo (deuda consolidad; empréstito propiamente dicho) y de otras a término reducido (deuda flotante;
letras o bonos), ya que todas participan de la misma naturaleza jurídica y sólo difieren en modalidades
de realización. Consiste en la operación mediante la cual el Estado recurre al mercado interno o externo
en demanda de fondos, con la promesa de reembolsar el capital en diferentes formas y términos, y de
pagar determinado interés.

El empréstito, como cualquier recurso estatal, tiene sus limitaciones; pero el hecho de que se recurra o
no a esta medida no depende de la necesidad de contar con recursos extraordinarios para gastos
extraordinarios, sino de razones de política financiera que tengan en cuenta diversos factores, como,
por ejemplo, la existencia de ahorro nacional, la propensión a prestarlo, los efectos que tendrá en sus
diferentes fases sobre la marcha económica de la nación, las distintas clases sociales que pagan
impuestos o suscriben empréstitos, etc.

Si llamamos empréstito al crédito o financiamiento otorgados a un gobierno por un Estado extranjero,


por organismos internacionales de crédito (FMI, Banco Interamericano de Desarrollo, etc.), por
instituciones privadas de crédito extranjera o por instituciones nacionales de crédito para la satisfacción
de determinadas necesidades presupuestales, que generan para el gobierno receptor, la obligación a
un cierto plazo, de restituirlos adicionados con una sobreprima por concepto de intereses; entonces, el
conjunto de ellos, aunado a otras disposiciones crediticias (emisión de bonos, moratorias,
indemnizaciones diferidas por expropiación y nacionalizaciones), forma la deuda pública de un país.

En síntesis, podemos concluir que “crédito publico” es la aptitud política, económica, jurídica y moral de
un Estado para obtener dinero en préstamo. El “empréstito” es la operación crediticia concreta mediante
la cual el Estado obtiene dicho préstamo. La “deuda pública” es la obligación que contrae el Estado con
los prestamistas como consecuencia del empréstito.

De lo expuesto, concluimos que la importancia del crédito público radica en que por medio de éste el
Estado, como único y exclusivo sujeto de la actividad financiera, dirige dicha actividad hacia la provisión
de los recursos necesarios para la satisfacción de las necesidades públicas.

2. SUSTENTO JURÍDICO DEL ACUERDO CON EL FMI

Nuestra Constitución Nacional en su Art. 75 inc. 4 establece que corresponde al Congreso contraer
empréstitos sobre el Crédito de la Nación.

A su vez, la Ley de Administración Financiera y de los Sistemas de Control del Sector Público
Nacional 24.156 en su Art. 60 Las entidades de la Administración Nacional no podrán formalizar
ninguna operación de crédito público que no esté contemplada en la Ley de Presupuesto General del
año respectivo o en una ley específica. Si las operaciones de crédito público de la Administración
Nacional no estuvieran autorizadas en la Ley de Presupuesto General del año respectivo, requerirán
de una ley que las autorice expresamente. Se exceptúa del cumplimiento de las disposiciones
establecidas precedentemente en este artículo, a las operaciones de crédito público que formalice el
Poder Ejecutivo Nacional con los organismos financieros internacionales de los que la Nación forme
parte.

Por todo ello, el acuerdo celebrado por el Jefe de Estado, Mauricio Macri, con el Fondo Monetario
Internacional (FMI) encuentra su sustento jurídico en la última parte de dicho Art. 60. A pesar de que el
mismo ha suscitado distintas posturas en cuanto a su constitucionalidad o inconstitucional, sostenemos
que dicho artículo se encuentra plenamente vigente.

3. ANÁLISIS DEL ACUERDO

La crisis de mayo de 2018 hizo que el gobierno buscara el apoyo del FMI en junio del mismo año, con
un programa de USD 50 millones, que en menos de 2 meses hubo que aumentar a 57 millones. El FMI
acepto desembolsar aproximadamente el 90% del dinero antes del 10 de diciembre de 2019, es decir
durante el mandato del gobierno actual, año en el que el país se comprometio a aplicar un duro ajuste
fiscal orientado a alcanzar un balance fiscal equilibrado, ya que debido a la desvalorización del peso con
respecto al dólar hizo que fuera mas difícil para el gobierno argentino afrontar sus deudas, que al mes
de julio de 2019, el 77,19% de las mismas se encontraban en moneda extranjera.

Argentina y el FMI acordaron un programa Stand-By por USD 57 millones y una duración de 36 meses.
Este programa tiene por fin transitar las turbulencias internacionales, minimizando el impacto sobre la
economía argentina. El Estado argentino presento el plan económico a implementarse durante el
programa, dicho plan es consistente y sostenible económica social y políticamente.

Los objetivos del presente acuerdo son reducir el déficit primario a 1,3% en 2019 y equilibrio fiscal
primario en 2020; fortalecer la autonomía del banco central (dotar al BCRA de la autoridad para
establecer las metas de la inflación, con una anticipación de tres años, en consulta con el Ministerio de
Hacienda; cero transferencias del BCRA al TESORO; saneamiento de la hoja de balance del BCRA,
recompra de letras instransferibles en poder del BCRA y reducion del stock de LEBAC); se enviara al
congreso un proyecto de reforma de la CARTA ORGANICA DEL BCRA que refuerce su autonomía.

La aprobación del crédito se fundamento en que las autoridades del país continuaban mostrando un
solido compromiso y cumplieron con todas las metas pertinentes en el marco del plan respaldado por el
FMI. Los factores que el organismo tuvo en cuenta forman parte e influyen de manera directa en el riesgo
país.
La "Carta de intención, el Memorándum de Políticas Económicas y Financieras y el Memorándum de
Entendimiento Técnico entre Argentina y el FMI", consta de 33 carillas, en la que el Gobierno se
compromete a:

- Fortalecer el marco institucional y de metas de inflación del Banco Central reforzando su autonomía y
estableciendo un sendero para la inflación realista, que tome en cuenta las implicancias de la reciente
volatilidad del mercado, pero, no obstante, busque bajar la inflación a un dígito para fines de 2021.

- Disminuir las tensiones en nuestro balance de pagos, permitiendo operar flexiblemente a nuestro tipo
de cambio como un amortiguador de shocks, incrementando nuestras reservas internacionales,
disminuyendo nuestro déficit de cuenta corriente, y reduciendo nuestras necesidades de financiamiento
externo.

- Proteger a los sectores más vulnerables de la carga de esta necesaria recalibración de la política
económica. "El objetivo final de este plan es dinamizar la actividad económica, crear nuevos empleos,
hacer más atractivo invertir en nuestra economía, reducir la pobreza, mejorar la cohesión social y elevar
los estándares de vida de todos los argentinos".

- Pautas de evaluación del FMI para otorgar un préstamo

Que el país cuente con variables económicas fundamentales y marcos institucionales de política
económica muy firme; Que esté aplicando y tenga un historial sostenido de aplicación de políticas muy
sólidas; Que mantenga su compromiso de seguir aplicando estas políticas en el futuro; Una posición
externa sostenible; Una cuenta de capital en la que predominen los flujos privados; Un historial de acceso
soberano estable a los mercados internacionales en condiciones favorables; Cuando el acuerdo se
solicite con carácter precautorio, un nivel de reservas que se mantenga relativamente holgado, a pesar
de las presiones potenciales de balanza de pagos que justifiquen la asistencia del FMI; Finanzas
públicas sólidas, incluidas una situación sostenible de la deuda pública; Un nivel de inflación bajo y
estable, en el contexto de un marco sólido de política monetaria y cambiaria; Un sistema financiero sólido
e inexistencia de problemas de solvencia que puedan plantear una amenaza a la estabilidad sistémica;
Una supervisión eficaz del sector financiero; Integridad y transparencia de los datos.

4. SITUACIÓN ACTUAL DEL ACUERDO CON EL FMI

De los cinco desembolsos del Acuerdo de asistencia financiera del Fondo Monetario Internacional a la
Argentina que rige desde junio de 2018, cuando disparó el primer giro de USD 14.916 millones, solo dos
tuvieron lugar en tiempo y forma, el segundo fue en diciembre último con USD 8.128 millones.
Por el contrario, los restantes ocurrieron con demoras de 20 a 40 días, como fueron los correspondientes
a septiembre de 2018 -por USD 5.619 millones-, que se demoró hasta el 30 de octubre como
consecuencia del replanteo de los términos del acuerdo original y el aumento de la asistencia a USD
57.000 millones, y entre 9 y 16 días de vencido el plazo: en abril de 2019, en pleno proceso de nueva
crisis cambiaria, cuando transfirió USD 10.818 millones; y el último en julio, por USD 5.386 millones.

Ahora, tras el resultado de las PASO, con un contundente triunfo de la oposición al Gobierno y el
resurgimiento de un discurso confuso sobre la necesidad de reestructurar los tiempos de repago de la
deuda, además del cambio del ministro de Hacienda, no son pocos los que se plantean las dudas sobre
un nuevo retraso hasta octubre o incluso diciembre del sexto desembolso, por otros USD 5.400 millones
-en rigor un poco menos, porque bajó la cotización de la unidad de cuenta del FMI, los derechos
especiales de giro (DEG), a 1,37 dólares por unidad-.

Aún parece prematuro especular con ese escenario, no solo porque todavía hay un margen de cinco
semanas para que eso no ocurra; sino porque el Gobierno ha cumplido con la meta de reducción del
déficit de las finanzas públicas a nivel primario, antes del pago de intereses de la deuda pública.

Sin embargo, despejar cualquier duda no parece una cuestión menor, no solo porque las condiciones
de financiamiento en el mercado interno se han endurecido desde el lunes 12 de agosto, al saltar el
índice de riesgo país a los 4 dígitos altos, al filo de los 2.000 puntos básicos, según el indicador de JP
Morgan que publica Reuters, sino por los vencimientos de deuda pública hasta el fin del mandato.

- “CONSECUENCIA DE LA CRISIS” – DIARO EL CLARÍN- 25/09/2019

El programa financiero de Argentina con el Fondo Monetario Internacional estará en suspenso durante
algún tiempo, a medida que la nación lidia con una severa incertidumbre política y económica, dijo el
director gerente interino del Fondo, David Lipton.

El acuerdo sufrió un duro golpe cuando el presidente Mauricio Macri perdió las elecciones primarias en
agosto contra el candidato Alberto Fernández. La derrota del actual Presidente desató una crisis
monetaria que lo obligó a implementar controles de capital y otras medidas que pueden violar los
términos clave del acuerdo con el FMI. Por su parte, Fernández aún no ha presentado un programa
económico ni ha dicho quién dirigirá su equipo económico, aunque había pedido una revisión del acuerdo
con el FMI. El desplome de los bonos y la escalada del riesgo país, reflejan que los inversores ahora
ven una probabilidad de incumplimiento de los pagos por parte de la Argentina del 95% en los próximos
cinco años. En este momento, Argentina no parece cumplir con los requisitos del FMI –como un camino
de deuda sostenible– para desembolsos de préstamos adicionales.
5. OPINIÓN ACERCA DEL ACUERDO

A partir de la investigación realizada, sostenemos la siguiente opinión respecto a la decisión tomada por
el Presidente de la Nación quien recurrió al FMI en busca de un apoyo financiero.

Principalmente pudimos observar que ha generado en la opinión pública cierto debate en torno a la
procedencia o no de dicho Acuerdo. Así, podemos encontrar quienes apoyan tal decisión como quienes
no. Por nuestra parte, encontramos fundamentos tanto positivos como negativos respecto a dicha
cuestión, lo cual desarrollaremos a continuación.

Desde el punto de vista político, consideramos una evidente pérdida de la soberanía del Estado, ello en
virtud de que acudir al FMI implica someterse a ciertas condiciones rígidas que impone el organismo,
provocando de este modo cierta autoridad sobre cuestiones relativas a la economía interna del país,
condicionando su actuar.

Acudir o no al FMI, corresponde una decisión política, sin embargo, la historia económica argentina ha
impactado de forma negativa en el mundo internacional de modo tal que hoy la banca privada le cerró
la posibilidad de crédito al país. Es por esto que creemos que ante la necesidad evidente e imperiosa
de obtener ayuda financiera para hacer frente a sus deudas y solventar su gasto público, consideramos
que acudir a tal organismo internacional implicó una decisión forzosa.

Al analizar los acuerdos que el FMI ha celebrado con distintos países (España, Grecia, Portugal, otros)
observamos que estos no tuvieron consecuencias positivas, sino que todo ellos han sufrido una crisis
económica, política y social. Sumando a esto el antecedente propio de Argentina con el FMI, del cual
tampoco se obtuvieron buenos resultados, podemos entender el porqué del descontento social, ya que
las medidas neoliberales impuestas por el organismo nunca han favorecido a la sociedad, generando
desempleo, desigualdad social. Esto porque una de las principales medidas consiste en la restricción
del gasto público, generando por tal una afectación directa en las condiciones de vida, en mayor o menor
plazo.

Queda plantearnos ahora, desde el punto de vista jurídico, si el Poder Ejecutivo pudo por sí y sin
intervención del Congreso contraer dicho empréstito.

Según el art. 75, inciso 4 y 7, de la Constitución Nacional establece que: “Corresponde al Congreso (…)
4. Contraer empréstitos sobre el crédito de la Nación (…) 7. Arreglar el pago de la deuda interior y
exterior de la Nación”.

A su vez, el Poder Ejecutivo sostiene que está habilitado por el último párrafo del art. 60 la Ley N° 24.156
de Administración Financiera y de los Sistemas de Control del Sector Público Nacional que establece:
“Las entidades de la administración nacional no podrán formalizar ninguna operación de crédito público
que no esté contemplada en la ley de presupuesto general del año respectivo o en una ley específica
(…) Se exceptúa del cumplimiento de las disposiciones establecidas precedentemente en este artículo,
a las operaciones de crédito público que formalice el Poder Ejecutivo Nacional con los organismos
financieros internacionales de los que la Nación forma parte”.

Por otro lado, hay quienes sostienen que esta norma está caduca porque la Reforma de la Constitución
Nacional en el año 1994 estipuló en su Cláusula Transitoria Octava dispuso que: “La legislación
delegada preexistente que no contenga plazo establecido para su ejercicio caducará a los cinco años
de la vigencia de esta disposición excepto aquella que el Congreso de la Nación ratifique expresamente
por una nueva ley”.

En nuestra opinión, el Poder Ejecutivo se encuentra autorizado a contraer un empréstito por dicha a
pesar de que la cláusula enunciada determinó su caducidad. Ya que, si la Ley 24.156 se aplica para
sancionar el presupuesto anual de la Nación no habría motivo para considerar que se encuentra
derogada, por lo cual el Art. 60 es totalmente aplicable y válido.

El acuerdo con el FMI, no se trata únicamente sobre toma de deuda sino que se establecen distintas
condicionalidades esenciales en las políticas internas del país. No es un mero empréstito sino un
acuerdo con mucha complejidad y relevancia institucional, política y económica para la Argentina. Por
lo que consideramos que su debate y tratamiento legislativo por el Congreso, hubiese sido razonable.

Lo cual fundamentamos en el inciso 22 de art. 75 de la Constitución Nacional, el cual dispone que


corresponde al Congreso 2.- aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las
organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen
jerarquía superior a las leyes”.

Por estos motivos, el acuerdo con el FMI debería haber sido discutido en el seno del Congreso Nacional.

Los objetivos buscados mediante el acuerdo con el fondo, creemos que en un principio el accionar
estaba encaminado a su cumplimiento, ya que se estaban pagando las deudas externas a próximo
vencimiento, y ayudo a la estabilidad de la moneda Estadounidense. Durante la marcha ciertos eventos
generaron grandes impactos en la economía del país, como fueron las PASO, las que ocasionaron gran
incertidumbre y volatilidad, por las minimas chances de la continuidad del gobierno de Macri y por ende
afectando directamente a la política economica, que fue la que le permitio celebrar el acuerdo,
generando que el FMI no haya cumplido con sus últimos desembolsos al conocerse la posibilidad de un
nuevo presidente y un cambio de pensamiento político-economico que afectaría a la devulucion del
empréstito.

Carla Farjat

Manuela Ortiz

Agostina Cuellar

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