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Psicología de la sexualidad:

Debido a que el material de trabajo tiene como tema de estudio la sexualidad,


una buena manera de comenzar sería contrastar algunas definiciones de
sexualidad con la definición planteada por la guía. Según la OPS/ OMS/ WAS
(citado en MEP, 2017):

El término “sexualidad” se refiere a una dimensión fundamental


del hecho de ser un ser humano: basada en el sexo, incluye al
género, las identidades de sexo y género, la orientación sexual, el
erotismo, la vinculación afectiva y el amor, y la
reproducción. Se experimenta o se expresa en forma de
pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores,
actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el
resultado de la interacción de factores biológicos,
psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o
espirituales. Si bien la sexualidad puede abarcar todos estos
aspectos, no es necesario que se experimenten ni se expresen
todos. Sin embargo, en resumen, la sexualidad se experiencia
y se expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos
y hacemos (p.8).

De la misma forma la sexualidad está definida, según la psicología, por el autor


Silverio Barriga-Jiménez como:

La sexualidad se construye en la relación con los demás. Y en un


mundo en donde prima la cultura narcisista las posibilidades
teóricas que aporta la Psicología Social abren nuevas avenidas al
mundo de la sexología. Cada vez más se insiste en la identidad
personal y social como consecuencia de los vínculos que tenemos
con los demás. (p.105)
El Ministerio de educación pública también complementa esta definición de
sexualidad con la mención de algunos aspectos que podrían afectar esta, por
ejemplo, el Ministerio de Salud (citado en MEP, 2017) explica que:

La sexualidad, además de una experiencia personal constituye


también una experiencia humana que, como muchas otras se
expresa y se transforma en escenarios sociales, culturales e
históricos. Esto hace que la sexualidad humana y su vivencia sea
dinámica, es decir, cambia según el momento histórico, según cada
cultura y sociedad, así como también en el curso vital de cada
persona (p.8).

También se observa la definición expuesta por Amezúa (citado en Gómez,


2014) esta indica que “todo ser humano se sitúa en el mundo desde su
conciencia de pertenecer a un sexo determinado. El modo de vivir y
experimentar esta realidad es la sexualidad” (p.24). Asimismo, se incluye la
definición presentada por Osborne (citado en Gómez, 2014):

Forma parte de la sexualidad todo aquello relacionado con las


atribuciones que las diferentes culturas aplican de manera
diferencial a los sexos, construyendo los constructos
masculinidad-feminidad, que las personas introyectan a lo largo de
su socialización, generando la aparición de la subjetividad en los
modos de ser mujer u hombre. Tales constructos se forjan
históricamente a través de una relación jerárquica masculino-
femenina donde la diferencia tiende a convertirse en desigualdad
(p.24).

Las relaciones sexuales de los seres humanos han tenido regulaciones desde las
primeras civilizaciones hasta la actualidad, la regulación social del
comportamiento sexual y sus manifestaciones en distintas sociedades a través
de la historia también están incluidos en la sexualidad, lo expuesto
anteriormente sugiere que no se puede llegar a un concepto específico de
sexualidad, si se intentara llegar a este, se estaría limitando una realidad
pluridimensional, sin embargo se cree necesario establecer parámetros de
investigación de un marco conceptual para estudiar el desarrollo de la
sexualidad humana (Gómez, 2014, p.24). El contraste de las anteriores
definiciones ayuda a visualizar las limitaciones de la definición de sexualidad
encontrada en los manuales del MEP que, aunque es bastante completa y se
complementa mencionando aspectos que afectan a esta y la transforman
confiriéndole al término cierto grado de pluralidad e individualismo para cada
ser humano, sigue clasificando la sexualidad como “una dimensión
fundamental del hecho de ser humano”, esta clasificación restringe al término,
negándole su pluridimensionalidad. En las otras tres definiciones toman la
sexualidad desde puntos de vista diferentes, pero no excluyentes, utilizan
enfoques de percepción, historia y comportamiento, además de reconocer la
pluridimensionalidad sexualidad, siendo este un concepto tan amplio, no lo
relegan a una sola dimensión y se establece que se trabajará en un marco
conceptual estimado para realizar la investigación, dando a entender la
complejidad y magnitud del término. Si bien la definición establecida por el
MEP en sus guías y los complementos que le suministran a esta, dan una buena
visión de lo que es sexualidad, restringir el término puede causar concepciones
erróneas de sexualidad en el público al que va dirigido la guía, que son los
adolescentes.
La guía también habla acerca de la importancia de la redefinición de los roles
de género para la potenciación de una vivencia integral de la sexualidad
mediante los planteamientos de la Política Nacional de Sexualidad, Ministerio
de salud (citado en MEP, 2017):

La educación de la afectividad y la sexualidad integral debe


potenciar la vivencia de una sexualidad integral y plena, que
promueva el desarrollo integral de las personas en condiciones de
igualdad y equidad entre los géneros, garantizando el derecho de
todas las personas a vivir una sexualidad libre de coerción,
manipulación y violencia, exigiendo el pleno respeto a la
integridad, los consentimientos mutuos y la voluntad de asumir
conjuntamente la responsabilidad sobre las consecuencias de las
diversas expresiones y prácticas sexuales. Para esto requiere, de
forma indispensable, promover el análisis, el cuestionamiento y la
re-significación de los roles de género que se nos han asignado y
los cuales incluyen mandatos sobre cómo vivir la sexualidad y el
propio cuerpo (p.9).

El anterior planteamiento se contrasta con los argumentos expuestos por la


ginecóloga Silvia Oizerovich y la licenciada en psicología y docente en
postgrado en promoción de salud sexual y reproductiva en la facultad de
psicología UBA, Gabriela Perrotta en una entrevista realizada a las mismas en
la revista “ generación BA” en un ejemplar dedicado a la salud sexual y
reproductiva (Oizerovich y Perrotta, 2011) indican que “ Cuando se trabaja en
salud sexual y reproductiva desde una perspectiva de género se intenta tener en
cuenta las relaciones de poder hombre-mujer. La única respuesta a esto es el
trabajo en educación sexual desde edades tempranas (p.30)”, relacionando estos
argumentos con la guía, se puede interpretar que en realidad la guía trata de
hacer que los adolescentes reevalúen los roles de género y de hacerlos pensar
de una manera igualitaria, sin roles o papeles específicos asignados a los
diferentes géneros, pero su eficacia podría no ser la mejor, debido a que este
pensamiento debe comenzar a trabajarse desde edades tempranas. El lograr que
los adolescentes piensen de esta manera ayudaría a la salud sexual desde el
punto de vista de la psicología debido a que muchas veces, trastornos sexuales
pueden surgir a partir de la presión social que causa la necesidad de cumplir con
los roles de género y estereotipos que implanta la sociedad, en este apartado la
guía hace bien en querer alcanzar este objetivo, pero su eficacia se debe mejorar
con trabajo previo a la adolescencia.
En esta guía se mencionan 3 fuentes filosóficas que se utilizan a nivel curricular,
la que más destaca por su descripción es el humanismo según el Consejo
Superior de Educación (citado en MEP, 2017):

Desde el Humanismo se enfatiza “la búsqueda de la plena


realización del ser humano, de la persona dotada de dignidad y
valor, capaz de procurar su perfección mediante la realización de
los valores estipulados en la legislación educativa, tanto los de
orden individual como los de carácter social” (p.13).
Desde la definición de humanismo se pude reconocer un adoctrinamiento,
debido a que se estipula que se debe procurar la perfección mediante los valores
especificados en la legislación educativa, se adoctrina a la población
costarricense porque se les educa con el pensamiento de que solo por esos
medios van a poder alcanzar su perfección, lo que tanto en el ámbito de la
sexualidad como en otros ámbitos puede causar frustración debido a no cumplir
con lo establecido o no identificarse con los valores establecidos por la
legislación educativa.
La guía en su mayoría no se utiliza como un manual para aprender de
sexualidad, de hecho, la mayoría del tiempo establece reglas que deben seguirse
para que los adolescentes aprendan a disfrutar su sexualidad, describe el perfil
del estudiantado y del personal docente en el aprendizaje de la sexualidad, así
como actitudes específicas que deben inculcarse por el docente a estos para
disfrutar plena e integralmente de la sexualidad, según el MEP (citado en MEP
2017):

En la Educación Diversificada, desde lo que establece la política


curricular en el marco de la visión “Educar para una nueva
ciudadanía” (MEP, 2015), la persona estudiante debe adquirir una
serie de habilidades, que le permitan disfrutar de sus nuevas
experiencias y sensaciones corporales, relaciones afectivas, desde
la exploración de su identidad sexual, identidad de género y
orientación sexual, mientras aprende cómo tomar decisiones que
le permitan cuidarse a sí mismo(a) y a las demás personas, con el
fin de que la sexualidad aporte a su bienestar y desarrollo integral,
en correspondencia con sus derechos, así como con sus proyectos
y sentidos de vida.

Posterior a esto la guía incluye un listado de las habilidades específicas que


deben adquirirse, asemejándose más a un reglamento que a una guía, pudiendo
causar frustración como en el caso anterior. Casi ninguna de las habilidades
propuestas por la guía abarca el campo psicológico excepto: la comunicación y
el manejo de la información, que tienen que ver con la interpretación crítica de
los mensajes socioculturales de sexualidad y afectividad (MEP, 2017, p. 21-22).
Esta interpretación puede ayudar a los adolescentes a no creer en estereotipos y
no ser tan susceptibles a la presión social, aunque la efectividad de estás técnicas
depende de la eficiencia del profesor para transmitírselas a los alumnos de
manera correcta, sin adoctrinarlos mediante creencias personales. La guía relega
a un segundo plano la psicología de la sexualidad debido a que según (MEP,
2017):

Se ha considerado además la complementariedad entre asignaturas


y con estrategias cocurriculares, lo cual implica que, en el presente
Programa de Estudios, correspondiente al espacio curricular
específico de Educación Diversificada no se abordan saberes que
se están trabajando en este mismo ciclo a través de otras
asignaturas como Orientación y Psicología, o bien a través de
estrategias co-curriculares (p.24).

Esto último quiere decir que los espacios en los que se trata el tema de
sexualidad general, aunque si tienen algo de psicología, dejaran de lado todo lo
que se vaya a estudiar en la materia como tal, habiendo dimensiones del tema
que probablemente no se cubran debidamente.

Definición de sexualidad. Cita.


Barriga, S. (2013). La sexualidad como producto cultural. Perspectiva
histórica y psicosocial. Anduli-Revista Andaluza de Ciencias Sociales (12),
p.105.

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