Вы находитесь на странице: 1из 2

De entre todas las plantas, hay muchas que han suscitado el interés por parte del

ser humano. Muchas las aprovechamos por su valor nutritivo o como materia
prima para elaborar productos textiles algunas otras se emplean para obtener de
ellas fármacos y a muchas otras les damos un valor ornamental. De entre estas
últimas destaca el espinazo del diablo (Kalanchoe daigremontiana), una planta
crasa, es decir, que en sus tejidos acumula una gran cantidad de agua, muy
valorada en jardinería. Es propia y endémica de Madagascar, aunque su cultivo
está muy generalizado por todo el mundo desarrollado por su fácil mantenimiento.
Hay quienes atribuyen a esta planta propiedades medicinales, rozando lo
milagroso. No es difícil encontrar en la web artículos que relacionan esta planta
con supuestos tratamientos alternativos contra el cáncer. Llegando al extremo
de decir que esta planta «deja en entredicho a la quimioterapia», sus defensores
acusan a los intereses farmacéuticos, en forma de una especie de mafia
farmacéutica, de querer ocultar la información correspondiente a las propiedades
de esta planta, mientras te proponen que directamente consumas 30 gramos
diarios de hojas crudas o en infusión para conseguir una «sanación de daños
celulares» (sic.)
Sin embargo, al contrario de lo que cabría esperar si algo de esto fuese cierto, no
hay actualmente ni un solo fármaco quimioterápico que proceda de Kalanchoe, y
mucho menos que tenga esa capacidad de “curar el cáncer” sin dejar efectos
secundarios.
Como ya sabemos, las propiedades medicinales de una planta vienen dadas por
la presencia de alguna molécula farmacológicamente activa, que es a la que
denominamos principio activo, y que lo óptimo es que este principio activo, una
vez esté adecuadamente ensayado, se presente aislado y bien
dosificado. Busquemos, pues, principios activos.
Entre los principios activos que poseen las plantas del
género Kalanchoe encontramos diversos flavonoides como la quercitrina, pero si
bien éstos han demostrado tener cierta eficacia contra el parásito de la
leishmaniosis, sus efectos no tienen ninguna relación con la actividad tumoral.
Aparte de los flavonoides, los espinazos del diablo producen bufadienólidos,
especialmente daigremontianina y bersaidegenina. Puesto que los flavonoides de
estas plantas no han mostrado ninguna actividad en células tumorales, podríamos
pensar que las propiedades anticancerígenas que se les atribuyen podrían
proceder de estos metabolitos secundarios o algún otro bufadienólido.

Вам также может понравиться