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Epistemología general

marcha del espíritu, pues, si no se define exactamente lo que se


busca, no hay ninguna posibilidad de encontrarlo. En las ciencias
particulares, los problemas son especiales, versan sobre puntos muy
limitados. En metafísica son absolutamente generales porque versan
sobre el ser. O, en otros términos, las ciencias buscan unas ver-
dades, mientras que la metafísica busca la verdad: debe, pues, plan-
tear su problema de un modo completamente general.
No hay que buscar nada más en este pasaje. Ver en él un precep- CAPITULO SEGUNDO
to de duda universal es un contrasentido bastante grave.
EL EMPIRISMO
Conclusión.

No es siempre fácil distinguir el empirismo del escepticismo, pues


El escepticismo es una de las tentativas del espíritu humano sus fronteras son comunes. Así el último de los escépticos griegos,
para alcanzar lo absoluto. Por ello no está desprovisto de atracción. Sexto, es de hecho un empirista, y el más riguroso de los empiris-
Viendo la imposibilidad de alcanzar un absoluto positivo, que tas modernos, Hume, se declara escéptico. No obstante, si definimos
sería la divinidad misma, el escéptico llega lo más lejos posible por el escepticismo según su esencia, como una actitud de duda uni-
el camino del renunciamiento a un término que sería el absoluto versal, el empirismo aparece como una forma, débil tal vez pero
negativo. Pues no puede negarse que el escéptico perfecto no sea caracterizada, de dogmatismo, y no vamos a llamar a Hume «el más
infalible e impasible, como quería Pirrón. Pero si lo es, es porque ingenioso de todos los escépticos», según palabras de Kant. Ade-
se ha despojado de su humanidad sin substituirla por nada. La más, el empirismo es un movimiento filosófico cuyas ramificaciones
seducción del escepticismo es, pues, en el fondo la de la nada. son múltiples. El único rasgo común a todas ellas es no admitir
más que un medio de conocimiento: la experiencia.

1. Las escuelas.

La historia presenta como un largo diálogo, una discusión casi


interminable, entre el empirismo y el racionalismo, afirmándose el
uno contra el otro y haciéndose más profundo bajo la presión del
adversario. Por parte del empirismo, el progreso ha consistido en
ampliar y profundizar su base hasta encontrar en algunas experien-
cias un acceso a la metafísica.
En la filosofía griega, el empirismo es sólo un sensualismo. He-
ráclito, fundándose en los datos de los sentidos, sostenía que el
ser era puro cambio: «Todo fluye — decía —, nada permanece.» Su
discípulo Protágoras, advirtiendo que la sensación es relativa a la
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Epistemología general El empirismo

constitución de nuestros sentidos declaraba: «El hombre es la me- mente, se adapta a él con mucha exactitud. «Toda proposición
dida de todas las cosas», fórmula perfecta y definitiva del relativismo — dice Comte — que no es estrictamente reductible a la enuncia-
y del humanismo. &jaro, por último, es célebre sobre todo por su
ción de un hecho, no puede tener ningún valor, ni real ni inteligi-
moral del placer; pero esta moral sólo se comprende como la con- ble.» El nit;ivismo limita, pues, el conocimiento al estudio de los
secuencia de una teoría sensualista del conocimiento. ¿Cuál es el fenómenos naturales de sus según los procedimientos del
bien del hombre? Nada más que lo que los sentidos nos enseñan, por nentaJ
riStoda_ealwk
lo tanto, el placer. El poeta latino Lucrecio puso en verso la doc- Con Bergson, podemos decir que el empirismo toma nuevo im-
trina de Epicuro.
pulso, sin dejar de ser fenomenista desemboca en la metafísica.
En la edad media, e em Trismo está representado principalmen- Bergson ha definido muy bien su posición llamándolo «un positivis-
te por Omaní; toma entonces el nombre de nominalismo. Su tesis ronce uaÍ.
mo espiritualista». No niega todo valor a
central es que no hay en el espffitu conceptos abstractos y univer- le asigna como función la acción, y como objeto la materia, el
sales que representen las esencias, sino solamente términos o pala- ~lo y el número; pero le niega todo valor metafísico. Es la
bras, cuyo único sentido consiste en designar unos individuos dados inttkján, modo de conocimien o su raintelectual, quien capta el ser
por la experiencia.
Leeuts t mandes 1 as metafísicos. La intui-
Esta doctrina que suprime en cierto modo la inteligencia, será ción es, primero, la conciencia, que percibe la vida psicológica como
en lo sucesivo integrada al empirismo, del que constituye una arma- duración pura, y constata la libertad como un hecho. Se extiende
dura esencial.
después al espíritu en nosotros y a la vida en el universo. Por
El empirismo inglés puede considerarse como un todo pues pre- último, bajo la forma de'la experiencia mística, percibe oscuramente
senta una notable homogeneidad y casi no ha variado en tres si- la presencia de un Dios cuyo nombre es Amor.
glos. Locke es aún realista. Berkeley profesa el inmaterialismo. En nuestros días, en la línea abierta por Bergson, y por opo-
Hume es fenomenista. Benthamlihene r sus consecuencias morales sición al racionalismo hegeliano, el empirismo es más floreciente que
del fenomenismo con su aritmética de los placeres. Mill elabora nunca. Consiste en sacar provecho de algunas experiencias a las
una lógica empirista. Spacer, por último, es evolucionista. Pero los que se da un valor metafísico: son experiencias de orden afectivo,
principios críticos son idénticos en todos, y es Hume quien l
osha considerando al sentimiento como más penetrante y más revelador
formulado definitivamente:
que los sentidos o la inteligencia.
1.° No hay en el espíritu ideas innatas ni conceptos abstractos. Para Heidegger, la angustia revela lo existente en su coniunto,
2." El conocimiento se reduce a impresiones sensibles y a «ideas» porque es érsTrr i miento de un resbalar, de un hundirse, en el que
que son copias débiles de estas impresiones, es decir, imágenes. todo se anula. Revela pues arl_hc ribre y al mundo a la vez, el yo
I° Las cualidades sensibles son subjetivas. 4.° Las relaciones entre como ser contingente lanzado al mundo, y el mundo como exis-
rkicas se reducen a asociaciones 5.° Los principios primeros, yen tente bruto desprovisto de sentido, opaco, absurdo.
particular el principio de causalidad, son asociaciones de ideas que Para JalEIs, el sentimiento del fracaso revela a la vez nuestros
se han hecho habituales. 6.° El conocimiento está limitado a los fe- límites y el ser trascendente, o más exactamente la trascendencia,
nómenos y toda metafísica es imposible. que nos engloba. Pues el fracaso dibuja en vacío, por así decirlo,
El empirismo inglés ha tenido su eco en Francia con Condillac, o en negativo, la plenitud del ser a la que aspiramos sin poder jamás
que construye un sistema sensualista que reduce todo conocimiento alcanzarla ni incluso concebirla positivamente.
a la sensación transformada de diversas maneras. En cuanto al posi- Para Sartre, la náusea g una intuición del ser en sí absurda, es
tivismo de Comte. si bien no depende del empirismo inglés directa- decir, de 1W-cosas que existen sin razón. Y la angustia es el senti-
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Epistemología general El empirismo

miento de nuestra libertad absoluta, de una elección que nada puede es contradictoria, pues el pensamiento, según Descartes, se define
justificar porque crea nuestro ser y pone los valores. por la conciencia. Decir que una idea está en el espíritu sin que él
Para mame], por último, el compromiso, la fidelidad, el amor. se dé cuenta es decir que está y no está a la vez.
nos revelan nuestro ser profundo, «yo» como sujeto permanente y Contra la teoría escolástica de la abstracción, los argumentos
persona libre, y ante nosotros otro como «tú», es decir, como son múltiples.
sujeto y persona con quien yo estoy en comunicación. Berkeley es probablemente el más radical de los nominalistas.
Primeramente, dice, es un hecho que no tengo la maravillosa facultad
de formar ideas abstractas: no puedo representarme un hombre
2. Los argumentos del empirismo. que no sea ni alto ni bajo, ni blanco ni negro, etc., y que sea todo
esto a la vez. Además, añade, la abstracción es imposible: no po-
El empirismo se plantea o se afirma como un hecho, lo que es demos concebir separadamente cualidades que no pueden existir
muy normal, por otra parte, pues sus principios le prohiben de- separadas, como sería por ejemplo un color sin superficie. Hume
mostrar sus afirmaciones. Pero en la discusión, nada le impide colo- cree que la cuestión está decidida definitivamente por los argu-
carse en el terreno del adversario para combatirle, como hacía ya mentos de Berkeley.
el escepticismo. En Bergson, la crítica del concepto está en dependencia de la
Positivamente, pues, no hay que esperar pruebas, fuera de la metafísica. La tesis fundamental de la ontología bergsoniana es que
tesis misma que define al empirismo: es un hecho que todo cono- la realidad es un movimiento continuo. Sería muy poco decir que las
cimiento procede de la experiencia, que ninguna afirmación es ver- cosas están en movimiento; la intuición muestra que no existen
dadera si no se funda en una experiencia, que una idea no es nada cosas, sino solamente el movimiento, que el ser es puro cambio.
más que un resumen de múltiples experiencias. Afirmado esto, la crítica de la inteligencia se sigue por sí misma.
A esto se reduce el gran y único argumento de Comte en favor Por sus conceptos, representa cosas definidas, distintas las unas de
del positivismo: la ley de los tres estados. La historia enseña, dice, las otras, y estables, inmóviles. Su función es tomar una serie
que «el modo de pensar positivo es el propio de la inteligencia que de vistas instantáneas sobre el cambio, y dividir la realidad. Este
ha llegado a la plenitud de su desarrollo». Después de haber atra- procedimiento es necesario a la acción, pero deja escapar la
vesado el estado teológico, y luego el estado metafísico, la humani- realidad.
dad ha llegado, por fin, al estado positivo. Habiendo renunciado a En el existencialismo, la crítica del concepto es doble. Hay pri-
toda explicación trascendente de la naturaleza, limita su ambición mero una crítica del conocimiento en general, que engloba al co-
a conocer los fenómenos y sus leyes observándolos. nocimiento intelectual como caso particular. Se reduce a la compro-
En lo que concierne a los argumentos polémicos, lo mejor es bación de que el conocimiento es objetivo. De donde se sigue que
sin duda clasificarlos según la teoría contra la que se dirigen. es radicalmente incapaz de captar el sujeto como tal, en nosotros
Contra la teoría cartesiana de las ideas innatas, Locke ha dicho o en otro: lo transforma necesariamente en objeto, lo que viene a
lo esencial, y sus sucesores nada han añadido. ¿Se trata de ideas decir que no puede jamás alcanzarlo como sujeto. Hay, por otra
innatas actuales, formadas todas en el espíritu y presentes en él parte, una crítica que tiene por objeto especialmente el concepto.
desde su origen? La hipótesis es contraria a los hechos, pues ni los Afirma que es abstracto y universal. De ahí se sigue que es por
niños ni los salvajes, ni los locos, tienen las ideas de un hombre naturaleza, o por constitución, incapaz de representar lo individual
adulto cultivado. ¿Se trata de ideas innatas virtuales, de ideas que y existente.
el espíritu actualiza extrayéndolas de su propio fondo? La hipótesis La crítica empirista de los principios primeros se desarrolla en

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Epistemología general El empirismo

dos partes. La primera concierne al principio de causalidad, la se- serie de ecuaciones. Pero basta prolongar un poco su crítica del
gunda al principio de contradicción. principio de causalidad para que alcance a todos los principios. Es
Nadie ha sido más radical que Hume en la crítica de «la idea lo que han hecho Mill, Spencer y, en nuestros días, Laporte, Rou-
de conexión necesaria»; la reduce a una asociación que se ha hecho gier, Serrus, y el Círculo de Viena, así como muchos filósofos
habitual entre dos ideas. anglosajones. Los principios, dicen, son una generalización de los
Primero, el principio de causalidad no es evidente a priori, pues datos de la experiencia. Por una parte, pues, están verificados: en
no se reduce al principio de identidad. Como el efecto es diferente tanto que resumen la experiencia, pero por otra parte, como univer-
de la causa, por más que analicemos la causa, nunca encontraremos sales y necesarios, son puras convenciones lógicas, o hábitos men-
el efecto, e inversamente puede muy bien concebirse un efecto sin tales. Lo prueba primero el hecho de que la razón humana evolu-
concebir una causa. Es, pues, imposible afirmar a priori que todo lo ciona: cosas largo tiempo consideradas inconcebibles dejan de pa-
que comienza a existir tiene una causa, ni que las mismas causas recerlo cuando la experiencia ha mostrado que son reales; e inver-
produzcan siempre los mismos efectos. ¿No puede demostrarse el samente el principio de contradicción, como imperativo de coherencia
principio de causalidad por el absurdo? Se dice: si una cosa em- intelectual, sólo tardíamente ha prevalecido en la humanidad. Es
pezase a existir sin causa, tendría como causa la nada, lo que es también un hecho que los datos de la experiencia hacen fracasar
absurdo. No, responde Hume, hay ahí una petición de principio, los principios.
pues se supone lo que se tiene que demostrar, a saber, que todo ha
de tener una causa. Cuando se dice que un hecho no tiene causa, no
quiere decirse que tenga la nada por causa, lo que en efecto sería 3. Examen de los argumentos empiristas.
absurdo; quiere decirse simplemente que no tiene causa, lo que no
es en modo alguno contradictorio. Reservando la tesis general del empirismo, vamos ahora a pasar
Por otra parte, el principio de causalidad no nos es dado por revista a sus argdmentos especiales.
la experiencia. Ni los sentidos, ni la conciencia, perciben la acción, El argumento de Locke contra las ideas innatas actuales nos
el lazo necesario entre dos fenómenos; perciben solamente la suce- parece válido, pero combate a un fantasma, pues nadie ha sostenido
sión de los dos fenómenos. Por ejemplo, yo veo una bola de billar nunca una doctrina semejante, ni aún Descartes a pesar de algunas
tocar a otra; la primera se detiene y la segunda se pone en movi- expresiones desacertadas que dan pie para creerlo. El argumento
miento; la vista no percibe la acción de la primera sobre la segunda. contra las ideas innatas virtuales vale contra Descartes, porque éste
O, aún, tengo conciencia de que quiero levantar el brazo, después define el pensamiento por la conciencia. Pero no vale contra Leibniz
tengo conciencia del movimiento de mi brazo; cero la conciencia y toda su línea filosófica, que no admiten la definición cartesiana del
no percibe la acción de la voluntad sobre el brazo. Así, pues, si el pensamiento. Por nuestra parte, no vemos nada imposible ni contra-
principio de causalidad nos parece necesario, es que hemos adquirido dictorio en que ciertas ideas sean subconscientes e incluso incons-
el hábito de ver tal fenómeno seguido de tal otro, hasta el punto cientes.
de no poder pensar de otro modo. Pero nada garantiza que las leyes Consideremos los argumentos contra la idea abstracta. ¿Qué va-
que observamos sean valederas fuera de los límites de nuestra len los de Berkeley? Acerca del primero, en la medida en que es
experiencia. una confidencia estrictamente personal, no tenemos nada que decir.
Hume tiene aún por evidente el principio de identidad, y como Es muy posible que Berkeley no hubiese conseguido nunca formar
necesarias las ciencias de ideas que se fundamentan en él, a saber, una idea abstracta, o que no lo hubiese intentado nunca, y que se
las matemáticas, en las que todo razonamiento se reduce a una hubiese quedado toda su vida en el plano de la imaginación. Pero

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Verneaux, EpliitemoloKia 4
Epistemología general
y N.S. J. • Fzuhad de Cs Sorini e El empirismo
DIBLIOTI CA
sea lo que fuese del hecho, que pertenece al secreto de la concien-
absurdo. Pelo de ahí no puede concluirse que no sea evidente, pues
cia, podemos al menos observar que el argumento alcanza única-
esto sería suponer que sólo hay un tipo de evidenda: la de los
mente a la teoría de Locke, y no a la de Aristóteles. No podernos
juicios analíticos, es decir, la del principio de identidad. Es cierto
representarnos un hombre, dice Berkeley, que no sea ni alto ni bajo.
etcétera. Es cierto, responderíamos, pues la representación de un también que la causalidad no se percibe en los casos elegidos adrede
por Hume según las necesidades de su tesis. Pero no se sigue de
hombre es una imagen, que es necesariamente concreta. El con-
cepto es algo muy distinto. No representa ningún hombre, ni tam- ello que no pueda percibirse de otro modo.
poco todos los hombres, sino al hombre, es decir, la esencia En cuanto a la crítica del principio de contradicción, no hay
«hombre». gran cosa que decir. Simplemente esto: es falso que la razón humana
Esta observación nos da la solución del segundo argumento. No evoluciona, es falso que la experiencia presenta contradicciones. Sin
podemos representarnos apane lo que no puede existir separado, duda, el ejercicio de la razón puede ser más o menos riguroso; por
dice Berkeley, un color sin extensión. Es cierto, porque se trata de ejemplo, el pensamiento primitivo o el pensamiento chino, no son
una cualidad sensible concreta, cuya representación es una imagen. muy «lógicos»; pero un pensamiento formalmente contradictorio
Pero es falso si se trata de la esencia «cualidad», de la esencia «co- se destruiría a sí mismo. Asimismo, la experiencia presenta a veces
lor» o incluso de la esencia «rojo». Puede comprenderse muy bien datos confusos, y que incluso pueden parecer contradictorios a pri-
lo que es un color sin representarse ningún cuerpo coloreado. mera vista: pero el análisis no descubre nunca en ellos seres intrín-
Sobre la crítica de Bergson, solamente haremos dos obser- secamente contradictorios.
vaciones:
l.° Para afirmar que lo real es pura duración, es preciso negar el
valor del concepto como medio de conocer el ser, pues un movimien- 4. Discusión del empirismo.
to sin móvil es inconcebible. Ahora bien, Bergson critica el concepto
apoyándose en esta tesis metafísica. Se mueve, pues, en un círculo Hay en el empirismo una verdad importante, de la que se nutre
vicioso. 2.° Si la inteligencia inmoviliza la duración, no capta lo y que le proporciona la fuerza de resistir los ataques del raciona-
lismo, a saber, que el espíritu humano no tiene ideas innatas, y que
real que es duración. Pero entonces no nos da a conocer nada real
la experiencia le es indispensable. Le es, incluso, doblemente nece-
y no puede guiar la acción. No es posible separar el valor prác-
saria: primero, de un modo general, para darle el objeto en que
tico y el valor teórico de una función de conocimiento.
pensar, después y más especialmente, para ponerlo en contacto con
En la crítica existencialista, el primer argumento es nulo, es sólo
los seres existentes. El empirismo tiene razón al presentar esta tesis
un juego de palabras. Nada impide, en principio, que un sujeto
como un hecho• puede muy bien explicarse por la naturaleza del
sea objeto de conocimiento, como es objeto de amor o de odio,
espíritu humano, finito y encarnado, pero no puede demostrarse,
que sea conocido tal como es, como sujeto. El segundo argumento,
hablando con propiedad.
por el contrario, es justo. Por una coincidencia admirable, expresa
El defecto esencial del empirismo es privar al hombre de inte-
la doctrina de santo Tomás: el concepto representa una esencia
ligencia y de razón, limitando todo conocimiento a los objetos con-
abstracta, deja, pues, escapar lo individual y lo existente, que sola-
cretos que nos da la experiencia. En esto es infiel a los datos más
mente puede darlos una experiencia.
claros de la experiencia. Pues es un hecho que el hombre es capaz
Pasemos a la crítica de los primeros principios. A nuestro parecer,
de pensar las esencias abstractas de lo sensible, de comprender qué
Hume tiene razón cuando sostiene que el principio de causalidad
son las cosas que ve. Es un hecho que los primeros principios son
no puede reducirse al principio de identidad, ni demostrarse por el
evidentes por sí mismos, que su verdad aparece con la sola condición
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Epistemología general El empirismo

de que se comprendan sus términos. Es un hecho que, razonando a mantenerse en contacto con la experiencia, puesto que ella es la
bien, el hombre es capaz de conocer algo distinto de lo que le es única que nos da la existencia; y enriquecerá la filosofía escrutando
dado directamente por la experiencia. En resumen, el defecto esen- ciertas experiencias que aún no habían entrado a formar parte de
cial del empirismo es ser poco empirista o serlo estrechamente, es ella. No obstante, una cosa es clara: la experiencia por sí sola es
decir, dar un valor absoluto a una forma particular de experiencia y incapaz de fundamentar una metafísica. Desde que se habla del
negar las demás. Si se considera toda la experiencia humana, no hombre, y con mayor razón del ser, la inteligencia ya actúa y he-
se puede ser empirista. mos pasado del plano concreto al plano abstracto. Si el filósofo
La misma crítica puede presentarse de otro modo, tal vez más quisiera encerrarse estrictamente en «la existencia», debería limi-
profundo. El empirismo ve muy bien que el espíritu humano no tarse a describir sus impresiones personales a medida que se pre-
está dotado de una espontaneidad absoluta, que no es capaz de sentan; lo que equivaldría a sustituir la filosofía por la literatura, y
extraer de su propio fondo los objetos que conoce. Pero el em- más precisamente por una literatura de «diario íntimo». Y aún es
pirismo llega a negar toda espontaneidad al sujeto y a convertir el demasiado, porque el lenguaje humano implica un ejercicio de la
conocimiento a una recepción pasiva de impresiones. Ahora bien, inteligencia. En último término, como ha visto muy bien Jaspers,
es un hecho que el conocimiento, en todos sus grados, es un acto el filósofo existencialista debería contentarse con existir en silencio.
del sujeto. La espontaneidad es ya visible en la simple sensación,
es más manifiesta en la imaginación, y más aún en la comprensión
y el juicio. El empirismo no ve en el conocimiento más que el papel Conclusión.
del objeto, y no quiere reconocer el del sujeto que es también
esencial. Así como el escepticismo, cuando es fiel a su esencia, degrada
Después de esta crítica general, consideremos en particular el al hombre al nivel de la planta, el empirismo, si fuese lógico, degra-
positivismo y el existencialismo. daría al hombre al nivel del animal. Pero negar al hombre la inteli-
En Comte, la ley de los tres estados no es una prueba, es una gencia es completamente inútil y nadie se arriesga a ello. Ahora
expresión del positivismo. Pues nada justifica el privilegio que se bien, en el empirismo el papel de la inteligencia queda reducido al
le da al estado positivo. Que aparezca después de los demás no mínimo, o más bien no se reconoce, aunque de hecho se emplee.
prueba en modo alguno que sea mejor. El criterio cronológico sola-
mente tiene sentido en una teoría del progreso necesario, y a su vez,
esta teoría solamente tiene sentido en una metafísica racionalista
y optimista como la de Hegel. Causa asombro ver que el positivis-
mo se contradice tan abiertamente. ¿Es al menos una teoría satisfac-
toria del conocimiento científico? Tampoco. En su obra titulada
De l'explication dans les sciences, Meyerson ha demostrado de un
modo detallado, definitivo, que la ciencia no está en ningún momento
de su desarrollo, conforme al esquema positivista. Nunca se limita
el sabio a observar los fenómenos y sus leyes; cree en la existencia
«en sí» de las cosas que se le aparecen, y busca las causas de los
fenómenos; «hace metafísica del mismo modo que respira».
En cuanto al existencialismo, su intención le obliga evidentemente
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,-F-Lracienalisam

sus pasiones. Pero. ¿por qué? Porque la felicidad reside en la vir-


tud, y la virtud consiste en vivir según la razón, y la razón, por
último, es Dios mismo, inmanente en el mundo y en el hombre.
Vivir conforme a la razón es ser Dios.
En la filosofía moderna, el racionalismo ha aparecido con Des-
cartes, y ha revestido formas más o menos puras. En Pescartfis, se
expresa principalmente por la idea de la matemática universal v
CAPITULO TERCERO
por la teoría de_ las ideas innatas,
Las matemáticas son para Descartes el tipo de-la~-211es
EL RACIONALISMO
son a la vez rigurosas y progresiva. Par, que conocimiento sea
científico, en cualquier campo, pero especialmente en física y en
metafísica debe desarrollaisuzior _Lpartizass_clarau dis-
El racionalismo es la tendencia exactamente inversa al empi-
tintas captadaspor inticióny_dedj,lás verdades j2or afden.,eomo
rismo. Si encontramos alguna dificultad en hacer una distinción neta
Anserie Inilgizeinassitlas~4 Descartes concede sin duda
entre escepticismo y empirismo, por una parte; entre racionalismo
cieno papeLA 19 OXPerienriarnfíCir% pero lo reduce a lo siguiente:
e idealismo, por otra, no hay ninguna dificultad en distinguir el ra-
dar un índice de existencia a las conclusiones deducidas a priori de
cionalismo del empirismo. incluso cuando el racionalismo deja un
los principlos;lia—eXPériencia noiprcparciona—pues—ningútobjell?„
lugar a la experiencia, le niega todo valor científico. Explota fácil-
a la ciencia.
mente las debilidades de su adversario, pero, a nuestro modo de
En cuanto al ?rigen de las ideas, Descartes admite fue mu-
ver, se mete en un callejón sin salida al negar la parte de verdad del
chas de ellas son «adventicias», como las sensaciones, y 'jai-
empirismo.
das», como las imágenes. Pero esinsicleas no son claras y idistin-
ias_y_porio_lant4,_no pueden entrar en la della Sólo son claras
y distintas las ideas innatas, especialmente la idea_ de extensión
1. Las escuelas.
que es el objeto de la geometrjaA Las sJPStkuateasags
ideas ir
emosotros denle el origen. no_stuntosjnappla, como la
En la filosofía griega,teLtadcnialismo ha producido dos movi- generosidad es innata en algunas familias; «yo las saco en cierto'
mientos notables: _el autismo el estoicismo. Las declaraciones
modo del tesoro de mi espíritu».
de Parménides no dan lugar a equívoco: el camino de la expe-
La idea de la Maletritticit_tinivpLallat~, que expone
riencia sólo conduce al error; sólo la razón conduce al sabio hacia su Ethica more geometrico; después, a Leibniz, que suela con una
«el corazón de la verdad, que forma un hermoso círculo». La pri- álgebra general que construya la ciencia integral por ~ale
mera verdad que nos da la razón es el principio de identidad: «El cómbinarión je signos, y por último a Wolf, cuya metaftica ae-des-
ser es, el no ser no es.» De este principio deduce Parménides una
la_a_priori, sobre el modelo de las matemática. Leibnig también
metafísica monista, niega con audacia el cambio y la diversidad o para él togállaisheasainsln~-
vuelve a tomar el tnasL
de los seres y afirma la inmovilidad y unidad del ser. La moral
son innatas, inchtsolassePrelentauianmsensibks; cero el innatismo
estoica reposa en una metafísica del mismo tipo. El sabio se vuelve es solamente virtual, y el espíritu actualiza las ideas que lleva en sí
indiferente a las circunstancias y a los movimientos de la sensibi- por una espontaneidad que es el fondo de su naturaleza,
lidad, se esfuerza por ser insensible al placer y al dolor, extirpa Con Kant, por influencia sle_figme el _racionallsintzle matiza,
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Epistemología general El racionalismo

aza. Dejando aparte el idealismo que se halla estrechamen- inmanente en cada espíritu finito. La experiencia tiene una función;
te ligado a él, intentemos caracterizar el racianalismo_kantiano¡ pero, ¿cómo está concebida? Como un mero «choque» sin conte-
Radica enteramente en la-distinción adre _kaki y la forma nido objetivo. No es un choque del espíritu contra una realidad
del conocimiento Los dos elementos son igualmente necesarios_wa exterior que le sería revelada por dicho choque, sino un choque
constituir un conocimiento, pero tienen un origen y una flinriAn del espíritu contra sí mismo, por así decir, ocasionado porque el
CeSeieSTEPUTilia C11111161 en UP 000 nún-~1/11-que.dePen- espíritu es finito y toca sus límites. La experiencia, dice Brunschvicg,
den de la naturaleza, de la constitución del sujeto...da:forma es a no es nada más que el espíritu humano que «acusa la recepción de
priori, es decir, independiente de la experiencia. Itige_la conciencia, la propia limitación».
pues es evidente queactpodemos conocer nada si no es según las
leyes de nuestro espíritu. Poco importa el detalle. Al nivel de la sen-
sibilidad, hay dossformas_a priori», el espacio y el riempo;_al nivel 2. Losasumentos del racionalismo.
del entendimiento, hay doce «categorías»; al nivel de la.razótOres
«ideas». La materia, el contenido del conocimiento es, por el con- Se comprende que. el_ psinsipaltaronento del rciaalismo sea
trarió, a posteriori y nos a dada por la experiencia sensible. Es la__impotencia del empirisinp para explicar el conocinuentgt mt -
tan necesaria. como la forma, pues sin ella el pensamiento sería luals_x_especialmente el conocimiento científico, que rebasa mani-
vacío _y_no-tendríamos_naida.que conocer.,Pero en definitiva gana fiestamente los datos brutos de la gensibilidad ,Pero el racionalismo
el racionalismo, pues es la forma la _que constituye los La no limita su intención a refutar a su adversario, ient •n
ststsgt
sensibilidad por sí sola, solamente nos da unas impresiones subje- tiene un valor positivo en el sentido de aue la_da_ccimounanrueba
tivas, sin orden, ni lazos, ni unidad. El espíritu es el que organiza ejLeLnia422:4,12_,
los datos brutos de la sensibilidad según sus propias leyes a priori, En Dos, las pruebas del innatismo son muy sencillas. La
construye con sus impresiones objetos definidos, situados en el primera es metafísica es evidente que un cuerpo no puede actuar)
espacio y el tiempo, relacionados los unos con los otros por leyes, sobre un espíritu para _producken.tUnagnes sonslasiliketan-,
y son a la vez reales e inteligibles. das de raTur —relniffiCalmentedif.rmnte
„-..— Laavada es psicoló i
Los_sucootes_k_LCant no se han contentado con esta posición es un hec_ho que la experiencia • • tos tales como
relativamente moderada. Han llevado el racionalismo al absoluto los que son concebidos,poutpulendinaienterpor ejemplo una recta /
absorbiendo la materia, del conocimiento en su J&jna lo que equi- o un triángulo estrictamente «geométricos».
vale a decir que „han atribuido a la razón sola el conocimiento de Leibniz aporta muchas pruebas de su teoría del lnnatismo_Arep-
ja verdad...La forma más purade racionalismo se halla sin duda en ta .11-77iumento metafísico de Descartes, generalizándolo según las
Hegel _que construye de un modo puramente a :pdori, pr el luego exigencias de su propio sistema. No sólo un cuerpo no puedeac-
de la dialéctica, un sistema de ideas que_mnorciona una aplicación -- ningttialiditancia puede actuar
tuar sobre -lin espirittLiaOitm
integral del universo. Se le ha tachado de «panlogismo» y la palabra sobre otra. En efecto, una substancia
_ es un centro de fuerza y de
parece justa con tal que nos acordemos de que la concepción hegelia- conciencia, una «mónada,, y una mónada _rtgAtenrauegas_ ni
na de la razón no es la de todos. Como Hegel, Hamelin, ha intenta- ventanas potdondet 12.14a entrar o salir,Emplea después un
do construir por dialéctica lo concreto que es para él la conciencia. argumento_psicológiéo de su invención que expresa en la célebre
En Fichte, en Lachelier y en Brunschvicg, el racionalismo no forma nisi ipse intellectus. Quiere decir con él que isintellgeneia
consiste en construir un sistema, sino en explicar el conocimiento es innata a sí misma. y sólo necesita reflationar_sare sí _para
científico por la actividad espontánea de una razón impersonal, concebir el ser. el pensamiento y todastelas «a

56 57
Epistemología general El racionalismo

Por último, Leibniz establece_un puente entre frocorres y_Kant ción de hechos, que no puede ser engendrado por la experiencia
tomando el segundo argumento cle.Daseartes en una forma ya kan- como pretende el empirismo, que debe ser obra de la razón, es
liana; la experiencia solamente da casos particulares, ejemplos, decir, construido a priori. Para Brunschvicg, la ciencia es un con-
nunca una verdad general; nos presenta el hecho de que una cosa es, junto de relaciones. Pero una relación no puede ser un dato de la
o que es así, nunca la necesidad de que sea, o sea así. Por consi- experiencia, resulta de un acto del espíritu que no es otro que el
guiente, cada vez oye el espíritu afirma una verdad necesaria y uni- juicio, de suerte que el espíritu no estaría mal definido como una
versg_la_sitca de sí mismo, no de la experiencia...5 actividad relacionante. La experiencia no puede hacer nada más
Kant apoya su racionalismo sobre un único argumento que
- - - le que aportar un índice de existencia a ciertas relaciones afirmadas
viene de Leibrty le Larece perento% La-ciencia_consiste_ea_jui- a priori por el matemático.
cios necesarios y universales, ya que no se_ limita A elan-linar los
hechos. sino pie enimcia leves, Ahora bien, un juicio necesario y
universal no puede fundarse en la experiencia, pues ésta, sólo pre- 3. Crítica de los argumentos racionalistas.
senta hechos particulares y contingentes. En los juicios analíticos,
el predicado está mc indo en el sujeto; por tanto, podemos atri- La primera observación que hay que hacer es que losan-
---ir
odependientemente de toda_esperiensia;--tipoyándonos en tos del racionalismo se reparten en dos grupos: los unos son lógi-
el principio de contradicción; pero no aumentamos en nada nues- camente correctos, pero abasesikád: los otros tienen una base
tro conocimiento. En los juicios sintético-s; el espíritu atribuye al sólida, pero su conclusión rebasa las premisas. Lo que equinle_a-
sujeto_ un predicado,_que no está contenido en él. Extiende así su decir que losrimer
pos 1 or v los segundos
conocimiento. Cuando un juicio sintético está fundado en expe- tienen la importancia que se les atribuye.
rienda, no presenta ninguna dificultad, pues la experienejoilas da lujo Leibnizia teoría del_ binarismo deriva de la teoría meta-
el sujeto con este predicado. Pero hay en las ,ciencias unos juicios física según la cual-Aainguna—substand tra.,_
sintéticos que son necesarios y universales. Estos jimios no se fun- Formalmente, el razonamiento es justo. En una perspectiva realis-
dan en_b_spen x 221sue son a priori, ni en el principio de ta. en la que se admiten una pluralidad de substancias, si toda
e.ontradicción, puesto q.kke Jon shitéticos„ ¿Cuál es pues su funda- especie de acción transitiva es imposible, las ideas que posea una
mento? Sólo puede ser la razón, sean las formas de la sensibilidad, substancia sólo pueden brotar de su espontanellad interna. Pero,
sean las categorías del entendimimto—Las primeras fundamentan ¿es imposible la acción de una substancia .obre otra? Nada hay
los juicios matemáticos, las segundas los juicios de la física. menos seguro. Por el contrario, nosotros tomaremos como un hecho
Después de Kant, toda la escuela raciónala considerará se- que la acción es real—que los seres del universo actúan los unos
gura la doctrina de los juicios sintéticos a priwi: austerzo consis- sobre los otros. Y, partiendo de al„ diremos quesilLawklalcan-
tirá en no en justificarla. A título de ejemplo, demos sitiva es inconcebible en el sistema de Leibniz, es una prueba
una ojeada sobre la rama francesa de la escuela. Para Renouvier, ampliamente suficiente_ de fue Au_metafísica no vale mucho. Así
la experiencia da fenómenos particulares, es su misma definición. se desmorona uno de losiilares del innaismo.
Por consiguiente, las ideas generales no pueden ser empíricas; son Paralelamente, cuando Brunschvicg define el rutlim como una..
una especie de marco que el espíritu impone a los hechos para actividad que establece relaciones...410,GL. razón de Amr.la_Cipe-
comprenderlos. Hamelin afirma en principio que el saber es siste- rienda no puede dárselas„ el raugamiento es correcto, Pero la
mático. Ahora bien, un sistema es un conjunto de relaciones nece- cuestión es saber si realmente la experiencia no nos da relaciones.
sarias. De ahí se sigue que el saber no puede reducirse a una colee- Es una idea muy extendida la de que una relación no tiene existen-

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Epistemología general El racionalismo
cia más que en el espíritu; esta idea procede de los escépticos Empecemos por una ojeada general. Toda facultad de conoci-
griegos, y ha pasado a Hume, después a Kant y se ha extendido miento, tanto los sentidos_ como la inteligencia, es_innata_en-4
en toda la filosofía moderna. Pero es falsa. Lo que es cierta_cs_que hombre, y tiene sus propias_leyes de funcionatentrise_cleriva_
la experiencia no da la relación, la esencia «relación», q05 es una de su naturaleza. 1.4 facultad define, pues, a priori una parte o más
abstracción ni las relaciones universales/ necesarias como tales; bien un aspecto del universo, que, es su objeto formal. Así la estruc-
volveremos a tratar de ello. Pern la experiencia nos da indudable- tura de la inteligencia humana la hace apta para percibir la esencia
mente relaciones concretas como Una armonía o un contro- de las cosas sensibles en cuanto abstracta, pero no en cuanto concre-
lores, un acorde de notas, etc. En este caso el argumenta de ta. Podríamos llamar a este ár_priori «formal», puesto que con-
Brunschvicg se derrumba. cierne al objeto formal de cada facultad, pero en un sentid_o_camr
Examinemos ahora el segundo argumento de Leibniz: la inte- pletamente distinto del sentido kantiano. Pues en Kant, la facultad
ligencia es innata a sí misma, sólo tiene,que reflexar_para-hallar confiere alos datos nna forma que no tienen, mientrangue
buen número de ideas. En este caso también la consecuencia es nosotros tomamos comounbecho que las cosas, tienen una, forma,
buena, como se dice en lógica_pero elantecedénteaso. ¿No a la vez _sensible_ e inteligible. Lo que es a priori, pues, en la aper-
es evidente, acaso, _que la inteligencia es innata? Esto depende del tura de la facittacLaingulaár„...dia, podríamos llamarlo, pero
punto de vista en que nos coloquemos. Es cierto evi- nada más. Todo lo que aparece ente esJuksaiaaaestaaper.
ár
dente _que es innata en el hombre, pues puede cultivarla, pero no
adquirirlaiforma parte de su naturaleza a titulo de facultad. Pero tina .5 51
Vayamos ahora a los problemas especiales: La experiencia sólo
no es evidente en modo alguno que fa inteligencia sea innata a sí 'articulares, es
nos da 1- I e • . - r. - .'.»'-
misma, como objeto de conochniento. Por el contrario, sólo puede ello_ate lo universa es aprióri? ESidependesklottmos
con0CerSe -Si- está en-ari y ishlo_nsa al_ acto cuando la sensibilidad a, priori. En un sentido amplici,_21dedecirse que la inteligencia
le presenta uno 'ehecho, conoce su propia existenciálor mismaconasCa,prjori, pues no procede de la experien:-
reflexión sobre un acto directo de conocimiento, lo que no cons-_ cilipues neves ureconocimiento a priori, 9..selamente-a-princi-
tituye una idea sino una experiencia. Y sólo se forma una idea de piq_á_prii - cre. conocimienta La cuistión es determinar su papel.
su,Si
naturaleza
lla_csilascusó por sensibles..ISin
¿Consistes aportar a texperiencia unalormd_deJa:11.ke estaría
duda, puede llamarse innato todo conocimiento adquirido por la Suda? No, sina„sPlamente actualiza? lo jnteligikje gue está en
experiencia interna, por conciencia y reflexión, pero es abusar de potencia en lo sensible,,. Sobre esto hay que advertir lo siguiente.
las palabras. Cuando decimos que la inteligencia tier _say- ~ universal,
Despejado el terreno, nos encontramos ante una serie de argu- hablamos por abSación-Lainteligencia tiene por objeto lo inte-
mentos que son impresionantes y cuya vulnerabilidad no es fácil ligible, -giré-és ea
mesencia, que tiene_wr propiedad ser universal
percibir pues tienen una parte de verdad- Coinciden con bastante cuando es abstracta. La función primera delainteluncia no e_
exactitud de ao-tea— lisa fonasign.tteno: el pues «hacer la universalidad», sinoi-4Itral_una esenciacl sigien.
bi
argumento de Kant, preparado por Descartes y-Leibniz-empleado sible,Esto nos da la clave del_problea. La _universalidad de la
por toda la escolástici_p_ostkantiana. ecnwja, que deriva de su estado de abstracción, es obra de la inte-
El pr-ohlernrce —nfril es seguramente el de los juicios sintéticos ligencia; como no es un dato de la experiencia, podemos decir que
a priori, pero no es el único. El problema de la aprioridad se plan- es a priori. Pero lLesencia está en las cosas sensiblex_en estado
tea ya para los juicios analíticos, y antes aún para los conceptos concreto. no ha sido creada completamente pos la inteligencia, nL
universales. Examinémoslos en el orden conveniente. _es anterior a la experiencia; por lo tanto no es a priori en el sen-
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Epistemología general El racionalismo

tido restringido que da Kant a esta palabra. Volveremos a tratar de co o sintético según que se atribuya al concepto-sujeto un concepto-
ello, pues este punto non57r-lcI
s a más que el antiguo «problema predicado que contenía o no. Pero la distinción no tiene ningún
de los universales». Y vemos que este problema preocupa a toda sentido si el concepto no es el objeto, sino el medio de conocer el
la filosofía moderna como en otro tiempo a la filosofía medieval. obsil t lima intención, id quo obiectum cognoscitur. Eutoncesi_en
Consideremos ahora los juicios llamados por Kant analíticos. efecto, por sus conceptos el esnírltu apunta hacia una, cosa. El con-
Elpredicado está incluido en el sujeto. Así, pues, si,malizaTael cepto sujeto representa esta cosa según uno de sus aspectos, y el
sujeto encontramos en él el predicado, y tenemos el derecho de juicio consiste en completar el sujeto atribuyéndole un carácter que
atnbuirselo sm recurrir ' a laexperiencia_. doctrina_kantiana es, se ve en la cosa.
pues,
justa en lo gue concierne a la verdad del juicio Pero es pre- 3.° La distinción kantiana raNapeta j¿Lec~4 delert-
ciso sostener aue_101-t~inos del Picio.e incluso su relación , se sam m No hay dos sino cinco especiesilt.relación entre un su-
han abstraído de la experienciá Por ejemplo, si se comprende lo que jetóv_un...gulcado cinco mojos posibles de atribuciókane en
es el todo; una parte de este todo, vemos a priori la verdad del 15..gica se llaman los «Predicables*. En relación canillita/94,112s-
principio: el todo es mayor que una de sus partes. Pero las ideas dicad° puede ser,9s.Peciearg,dite.reaCin-ealnellgát~n11..
de todo, de parte, y de la relación de contención entre un todo y accidente. En la práctica, un mismo iuiCie, Podrá ser analítico o
una parte, son de origen empírico. sintético según lo que se tome como sujeto, según el modo cómo
Que~ la espinosa cuestión de losjuicios sintéticos a priori. se defina eLsujeto.
Kant estaba_ orgulloso de su descubrimientoacalit-qüe merecía 4? Lat términos
hacerse ;tísico. rectamente al jtijdo.. ración cuyo sentido indican:
, Y ha sucedido así, ga:fecto, paknuestrainosto
de ver es lamentabkaugupsim simplicidad eSsky resultask puede ir ésta de lo que esSarsta921eSoraleLiatar
una terrible confusión de ideas. Intentemos ver claro: ripio aja concernencia de jarana .1-efecto, a priori cid misterio-
I.° Todo inicio. es a la vezandás_yeajattla Todo juicio rem, o inversamente a posteriori ad priorem. Aplicados abusiva-
verdadero
__Lanalllicae pues e.predica~ednesassierimmen- mente al juicio, estos términos designan, no al acto mismo de juzgar.
te referido al su'eto más • ue si que es una aserción, sino a su materia, aquello a lo que se aplica
si le es inherente, es decir, ¡Orifico Incluso un juicio particular la aserción. La distinción se reduce pues a ésta, que es clásica:
y contingente como «Pedro es sabio» es_nitalllia si es uala- juicio en materia necesaria y juicio en materia contingente. Y en-
dero. lyro Chltétifa norme el predicado es neces
er- tonces los cuatro primeros predicables son a priori, sólo el quinto
clemente distinto del sillero y el es~a4lighweie_d_pareeL. es a posteriori.
splaeghp...clstainarlasanap~ Incluso en una tautología, 5.° Por último, la expresión de juicio sintético a priori, ¿tiene
no es exactamente el mismo concepto que se repite. Al sujeto con- algún sentido, designa una realidad psicológica? Sí, pero es exac-
siderado como una substancia, se le atribuye un carácter, una forma tamente lo que se llama un prejuicio: se da un juicio sin haber
que lo determina. «Un hombre es un hombre» significa «Todo examinado la cosa que se juzga. El único fundamento valedero de
hombre lleva en-sí la forma de la condición humana.» De donde se un juicio es la intuición del objeto. A veces el juicio se refiere di-
sigue que todo juicio aumenta el conocimiento. rectamente a una intuición: es el caso de los juicios per se nota.
2.° La distinci ent idos Sintéticas__ A veces está unido a la intuición por un cierto número de interme-
sólo se*titstifica_en_una_téoría «roncet~i en a que Pl diarios: es el caso de los juicios demostrados. Pero la fuente de su
- el objeto mismo de la inteligencia, id quod cognoscitur, diría-
to es verdad es siempre la intuición. ¿Y cuál es esta intuición? Puesto
mos en lenguaje escolástico. Entonceaep efecto, hay juicio analíti- que aquí sólo consideramos los juicios a priori, la intuición que los

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Epistemología general E racionalismo

fundamenta no es sensible sino intelectual. Es pues ya la intuición ni de relación necesaria? Por la experiencia misma. Es un hecho
de alguna esencia particular, como la esencia «triángulo», ya la de experiencia que la experiencia sólo nos da hechos. Esto no se
intuición del ser, objeto adecuado de la inteligencia, sobre la que deduce de ningún principio, no se demuestra de ningún modo. La
se fundamentan los juicios metafísicos. base del racionalismo es, pues, una verdad do experiencia, lo que no
Aparece, pues, a fin de cuentas, que el carácter universal y nece- deja de ser embarazoso., Pero aún hay_algo_peor. Cuando, partien-
sario de algunos juicios se explica, no como pretende el raciona- do de alií,-se_llegalostener que la_expedencia no aporta nada al
lismo, por la intervención de una forma a priori que uniría los esgL.it14
í s__.re
ninguna rsmpoco_ningún objeto, se cae en un
datos de la experiencia, sino por la intuición de las esencias que la círculo vi~. Pues para justificar una doctrina del a priori se
inteligencia abstrae de la experiencia. traiciona_ hje_LK
L riencia_y_s_us_ datos más claros. la_doctrinadel a
priori eig, pues, fundada sobre un a_priork.laque equivale a decir
que no tiene fundamento.
4. Discusión del racionalismo. No sería difícil aplicar estas Mervaciones generales a verla
forma particular del racionalismo. Consideremos solamerde-dos-de
L. Nuestra crítica del racionalismo será naturalmente comple- las más importantes: la idea cartesiana de la matemática universal
mentaria de nuestra crítica del empirismo, puesto que son dos mo- y la idea hegeliana de un sistema dialécticots
vimientos inversos y adversos. La idea de una matemática
emática universal es característica del ra-
Diremos, pues, que el racionalismo aclara los diversos puntos que cionalisnlo PorqueWnsiste ea definir el método del saber indepen-
-
el empirismo dejaba en la obscuridad. Primero, el innatismo de la in- dientemente de su objeto. Creyendo que la ciencia matemática es
teligencia en el hombre, y su espontaneidad natural. Después la la única satisfactoria para_el_espíritu _p«quee&slariglirosa,
aprioridad de los principios primeros, al menos en cuanto a su Descartes quiere extender su método_ .a_tosios los_ámhitos del cono- _
verdad. Por último, la originalidad del conocimiento intelectual, cimiento y de la realidad. Pero esta decisión es arbitraria. N_ada
su trascendencia respecto del conocimiento sensible: el pensamiento garantiza fue. un método inventado para resolver problemas que
encuadra la experiencia, la ilumina, la comprende en el doble sen- conciernen a la cantidad abstracta, valga para otra cosa. Es tam-
tido de la palabra. Pues sin conceptos no sabríamos lo que vemos, bién bastante claro, por el contrario, que no vale, y que debe haber
literalmente, no comprenderíamos lo que son las cosas que la expe- tantos métodos diferentes como objetos específicamente diferentes
riencia nos da. Y sin principios no podríamos explicar los hechos, que estudiar. En resumen, un discurso d método es esencialmente
ya que toda explicación exige un razonamiento que se apoya en cartesiano y debe remitirse a sil inventor
principios. Y esto tiene coniecuencias, pues, en una forma u otra, esta idea
Por el contrario, al atribuir a la inteligencia ideas innatas o for- gobierna toda la filosofía moderna. El positivismo, el cientismo, la
mas a priori, el racionalismo niega la pasividad constitucional del fenomenología son ejemplos de ello, Hegel y Marx también. Y, si
espíritu humano que debe esperar para pensar a que la sensibilidad se niega el postulado racionalista, se dejan a un lado, por este mis-
le presente un objeto. Minimiza también el papel de la experiencia. mo hecho, al menos tres doctrinas, que son sus consecuencias lógi-
En el caso límite, como en Spinoza, Hegel o Hamelin, no atribuye cas. La primera consiste en negar la existencia de todo lo que
ningún papel a la experiencia en la génesis y organización del saber. podría escapar al método elegido. La segunda, sin negar formal-
Pero si intenta justificar su posición, no puede evitar pagar tributo mente que una parte de lo real pueda escapar al método, la declara
al empirismo. ¿Cómo sabemos que la experiencia da solamente incognoscible para el espíritu hdmano. La tercera reconoce la
hechos particulares y contingentes, que no nos da esencias universales existencia de un elemento rebelde, admite por ejemplo que lo da

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Verneally,../;wistentologia S
Epistemología general
El racionalismo

la experiencia, pero lo declara irracional o absurdo porque no puede


someterse a las exigencias de la razón. Todos estos movimientos de
Conclusión.
pensamiento, por mucho que parezcan imponerse, no son más que
secuelas del racionalismo cartesiano. Igual que el empirismo no puede evitar emplear la inteligencia
El hegelianismo es un renacimiento. Para Hegel, el saber sola- si quiere afirmarse como verdad universal, el racionalismo no puede
mente puede ser sistemático, y el sistema del saber sólo puede justificarse sin recurrir a la experiencia. Ambas son posiciones
construirse por vía dialéctica. Hallamos aquí de nuevo el postulado igualmente insostenibles.
racionalista, y respecto de él se plantean dos cuestiones. El mayor error del racionalismo, a nuestros ojos, consiste en
I.° ¿Qué es lo que obliga a entrar en el sistema? Nada. Si se englobar en el empirismo la teoría aristotélica de la abstracción.
entra, se queda sin duda prisionero de él, pues está admirablemente Según esta doctrina nuestros conceptos son sacados de la expe-
montado. Pero no es la razón la que obliga a entrar, sino el amor rienda. Pero no quedan limitados a ella, porque el acto de abstrac-
al sistema. Pues en la razón hay una exigencia de explicación, y ción consiste en separar de la experiencia una esencia universal. El
una exigencia de orden, pero no esta exigencia precisa de construir empirismo veía más claro, aunque rechazaba las ideas abstractas a
un sistema de conceptos por vía dialéctica. Incluso, a nuestro enten- la vez que las ideas innatas, porque trascienden lo sensible. En de-
der, sería más bien lo contrario, y de buen grado sostendríamos que finitiva, sólo la teoría de la abstracción escapa al dilema y permite
hay en la razón una repugnancia natural por la dialéctica por- dirimir el conflicto de las dos escuelas.
que este método es para ella una tortura. Pero dejemos este punto.
Tal vez la dialéctica es útil para tratar ciertas cuestiones, pero no
es ciertamente el método único del saber.
2.° ¿Qué es lo que garantiza que el sistema es verdadero, e in-
cluso exhaustivo, es decir, que corresponde a la realidad y aún la
agota? Es el sistema mismo, porque se considera que demuestra
sobre la marcha el idealismo y el panteísmo. Según el idealismo,
no existe nada más que lo que es pensado; ningún peligro hay por
consiguiente de encontrar un ser que sea rebelde al método. Según
el panteísmo, la razón humana es idéntica a la razón divina; nin-
gún peligro hay, por consiguiente, de dejar escapar la menor parcela
de realidad si se piensa racionalmente. No obstante, no se ha di-
sipado el malestar que se siente ante las pretensiones del sistema.
El sistema es tal vez coherente, admitámoslo. Pero ello no basta
para que sea verdadero. Se ha desarrollado el postulado raciona-
lista en un sistema coherente, nada más. El postulado mismo no
está demostrado en modo alguno por la construcción, por ingeniosa
que sea, que reposa sobre él.

66 67
El idealismo

solamente son una «sombra», es decir, una participación lejana de


ella. Nuestra alma ha contemplado el mundo de las Ideas antes
de encerrarse en el cuerpo, y nuestras ideas son una reminiscencia de
esta intuición directa. Para interpretar la teoría de las ideas como
un idealismo, hay que leer a Platón con los anteojos de Kant.
El padre del idealismo es Descartes. Sería también un error pre-
sentarlo como un idealista, pues las conclusiones de su sistema son
CAPITULO CUARTO realistas. Pero al construir su sistema, siembra los gérmenes del .
idealismo que crecerán después de él. Reduzcámoslos a tres:
EL IDEALISMO Descartes empieza su filosofía con la duda metódica'. Re-
chaza todas las certezas que pueda haber adquirido, y muy espe-
cialmente las que están fundadas en los datos de los sentidos. Así
Hay un estrecho parentesco entre el racionalismo y el idealismo, no le parece evidente la existencia del mundo, y sólo la admitirá si
y como una pendiente natural del primero hacia el segundo, pues se demuestra. Y sin duda cree proporcionar esta demostración a
el mejor medio de obtener una realidad que sea racional es evi- continuación, pero ninguno de sus sucesores la considerará válida.
dentemente admitir que lo real está constituido por la actividad 2." El primer principio de su filosofía es el cogito. Afirma que el
de la razón. • No obstante, no podemos identificar pura y simple- pensamiento es la única realidad que se le da al espíritu de una -
mente las dos corrientes. Primero, porque el problema al que res- forma inmediata e indudable. Todas las demás realidades deben
ponden no es el mismo: para uno es el medio del conocimiento, deducirse de ésta. Y sin duda, cree poder pasar del pensamiento
para el otro su valor. En segundo lugar porque la historia presenta como fenómeno al espíritu como substancia, pero Kant juzgará
combinaciones diferentes: un racionalismo realista, por ejemplo que este paso es un paralogismo. 3.° Descartes atribuye al espíritu
en Descartes, y un idealismo empirista, por ejemplo en Berkeley. ideas innatas que están en él como «cuadros», es decir, que -son los
A pesar de todo, no se puede negar que la combinación del racio- objetos mismos del conocimiento. Queda por saber si les corres-
nalismo y del idealismo ha producido un movimiento de pensa- ponde un objeto real. Es lo que se ha llamado el «problema del
miento muy importante, que ha ocupado el primer plano de la es- puente». Descartes creyó resolver este problema, pero pronto apa-
cena filosófica durante un siglo y medio, de Kant a Brunschvicg. reció como insoluble. Berkeley observa con mucha razón: no pode-
mos verificar que una cosa corresponde a nuestras ideas, puesto que
no tenemos a nuestra disposición más que ideas.
1. Las escuelas. Éstos son los términos generales en los que ha vivido la filoso-
fía moderna. Los sucesores inmediatos de Descartes se inclinan
El idealismo es una doctrina moderna'. A veces se atribuye a hacia el idealismo sin llegar francamente a él. Malebranche se salva
Platón la paternidad de este movimiento, pero a nuestro parecer de él por la fe que le enseña que Dios ha creado un mundo material.
equivocadamente. Es verdad que en Platón hay una teoría de las Berkeley niega la existencia de los cuerpos como substancias, y de-
ideas, pero es una teoría realista. e incluso exageradamente realista. muestra que son ideas cuya única realidad consiste en ser perci-
Pues la idea es real; es incluso más real que las cosas sensibles que bidas, y da la fórmula tipo del idealismo: esse est percipi: pero
admite aún la existencia «en si» del alma y de Dios. Leibniz com-
1. Cf. 11/LIVE r, Les Sonrers de pone el universo con las mónadas, centros de fuerza y de concien-

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Epistemología general El idealismo

cia, cada una de las cuales sólo conoce las ideas que emanan de su existe otro para nosotros. Poco importa el método según el que
propio fondo, lo que resulta una manera curiosa de aliar el idealismo se construya el sistema. Hegel llama al suyo una dialéctica, y por
y el realismo. ello en general a esta forma de idealismo se le ha llamado idealis- I
Con Kant se constituye y define el idealismo. Kant llama a mo dialéctico.
la posición de Descartes un idealismo problemático, a la de Ber- Según la línea de Fichte, la labor de la filosofía es un análisis
keley un idealismo dogmático, y a la suya propia un idealismo tras- reflexivo del espíritu. La ciencia, encerrando los fenómenos en una
cendental o crítico. La define así: la doctrina según la que el espa- red de relaciones matemáticas, construye y define el mundo verda-
cio y el tiempo no son propiedades reales de las cosas, sino leyes dero, objetivo, real. La filosofía no tiene nada que buscar en esta
de nuestra sensibilidad. Esto basta, pues de ahí se sigue que todo dirección más allá de lo que la ciencia nos enseña. Pero el sabio
nuestro conocimiento está limitado a los fenómenos. No podemos (como tal) solamente se ocupa de los fenómenos y del mundo, no
conocer las cosas tal como son en sí mismas, sino solamente tal reflexiona sobre la actividad de su propio pensamiento. La filosofía
como nos aparecen en virtud de nuestra constitución subjetiva. So- tiene pues como tarea única conocer el espíritu. Para ello el único
mos, pues, nosotros quienes organizamos los diversos fenómenos método posible es remontarse de los actos de_conocimiento cien-
dados por la sensibilidad, que construimos un mundo «objetivo» tífico a los principiaquelos_ezpacand El análisis descubre así las
uniendo los fenómenos según las leyes del entendimiento que Kant leyes o formas del espíritu, y más profundamente la actividad que
llama categorías. es el espíritu mismój Y, como que la ciencia nunca está completa
Kant admite aún la existencia de «cosas en sí», como causa de y sus descubrimientos son imprevisibles, el análisis del espíritu se
nuestras impresiones sensibles; pero las declara incognoscibles. Sus ha de volver a empezar siempre, y el espíritu mismo aparece a fin
discípulos han sido más osados. Suprimen las cosas en sí y profe- de cuentas como una pura espontaneidad, o como una libertad
san un idealismo absoluto. Puesto que las cosas en sí son incoe- creadora. Esta forma de idealismo, que se considera la única fiel al
noscibles, no podemos saber nada de ellas, ni siquiera si existen. espíritu del kantismo, se llama idealismo crítico.
Por lo tanto, no hablemos de ellas. Hablemos sólo de lo que cono- Si queremos ahora conocer la esencia del idealismo, lo que nos
cemos: de los fenómenos que son nuestras representaciones, de las parece poder deducir de la historia es lo siguiente. Nos equivoca-
formas y categorías que son nuestras leyes a priori, de la actividad ríamos mucho si definiésemos el idealismo, como hacen la mayoría
espiritual que construye el mundo. de manuales, como una negación de la realidad del mundo exterior.
A partir de ahí el idealismo se dirige en dos direcciones. La Es éste un camino estrecho que solamente conviene a un idealismo
primera está representada por Hegel en Alemania, por Renouvier y parcial como el de Berkeley. El idealismo postkantiano es absolutoi
Hamelin en Francia. La segunda, por Fichte, Lachelier y Brunsch- es decir, no concierne solamente al mundo sino también al hombre,
vicg. Según la línea hegeliana, la labor de la filosofía será construir al alma y a Dios; es una teoría del ser, y por lo tanto una metafísica
un sistema de categorías. Renouvier explica muy bien la intención o una ontología completas:0,Y es además una idea falsa, pues el
de una metafísica de tal clase: «Un sistema de categorías — dice - idealismo no niega en modo alguno la realidad del mundo. Lo que
completo, tan bien arreglado que la ley de su construcción le sirva niega es que el mundo exista «en sí», es decir, fuera de todo cono-
de prueba y que el espíritu se encuentre invenciblemente retenido cimiento o de toda representación) Pero lejos de negar su realidad,
en él, constituiría una filosofía acabada.» ¿Por qué un sistema de por el contrario, la fundamenta de la única Lanera que_le _paren-
categorías es una filosofía completa? Está muy claro. Las categorías, sólida: sobre la actividad -del espíritu. Niega también la existencia
en el sentido kantiano, son las leyes del pensamiento. Por lo tanto, en sí del alma y de Dios, y los define ya como conciencias, ya como I •
son también las leyes del ser, del ser pensado, se entiende, pero no actos, funciones, o leyes de conocimiento.

70 71
Epistemología general El idealismo

Las mejores fórmulas del idealismo son, a nuestro entender, las es imposible conocer algo que exista en sí, fuera del pensamiento
siguientes. La de Berkeley, que es clásica y que define perfecta- o de la conciencia. He aquí algunas fórmulas:
mente al idealismo a condición de tomarla estrictamente: esse est Lecke: «Puesto que el espíritu no tiene otros objetos de sus
percipi aut percipere. Ya la de Renouvier, que es menos conocida pensamientos que sus propias ideas, es evidente que sólo acerca de
pero tal vez más profunda: «Yo me sitúo en el punto de vista del nuestras ideas versa todo nuestro conocimiento.»
conocer y no en el del ser sin el conocer que se me escapa absolu- Hume: «La filosofía más elemental nos enseña que nada puede
tamente.» Estas fórmulas significan que el objeto y el sujeto son estar presente a nuestro espíritu si no es una imagen o una per-,
definibles únicamente por su relación mutua que es el conocimien- cepción.»
to. ¿Qué es un objeto, una cosa, un ser? Lo que aparece a un sujeto. Kant: «Es evidente que no podemos sentir fuera de nosotros,
¿Qué es un sujeto, una conciencia, un espíritu? Aquello en quien o sino solamente en nosotros mismos.» «Nunca tenemos relación más
a quien aparece un objeto» La metafísica se halla, por tanto, redu- que con nuestras representaciones. En cuanto a saber lo que pueden
cida a la teoría del conocimiento, o, lo que es lo mismo, el problema ser las cosas en sí, está indudablemente fuera de la esfera de nues- •
del conocimiento se convierte en el solo y único problema de la tro conocimiento.»
filosofía. Lachelier: «La existencia de una cosa en sí no puede ser para
nosotros un hecho, pues para conocer este pretendido hecho, ten-
dríamos que estar en donde por hipótesis no estamos, y ver lo que
2. Los argumentos idealistas. por hipótesis no vemos.»
Brunschvicg: «El conocimiento constituye un mundo que es
En la escuela idealista reina una notable unidad de inspiración. para nosotros el mundo. Más allá no hay nada. Una cosa que estu-
Los sistemas son muchos y diversos, pero los argumentos emplea- viese más allá del conocimiento sería por definición lo inaccesible,
dos para fundamentar el idealismo de estos sistemas son siempre lo incognoscible, es decir, que equivaldría para nosotros a la nada.»
los mismos y casi idénticamente formulados. La historia presenta E. Le Roy, por último, ha dado del principio de inmanencia esta
pocos ejemplos de una «escolástica» tan rígida. formulación lapidaria, que se ha hecho clásica: «Un más allá del
En el fondo, no hay más que un argumento, y es una especie de pensamiento es impensable.»
e intuición o de evidencia primera que se llama en nuestros días el El principio del fenomenismo no dice otra cosa. No podemos
principio de inmanencia. Se explícita en dos principios anexos, conocer más que fenómenos, en el sentido amplio, pero propio de
el principio del fenomenismo y el principio de relatividad. Se apli- la palabra: lo que nos sipareer. Es esta una posición analítica. Pues
ca por último a todas las formas de conocimiento, pero especial- si una cosa es conocida, es objeto de conocimiento, aparece, es fe-
mente a la percepción, porque se considera que es ella la que nos nómeno. O inversamente, una cosa en sí que fuese distinta del fenó-
pone en contacto con lo reatlEn conjunto, esta intuición primitiva meno, o lo que es lo mismo, una substancia que existiese bajo los
del idealismo tiene un carácter negativo muy acusado. Responde fenómenos, no aparecería de ningún modo y sería, pues, estricta-
a la idea de Bergson de que lo primero que un filósofo percibe mente incognoscible. Es lo que significan las enigmáticas palabras
cuando comienza a filosofar, es lo que no quiere. El principio del de Lachelier: «Unas cosas en sí que se convirtiesen en objeto de
idealismo podría formularse sumariamente así: «No hay cosas en intuición no serían más que el fenómeno de sí mismas.»
sí», o: «El realismo es un puro absurdo.» Pero examinemos esta El principio de relatividad tampoco es distinto del principio de
doctrina con más detalles. inmanencia. Ya lo hemos encontrado anteriormente, puesto que pro-
s. El principio de inmanencia, en su sentido crítico, significa que viene de los Sépticos que lo utilizaban para establecer su fenome-

72 73
Epistemología general El idealismo

nismo: todo conocimiento es relativo a un sujeto. Podremos, pues, presente y la alucinación de un mundo imaginario; los estados inte-
tomar a voluntad una u otra de las dos fórmulas siguientes: riores son los mismos y el juicio de realidad que llevan consigo es
I.° La conciencia es la condición de todo conocimiento, es el igualmente firme. 4.° Es absurdo pretender que lo sensible preexiste
«teatro» en que todo aparece. Es pues imposible saber lo que son a la sensación, pues sería necesario tener una pre-sensación para
las cosas independientemente de su aparición en la conciencia. conocerlo tal como es, una intuición absoluta que no fuese relativa
.Fuera de la conciencia no existen para nosotros. 2.° El conocimien- a una conciencia. 5.° Por último, es imposible que el espíritu entre
to es el acto de un sujeto. Es pues imposible definir un objeto cual- en contacto con una cosa extensa, o reciba la impresión producida
quiera prescindiendo de la actividad espiritual que lo hace surgir por una cosa material. Tanto en un caso como en el otro, debería
ante nosotros como objeto, independientemente de los procedi- él mismo ser extenso, material; no sería pues ya un espíritu sino
mientos y de los métodos que nos han permitido determinarlo. un cuerpo, y por este hecho mismo sería incapaz de pensar y de
Esto podría bastar. Pero prolonguemos este resumen con algu- conocer cualquier cosa.
nas aplicaciones particulares de los principios Ésta es la base común de todas las filosofías idealistas: una
Consideremos primero la naturaleza de la verdad. Se la define, crítica del realismo que conduce al fenomenismo. Lo único que le
desde un punto de vista realista, como la conformidad de la idea es dado inmediatamente al espíritu es su propio pensamiento, sus
con el objeto. Esta noción de la verdad-copia se presta a una doble ideas, sus representaciones, sus fenómenos, poco importa el nom-
objeción. Primero, ¿cómo una idea puede parecerse a una cosa? bre, y es con esta materia primera diferenciada que el idealismo
Una idea no puede parecerse más que a una idea y no a una cosa se lanza a explicar la totalidad del universo, el ser y los diferentes
que sería completamente distinta de una idea. Luego, ¿cómo podría tipos de seres.
verificarse la conformidad de la idea con la cosa? Sería necesario co- Para terminar, hay que indicar que el idealismo se esfuerza tam-
nocer la cosa de un modo distinto que por la idea que tenemos de bién en demostrar positivamente su tesis fundamental. Se le ofre-
ella, por una especie de intuición inmediata, pero entonces la idea cen para ello tres caminos. El primero, que es de inspiración car-
sería inútil y se desvanecería el problema de la verdad. tesiana, es la búsqueda de una primera verdad. Para fundamentar
Consideremos, por último, la sensación. El idealismo emplea la filosofía, se necesita un principio que se imponga al espíritu de
toda clase de medios y acude a toda clase de argumentos para de- un modo absoluto. Este principio no es otro que el cogito. Pero el
mostrar que el conocimiento sensible no es una intuición de lo real: cogito no conduce a una res cogitans, como creyó Descartes, que
I.° Aplicado a la sensación, el principio de inmanencia nos era aún esclavo de prejuicios ontológicos, la evidencia del cogito
da lo siguiente. La sensación es un estado de conciencia, puesto está estrictamente limitada a la cogitatio. Dicho de otro modo, el
que yo siento en mi y no en el objeto, pues yo soy yo y no el cogito debe desarrollarse en ego cogito cogitatum, no siendo el ego
objeto. Para hablar como Malebranche, la sensación es un «senti- nada más que una conciencia, y el cogitatum los estados interiores
miento» interior sin valor objetivo. 2.° El principio de relatividad de esta condiencia.
conduce a la misma conclusión. La sensación no puede captar nada El segundo camino es de inspiración kantiana. Consiste en de-
más que fenómenos subjetivos puesto que es esencialmente relativa: mostrar el carácter a priori del espacio, del tiempo, y en 'general de
relativa a la constitución de nuestros sentidos, y aún más relativa toda verdad necesaria y universal. De ahí se sigue que el mundo
a una conciencia individual. 3.° La mejor prueba de la subjetividad real es un conjunto de fenómenos unidos, y organizados por el
de nuestras sensaciones se obtiene de las ilusiones y alucinaciones, de espíritu según sus formas y categorías.
los sueños, de la embriaguez y del delirio. No hay diferencia en El tercer camino se inspira en Descartes y en Kant conjunta-
el nivel de la conciencia sensible, entre la percepción del mundo mente. Consiste en analizar la ciencia. En matemáticas, el espíritu

74 75
Epistemología general El idealismo

va del pensamiento al ser, pone sus objetos definiéndolos libre- de cosas espirituales por analogía con las cosas materiales. Pero son
mente, sólo está ligado por las leyes que se da a sí mismo. A su peligrosas, pues se corre riesgo de velar el carácter propio de lo
vez la física es científica sólo en la medida en que está matemáti- espiritual, de reducir lo espiritual a lo material. Ahora bien, no es
zada. Seguramente admite «cosas» pero no en el sentido realista seguro que el idealismo, a pesar de su oposición profunda al mate-
de la palabra. Una cosa es solamente un grupo de fenómenos; pero rialismo, no caiga en este defecto. Efectivamente, decir que el
recibe el nombre de real cuando es «legal», sometida a leyes que espíritu no puede salir de sí mismo para coincidir con las cosas, o
son comunes a todos Jos espíritus razonables. La ciencia traza el que una cosa no puede entrar en el espíritu, es considerar estos
mundo verdadero, objetivo, real; éste no existía antes de que ella dos términos según las relaciones de espacio, y, por lo tanto, hacer
lo hubiese inventado y definido por sus cálculos. de ellos cosas materiales. Si como se nos dice con razón, el espíritu
no es extenso, hay que ser lógico con uno mismo y no tomar nunca
al pie de la letra las metáforas espaciales cuando se habla del co-
3. Examen de los argumentos idealistas. nocimiento. Esta simple decisión purificaría ya mucho la atmósfera.
Pero hay más que una metáfora en el principio de inmanencia.
Muchos de los argumentos que utiliza la escuela idealista no Hay una tautología: lo que no tiene nada de común con el espíritu
nos interesan aquí. Algunos son una repetición pura y simple de no puede ser pensado. Esto es evidente, pero ello no implica que el
los argumentos escépticos. Descartes se escusaba ya de «volver a espíritu no pueda conocer sino su propio pensamiento.
mascar un alimento tan común». ¿Qué deberían decir sus suceso- En primer lugar, quizá las cosas no dejan de tener relación con
res, de Malebranche a Brunschvicg y a Lachiéze-Rey, para que se el espíritu, tal vez no son de una naturaleza radicalmente hetero-
les perdonara volver a masticar dicho alimento de nuevo y cons- génea al pensamiento. Esto es cierto de las cosas materiales en el
tantemente? Es inútil para nosotros volver a tratar de las alucina- cartesianismo: un cuerpo es una porción de extensión, y no tiene
ciones, los sueños y los delirios, y también el principio de relati- nada en común con el espíritu cuya esencia es el pensamiento. Pero
vidad. Otros argumentos, los tres últimos que tienden a demostrar esta metafísica dualista no se impone necesariamente. Se puede
positivamente el idealismo, son una prolongación del racionalismo. muy bien admitir, y a mejor título, que las cosas tienen una forma
Son el racionalismo mismo en cuanto va a parar al idealismo. Pero que las constituye en su naturaleza y las hace a la vez activas y
hemos visto qué frágil es la idea cartesiana de una matemática uni- cognoscibles. En este caso, entre las cosas y el espíritu se dará
versal, y sobre qué confusiones reposa la idea kantiana de a priori. aquel parentesco que es condición del conocimiento. En resumen,
El argumento específico del idealismo es el principio de inma- el idealismo supone una cosmología cartesiana, de modo que si se
nencia, y sobre él debemos concentrar la atención. Su fuerza le rechaza esta cosmología, se derriban las puertas de la prisión.
viene de que enuncia un hecho real, a saber, que el conocimiento El idealismo supone también una psicología cartesiana. El pen-
es un acto inmanente. No produce nada fuera, permanece en el samiento del idealismo está encerrado en sus ideas, pero el cono-
sujeto que lo realiza y lo perfecciona. Es pues cierto que una de las cimiento del realismo está abierto al ser. Un más allá del pensa-
condiciones del conocimiento es la presencia de las cosas en el es- miento es impensable, nos dicen. Es muy posible, responderemos,
píritu. Pero no puede deducirse de ello que el espíritu esté cerrado pero nos da lo mismo, ya que lo que nos interesa no es el pen-
sobre sí mismo como las mónadas de Leibniz y que solamente samiento puro, vaciado de todo objeto por la duda metódica, sino
conozca sus propias ideas. el conocimiento. Ahora bien, es evidente que el conocimiento llega
Ante todo, no hay que ser víctima de las metáforas espaciales de rondón y directamente a una cosa distinta de él mismo. Llega.
que se emplean. Son casi inevitables, porque sólo podemos hablar a «lo otro como tal», como se decía en lenguaje escolástico; llega a

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Epistemología general El idealismo

las «cosas en sí», como se dice en lenguaje kantiano; llega a los logia que afirma es la siguiente: lo que es conocido aparece, es un
«existentes», como se dice actualmente. Primero son conocidas las fenómeno; lo que no aparece queda desconocido, y lo que no puede
cosas o los seres. El sujeto no conoce su conocimiento y su propia aparecer es incognoscible. Sobre esto haremos las observaciones
existencia más que por una reflexión que es necesariamente secun- siguientes:
daria. Esta propiedad que tiene el conocimiento de referirse a otro, Tomando las cosas en sentido amplio, el principio resulta tan
de apuntar hacia un objeto, se llama intencionalidad. Ha sido re- evidente, que no necesita explicación. No hay ninguna razón para
descubierta por la fenomenología contemporánea, y podemos hacer restringir la noción de fenómeno a los objetos de la intuición sensi-
nuestras algunas de sus fórmulas: «Toda conciencia es conciencia ble, como se hace desde Platón. Una esencia pensada es un fenó-
de algo» (Husserl), «el mundo está siempre ya ahí» (Heidegger), meno a su modo. Todo objeto de conocimiento es un fenómeno.
«la conciencia es extática» (Sartre), «el problema del mundo exte- Es preciso, pues, reconocer la fuerza del dilema: un fenómeno o
rior no tiene absolutamente ningún sentido» (Marcel). nada. Por el contrario, nada autoriza a separar el fenómeno y el
Si quisiéramos ceñir la cuestión habría que aportar muchos ma- ser o a oponerlos. El idealismo sobreentiende constantemente que
tices. Habría que distinguir diversos casos. A veces, el objeto de conocer el fenómeno es no conocer el ser. Hay aquí un postulado
la intención es un ser de razón que no existe y no puede existir que nada justifica y que, por el contrario, es inconsistente. Si se
fuera del espíritu. A veces, es una esencia abstracta que no existe quisiera simplemente distinguir el ser en tanto que no aparece del
en la forma en que es concebida. Pero a veces el objeto al que se ser en tanto que aparece, no ofrecería ninguna dificultad, pues se
apunta, sea por una intención sensible o por un juicio, es un exis- volvería al dilema precedente. Si quisieran decir que los seres que
tente, en el sentido estricto y propio de la palabra. conocemos nunca nos aparecen íntegramente, que guardan respecto
Y naturalmente, si preguntamos cómo una cosa que existe en del espíritu humano alguna reserva y algún misterio, convendríamos
sí puede hacerse presente al espíritu, nos metemos en los recovecos de buen grado en ello. Pero si quieren decir que el ser no puede
de una teoría del conocimiento. Digamos simplemente aquí que la aparecer tal como es, cometen una petición de principio, se supone
cosa se hace presente por su acción. El espíritu se encuentra así admitido el idealismo que se pretendía demostrar. Nada se opone,
«informado» en el sentido técnico de la palabra, recibe la forma en principio, a que el ser aparezca. Nada exige que aparezca ente-
del objeto, de modo que, cuando reacciona, su acto es a la vez ramente. Lo que de él aparece está muy bien llamado aspecto, y
inmanente y extático: permaneciendo en el sujeto, capta en él al depende evidentemente de las facultades del sujeto al que aparece.
otro como tal. Por otra parte, cualesquiera que sean las dificultades . Vayamos más lejos. La idea de fenómeno puro, es decir, sepa-
de la teoría explicativa, su punto de partida debe tenerse como un rado del ser, es inconsistente. Con razón decía Kant que sería absur-
hecho y como una evidencia: el ser nos es dado inmediatamente, do hablar de una aparición sin nada que aparezca. Dicho de otro
la idea no es lo conocido, sino el medio por el que conocemos el modo, la idea de fenómeno implica esencialmente una referencia
ser. En el peor de los casos, como sucede en el existencialismo, al ser, no una referencia a un ser que no aparece, como pensaba
incluso admitiendo que la teoría del conocimiento no lo explique Kant, pues se iría a parar aI absurdo que se quería evitar, sino una
todo, no por eso habría que poner en duda el hecho que intenta referencia a un ser que aparece, que tiene éste o aquel aspecto, y
explicar. La única conclusión lógica sería decir que hay un misterio. tal vez más.
Y difícilmente puede negarse que el conocimiento sea algo muy De nuevo, si quisiéramos ceñir la cuestión, deberíamos distinguir
misterioso. al menos tres casos: el del conocimiento inmediato o intuitivo, el
Aunque el principio del fenomenismo no sea distinto del prin- del conocimiento mediato o discursivo y el del conocimiento ana-
cipio de inmanencia, tal merece una discusión particular. La tauto- lógico. Pues las observaciones precedentes conciernen al conoci-

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Epistemología general El idealismo

miento intuitivo, que, por otra parte, es el fundamento de todos los mología y una psicología correctas, es decir, no cartesianas. Es ne-
demás: el ser aparece él mismo a una facultad. En los demás casos, cesario ante todo devolver a las cosas una forma que les asegure la
hay una especie de fenomenalidad derivada. Aunque el lenguaje no unidad, la actividad, la inteligibilidad. Es preciso después y para-
sea corriente, creemos que debemos mantener que conocer es feno- lelamente restituir al conocimiento su intencionalidad, demostrando
menalizar. Así, pues, si hay diversas formas de conocimiento, hay que el acto de conocer, tomado estrictamente, no es una accióe,
también diversos modos de fenomenalización. menos aún una producción ni una representación, sino un acto, un
acto segundo o una operación, que consiste simplemente en una
manera de ser, en la posesión inmaterial de una forma.
4. Discusión del idealismo. Dicho esto, situémonos en el punto de vista epistemológico.
¿Es el idealismo, como se ha dicho a menudo, una teoría del cono-
El movimiento idealista se comprende y se justifica perfecta- cimiento coherente e indestructible en su propio terreno? No. En-
mente como eliminación progresiva de lo real tal como estaba con- cuentra dificultades internas, y no vive más que de préstamos
cebido por un realismo degenerado; la extensión cartesiana y la subrepticios del realismo. Esto es particularmente visible en dos
cosa en sí kantiana. En efecto, si los cuerpos se definen como pura puntos principales: la verdad y la cosa en sí 2.
extensión, se disuelven necesariamente y se desvanecen, siendo la Aunque el idealismo repudia en principio la noción realista de
extensión principio de dispersión, partes extra partes hasta el infi- la verdad, no puede liberarse completamente de ella. La elimina
nito; pero como todo ser es uno, la unidad sólo le puede ser con- en detalle para restituirla en bloque, o si se prefiere, la elimina en
ferida por el pensamiento. Y si la cosa en sí está situada bajo los teoría, in actu signato, para restituirla, de hecho, in actu exercito.
fenómenos, o detrás, o más allá, se hace inaccesible, incognoscible, En efecto, la concepción idealista de la verdad, aplicada al idealis-
y no tiene ningún papel que desempeñar en la filosofía. Por tanto, mo mismo, lo declararía verdadero solamente porque es coherente
hay que constituir lo real con les fenómenos presentes en la con- y en tanto que lo es, es decir, hace al pensamiento concorde con-
ciencia. El único inconveniente es que se ha creído destruir el sigo mismo. Pero cuando el idealismo se afirma como una doctrina
realismo al combatir este realismo. verdadera, no se mantiene ya en este formalismo. Sus tesis so- •
Por otra parte, el idealismo aclara muy bien la actividad del es- bre el ser, el conocimiento y el espíritu pretenden explicar lo que
píritu en el conocimiento y el carácter inmanente de esta actividad. son realmente el ser, el conocimiento y el espíritu. Las da como
Pues no puede ponerse en duda que el conocimiento sea un acto verdaderas porque están conformes con la realidad y en la medida
inmanente, ni que las ciencias estén construidas por el espíritu. El en que lo están. Poco importa que la realidad de que habla sea el
inconveniente es que el idealismo considera incompatible la inma- espíritu, o que sea inmanente al espíritu; en el momento de afirmar,
nencia con la trascendencia. Y esto se debe a que deja contaminar se regula por lo que es/De modo que, a fin de cuentas, tanto para
el acto espiritual por la actividad física. Si el conocimiento con- el idealismo como para el realismo, la verdad consiste en afirmar
siste en producir, y digamos incluso en fabricar, una represen- como ser lo que es, y no ser lo que no es.
tación, que es un objeto inmanente, entonces el mundo real no El idealismo tampoco puede eliminar completamente la realidad,
tiene ninguna utilidad ya para la teoría del conocimiento. El pen- en el sentido realista de la palabra, a saber, algo que existe (en sí)
samiento se basta.
2. BLONDEL, L'II/u:ion idéenme, en «Reme de métaphysique et de morales 1934;
A nuestro entender, pues, el debate entre el idealismo y el realis- FOREST, Thoinisme et /déalinvw, en <Rente néoseolastiques 1934; MARITAIN,
Réflezion,

mo es de orden metafísico antes de ser epistemológico. El primer SME Pititelligence, cap. si (La vida propia de la inteligencia y el error idealista) y cap. IX
ti (La
(El realismo ION:LISIE) ETCREVERRY, LidéCl/ISMO francais ceistemporain, libro
medio de combatir eficazmente el idealismo es elaborar una cos- resistencia al idealismo).

80 81
Verneaux, Epistemología 6
Epistemología general
El idealismo
sin reducirse a su aparición (para nosotros). Aunque esencialmente menos una cosa en sí, en el sentido kantiano, para todos los que
se defina por su horror a la cosa en sí, la restituye al menos de
no son el sujeto que lo experimenta.
cuatro modos. Desde el momento en que se admite la existencia En tercer lugar, es difícil no admitir que el hombre ha apare-
de una actividad inconsciente del espíritu, la existencia de una plu-
cido tarde en el universo. El pensamiento humano mismo demues-
ralidad de conciencias, la existencia del mundo antes de la aparición
tra, por la ciencia, que el mundo ha existido mucho tiempo antes
del hombre y por último la existencia de hechos irracionales en el que él. ¿Cuál es pues el valor ontológico que debe darse al mundo
mundo, se es de buen o mal grado realista pues se admiten cuatro antes de la aparición del hombre? ¿Se dirá que no ha existido, que
especies de cosas en sí.
sólo existe en el pensamiento del sabio que lo proyecta hacia atrás
Descartes definía el pensamiento por la conciencia. Pero es di- como proyecta hacia el futuro un eclipse? Pero la ciencia afirma que
fícil conservar esta definición. Nadie sostiene ya que la conciencia el mundo ha existido. Por lo tanto hay que afirmar que existía en
sea coextensiva al pensamiento, pues numerosos hechos obligan a sí. He aquí un más allá del pensamiento que no es impensable.
admitir, por el contrario, una vida psíquica inconsciente. En par- Por último, es difícil negar que haya en el mundo hechos y se-
ticular, el hecho del error no puede explicarse más que por la res contingentes: los individuos de toda clase, humanos y materia-
inconciencia en que está el espíritu acerca de su propia actividad. les, la irreversibilidad del tiempo y la duración propia de cada cosa,
Pero si existe una actividad que escapa a la conciencia y de la que
los hechos históricos. Por ejemplo, la irreversibilidad del tiempo
sólo aparecen los resultados, existe algo que no es un puro fenó- es un puro hecho. La «máquina de explorar el tiempo», inventada
meno. Esta actividad existe en si, fuera de la esfera del conocimiento por Wells, es lógicamente posible, pero imposible realmente. Igual-
posible, en el momento en que se ejerce. Se ha transportado, pues, mente, como decía Bergson, «hay que esperar a que el azúcar se
la cosa en sí kantiana del objeto al sujeto y nada se ha ganado en
definitiva. disuelva»; es imposible hacer variar la velocidad del tiempo, aun-
que pueda concebirse muy bien. Ahora bien, la contingencia es
Asimismo, es difícil no admitir una pluralidad de conciencias. inadmisible al idealismo porque el desarrollo del pensamiento es ló-
Poco importa el motivo: ya sea como un hecho o como una nece- gico, por lo tanto necesario. La única solución que le queda es
sidad, o para que cada conciencia sea objetivamente fundada por
negarla. No niega la apariencia de contingencia, pero niega su reali-
el reconocimiento de los otros, o para explicar el comportamiento dad. La convierte en el correlativo de nuestra ignorancia, siendo la
de ciertos objetos llamados hombres. Poco importa también que la necesidad el correlativo de nuestra ciencia. Lo que equivale a decir
pluralidad sea considerada irreductible o como un estado provisio- que la contingencia es una ilusión que debe reducirse y disiparse
nal en el desarrollo del espíritu. El punto delicado consiste en saber con el progreso de la ciencia. Muy bien, pero esto es apostar sobre
qué sentido puede tener la idea del prójimo o de alter ego en una el futuro en virtud de una tesis metafísica a priori que nada justi-
perspectiva idealista. No tiene ninguno, pues una conciencia no fica en el presente. Actualmente, encontramos hechos que no están
puede reducirse a ser sólo la representación de otra. Ella es para construidos por nuestro pensamiento.
sí. Existe, pues, en sí para cualquier otra. Además su subjetividad es Estas observaciones, por sumarias que sean, bastan para mos-
secreta para las demás. No es incognoscible: puede muy bien com- trar que el idealismo no puede permanecer fiel a sus principios. La
prenderse que otro experimente un sentimiento, incluso se puede lógica del principio de inmanencia conduce directamente al solip-
participar de él; pero no se puede experimentar en su lugar y co- sismo que nadie se atreve a sostener.
nocerlo como él lo conoce; el matiz propio se escapa siempre. Por
tanto, aunque un sentimiento no sea una substancia existente en sí,
en el sentido aristotélico de la palabra, sino un accidente, no es

82 83
Epistemología general

Conclusión.

No hay ninguna razón valedera para entrar en el idealismo, y


si se entra, no es posible permanecer en él. El realismo se impone
a la reflexión filosófica como se impone en la vida corriente.
El idealismo es una de las numerosas tentativas hechas por el
CAPITULO QUINTO
hombre para divinizarse, pues el poder de crear el mundo, que él
atribuye al espíritu humano, es propio del espíritu divino. Pero
como el pensamiento del hombre es demasiado débil para llevar el EL REALISMO
peso del universo, el idealismo se inclina lógicamente hacia el pan-
teísmo. Si no siempre hace profesión de él, es porque le retiene en
la pendiente alguna consideración extrínseca, como el deseo de Debemos ahora definir a grandes rasgos la solución que creemos
salvar el destino de las personas. La forma de idealismo que nos justa. Comúnmente se le da el nombre de realismo. No es falso.
.414'
parece más coherente es la de Brunschvicg, para quien Dios es la pero tiene el inconveniente de darnos de él sólo una idea estrecha,
Razón impersonal de la que participan todos los espíritus finitos y pues solamente la determina en relación con el idealismo, mientras
que es en cada uno el principio de su actividad espiritual. Así se que es una teoría del conocimiento compleja y completa.
explica perfectamente que todos los hombres construyan el mismo Por oposición al escepticismo, el realismo sostiene que podemos
mundo cuando piensan racionalmente. Pero el panteísmo sobre el alcanzar la verda Concede un lugar a la duda en la vida intelec-
que se apoya así el idealismo, ¿es una posición coherente? Co- tua ms> considera la duda universal como la muerte de la inteli-
rresponde a la metafísica decidirlo; y su respuesta sólo puede ser gencia. No niega la posibilidad del error, ni la frecuencia de los
negativa. errores, pero considera el error como un accidente o una anomalía.
En 'resumen, admite que tenemos certezas legítimas. Eá_pues una
posición dogmática. Por otra parte, el realismo se opone al empr-
rismo y al racionalismo simultáneamente. ¿Piz...grié__medio conoce-
inosl-
. . clad? ¿Sólo "Sor la experiencia? No. ¿Por la razón so-
la? Tamo, sino por la experiencia y la razón conjunta-
mente.
Para expresar esta idea se dice a veces que el realismo sinte-
tiza el empirismo y el racionalismo. La fórmula es mala. Primero,
porque, históricamente, en la filosofía moderna, las dos doctrinas
son productos de la descomposición del realismo que es anterior a
ellas. Después y sobre todo, porque, lógicamente, cada una de estas
dos doctrinas es exclusiva de la otra, de modo que es imposible una
síntesis. Más vale decir que el realism6 se sitúa fuera o por encima
del debate. Por último, en cuanto al valor del conocimiento, el rea-
lismo se opone al idealismo. Sostiene que el espíritu humano puede

84 85
Epistemología general
El realismo
conocer al ser «en sí», y que la verdad consiste precisamente en la
conformidad del juicio con la realidad. puede ser conocido científicamente; es sólo objeto de opinión.
Tal es en una primera aproximación la posición realista. Con Y para fundamentar la posibilidad de la ciencia, Platán dobla el
ello puede observarse enseguida que las demás teorías, comprendi- mundo sensible con un mundo inteligible. Las ideas, que existen
do incluso el empirismo, contrarían el buen sentido y es difícil que en sí, son las esencias inmutables que requiere el conocimiento
triunfen ante su tribunal. Por el contrario, son fáciles en el plano científico.
filosófico, fáciles de definir y de sostener, porque son simples abso- Aristóteles ha criticado a Platón con una insistencia que indica
lutas, unilaterales. Para el realismo la situación es inversa. Es fácil la pena que tuvo en separarse de su maestro. El fundamento de su
en el plano del sentido común, pues todo hombre que no está epistemología es la tesis metafísica, demostrada con gran lujo de
sofisticado por una reflexión filosófica mal llevada, se cree espon- argumentos, de que las ideas no existen separadas. Son, pus, inma-
táneamente capaz de la verdad, se fía instintivamente de sus senti- nentes en lo sensible, constituyen la esencia de cada cosa y no
dos y de su inteligencia para conocer la realidad. Por el contrario, existen más que individualizadas. De ahí se sigue que el conoci-
el realismo es difícil en el plano filosófico porque es complejo, miento humano parte necesariamente de la sensación, que tiene el
matizado, y por ello mismo siempre está en peligro de caer por un privilegio de ponernos en relación con lo real. Pero lo sensible,
lado o por otro en el error. No obstante, además de su valor pro- como tal, no es inteligible porque la esencia en él está materializada
piamente filosófico, es un punto de apoyo sólido para la vida, y e individualizada. La ciencia vena sobre las esencias puras y uni-
dada su vinculación con el dogma católico puede presentarse como versales que la inteligencia abstrae de lo sensible. Sus juicios son ne-
una parte integrante de la mentalidad cristiana, como una especie cesarios precisamente porque los términos sal abstractos, y son
de preámbulo lejano de la fe. verdaderos en tanto son conformes con la realidad.
Al pasar al pensamiento cristiano, el realismo griego sufre una
profunda modificación. Como que el mundo ha sido creado por Dios
1. Las escuelas. a su imagen, el objeto y el sujeto están como suspendidos de
Dios, de quieh obtienen su existencia y su naturaleza. La inteligi-
bilidad del objeto, la inteligencia del sujeto, la verdad en el uno y
Hay tantos matices diversos en la corriente realista como en las
en el otro, son una participación deficiente y diversificada de la pri-
demás corrientes epistemológicas. No obstante, de un modo gene-
men Verdad. Pera, por nueva que sea la perspectiva abierta por
ral, podemos decir que hay en él dos tendencias principales. Una,
el dogma de la /creación, los rasgos esenciales del platonismo se
salida de Platón, jalonada por san Agustín y san Buenaventura,va
hallan en san Agustín y los del aristotelismo en santo Tomás.
á parar a Descartes, a Malebranche,yj los ontologistas del siglo xix
La epistemología de san Agustín es una cuestión difícil y discu-
La otra, salida de Aristóteles, culmina en santo Tomástiel la man- tida'. He ahí, sumariamente, cómo la comprendemos. Está centra-
tenido viva en el transcurso de los siglos por la escuela tomista. La
da en el problema de la verdad, y regida enteramente por el prin-
diferencia es menos de orden epistemológico que de orden meta- cipio de que la verdad es necesaria, inmutable y eterna.
físico, o más exactamente es primero metafísica y toca después la Su punto de partida es la tesis platónica de que el mundo sen-
epistemología.
sible es demasiado inestable para poder ser objeto de conocimiento
En Platón, el mundo sensible tiene tan poca consistencia que verdadero. Sin duda, la sensación es ya un acto de pensamiento. El
no puede dársele el nombre de ser. Es mutable, en efecto, mientras espíritu trasciende al cuerpo y no puede recibir nada de él. Es pues
que el ser es inmutable. No le estaría mal el nombre de un no-ser
existente. Pero como la ciencia versa sobre el ser, lo sensible no 1. Cf. BoviR, L'Idée de vérité chez saña Asegustin; Gasee, Iturodqction a ?bode
de taita Atiplini»; jOLIVIT, Diem solee! des esprit:.

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el espíritu el que se hace atento a las pasiones que el cuerpo sufre El pensamiento de san Agustín es tan flexible que se presta a
de parte de las cosas materiales, y que produce en sí mismo un interpretaciones muy diversas; es también muy indeciso y reclama
verbo para representarlas. Y las sensaciones son necesarias para algunas precisiones. En el transcurso de la edad media sus virtuali-
que lleguemos a conocer a las criaturas materiales. Sin embargo, la dades han sido desarrolladas de todos los modos posibles por la
sensación, hablando con propiedad, no es un conocimiento, porque escuela franciscana. Santo Tomás, siguiendo a Aristóteles, ha cri-
objeto es mutable. Sólo puede conocerse en verdad lo que es ticado enérgicamente a Platón, así como a los platónicos y a los
verdaderamente. agustinianos de su tiempo. Pero, respecto de san Agustín mismo,
No obstante, el hombre hace juicios verdaderos, incluso sobre doctor de una inmensa autoridad, usa los mayores miramientos.
las cosas contingentes. ¿Cómo explicar este hecho? Hay que buscar Prefiere en general insistir en el acuerdo profundo de las dos doc-
la solución evidentemente del lado de la inteligencia, no del lado trinas que en sus divergencias. El acuerdo es completo, evidentemen-
de los sentidos. Pero el espíritu humano es incapaz de fundamentar te, en lo que concierne a la fe cristiana. De donde se sigue que es
la verdad de sus propios juicios, pues es tan mutable y contingente completo también en cuanto al hecho de la iluminación. El término
como las cosas sensibles., El único fundamento posible de la verdad de iluminación, de cualquier modo que se entienda, sólo significa
es la Verdad trascendente, es decir, Dios mismo. Cuando el espíritu una participacición de la inteligencia humana en la inteligencia
humano conoce la verdad, en el dominio que sea, se regula según divina, y en el fondo no hace más que traducir la idea de creación.
las razones eternas, está en comunicación con las ideas divinas, Por ello santo Tomás, después de haber resumido como hemos
está interiormente iluminado por el Verbo, luz espiritual, maestro visto la teoría de san Agustín, concluye así: «Importa muy poco
interior de todo hombre. Así, pues, en todo conocimiento verdadero decir que los inteligibles participan de Dios, o decir que la luz que
está implicado cierto conocimiento de Dios.) Pero Dios no es el hace los inteligibles participa de él.»
objeto directo y natural del espíritu humano, ni lo es la Verdad Parum refert... Es cierto si se consideran las cosas desde arriba.
divina, sino la verdad de sus propios juicios. La luz divina es formal Pero en esto consiste el punto de divergencia, pues toda la dife-
o reguladora, imprime el sello de la verdad, por así decirlo, a nues- rencia entre una epistemología cristiana de tipo platónico y una
tros juicios, pero no les aporta ningún contenido, no imprime ideas epistemología cristiana de tipo aristotélico concierne al modo, o si
en nuestra alma. Puede decirse que vemos en Dios la verdad, pero se quiere, al punto de aplicación de la iluminación divina.
ello no significa que veamos a Dios, ni sus ideas, ni su luz; ello Para santo Tomás, la abstracción es un hecho, y este hecho
significa que nosotros vemos la verdad gracias a él, por él, en la sirve en cierto modo de eje a su epistemología. La experiencia sen-
luz que nos comunica. sible se encuentra rehabilitada: es la base del conocimiento huma-
Santo Tomás ha comprendido y resumido perfectamente la teo- no, puesto que todas nuestras ideas se obtienen de ella. No es una
ría agustiniana de la iluminación. «San Agustín, que ha seguido a ciencia, en el sentido propio de la palabra, pero es un conocimiento,
Platón tanto como le ha permitido la fe católica, no ha admitido e incluso un conocimiento infalible, una intuición de las cosas
que las esencias de las cosas subsistan por sí mismas. En lugar de existentes. Para pasar de lo sensible a lo inteligible, se necesita una
esto, ha situado las razones de las cosas en la inteligencia divina, y iluminación. Pero ¿cuál es? ¿Divina? No, humana: la que el inte-
ha admitido que por medio de ellas juzgamos todas las cosas, en lecto agente proyecta sobre el fantasma; su papel consiste en actua-
tanto que nuestra inteligencia está iluminada por la luz divina. No lizar la esencia que encierra éste. Solamente al llegar al término de
es que veamos estas razones en si mismas: eso sería imposible sin su análisis se encuentra santo Tomás con san Agustín. Si se pregun-
ver la esencia divina. Pero estas razones supremas imprimen (su ta, en efecto, de dónde le viene al hombre la luz natural de su
huella) en nuestros espíritus» (De spiritualibus creaturis, 10 ad 8). inteligencia, la única respuesta posible es que proviene directamen-

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te de Dios que la crea en todo momento en nosotros. Es una parti- la expresión de «ser en sí», no cree designar con ella un ser exis-
cipación finita de la inteligencia infinita, un reflejo creado de la tente en sí, fuera del pensamiento, sino un cierto tipo de ser pensa-
luz increada una impresión de la primera Verdad. In lumine primae do: el objeto puro o bruto, el objeto que no es más que objeto, por
veritatis omnia intelligimus et iudicamur, in quantum lumen intel- oposición al sujeto consciente que es «para sí».
lectus nartri sive naturale, sive gratuitum, nihil aliad est quam Ante este realismo idealista, ¿cómo caracterizar el realismo rea-
quaedam impressio veritatis primae (S.Th. 1, 88, 3 ad 1). Santo lista? Éste admite que buen número de objetos no existen más que
Tomás puede, pues, sin la menor dificultad emplear a su vez las en el pensamiento porque el espíritu los ha construido o abstraído.
palabras de los salmos que habían inspirado a san Agustín: Signo- Las únicas tesis que sostiene contra el idealismo y que bastan para
tum est super nos lumen mitas tui, Domine; in lamine tito vide- caracterizarlo son las siguientes:
bimus lumen. 10 De un modo general, el conocimiento se regula por el ser
que a todas luces le es anterior. Si se considera el sujeto, éste debe
ser para poder conocer y su modo de conocimiento depende de su
2. Realismo e idealismo. tipo de ser. Por tanto, el cogito cartesiano debe ser invertido: no es
porque pienso que existo, sino porque existo pienso. Si se considera
En la filosofía moderna, la alternativa principal, la que gobier- el objeto, también él debe ser para poder ser conocido, y su ma-
na todas las demás opciones, es la del realismo y del idealismo. Es nera de aparecer depende de su tipo de ser. Tanto si es dado o
preciso, pues, ante todo, definir el realismo por oposición al idea- construido, posible o actual, sólo es cognoscible a partir del mo-
lismo, y luego buscar si es posible superar la oposición. mento y en la medida en que es. Si no se conoce nada, no se co-
Si no queremos perdernos en inextricables confusiones de ideas. noce, no hay más que ignorancia, ausencia pura y simple de cono-
importa ante todo distinguir entre el realismo que resulta del idea- cimiento. Si se conoce, se conoce algo, dicho de otro modo se
lismo y el realismo que se opone al idealismo. revela un ser.
Ya Berkeley tenía cuidado en subrayar que al transformar las 2.° En algunos casos, lo que conocemos existe en sí, indepen-
cosas en ideas, por este mismo hecho había transformado las ideas dientemente de nuestro conocimiento, de nuestro pensamiento, de
en cosas, y que en total nada había cambiado en la apariencia del toda actividad de nuestro espíritu. Desde el punto de vista crítico.
mundo sensible. Paralelamente, el idealismo trascendental implica habría que distinguir cuando menos tres casos: la existencia puede
un realismo empírico. Después de haber limitado el conocimiento ser concluida (como consecuencia de un razonamiento), puede ser
a los fenómenos, conforme a las exigencias del idealismo trascen- concebida (por un concepto abstracto), y puede ser percibida (por
dental, Kant procedía a una «refutación del idealismo», que tenía conciencia o sensación). Pero solamente nos interesa el último caso,
por objeto esta vez el idealismo problemático de Descartes y el pues sólo se puede concluir o concebir una existencia si se parte
idealismo dogmático de Berkeley. No le costaba trabajo demostrar de una experiencia en la que nos es dada. La tesis característica
que, según sus principios, la conciencia inmediata de los cuerpos, co- del realismo es, pues, que las cosas, o el mundo, y el yo que perci-
mo fenómenos en el espacio, es una condición de la conciencia que bimos existen en el sentido metafísico de la palabra, es decir, tienen
tenemos de nuestros estados interiores en el tiempo. Más amplia- un acto propio de existencia que los sitúa fuera de la nada, fuera
mente, ningún idealista puede evitar el hablar del ser o de lo real, de sus causas y fuera de nuestro pensamiento.
y lo hace sin el menor escrúpulo, pues habla del ser como pensado Hay pues entre el realismo y el idealismo una verdadera con-
o conocido, del ser «para nosotros», no del ser «en sí» que declara tradicción, y es preciso elegir uno de los dos términos con exclu-
incognoscible. Igualmente, cuando un idealista como Hegel emplea sión del otro. El dilema no es el que gustaba a Brunschvicg: la

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oposición del ser en sí y del ser para nosotros, pues el ser en sí, Es también intención declarada de Sartre hallar una posición
en tanto que opuesto al ser para nosotros, es estrictamente incog- que esté por encima del realismo y del idealismo, pero al revés de
noscible, y el ser para nosotros, en cuanto es opuesto al ser en sí, Bergson, él tiende a una síntesis de los dos términos. Los elemen-
es puramente fenoménico. El dilema plateado por Brunschvicg tos de esta síntesis son los siguientes. Nada de realismo: el ser no
no es más que una expresión del idealismo. El dilata es más bien puede actuar sobre la conciencia. Nada de idealismo: la conciencia
el siguiente: todo ser está puesto por el espíritu humano (idea- no puede construir un ser trascendente con estados subjetivos.
lismo), algún ser no está puesto por el espíritu humano (realismo); Idealismo: Sólo por y para la conciencia existe el ser. Realismo:
o bien: todo ser se reduce al conocimiento que podemos tener de El ser mismo está presente en la conciencia, la conciencia nada le
él, algún ser no se reduce al conocimiento que tenemos de él. Esto añade. ¿Cómo comprender esta síntesis? Toda la cuestión está en
es lo que en lógica se llama una oposición por contradicción. saber qué entiende Sartre por ser; cosa que no es fácil. Aparecen
Queda por saber si la contradicción puede resolverse. Se com- con bastante claridad dos puntos:
prende que, a nuestro modo de ver, la respuesta no puede ser más 1.° El existente se reduce a la serie de sus apariciones: el ser
que negativa. No obstante, en la filosofía francesa se han hecho no es pues otra cosa que el fenómeno. 2.° No obstante el ser del
dos tentativas notables para superarla, una por parte de Bergson, existente es transfenomenal, no aparece él mismo, sino solamente
la otra por parte de Sartre. El primero pretende rechazar a la vez por diversos aspectos. A partir de ahí se pueden elegir dos inter-
los dos términos, el segundo pretende admitirlos a la vez. Tenemos, pretaciones. Puede decirse que hay yuxtaposición del idealismo y
pues, que examinar dos textos que se cuentan entre los más difíciles del realismo, de tal modo que la fenomenología de Sartre oscila
de la literatura filosófica contemporánea: el primer capítulo de constantemente entre estos dos polos de atracción. Pero pueden
Matiére et Méntoire y la introducción de L'Eire et le néant. también reducirse las dos tesis a la unidad, pero entonces la pri-
La intención declarada de Bergson'es no dar la razón ni al rea- mera absorbe a la segunda, y en definitiva gana el idealismo.
lismo ni al idealismo. El realismo, dice, es incapaz de explicar cómo ¿Cómo comprender, en efecto, que el ser no aparezca, si lo existen-
la materia que es pum exterioridad en el espacio, puede engendrar la te se reduce a la serie de sus apariciones? No vemos otra solución
conciencia que es pura interioridad fuera del espacio. El idea- que la siguiente: el ser es la totalidad de las apariciones posi-
lismo es incapaz de explicar como unos estados subjetivos pueden bles, pero nunca aparece la totalidad misma. Así el fenómeno pre-
engendrar la apariencia de objetos materiales. ¿Está clara; pues, la senta solamente un aspecto del ser, y no el ser, pero no tiene sen-
posición de Bergson? De ningún modo, implica una grave confu- tido más/que en relación con el ser. La fenomenología de Sartre
sión de ideas. En primer lugar, Bergson llama realismo a lo que está pues fundada sobre el fenomenismo. Nada tiene de asombro-
todo el mundo llama materialismo. En esto se equivoca, evidente- so que vaya a parar al realismo: este realismo es el que está im-
mente; pero tiene razón en desechar a la vez el materialismo y el plicado en todo idealismo.
idealismo, pues son dos posiciones contrarias y son ambas falsas.
¿Y cuál es su propia posición? No es otra que la que todo el mundo
llama realismo. Para él, la realidad existe independientemente de 3. El realismo inmediato.
nuestra conciencia (como movimiento) y podemos conocerlo tal
como es (por intuición). Bergson ha terminado por reconocerlo. Toda tentativa para superar la oposición entre el realismo y el
Escribía en una carta, en 1935: «Es al realismo y al realismo más idealismo, está condenada al fracaso. Pero, ¿no podríamos llegar
radical al que refiero el conjunto de mis puntos de vista.» La cues- al realismo partiendo del idealismo? La tentación es grande, pues
tión queda, pues, decidida. de este modo refutaríamos al idealismo en su propio terreno y a

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la vez quedaría demostrado el realismo. Por tanto, no es de extra- Descoqs. Ni que decir tiene que no tenemos ninguna objeción con-
ñar que, durante el período en el que el idealismo reinaba en el tra el cogito, que se halla no sólo en Descartes, sino en santo Tomás
mundo filosófico, los representantes de la escuela tomista hayan y san Agustín. Pero hay que observar lo siguiente: El modo de
intentado este camino. Pero se ha comprobado que es un callejón proceder es perfectamente lícito, pero a condición de que ya se
sin salida. haya optado por el realismo, es decir, se haya criticado el idealis-
La cuestión consiste en saber si podemos encontrar el ser par- mo, rechazado el principio de inmanencia y admitido que el cono-
tiendo del pensamiento. No hay duda de que es posible, responde- cimiento puede captar el ser en sí. De otro modo, el argumento
remos, pero hallaremos el ser ideal del idealismo, no el ser real nada vale; empleado solo, no puede sacamos del idealismo, y
del realismo. El realismo no se demuestra. No puede ser demos- quizá se da poca importancia al desarrollo del idealismo después
trado, y no necesita serlo, pues reposa sobre una evidencia. de pescarles. Kant ha mostrado que, en virtud del principio de
De un modo general, Nolil ha mostrado con toda la claridad inmanencia, no tenemos derecho a pasar del fenómeno de pensa-
deseable que el «problema del puente» es insoluble. La metáfora miento a la existencia en sí del sujeto pensante. Y todos los discípu-
que emplea se ha hecho clásica: de un gancho pintado sobre la pa- los de Kant han proclamado a porfía que el cogito era un salto
red sólo puede colgarse una cadena igualmente pintada sobre la mortal, digamos un paralogismo, y que Descartes al realizarlo era
pared. Como ya había dicho Berkeley, si las cosas no están inme- esclavo de los prejuicios escolásticos que había adquirido en el
diatamente presentes al espíritu, si no tenemos a nuestra disposi- transcurso de sus estudios.
ción más que ideas, no tenemos ningún medio de comparar la idea El máximo que puede lograrse por este camino lo ha hecho el
como copia a la cosa como modelo; no podremos nunca comparar padre Roland-Gosselin. No tenemos que enmendar una palabra a
una idea más que a otra idea. Pero el principio de causalidad, apli- los análisis que presenta en la primera parte de su Essd. Reflexio-
cado a un estado de conciencia pasivo como la sensación, ¿no per- nando sobre el juicio, demuestra que se refiere al ser, que el ser
mite concluir la existencia de una cosa en sí? No, solamente con- tiene sentidos múltiples pero todos relativos a la existencia, que los
duce a una cosa pensada como causa de la sensación. Estamos en principios primeros son evidentes como leyes del ser, que el yo
la inmanencia y en ella nos quedamos. Tanto más, añadiremos que juzga debe ser pensado como ser substancia, que la inteligibi-
nosotros, cuanto el sentimiento de pasividad puede muy bien expli- lidad del ser no se comprende más que por la coincidencia del pen-
carse, como sostenía Fichte, por la inconciencia en que el espíritu samien6 y del ser en lo Absoluto. Todo esto es exacto, pero
está de su propia actividad: el objeto parece dado cuando en ¿hemos salido del idealismo? De ningún modo. Se han reducido a
realidad está m'asila Así el realismo o es inmediato o no es rea- la nada muchos errores que vician el pensamiento moderno, pero
lismo. no el error preciso que es el idealismo. Pues el análisis del pensa-
Esto podría bastar. Pero examinemos más detenidamente las miento no hace salir del pensamiento. El ser, el yo, lo Absoluto
tentativas que se han hecho para encontrar el realismo partiendo están puestos por una necesidad puramente lógica o abstracta, que
de Descartes y de Kant. no garantiza en nada la existencia real de sus objetos.
¿Puede pasarse del pensamiento a la existencia del sujeto pen- El camino de Kant lo ha examinado el padre Maréchal. Para
sante, según el camino del cogito cartesiano? El espíritu se capta- él el problema consiste en pasar del objeto fenoménico o inmanente,
ría a sí mismo como ser por una intuición que sería una verdadera al objeto en si o trascendente. Puesto que es en el juicio donde el
experiencia metafísica; y en el ser así dado percibiría la verdad de espíritu se opone un objeto, el problema se reduce a justificar el va-
los primeros principios. Sería al menos un primer paso fuera del lor ontológico de la afirmación. Para ello, basta analizar la finalidad
idealismo. Ésta es la tesis del padre Picard, seguido por el padre natural de la inteligencia, su dinamismo, puesto que si Kant va a

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parar al idealismo, es porque se mantiene en una mira estática del del que se las deduce. Simplemente, se ha construido un nuevo
espíritu y de sus formas a priori. sistema idealista, muy superior al de Fichte, que no es decir poco,
La solución del padre Maréchal consiste en trasponer a la inte- pero del mismo tipo.
ligencia el realismo del apetito, realismo que se expresa por el prin-
cipio: un deseo natural no puede ser vano. He aquí el esquema de
su deducción. Es un hecho que la inteligencia humana no es intui- Conclusión.
tiva sino discursiva, con ello queremos decir que pasa de la poten-
cia al acto. De ahí se sigue que su movimiento tiende hacia un fin Para terminar, debemos aclarar una cuestión de terminología.
último que es el Absoluto del ser, y que exige a cada momento la Todo lo dicho tenía como fin mostrar que el realismo no puede ser
asimilación de un contenido extraño. Así se deduce la existencia indirecto. La cuestión que se plantea es saber si el realismo inme-
de Dios y la existencia de la sensibilidad, como condiciones a priori diato puede llamarse crítico, o si debe ser llamado metódico o
del pensamiento. Ahora bien, puesto que cada objeto particular está dogmático.
dado por la inteligencia como un fin parcial y provisional, es decir, E. Gilson sostiene que la noción de «realismo crítico» es tan
como un medio de elevarse a la visión de Dios, está dado necesa- contradictoria como la de círculo cuadrado. Pues una crítica del
riamente en relación con lo Absoluto del ser. Pero esta relación es conocimiento, dice, tiene como fin fundamentar a priori el cono-
precisamente la que lo constituye a él mismo como ser. De este cimiento limitándolo a los fenómenos; sólo tiene sentido, pues, en
modo queda justificado el valor ontológico de la afirmación. La el idealismo. El realismo, por el contrario, considera evidente que
representación inmanente a nuestro pensamiento sólo tiene el valor las cosas existen en sí y que el hombre es capaz de conocerlas; al
de objeto en virtud de una afirmación metafísica implícita, es decir, afirmar esta tesis como principio, renuncia por ello mismo a cri-
en virtud de una afirmación que refiere el objeto a lo Absoluto ticarla.
del ser. El método kantiano se ha vuelto pues contra el idealismo Esta argumentación no nos parece convincente, pues se basa
kantiano: la afirmación metafísica es la condición de posibilidad del en una doble confusión. Primeramente confunde la crítica con el
objeto fenoménico. criticismo, o lo que es lo mismo, la crítica del conocimiento con la
Es ésta sin duda una solución muy ingeniosa, interesante y pro- crítica de la razón pura; ya ha quedado explicado este punto al
funda. Pero no nos parece satisfactoria. Habría mucho que decir principio. Confunde también demostrar y explicar; esto es lo que
en primer lugar de sus tesis fundamentales. ¿Es el juicio el único nos interesa aquí. ¿Afirmar el realismo como una evidencia prime-
acto en el que la inteligencia se opone un objeto? ¿La inteligencia ra, es renunciar a criticarlo? Es renunciar a dar una demostración
no es en absoluto intuitiva? ¿El apetito natural de la inteligencia de él, pero la crítica tiene por objeto una cosa muy distinta. Reco-
es de la misma especie que el apetito natural de la voluntad, dicho nocer que el realismo es evidente es ya criticarlo, puesto que es
de otro modo, la inteligencia se dirige por sus actos de conocimien- dar un juicio de valor sobre el conocimiento. Y si se muestra ade-
to hacia un fin que existe en sí? Nada es menos seguro; pero dejé- más cómo es posible el conocimiento de lo real, se explica la evi-
moslo. Lo que aquí nos interesa es saber si se ha salido del idea- dencia y se fundamenta el juicio de valor, perfeccionando así la
lismo por el camino del análisis trascendental. Pero está claro que crítica.
no es así. Se ha partido del objeto inmanente y se han hallado las
condiciones lógicamente requeridas para que sea posible. Pero no
se ha tendido un puente sobre el abismo que separa el orden lógico
y el orden real. Las condiciones halladas son ideales como el objeto

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Verneaux, Epistemología 7

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