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07/04/2017 4 COMENTARIOS
Por eso, para el último taller que llevé a cabo con
la Asociación Catalana de Telemática
Educativa, diseñé una primera propuesta de
organizador de aventuras con la colaboración de mi
mujer, la otra jugona de la casa. Como toda
propuesta que se comparte en el blog, está abierta
a revisiones, sugerencias y pruebas. Así que ya
sabéis, si os animáis a usarla y jugar…
¡contádnoslo!
Eso que llamamos canvas
La propuesta es tal como sigue…
El primer paso consistiría en determinar los objetivos, es decir, la materia o asignatura para la que elaboramos
la aventura, los contenidos fundamentales de la misma, las competencias que queremos trabajar y las
actitudes a potenciar. Hay que pensar que, aunque quizás sólo pretendemos favorecer la cohesión del grupo,
los juegos de rol permiten el trabajo simultáneo de muchas competencias y otras actitudes.
El segundo paso requiere que conozcamos a nuestros alumnos, qué nivel están cursando, qué les caracteriza
como grupo y si hay alguna necesidad específica o relevante que vaya a condicionar el desarrollo de la
actividad.
En el tercer paso plantearemos la narrativa, la ambientación en que se va a llevar a cabo la aventura, quienes
van a ser los protagonistas o personajes jugadores (PJ’s), el conflicto que hace avanzar la historia (y no me
refiero a la lucha de clases) y los personajes no jugadores (PNJ’s) que aparecerán para interactuar o desafiar a
nuestros jugadores.
En cuarto lugar dotaremos de una estructura al proceso. De este modo, estableceremos la temporalización de
la actividad (trimestre y número de sesiones) así como las escenas que contendrá la aventura. En mi opinión,
en una sesión de juego en el aula pueden llegar a jugarse un máximo de 45 escenas cómodamente, siguiendo
la estructura narrativa acostumbrada de introducciónnudodesenlace.
En quinto lugar deberemos determinar el sistema de juego que mejor se adapte a nuestros intereses,
establecer, si es preciso, mecánicas que lo modifiquen o que pertenezcan a nuestra gamificación en particular y
hacer constar las dinámicas que se establecerán entre los jugadores. En este caso, conviene señalar que, de
normal, los juegos de rol son colaborativos y que en un grupo usual de clase de 20 a 35 alumnos será
conveniente que trabajen en grupos cuando jueguen a rol. En cuanto a los sistemas, los hay
muchos, gratuitos y de pago. Lo mejor es acudir a jugadores con experiencia para obtener alguna orientación.
Por último, pero no menos importante, puede resultar conveniente preparar actividades complementarias de
introducción, análisis o ampliación de la experiencia. Entre las mismas podemos optar por la creación de los
personajes en la sesión inicial, el análisis documental o la realización de una redacción.