Вы находитесь на странице: 1из 11

EL COLEGIO DE LA MERCED, PRIMER

INSTITUTO OFICIAL DE CULTURA


FEMENINA EN AMERICA
Guiada por las diestras manos del doctor Rufi-
no Cuervo la cultura se entraba por todas las puer-
tas. Al igual de su tío el célebre sacerdote don
Nicolás, quien en 1805 en memorial que honrará
perennemente su memoria se dirige al cabildo y
luégo a la real audiencia impetrando el estableci-
miento de escuelas públicas en los cuatro barrios
que forman la ciudad de Santafé de Bogotá, pues
no es posible que sólo existan la fundada por Gon-
zález Casariego en el siglo XVIII y la que con te-
són y entusiasmo sostenían los padres dominicos,
que son insuficientes para el crecido vecindario.
El sobrino, decimos, heredero de tan generoso ideal
inicia la cultura aldeana, y torna sus ojos en su
éarácter oficial, hacia la mujer colombiana, suceso
sin precedentes desde que alcanzamos la civiliza-
ción española y la independencia.
Ejemplos de iniciativas particulares se le ofre-
V cen como el incomparable de Clemencia Caycedo
en 1783, el no menos plausible de los esposos Pe-
dro de Ugarte y Josefa Franqui en el año de 1791.
Esta última fundación yacía olvidada. El cuantioso
capital destinado por sus fundadores para la bella
obra de educar a la mujer colonial, permanecía
oculto por los que de él se beneficiaban, como el
cabildo santafereño, deudor de diez mil pesos, y
los propietarios de La Milagrosa, en Fucha, ha-
cienda gravada con seis mil. Sólo quedaba en po-
der de los parientes de los fundadores la vieja casa
1142 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

en las que desde los días de la fundación venía


funcionando la escuela de Ugarte.
Cuervo, que todo lo uronea, no ignora las deu-
das anotadas y así como inspirado en el informe
del admirable alcalde don Enrique Umaña, comu-
nica nueva vida a las obras pías fundadas en San-
tafé para beneficio de doncellas, busca convertir
en realidad la escuela dotada con tánta generosi-
dad, va para cincuenta años. .. No busca reanudar
la escuela en su primitivo carácter que es casi pri-
vado; quiere abrir de una vez por todas el camino
para_la cultura superior de la mujer neogranadina.
Una ley del congreso de Cúcuta suspende los
conventos franciscano de Guaduas y dominico de
Las Aguas en Bogotá, y ordena que sus rentas se
apliquen a la instrucción pública. La base econó-
mica es por lo tanto suficiente para su grande obra.
Sin dudarlo un momento escribe el 22 de mayo de
1832 al secretario de Estado en el despacho del in-
terior su pensamiento generoso y redentor:
" ... Un sexo hermoso, adornado de brillantes
cualidades físicas e intelectuales, tiene títulos in-
cuestionables a que se le fomente y eduque al nivel
de las luces del siglo ... En nada se grava el exhaus-
to erario del Estado, y solamente pide esta gober-
nación que se decrete el establecimiento de dicha
casa de educación, y se expida el reglamento sobre
su régimen interior y económico ... Esta petición
es justa, y puede llevarse a cabo fácilmente, por-
que siempre ha sido contra mis principios indicar
bellos ideales. Que se enseñe por ahora, continúa,
a leer, escribir y contar, los principios de moral,
religión y urbanidad, las gramáticas española y
francesa, el dibujo y labor propia del sexo, la eco-
ASPECTOS DE LA CULTURA EN OOLOMBIA 243

nomÍa doméstica y los elementos de música vocal


e instrumentaL Tal es lo que, por ahora, puede
formar el objeto de la enseñanza, practicable en
todas sus partes y que no hará de las granadinas,
sabias ridículas y pedantes." Y concluye: "Ofrez-
co por mi parte la mayor cooperación, la actividad
más diligente en la ejecución de una medida que·
honrará eternamente a la actual administración."
Los días necesarios para la redacción del decre-
to y de un juicioso reglamento, fueron los que me-
diaron al recibo de la nota del gobernador. Don
J osé Ignacio de Márquez, a la sazón vicepresidente
encargado, firmó el 30 de mayo su célebre decreto ~
sobre la creación del colegio de niñas de La Mer-
ced, conforme a la mente de su iniciador.
El artículo tercero del mentado decreto abrió el
más bello camino para la educación de la mujer:
" ... El gobierno podrá reunir dos o más cáte-
dras según lo tenga por conveniente, y en seguida
según los adelantamientos que vayan haciendo las
jóvenes y el aumento que puedan ir teniendo los
fondos, podrán establecerse cátedras de geografía,
literatura y otras en que se enseñen ramos igual-
mente útiles e importantes."
Las cátedras serán regidas de preferencia por
mujeres que así tienen campo intelectual bien dife-
rente al elemental de maestras de primeras letras.
Cinco becas se fundan: cuatro según la mente de
los esposos Ugarte y otra "para una niña pobre
de esta ciudad o del cantón de Guaduas, prefirién-
dose las hijas de aquellos ciudadanos que hayan
muerto por causa del servicio de la patria."
,Qué mejor homenaje se podía tributar a la
memoria de los defensores de la libertad T Así lo
244 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

entendió Márquez al introducir en el decreto el ar-


tículo 59. Aprovechó aquél esta oportunidad para
demostrar su interés por la prosperidad de la pro-
vincia de Cundinamarca y su gran comprensión de
las verdaderas necesidades del país, que le harían
acreedor, con el correr de pocos años, a ocupar una
vez más el sillón de Bolívar y Santander, a quien
ahora reemplaza.
Don Alejandro Vélez, secretario del Interior,
en la nota remisoria del decreto al doctor Cuervo
exclama: "Quiera el cielo derramar sus bendicio-
nes sobre este establecimiento, para que se colmen
los deseos de los buenos patriotas, y se llenen las
esperanzas del gobierno supremo y las de U. S."
No es el caso. recordar el cuidadoso regla-
mento que para el mejor aprovechamiento de las
alumnas dictó el propio gobierno. El decreto de
fundación fue recibido con aclamaciones por parte
de la sociedad entera y de entre sus damas se esco-
gieron las que .habrían de regir La Merced. Cupo
a doña Marcelina Lago, viuda del ilustre mártir
doctor Joaquín Camacho, con la' buena colabora-
ción de sus hijas ,encauzar la marcha del instituto,
y a las no menos distinguidas señoras doña Josefa
Villoria y doña Rosa Rubio, presidir las primeras
lecciones, con la magnífica colaboración de don
J osé María Triana, acreedor al título de Maestro,
como que, desde su colegio particular, primero en
Zipaquirá y luégo en Bogotá, guió a más de dos ge-
neraciones de granadinos.
Las nuevas aulas, gracias a las cuales alguna
vez en la vida nos habría de estar reservado el ser
ejemplo de toda América, como que La Merced fue
el primer instituto oficial de cultura superior fe-
ASPECTQS DE LA CULTURA EN COLOMBIA 245

menina que se fundó en el continente, alcanzamos


elogios inesperados y espontáneos de la prensa
americana. El Daily Advertiser, de Nueva York, en
su edición de 19 de agosto de 1832 y con el título
de Educación femenina en Nueva Granada, hubo
de referirse así a tan plausible fundación:
"El cambio de gobierno en este emprendedor e
interesante Estado de la América del Sur, comien-
za ya a producir resultados que habíamos previsto
en favor de la educación. El general Santander,
durante sus vicepresidencia en Colombia hace po-
cos años, fue el más decidido protector de la ense-
ñanza pública e introdujo con sus ilustrados aso-
ciados un sistema general de instrucción en grande
escala. .. Mas el espíritu de mejora intelectual se
ha manifestado de lluevo, así en la Nueva Granada
como en Venezuela, y en Bogotá acaba de darse un
decreto para fundar un colegio de niñas bajo la
dirección del gobierno con una directora, cinco cla-
ses elementales, de moral y religión, economía do-
méstica, laberes de mujeres, buenos modales, etc.,
con autorización para añadir otras clases en cono-
cimientos de un orden más elevado ... Para la ense-
ñanza de cada clase se preferirán mujeres... La
Gaceta del gobierno contiene un largo y hermoso
artículo en favor de esta nueva institución, en que
se hallan consignadas algunas de aquellas miras
justas, ilustradas y juiciosas sobre la educación del
bello sexo, que si fueran extensamente puestas en
práctica en los Estados Unidos, elevarían la in-
fluencia y los goces femeninos a aquel grado a que
no han llegado todavía ni aun entre nosotros."
a'8 GUILLERMO HEBNANDEZ DE ALBA

*
* *
La galería rectoral del Colegio Departame:p.tal
de La Merced durante el primer siglo de su existen-
cia es la siguiente:
La inicia una mujer inolvidable, viuda de uno
de los más insignes próceres de la independencia
nacional, Marcelina Lago y Castillo, la aristocra-
tica tunjana que compartió el hogar de Joaquín
Camacho, par de Camilo Torres por la sabiduría,
por su amor a la patria, por su cruento sacrificio
fecundo. Rota su voz de profesor jurista, destroza-
do el corazón por las balas españolas, el reguero
de su sangre fecundó la república. Correspondería
a aquella mujer patricia, muchos años después dd
nefando año del"terror, iniciar la ruta de este cole-
gio; ninguna como ella para conducir a las jóvenes
neogranadinas y hacerlas depositarias de su ejem-
plo y de las gloriosas tradiciones de la patria: co-
razón desgarrado por el sacrificio heroico de su
esposo, cuerpo macerado por amargo destierro, pri-
vada de sus bienes de fortuna porque al par del
doctor Camacho había encendido en su corazón la
luz indeficiente de la libertad. Su gran talento
práctico, del que dejó claro testimonio en papeles
oficiales, guiado por la sabiduría del prócer Ale-
jandro Osorio, primer inspector del colegio, seña-
ló la ruta siempre próspera del instituto. Doña
Marcelina y dos de sus hijas, como ya se dijo, con
las inolvidables maestras doña Josefa Villoria y
doña Rosa Rubio, y el memorable don José María
Triana, maestro de maestros, hicieron valedero el
ASPEOTOS DE LA OULTURA EN COLOMBIA M7

deseo del fundador Rufino Cuervo: el Colegio de


la JI e1·ced no haría de las granadinas sabias ridícu-
las y pedantes. Por dos períodos ejerció la direc-
ción, en lucha siempre con su menguada salud, con
innumerables obstáculos lógicos en toda obra re-
dentora; decepcionada, creyendo que su consagra-
ción insomne a la educación de las niñas había sido
inútil, dejó su cargo que ocuparía, acierto feliz
del gobierno, otra mujer patricia.
El 16 de diciembre de 1842 el gobernador Al-
fonso Acevedo nombró de directora del colegio a
doña Mercedes Nariño de Ibáñez. Vinculábase con
ella a la historia de La Merced la más gloriosa tra-
dición republicana. Hija de Nariño, esposa de un
gallardo edecán de Santander, como ninguna po-
dría continuar la lección de la viuda del mártir.
Mimada de la sociedad por su ingenio, su gracia y
su talento, la chata Nariño haría aún más amable
el colegio. Rodeábala el halo glorioso de la vida
legendaria del más ilustre de los bogotanos; naci-
da cuando su padre yacía en tenebrosa cárcel san-
tafereña, alegró los fugaces días de las haciendas
de JI antes y de Fucha. Ella e Isabel, su hermana
menor, fueron el mejor consuelo en la suprema ho-
ra, cuando doña Magdalena la heroica madre rin-
dió su vida engrandecida por el dolor. Fueron el
orgullo supremo de Nariño, cuando Mercedes, de
quince años radiantes, se alistó en 1813 como ofi-
cial de artillería y la menor formaba entre los guar-
dias nacionales. Insólitos oficiales de la patria así
conquistaron ellas la libertad de la mujer. De nue-
vo, y por largos años interminables, después de la
rota de Pasto en 1814, el Precursor continuaría su
peregrinación por las cárceles españolas de Améri-
248 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

ca y de la Península, mientras sus hijas quedaban


sumidos en la más incierta orfandad. Por fin brilla
de nuevo la libertad y el ya caduco Precursor se
apresura al regreso, pues le esperan en América
una patria ya libre y sus hijos queridos. Entre to-
dos, Mercedes; para ella la primera carta que es-
cribe al llegar al Rosario de Cúcuta en 1821: "Aun-
que había hecho ánimo de no escribir sino a Antoñi-
to para todos, no puedo, Merceditas mía, dejarte
de poner aunque sean dos renglones ... " Para ella
también una de las postrimeras desde la Villa de
Leiva: "Chata mía ... ", empieza la misiva de
Nariño.
Larga vida cencedió Dios a la hija mimada del
Precursor. Institutora por decidida vocación, ense-
ñó en La Merced; rigió colegios en el Socorro, en
Vélez y en Tunja; fundó una familia. orgullo de la
sociedad bogotana y de la patria, y su amable me-
moria aún recibe, muerta el 18 de enero de 1875, el
cariñoso recuerdo de sus descendientes y el home-
naje de nuestra sociedad tradicional.
Los nombres de sus sucesores entre los que fi-
guran educadoras de la talla de las señoritas Domi-
tila Genzález, Carlota Contreras, Mercedes Suárez
y las respetables matronas doña Josefina Ospina
de O'Leary y doña Eufemia Cabrera de Borda,
pueden personificarse en la dulce memoria dt'
Hersilia Ortega de Aldana, quien rindió su vida
cuando conducía blandamente y modelaba a su
imagen, que lo era de perfecciones, este instituto
enriquecido con el recuerdo de sus virtudes insig-
nes. En el año de 1881 la memorable dama entró a
la dirección de La Merced; dos lustros pasaron en-
tre las bendiciones de cuantas familias a ella con-
ASPECTOS DE LA CULTURA EN COLOMBIA 249

fiaron sus hijas; al cabo d~ esa década de inefable


magisterio su vida se extinguió bajo el mismo alero
que tánto amó. El duelo unánime que alcanzó los
lindes nacionales glorificó su memoria y la consa-
gró como a la perfecta educadora. Dondequiera la
triste nueva fue recibida con dolor; la patria perdía
una de sus insignes servidoras y la sociedad uno
de sus ornamentos. Por primera vez el recuerdo de
una mujer se consagró en decretos oficiales y el
gobernador Aurelio Nieto hizo patente el 13 de oc-
tubre de 1891 lo que para Cundinamarca significa-
ba "la muerte de esta virtuosa matrona, modelo de
constancia y dulzura en la noble tarea de la ense-
ñanza", y recomendaba "como alto ejemplo de la-
bor incesante y de inquebrantable esfuerzo contra
las adversidades, las muy especiales dotes que dis-
tinguían a la finada". Fue ésta su postrimera lec-
ción que debería grabarse en los claustros de La
Merced, que hoy como ayer bendicen su memoria.
Por vez primera en la historia del colegio, maes-
tras religiosas pertenecientes a la célebre congre-
gación de las Hijas de María Auxiliadora, invita-
das por el gobierno departamental, tomaron en
1903 la dirección de los estudios. Mencionaré a las
reverendas madres Brígida Prandi y María Ama-
ble Medicina, primera y última en dirigir el cole-
gio dentro de un largo lapso en que la ascendrada
virtud, acertado método pedagógico y segura di-
rección espiritual mantuvieron con creces la vieja
tradición de La Merced.
"El 17 de diciembre de 1917, se lee en un libro
t del archivo, fui nombrada directora del Colegio
Departamental de La Merced por el doctor Rafael
Escallón, gobernador del departamento y su secre-
250 GUILLERMO HERNANDEZ DE ALBA

tario de instrucción pública señor Roberto Corta-


zar. Desempeñé el puesto diez años. Renuncié el 2
de enero de 1928. Doy gracias a Dios por los bene-
ficios que m~ ha dispensado. Agripina Suárez de
Mac Douall." En estas breves líneas, trazadas con
firmes caracteres, queda la imagen de la noble
maestra que en 1917 volvía al mismo claustro que
había dirigido con tánto éxito de 1891 a 1902 para
continuar en él su labor inolyidable.
A tal maestra sucedió la señorita Herminia Es-
pinosa, cuya vida, cargada de años y merecimieu-
tos, es mirada con respeto y vener:ación en esta ciu-
dad que la considera como a una de sus más escla-
recidas educadoras, ya en este instituto como en el
prestigioso colegio por ella fundado y dirigido .
. Cupo a tan benemérita institutora celebrar el pri-
mer centenario de la fundación de La Merced. Glo-
riosa recordación, de trascendencia nacional por lo
que el colegio ha significado en la educación feme-
• nina de Colombia.
1935-1946.

Вам также может понравиться