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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DE EDUCACIÓN SUPERIOR


UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PROGRAMA DE FORMACIÓN NACIONAL DE EDUCADORES

GLOSARIO DE TÉRMINOS

Alumna: Miler. Q. Mayvineth. D


C.I. V.-25.601.436
Prof: conclave Freddy

Caracas, Octubre 2019


Que es el bolivariano

En el ámbito de las ideas políticas lo bolivariano en América Latina y


en el Caribe es un pensamiento circunscrito a los valores y a los
estandartes que legó el Libertador Simón Bolívar a través de su gesta
política.

Dado que las ideas de Simón Bolívar siempre estuvieron creadas


para la necesidades políticas de un territorio continental definido y
de un tiempo histórico que se ha transformado profundamente a lo
largo ya de dos siglos, es necesario desglosar un conjunto de
conceptos del pensamiento de Bolívar que transciendan las épocas y
los espacios para que sirvan como una nueva tabla de valores para
transformar la realidad política de Latinoamérica en el siglo XXI.

Afortunadamente, tanto para el caso de Colombia como para el caso


de Venezuela, ya la ideas de Bolívar no están raptadas por las
oligarquías de los siglos XIX y XX que hicieron un uso de ellas para
toda suerte de “oficialismos” que construyeron un Bolívar
reaccionario y útil para todo tipo de discursos patrioteros que
durante mucho tiempo escondieron y tergiversaron el legado
revolucionario que él forjó.

Tampoco el anhelo de lo bolivariano está condicionado o está mucho


menos dirigido por los productos de los circuitos académicos
universitarios, ni por empresas editoriales o por todo tipo de
aventuras librescas; dado que Bolívar bien puede ser el tema de una
biografía profesional, de alguna tesis universitaria (que de hecho ya
no son muchas) o el tema de miles de libros de todo tipo que se han
consagrado a perpetuar la memoria del Libertador; en fin de todo lo
escrito concerniente a él, que bien puede reconocerse como una
tradición que ha hecho en miles de páginas un recuento de sus
epopeyas, un sinfín de análisis interminables de sus obras, pero que
no constituyen en suma lo bolivariano, -a pesar de que lo bolivariano
también se nutre de la tradición escrita como es obvio-. Una cosa es
escribir o leer un libro sobre Bolívar y otra muy distinta es crear un
movimiento político bolivariano con una incidencia real en algún
escenario social de América Latina.

Lo bolivariano es pues una ideología política de algún colectivo,


partido o movimiento –el autor de estas palabras ha reconocido con
dolor que lo bolivariano no puede ser una aventura solitaria sino que
debe ser una apuesta colectiva- basada en las ideas de Simón Bolívar
que han demostrado su universalidad y su posible aplicación en un
proyecto social con alcances y estrategias definidas.

Es casi ya un consenso admitido que los conceptos propios de un


pensamiento bolivariano son los siguientes.

1. Unidad e integración latinoamericana y caribeña.

2. Independencia y soberanía política absoluta.

3. Antiimperialismo.

4. Oposición frontal al modelo neoliberal burgués de occidente.

El proyecto bolivariano es en definitiva aquel que busca


obtener el poder político para fundar genuinas repúblicas que
aspiren alcanzar al mayor grado de equidad social y dirijan al
continente por un nuevo sendero de solidaridad e integración
de los pueblos sin antecedentes en el mundo.

Quizá la alianza de lo bolivariano con el desafío humano de la


realización del socialismo sea el mayor aporte de la América al
mundo. Lo demás –lo que ofrece todo tipo de derechas, ya lo
conocemos: caos, consumismo, individualismo, egoísmo y
destrucción-.

Lo bolivariano es un amor imperecedero a la libertad en todas


sus acepciones.

Lo bolivariano en el siglo XXI no oculta sino que por el


contrario se enorgullece por enmarcarse en la esfera política de
la izquierda y toma como antecedentes de su patrimonio
histórico las gestas de José Martí, Ezequiel Zamora, Rafael
Uribe Uribe, Emiliano Zapata, Augusto Sandino, Jorge Eliecer
Gaitán, Salvador Allende, Manuel Marulanda Vélez, Camilo
Torres Restrepo, Fidel Castro, Che Guevara, Hugo Chávez
entre otros, todos ellos que de alguna forma continuaron en su
momento con una lucha radical por la libertad
latinoamericana.

En el siglo XXI dos experiencias concretas se han destacado


como apuestas políticas de lo bolivariano, a saber: El
Movimiento Bolivariano de las FARC en Colombia y la
Revolución Bolivariana de Venezuela.

Dada la complejidad del conflicto armado en Colombia el


Movimiento Bolivariano de las FARC ha sido clandestino y por
lo tanto ha prevalecido su agenda organizativa y combatiente,
y por estas circunstancias aún no aparece como proyecto
político con incidencia en sectores amplios de la población. De
lograrse el anhelado acuerdo para alcanzar la paz que hoy
sigue su curso en la Habana Cuba quizá surjan los espacios
políticos para que el Movimiento Bolivariano en Colombia se
expanda y deje de ser prohibido y estigmatizado. Como bien
es conocido las prácticas políticas en Colombia son tan
complejas y enmarañadas que difícilmente algunos sectores de
la sociedad quieran abrazar como suyas y públicamente en el
corto plazo una ideología bolivariana. Mucho menos en la
actual coyuntura electoral. (Si existiese alguien que se
arriesgara a hablar en estos momentos de lo bolivariano en
Colombia con alguna aspiración electoral se aseguraría para sí
una perdida colosal de votos, esto es una cuestión que no
requiere mucha elucidación).

Una experiencia mayor, que ha logrado sortear no pocas


dificultades, es la triunfante Revolución Bolivariana de
Venezuela, que atraviesa una etapa candente en su aspiración
de consolidar el socialismo después de la desaparición física
del comandante Hugo Chávez. No hay que hacer muchos
análisis para aceptar que grandes sectores políticos de la
población venezolana hoy se conciben así mismos como
bolivarianos, puesto que han logrado quince años de su
revolución y se identifican ante el mundo como bolivarianos
sin titubear. Lo bolivariano en Venezuela es equiparado con el
chavismo, y ya es un hecho comprobado que el chavismo no es
una desviación de lo bolivariano sino una realización del
mismo. Lo cual no demerita alguna posible crítica a las formas
del gobierno bolivariano que está en el poder. Valga recordar
la advertencia de Gille Deleuze «el papel de la izquierda, tanto
si está en el poder como si no, es descubrir el tipo de
problemas que la derecha desea ocultar a cualquier precio».
Por ello lo bolivariano en Venezuela no está acabado sino en
movimiento.

Desde la época de Simón Bolívar sus ideas se han convertido


en cantera inagotable para toda suerte de proyectos políticos.

La izquierda en América Latina está viviendo uno de sus


mejores momentos, habrá que esperar si lo bolivariano en el
continente y más concretamente en su suelo natal -Colombia y
Venezuela- se asegura un puesto de liderazgo como proyecto
político que requiere de siglos para su consolidación.

Que es el solidario
La palabra solidario proviene del latín solidus que significa sólido, firme,
entero. Esta cualidad, aplicada a las personas, se refiere a aquel que se
mantiene compacto o entero.

En sociología, la solidaridad se refiere al sentimiento de unidad basado en


metas o intereses comunes, o lo que es lo mismo: ayudar sin recibir nada a
cambio aplicando la noción de lo “bueno”.

Cuando pensamos en qué significa ser solidario, hay tantas respuestas como
personas en el mundo. Por eso, hemos preguntado a personas que
colaboran con el Comité español de ACNUR de muy distintas formas qué
significa la solidaridad para ellos. Esto es lo que han respondido.

Que es la familia
Qué es Familia:
Se designa como familia al grupo de personas que poseen un grado de
parentesco y conviven como tal.
La palabra familia proviene del latín famulus que significa 'sirviente' o
'esclavo'. En efecto, antiguamente la expresión incluía los parientes y
sirvientes de la casa del amo.

Según la sociología, el término familia se refiere a la unidad social mínima


constituida por el padre, la madre y los hijos.
Según el Derecho, la familia es un grupo de personas relacionado por
el grado de parentesco.
En el ordenamiento jurídico se estipula los tres tipos de parentescos:
 parentesco por consanguinidad: personas que descienden del
mismo progenitor;
 parentesco por afinidad: relación que se da entre el cónyuge y los
consanguíneos de su cónyuge; y
 parentesco civil: adopción.
Función social de la familia
Es la responsabilidad de la familia promover la educación y el buen
comportamiento ante el medio social. Asimismo, educar a sus miembros bajo
los valores morales y sociales, esenciales para el proceso de socialización
del niño.

En un escenario ideal, en la familia debe prevalecer la armonía, confianza,


seguridad, respeto, afectos, protección y el apoyo necesario ante la
resolución de problemas.

En este sentido, la familia tiene al menos dos funciones, una referida a los
niños y otra a los adultos:
1. En cuanto a los niños, la familia tiene por función formarlos para que
estos aprendan a salir de sí mismos y a relacionarse con las demás
personas en igualdad, respeto a las necesidades y diversidad;
2. En cuanto a los adultos, brindar espacios para superar la instalación
en sus rutinas y crear actitudes de apertura, flexibilidad, solidaridad y
encuentro mutuo.

Que es la forma
La Forma
CONCEPTO Y PERCEPCIÓN DE LA FORMA

Forma es la apariencia de todo lo que vemos (dibujos, esculturas, objetos,


personas, animales, etc...). Las formas surgen como consecuencia de la
interpretación de las imágenes.

Identificamos todos los objetos y seres que nos rodean a través de su forma.
En este proceso de identificación van a influir nuestras experiencias, vivencias
previas, estado emocional y las condiciones ambientales que rodean al
objeto.

La forma puede ser percibida por cualquiera de los sentidos que tenemos
(vista, oído, tacto, gusto, olfato) o por combinación de varios de ellos.

El niño, desde sus primeros años percibe muy pronto las formas, lo cual es
uno de los factores fundamentales del conocimiento que va adquiriendo.

Si a un niño de preescolar se le dibuja un círculo y le preguntamos por su


significado, el niño lo asociará a sus experiencias conocidas y dirá que se trata
de una pelota. De este modo, el niño irá asociando las formas a los objetos
conocidos.

Que es la latinoamericanista

Para los 50 años de Caravelle, nos pareció que conversar contigo era una manera de tener
una perspectiva múltiple de investigador, en particular con tu perspectiva de americanista
latinoamericano y después de latinoamericanista francés. ¿Cuál fue tu primer encuentro
con ese latinoamericanismo?

Desde Colombia, un americanismo de grandes obras y grandes figuras


No tengo cincuenta años de americanismo, pero ya voy para cuarenta. Mi primer
encuentro fue en el año 74, estudiaba en la Universidad Javeriana (Bogotá), y estaba
siguiendo un curso sobre la historia de la evangelización de la América española durante el
siglo XVI. El profesor de historia se llamaba Eduardo Cárdenas y en este curso recomendó
mucho leer el libro de Marcel Bataillon, Erasmo y España. Por lo menos en la edición
española, tenía un apéndice sustancial sobre el influjo de Erasmo en el Nuevo Mundo. Fue
mi primer contacto. Al mismo tiempo nos recomendó el libro de Robert Ricard, La
conquista espiritual de México, que trataba sobre la labor de las órdenes mendicantes en
México a lo largo de buena parte del siglo XVI. Eduardo Cárdenas, quien luego fue
profesor en la Universidad Gregoriana de Roma, nos presentaba estas dos obras como un
modelo de trabajo de archivo, de seriedad de análisis. Fue en el año 1974.

En 1975 entré a formar parte de la CEHILA (Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia


en América Latina) : estuve en ella desde el 75 al 89, catorce años como coordinador para
Colombia y Venezuela, y durante diez años en su Junta directiva. Considero que la CEHILA
sirvió de caja de resonancia para muchos trabajos de los americanistas franceses, a nivel
de toda América Latina. Teníamos anualmente una reunión de una semana; tres días
dedicados a un coloquio y tres días de trabajos internos, porque estábamos elaborando
una historia general de la Iglesia en América Latina, que ya está publicada, en diez
volúmenes gruesos. En esas reuniones internas analizábamos los avances en la redacción
de los trabajos y nos recomendábamos bibliografía. En aquella época empecé a oír hablar
de los trabajos de Bartolomé Bennassar sobre la inquisición española, que tenía una parte
americana. En la CEHILA, muy cerca del movimiento de la teología de la liberación, el
santo patrón era Bartolomé de Las Casas. Y allí me recomendaron la lectura de los
trabajos de Marcel Bataillon sobre Bartolomé de Las Casas y también los de André Saint-
Lu. También los peruanos recomendaban el libro de Pierre Duviols, La lutte contre les
religions autochtones dans le Pérou colonial, que se volvió a publicar recientemente en
Toulouse. Empezaban a salir los trabajos de Gruzinski, de Jacques Lafaye
sobre Quetzalcoalt y Guadalupe, y de Georges Baudot sobre la acción evangelizadora de
los franciscanos en la Nueva España. Tuvimos también la colaboración durante varios años
de Jean-Pierre Bastian, especialista del protestantismo en América Latina, que asistía a las
reuniones de la Junta directiva de la CEHILA. Los brasileros nos hablaban de los trabajos
de Roger Bastide, sobre las Américas negras.

En Bogotá, en la Universidad Pedagógica Nacional, los profesores más antiguos me


hablaban mucho de Paul Rivet, el cual había marcado a mucha gente. Rivet fue jefe del
movimiento de resistencia del Musée de l’Homme en París, le tocó salir huyendo de la
Gestapo en 1941 y llegó entonces a Colombia. Allá tuvo mucha influencia pues fue uno de
los fundadores del Instituto Colombiano de Etnología, y también de la Escuela Normal
Superior, calcada sobre el modelo francés, después destruida por los conservadores
colombianos cuando regresaron al poder. Pero esta Escuela fue como el germen de lo que
luego sería la Universidad Pedagógica Nacional.

¿Algunas instituciones empiezan a aparecer como instituciones americanistas francesas?

Bueno, se oía hablar solamente de la Escuela de Altos Estudios. No tanto de l’Institut des
Hautes Etudes sur l’Amérique Latine. Más que todo, había en este momento un aprecio
sobre determinadas obras. El americanismo estaba ligado a ciertas personalidades o al
trabajo de ciertas personas.

Que es el honesto
Qué es Honestidad:
Como honestidad se designa la cualidad de honesto. Como tal, hace
referencia a un conjunto de atributos personales, como la decencia, el pudor,
la dignidad, la sinceridad, la justicia, la rectitud y la honradez en la forma de
ser y de actuar. La palabra proviene del latín honestĭtas, honestitātis.
La honestidad es un valor moral fundamental para entablar relaciones
interpersonales basadas en la confianza, la sinceridad y el respeto mutuo
Vea también:

 Valores
 Valores morales
Una persona que actúa con honestidad lo hace siempre apoyada en valores
como la verdad y la justicia, y no antepone a estos sus propias necesidades
o intereses. En este sentido, es una persona apegada a un código de
conducta caracterizado por la rectitud, la probidad y la honradez.
La honestidad verdadera permea todos los aspectos de la vida de una
persona: se manifiesta socialmente, pero también en el entorno íntimo del
individuo y en su vida interior. Esto quiere decir que la honestidad es tanto
exterior como interior, en vista de lo cual debe ser un comportamiento
coherente, donde las acciones del individuo sean consecuentes con lo que
piensa, dice y predica.

Que es justo

l vocablo latino iustus derivó en justo, un adjetivo que se emplea para


nombrar a aquello que resulta conforme a la justicia. Lo justo, por lo
tanto, es ecuánime, equitativo, imparcial o razonable.
Por ejemplo: “Me parece justo que me
quede trabajando después de hora: hoy
entré a la oficina muy tarde”, “Lo justo
sería que le devuelvas a Micaela sus
discos”, “El intendente afirmó que no es
justo que la gente con menos recursos
pague obras que utilizarán los sectores más ricos de la población”.
El calificativo de justo puede aplicarse a una persona cuando se
considera que ésta actúa de una manera equilibrada, otorgando a
otros lo que corresponde según el caso: “Domínguez es un profesor
severo pero justo: castiga a los malos estudiantes y premia a los que se
esfuerzan”, “El dueño de la empresa no es un hombre justo ya que
siempre favorece a los empleados que forman parte de su familia”.
Una acción también puede definirse como justa o injusta: “La
expulsión del delantero brasileño fue justa”, “¿Cómo puedes afirmar
que es justo el premio cuando ni siquiera leíste el libro
distinguido?”, “Opino que la quita de subsidios es justa”.
Otro uso del concepto de justo está relacionado con la exactitud. A

Que es el consciente

DEFINICIÓN DE CONSCIENTE
Determinar el origen etimológico del término consciente nos lleva hasta
el latín. Y es que emana del vocablo latino “conscientis”, que se
encuentra conformado por tres componentes: el prefijo “con-“, que es
equivalente a “reunión”; el verbo “scire”, que es sinónimo de “saber”, y
finalmente el sufijo “-nte”, que puede traducirse como indicador de
“agente”.
Consciente es quien siente, piensa y actúa con conocimiento de
lo que hace. Por ejemplo: “Soy consciente que me espera un duro
desafío, pero confío en mi capacidad para llegar a buen puerto”, “Los
jóvenes no son conscientes de los peligros de la droga”, “Tienes que ser
más consciente y no conducir si has bebido”, “Pese al golpe en la
cabeza, el niño nunca dejó de estar consciente”.
Lo consciente está asociado a la conciencia, que es el acto psíquico a
través del cual un sujeto se percibe a sí mismo en el mundo. La
conciencia no tiene un correlato físico exacto, sino que está vinculada a
la actividad mental que sólo es accesible para el propio individuo y al
conocimiento reflexivo de las cosas.
Esto quiere decir que lo consciente es inaccesible desde el exterior de
la persona. La psicología cree que la conciencia es un estado
cognitivo no-abstracto que permite al ser humano interpretar e
interactuar con los estímulos externos que forman la realidad. El
psicólogo no puede acceder a la conciencia del paciente, pero si puede
interpretarla a partir de lo que el paciente relata o evidencia.
Es importante establecer que dentro de la psicología, el médico
austríaco Sigmund Freud determinó tres sistemas que dan forma al
aparato psíquico. En concreto, habló de consciente, inconsciente y
preconsciente, que van estrechamente unidos entre sí. Además de todo
lo expuesto, tendríamos que subrayar la existencia también de lo que se
ha dado en llamar alimentación consciente. Con ella lo que intenta
expresarse es la necesidad de comer pensando, es decir, no cometiendo
abusos y protegiendo el bienestar y la salud.
Muchas son las reglas que vienen a asentar las bases de esa
alimentación, no obstante, entre todas ellas destacarían las siguientes:
• Hay que comer disfrutando de lo que se tiene en el plato, de sus olores
y de su sabor

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