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Saludos, honorable samurái del Clan del León,

Han pasado varios meses desde que el Cielo consideró oportuno nombrarme Campeón Esmeralda,
y aunque mis obligaciones me han alejado de vuestro lado, el Clan del León sigue en primera línea
de mis pensamientos. El poder, la disciplina, y el honor de nuestros samuráis me inspiran cada
día en mis esfuerzos por defender la justicia del Emperador celestial por todo el Imperio, y nada
interferirá en mi servicio como campeón de nuestro clan. Agradezco, al mismo tiempo, que me
devolváis esta atención. Vuestras bendiciones ante mi nuevo puesto y mi reciente matrimonio con
la dama Kaede me han conmovido.
Sé que esta estación ha resultado especialmente dura para el León. Mi anterior insistencia en
la paz entre nuestro clan y el Clan de la Grulla no ha flaqueado, en especial teniendo en cuenta la
voluntad del Emperador. Pero reconozco que ese deber me obliga a afirmar nuestra posición sobre
la ciudad de Toshi Ranbo y sus tierras circundantes, de forma tanto militar como política. Para
mantener la neutralidad, he nombrado a Bayushi Yojiro como magistrado en jefe de Toshi Ranbo.
Habiendo regresado recientemente de una importante misión en Ryoko Owari Toshi, Yojiro ha
demostrado estar a la altura de la responsabilidad y ser ecuánime en lo que se refiere a las relaciones
entre clanes, y confío en que su implicación fomentará nuestra justa causa.
Más allá de Toshi Ranbo, nos hemos enfrentado a conflictos con otros clanes, incluyendo los
informes recientes en los que se afirma que tropas Dragón han invadido nuestras tierras septentrio-
nales. Por ahora, la brillante capacidad de munificencia estratégica de Ikoma Tsanuri ha evitado
cualquier conflicto militar o político de importancia, y aunque sobrepasamos en número a las fuer-
zas Dragón en una proporción de diez a uno, debemos no obstante continuar empleando nuestro
mejor juicio para responder a sus agresiones. Y lo que es más grave, los Unicornio están muy cerca
de pasarse por completo de la raya. Sus repetidas ofensas en relación con la ruptura del acuerdo
matrimonial de Shinjo Altansarnai y el posterior asalto y captura de Hisu Mori Mura han airado a
muchos de los miembros de nuestro clan.
Estos continuos ataques a nuestro honor y patrimonio no pueden proseguir con impunidad, y
exigen una respuesta rápida y enérgica. Sin embargo, también han estimulado peligrosos deseos de
venganza y una hostilidad injusta, sentimientos comunes desde el fallecimiento de Akodo Arasou.
Deberíamos fijarnos en las honorables acciones de Matsu Tsuko y que éstas ayuden a Arasou a unirse
con nuestros ancestros en Yomi. El ejemplo de Tsuko es una importante lección sobre la que debemos
reflexionar. Debemos mantener por encima de todo las tradiciones de nuestro clan al tiempo que tra-
tamos de defender su fuerza y su legado, y ponerlas por encima de los deseos personales inmediatos.

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La tradición más sagrada es la de servir como la Mano Derecha del Emperador. De igual forma
que el Kami Akodo, nuestro venerable ancestro, recibió este gran honor de manos del primer Hantei,
nuestro deber celestial es el de servir, proteger y luchar por el Emperador, sin importar el coste, y
nunca para nuestro propio beneficio. Esta senda debe dictar nuestra forma de abordar las disputas
entre clanes, de forma que el Clan del León actúe como un ejemplo perfecto de cómo debe vivir y
morir un samurái por Rokugán. El deseo del Emperador desde hace mucho tiempo es que no se
produzcan guerras entre clanes.
No obstante, el Imperio necesita samuráis expertos en puestos de liderazgo para responder a cual-
quier llamamiento en caso de que uno o más clanes violen las sagradas estructuras del Emperador.
Con este fin, he decidido reclutar nuevos comandantes para las Legiones Esmeralda, y hago un lla-
mamiento a todos los batallones León para que lleven a cabo ejercicios militares con el fin de encon-
trar y entrenar a los que merezcan ser seleccionados. Al presentar a los candidatos militares más
excepcionales para estos cargos, al presentar nuestra fuerza y habilidad al servicio del Emperador,
honraremos las tradiciones de nuestros ancestros: defenderemos los preceptos del Bushido, vivire-
mos por encima de cualquier reproche tanto en acto como en pensamiento y lucharemos contra los
enemigos del Emperador, contra aquellos que pretendan dividir al Imperio. Ese es nuestro deber
celestial, ¡y lo cumpliremos con la ferocidad del León!

Vuestro eterno siervo y campeón,

Akodo Toturi,
Mano Derecha del Emperador, Campeón del Clan del León, Gran General y daimyō de la fami-
lia Akodo

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