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INDICE
Abstract……………………………………………………….1
Introducción………….……………………………….. 3
Planteamiento de problema……………………………….. 3
Justificación………………………………………………….
Objetivos……………………………………………………….
Objetivos específicos…………………………………………
Hipótesis……………………………………………………….
Marco referencial……………………………………………..
Conclusiones………………………………………………..
Anexos………………………………………………………..
Fuentes consultadas………………………………………..
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ABSTRACT
benchmark true and accurate regarding the right to life, the right to die with dignity,
consultation of primary sources (regulations, case law and legal doctrines and
For the approach of this paper is developing the concept of euthanasia, giving a
look for its multiple manifestations, its legal system, and the perception of the
church, the concept of life and death, and some considerations, the position of
The themes were: euthanasia, medical perspective - public health, social and
family life, the right to life and the right to die, the right to die with dignity in conflict,
accuracy considerations.
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INTRODUCCION
Eutanasia es un término, que deriva de las voces griegas eu (buena) y thanatos (muerte). Es
decir, hace alusión a un bien morir, lo cual, se entiende como una muerte fácil y sin dolores a un
paciente que está próximo a morir por causa de una enfermedad ter minal.
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La eutanasia directa se divide en dos formas, la activa y la pasiva, la primera
consiste en provocar una muerte indolora a petición del afectado, recurriendo a
substancias especiales mortíferas o a sobredosis de morfina. En cambio, en la
eutanasia pasiva se deja de tratar una complicación, con lo cual se precipita el
término de la vida; es una muerte por omisión. La eutanasia pasiva puede revestir
dos formas: la suspensión terapéutica y la abstención terapéutica ya que se
considera que los tratamientos no prolongan el vivir, prolonga el morir. Debe
resaltarse que en este tipo de eutanasia no se abandona en ningún momento al
enfermo.
De entre los numerosos casos que constituyen las posibilidades fácticas en las que
se puede dar la eutanasia, particularmente, el caso que nos interesa tratar es el
relativo a aquel paciente que se encuentra en estado vegetativo persistente
irreversible y es mantenido con vida únicamente con la asistencia que le brindan
ciertas maniobras tales como la ventilación mecánica, técnicas de circulación
asistida, oxigenación extracorpórea, etc.
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en esta categoría cualquier grado de coma que no reúne todos los criterios de
muerte cerebral, sin interacción con el medio (aun cuando pueda parecer despierto),
sin evidencia clínica de actividad cortical, pudiendo haber respuestas reflejas,
apertura ocular espontánea y ciclos de sueño vigilia.
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“Planteamiento del ¨Problema”
Cabe resaltar que existe una importante distinción entre la eutanasia activa y la
eutanasia pasiva. La primera consiste en la eutanasia que se realiza, generalmente,
por medio de la administración de una sobredosis de alguna droga con la intención
de poner fin al dolor del paciente, quitando a su vez la vida de éste. Por su parte, la
eutanasia pasiva es aquella donde el médico retira o niega un tratamiento necesario
para mantener con vida al paciente.
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Aunque la vida es un continuar, sin embargo su comienzo y su final son los únicos
cortes indiscutibles dentro de ese proceso que se desarrolla día a día, segundo a
segundo. Las actitudes ante estos dos puntos extremos de la existencia humana
juegan un papel muy trascendente en la cosmovisión del hombre y en las facetas de
cada cultura.
No puede ignorarse que en 1991 se llevó a cabo en Holanda una encuesta anónima
entre los médicos holandeses, tras un tiempo de vigencia de la despenalización de la
eutanasia, con el fin de conocer como se había concretado en la práctica esta
despenalización. Los resultados, recogidos en el Informe Remmelink, señalaron que
anualmente se llevaban a cabo 2.300 eutanasias a petición del paciente. Hubo
además 400 casos de cooperación al suicidio; 1.000 casos de eutanasia sin que
mediara petición alguna del paciente; 5.800 en que se retiró o no se inició un
tratamiento útil a petición del paciente y, a consecuencia de ello, murieron 4.756
enfermos. De los 25.000 casos en que se retiró o se omitió un tratamiento sin que
mediara petición del paciente, en 8.750 esta acción se realizó con la intención de
terminar con su vida. De los 22.500 pacientes que murieron por sobredosis de
morfina, la dosis se administró con la intención de acelerar la muerte en 8.100 casos.
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Activa: Consiste en provocar una muerte indolora a petición del afectado cuando se
es víctima de enfermedades incurables muy penosas o progresivas y gravemente
invalidantes; el caso más frecuentemente mostrado es el cáncer. Se recurre, como
se comprende, a substancias especiales mortíferas o a sobredosis de morfina.
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JUSTIFICACION:
Debemos siempre prolongar la vida por cualquier medio? Al contrario de lo que los
propagandistas en pro de la eutanasia alegan, la iglesia católica nunca ha enseñado
que debamos prolongarle la vida a todo enfermo terminal hasta el último momento
utilizando para ello todo medio posible. “ la iglesia enseña que dios es quien
determina el momento de la muerte de toda persona, y que por lo tanto es tan ilícito
el intentar extender dicho momento como abreviarlo” pero ¿Qué es lo que constituye
una prolongación ilícita de la vida y que es lo que constituye una abreviación ilícita de
la misma? En otras palabras ¿Cómo podemos distinguir entre, por un lado, la
eutanasia y la distanasia (igual el otro extremo de la eutanasia, la prolongación ilícita
de la vida), y por el otro, el dejar morir en paz y dignidad? La respuesta está en l
distinción entre “entre medios proporcionados” y “medios desproporcionados” y en el
siguiente principio moral: no estamos obligados a utilizar “medios
desproporcionados”. El no utilizar o el retirar “medios desproporcionados” (teniendo
en cuenta los legítimos deseos del enfermo) no es eutanasia y el utilizar dichos
medios sin respetar los legítimos deseos del enfermo) no es eutanasia y el utilizar
dichos medios sin respetar los legítimos deseos del enfermo es distancia (también
conocido como “encarnizamiento terapéutico). Por el otro lado, el no utilizar o el
retirar “ medios proporcionado” es eutanasia.
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Objetivo.
OBJETIVO GENERAL.
Conocer cuáles son los factores que intervienen para que se lleve a cabo la
eutanasia, y las consecuencias en los familiares.
Objetivos específicos .
Dar a conocer los puntos de vista que tiene la sociedad acerca de la eutanasia.
Mencionar los daños psicológicos que pueden tener los familiares del paciente.
Determinar las circunstancias que aspectos tiene el paciente para que se le aplique
la eutanasia.
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Hipótesis
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Marco referencial
Eutanasia es un término, que si bien en nuestra sociedad tiene una carga emotiva de
tipo negativo que se deriva de las voces griegas eu (buena) y thanatos (muerte). Es
decir, hace alusión a un bien morir, lo cual, desde mi punto de vista, se entiende
como una muerte digna sin sufrimientos innecesarios y en las mejores condiciones
que cada caso permita.
Para poder hablar de Derecho a la Vida y la Eutanasia, primero habría que definir por
lo menos las dos nociones: Eutanasia y Derecho a la Vida, por la primera se
encuentran definiciones como las que veremos a continuación: Es todo acto u
omisión cuya responsabilidad recae en personal médico o en individuos cercanos al
enfermo, y que ocasiona la muerte inmediata de éste con el fin de evitarle
sufrimientos insoportables o la prolongación artificial de su vida.
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La eutanasia no es algo nuevo y menos como se cree ligado al desarrollo de la
medicina moderna. El sólo hecho de que el ser humano esté gravemente enfermo ha
hecho que en las distintas sociedades la cuestión quede planteada. La eutanasia es
un problema persistente en la historia de la humanidad en el que se enfrentan
ideologías diversas.
Desde fines del siglo XIX, diversos enfoques, que señalan una nueva orientación,
comienzan a exteriorizarse entre los médicos y pacientes, entre las personas y la
sociedad.
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ANEXO 1
Juan Pablo II Discurso de S.S. Juan Pablo II a la Academia Pontificia para la Vida
(27-II-1999)
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Hay una dimensión sociocultural, definida con el nombre de «ocultación de la
muerte»: las sociedades, organizadas según el criterio de la búsqueda del bienestar
material consideran la muerte como algo sin sentido y, con el fin de resolver su
interrogante, proponen a veces su anticipación indolora. La llamada «cultura del
bienestar», implica frecuentemente la incapacidad de captar el sentido de la vida en
las situaciones de sufrimiento y limitación, que se den mientras el hombre se acerca
a la muerte. Esa incapacidad se agrava cuando se manifiesta dentro de un
humanismo cerrado a la trascendencia, y se traduce a menudo en una pérdida de
confianza en el valor del hombre y de la vida. Dimensión filosófica e ideológica
Existe, por último, el impulso oculto de la llamada «ética utilitarista», por la cual
muchas sociedades avanzadas se regulan según los criterios de productividad y
eficiencia: desde esta perspectiva, el enfermo grave y el moribundo necesitado de
cuidados prolongados y específicos son considerados, a la luz de la relación costo-
beneficio, como cargas y sujetos pasivos. En consecuencia esa mentalidad lleva a
disminuir el apoyo a la fase declinante de la vida. Cultura de la muerte
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3. Este es el marco ideológico en que se fundan las campañas de opinión, cada vez
más frecuentes, que pretenden la instauración de leyes en favor de la eutanasia y del
suicidio asistido. Los resultados ya obtenidos en algunos países, unas veces con
sentencias del Tribunal supremo y otras con votos del Parlamento, confirman la
difusión de ciertas convicciones.
Obligación de la Iglesia
14). A ella le compete hoy la tarea de iluminar el rostro del hombre, en particular el
rostro del moribundo, con toda la luz de su doctrina, con la luz de la razón y de la fe;
tiene el deber de convocar, como ya ha hecho en diversas ocasiones cruciales, a
todas las fuerzas de la comunidad y de las personas de buena voluntad para que,
alrededor del moribundo se establezca con renovado calor un vinculo de amor y
solidaridad.
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al moribundo, sino que, por el contrario, se lo acompañe con amorosa solicitud
mientras se prepare para cruzar el umbral del tiempo y entrar en la eternidad.
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renuncia a los deberes de justicia y de caridad para con el prójimo, para con las
distintas comunidades de las que se forma parte y para la sociedad en general. En
su realidad más profunda, constituye un rechazo de la soberanía absoluta de Dios
sobre la vida y sobre la muerte. Urge una movilización de todas las fuerzas de la
solidaridad humana. El tiempo en que vivimos exige la movilización de todas las
fuerzas de la caridad cristiana y de la solidaridad humana. En efecto, es preciso
afrontar los nuevos desafíos de la legalización de la eutanasia y del suicidio asistido.
Para este fin no baste luchar contra esta tendencia de muerte en la opinión pública y
en los parlamentos, también es necesario comprometer a la sociedad y a los
organismos de la Iglesia en favor de una digna asistencia al moribundo. Desde esta
perspectiva, apoyo de buen grado a cuantos promueven obras e iniciativas para la
asistencia de los enfermos graves, de los enfermos mentales crónicos y de los
moribundos. Si es necesario deben tratar de adecuar las obras asistenciales ya
existentes a las nuevas exigencias para que ningún moribundo sea abandonado o se
quede solo y sin asistencia ante la muerte.
FUENTES DE CONSULTA
www.usc.es/revistas/index.php/telos/article/download/469/1619
bdigital.ces.edu.co:8080/.../ESTUDIO%20SOBRE%20LA%20EUTANASIA%20MO...
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