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instrucekin publica, cobrar la educacién, hipotecar
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poeta ret ea res
para el desempelo. ;Cul ese sentido de la
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Sarmiento, Los grandes problemas actuales y los
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‘nuestra capacidad educativa, Esta tarea
‘compromete a docentes, padres, alumnos,
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‘este libro brillante, descarnado y seguran
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Volver
a educar
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TadAgradecimientos
Este trabajo es una produceiin del programa
“alternatioas Pedlagégicas y Prospectiva Educa-
tiva en América Latina” (APPEAL). cuyos pro-
tyes tienen sede en las facullades de Floso
ffa y Letras de las universidades de Buenos
Aires y Mexico, la Facultad de Ciencias de ta
‘Eduoacion de ta Universidad Nacional de Entre
Rios y el Consejo Nacional de Investigaciones
Clentifioas y Téenicas.
‘hgradezco a Ricardo Ibarlucia el respeto y el
taiento.con tos cucles dirgié la version final y
Iaedictén de este thro.
Mi reconoeimlento para las investigadoras
mexicanas Rosa Nia Buen y Marcela Gomez
Sollano por siclectira y discustn dl contenido.
Marta Amuchdstegul, Sandra Carl, Marcelo
Canuss0, Inés Dussel, Rafael Gagliano. Pablo
Pineau. Lidia Rodriquez, Silvia Rottemburd y
Fabiana Waldman colaboraron aportando bi:
blografia, opiniones, eritioas y apoyo téenico. A
Federico Jasetevich, los seeretos de ta ficion
centifien, de ta tformacica y sus reds.Capitulo IIT
Reflexiones
para pedagogos
1. PReGUNTAS
cHlasta donde afecta esta erists organiea la
extension del (érmino educacton? ;Contint
rit el proceso de ensefianza si tienden a desa-
parecer los elementos que constituyen Ia es-
cena educativa en el tmaginario pedagogico
rmoderno?
‘Asi Como la crisis recorre los discursos edu-
cacionales, atraviesa también la pedagogia, la
teoria pedagogiea y las ciencias de la educa-
‘in, 0 como mejor nos guste llamar a este tlt
mo campe del saber. Los conceptos con los
cuales operamos —y que nos constituyen como
pedagogos— responden a las leyes de la gra-
‘matica normalizadora o a alguna de sts expre-
siones modernistas, ya al escolanovismo 0 a
‘otros liberalismos pedagogiens, ya a la normall-
zacion socalista 0 a la edueacion “popula”. St
6‘no nos atrevemos a poner estos discursos en
Cuestion, estaremos solamente en condiciones
de recibir la imagen especular de nuestra pro
pla decadeneia como educadores. Nos lamenta-
Femos del desbarranque de la escuela publics,
sin haber aleanzado a comprender los comple
Jos movimientos que lo eausan, ni abrir nuevas
Derspectivas teérico-programaticas. Una ironia
puede representar la huida de muchos profe-
Sionales de la educacion, cuyos saberes han si
{do descalificados por los alumnos, a sociedad,
Jos politicos, planificadores y difsores de los
mas diversos programas y métodos que des!
Jan continuamente por los sillones directivos
del sistema: el educator que no sabe que ense-
Far hace “una dinémica de grupo
En resumen, retener viejo discursos sin de-
construirios impide la transformacion social,
‘aunque aquellos conceptos que sostengamos
hayan sido los mas progresistas de su Uempo.
Los educadores son doblemente interpelados
‘por los cambios culturales, que inelden en ellos
fn tanto sujetos sociales en general —cludada
nos, padres de familia, rabajadores, consumi-
ddores— y en tanto sujetos afectados a la fun-
‘ion de ensenanza de la culuwa como profesion.
‘Su responsabilidad es enorme pordue en Ia
funeién del educador profesional se depostt®
desde hace dos silos la transmisién del eapital
ceultural legal y legtimo, es decir la “eultr
‘con valor no sélo en el mereado capitalist, si-
no también en Io que fue el bloque de paises
socialstas.
'El caso de los profesores de historia de la
ceducacion es probablemente limite, ya que de
iL
cellos depende que los futuros edueadores sean
‘eapaces de recoger ese hilo del tiempo/aconte-
cimiento que teje su identidad. Ninguna meto-