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LA PANTALLA GLOBAL,

Cultura mediática y cine en la era hipermoderna.

Gilles Lipovetsky y Jean Serroy, (Anagrama, 2009).

Víctor Hugo de Jesús Reyes Eijo

Ficha bibliográfica

El texto nos resume el desarrollo y la evolución de la relación existente entre la televisión y el cine, los
usos y funciones de sus contenidos, así como su proliferación en pantallas de múltiples tamaños, el cambio
y la reeducación de los públicos, las generaciones y el uso de los lenguajes dentro de los medios. Éstas
atravesadas a su vez por la necesidad económica de producción, la cual ha girado hacia la publicidad y
hacia las marcas, cambiando los antiguos valores, recreando nuevas dinámicas de convivencia,
comunicación, necesidad y prestigio.

Síntesis

Después de la hegemonía de la televisión como artículo doméstico y fenómeno de masas en los años 50 y
que ha durado hasta el final del siglo XX, a partir de entonces y con el cambio de este se modifica la
presentación de la televisión, existen nuevas pantallas de diferentes tamaños que llegan mediante nuevas
señales.

La comodidad de la exhibición televisiva en los hogares junto con la apropiación de la costumbre trajo
consigo el aumento del tiempo a la que el espectador es expuesto, los nuevos soportes permiten su
reproductibilidad, volviéndolo a la vez una actividad mayormente privada, la cual no posee la misma
intensidad de atención que el cine, pero que permite una transferencia inmediata, simultánea y sin
fronteras.

La programación de la televisión a diferencia del cine es continua, y se ha ido multiplicando junto con los
canales disponibles. La necesidad de cubrir horarios ha hecho que se incorporen las películas en la
programación normal de las televisoras, por lo que la cantidad de películas visualizadas en televisión ha
crecido exponencialmente.

El cine tuvo que evolucionar para poder competir contra la televisión, siendo más atrevido en sus temáticas
y mucho más espectacular en su producción. Una nueva relación surgió entre los directores de cine y las
producciones televisivas. La televisión se volvió el nicho de cultivo de nuevos cineastas, y las películas
tienen un nuevo alcance después de su exhibición en salas a través de la televisión.

El lenguaje cinematográfico adoptó elementos de las series televisivas, así como nuevas formas de
producción y distribución se han ido ensayando e incorporando en el nuevo siglo. La antigua brecha
jerárquica entre creación artística del cine y la vulgaridad del comercio televisivo se ha ido desdibujando
progresivamente debido a la interrelación de individuos, de temáticas y de sistemas de producción.

Debido al hiperconsumo y al enfoque de relevancia que se otorga a lo novedoso, esto ha producido que
las películas no sean el espectáculo preferido de los telespectadores, los cuales tienen una gran oferta a su
disposición en sus copias, y en algunos canales especializados, las series se han convertido en un medio
de exhibición con más adeptos fieles, quienes quedan prendados de las historias y de los personajes, esto
como una extensión del Star System cinematográfico, el cual se ha desarrollado y transferido a las series
denominadas reality shows, en donde se busca presentar a la realidad como ficción, con elementos
dramáticos y haciendo uso de las herramientas narrativas naturales del cine, creando así una rampa de
lanzamiento a nuevos talentos, que puedan llegar a convertirse en las grandes estrellas, consagrándose en
el cine.

La otra vertiente de la televisión se ha centrado en orientar la vida de las personas comunes, en diversas
labores y tareas que normalmente suelen ser polémicas, pero expuestas para parecer preocupaciones
legítimas por la felicidad, salud y seguridad de los individuos. “Al mismo tiempo que el hipercine, se
consolida la hipertelevisión, que llega cada vez más lejos en la huida hacia delante, en el exceso de las
imágenes catódicas” (Lipovetsky, 2009, p. 234).

Las transmisiones deportivas en la televisión han consolidado una forma de narrar, las cuales se basan
primordialmente en la espectacularidad, el drama y la estelaridad, en la búsqueda de un público mayor ha
transformado su estética para ofrecer al espectador lo que desea. Dicho de otra manera, el cine ha
funcionado como la punta del asta que desarrolla la modernidad del lenguaje de la espectacularidad, para
ser asimilado continuamente por la televisión, incorporando sus propias características y necesidades.

El texto nos hace un recuento de la relación entre el cine y la publicidad, una relación precursora, que
desarrollo el uso del Star System para capitalizar económicamente la venta de productos, el crecimiento
de la importancia de todo este departamento, así como el desarrollo de toda una nueva terminología que
se interrelaciona no sólo con el producto, sino con el mensaje. “En la era hipermoderna, el cine es, de
manera creciente, una pantalla-escaparate que pone en escena marcas” (Lipovetsky, 2009, p. 245).

Uno de los sellos distintivos de esta modernidad resulta en la sobreproducción, llevando siempre al
extremo todos los elementos que componen las producciones contemporáneas, ya sea en el cine, la
televisión y la publicidad en ambas, la forma de impacto predominante resulta de lograr y alcanzar algo
que previamente fuera imposible, se a través de los efectos visuales, de representaciones más detalladas o
la mezcla de elementos y lenguaje nunca antes vistos, con la única limitante de mantenerse fuera del
campo del rechazo, la repulsión, el horror y el malestar de los espectadores y públicos objetivo.

Opinión

Uno de los elementos que me parece más difícil de medir consiste en los campos menos comerciales
dentro del cine, como lo es el cine independiente a nivel mundial, en el cual gracias el abaratamiento de
los sistemas de producción ha impactado directamente en las grandes producciones, así como las formas
de distribución y exhibición. En el texto normalmente no se toman en cuenta probablemente por la
dificultad de contabilizar todo el mercado informal del cine, así como los grandes mecanismos de
reapropiación cultural que se llevan a cabo en la ilegalidad.

Las nuevas generaciones también han cambiado sus prácticas en el consumo de cine y televisión, las
generaciones más experimentadas pueden involucrarse con el cine en un sentido más profundo desde sus
televisores, esto gracias a la reproductibilidad que les permite una compenetración con ciertos materiales
específicos, que son más de su agrado y de un interés.

Es importante señalar como la modernidad integra un nuevo elemento, el espectador que tiene la necesidad
de participar, de hacerse visible y de cooperar en las dinámicas de comunicación en la transmedia, por lo
cual la forma de aproximarse a la televisión y al cine sigue cambiando, dejando de lado muchas prácticas
que se daban por sentado en las dinámicas precedentes.

El Internet ha supuesto una revolución y un cambio de paradigma, a pesar de que se han adaptado modelos
precedentes, se tendrá que replantear los modelos contemporáneos a la luz de nuevos usos y fórmulas de
consumo a lo largo del siglo XXI.

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