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Jurisdicción voluntaria

[DPro] Así se denomina a aquellas actuaciones que son atendidas por


los órganos jurisdiccionales en las que, normalmente, no
existe litigio u oposición entre las partes, dado que, si el mismo fuese
planteado, el expediente será declarado contencioso y remitidas
las partes al proceso correspondiente para que ventilen
la cuestión litigiosa, fia LECiv, Disp. Derog. en relación con la Ley
de Enjuiciamiento Civil de 1881, arts. 1.811 ss.

Con esta denominación, de dudosa exactitud, se alude a una serie de


actividades que desarrollan los órganos jurisdiccionales en relación con
cuestiones jurídicas reguladas por el Derecho civil o el Derecho
mercantil y que no se encuadran en la jurisdicción contenciosa. De ahí
que, frente a los procesos contenciosos, encuadrados en la jurisdicción
contenciosa, se perfilen los llamados expedientes de jurisdicción
voluntaria o actos de jurisdicción voluntaria. Posiblemente la diferencia
más clara entre ambos grupos de actividades jurisdiccionales es la relativa
a la cosa juzgada, que es propia, en términos generales, de la jurisdicción
contenciosa y no lo es de la voluntaria. Los demás elementos
diferenciadores que se han alegado resultan menos evidentes. Así, la
voluntariedad, puede predicarse de todo proceso civil;
la ausencia de controversia, habitual en la jurisdicción voluntaria, no lo es
siempre y puede aparecer en la contenciosa.

Ley de Enjuiciamiento civil, artículo 1.811.

Tradicionalmente se designa así la función que ejercen los jueces con el


objeto de integrar, constituir o acordar eficacia a ciertos estados o
relaciones jurídicas privadas. Se trata de una función ajena al normal
cometido de los órganos judiciales, el cual consiste en la resolución de
los conflictos jurídicos suscitados entre dos o mas personas. El hecho de
que sean aquellos quienes conozcan en esta clase de asuntos
no contenciosos, obedece, entre otras razones, a la índole estrictamente
jurídica que presentan, a la facilidad con que pueden transformarse en una
verdadera contienda y a la conveniencia de que ciertos actos
de particulares, por sus efectos trascendentes, sean objeto de una previa
y segura comprobación o fiscalización. Nada impide, sin embargo, que
tal función pudiera ser legalmente detraída del conocimiento de los jueces
y transferida a organismos administrativos.
Pero, como quiera que el cumplimiento de dicha función se lleva a cabe
mediante un conjunto de actos que reúne las diversas notas mencionadas
al delimitar el concepto de proceso, en general nada obsta a la
configuración de un verdadero proceso voluntario.

De acuerdo con el contenido de las resoluciones que en esos procesos


pueden recaer, cabe clasificar los actos de jurisdicción voluntaria en los
siguientes grupos: 1.) Actos de constitución de derecho (inscripción de
una sociedad en el Registro público de comercio, discernimiento de tutor
o curador, etcétera); 2.) Actos
de homologación (aprobación del acuerdo propuesto por el deudor en
el concurso preventivo; aprobación del testamento en cuanto a sus
formas, etcétera); 3.) Actos de constatación (declaración de ausencia por
fallecimiento presunto y, en general, todas las resoluciones que declaran
la existencia de un hecho determinado);
4.) Actos de autorización (venía para la enajenación de bienes de
menores, ausentes e incapaces, autorización para comparecer en juicio,
etcétera).

El proceso de jurisdicción voluntaria se caracteriza por que no existe en


el conflicto a resolver y, por consiguiente, no tiene partes en
sentido estricto.

Se caracteriza también porque el juez, al resolverlo, emite


una declaración basada exclusivamente en los elementos
de juicio unilateralmente aportados por el peticionario o peticionarios,
razón por la cual dicha declaración no produce efectos de cosa
juzgada respecto de terceros cuyos derechos fueren afectados por ella.

Finalmente, es de señalar que las decisiones que se dictan en los procesos


de jurisdicción voluntaria no revisten carácter jurisdiccional, por cuanto no
suponen la existencia de un conflicto sino que importan la expresión
directa e inmediata de un pensamiento jurídico comunitario por parte de
los órganos judiciales. Esta circunstancia, la índole del órgano que emite
la decisión y el carácter de norma individual de dicha decisión, permiten
calificar como administrativa la actividad que los jueces desarrollan en
dichos procesos. Se trata, por lo tanto, de actos administrativos mediante
los cuales el estado, por intermedio de los jueces y tribunales de justicia,
colabora en la constitución e integración de relaciones jurídicas privadas.

Problemas suscitados en torno de la jurisdicción voluntaria: pocas veces


una construcción jurídica de existencia multisecular ha dado lugar a tantas
dudas y discusiones como la jurisdicción voluntaria, y las dificultades
comienzan con la denominación del instituto:

jurisdicción voluntaria, que se mantiene, sin embargo, por razones


tradicionales.

Los problemas pendientes en el tratamiento de la función jurisdiccional no


contenciosa son:

a) el problema del concepto de la función jurisdiccional no contenciosa; b)


el problema de la naturaleza jurídica de la función jurisdiccional no
contenciosa; c) el problema de la clasificación de los actos de la función
jurisdiccional no contenciosa.

El problema del concepto de la función jurisdiccional no


contenciosa se vínculo desde antiguo a un comparación definitoria y
diferencial con la función jurisdiccional contenciosa, habiéndose expuesto
distintos criterios, como ser, el grado de conocimiento del juez,
la voluntad de las partes para concurrir o no ante el juez, la ausencia de
contradictor, la finalidad preventiva, la existencia de la llamada cosa
juzgada, etcétera.

La teoría dominante sostiene que el carácter diferencial de la


llamada jurisdicción voluntaria consiste en su finalidad constitutiva: los
actos de jurisdicción voluntaria tienden siempre a
la constitución de estados jurídicos nuevos o contribuyen al
desenvolvimiento de relaciones existentes, opinión no exenta de crítica
porque en su base falla en tanto sus seguidores deben, en definitiva,
reconocer que el efecto constitutivo es de carácter general y el
verdadero concepto debe buscarselo en otros elementos, ajenos a
la finalidad propuesta.

Chiovenda sostiene que: "la jurisdicción voluntaria tiene siempre un fin


constitutivo... En cambio, la jurisdicción propiamente tal, tiende a la
actuación de relaciones existentes. Este es el concepto de wach que
aceptamos en su sustancia. Sabemos que la jurisdicción comprende
el juicio sobre una voluntad de ley concerniente a las partes y
la sustitución de la actividad del órgano público a las
partes, ya afirmando la existencia de aquella voluntad, ya haciendo lo
necesario para que sea conseguido el bien garantizado por la ley
la jurisdicción civil supone, pues, en una parte la expectacion de un bien
respecto de la otra, sea este bien una prestación, sea un efecto jurídico.
Esto falta en al jurisdicción voluntaria, no se dan dos
partes, no hay un bien garantizado contra otro, una norma de ley para
actuar contra otro, sino un estado jurídico, que sin intervención

del estado no podría nacer o desarrollarse o se desarrollaria


imperfectamente.

Es difícil empero dar una definición de la llamada jurisdicción voluntaria o


no contenciosa. Son varias las que se han dado, pero todas, por alguna
razón, han suscitado reparos u observaciones; podría decirse que
la jurisdicción voluntaria o no contenciosa es la función que
legislativamente se atribuye a los organismos jurisdiccionales para la
fiscalización o control de las condiciones legales exigidas por
el ordenamiento jurídico para la existencia o inexistencia de determinadas
situaciones jurídicas cuya eficacia depende de
su publicidad o autenticidad.

Entre las numerosas definiciones aludidas de la llamada jurisdicción


voluntaria, se mencionan las siguientes:

la jurisdicción voluntaria es "la que se ejerce por el magistrado, sin que


haya pleito o cuestión, a instancia de una sola parte o también de
varias partes, las cuales tienen todas un mismo interés y están conformes
en reclamar la resolución del juez" (mattiRolo).

O refiriéndose a la intervención del estado por los órganos


jurisdiccionales, en la formación de las relaciones jurídicas concretas,
declarando en forma solemne la conveniencia o legalidad del acto
realizado o por realizar: "en la jurisdicción voluntaria, el estado interviene
en la formación de las relaciones
jurídicas, declarando, en una forma característica y determinada, no la
existencia o inexistencia de la relación jurídica, sino la conveniencia o
la legalidad o la verificación de las condiciones establecidas por la ley para
un acto cumplido o a cumplirse por los
particulares" (Rocco).

"Comprende todas aquellas actividades con las cuales, en formas


múltiples y a través de órganos variados, el estado interviene para integrar
la actividad de los particulares dirigida a la satisfacción de
sus intereses mediante el desarrollo de las relaciones jurídicas"
(Calamandrei).

"Jurisdicción voluntaria o no contenciosa es aquella que se ejerce por el


juez, a solicitud de una o de varias personas, en los casos especialmente
previstos por la ley, que tiene como finalidad cooperar al nacimiento de
determinadas relaciones jurídicas, y, en

consecuencia, las resoluciones que en ella recaen no


reconocen derechos ni imponen prestaciones entre partes".

(Casarino viterbo).

El problema de la naturaleza jurídica de la jurisdicción voluntaria consiste


en determinar que función desempeña el juez. Al respecto se han
propuesto numerosas opiniones.

Se observa que cada una de las opiniones ha contemplado un


aspecto parcial o limitado de la cuestión, aunque en su mayoría coinciden
en considerarla como actividad administrativa desempeñada por el juez.

El problema de la clasificación de los actos de la llamada jurisdicción


voluntaria es complicado porque, generalmente, la doctrina y
la legislación no son coincidentes y ambas carecen de universalidad,
dependiendo de factores tradicionales y locales.

Generalmente, se acepta la clasificación propuesta por wach y divulgada


por Chiovenda, que, de acuerdo con un criterio civil- procesalista,
considera las siguientes categorías: a) intervención del estado en la
formación de sujetos jurídicos; b) intervención del estado de
la integración de la capacidad jurídica; c) intervención del estado en la
formación del estado de las personas; D) participación en
el comercio jurídico, y e) la conciliación.

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