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Universidad de Chile

Facultad de Ciencias Sociales


Carrera Antropología
Taller de Investigación

“Sex and the City”. Un enfoque de


Género

Integrantes:
- Rosario Valenzuela
- Francisca Gálvez

Lunes 23 de noviembre del 2009


Introducción

Este trabajo analizara la serie “Sex and the city” (o mejor conocida en América
como “Sexo y la Ciudad”) desde la perspectiva de Género. Este concepto refiere a las
significaciones de ser hombre o de ser mujer en distintas culturas, y permiten comprender
que las jerarquías que se establecen no son naturales, sino que socioculturalmente
construidas a los largo de la historia.

Ahora bien, en este proceso de construcción histórico-sociocultural, subyacen una


serie de relaciones de poder que se perpetúan y transforman permanentemente, esto es,
cambian y varian. Por lo tanto, en este sentido, podemos decir que el concepto de género
es relacional “y trata de dar cuenta de los distintos tipos de relaciones tanto de
subordinación, dominación, igualdad y complementariedad entre los distintos géneros
(masculino- femenino- transgénero) y entre un mismo género” (Franch 2008, 7).

Es importante considerar para nuestro análisis otro aspecto que otorga


variabilidad, este es el posicionamiento de un sujeto, ya sea mujer u hombre, dentro de
cierta sociedad. Las distintas dimensiones que van a posicionar a un sujeto son la etnia,
la religión, edad y la clase social, por mencionar algunas. En el caso de la serie estudiada,
es necesario tener en cuenta la clase social y la etnia a la que pertenecen las cuatro
protagonistas de ésta –clase social alta y mujeres blancas neoyorkinas-.

Lo fundamental de este concepto, es que permite conocer la valoración distinta


que reciben hombres y mujeres de acuerdo a su posicionamiento –el cual, por cierto, no
es inmutable-, y que va cambiando según estos sujetos se muevan de un espacio a otro –
trabajo, hogar, lugares públicos, etc-.

Además el género como “distinción cultural” se va a desarrollar “en un específico


contexto histórico, político, económico, de ahí que el análisis de contexto sea tan crucial
para entender la generación e implicancia de la construcción de identidades y de esta
categoría de género” (Franch 2008, 7).

Es por esto, que el desarrollo de este ensayo se va a estructurar en un comienzo


con la descripcion del contexto en el que nace la serie, pues ésta vendría a constituirse
como una expresión de los cambios socioculturales que se están desarrollando desde los
años 50` en torno a las relaciones de género y a la conformación de lo que significa ser
mujer –esto es, identidad femenina-.

Posteriormente se realizará un análisis de cada personaje de la serie,


desarrollando la forma en que cada una va estableciendo relaciones de género y va
conformando su propia identidad femenina. Esto se lograra a través de su
posicionamiento dentro de la sociedad y la descripción de las distintas esferas y espacios
en que se desarrolla.

Finalmente, a modo de conclusión, se revelará cuales las concepciones y


representaciones de lo femenino, que se mueven en las relaciones de género y poder que
se muestran en la serie, y que subyacen a la identidad femenina que se construye en ésta
misma.
Contexto

“Sex and the City” es una serie televisiva estadounidense basada en un libro de
Candace Bushnell titulado con el mismo nombre. Comenzó su trasmisión en el año 1998
en el canal HBO, la cual duró hasta el 2004. En la serie, ambientada en Manhattan, se
relata las vivencias, relaciones, intereses, aflicciones y problemas de cuatro mujeres
solteras e independientes.

A esta serie se le considera como la máxima expresión –junto a “El Diario de


Bridget Jones”1- del género llamado Chick Lit, que se traduce como “literatura para
chicas”. De acuerdo a distintas fuentes de Internet –dentro de lo poco que se ha escrito
sobre el tema-, este género perteneciente a las novelas románticas, nace a mediados de
los 50` en la “segunda oleada del feminismo” a partir de folletos y novelas románticas que
hablaban sobre las nuevas situaciones que se enfrentaban las mujeres que iban
adquiriendo nuevos derechos y libertades. Sus temas principales giraban en torno al
trabajo, las relaciones amorosas, los incipientes deseos e ideales y su nueva forma de
participación en la sociedad.

Poco a poco este género va cambiando y adaptándose a los cambios vividos por
las mujeres, y se transforma en un fiel representante de la mujer moderna, sus vivencias y
problemáticas:

“Las antiguas damiselas en apuros son sustituidas por mujeres jóvenes,


independientes, trabajadoras, glamorosas, solteras y deseosas de encontrar el amor de
su vida […]Los caballeros andantes son sustituidos por hombres de negocios o
profesionistas que no dudan en presentar su lado sensible y tierno siendo un modelo
masculino más acorde a la época actual. Normalmente están ambientadas en lugares
urbanos como Londres, Nueva York o Dublín. […] Los libros literarias usualmente están
escritos bajo un tono irreverente, divertido que aborda de manera franca y explícita temas
de sexualidad humana” (Giffin)

Si bien una de las mayores críticas a éste género, es que a pesar de decir estar
orientado a todas las mujeres, pues representa sus valores, esperanzas, problemas,
deseos, miedos y conflictos; las protagonistas están posicionadas de una forma particular:
mujeres blancas u occidentales y de clase media-alta o alta2.

Ahora bien, en función de lo anterior, cabe preguntarse ¿por qué a pesar de ser
“Sex and the City” una serie de origen y carácter norteamericano, ha tenido éxito y sido
altamente difundida en distintas partes del mundo?. Si bien podemos decir en primera
instancia, que su gran difusión en el mundo se debe a que es expresión de los cambios
que están viviendo las mujeres en un mundo globalizado, en donde las relaciones de
género y poder se van modificando, y las identidades femeninas van tomando una nueva
forma de construirse; esta pregunta será contestada de forma progresiva a lo largo del
ensayo y concretamente en las conclusiones.

1
Película británica estrenada en el 2001, basada en una novela escrita por Helen Fielding con el
mismo nombre. Aquí se relata las problemáticas amorosas de una mujer soltera e independiente
que ya ha alcanzado los treinta años.
2
En el caso específico de “Sex and the City” son mujeres estadounidenses, blancas y de clase
alta.
Desarrollo

Carrie Bradshaw: sandalias y literatura

Es una periodista de cerca de 35 años, escritora de un connotado diario neoyorkino. Su


columna “Sex and the City”, además de otorgar el nombre a la serie televisiva, revisa las
problemáticas asociadas a las relaciones amorosas que tienen lugar en la “Gran
Manzana”, en plena “era del fin del amor y perdida de la inocencia [donde ya] nadie
desayuna diamantes ni tiene romances inolvidables. Los aspectos mas importantes son:
sexo seguro y las cosas claras…Cupido ha dejado el nido”

El motor de Carrie es el proyecto propio. Ella, gracias a su columna se mueve en un


círculo social que le proporciona una posición social de bastante reconocimiento, pues
sus escritos son considerados por muchas mujeres casi como una religión, al tratar temas
y problemáticas que las aquejan a todas.

Ahora bien, éste reconocimiento por parte de otras mujeres, va acompañado del prestigio
que le otorga su buen gusto en la forma de decorar su cuerpo: Carrie tiene estilo y clase.
Si bien en todas sus amigas hay una resignificación del cuerpo femenino bajo los
parámetros de la estética moderna, en Carrie Bradshaw es aún más importante, pues se
vuelve un complemento necesario para construir su imagen como escritora que no solo
atiende y comprende los problemas de “la mujer moderna”, sino que también lo parece y
lo es3.

Retomando el proyecto de Carrie, podemos decir que si bien este le permite reivindicar su
espacio femenino –en el que incluye salidas con amigas y hombres, compras
escandalosas en zapatos y visitas a restoranes caros, entre otros-; este se va a
acompañar necesariamente de la construcción de un “ser mujer” en su propio cuerpo,
bajo los ideales estéticos y hegemónicos de la modernidad occidental.

Por lo tanto, si bien Carrie logra propulsar un proyecto personal que le permite
transcender obstáculos que aquejan a otras mujeres –depender económicamente de un
hombre, tener que dedicar recursos al mantenimiento de hijos y compartir bienes con una
pareja, entre otros-, logrando su independencia a nivel económico y un gran prestigio en
la dimensión social; este va a estar limitado únicamente al espacio personal –esto es, no
trasciende pues no sale de sí, como bien diría Simone de Beauvoir- y a la dimensión
corporal –el proyecto necesita de un cuerpo que se oriente en la estética moderna, lo cual
fija y esencializa a la mujer en su corporalidad-.

Carrie ofrece su cuerpo como un producto y mercancía que se vende, pues cumple con
los criterios estéticos del mundo occidental: es una “mujer moderna”, independiente, bella,
audaz, brillante, sexy, con estilo y clase. Pero para esto, debe renunciar a su cuerpo
reproductor, por lo menos, hasta el momento en que desee mantener esta imagen de
mujer cosmopolita y moderna.
3
En este punto, nos referimos a que Carrie con su estética corporal va a representar a aquellos
ideales que imponen de la industria y el mercado sobre lo que es ser una mujer, y específicamente,
una “mujer moderna”.
Miranda: el poder transexual

Miranda constituye al estereotipo de la mujer que, debido al espacio en que se mueve,


recurre a las lógicas y herramientas de un poder muy masculino. Trabaja en un buffet de
abogados de alto reconocimiento, del cual es la única mujer socia.

Establece sus relaciones interpersonales ocupando el mismo espacio.

La inserción de Miranda en este mundo, no da cuenta de una apertura en el espacio


masculino, sino un ejercicio, por parte de la mujer, de “masculinizarse” y entrar, mediante
una negación, en los círculos de poder. Se convierte así Miranda en una travesti del
poder.

“Al menos tu sabes que paso con tu sueño, yo no se donde fue el mío. Un día te levantas
por la mañana y no te reconoces”, confiesa Terrie, antes muy amiga de las cuatro chicas
neoyorkinas, quien ahora cumple el sueño dorado de toda mujer “tradicional”: una casa
georgean a las afueras de la ciudad, un perro, un esposo de renombre y un hijo en
camino. Esta declaración pareciera ser justamente lo que a Miranda aterra de la
maternidad y quien, irónicamente, es la única de las mujeres que es madre en la serie.

M. Es una secta. Todas piensan lo mismo, se visten igual y se sacrifican


por culpa de sus hijos.

He hablado con una que tiene un master en finanzas y su único tema


eran los pañales.

La maternidad para Miranda, representa nada más que un obstáculo para la vida
profesional. “La bruja de Hansel y Gretel tenía razón, había construido la casa de sus
sueños y llegan dos mocosos a comérsela.”, afirma, haciendo alusión al abandono de las
prioridades por parte de las mujeres que se enfrentan a la maternidad. Ya sea su cuerpo,
sus carreras, sus relaciones sociales, nada puede sobrevivir la llegada de un hijo.

La maternidad de Miranda es como muchas de las mujeres de clase alta compatible con
su desarrollo profesional, gracias a una empleada doméstica. Es esta quien, en ausencia
de Miranda, educa y atiende a Brady.

Sin duda la empleada doméstica representa en nuestro país la posibilidad de


compatibilizar estos dos ámbitos, a falta del tejido social existente en otros núcleos
sociales conformado por la familia cercana, vecinas, etc. Esta situación no deja de ser
digna de observación. Mujeres que pueden reubicarse y optar a planos antes impensables
para lo femenino a costa de otras, quienes sacrifican el cuidado de su propia familia por
obtener ingresos. Es en este sentido que Miranda reproduce un patrón donde la mujer
sigue siendo el sujeto domestico, aún cuando este es transferido a otra.
Miranda, establece sus relaciones sentimentales siguiendo el mismo patrón que en los
otros ámbitos. Mientras ella se reposiciona en el espacio masculino, sus parejas lo hacen
en la tradicional posición femenina.

Ella, abogada exitosa, termina finalmente casándose –aunque afirma enfáticamente no


creer en la unión matrimonial- con Steve, un mesero que se aleja de los parámetros que
delimita la masculinidad hegemónica.

Su pareja posee, debido a una enfermedad, solo un testículo, lo que implica una
producción menor de espermios y, según la concepción de Samantha, un poder limitado.
Es en este juego que se reestructuran los roles de pareja, nuevamente en términos de
arriba y abajo, dominante y dominado.

Charlotte: eterno femenino

“A muchos hombres les aterran las mujeres que triunfan. Si quieres conseguirlos, debes
mantener la boca cerrada y ceñirte a las normas”. Esta afirmación se yergue como el lema
de vida de Charlotte. Ella es una mujer con un importante puesto en una galería de arte.
Aunque es una mujer muy exitosa profesionalmente, no construye desde ahí su proyecto,
el cual se conforma en base a dos ejes: la maternidad y el matrimonio.

Ahora bien, lo particular de Charlotte se encuentra precisamente aquí, ella resignifica su


cuerpo dentro de los parámetros estéticos de la modernidad –por lo que comparte con sus
amigas el interés por las compras, la moda y los hombres-, pero sin excluir de este mismo
la posibilidad de cumplir su función reproductora.

Por lo tanto, si bien para Charlotte su cuerpo se mantiene dentro de la hegemonía


estética de la industria y el mercado, este no se utiliza para alcanzar prestigio por el estilo
o belleza que proyecta o como herramienta erótica para seducir. Por el contrario, su
cuerpo –infértil- adopta la función de reproducción y de madre a través de la adopción de
una pequeña niña china.

La importancia que tiene para Charlotte el matrimonio como proyecto –acompañado, por
su puesto, de buen sexo- la lleva a renunciar aspectos de su identidad como individuo.
Ella decide desertar del protestantismo, para volverse judía, pues el sexo con su futuro
marido es el más salvaje de su vida.

Es decir, para Charlotte su definición como individuo va a depender del hombre que se
vuelva su marido, ya que de esta forma podrá lograr una cohesión aún más fuerte en su
nueva unión: no solo compartirán buen sexo, sino que también su religiosidad.

En síntesis, la realización de Charlotte no se va a encontrar en el trabajo, el estilo y la


clase que pueda proyectar o en el éxito sexual que pueda alcanzar con distintos hombres.
Ella se proyecta como una mujer que es madre y esposa, profundamente enamorada del
hombre de su vida, es decir, busca desarrollarse dentro del cuerpo femenino que
reproduce y se mantiene en el hogar, siguiendo de cierta forma la tradición
“conservadora” con la que se enfrenta “la mujer moderna”, independiente y con un cuerpo
productor.

Samantha: sexo y poder

“¿Las mujeres neoyorkinas estaban renunciando al amor para cambiarlo por el poder? Me
encanta la idea”

Las relaciones para Samantha son simplemente de poder, y ella lo obtiene mediante un
despliegue dantesco de su sexualidad. Todo su mundo está imbuído en lo sexual, desde
sus relaciones hasta su propia concepción de si misma. El cuerpo toma sentido en tanto
situs erótico, para lo cual la estética será una herramienta. La vanguardia y la moda, a
diferencia de Carrie, donde esto constituye un fin en si mismo, para Samantha cobra
sentido en tanto adorna y transforma su cuerpo en un objeto deseable.

El sexo, ya sea por lo vasta de su experiencia o por ser tan solo eso, es para esta mujer
un elemento de prestigio. Sus parejas solo se construyen como tales en cuanto sujetos
sexuales. No cree en el romanticismo, por considerarlo tan solo una excusa absurda que
libera de la culpa a los moralistas. Si bien se ve envuelta en relaciones que pueden
implicar romanticismo, esto es tan solo como preámbulo erótico, ya que cuando estos dos
planos conviven, están claramente jerarquizados.

Mediante este ejercicio, aparentemente libera lo femenino de lo tradicionalmente


sacrificial. Esta liberación, sin embargo necesita de un sujeto que se subordine para que
el otro adquiera poder, lugar que tomará su pareja sexual. En este sentido, también
observamos un patrón similar al de Miranda, en donde un cambio en el sujeto, sin la
modificación de los lugares tradicionales será el ejercicio de reivindicación.

Esta situación pone en jaque a su ejecutora cuando se involucra sexualmente con una
mujer. Es el único sujeto que concibe como “igual”, como un “otro digno” lo que la obliga a
redefinir los lugares, más retorna a la misma estructura: se subordina ya que ve su fuente
de poder vulnerada. En este plano, podemos establecer, mediante afirmaciones de la
protagonista, la demostración de nuestro argumento: Samantha utilizará el siguiente
enunciado en pos de explicar su movil social: “Los hombres dan y las mujeres reciben,
biológicamente es un hecho”. Por otro lado, agrega “Lo había conseguido, tener sexo
como un hombre. Ahora nada podía interponerse en mi camino”.

Lo anterior no hace sino dar cuenta de que, más allá de algo de apariencias y aún cuando
los sujetos se reposicionan y los elementos de poder se modifiquen, no lo hace
necesariamente la estructura.

Conclusiones

En esta parte del ensayo, se tomarán los principales temas tocados, con el fin de
alcanzar ciertas conclusiones explicativas ante el fenómeno sociocultural, que es
expesado y reproducido a la vez, en la serie analizada. Esto es, la serie como producto
del fenómeno y reproducción del éste mismo.
Como podemos ver, en la serie los temas principales giran en torno a las compras,
la moda, la belleza, la soltería, las amigas, los hombres y las relaciones que se entablan
con estos, el sexo, etc. De esta forma, estas mujeres de clase alta se preocupan mucho
de la estética que aplican a sus cuerpos y con la que se desenvuelven socialmente. Es
por medio de ella que lograrán verse bellas y atractivas para los hombres, serán
aceptadas en su medio social y se desarrollarán plenamente como mujeres que son; pues
para ellas “el cuerpo es un significante de status social” (Franch 2008, 30).

Por lo tanto, para estas mujeres el desarrollo estético de su cuerpo les va a


conferir la seguridad y el autoestima necesario para insertarse socialmente, y para ser
reconocidas en éste mismo medio. En otras palabras, el cuerpo es fundamental para
construir su propia identidad femenina. (Franch 2008, 30)

Ahora bien, el que estas mujeres se constituyan a sí mismas como cuerpos-


objetos-bellos, explica el hecho de que elaboren espacios de poder en base a los
patrones masculinos, es decir, que los definan de acuerdo a los parámetros de la
“masculinidad” existente en nuestra sociedad. Tal como se observa en un capítulo de la
serie –“el poder del sexo femenino”- si bien tanto dinero como sexo son poderes, estos
pueden ser intercambiados. Una de las amigas deja una pregunta sin responder, ¿ es
esto feminismo?.

Cabe preguntarse si este “intercambio” no es más que una lectura engañosa de lo


que es adquirir poder por parte de una mujer, pues solo está respondiendo a la matriz
cultural patriarcal, en donde la mujer “adquiere poder” sobre el hombre al acostarse con él
–que, a su vez, adquiere poder al darle dinero-, pero al precio –más costoso para la
mujer- de constituirse socialmente como puta. Y aunque en la serie no se problematice
explícitamente este epíteto, que se utiliza en distintas sociedades para denominar a las
mujeres que se acuestan con muchos hombres; si se hace de manera implícita al
resignificar a esta mujer ya no como puta, sino que como una mujer moderna que vive
libremente su sexualidad.

Sin embargo, esta resignificación se hace dentro de los parámetros masculinos,


pues el ser una mujer independiente y libre, implica trabajar, dejar de lado la maternidad,
ocuparse de ser lucir bella y acostarse con desconocidos. De esta forma vemos como las
palabras de Simone de Beauvoir explican los fundamentos de esta nueva identidad
femenina de la “mujer moderna”: “La mujer se determina y diferencia con relación al
hombre, y no éste con relación a ella”. (Beauvoir 1965, 12)

De esta forma, sin planteárselo de forma consciente, en la serie se muestra como


la mujer, se define y determina en relación a los hombres, pues dejan a un lado su
constitución como sujetas, para construirse como cuerpos en donde su poder radica en la
belleza, el sexo y el placer, esto es, en palabras de Beauvoir, se han fijado como objetos
al ser consagradas a la inmanencia. Es por esto que la filósofa afirma que la mujer se
encuentra sumergida en un conflicto entre “la reivindicación fundamental de todo sujeto,
que se plantea siempre como lo esencial, y las exigencias de una situación que la
constituye como inesencial” (Beauvoir 1965, 25).

En este caso, las exigencias de la situación son impuestas por “la industria que
emerge como controladora de esta nueva concepción de cuerpo [que] ya no será
exclusivamente la medicina sino más bien la estética y los medios de comunicación de
masas. La belleza, un cierto tipo de belleza, como construcción social se instala como
discurso hegemónico para las mujeres modernas. Y con ello la mujer se vuelve un objeto
que circula y un circulante más de toda la industria asociada a ella. (Cosmetología, moda,
nutrición, entre otras).” (Franch 2008, 14-15)

Por lo tanto, si bien cada personaje de la serial responde de forma distinta a las
exigencias del medio sociocultural que la rodea, podemos decir, que todas lo hacen a
partir de la constitución de su identidad a partir del cuerpo.

Sin embargo, este fenómeno de la belleza industrializada y de un ideal de mujer


moderna no es exclusivo de Estados Unidos, sino que se ha expandido por distintas
partes del mundo, a través de los medios de comunicación –televisión, Internet-, el
comercio –traslado de marcas de ropa, cosmético, accesorios, etc.- y la propaganda. Por
lo que las problemáticas y valores planteados no son propios de la mujer norteamericana
y de clase alta solamente, sino que representan un contexto sociocultural en que están
insertas muchas otras mujeres de distintas etnias, países, edades y clases sociales.

De esta manera, podemos decir que el ideal de belleza y estética impuesto de


forma hegemónica por medio de la televisión, el Internet y la propaganda, entre otros
medios; abarca distintas partes del mundo globalizado, delineando ciertas directrices a
partir de las cuales la mujer –“moderna”- debe conformar su identidad: el cuerpo bello y
edificado estéticamente.

Bibliografía
Beauvoir, S. d. (1965). El Segundo Sexo. Buenos Aires: Siglo veinte.

Franch, C. (2008). Identidad y prácticas alimenticias: construcción cultural del


cuerpo en mujere de clase alta de la ciudad de Santiago. Santiago.

Giffin, E. (s.f.). Espacio libros. El blog de literatura. Recuperado el 18 de


noviembre de 2009, de http://espaciolibros.com/escritores/G/Emily%20Giffin

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