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lectoescritor?
Ambos hemisferios cerebrales participan en el proceso lectoescritor; la acción de
reconocer la palabra como un todo recae en el Hemisferio Derecho, es el que más
utilizan los niños pequeños ante el aprendizaje no léxico. La integración funcional del
Hemisferio Derecho y el Hemisferio Izquierdo con sus aspectos secuenciales y
lingüísticos, es efectivo con el establecimiento de la relación entre la forma visual
(grafemas y fonemas), proceso en el que es fundamental la memoria auditiva
secuencial.
Cuando se hacen rutinarios los primeros momentos del lenguaje, las acciones se
automatizan; aumenta la preponderancia del izquierdo marcando eficacia en la
velocidad y calidad del procesamiento, dejando libertad para que el derecho siga
procesando nueva información que ingresa y puede disponer de los aspectos creativos
necesarios para la tarea.
Los procesamientos que se ponen en marcha para la comprensión de la lectura
implican mecanismos visoespaciales de reconocimiento de los grafemas, con
compromiso de las áreas visivas y de las hemisferio derecho. Si la lectura se hace en
voz alta, se debe incorporar al procesamiento anterior mecanismos lingüísticos,
(audibilizacion) que se suman a los (visoespaciales), que dieron la organización
guestáltica previa.
Estamos incluyendo el hemisferio izquierdo (lóbulo temporal). Se agrega a este
conjunto de procesos corticales complejos, la integración de las funciones de los
ganglios de la base y cerebelo que aportaran los mecanismos motores del habla. En
circunstancias normales, estos mecanismos se automatizan y el niño la lectura fluida y
puede dejar de concentrarse en la mecánica para atender la comprensión.
Las alteraciones visomotoras características de dislexias, se originan en alteraciones
funcionales de las áreas gnósicas del hemisferio derecho, que elabora las relaciones
espaciales y el ordenamiento temporal de los sucesos, aportando al hemisferio
izquierdo recuerdos sensitivosensoriales no verbales.
El SNC se desarrolla en los primeros años de vida. Al nacer el cerebro pesa el 25%
del peso final. A los 6 meses llega al 50%; y a los 5 años, al 90%. Este crecimiento
se debe al aumento de las conexiones como resultado del intercambio con el
medio. El aprendizaje deja huellas duraderas en el cerebro, el cerebro se
autoconstruye en su accionar sobre el medio.
La plasticidad es una propiedad del SN del que sin saberlo hacemos uso para el
aprendizaje, conocer la manera en que opera el cerebro permite establecer
estrategias pedagógicas que permitan que se generen circuitos alternativos que
aproximen el rendimiento funcional de este a lo óptimo. Un niño con fallas, en el
reconocimiento auditivo, puede desarrollar el procesamiento visual de modo tal
que esta modalidad compense el déficit.
Por esto, es necesario un código que relacione combinaciones de letras (grafemas) con sonido
(fonemas): fase alfabética; el niño debe saber que las unidades de las palabras (fonemas o
silabas) se relacionan con un sonido. La lengua hablada puede ser percibida como un todo
continuo, pero acá el niño debe entender que de que las palabras tienen segmentos. La
capacidad de segmentar las frases en palabras y estas en silabas para llegar a la decodificación
de los fonemas como unidad mínima de sonido, se llama conciencia fonológica.
Cuando las fallas se dan en la decodificación exacta de cada uno de los componentes
fonológicos, el resultado es fallas en la comprensión global del texto, ya que pueden aparecer
modificaciones tan importantes en las palabras que las haga irreconocibles (distorsión
neológica).
Escritura:
El desarrollo de la motricidad fina es una consecuencia del desarrollo de la mano. Es una parte
del esquema corporal que debe alcanzar el máximo de especialización como órgano motriz,
sensorial y de comunicación. Para esto, el niño debe desprenderse de la acción refleja (reflejo
de prensión palmar). Y también modificarse otros reflejos de los primeros meses de vida, como
el tónico cervical asimétrico (TCA).
En el nacimiento, el bebe tiene solo un grupo de reflejos para relacionarse. Algunos lo
acompañaran toda la vida, pero otros se modifican en la maduración, integrándose en
actividades más complejas. Estos reflejos que desaparecen aunque en realidad se integran se
llaman arcaicos, y su desaparición indica la emergencia de control voluntario; por lo tanto las
alteraciones de los mismos suguieren alteraciones en el desarrollo de la motricidad
(dispraxias). Un ejemplo de estos reflejos es el TCA. Reflejo postural desencadenado por
cambios de posición de reposo. El bebe tiene la cabeza rotada hacia un lado u otro, el brazo
correspondiente al lado hacia el que gira la cabeza está extendido y el otro se reflexiona. Este
reflejo posibilita que la mano se constituya en un objeto que se cruza con la mirada
frecuentemente, lo que posibilitara la coordinación visomanual, indispensable para actividades
cotidianas como la escritura.
Entre los 4 y 6 años, el niño logra que el trípode manual (postura que adoptan los dedos
pulgar, índice y medio para sostener el lápiz) disponga de los movimientos finos de flexion-
extension que permiten el dibujo y la escritura.
Evolución: los dedos de la mano podrán juntarse, tocarse y explorarse en el mes de vida, para
agarrar un cubo de un par de centímetros con la cavidad palmar a los 4 o 5 meses. A los 6
meses pueden tomar un terrón de azúcar. A los 8 y 9 meses, los dedos y el pulgar funcionan en
oposición para conferir eficacia a la técnica de tenaza de agarrar y retener objetos. El 25% de
los niños dirigen su mano hacia el objeto a los 3 meses y medio y el 95% lo logra a los 5 meses
y medio; el 95% a los 8 meses y medio puede pasar un objeto de una mano a otra, a los 7
meses y medio puede retirar un pañuelo de la cara, a los 10 logra la pinza inferior y a los 13 la
superior. Casi todos logran a los 21 meses pasar las páginas de un libro, a los 22 hacer
garabatos, a los 23 constituir una torre de 4 cubos y a los 26 sacar la tapa de una lapicera.
Al inicio de la vida, el movimiento es por acciones reflejas generalizadas que van haciéndose
más específicas hasta lograrse la independencia segmentaria del cuerpo: la independencia de
las extremidades inferiores respecto del tronco, el brazo respecto del tronco, el antebrazo
respecto del brazo, la mano respecto del antebrazo, hasta llegar a la independización de los
dedos. Aquí cobra importancia la gnosia digital, que permite el reconocimiento de los dedos al
tacto. Esto brinda retroalimentación propioceptiva para el control de los mismos en el acto de
prensión de herramientas (lápiz). Las disgnosias digitales, de alta prevalencia en los niños con
trastornos de aprendizaje, suelen dificultar el proceso de inicio en el cálculo, obstaculizaran
una de las estrategias de conteo más difundidas (contar con los dedos).
Los primeros grafismos del niño (18 meses), son garabatos y es un juego motor. Los ejecuta
por amplios movimientos sin control en la dirección de las agujas del reloj, o en dirección
inhibitoria según si utiliza la mano derecha o izquierda. Tampoco hay coordinación visomotriz.
A los 20 meses se independiza el codo y aparecen movimientos de vaivén que dan lugar al
movimiento circular. Hay un placer por rayar y los grafismos carecen de sentido; esta etapa se
llama garabato innominado.
A 2 años y medio, tiene mayor control de la muñeca y del movimiento de pinza pudiendo
realizar trazos independientes. Sigue los movimientos de la mano con su mirada, aunque el
acto motor es independiente del acto visual. Le asignan significado a lo que realizan; garabatos
denotados.
a los 4 años y medio aparece el garabato denominado, el niño proyecta lo que va a dibujar y lo
anuncia. Comienza a dibujar formas y figuras esquemáticas cada vez más diferenciadas, la
conducta motriz va madurando al mismo tiempo que la sensorial. El movimiento es una
condición para la percepción.
El intento de los dibujos sean algo del mundo circundante, da la pauta de que la expresión ha
comenzado a transformarse en representación. Comienza a dibujar palabras; cuando el niño
comienza a escribir intenta que las palabras se parezcan a las cosas que nombra; palabras
largas para cosas grandes y palabras cortas para cosas pequeñas.
Para que haya producción escrita no alcanza con que la mano este desarrollada para la
escritura. La que escribe no es la mano es el cerebro, a través del desarrollo de ciertas áreas
que deben crear un código comunicacional escrito. El aprendizaje de la escritura requiere un
proceso de construcción personal y como producto de un desarrollo socio-histórico, también
requiere la apropiación de aspectos normativos para lo que es indispensable que nociones
derivativas de la somatognosia estén indemnes. Como la discriminación derecha-izquierda,
indispensable para el establecimiento de la dirección de la lectoescritura o la identificación de
letras que difieren por su orientación espacial como la b y la d.
Para escribir, quien lo hace tiene que conocer y respetar la convenciones sociales para la
lengua escrita, por ejemplo: la dirección de la escritura (arriba-abajo, izquierda-derecha).para
esto se deben dar varios procesos de complejos de autocontrol, planificación y monitorizacion,
desde el la motricidad (coordinación ojo-mano, prensión con fuerza adecuada, posición del
cuerpo y del soporte gráfico) y desde el conceptual, se debe tener control sobre la forma de
expresión de lo que se piensa para que sea comprensible, para que sea representativo lo que
se piensa.
La escritura es un acto novedoso cada vez que se encara; acto creativo con una idea directriz
que debe conservarse. A veces puede verse empañado el resultado de por la necesidad de
detenerse o prestar excesiva atención a aspectos que no logran automatizarse lo suficiente: si
el control motor sobre la acción grafica debe mantenerse en el plano consciente todo el
tiempo no ha llegado a constituirse en un praxia acabada, se restan recursos cognitivos a la
tarea de producir un texto lógico y lingüísticamente organizado, el producto deja de ser
pragmático desde la comunicación de ideas.
Esta falla no tiene ninguna relación con déficit sensoriales primarios (hipoacusia); el niño
escucha bien, pero du cerebro no es capaz de procesar adecuadamente la información de los
fonemas.
(omisiones), supresión de una o varias letras en la lectura o escritura. Pueden aparecer en una
sola modalidad y no en otra, en este caso se debe descartar fallas en la articulación de la
palabra que no se deben a disfunciones de la corteza. (agregados), añadido de letras o
combinaciones de estas o repetición de letras o silabas. (disociaciones), segmentación
inadecuada de palabras.
Deletreo alterado de la palabra oída, que deriva fallas en el procesamiento segmentario de los
sonidos lingüísticos a nivel cortical (conciencia fonológica). Fracaso en tareas de encontrar
“palabras que empiezan como…”, diferenciación de palabras que difieren en un solo fonema
como pala/bala.
Dificultades para hacer rimas simples, para recitar el alfabeto, fusión o mala separación de
palabras en oraciones dictadas. Repetición alterada dependiendo de la familiaridad de la
palabra y su longitud. Y mejor rendimiento cuando la enseñanza es global que cuando es
fonética.
Dificultad en el desarrollo del lenguaje, con alteraciones en la sintaxis y el uso adecuado de las
palabras en la expresión espontanea. Son rasgos sintomáticos secundarios de un trastorno del
desarrollo del lenguaje.
Dislexias-disgrafías disguestalticas:
Modificación de la secuencia correcta de las letras o palabras, leidas o escritas. “Las por sal”
(inversiones). Supresión de una o varias letras en la lectura o escritura (omisiones).
Falla en la asociación entre el grafema y fonema, no reconocen los errores cometidos, posible
antecedente de falta de “lectura” iconográfica temprana; (etapa logografica).
Identificación errónea de las palabras escritas que llevan a la alteración de la comprensión del
texto, la dishabilidad comprensiva es solo con respecto a la lecto-escritura. Fallas en la
denominación correcta de los grafemas. Mejor rendimiento cuando la metodología de
enseñanza es sintética que global.
Se pueden deletrear una palabra escrita pero no se la puede leer completa. Fallas en la
simultaneidad y no en la secuencia; ( disgnosias de integración).
Fusión: “nelagua” por “en el agua” omisión: “for” por “flor”, “futas” por “frutas”
Confusión: “coro” por “color” sustitución de palabras: “soy” por “se llama”
En los niños hay una dificultad de escribir correctamente las palabras aun teniéndolas escritas
para su copia. El indicador de que se trata de un proceso disléxico es que esta conservada la
dimensión sintáctica. En la sustitución de palabras, “soy“ por “se llama”; el resultado es
gramaticalmente incorrecto, pero no hay alteración semántica pura pues la palabra sustituta
pertenece al campo semántico de la que se dictó.
Es difícil que los niños tengan signos tan puros de déficit lingüísticos o visomotores. La mayoría
de los pacientes manifiestan alteraciones en la discriminación lateral, disgnosias digitales,
manejo espacial pobre u otras alteraciones del esquema corporal, lo que hace pensar que el
conjunto de signos y síntomas tiene causas más complejas. No siempre la inversión o
sustitución de letras en la palabra se debe a la falla de la memoria secuencial auditiva o a
trastornos visoespaciales exclusivamente. La primera aproximación al diagnostico diferencial
es el árbol de decisión diagnostica.
RAE: ortografía (palabra que procede del griego orthos, correcto y graphos, escribir). Es el
conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua; forma correcta de escribir. Su
punto de partida es la gramática normativa, que da reglas para el adecuado uso de las letras y
otros signos de escrituras.
La ortografía se basa en la aceptación de un criterio común para los usuarios de una lengua, de
manera que se mantenga la unidad de expresión escrita y su resultado directo, que es la
posibilidad de compartir un código que haga posible la comunicación.
Viso-audio-motor: el alumno ve y lee una palabra, la pronuncia en voz alta o la oye pronunciar,
y luego la escribe. Integran dos modalidades sensoriales.
Explicar Discalculia:
Los niños con problemas disléxicos, suelen tener también trastornos específicos del
cálculo: discalculia. El cálculo es una habilidad altamente compleja. El trastorno afecta al
aprendizaje de los conocimientos aritméticos básicos de la adición, sustracción,
multiplicación y división. Incluye varias etapas, la primera es el reconocimiento del
símbolo numérico gráfico y su correspondencia fonemica o viceversa. Cuando este
reconocimiento falla, las restantes etapas del procesamiento numérico, no son posibles.
También participan procesos de producción de la caligrafía y ortografía numérica y
algebraica (dislexias y disgrafía numérica).
Anaritmetia: trastorno que incluye fallas en el concepto de las operaciones básicas, fallas
de la función ejecutiva en tanto alteraciones en la planificación de procesos complejos que
implican una secuencia, fallas en la memoria de trabajo y en la memoria semántica
automática.