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CATÓLICA DE CHILE
Departamento de Ingenierı́a
Estructural y Geotécnica
Dinámica de suelos
ICE-3663
Esteban SÁEZ
Perı́odo :
Versión :
Índice general
1. Introducción general 1
1.1. Problemas de vibraciones en suelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
1.2. Vibraciones asociadas a faenas constructivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.3. Vibraciones inducidas por explosiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.4. Vibraciones inducidas por tráfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.5. Ingenierı́a sı́smica y sismologı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
2. Propagación de ondas 9
2.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
2.2. Propagación de ondas unidimensional (1D) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
2.2.1. Vibración en vigas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
2.2.2. Vibración longitudinal de un viga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2.2.2.1. Resolución de la ecuación diferencial parcial homogénea . . . . . . . . 12
2.2.2.2. Descomposición en modos de vibrar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
2.2.2.3. Ejemplo: hincamiento de un pilote . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
2.2.2.4. Bordes absorbentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
2.2.3. Vibración torsional en vigas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
2.2.3.1. Ecuación homogénea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
2.2.3.2. Modos de vibrar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
2.2.4. Vibración de corte en vigas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
2.2.4.1. Caso de corte puro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
2.2.5. Disipación de energı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
2.2.6. Aplicación: ensayo de columna resonante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
2.2.6.1. Ecuaciones de movimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.2.6.2. Vibraciones forzadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
2.2.6.3. Estimación del amortiguamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
2.2.6.4. Resultados del ensayo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
2.3. Propagación de ondas 2D y 3D . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
2.3.1. Propagación de ondas en un medio elástico e isótropo . . . . . . . . . . . . . . 28
2.3.2. Ondas planas monocromáticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
2.3.3. Reflexión y refracción de ondas en una interfaz . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
2.3.4. Propagación de ondas en un medio elástico semi-infinito . . . . . . . . . . . . . 32
2.3.4.1. Onda SH en un medio semi-infinito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
2.3.4.2. Onda SH en estrato de espesor finito sobre medio semi-infinito . . . . 33
2.3.4.3. Onda SH en espacio estratificado horizontalmente sobre un medio
semi-infinito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
2.3.4.4. Ondas de superficie en un semi-espacio homogéneo . . . . . . . . . . . 38
2.3.5. Incorporación del amortiguamiento visco-elástico . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
5. Licuación 81
5.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
5.2. Algunos ejemplos de los efectos de la licuación en infraestructura . . . . . . . . . . . . 83
5.2.1. Pérdida o reducción de la capacidad de soporte debido a la licuación . . . . . . 83
5.2.2. Subsidencia de terraplenes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
5.2.3. Flotación de estructuras enterradas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
5.2.4. Desplazamiento lateral de muros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
5.2.5. Extensión lateral del terreno (Lateral spreading) . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
Índice general iii
Introducción general
Índice
1.1. Problemas de vibraciones en suelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
1.2. Vibraciones asociadas a faenas constructivas . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.3. Vibraciones inducidas por explosiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.4. Vibraciones inducidas por tráfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.5. Ingenierı́a sı́smica y sismologı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
2 1.1. Problemas de vibraciones en suelos
conducen a ciertas inestabilidades en el suelo que pueden inducir fallas o daños en estructuras
(e.g., sismo)
si las cargas son excepcionalmente fuertes como en el caso de explosiones o impactos, las defor-
maciones pueden ser mucho mayores (γ > 10−2 )
columna resonante
ensayos triaxiales
corte simple
cilindro hueco
tabla vibrante
Figura 1.1: Rangos de deformaciones de corte γ para varios problemas. Dispositivos experimentales
relacionados (adaptada de Semblat and Pecker (2009))
Desde un punto de vista analı́tico, el problema se puede tratar como un problema de propagación
de ondas unidimensional. Cuando la masa golpea el pilote, se origina una onda de carga y otra de
descarga en el elemento. Si se desprecia la fricción lateral, cada vez que la onda alcanza el extremo
inferior del pilote parte de la energı́a es parcialmente trasmitida al suelo y otra es reflejada. Ası́, en la
medida que se van acumulando las reflexiones, se origina un patrón de ondas complicado al interior
del elemento. Si se considera la fricción lateral, el problema se vuelve aún más complejo por pérdida
lateral de energı́a.
4 1.2. Vibraciones asociadas a faenas constructivas
En términos generales, los órdenes de magnitud de las distintos aspectos asociados al problema de
hincamiento de un pilote son:
Desplazamientos: desde algunos milı́metros hasta varias decenas de centı́metros por golpe
El objetivo de la compactación dinámica es aumentar la densidad del suelo hasta 4 ó 6 [m] por
debajo del nivel de aplicación (Fig.1.2b). En términos simples, la técnica consiste en dejar caer un gran
masa (de varias toneladas) sobre el suelo desde una altura considerable (10 a 40[m]). Por ejemplo,
la compactación dinámica puede llegar a aumentar el módulo de reacción de dos a tres veces. Los
parámetros fundamentales que controlan el proceso son: el espesor de la capa de suelo a compactar,
la naturaleza del suelo (permeabilidad), la masa empelada, la velocidad de impacto y el tiempo entre
impactos sucesivos (shock steps).
Desde el punto de vista analı́tico el problema no es simple, ya que el impacto produce un patrón
de ondas extremadamente complejo. En suelos secos, el impacto genera ondas transiente elásticas
ası́ como ondas de carga y descarga inelásticas. En efecto, es justamente la componente inelástica del
problema la que induce la compactación. En el caso de suelos saturados, se produce la generación de
ondas de presión a través del fluido intersticial. De hecho, el incremento de presión de poros puede ser
tal que produzca un colapso del esqueleto sólido, induciendo una reorganización completa del material.
En relación a los parámetros, los valores usuales son del orden de:
Frecuencia: 10 a 80[Hz]
Fuerza: 50 a 200[kN]
Figura 1.3: Ejemplos de vibraciones inducidas por explosivos: tronadura en mina El Teniente
(http://www.editec.cl)
Figura 1.4: Ejemplos de vibraciones inducidas por tráfico: modelación BEM-FEM de la interacción
dinámica túnel-suelo en el metro de Londres
(http://www.mssmat.ecp.fr/-Seminaires-MISS,327-)
Deslizamientos
Interacción
suelo-estructura Estabilidad
de obras
Roca
Suelo
Falla
En este curso abordaremos sólo el segundo y tercer caso. En particular, en el segundo caso, es
fundamental estudiar las condiciones geológicas locales ası́ como la geometrı́a ya que influencia direc-
tamente a la propagación de ondas en los suelos. En efecto, como consecuencia de fenómenos complejos
de reflexión y difracción (§2.3.3), las ondas sı́smicas pueden ser amplificadas en depósitos aluviales o
en irregularidades topográficas. Desde el punto de vista del diseño, la mayor parte de los reglamentos
de diseño sı́smicos están basados en análisis simplificados de propagación de ondas unidimensional en
suelos estratificados horizontalmente. Sin embargo, ciertas condiciones locales requieren ser estudiadas
en detalle experimental o numéricamente.
El análisis de problemas de interacción dinámica suelo-estructura, si se considera, se efectúa me-
diante hipótesis muy simplificadoras. Sin embargo, la influencia de la flexibilidad del suelo en el
comportamiento dinámico de la estructura no es un problema sencillo y puede ser relevante. Veremos
en §6 en detalle este fenómenos ası́ como su tratamiento computacional.
El rango de deformaciones para el cual es suelo se comporta elásticamente es muy pequeño. En
efecto, en el caso de sismos capaces de inducir daño en estructuras, la mayor parte de los suelos
se comportarán en forma inelástica. De hecho, fenómenos tan complejos como la licuación (§5.1)
pueden ocurrir. Existen muchas formas de abordar el problema del comportamiento dinámico inelástico
del suelo. En este curso, sólo veremos algunos métodos relativamente sencillos adaptados al estudio
de propagación de ondas en un sitio dado. Abordaremos la descripción y modelación detallada del
comportamiento del suelo en otros cursos de la especialidad.
Los órdenes de magnitud de las variables asociadas a la problemática sı́smica son los siguientes:
Propagación de ondas
Índice
2.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
2.2. Propagación de ondas unidimensional (1D) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
2.2.1. Vibración en vigas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
2.2.2. Vibración longitudinal de un viga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2.2.3. Vibración torsional en vigas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
2.2.4. Vibración de corte en vigas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
2.2.5. Disipación de energı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
2.2.6. Aplicación: ensayo de columna resonante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
2.3. Propagación de ondas 2D y 3D . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
2.3.1. Propagación de ondas en un medio elástico e isótropo . . . . . . . . . . . . . . 28
2.3.2. Ondas planas monocromáticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
2.3.3. Reflexión y refracción de ondas en una interfaz . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
2.3.4. Propagación de ondas en un medio elástico semi-infinito . . . . . . . . . . . . . 32
2.3.5. Incorporación del amortiguamiento visco-elástico . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
10 2.1. Introducción
2.1. Introducción
En este capı́tulo presentaremos los elementos fundamentales de propagación de ondas mecánicas
en medios homogéneos. Comenzaremos por una descripción del fenómeno sobre la base de la propa-
gación de ondas unidimensional (1D) en vigas infinitas. Veremos algunos ejemplos de aplicación de la
teorı́a de propagación de ondas 1D. Continuaremos estudiando la propagación de ondas elásticas en el
espacio general tridimensional (3D), donde veremos aparecer propiedades que no existen en el caso 1D.
Introduciremos algunos aspectos especialmente relacionados a la resolución numérica del problema de
propagación de ondas. En seguida, orientaremos la presentación a la determinación de las funciones de
transferencia de depósitos aluviales, para lo cual presentaremos el problema de reflexión y transmisión
de ondas planas en interfaces entre materiales.
pequeñas transformaciones
Bajo estas hipótesis, la cinemática de las deformaciones de la viga puede ser completamente descrita
a través del desplazamiento del eje neutro más la rotación de la sección plana.
b
b b
x
es u
b
b
x0
b
p u0
b
p0
et
er
u(r, s, t) = x − p = x0 − p0 + ω 0 ∧ (s es + t et )
= u0 (r) + ω 0 (r) ∧ p − p0 (r) (2.3)
A partir de la descripción cinemática continua anterior, existen diversas formas de derivar las
ecuaciones de equilibrio dinámico de una viga, por ejemplo mediante el principio de desplazamientos
virtuales. Con el fin de simplificar los aspectos matemáticos de la presentación, veremos en las secciones
siguientes la derivación de las ecuaciones dinámicas de las componentes axiales, torsionales y de corte
mediante simples consideraciones de equilibrio. Sin embargo, vale la pena aprovechar la descripción
anterior para descomponer las fuerzas V y momentos M internos de la viga:
Z
V = σ.er dS (2.4)
ZS n o
M = p − p0 ∧ σ.er dS (2.5)
S
donde σ es el tensor de esfuerzos de la viga. Las fuerzas anteriores se suelen descomponer como:
V = N er + V1 es + V2 et (2.6)
M = Mt er + M1 es + M2 et (2.7)
∂N
N+ ds + (f − fI ) ds − N = 0 (2.8)
∂s
donde f es la densidad de fuerza externa axial (la gravedad por ejemplo), fI las fuerzas de inercia y
ds la longitud del segmento infinitesimal.
Sea A la sección transversal de la viga y ρ la densidad de masa. Sea u el desplazamiento axial de
la viga, entonces las fuerzas de inercia puede ser evaluadas como:
12 2.2. Propagación de ondas unidimensional (1D)
ds
fI
N
∂N
N+ ∂s ds
f
fI = ρ A ü (2.9)
Para resolver (2.8) es necesario algún modelo constitutivo para la viga sometida a carga axial.
Asumiendo comportamiento lineal elástico y pequeñas deformaciones, es posible emplear:
∂u
N =EA (2.10)
∂s
donde E es el modulo de elasticidad de la viga. Introduciendo el modelo constitutivo y la expresión
para fI en (2.8) se obtiene:
∂2u E ∂ ∂u f
2
− A = (2.11)
∂t ρA ∂s ∂s ρA
En términos generales, la sección transversal podrı́a variar a lo largo de la viga (A = A(s)). Sin
embargo, si la sección transversal es constante se obtiene:
∂2u E ∂2u f
− = (2.12)
∂t2 ρ ∂s2 ρA
∂2u 2
2 ∂ u
(s, t) − c (s, t) = 0 (2.13)
∂t2 ∂s2
donde c corresponde a la velocidad longitudinal de propagación de onda 1D:
s
E
c= (2.14)
ρ
Algunos valores usuales para c son (Semblat and Pecker, 2009):
acero: c = 5200[m/s]
hormigón: c = 3600[m/s]
s
ξ = t− (2.15a)
c
s
η = t+ (2.15b)
c
Capı́tulo 2. Propagación de ondas 13
∂u
(ξ, η) = 0 (2.16)
∂ξ∂η
Integrando dos veces, se obtiene:
u(t, s) = u1 (s − c t) + u2 (s + c t) (2.19)
que es una forma completamente equivalente a (2.18). La solución anterior puede ser interpretada
como la superposición de dos ondas, con amplitudes u1 y u2 , velocidad de propagación c, en dirección
s > 0 y dirección s < 0, respectivamente. Durante la propagación, ambas ondas mantienen la misma
forma (Fig.2.3), lo que permite llamarlas no disipativas.
u2 (s + c t)
u1 (s − c t)
Z
1 1 s
u1 (s) = u(s, 0) − u̇(β, 0) dβ + a (2.22a)
2 2c 0
Z s
1 1
u2 (s) = u(s, 0) + u̇(β, 0) dβ − a (2.22b)
2 2c 0
∂u
σ=E = E u′1 (s − ct) + u′2 (s + ct) = h1 (s − ct) + h2 (s + ct) (2.23)
∂s
Entonces, el esfuerzo axial σ está originado por la superposición de dos ondas no disipativas h1 y
h2 , que se propagan en dirección s > 0 y en dirección s < 0, respectivamente. Se suele escribir estos
esfuerzos en función de la velocidad de las partı́culas u̇1 y u̇2 :
Las constantes A y B son a determinar dependiendo de las condiciones de borde. Consideremos por
ejemplo el caso de una viga cantilever (Fig.2.4), encastrada en el extremo izquierdo (s = 0). Entonces,
las condiciones de borde del problema son:
X(0) = 0
(2.29)
N (L) = E A dX (L) = 0
ds
donde L es el largo de la viga. La primera condición impone que A = 0, la segunda se resume a:
ωL
cos =0 (2.30)
c
Las frecuencias que satisfacen (2.30) se conocen como frecuencias fundamentales de la viga canti-
lever y están dadas por:
πc
ωk = (2k − 1) (2.31)
2L
Capı́tulo 2. Propagación de ondas 15
La solución en términos de los modos de vibrar puede ser escrita como una superposición de una
onda propagándose en la dirección positiva y otra en la dirección negativa. Empleando identidades
trigonométricas, para cada modo k se obtiene:
πs
uk (s, t) = Bk sin (2k − 1) cos(ωk t)
2L
Bk π B π
k
= sin (2k − 1) (s − ct) + sin (2k − 1) (s + ct) (2.34)
2 2L 2 2L
Para el caso general no homogéneo (2.12), la solución también puede ser escrita como la superpo-
sición de los modos propios:
∞
X
u(s, t) = Xk (s) qk (t) (2.35a)
k=1
X∞
f (s, t) = Xk (s) fk (t) (2.35b)
k=1
Introduciendo las expresiones (2.35a) y (2.35b) en el caso general (2.12) y empleando la propiedad
de ortogonalidad (2.33), el sistema para determinan las qk (t) soluciones queda:
Cada una de las k-ésimas ecuaciones anteriores puede ser interpretada como un grado de libertad
del problema. La gran diferencia con respecto a problemas discretos usuales, como los provenientes de
un problema de elementos finitos por ejemplo, en lugar de grados de libertad finitos existen infinitos
grados de libertad por tratarse de una descripción de tipo continua del problema. Veremos en lo que
sigue un par de aplicaciones ligadas a la dinámica de suelos.
El impacto generará únicamente una onda que se propagará hacia el extremo inferior del pilote
(dirección s > 0). Luego, seleccionando sólo la componente que tiene sentido fı́sico en este caso en
(2.23), se obtiene:
σ(s, t) = g1 (s − c t) (2.38)
Luego, imponiendo la condición de borde en s = 0:
ω
σ(0, t) = σ0 (t) = g1 (−c t) g1 (−c t) = −A sin( c t)
→
c
Entonces, el campo de esfuerzos en la pila debido al impacto resulta:
ω
σ(s, t) = −A sin (c t − s) (2.39)
c
En t = ωπ , el impacto ha terminado (Fig.2.5) y la onda de esfuerzo se propaga hacia abajo a través
del pilote. La onda alcanzará el extremo inferior en t = Lc .
σ0 (t) = −A sin(ωt)
σ
πc
2ω
A σ(s, ωπ )
σ(s, Lc )
Figura 2.5: Distribución axial del esfuerzo de compresión en la pila (adaptada de Semblat and Pecker,
2009)
Una vez que la onda de compresión alcanza el extremo inferior en t = Lc , la onda incidente
generará una onda reflejada u2 (s, t) y el esfuerzo correspondiente σ2 (s, t). Las caracterı́sticas de dichas
reflexiones dependerán del tipo de condición de borde en s = L. Los dos casos extremos son:
Extremo fijo: ocurre cuando el pilote penetra hasta un estrato de roca firme. En dicho caso se
impone la condición de desplazamiento nulo para todo tiempo: u(L, t) = 0 ∀ t.
Borde libre: ocurre cuando el extremo inferior del pilote se encuentra en una capa de suelo
extremadamente blanda. En dicho caso, la fuerza en el extremo s = L puede considerarse como
nula para todo tiempo: N (L, t) = 0 ∀ t
Luego, el esfuerzo de compresión σ1 es reflejado como una onda de compresión σ2 con idéntica
amplitud. Durante la fase de reflexión ( Lc ≤ t ≤ Lc + ωπ ), ambas contribuciones se suman. Para tiempos
Capı́tulo 2. Propagación de ondas 17
posteriores sólo existe la onda reflejada, que se propaga hacia el extremo superior del pilote donde
experimentará una segunda reflexión. Cada una de las componentes, tiene por ecuación:
ω
σ1 (s, t) = −A sin (c t − s) (2.41a)
c
ω ωL
σ2 (s, t) = −A sin (c t + s) − 2 (2.41b)
c c
En sı́ntesis, los esfuerzos totales de compresión axial hasta antes de la segunda reflexión se pueden
escribir como:
0≤t≤ L : σ(s, t) = σ1 (s, t)
L c
<t≤ L+ π
: σ(s, t) = σ1 (s, t) + σ2 (s, t) (2.42)
c c ω
L+π <t≤ 2L
: σ(s, t) = σ2 (s, t)
c ω c
σ σ
L L
σ1 σ2 σ σ σ1
σ2
s s
(a) Caso borde fijo (b) Caso borde libre
L π 2L
Figura 2.6: Distribución de esfuerzos durante la reflexión en el extremo inferior: c + ω < t ≤ c
(adaptada de Semblat and Pecker, 2009)
o en forma equivalente:
luego, integrando:
u1 (L − c t) = u2 (L + c t) (2.45)
En consecuencia, la onda de compresión incidente σ1 (s, t) se refleja como una onda de tracción con
la misma amplitud, propagándose hacia el extremo superior del pilote. Las expresiones para cada una
18 2.2. Propagación de ondas unidimensional (1D)
ω
σ1 (s, t) = −A sin (c t − s) (2.46a)
c
ω ωL
σ2 (s, t) = +A sin (c t + s) − 2 (2.46b)
c c
donde el signo + se emplea para indicar que se trata de una onda de tracción. Superponiendo las
contribuciones, hasta justo antes de la segunda reflexión, se obtiene las mismas expresiones genéricas
(2.42). La situación en el caso de borde libre se representa esquemáticamente en la Fig.2.6b.
s
→∞
L
(a) Modelo finito de longitud L
L
(b) Borde absorbente
∂Mt
Mt + ds + (mt − mI ) ds − Mt = 0 (2.52)
∂s
donde mt es la densidad longitudinal de momento de torsión externo y mI las fuerzas de inercia de
torsión:
mI = ρ J θ̈ (2.53)
ds
mI
Mt
mt
∂Mt
Mt + ∂s ds
Tal como para el caso axial, la resolución del problema requiere una hipótesis en cuanto al com-
portamiento del material. Por ejemplo, en el caso de la elasticidad infinitesimal se tiene:
∂θ
Mt = µJ (2.54)
∂s
donde µ es el módulo de corte del material. Introduciendo la relación constitutiva previa en (2.52) se
obtiene:
∂2θ µ ∂2θ mt
2
− 2
= (2.55)
∂t ρ ∂s ρJ
Desde un punto de vista matemático, la ecuación anterior es completamente equivalente a (2.12)
y sólo cambia el sentido fı́sico de los parámetros.
∂2θ ∂2θ
2
(s, t) − Vs2 2 = 0 (2.56)
∂t ∂s
donde Vs es la velocidad de propagación de la onda de corte definida como:
20 2.2. Propagación de ondas unidimensional (1D)
r
µ
Vs = (2.57)
ρ
Alguno valores usuales de Vs son (Semblat and Pecker, 2009):
Acero: Vs = 3100[m/s]
Hormigón: Vs = 2200[m/s]
Arena: Vs = 200 − 400[m/s]
En forma completamente análoga a la presentada en §2.2.2.1, se puede demostrar que la solución
de la ecuación diferencial homogénea es de tipo:
θ(s, t) = θ1 (s − Vs t) + θ2 (s + Vs t) (2.58)
que corresponde a la superposición de dos ondas, una de amplitud θ1 que se propaga en la dirección
s > 0 y otra de amplitud θ2 , propagándose en dirección s < 0. Ambas ondas no cambian de forma
durante la propagación, por lo que son de tipo no disipativas.
πVs
ωk = (2k − 1) (2.63)
2L
y los modos propios correspondientes son:
h πs i
Θk (s) = sin (2k − 1) (2.64)
2L
Estos modos satisfacen la misma condición de ortogonalidad que los correspondientes a los modos
longitudinales (2.33). Por lo tanto, la solución general puede ser obtenida por superposición de los
modos:
∞
X
θ(s, t) = Θk (s) qk (t) (2.65a)
k=1
X∞
mt (s, t) = Θk (s) mkt (t) (2.65b)
k=1
Capı́tulo 2. Propagación de ondas 21
ds
M
V vI ∂M
mn vn M+ ∂s ds
∂V
V + ∂s ds
∂V
+ vn − ρ A ü = 0 (2.67)
∂s
donde u es el desplazamiento transversal y vn la densidad de fuerzas de corte externas. En la expresión
anterior, las fuerzas de inercia vI han sido reemplazadas por ρ A ü. Imponiendo a continuación la
condición de equilibrio de momentos, considerando sólo los términos de primer orden, se obtiene:
∂M
V =− − mn (2.68)
∂s
Adicionalmente a las ecuaciones de equilibrio (2.67) y (2.68), se requieren relaciones constitutivas
para el corte y la flexión para poder resolver el problema. Estas relaciones constitutivas relacionan la
fuerza de corte y el momento flector con las deformaciones de corte y la rotación θ. Si el material es
lineal elástico y se trabaja en el rango de pequeñas deformaciones, estas relaciones son:
∂u
V = µ Av −θ (2.69)
∂s
∂θ
M = EI (2.70)
∂s
manteniendo la notación para el módulo de corte µ. Av es el área de corte de la sección transversal e
I la inercia a la flexión de la sección de la viga. Reemplazando las expresiones anteriores en (2.67) y
(2.68) se obtienen las ecuaciones diferenciales que definen al desplazamiento transversal u.
22 2.2. Propagación de ondas unidimensional (1D)
∂u
V = µA (2.71)
∂s
y la ecuación diferencial que describe al movimiento queda:
∂2u µ ∂2u vn
2
− 2
= (2.72)
∂t ρ ∂s ρA
que conduce a una ecuación homogénea muy similar a (2.12). En este caso, la velocidad de propagación
de la onda de corte Vs se define como:
r
µ
Vs = (2.73)
ρ
En comparación al caso de vibración longitudinal, la mayor diferencia radica en la dirección del
movimiento. En el caso longitudinal, la dirección de propagación coincide con el movimiento. En el
caso de vibraciones de corte, el movimiento es perpendicular a la dirección de propagación de la onda.
vibraciones libres
vibraciones forzadas
cámara
triaxial
Bobina Acelerómetro
de suelo
muestra
l
∂2θ 2
2∂ θ
= Vs (2.74)
∂t2 ∂x2
donde θ es el ángulo de rotación de la sección transversal de la muestra
q a una distancia x desde su
base y Vs es la velocidad de propagación de la onda de corte (VS = µρ ). La solución general de la
ecuación anterior se escribe:
ωx ωx
θ = C1 cos + C2 sin (D1 cos ωt + D2 sin ωt)
Vs Vs
ωx ωx
= C1 cos + C2 sin F (ωt) (2.75)
Vs Vs
∂θ ω ωl
(x = l) = C2 cos F (ωt) = 0
∂x Vs Vs
ωl
cos = 0 (2.77)
Vs
π
que tiene como solución los múltiplos impares de 2:
π Vs
ωn = 2πfn = (2n − 1) (2.78)
2 l
de forma que la solución general se escribe:
X
ωn x
θ(x, t) = Cn sin F (ωn t) (2.79)
n
Vs
1 π Vs Vs π
f1 = = → ω1 = Vs (2.80)
2π 2 l 4l 2l
de forma que el primer modo corresponde a un cuarto de longitud de onda para f1 . También es posible
asociar esta frecuencia al módulo de corte:
∂θ π π
γ=r = C1 cos x F (ω1 t) + . . . (2.82)
∂x 2l 2l
donde r es la distancia radial sobre la sección con respecto al eje de rotación. Si suponemos que la
amplitud de la rotación en x = l es θ0 y consideramos sólo la contribución del primer modo se obtiene:
πx
r π θ0 Vs π
γ= cos F t = γ(x, r, t) (2.83)
2 2l 2l 2l
por lo tanto la distorsión resulta dependiente de la distancia al eje r, de la ubicación relativa x y del
tiempo. Esta dependencia dificulta la interpretación del ensayo. Veremos en la sección siguiente que
seleccionando de forma adecuada los parámetros de excitación se simplifica la interpretación.
∂2θ ∂θ
− J0 2
(x = l) = G Jp (x = l) (2.84)
∂t ∂x
Con respecto a la solución general (2.75), considerando que el giro es nulo en x = 0, se obtiene
directamente que C1 = 0. La primera y segunda derivada respecto del tiempo resultan:
Capı́tulo 2. Propagación de ondas 25
∂θ ωx
= C2 sin ω F ′ (ωt) (2.85)
∂t Vs
∂2θ ωx
= C2 sin ω 2 F ′′ (ωt) (2.86)
∂t2 Vs
J¯
pn tan (pn ) = (2.88)
J0
donde pn , n = 1 . . . ∞ son las raı́ces correspondientes.
En resumen, el ensayo se puede realizar en las siguientes etapas:
Dada la geometrı́a y las propiedades de los materiales, las constantes J¯ y J0 son conocidas.
Luego, se puede resolver la ecuación (2.88) y obtener ası́ la primera raı́z p1 (modo fundamental).
f1 f [Hz]
θ0
C2 = (2.91)
sin(p1 )
y por lo tanto las distorsiones son una función de la posición en la muestra x, de la posición en la
sección transversal r y del tiempo t:
26 2.2. Propagación de ondas unidimensional (1D)
p x
r θ 0 p1 1 p1 Vs
γ(r, x, t) = cos F (2.92)
sin(p1 ) l l l
En el caso de vibraciones libre, J0 es muy cercano a cero y el valor de p1 tiende a π2 .
Si J0 es mucho más grande que J, ¯ el producto p1 tan(p1 ) tiende a cero y el valor de p1 es muy
pequeño. En dicho caso, la expresión (2.92) se simplifica a:
θ0 p1 Vs
γ(r, t) = r F (2.93)
l l
de forma que la dependencia de x desaparece. En general, se opta por tomar un valor de γ promedio en
la sección por ejemplo tomando r = d3 , donde d es el diámetro de la muestra. Las variaciones de θ y γ
con la posición en la muestra x se ilustran en la Fig.2.12. La ventaja de seleccionar un J0 >> J¯ es que
el valor de γ es aproximadamente constante al interior de la muestra, lo que simplifica la construcción
de curvas de Vs en función del nivel de distorsión γ.
x θ x θ
γ γ
J0 ≈ 0 J0 >> J¯
amplitud
xn
amplitud
b
xn+1
b
A√
max
2
t
∆f
frecuencias
(a) Vibraciones forzadas (b) Vibraciones libres
El ensayo de columna resonante es más fácil de ejecutar que un ensayo triaxial cı́clico y permite con-
trolar las condiciones de drenaje, la medición de la presión de poros e imponer niveles de confinamiento
distinto. El ensayo de torsión permite medir propiedades dinámicas de los suelos aproximadamente
en el rango de deformaciones de 10−6 (10−4 %) a 5 × 10−4 (0,05 %), sin embargo se puede llegar a
deformaciones más pequeñas en el caso de compresión. Algunos dispositivos más sofisticados (cilindro
hueco), permite medir hasta deformaciones de 10−2 (1 %). La ventaja de estos sistemas es últimos
sistemas es que impone una deformación mucho más uniforme al suelo.
Se acepta que el suelo permanece en rango razonablemente elástico hasta deformaciones del orden
de 10−4 . En este rango el test no destruye la muestra y los valores pueden ser comparados con
mediciones geofı́sicas in-situ. Como la determinación de las propiedades sólo depende del cálculo de
la frecuencia fundamental de la muestra y de la geometrı́a, este ensayo se considera más precisos que
otros que requieren medición de esfuerzos.
Las Fig.2.14a y Fig.2.14b muestran algunos resultados tı́picos del ensayo de columna resonante. La
curva de la Fig.2.14a muestra la degradación de la rigidez en función de la amplitud de la deformación
de corte, ası́ como el aumento de la presión de poros. La curva en la Fig.2.14b corresponde al incremento
del amortiguamiento con la distorsión. Ambas figuras ponen de manifiesto la naturaleza no lineal del
comportamiento del suelo. Veremos en §4.5 que este par de curvas es la forma más usual de representar
28 2.3. Propagación de ondas 2D y 3D
∂2u
div σ = ρ (2.97)
∂t2
Si el material es elástico e isótropo, el modelo del comportamiento para el material requiere sólo
dos parámetros independientes. Por ejemplo, seleccionando los parámetros de Lamé λ y µ, la relación
esfuerzo-deformación queda:
σ = λtr ε I + 2µ ε (2.98)
∂2u
(λ + µ) grad (div u) + µ △u − ρ =0 (2.99)
∂t2
donde △ corresponde al Laplaciano.
La solución general de esta ecuación puede ser obtenida descomponiendo el campo de desplaza-
mientos u como la suma de (descomposición de Helmholtz):
uφ = grad φ (2.100)
uχ = rot χ (2.101)
div χ = 0
Capı́tulo 2. Propagación de ondas 29
1 ∂2φ
△φ − = 0 (2.102)
vp2 ∂t2
1 ∂2χ
△χ − = 0 (2.103)
vs2 ∂t2
donde:
s r
λ + 2µ µ
vp = y vs =
ρ ρ
iω
(vp t−l.x)
φ = A e vp (2.104)
iω
(vs t−l.x)
χ = Be vs (2.105)
donde√ l es un vector unitario (klk = 1), l y B son ortogonales (l.B = 0) e i es la unidad imaginaria
(i = −1).
Si todas las componentes de l son reales, cada una de ellas representan los cosenos directores de
la dirección de propagación. En un instante t0 dado, el potencial φ es constante sobre todo el plano
de normal l (Fig.2.15). En otras palabras, la ecuación:
iω
(vp t−l.x)
fp = e vp (2.108)
iω
(vs t−l.x)
fs = e vs (2.109)
Ondas longitudinales
iωA
uφ = − fp l = AP fp l (2.110)
vp
Ondas transversales
iω
uχ = + fs B ∧ l (2.111)
vs
De acuerdo a las expresiones anteriores, en el caso de las ondas longitudinales el desplazamiento
ocurre en la misma dirección l de la propagación (Fig.2.16a). En el caso de las ondas transversal,
el desplazamiento ocurre en una dirección perpendicular B ∧ l a la propagación (Fig.2.16b). Si la
dirección de propagación no coincide con el eje vertical (l 6= ±ez ), siempre es posible descomponer el
movimiento originado por las ondas transversales en un movimiento sobre un plano horizontal y otro
sobre un plano vertical. Las ondas correspondientes al movimiento sobre el plano horizontal se dicen
SH y las sobre el plano vertical SV . Denotando por ASH y ASV las amplitudes de cada una de estas
componentes, se puede demostrar que:
iω B
uSH = ASH fs = q z fs (2.112)
vs lx2 + ly2
i ω lx By − ly Bx
uSV = ASV fs = q fs (2.113)
vs lx2 + ly2
(a) Ondas P
(b) Ondas S
ux = AP fp lx + ASV fs lz (2.114)
uy = ASH fS (2.115)
uz = AP fp lz − ASV fs lx (2.116)
De las relaciones anteriores se desprende que el desplazamiento a lo largo del eje ey está desacoplado
de los desplazamientos según ex y ez . Luego, el desplazamiento en la dirección y está únicamente
relacionado con la propagación de las ondas SH. Los desplazamientos en las direcciones x y z están
entonces asociados a la propagación de las ondas P y SV .
Finalmente, si la propagación es perfectamente vertical (l = ez ), el problema se vuelve unidi-
mensional, de forma que cada una de las componentes del desplazamiento está desacoplada de las
otras:
ux = ASV fs (2.117)
uy = ASH fs (2.118)
uz = AP fp (2.119)
Material 2
α′
β′
β α
Material 1
Figura 2.17: Reflexión y refracción de ondas en una interfaz entre dos materiales
en el caso de una onda incidente que se propaga en el sentido de los z < 0, formando un ángulo α con
respecto al eje vertical ez (Fig.2.18).
Cuando la onda incidente alcanza la superficie libre (z = 0), la onda SH origina una onda SH
refractada que forma un ángulo α con la dirección ez , pero que se propagará en la dirección z > 0. El
desplazamiento ury asociado a esta última onda puede ser escrito como:
iω
ury = A′SH e vs (vs t−x sin α−z cos α) (2.122)
Capı́tulo 2. Propagación de ondas 33
b
y
x
ASH α α A′SH z
La condición de superficie libre (esfuerzos normales nulos), en este caso implica la anulación del
esfuerzo de corte τyz = 0. Luego, como el material es elástico y dada la geometrı́a del problema se
tiene:
1 ∂uy ∂uz ∂uy
τyz = 2µ + =µ (2.123)
2 ∂z ∂y ∂z
Luego, imponiendo la condición en z = 0
∂uy
τyz |z=0 = 0 ⇔ =0 → ASH = A′SH (2.124)
∂z z=0
de forma que la amplitud de la onda incidente es igual a la amplitud de la onda reflejada. En cualquier
punto del semi-espacio, el desplazamiento es la suma de las contribuciones de la onda incidente y de
la reflejada, es decir:
ω z cos α iω
uy = 2 ASH cos e vs (vs t−x sin α) (2.125)
vs
En particular, para z = 0 se obtiene que:
uy (z = 0, t)
=2 (2.126)
uiy (z = 0, t)
de forma que la amplitud observada en la superficie es el doble de la incidente en todo instante.
b
y
x
A1 α1 α1 A′1 z1
h
b
y
x
A2 α2 α2 A′2 z2
Figura 2.19: Reflexión de una onda SH en la superficie de una capa homogénea sobre un semi-espacio
elástico
Denotaremos con el ı́ndice 1 los parámetros relativos al suelo y por 2 los relativos a la roca. La
amplitudes de las ondas que se propagan en la dirección z < 0 en una capa n serán An , mientras que
las que se propagan en sentido z > 0 serán A′n . Consideraremos una referencia local para cada uno
34 2.3. Propagación de ondas 2D y 3D
de los medios, de forma que z = 0 represente el “techo” de cada estrato. Entonces, el desplazamiento
según y en cada capa se escribe como la suma de las ondas ascendentes y descendentes:
un (x, z, t) = An ei pn zn + A′n e−i pn zn fn (x, t) n = 1, 2 (2.127)
donde
ω cos αn iω
(vsn t−x sin αn )
pn = y fn (x, t) = e vsn
vsn
En forma análoga al caso anterior, la condición de superficie libre conduce a que las amplitudes de
la onda ascendente y descendente son iguales en el suelo (estrato 1):
A1 = A′1
Las condiciones de continuidad de desplazamiento y de esfuerzo en la interfaz entre los dos estratos
(z1 = h ó z2 = 0) se escriben:
1 h i
A2 = A1 (1 + q) ei p1 h + (1 − q) e−i p1 h (2.135)
2
1 h i
A′2 = A1 (1 − q) ei p1 h + (1 + q) e−i p1 h (2.136)
2
Observación 2.1 La aplicación de la Ley de Snell entre los dos estratos se escribe:
sin α1 sin α2
1
=
vs vs2
Si las caracterı́sticas de las propiedades de ambos estratos y el ángulo de incidencia α2 es tal que
Capı́tulo 2. Propagación de ondas 35
vs1
sin α2 > 1
vs2
entonces el ángulo de incidencia α1 es imaginario. En dicho caso, la onda SH no origina a una onda
plana SH si no que una onda de superficie que se propagarı́a en la dirección ex con una velocidad
vs2
sin α2 . Como es una onda de corte sin componente de volumen, se trata de una onda de Love. Si estas
condiciones ocurren entre dos capas, esta onda se denomina onda de Stoneley.
2 A1 1
HB→A (ω) = H(ω) = = (2.137)
A2 + A′2 cos (p1 h)
∗ 2 A1 1
HC→A (ω) = H ∗ (ω) = = (2.138a)
2 A2 cos (p1 h) + i q sin (p1 h)
1
kH ∗ (ω)k = p (2.138b)
cos2 (p 1 h) + q 2 sin2 (p1 h)
C
b
A
b
B
b
Es interesante notar que la función de transferencia H(ω) no depende de las propiedades mecánicas
del semi-espacio rocoso. En efecto, corresponde a la hipótesis de un depósito de suelo sobre roca
infinitamente rı́gida (base rı́gida). Tal es el caso de ciertas situaciones experimentales, como por ejemplo
en el caso de tablas vibrantes. Además, H(ω) tiende a infinito cuando:
(2 n − 1) π vs1
ωn = n = 1, 2, . . . (2.139)
2 h cos α1
cuyos valores pueden ser interpretados como las frecuencias propias del perfil de suelo.
Por el contrario, la función H ∗ (ω) no tiende a infinito. Los máximos se obtienen para los mismos
valores de las frecuencias de la expresión (2.139), pero en este caso el valor máximo es:
36 2.3. Propagación de ondas 2D y 3D
1
kH ∗ (ω)kmax = (2.140)
q
Esta segunda definición toma en cuenta que la roca consiste en un semi-espacio elástico y conduce a
valores de amplificación menores. El efecto del semi-espacio elástico es absorber la energı́a transporta-
da por la onda reflejada A′2 , que sale del medio y no vuelve a retornar. Este tipo de amortiguamiento se
conoce como amortiguamiento radiativo o por radiación o geométrico y es completamente independien-
te del amortiguamiento material del suelo. El amortiguamiento material depende del comportamiento
del suelo, mientras que el por radiación tiene que ver con el transporte de energı́a hacia el infinito.
Por lo tanto, el amortiguamiento radiativo existe incluso en el caso de materiales elásticos lineales
sin amortiguamiento material. Si el contraste entre las propiedades del suelo y la roca subyacente
aumentan (q → 0), la onda reflejada proveniente del suelo es “menos” absorbida en el semi-espacio.
En el caso lı́mite, esta onda es completamente sobre la interfaz y su energı́a asociada queda atrapada
en la capa de suelo. De esta forma, esta onda cautiva contribuye a aumentar la respuesta en el estrato
de suelo.
20
H(ω)
18 H*(ω)
16
14
12
kH(ω)k
10
0
0 10 20 30 40 50 60
ω[rad/s]
La Fig.2.21 presenta un ejemplo de funciones de transferencia para una capa de suelo homogénea
de 30[m] de espesor de propiedades vs1 = 200[m/s] y ρ1 = 1750[kg/m3 ]. Las propiedades de la roca son
vs2 = 2000[m/s] y ρ2 = 2000[kg/m3 ]. El ángulo de incidencia α2 es considerado nulo.
∗
HC→A (ω) = H ∗ (ω) = HC→B (ω) HB→A (ω) (2.142)
Capı́tulo 2. Propagación de ondas 37
A1 A′1
y
x
b
hm Am A′m zm
y
x
b
1 1
Am+1 = Am (1 + qm ) ei pm hm + A′m (1 − qm ) e−i pm hm (2.145b)
2 2
1 1
A′m+1 = Am (1 − qm ) ei pm hm + A′m (1 + qm ) e−i pm hm (2.145c)
2 2
Tomando como referencia la condición de superficie libre (A1 = A′1 ), por recurrencia se puede
determinar la amplitud de la onda incidente y reflejada en la capa m como una función de la amplitud
en superficie A1 :
Am = em (ω) A1 (2.146a)
A′m = fm (ω) A1 (2.146b)
ASH
A1 = (2.147)
eN (ω)
Luego, los desplazamientos, esfuerzos y deformaciones son conocidos en cualquier punto del espa-
cio estratificado horizontalmente. En efecto, sus amplitudes dependerán de la frecuencia de la señal
incidente ω.
em (ω) + fm (ω)
Hn→m(ω) = (2.148)
en (ω) + fn (ω)
En el caso de un suelo estratificado horizontalmente, el cálculo analı́tico es extremadamente engo-
rroso pero es de muy fácil tratamiento numérico.
ω
φ = A e−a z ei v (v t−x) (2.149a)
−b z i ω (v t−x)
χ = Be e v (2.149b)
Para satisfacer las ecuaciones desacopladas (2.102) y (2.102), los parámetros a y b deben satisfacer
las relaciones:
ω2
a2 = k2 − (2.150a)
vp2
ω2
b2 = k2 − (2.150b)
vs2
donde k = ωv es el número de onda y v la velocidad de propagación de onda de la onda buscada. En
términos de los desplazamientos se obtiene:
∂φ ∂χy i ω A −a z −b z iω
ux = ∂x + ∂z = − e + b By e e v (v t−x) (2.151a)
v
∂χz ∂χx i ω Bz iω
uy = ∂x − ∂z = B x b − e−b z e v (v t−x) (2.151b)
v
∂φ ∂χy −a z i ω By −b z iω
uz = ∂z − ∂x = − aAe − e e v (v t−x) (2.151c)
v
La condición de superficie libre impone que los esfuerzos de anulen sobre el plano z = 0. Como
τyz = 0, el desplazamiento según y (uy ) debe ser nulo.
Bajo la hipótesis de comportamiento lineal elástico, el cálculo de los esfuerzos σzz y τxz permite
obtener:
2 2
σzz (0) = λ ∂u x ∂uz
∂x + (λ + 2µ) ∂z = A (λ + 2µ) a − λ k − 2 i µ k b By = 0 (2.152a)
∂uz ∂ux
2 2
τxz (0) = µ ∂x + ∂z = 2 i k a A + b + k By = 0 (2.152b)
Capı́tulo 2. Propagación de ondas 39
2 µ 1−2 ν
Para resolver el sistema podemos emplear las variables auxiliares η12 = vv2 y η22 = λ+2µ = 2−2 ν.
s
Considerando estas variables y eliminando A y B2 con ayuda de las dos expresiones anteriores, se
obtiene:
η16 − 8 η14 + 24 − 16η22 η12 + 16 η22 − 1 = 0 (2.153)
ecuación que permite determinar la velocidad de propagación de onda v. El valor depende del coefi-
ciente de Poisson ν del material y es ligeramente inferior a la velocidad de propagación de las onda de
corte:
v = 0,955 vs si ν = 0,5
v = 0,919 vs si ν = 0,25
2 a b −b z −a z
ux = Aki 2 e −e ei(ω t−k x) (2.154a)
k + b2
2 a k −b z a −a z i(ω t−k x)
uz = Ak 2 e − e e (2.154b)
k + b2 k
La existencia del término complejo i en la expresión del desplazamiento horizontal ux significa que
esta componente está desfasada 90 con respecto al desplazamiento vertical. Luego, las trayectorias de
los puntos materiales tienen una componente retrógrada elı́ptica en el plano x−z (Fig.2.23a). Además,
la amplitud del desplazamiento decae rápidamente con la profundidad y el decaimiento es más rápido
en la medida que la longitud de onda es corta (λ = 2π ωv ). La Fig.2.23b presenta la variación de la
amplitud del desplazamiento horizontal y vertical con la profundidad para un módulo de Poisson de
ν = 0,5. En esta figura, se ha empleado el desplazamiento horizontal en la superficie para normalizar
los ejes. Las ondas descritas por las ecuaciones precedentes se conocen como ondas de Rayleigh y tienen
asociada deformación de corte junto con deformación volumétrica.
Cuando el movimiento es perpendicular al plano de propagación (ux = uz = 0, uy 6= 0), las ondas
de superficie se denominan ondas de Love. La velocidad de propagación de las ondas de Love es idéntica
a la de las ondas de corte vs . Las ondas cuya amplitud decae en forma exponencial no sólo ocurren en
la superficie, si no que pueden ocurrir entre las interfaces de dos medios con propiedades mecánicas
distintas. Entonces, es posible tener ondas de superficie entre interfaces entre un sólido y un lı́quido,
o entre dos sólidos. Si el movimiento se ubica en el plano de propagación (ux 6= 0, uy = 0, uz 6= 0) la
onda se denomina onda de Stoneley.
µ∗ = µ (1 + 2 i β) (2.156)
Desde un punto de vista formal, el modelo de comportamiento visco-elástico es idéntico al elástico,
por lo tanto, las mismas soluciones desarrolladas anteriormente pueden ser empleadas para incluir el
amortiguamiento material.
40 2.3. Propagación de ondas 2D y 3D
(b) Desplazamientos verticales y horizontales debidos a (c) Desplazamientos debidos a una onda de Love
una onda de Rayleigh (ν = 0,25)
20
H(ω)
18 H(ω,β=5%)
16
14
12
kH(ω)k
10
0
0 10 20 30 40 50 60
ω[rad/s]
Índice
4.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
4.2. Descripción del comportamiento en suelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
4.2.1. Modelo de comportamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
4.2.2. Descripción experimental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
4.3. Observaciones experimentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
4.4. Comportamiento del suelo ante cargas monótonas . . . . . . . . . . . . . 48
4.5. Comportamiento del suelo ante cargas cı́clicas . . . . . . . . . . . . . . . . 50
4.6. Amortiguamiento en suelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
4.6.1. Caracterización del amortiguamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
4.6.2. Algunos resultados experimentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
4.6.3. Materiales con amortiguamiento viscoso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
4.7. Modelos visco-elásticos lineales equivalentes . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
4.8. Aproximación lineal equivalente para la respuesta de un sitio . . . . . . . 61
4.9. Modelación de la respuesta inelástica sı́smica de un terreno . . . . . . . . 63
4.9.1. Hipótesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
4.9.2. Modelación de medios porosos saturados sometidos a cargas dinámicas . . . . . 65
4.9.3. Modelo inelástico del perfil para el caso de roca rı́gida . . . . . . . . . . . . . . 69
4.9.4. Resolución numérica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
4.9.5. Base rocosa deformable . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
46 4.1. Introducción
4.1. Introducción
La propagación de ondas sı́smicas en estructuras geológicas superficiales puede muchas veces pro-
vocar modificaciones importantes en los movimientos sı́smicos (efectos de sitio). Por ejemplo, debido
al contraste entre la velocidad de propagación de ondas entre depósitos aluviales y la roca basal, suelen
ocurrir amplificaciones del movimiento. En efecto, los estudios sı́smicos en Ingenierı́a Geotécnica han
puesto de manifiesto la importancia de las caracterı́sticas de los suelos superficiales sobre el movi-
miento sı́smico. Uno de los primeros sismos en poner de manifiestos estos efectos fue el de Michoacán
(1985). La Fig.4.1 presenta los registros de aceleraciones en distintas estaciones.
Figura 4.1: Registros de aceleraciones en el sismo de Michoacán 1985 (Semblat and Pecker, 2009)
La aceleración máxima a alrededor de 600[km] del epicentro fue alrededor de 0,28g. En el centro
de la Ciudad de México (estación SCT), a más de 400[km] del epicentro, se registró una aceleración
máxima de 0,2g. Como se aprecia en la Fig.4.1, la aceleración máxima del suelo P GA (peak ground
acceleration) en la estación SCT fue más grande que en la estación Campos, muy cercana a la zona
epicentral. En efecto, el depósito arcilloso de gran espesor en el cual se ubica la Ciudad de México
amplificó hasta 5 veces las amplitudes en comparación a las estaciones próximas en roca (UNAM).
Luego, las diferencias observadas entre los registros en roca y en valle ponen de manifiesto la influencia
del suelo sobre el movimiento.
En términos generales, las caracterı́sticas de un movimiento sı́smico dependen de (Towhata, 2007):
Tipo de registro: desplazamiento, velocidad o aceleración.
Magnitud del sismo (energı́a liberada).
Dirección y distancia desde la falla.
Topografı́a: planicies, montañas, acantilados, valles, etc.
Geologı́a local.
Por ejemplo, desde el punto de vista de las condiciones geológicas locales, un depósito aluvial
o suelo artificial se asocia generalmente con aceleraciones horizontales mayores respecto del mismo
movimiento en roca. Por lo tanto, el estudio del comportamiento del suelo bajo cargas alternadas es
fundamental para la ingenierı́a geotécnica en aplicaciones dinámicas.
n o
σ f , εf = f σ i , εi , σ̇ (4.1)
σ i , εi σ f , εf
∂σ = σ̇
Estado de Estado
equilibrio “perturbado”
Figura 4.2: Representación esquemática de una perturbación en torno al equilibrio
σv
σr = σv εr = 0
Esfuerzo vertical σv
σr
σr = cte.
Deformación axial εa
es muy rápida como para permitir el drenaje. Por lo tanto, en los enfoques experimentales los esfuerzos
impuestos y calculados se suelen presentar como esfuerzos totales. Sin embargo, el comportamiento del
suelo está controlado por los esfuerzos efectivos que sufre y la respuesta antes cargas cı́clicas estará di-
rectamente relacionado con el modelo constitutivo del suelo. Este modelo de comportamiento define
la tendencia del material a experimentar variaciones de volumen, que en el caso de comportamiento
drenado o parcialmente se traduce en variaciones de presiones de poros.
Un enfoque de tipo experimental en términos de esfuerzos totales carece de interés si las condiciones
de drenajes son complejas. En efecto, un enfoque de tipo experimental sólo puede ser aplicado a
trayectorias de cargas equivalentes a las ensayadas en laboratorio. Entonces, la aplicación a situaciones
prácticas requiere en general simplificaciones importantes en relación a las trayectorias de esfuerzos
reales esperadas. A pesar de sus limitaciones, el enfoque experimental es el que más se emplea en la
práctica debido a su simplicidad.
Existe un rango de muy pequeñas deformaciones para la cual la relación entre el desviador
aplicado q = σv −σr y la deformación axial εa es prácticamente lineal. Esta rango queda limitado
por el punto A en la Fig.4.4. Si dentro de dicho rango se efectúa una descarga, la trayectoria de
tensiones en el plano (q, εa ) es idéntica a la seguida durante la carga. En particular, los esfuerzos
vuelven a cero y la deformación residual de la muestra es nula. En este rango se dice que el
comportamiento del suelo es lineal elástico. Existe gran variedad de relaciones empı́ricas que
permiten relacionar los módulos elásticos de suelos con el confinamiento. La forma general de
estas relaciones es por ejemplo para el módulo de corte máximo (Gmax ):
Capı́tulo 4. Comportamiento dinámico del suelo 49
q
B
Endurecimiento
b
A b
C b
O εa
Irreversible Reversible
′ n
Gmax = A f (e) pn−1
ref p
′ n
p
= A f (e) pref (4.2)
pref
donde A es una constante dependiente de la naturaleza del suelo, f (e) es una función de la
compacidad por ejemplo dependiente del ı́ndice de vacı́os e, pref es un esfuerzo de referencia
arbitrario, p′ el esfuerzo de confinamiento efectiva y n una constante adimensional. Los valores
de las constantes se obtienen en general mediante ajuste de resultados experimentales. Por
ejemplo, la Fig.4.5a muestra los valores obtenidos por (Kohata et al., 1997) para el módulo de
Young máximo de algunas gravas y arenas. En la Fig.4.5b se presenta la variación del módulo
de corte elástico con el esfuerzo de confinamiento para unas arenas limosas y arcillosas 4.5b.
(a) Coeficientes de ajuste para el módulo de Young (b) Variación del módulo de corte máximo con el confi-
elástico de algunas arenas y gravas (Kohata et al., 1997) namiento para algunas arenas limosas y arcillosas Ka-
llioglou et al. (1999)
Para ciertas trayectorias de carga, las deformaciones se vuelven muy importantes para valores
de carga casi constantes. En dicho caso se dice que el suelo alcanza el estado de ruptura.
Los aspectos fundamentales descritos en el párrafo anterior fueron derivados a partir de una res-
puesta unidimensional. En la práctica las mismas nociones se pueden generalizar para sistemas de
cargas tridimensionales mucho más complejos.
En suma, el comportamiento monótono se caracteriza por un pequeño rango o dominio razona-
blemente lineal elástico caracterizado por deformaciones reversibles. Fuera de dicho rango, aparecen
deformaciones plásticas e irreversibles. Bajo ciertas condiciones de carga, el suelo puede alcanzar una
situación de ruptura.
Figura 4.6: Idealización de la secuencia de carga durante un sismo (adaptada de Pecker, 1984)
δu
γ= (4.3)
δh
donde δu representa la deformación horizontal del elemento de suelo y δh su altura. Por supuesto, la
distorsión variará en el tiempo en la medida que τ cambie.
Para medir las propiedades que describen el comportamiento dinámico del suelo, se intenta re-
producir de la mejor forma posible la solicitación real en forma experimental. La Fig.4.7 extraı́da de
Seed et al. (1986) corresponde a la curva esfuerzo en función de la deformación τ = f (γ) obtenida
para dos ciclos completos de carga y descarga. El primer ciclo se efectuó a una distorsión impuesta γ1 ,
mientras que el segundo se realizó a γ2 . En términos generales, el ciclo no tiene porqué estar centrado
respecto del origen, pero se suele efectuar el ensayo de esta forma para simplificar el análisis. Si bien
la respuesta representada en la Fig.4.7 corresponde a una situación particular, las observaciones en
terreno y en laboratorio han mostrado que este comportamiento es generalizable a todo ciclo cerrado
de carga.
Figura 4.7: Relación histéretica de esfuerzo-deformación para dos amplitudes de distorsión (Seed et al.,
1986)
La Fig.4.7 muestra que para un ciclo cerrado, el comportamiento del suelo está caracterizado por
un ciclo de histéresis. La superficie e inclinación de este ciclo de histéresis depende de la amplitud de
la deformación durante el ciclo. En la medida que la amplitud aumenta, el área encerrada por el ciclo
aumenta y su inclinación se hace cada vez más horizontal. Se ha verificado experimentalmente que la
forma del ciclo de histéresis prácticamente no se ve afectada por la velocidad de aplicación de la carga.
Los puntos extremos de los ciclos de histéresis correspondientes a amplitudes distintas se ubican
sobre una curva que se denomina de carga primaria o curva esqueleto y que pasa por el origen (lı́nea
segmentada en Fig.4.7). En términos prácticos, cada ciclo se caracteriza por dos parámetros:
El módulo secante G que corresponde a la recta que uno los extremos opuestos del ciclo de
histéresis.
G
Gmax
1
β%
β%
Gmax ,
G
log γ
La “tasa” de variación de G con la distorsión γ depende enormemente del tipo de suelo considerado.
En el caso de arcilla, diversos autores han estudiado el cambio de forma de la curva de degradación
de rigidez en función de una serie de parámetros. Por ejemplo, la Fig.4.9a muestra la evolución de
la forma de la curva en función de la razón de pre-consolidación OCR. Se observa que en general la
forma de la curva es poco sensible a este parámetro, pero no ası́ el valor del módulo de corte máximo.
En efecto, el ı́ndice de plasticidad Ip parece ser un parámetro de mayor relevancia en relación a la
forma de la curva de degradación (Fig.4.9b). De acuerdo a los resultados experimentales, cuando Ip
crece tiende a aumentar el rango en el cual G es aproximadamente constante y al mismo tiempo
disminuye la tasa de degradación. En efecto, Vucetic and Dobry, 1991 consideran que Ip debe ser
el parámetro más importante para definir la curva de degradación ya que depende solamente de la
composición mineralógica del suelo. Otros parámetros como el ı́ndice de vacı́os e, dependerán tanto
de las condiciones iniciales de carga como de la historia del material.
En el caso de arenas, la mayor parte de los trabajos publicados muestran que si utiliza una repre-
G
sentación normalizada Gmax − γ, las curvas se encuentran en el rango de valores propuestos por Seed
and Idriss (1970) (en Fig.4.9b). En general, en arenas se encuentra que la tasa de variación de la curva
de degradación depende del esfuerzo de confinamiento efectivo inicial σ0′ . La Fig.4.9c muestra el efecto
del confinamiento sobre la degradación del módulo de corte en la arena de Nevada. Similarmente, la
Fig.4.9d muestra el mismo efecto en la arena de Toyoura.
Al mismo tiempo que ocurren las deformaciones de corte toman lugar, en el caso drenado el suelo
sufre también variaciones de volumen ∆V V0 (Fig.4.10a). Dichas deformaciones volumétricas irreversibles
provocan un endurecimiento del material. En efecto, de acuerdo a la Fig.4.10a, a pesar de tratarse
de ciclos de carga perfectamente simétricos, los ciclos de histéresis volumétricos también evolucionan
en la medida que γ crece. En efecto se observa que los ciclos son progresivamente más verticales y
encierran un área cada vez menor.
Si el suelo es poco permeable y se encuentra saturado, las deformaciones se producen a volumen
prácticamente constante ya que el agua no tiene el tiempo necesario como para ser expulsada. Sin
embargo, la “tendencia” del suelo a cambiar de volumen persiste y se manifiesta por una variación
de la presión de poros. Si el suelo tiende a contractarse, la presión de poros aumenta y el esfuerzo de
confinamiento efectivo p′ disminuye. Por lo tanto, ya que el comportamiento del suelo está controlado
por los esfuerzos efectivos, la evolución de las deformaciones del suelo se ve fuertemente afectada. La
Fig.4.10b muestra la forma tı́pica de las curvas de variación de esfuerzo promedio efectivo p′ con los
ciclos en arenas. En este tipo de comportamiento la falla se alcanza por acumulación de deformaciones
con los ciclos de carga.
Si la carga alternada consiste sólo en un número limitado de ciclos, las variaciones de volumen son
Capı́tulo 4. Comportamiento dinámico del suelo 53
(a) Influencia de la razón de pre-consolidación OCR en (b) Influencia del ı́ndice de plasticidad Ip en arci-
arcillas (D’Elia, 1992) llas (Vucetic and Dobry, 1991)
(c) Influencia del confinamiento σ0′ en arena de Nevada (d) Influencia del confinamiento σ0′ en arena de Toyoura
(Arulmoli et al., 1992) (Kokusho, 1980)
Figura 4.9: Variación de las curvas de degradación de rigidez con la distorsión cı́clica en función de
varios parámetros
en general limitadas y son máximas en el primer ciclo de carga. Sin embargo, existen situaciones en
las cuales se acumulan grandes deformaciones y se consigue la ruptura (REF). Si el número de ciclos
es razonablemente bajo, la descripción experimental de dicho comportamiento se efectúa mediante los
parámetros degradados del suelo luego de ciertos ciclos. No obstante, este enfoque empı́rico constituye
sólo una aproximación del comportamiento real del suelo el cual sólo puede ser reproducido a través de
un modelo de comportamiento que puede ser muy complejo. Estudiaremos más en detalle los problemas
de cambios volumétricos ante carga alternada en REF, cuando abordemos el fenómeno de licuación
de suelos arenosos.
talmente de materiales visco-elásticos lineales, como ciertos polı́meros que presentan amortigua-
miento viscoso. En el caso de los suelos, la evidencia experimental ha mostrado que la energı́a
disipada es esencialmente independiente de la velocidad de deformación.
Para describir la energı́a total disipada se emplea la energı́a total disipada en un ciclo D0 en [N-
m/ciclo], o bien la energı́a especı́fica D en [N-m/m3 /ciclo] disipada por unidad de volumen en un
material. D0 es una cantidad que se puede medir directamente en un ensayo, pero D es el valor más
importante desde el punto de vista del comportamiento del material. Luego, D0 se puede obtener de
D según:
Z
D0 = D(x) dV (4.4)
V
Los resultados experimentales han mostrado que la relación entre la energı́a especı́fica liberada
D y el valor del esfuerzo cı́clico aplicado σd no es necesariamente simple. Sin embargo, si el esfuerzo
aplicado está por debajo del 70 % del lı́mite de resistencia cı́clica del material σe , se postula una
relación de tipo:
n
σd
D=J si σd < σe (4.5)
σe
donde J y n son constantes que dependen del material. La Fig.4.11 muestra algunas de estas relaciones
para una serie de metales. Los valores de n se ubican entre 2 y 3 en general.
Figura 4.11: Energı́a disipada en función del esfuerzo cı́clico y del número de ciclos (Pecker, 1984)
(a) Decaimiento de la distorsión γ en vibraciones libres (b) Reducción de la amplitud con el número de ciclos
Por definición, el decremento logarı́tmico δ corresponde al logaritmo de la razón entre dos ampli-
tudes consecutivas de una muestra en oscilaciones libres:
xn+1
δ = log (4.6)
xn
56 4.6. Amortiguamiento en suelos
∆W
η= (4.7)
2π W
El valor de W puede ser calculado por medio del triángulo achurado en la Fig.4.13:
1 1 τa2
W = G γa2 = (4.8)
2 2G
De donde se obtiene:
∆W G ∆W
η= 2
= (4.9)
πτa πGγa2
∆W
χ= (4.10)
W
El desfase φ que representa el ángulo entre el vector esfuerzo (fuerza) y la deformación (despla-
zamiento) en el caso de un movimiento sinusoidal.
El factor de calidad Q que mide la atenuación de la amplitud de las ondas que se propagan en
un medio debido al amortiguamiento material. Este tipo de atenuación es distinta a la asociada
a la dispersión de ondas que se conoce como amortiguamiento geométrico.
Capı́tulo 4. Comportamiento dinámico del suelo 57
δ χ 1
η= = = tan φ = (4.11)
π 2π Q
η ∆W
β= = (4.12)
2 4πW
Veremos en §4.6.3 que el empleo del parámetro β tiene que ver con el uso de un amortiguamiento
de tipo viscoso equivalente al de tipo histerético observado experimentalmente.
(a) Efecto del ı́ndice de vacı́os e (b) Efecto del nivel de confinamiento σ0′
En el caso de arenas, los resultados publicados de Kokusho (1980) sobre arena de Toyoura muestran
que para un mismo nivel de esfuerzo de confinamiento inicial efectivo σ0′ , la variación de β en función
de γ es aproximadamente independiente del ı́ndice de vacı́os e y por lo tanto de la densidad relativa
Dr (Fig.4.14a). Sin embargo, las variaciones del confinamiento inicial σ0′ tiene un gran efecto sobre las
curvas de amortiguamiento (Fig.4.14b). En efecto, para un mismo nivel de distorsión γ, el valor del
coeficiente β disminuye si el confinamiento aumenta. Este comportamiento es análogo al observado en
las curvas de degradación de rigidez.
Por otro lado, también es posible relacionar el coeficiente de amortiguamiento para un mismo nivel
G
de distorsión. Por ejemplo, la Fig.4.15 muestra la variación de β y del valor del cuociente Gmax para
distintos tipos de arena. Si bien la relación no es única, en todos los casos el valor del amortiguamiento
disminuye en la medida que el amortiguamiento crece. En términos generales el valor del amortigua-
miento β para niveles de distorsión bajo es cercano a cero, mientras que para valores de distorsión
importantes, el valor máximo de β es inferior a 40 % y en promedio es del orden de 30 %.
En el caso de suelos finos, existen múltiples estudios publicados donde se analizan los efectos del
ı́ndice de plasticidad Ip , del esfuerzo de confinamiento inicial σ0′ o de la razón de pre-consolidación
OCR sobre las curvas de variación de amortiguamiento β en función de la distorsión γ. Dentro de
los estudios más conocidos, Vucetic and Dobry (1991) mostraron que el parámetro más importante
en la variación del amortiguamiento β es el ı́ndice de plasticidad Ip . Las Fig.4.16 muestra las curvas
propuestas por estos autores para arcillas. En términos generales se observa que para un mismo nivel
de distorsión, el valor de β disminuye mientras que el ı́ndice de plasticidad aumenta.
58 4.6. Amortiguamiento en suelos
G
Figura 4.15: Relación entre la degradación de la rigidez Gmax y el amortiguamiento β (Tatsuoka et al.,
1978)
Figura 4.16: Relación entre el amortiguamiento β y el ı́ndice de plasticidad Ip (Vucetic and Dobry,
1991)
donde γa es la amplitud del ciclo de corte aplicado. Como G2 depende de la frecuencia de la excitación
ω, la energı́a especı́fica D también depende de ω y por lo tanto de la velocidad de deformación.
El desfase φ entre ambas componentes del módulo resulta:
Capı́tulo 4. Comportamiento dinámico del suelo 59
Im
G2 G∗
φ
Re
G1
G2 (ω)
tan φ = (4.15)
G1 (ω)
Desde un punto de vista reológico, este tipo de comportamiento visco-elástico lineal puede ser
representado a través de resortes y amortiguadores. Si el modelo considera el amortiguador y el resorte
dispuesto es serie, se dice que es un modelo de tipo Maxwell (Fig.4.18a). Si el amortiguador y el resorte
se disponen en paralelo, el modelo se conoce como de Kelvin-Voigt (Fig.4.18b). En ambos casos es
posible considerar que la parte compleja del módulo caracteriza el amortiguador y que la parte real
caracteriza el resorte:
G2 (ω) = ω c (4.16a)
G1 (ω) = k (4.16b)
c c
k k
Una forma cómoda de incorporar este amortiguamiento es introducirlo como porcentaje del amor-
tiguamiento crı́tico. Consideremos por ejemplo el caso de un oscilador de un grado de libertad sometido
a una aceleración en su base (Fig.4.19). La ecuación que gobierna el movimiento resulta:
x
c
ÿ k
K
Figura 4.19: Oscilador de un grado de libertad sometido a una aceleración basal
G2 ωn 1 G2 1 η ∆W
β= = = tan φ = = (4.20)
2 ω G1 2 G1 2 2 4πW
En la expresión anterior la dependencia del amortiguamiento crı́tico con respecto de la velocidad de
deformación, es decir con ω, no aparece en forma explı́cita. Sin embargo, está en forma implı́cita en la
energı́a disipada en el ciclo ∆W . Esta última relación es fundamental para la construcción de modelos
visco-elásticos lineales equivalente para el suelo §4.7, donde se relaciona la razón de amortiguamiento
crı́tico β al coeficiente de pérdida η. Sin embargo, el empleo de propiedades viscosas equivalentes oculta
la naturaleza real del amortiguamiento del material. Veremos que este enfoque es el que se emplea
más frecuentemente para caracterizar las respuesta dinámica del suelo ante cargas alternadas.
G∗ = k + i ω c (4.21)
Para que dicha expresión sea independiente de la frecuencia se requiere que:
ω c = cte. (4.22)
Si consideramos como rigidez k al módulo de corte real G del suelo, la expresión (4.21) puede
escribirse como:
ω c
G∗ = G 1 + i (4.23)
G
Combinando (4.9) y (4.14) se obtiene:
∗ η π G γa2 ∆W
G =G 1+i = G (1 + i η) = G (1 + 2 i β) (4.24)
∆W π γa2
Capı́tulo 4. Comportamiento dinámico del suelo 61
donde
θ η
=
β = sin (4.26)
2 2
La energı́a disipada por este modelo difiere un poco de la disipada por el material (4.12):
p
1 − β2
∆W = 4 π W β (4.27)
1 − 2β 2
En la práctica, para valores usuales de β (< 20 %), la diferencia entre ambos no es de más de 6 %.
Además, para valores bajos de β ambas expresiones son equivalentes.
Los resultados unidimensionales presentados en esta sección pueden ser extendidos directamente
al caso de solicitaciones armónicas arbitrarias. En dicho caso, la relación está por:
ε = C∗ : σ (4.28)
donde el tensor lineal-equivalente C ∗ se forma a partir del módulo de corte y del módulo volumétrico
complejo. La expresión anterior conduce a un tratamiento formal equivalente al del caso lineal-elástico.
En resumen, el comportamiento no lineal del suelo ha sido aproximado por medio de un modelo
visco-elástico lineal equivalente. La equivalencia de dichas expresiones es una función de las carac-
terı́sticas del material, pero también de la solicitación. En la derivación anterior, se ha supuesto una
solicitación de tipo armónica.
2
γ [−]
−2
−4
−6
−8
0 5 10 15
t [s]
Ya que el nivel de distorsiones calculado depende de los valores de las propiedades lineales equi-
valentes, se requiere un procedimiento iterativo para garantizar que las propiedades empleadas en el
análisis sean compatibles con el nivel de distorsión obtenido en cada capa (Fig.4.21a). El procedimiento
iterativo se resume en los pasos siguientes (Fig.4.21b):
1. Estimar valores iniciales de G y β para cada capa. En general, se usa un mismo valor de dis-
torsión para todas las capas. Normalmente se emplean para comenzar el proceso iterativo valor
correspondientes a muy pequeñas deformaciones.
2. Definir el sismo a considerar üg (t) y efectuar la deconvolución desde el afloramiento rocoso. Pasar
la señal incidente al dominio de las frecuencias por medio de la transformada de Fourier.
3. Calcular las funciones de transferencia al centro de cada estrato Hb→j (ω) desde la roca basal.
4. Se calcula los valores de distorsión al centro de cada capa empleando un cierto registro. Se
obtienen directamente el dominio armónico y luego se pasan al dominio del tiempo por medio
de la transformada de Fourier inversa.
5. El nivel de distorsión efectiva γef f,j se determina para el nivel de distorsión máximo γmax,j
observado en la capa j para la iteración i:
(i) (i)
γef f,j = Rγ γmax,j
donde Rγ es la razón entre las distorsiones efectivas y las máximas. El valor de Rγ en general
depende de la magnitud del sismo Mw , por ejemplo proponen:
Mw − 1
Rγ =
10
7. Los pasos 2 al 6 son repetidos hasta que las diferencia entre los valores calculados entre itera-
ciones para todas las capas sea menor a un cierto valor prescrito. Si bien la convergencia no
está garantizada, se suele conseguir diferencias del orden del 5 % al cabo de unas tres o cuatro
iteraciones.
(i)
Hb→j (ω)
Capa 1 γ1 (t)
(i)
γj (ω)
Capa j γj (t) F −1
(i)
γj (t)
Capa N γN (t)
(i)
γef f,j
üg (t) G − γ, β − γ
(i) (i)
Gj , βj
Si No
error< 5 %
u(t),ü(t),etc.
(a) Discretización en capas homogéneas (b) Diagrama de flujo
el planteamiento general tridimensional de Modaressi (1987); Aubry and Modaressi (1992), con las
simplificaciones de Mellal (1997) implementadas en el programa CyberQuake Modaressi and Foerster
(2000); Lopez-Caballero et al. (2007); Foerster and Modaressi (2007).
4.9.1. Hipótesis
Supondremos que el terreno puede ser considerado como de extensión lateral infinita y que se ubica
por sobre un semi-espacio rocoso paralelo a la superficie del terreno. El terreno estará conformado por
una o más capas homogéneas paralelas a la superficie. Además, si existe una napa freática, ella también
sera paralela a las capas del suelo. Consideraremos un cinemática tridimensional (Fig.4.22):
Drenado
Capa N u̇w = 0
H h No drenado
Capa i
u̇w 6= 0
z
Capa 1 α
⊗ y
x Roca
Como consecuencia de las hipótesis anteriores, cualquier punto a una misma profundidad tendrá los
mismos desplazamientos, presiones de poros e historia de esfuerzo-deformación. Veremos que el modelo
de comportamiento es de tipo tridimensional ya que incorpora las dos componentes del corte en el
plano de deslizamiento (paralelo a la superficie) y una componente normal a este plano (eje z). Si
el contraste de impedancia entre el suelo y el lecho rocoso es bajo, el semi-espacio rocoso se asume
deformable y se incluye el amortiguamiento por radiación. Si es suficientemente alto, se puede suponer
una roca infinitamente rı́gida.
Desde el punto de vista de relación entre la fase sólida (granos) y la fase fluida (agua), supondremos
dos situaciones lı́mites:
Por sobre el nivel freático supondremos comportamiento totalmente drenado, es decir, que no
existe variación de la presión poros durante la carga sı́smica.
Por debajo del nivel freático se asumirá un régimen completamente no drenado, es decir, que no
existe variación del volumen del material.1
El enfoque macroscópico supone que el medio se puede asumir como continuo y por lo tanto,
en cualquier punto existen dos fases distintas (sólido y fluido), con cinemáticas distintas. El método
consiste en escribir las ecuaciones de equilibrio de cada fase y las ecuaciones de interacción entre las
fases. El enfoque fue desarrollado por Biot, quien lo extendió luego al caso dinámico (Biot, 1962). En
términos generales, el método consiste en la resolución simultánea de las siguientes condiciones:
En lo que sigue emplearemos el sub-ı́ndice s para cantidades relativas a la fase sólida (suelo) y
el sub-ı́ndice f para el fluido (agua). Por lo tanto, el desplazamiento relativo entre el fluido y la fase
sólida urf está dado por:
urf = n uf − us (4.29)
donde n es la porosidad (volumen de vacı́os con respecto al total), uf es el desplazamiento del fluido
en cualquier punto del continuo y us el desplazamiento del sólido. Derivando con respecto del tiempo
se obtienen las expresiones para las velocidades y aceleraciones.
66 4.9. Modelación de la respuesta inelástica sı́smica de un terreno
ρ = (1−) ρs + n ρf (4.31)
ρs y ρf las densidades de masa del sólido y del fluido, respectivamente. En forma alternativa, la
expresión (4.30) puede ser escrita en función del desplazamiento relativo urf :
uw u2rf uw
h=z+ + ≈z+ (4.34)
ρf g 2g ρf g
donde z es la cota del punto en consideración y uw la presión asociada. Como en general las velocidades
relativas son pequeñas en suelos, el último término (energı́a cinética) se tiende a despreciar. En el caso
general (tridimensional), tanto la velocidad relativa u̇rf como el gradiente hidráulico i son vectores y
la permeabilidad k es un tensor de orden dos:
u̇rf = k −grad uw + ρf g (4.35)
Si el medio isotrópico, el tensor se relaciona con la permeabilidad por medio de:
k = kI (4.36)
donde I es el tensor identidad de orden dos. Cuando se trata de un problema dinámico, la ley de Darcy
se generaliza introduciendo las fuerzas de inercia de la fase fluida:
urf = k −grad uw + ρf g − ρf üf (4.37)
Por otro lado, el tensor de permeabilidad k depende tanto de la disposición de los vacı́os (permea-
bilidad geométrica kg ) como de las propiedades del fluido:
1
k= kg (4.38)
ρf g
Introduciendo las definiciones anteriores en (4.37) y considerando que el suelo isotrópico se obtiene:
ρf g
− grad uw + ρf g = ρf üf + u̇ (4.39)
kg rf
Capı́tulo 4. Comportamiento dinámico del suelo 67
Para dejar la expresión anterior sólo en términos de la velocidad relativa y la velocidad del sólido,
es posible emplear la relación:
1
üf = ü + üs (4.40)
n rf
Luego:
ρf ρf g
− grad uw + ρf g = ρf üs + ürf + u̇ (4.41)
n kg rf
Ω
Figura 4.24: Elemento de volumen macroscópico de la mezcla sólido-fluido
∂n u̇w
div u̇rf = − = −n (4.45)
∂t Kf
En la expresión anterior se reemplazó la evolución de la porosidad del medio por la variación de la
presión del fluido sobre el módulo de compresibilidad de la fase fluida Kf . La conservación de la masa
de la fase sólida se escribe en forma análoga:
68 4.9. Modelación de la respuesta inelástica sı́smica de un terreno
Z
dMs
=0 donde Ms = (1 − n) ρs dV (4.46)
dt Ω
u̇w
div u̇s = − (1 − n) (4.47)
Ks
donde Ks es el módulo de compresibilidad de la fase sólida. Combinando las ecuaciones (4.45) y (4.47)
se obtiene la ecuación de la conservación de la masa global para la mezcla sólido-fluido. Esta expresión
representa la continuidad del flujo del fluido a través del esqueleto sólido:
n 1−n
div u̇s + div u̇rf = −u̇w + (4.48)
Kf Ks
La formulación presentada en las secciones anteriores se conoce como la formulación acoplada com-
pleta de Biot, para medios porosos bajo cargas dinámicas. Sin embargo, existen varias simplificaciones
adecuadas para el caso de problemas dinámicos en suelos, especialmente en el caso sı́smico.
Una de las simplificaciones más importante fue establecida por Zienkiewicz and Shiomi (1984), la
que se conoce como formulación acoplada simplificada o u − p. En las expresiones anteriores existen
siete incógnitas: los desplazamientos de la fase sólida us , la velocidad relativa del fluido al sólido u̇rf
y la presión del fluido uw . Si la carga es razonablemente de baja frecuencia, Zienkiewicz and Shiomi
mostraron que el error era poco si despreciaba la aceleración relativa del fluido respecto del sólido
ürf ≈ 0. En dicho caso, es posible llegar a un sistema de ecuaciones de únicamente 4 incógnitas: us y
uw . En efecto, ya que en el caso sı́smico las frecuencias son relativamente bajas (< 20 [Hz] en general),
esta simplificación resulta adecuada. Por otro lado, en términos generales se puede asumir en suelos
que la compresibilidad de la fase sólida es muy pequeña (Ks → ∞)2 . Aplicando ambas hipótesis, el
sistema de ecuaciones a resolver queda (introduciendo el principio de esfuerzos efectivos):
La combinación de las ecuaciones (4.49b) y (4.49c) permite eliminar la velocidad relativa del fluido
respecto del sólido:
−kg kg kg n
div u̇s + div grad uw + g − ü = −u̇w (4.50)
ρf g g g s Kf
Asumiendo que la fase fluida también es incompresible (Kf → ∞), esta última ecuación se resume
a:
div u̇s + div −k grad uw − ρf g − üs =0 (4.51)
con la definición de la permeabilidad isotrópica empleada en (4.38). Las ecuaciones (4.49a) y (4.51)
constituyen un sistema de 4 ecuaciones acopladas que permiten determinar las incógnitas us y uw .
2
esta hipótesis no es en general adecuada para rocas
Capı́tulo 4. Comportamiento dinámico del suelo 69
urf → 0 ó k→0
ρ = (1 − n) ρs = ρd
donde ρd es la densidad de masa seca del suelo. Además, no se pueden generar presiones de
poros:
grad uw = 0
Por lo tanto, la conservación de la cantidad de movimiento (4.49a) se reduce a:
div σ ′ + ρd g = ρd üs
Como se mencionó previamente (§4.9.1), emplearemos ambas condiciones por debajo y por sobre
el nivel freático, respectivamente (Fig.4.22).
Como la extensión del modelo en las direcciones x e y es infinita, las derivadas parciales respecto
estas direcciones deben anularse. Por lo tanto, el sistema anterior se reduce a:
∂τxz
= ρ üx (4.53a)
∂z
∂τyz
+ ρ gy = ρ üy (4.53b)
∂z
′
∂σzz ∂uw
− + ρ gz = ρ üz (4.53c)
∂z ∂z
En este primer caso supondremos que la roca es infinitamente rı́gida, por lo tanto el movimiento
en la base (z = 0) debe ser idéntico al de la señal de entrada ug (t) (campo sı́smico incidente):
Como se ha supuesto que la roca es infinitamente rı́gida, el movimiento en cualquier punto del
suelo puede ser escrito en términos relativos al movimiento de la base más el movimiento de la base:
donde u∗ corresponde al movimiento relativo del suelo con respecto a la base y u(t) el desplazamiento
absoluto. En las expresiones anteriores se ha eliminado el sub-ı́ndice s (suelo) para simplificar la nota-
ción, ya que en la formulación simplificada (§4.9.2.5) las únicas incógnitas son estos desplazamientos
y las presiones uw .
Modelaremos la parte dinámica del problema como una perturbación en torno al estado de equili-
brio estático. Por lo tanto, la variación dinámica de los esfuerzos efectivos σ ∗ (z, t) puede ser obtenida
como:
donde σ son los esfuerzos completos (estáticos más perturbación dinámica) y σ 0 son los esfuerzos
estáticos, por lo tanto satisfacen:
div σ 0 + ρ g = 0 (4.57)
Capı́tulo 4. Comportamiento dinámico del suelo 71
es decir, equilibran el peso propio del material y eventualmente toda otra fuerza estática inicial.
Imponiendo la cinemática adoptada para la columna, la expresión anterior es equivalente a:
0
∂τxz
= 0 (4.58a)
∂z
0
∂τyz
+ ρ gy = 0 (4.58b)
∂z
′
∂σzz0 ∂u0
− w + ρ gz = 0 (4.58c)
∂z ∂z
El sistema anterior puede ser integrado directamente para obtener la distribución inicial de esfuer-
zos al interior de la columna:
0
τxz (z) = 0 (4.59a)
0
τyz (z) = ρ gy (H − z) (4.59b)
′0 0
σzz − uw (z) = ρ gz (H − z) (4.59c)
Para obtener la distribución de presiones, podemos emplear la ley de Darcy para el caso hidro-
estático (4.35):
∂
0 = k −grad uw + ρf g = − u0w − ρf gz z (4.60)
∂z
Luego, integrando con respecto a z se obtiene:
∗
∂τxz
= ρ üx (4.64a)
∂z
∗
∂τyz
= ρ üy (4.64b)
∂z
′
∂σzz∗ ∂u∗
− w = ρ üz (4.64c)
∂z ∂z
Incorporando el movimiento relativo, el sistema anterior queda expresado directamente en términos
de la aceleración incidente üg :
∗
∂τxz
= ρ (ü∗x + ügx ) (4.65a)
∂z
∗
∂τyz
= ρ ü∗y + ügy (4.65b)
∂z
′
∂σzz∗ ∂u∗w
− = ρ (ü∗z + ügz ) (4.65c)
∂z ∂z
72 4.9. Modelación de la respuesta inelástica sı́smica de un terreno
u∗ (z = 0, t) = 0 (4.66a)
∗
u̇ (z = 0, t) = 0 (4.66b)
∗
ü (z = 0, t) = 0 (4.66c)
∂u∗x ∂u∗z ∂ ∂u∗x
γxz = + → γ̇xz = (4.67a)
∂z ∂x
|{z} ∂t ∂z
=0
∂u∗y ∂u∗ ∂ ∂u∗y
γyz = + z → γ̇yz = (4.67b)
∂z ∂y ∂t ∂z
|{z}
=0
∂u∗z ∂ ∂u∗z
εzz = → ε̇zz = (4.67c)
∂z ∂t ∂z
∗
∂τxz
= ρ (ü∗x + ügx ) (4.68a)
∂z
∗
∂τyz
= ρ ü∗y + ügy (4.68b)
∂z
′
∂σzz∗
= ρ (ü∗z + ügz ) (4.68c)
∂z
Es importante notar que esta condición quiere decir que no habrá modificación dinámica de la
presión de poros (u∗w = 0), pero eventualmente es posible tener un valor estático inicial (u0w > 0). Este
valor inicial estático, de existir, tendrá una incidencia directa en el perfil de esfuerzos efectivos inicial
′
(σzz0 ).
∂ u̇∗z
=0 → ε̇zz = 0 (4.70)
∂z
Capı́tulo 4. Comportamiento dinámico del suelo 73
y por lo tanto no hay variación de volumen. Sin embargo, la ecuación anterior también muestra que
la velocidad vertical es independiente de z y en consecuencia es una función únicamente del tiempo:
∗ ′
σzz = ρ ügz (Z − H) = σzz∗ − u∗w (4.77)
Sea t = T el instante para el cual termina el sismo. A partir de dicho momento:
ügz (t > T ) = 0
Z H Z ∞ Z H Z ∞ Z H Z H
u̇∗w (t, z) u̇∗w (T, z)
δ= ε̇pzz dt dz = − dt dz = dz = εpzz (T, z) dz (4.79)
0 T 0 T λ + 2µ 0 λ + 2µ 0
Cuando existe una napa de agua, el suelo por sobre el nivel freático se encuentra en condiciones
drenadas, mientras que el que se ubica por debajo está en condiciones no drenadas. En cada capa
∂ u̇∗z
no drenada, se debe verificar la condición ε̇zz = 0 (deformación nula), o bien ∂z en cualquier punto
del estrato. Por lo tanto, la velocidad relativa vertical u̇∗z debe permanecer constante al interior del
material. Para garantizar la continuidad entre capas, el valor de la velocidad u̇∗z en “el techo” de la
capa no drenada debe ser idéntico al de su borde inferior (Fig.4.25):
Capa drenada
b
u̇∗z (zi+1 , t) = u̇∗z (zi , t)
ε̇zz = 0 Capa no drenada hi+1
b
u̇∗z (zi , t)
z
Capa drenada
⊗ y
x
Dada la cinemática del problema, sólo se requiere una discretización espacial en la dirección vertical.
Por simplicidad, emplearemos elementos unidimensionales de dos nodos y por lo tanto lineales.
Capı́tulo 4. Comportamiento dinámico del suelo 75
Caso drenado
Tomemos en primer lugar la forma fuerte para el caso drenado del problema en base rı́gida (4.68).
La forma variacional o “débil” equivalente del sistema de ecuaciones diferenciales parciales resulta:
Z H Z H Z H
∂ u̇∗x ∗ ∂wx
ρ wx dz = − ρ ügx wx dz − τxz dz (4.81a)
0 ∂t 0 0 ∂z
Z H Z H Z H
∂ u̇∗y ∗ ∂wy
ρ wy dz = − ρ ügy wy dz − τyz dz (4.81b)
0 ∂t 0 0 ∂z
Z H Z H Z H
∂ u̇∗ ′ ∂wz
ρ z wz dz = − ρ ügz wz dz − σsz∗ dz (4.81c)
0 ∂t 0 0 ∂z
donde wx , wy y wz son campos des desplazamientos arbitrarios cinemáticamente admisibles (en este
caso los tres campos de desplazamientos deben anularse en z = 0). La derivación detalla de las expresio-
nes anteriores puede ser efectuada por ejemplo mediante el principio de los desplazamientos virtuales.
Mayores detalles del procedimiento escapan al propósito de este documento y pueden ser encontra-
dos en cualquier libro del método de Elementos Finitos (e.g. Bathe, 1996; Hughes, 2000; Zienkiewicz
et al., 2005). El sistema anterior tiene asociado implı́citamente la hipótesis de masas concentradas en
los nodos, lo que permitió descomponer el sistema en tres ecuaciones según las direcciones x, y y z.
Supongamos ahora que la columna de suelo se discretiza en N elementos o capas. Cada uno de
ellos tiene asociada la altura hi del estrato y su densidad de masa ρi . Sea Ni (z) la función de forma
u̇∗
que caracteriza al elemento i (Fig.4.26), los campos de aceleraciones reales ∂∂t (z, t) y desplazamientos
virtuales w(z) pueden ser escritos como:
N
X
∂ u̇∗ ∂ u̇∗
(z, t) = (zi , t) Ni (z) (4.82a)
∂t ∂t
i=1
XN
w(z) = w(zi ) Ni (z) (4.82b)
i=1
zN = H
zN −1
z−zi
1− hi+1
zi+1
hi+1
zi
hi
zi−1
z−zi−1
hi
z2
z1
Ni (z)
1
Figura 4.26: Función de forma Ni
76 4.9. Modelación de la respuesta inelástica sı́smica de un terreno
Por lo tanto, para cualquier nodo i interior de la columna se dispone de tres ecuaciones:
∂ u̇∗x (zi ) ∗ (e
τxz ∗
i+1 ) − τxz (ei )
= −ügx + 1 (4.86a)
∂t 2 (ρi+1 hi+1 + ρi hi )
∂ u̇∗y (zi ) ∗ (e
τyz ∗
i+1 ) − τyz (ei )
= −ügy + 1 (4.86b)
∂t 2 (ρi+1 hi+1 + ρi hi )
′ ′
∂ u̇∗z (zi ) σzz∗ (ei+1 ) − σzz∗ (ei )
= −ügz + 1 (4.86c)
∂t 2 (ρi+1 hi+1 + ρi hi )
En el caso del nodo de la superficie (N ), las ecuaciones son un poco más simples:
∂ u̇∗x (H) ∗ (e )
τxz N
= −ügx − 1 (4.87a)
∂t ρ
2 N Nh
∂ u̇∗y (H) ∗ (e )
τyz N
= −ügy − 1 (4.87b)
∂t 2 ρN hN
′
∂ u̇∗z (H) σzz∗ (eN )
= −ügz − 1 (4.87c)
∂t 2 ρN hN
Caso no drenado
En el caso de capas no drenadas, vimos en §4.9.3.6 que la velocidad vertical no varı́a en la dirección
z. Por lo tanto para una capa i, u̇∗z (zi ) es un valor conocido e idéntico al valor en la capa inmediatamente
inferior (Fig.4.25). Luego, sólo existen dos ecuaciones nodales:
∂ u̇∗y (zi ) ∗ (e
τyz ∗
i+1 ) − τyz (ei )
= −ügy + 1 (4.88a)
∂t 2 (ρi+1 hi+1 + ρi hi )
′ ′
∂ u̇∗z (zi ) σzz∗ (ei+1 ) − σzz∗ (ei )
= −ügz + 1 (4.88b)
∂t 2 (ρi+1 hi+1 + ρi hi )
Capı́tulo 4. Comportamiento dinámico del suelo 77
∂ u̇∗ ′
= f1 σ ∗ (4.89a)
∂t
∂u∗ ∂ u̇∗
= (4.89b)
∂t ∂t
′ ′
σ̇ ∗ = f2 σ ∗ , ε̇, α (4.89c)
∗
∂ u̇
ε̇ = f3 (4.89d)
∂t
la ecuación (4.89a) sintetiza la suma de ecuaciones de equilibrio sobre todos los nodos, la expresión
(4.89b) relaciona las velocidades con los desplazamientos nodales, la función f3 en (4.89c) representa
al modelo constitutivo (REF) que relaciona incrementalmente los esfuerzos con deformaciones y varia-
bles de historia/endurecimiento (α) y a expresión (4.89d) indica la correspondencia entre velocidades
nodales e incremento de deformaciones.
Sea {X} el vector que agrupa las incógnitas nodales del problema, es decir, las velocidades nodales:
∗
u̇x (z1 )
u̇∗y (z1 )
u̇∗z (z1 )
{X} = .. (4.90)
∗ .
u̇x (zN )
u̇∗ (z )
y∗ N
u̇z (zN )
entonces el sistema conformado por las ecuaciones (4.89) es formalmente equivalente a:
∂{X}
= F ({X}) (4.91)
∂t
es decir, un sistema de ecuaciones diferenciales de primer orden. Existen múltiples procedimientos
numéricos para resolver este tipo de sistema, en CyberQuake se emplea un esquema de tipo Runge-
Kutta de orden 4, con las condiciones iniciales {X(0)} = {X0 } (usualmente nulas). Ya que el modelo
constitutivo es no-lineal, para cada paso de tiempo se efectúan iteraciones de equilibrio de forma que
el estado de tensiones sea compatible con la historia de cargas y el incremento de deformaciones.
tanto la onda onda incidente P , como las componentes de las ondas de corte S tanto en la dirección
x como y ya que ambas componentes están acopladas en el modelo constitutivo del suelo.
En lo que sigue denotaremos al dominio del suelo como Ωs y al de la roca como Ωs′ . Asumiremos que
la roca se comporta como un material elástico lineal. La interfaz entre ambos dominios se denotará por
Σ (Fig.4.27). En términos simples, la aproximación paraxial consiste en escribir una expresión para los
esfuerzos en Σ (vector esfuerzo) como función del campo incidente ui , su velocidad u̇i y las velocidades
en el suelo u̇s .
Ωs
z
Σ ⊗ y
Ωs′ x
ui
us = us′ (4.92a)
ts + ts ′ = 0 (4.92b)
En el medio semi-infinito (la roca basal), el campo total de desplazamiento us′ puede ser descom-
puesto en una componente incidente ui y en una componente difractada ud (reflexiones provenientes
del suelo):
us′ = ui + ud (4.93)
ts = −ts′
= −ts′ (ui + ud )
= −ts′ (ui ) − ts′ (us − ui )
= −ts′ (ui ) − A0 (u̇s ) + A0 (u̇i ) (4.96)
lo que nos permite reemplazar el semi-espacio rocoso por un vector esfuerzo equivalente.
Interesa desarrollar una discretización espacial para las ecuaciones de continuidad entre el semi-
espacio rocoso y el suelo, ya que las demás expresiones son exactamente las mismas que para el caso
de base rı́gida. Como vimos en §4.9.3.3, la forma fuerte de la ecuación de equilibrio como perturbación
dinámica en torno a los esfuerzos estáticos resulta:
donde w es un campo de desplazamientos arbitrario cinemáticamente compatible (en este caso no son
nulos sobre Σ). Empleando la cinemática de columna, las integrales de volumen se transforman en
integrales unidimensionales sobre la altura H y la integral sobre el borde del dominio corresponde a
la integral sobre la interfaz suelo/roca Σ (la integral sobre la superficie libre se anula):
Z H Z H Z
ρ üs .w dz = − σ ∗ : ε (w) dz + ts .w dS (4.99)
0 0 Σ
El último término sobre la interfaz puede ser evaluado en función de la aproximación paraxial
(4.96):
Z H Z H Z Z Z
∗
ρ üs .w dz = − σ : ε (w) dz − ts′ (ui ) .w dS − A0 (u̇s ) .w dS + A0 (u̇i ) .w dS (4.100)
0 0 Σ Σ Σ
Manteniendo la misma discretización que para el caso sobre base rı́gida (§4.9.4.1), sólo el primer
elemento e1 contribuye a la ecuación para z = 0. Luego, reemplazando en la forma débil anterior se
obtienen las tres ecuaciones siguientes:
h ∂ u̇x ∗
ρ1 (z = 0) − τxz (e1 ) + ρ cs u̇x (z = 0) = −ts′ x (uix ) + ρ cs u̇ix (4.101a)
2 ∂t
h ∂ u̇y ∗
ρ1 (z = 0) − τyz (e1 ) + ρ cs u̇y (z = 0) = −ts′ y (uiy ) + ρ cs u̇iy (4.101b)
2 ∂t
h ∂ u̇z ′
ρ1 (z = 0) − σzz∗ (e1 ) + ρ cp u̇z (z = 0) = −ts′ z (uiz ) + ρ cp u̇iz (4.101c)
2 ∂t
Como se asume que la roca es lineal elástica, las componentes del vector esfuerzo ts′ pueden ser
expresadas en forma explı́cita como función del campo incidente ui :
80 4.9. Modelación de la respuesta inelástica sı́smica de un terreno
∂uix
ts ′ x = µ ∂u
∂z
ix
= ρ c2s (4.102a)
∂z
∂uiy 2 ∂uiy
ts ′ y = µ ∂z = ρ cs (4.102b)
∂z
∂uiz
ts′ z = (λ + 2 µ) ∂u
∂z
iz
= ρ c2p (4.102c)
∂z
u = B ei(k.x−ω t) (4.103)
donde k es el vector de onda, ligado a la dirección de propagación al frente de onda. Como por hipótesis
se ha supuesto una dirección de propagación perfectamente vertical, se tiene:
k = kz ez
Entonces, una relación entre la derivada espacial y la derivada temporal puede ser obtenida direc-
tamente:
∂u kz ∂u
=− (4.104)
∂z ω ∂t
El número de onda k se relaciona con la frecuencia angular ω y la velocidad de propagación c por
medio de:
ω
k=
c
Transformando las derivadas espaciales de (4.102) en derivadas temporales, podemos reconocer la
descomposición usual SH, SV y P:
kz ∂uix ∂uix
ts′ x = −ρ c2s ω ∂t = −ρ cs (SH) (4.105a)
∂t
kz ∂uiy ∂uiy
ts′ y = −ρ c2s ω ∂t = −ρ cs (SV) (4.105b)
∂t
kz ∂uiz ∂uiz
ts′ z = −ρ c2p ω ∂t = −ρ cp (P) (4.105c)
∂t
Por lo tanto, las ecuaciones para el nodo de la interfaz suelo/roca quedan:
h ∂ u̇x ∗
ρ1 (z = 0) − τxz (e1 ) + ρ cs u̇x (z = 0) = 2 ρ cs u̇ix (4.106a)
2 ∂t
h ∂ u̇y ∗
ρ1 (z = 0) − τyz (e1 ) + ρ cs u̇y (z = 0) = 2 ρ cs u̇iy (4.106b)
2 ∂t
h ∂ u̇z ′
ρ1 (z = 0) − σzz∗ (e1 ) + ρ cp u̇z (z = 0) = 2 ρ cp u̇iz (4.106c)
2 ∂t
Las ecuaciones anteriores tienen implı́citamente incorporada la descomposición en ondas de corte
SH y SV, ası́ como en la onda de volumen P.
Capı́tulo 5
Licuación
Índice
5.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
5.2. Algunos ejemplos de los efectos de la licuación en infraestructura . . . . 83
5.2.1. Pérdida o reducción de la capacidad de soporte debido a la licuación . . . . . . 83
5.2.2. Subsidencia de terraplenes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
5.2.3. Flotación de estructuras enterradas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
5.2.4. Desplazamiento lateral de muros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
5.2.5. Extensión lateral del terreno (Lateral spreading) . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
82 5.1. Introducción
5.1. Introducción
De forma general se denomina licuación al proceso de transformación de una sustancia sólida o
gaseosa en un lı́quido. En el caso de un suelo granular saturado, la transformación del estado sólido en
lı́quido está ligada al incremento de la presión de poros1 . Este incremento de la presión de poros puede
ocurrir tanto ante una carga monótona cuasi-estática, ası́ como ante una carga alternada cı́clica. Desde
el punto d evista del suelo, este incremento de la presión de poros reduce drásticamente los esfuerzos
efectivos en el material y en consecuencia la resistencia al corte, la que incluso puede llegar a ser
prácticamente nula. Por lo tanto, la licuación puede ocurrir en la medida que se den simultáneamente
tres factores:
2. existencia de agua
Evidentemente, la sola existencia de estos tres elementos no necesariamente siginifca que ocurrirá la
licuación. En efecto, el objetivo del presente capı́tulo es definir bajo que condiciones este fenómeno
puede ocurrir y cómo se puede evaluar la susceptibilidad de un terreno a sufrir licuación. En el presente
documento, nos limitaremos a estudiar la licuación originada por carga sı́smica.
Figura 5.1: Evolución de las fuerzas de contacto entre los granos durante la licuación
http://www.ce.washington.edu/liquefaction
Desde un punto de vista fenomenológico, podemos explicar la licuación desde el punto de vista
de las fuerzas de contacto entre los granos. La Fig.5.1a presenta esquemáticamente un suelo granular
saturado. La barra azul a la derecha representa el valor de la presión de poros en el suelo. Las
flechas blancas representan las fuerzas a través de los puntos de contacto entre los granos (largos
proporcionales a la magnitud). Podemos observar que en un suelo granular, las fuerzas se transmiten
básicamente a través de un red de fuerzas de contacto puntuales entre los granos. La Fig.5.1b presenta
esquemáticamente la situación licuada. En esta figura, la barra de la derecha es significativamente más
alta que la figura de la izquierda lo que representa el incremento de la presión de poros. Si la presión
de poros es lo suficientemente fuerte como para vencer las fuerzas de contacto intergranulares, ciertos
granos dejan de estar en contacto con las otras partı́culas y pasan a estar en suspensión. De esta forma,
el esqueleto granular que transmite las fuerzas pierde continuidad y el material se comporta como un
fluido.
La licuación corresponde a un aspecto particular del comportamiento dinámico del suelo presentado
en §4. Sin embargo, debido a su complejidad y a su importancia en términos de los efectos nefastos
1
algunos autores prefieren la palabra licuefacción en lugar de licuación justamente para diferenciar entre un material
granular y cualquier otra sustancia. Sin embargo, en este documento se empleará la palabra licuación ya que la palabra
inglesa liquefaction no tiene una traducción literal de consenso
Capı́tulo 5. Licuación 83
que puede inducir en algunas obras, se han desarrollado procedimientos experimentales y analı́ticos
especı́ficos para estudiarla.
(a) Inclinación de edificios debido a la pérdida de (b) La extensión lateral del terreno bajo un
resistencia del suelo bajo la fundación (Niigata, terraplén provocó el agrietamiento comple-
1964) to del camino (Alaska, 1964)
Figura 5.2: Algunos ejemplos históricos de daños causados por el fenómeno de licuación
Desde un punto de vista histórico, la licuación comenzó a ser un problema serio en Geotecnia sólo
a partir de 1964, cuando ocurrieron los sismos de Niigata (Fig.5.2a) y de Alaska (Fig.5.2b). Ambos
sismos indujeron enormes daños en infraestructura atrivuidos al fenómeno de licuación, lo que gatilló el
comienzo de la investigación del fenómeno.
En términos generales la licuación ocurre en depósitos de arena suelta que se encuentran usualmente
cerca de los rı́os, en depósitos aluviales jóvenes o bien en rellenos ejecutados por el hombre. Estas áreas
eran hasta hace poco tiempo eran rara vez usada para construcciones, sin embargo la expansión de
las zonas urbanas ha llevado a que hoy se construya en regiones antes destinadas a otros fines, como
por ejemplo agrı́colas. Por lo tanto, la licuación ha pasado a formar parte de los peligros naturales que
hoy en dı́a deben ser evaluados por los ingenieros geotécnicos.
Comenzaremos revisando algunos ejemplos clásicos de los efectos de la licuación en infraestructura.
Veremos los elementos principales del comportamiento cı́clico de arenas que explican el fenómeno de
la licuación, revisando los elementos que mayor influencia tienen en dicho comportamiento. Termina-
remos con algunas metodologı́as simplificadas que permiten evaluar la susceptibilidad de un terreno a
experimentar licuación, dando algunas indicaciones de las técnicas que pueden ser usadas para reducir
dicha susceptibilidad.
Cuando la licuación ocurre, la obra se fundada literalmente en un fluido y por lo tanto tiende
a “hundirse” si es más densa que la suspensión agua-suelo. Como el suelo nunca es perféctamente
homogéneo, la fundación en general se ve afecta a alguna rotación ya que no necesariamente todo el
suelo bajo ella licúa en forma pareja. Uno de los ejemplo más reportados en la literatura es el caso de los
edificios de Niigata (Fig.5.2a), donde se oberva claramente la inclinación post-sı́smica de los edificios.
Fuera del efecto de falta de homogeneidad del suelo, la falta de uniformidad en la transferencia de
carags de la superestructura al suelo, ası́ como los efectos de inercia durante el sismo pueden contribuir
a que la superestructura quede inclinada.
(a) Asentamientos diferenciales de las pilas (b) Evidencias de licuación bajo la pila con mayor
descenso
Figura 5.3: Pérdida de capacidad de soporte de las pilas de fundación del puente Juan Pablo II,
Concepción
En el pasado sismo del Maule, uno de los casos más emblemáticos fue el caso del puente Juan
Pablo II en Concepción (Fig.5.3a). En este puente, se observó el asentamiento no uniforme de las
pilas que sostienen el tablero del puente. En efecto, se midió un asentamiento del orden de 0,5 a
0,7m en la parte más deformada. Ya que las pilas están unidad entre ellas mediante el tablero, no
observa una inclinación evidente de ellas. Sin embargo, observaciones más detalladas mostraron que
algunas de ellas descendieron en forma prácticamente vertical, mientras que otras tendieron también a
desplazarse horizontalmente muy probablemente debido a la falta de uniformidad de la licuación bajo
las pilas. La Fig.5.3b prueba la ocurrencia de la licuación bajo la pila más asentada ya que muestra la
expulsión de un material de otro color al costado de las pilas. Estos denominados “cráteres de arena”
ocurren cuando la capa que licúa no es la más superficial, si no que se encuentra por debajo de esta (en
general unos pocos metros). Cuando dicha capa intermedia licúa, se ve sometida a la enorme presión
del peso de la capa superior, ası́ como la presión impuesta por la obra existente. En estas condiciones,
el material se expulsa a la superficie por zonas de debilidad de la capa superior generando cráteres de
arena.
W
γA A
Es importante notar que desde un punto cualitativo, la magnitud del asentamiento está fuerte-
mente ligado a la gravedad. Cuando el suelo de fundación licúa, la obra se ve apoyada sobre un medio
prácticamente fluido de menor densidad (Fig.5.4). Por lo tanto, la obra tenderá a hundirse hasta que
el empuje del fluido tienda a equilibrar el peso de la obra W de acuerdo al principio de Arquı́mides.
Capı́tulo 5. Licuación 85
Por supuesto, en la prácticamente el problema es más complejo ya que el suelo puede no estar com-
pletamente licuado y la estructura tenderá a redistribuir las fuerzas si es posible. Por ejemplo, en el
caso del puente Juan Pablo II es muy probable que parte del peso de las pilas haya sido transferida a
las pilas vecinas gracias a la rigidez de la viga que sostiene al tablero del puente.
Suelo licuable
La Fig.5.5b muestra un ejemplo tı́pico del daño observado durante el terremoto del Maule a lo
largo de la ruta 5. En la foto se observa gran vegetación al costado del terraplén, lo que podrı́a indicar
que la napa freática es muy superficial en dicha zona. Si bien no se encontró evidencias claras de
licuación en la mayor parte de estos casos, todo parece indicar que la subsidencia y fracturamiento del
pavimento está ligado al gran desplazamiento lateral del terraplén debido a una posible licuación del
suelo por debajo del terreno. La Fig.5.5c ilustra lo que ocurrió en varios pasos sobre nivel en la ruta
5. Si bien no se encontraron cráteres de arenas, el agrietamiento superficial del terreno, la prescencia
de abundate vegetación y el nivel de deformaciones observado sugiere la ocurrencia de licuación del
terreno por debajo del terraplén de acceso. En este caso es notable el hecho que el estribo del puente
prácticamente no sufre asentamientos ya que se encuentra fundado sobre pilotes, sin embargo es el
terraplén quien pone de manifiesto los efectos posibles de la licuación. Cabe mencionar que los daños
en infraestructura vial son especialmente indeseados ya que interrumpen la conectividad del territorio,
elemento crı́tico luego de un gran desastre como lo es un terremoto.
86 5.2. Algunos ejemplos de los efectos de la licuación en infraestructura
(a) Flotación de cámara sanitaria en Lebu (b) Flotación de estanques de bencina en Chillán
La Fig.5.6a muestra una cámara de servicios sanitarios en la localidad Lebu, que experimentó un
levantamiento del orden de medio metro debido a la licuación de la arena en la cual estaba enterrada.
Como estas estructuras sólo poseen el peso del hormigón armadado perimetral y son básicamente
huecas, en promedio tienen una densidad mucho más baja que la de arena licuada y tienden a flotar.
La Fig.5.6b3 muestra las evidencias de flotación de unos estanques enterrados de bencina en desuso
en un estación de servicios en Chillán. En este último caso los estanques no sólo se levantaron, si no
que además se inclinaron durante el levantamiento. En este último caso se observa además fuertes
asentamientos del terreno entorno a los estanques.
Ka ≤ K ≤ Kp
Cuando el suelo licúa, el material se comporta como un fluido y el factor K carece de sentido. En
efecto, los empujes lateral en fluidos son isotrópicos por lo tanto en condición de licuación los empujes
σhdyn serán más bien de tipo:
σhdyn = γd h + γ ′ + γw (z − h) + σhin (5.2)
3
foto cortesı́a del Prof. Ramón Verdugo
Capı́tulo 5. Licuación 87
γ h
z
σh
γ ′ , γw
(a) Presiones estáticas sobre un mu- (b) Daños en muros de contención del puerto de
ro de contención (Adaptada de Tow- Valparaı́so
hata (2007))
Figura 5.7: Desplazamientos laterales en muros de contención de suelos que licúan durante un sismo
es decir, idénticos al esfuerzo vertical efectivo. Esta presión aumentada respecto de la situación estática,
junto con la componente dinámica de los empujes debido a los efectos inerciales σhin pueden superar
la resistencia del muro de contención.
La Fig.5.7b muestra los efectos del desplazamiento lateral de los muros de contención en el puerto
de Valparaı́so. Como se mencionó previamente, este fenómeno suele ocurrir en puertos ya que se
trata de rellenos probablemente mal compactados (suelo relativamente sueltos) y saturados. Si bien
no absoluta certeza de que ocurrió licuación, es muy problable que este fenómeno haya contribuido al
desplazamiento lateral de los muros.
(c) Vista ingresando al puente por acceso sureste (d) Extensión lateral del terreno
entre el tablero del puente y el estribo del acceso sureste de la obra. En la Fig.5.9b también se observa
la inclinación residual de las barras sı́smicas, que conectan el tablero con el estribo (inicialmente
verticales). La Fig.5.9c muestra la discontinuidad del eje de la calzada debido al movimiento del puente.
La Fig.5.9d muestra la amplitud de la extensión lateral del terreno en todo el costado suroeste del
puente, muy probablemente debido a la licuación. Si bien las deformaciones fueron muy importantes,
vale la pena mencionar que la obra en sı́ misma no sufrió graqn daño estructural ya que prácticamente
se desplazó como cuerpo rı́gido respecto a los accesos, sin embargo unos pocos centı́metros más habrı́an
bastado para hacer caer la viga más externa del puente de su apoyo e inducir la caı́da total o parcial
del tablero.
Capı́tulo 6
Índice
6.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
6.2. Ejemplo introductorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
6.2.1. Respuesta de base fija . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
6.2.2. Incorporación de la flexibilidad de la base . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
6.2.3. Ecuaciones de movimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
6.2.4. SDOF equivalente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
6.2.5. Parámetros adimensionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
6.2.6. Análisis de sensibilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
6.3. Formulación general de la interacción dinámica suelo estructura . . . . . 102
6.4. DSSI computacional: sub-estructuración en el dominio frecuencial . . . . 104
6.4.1. Descomposición de los desplazamientos en el suelo . . . . . . . . . . . . . . . . 106
6.4.2. Caso de fundación rı́gida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
6.5. Forma matricial de la ecuación fundamental de la DSSI . . . . . . . . . . 108
6.5.1. Descomposición modal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
6.5.2. Masa agregada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
6.6. Ejemplo: cálculo de funciones de impedancia de una fundación superficial
circular rı́gida y sin masa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
6.6.1. Caso 1: semi-espacio elástico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
90 6.1. Introducción
6.1. Introducción
El estudio de interacción dinámica suelo-estructura (DSSI) corresponde al análisis de los efectos
del suelo de fundación sobre la respuesta dinámica de una estructura, pero también de la influencia
que las oscilaciones de la obra tienen sobre el comportamiento dinámico del suelo. Por supuesto,
esta interacción depende de diversos factores como la naturaleza del suelo, las caracterı́sticas de la
estructura y el tipo de fundación. En algunas situaciones, como el caso de cierto tipo de obras fundadas
en superficie, los efectos DSSI pueden ser despreciados. En otros casos como presas, centrales nucléares,
grandes estanques de almacenaje, pilas de puentes u otras estructuras muy esbeltas, los efectos de la
DSSI pueden ser importantes y deben ser incorporados al diseño.
Si bien el rango de comportamiento elástico dinámico del suelo es muy pequeño, los estudios históri-
cos de la DSSI (e.g., Jennings and Bielak, 1973; Veletsos and Meek, 1974; Veletsos and Nair, 1975)
se han efectuado bajo la hipótesis de comportamiento elástico tanto del suelo como de la estructura.
Esta hipótesis obedece a las limitaciones de las técnicas usuales para hacer un análisis realista de los
fenómenos inelásticos. En efecto, la evaluación de los efectos inelásticos es hasta el dı́a de hoy un tema
de investigación muy activo.
Limitaremos la presentación en este capı́tulo al caso lineal elástico (§6.4), sin embargo abordaremos
ciertos elementos de la respuesta inelástica de fundaciones superficiales en REF. Clásicamente, la DSSI
elástica se divide en una componente inercial y otra cinemática. Los efectos inerciales corresponden a
la influencia de la vibración de la estructura sobre el suelo de fundación, mientras que los cinemáticos
están asociados a la difracción de ondas incidentes sobre la fundación cuando esta última está fija y
no tiene peso. Cabe destacar que los textos de referencia sobre el tema son Wolf (1985, 1988); Wolf
and Song (1996); Wolf and Deeks (2004).
Comenzaremos la presentación con un ejemplo introductorio que permite evaluar los efectos de la
DSSI inercial sobre un oscilador de un grado de libertad (SDOF). Continuaremos con la formulación
global del problema de la DSSI para un tratamiento numérico. En seguida, veremos el tratamiento
computacional del problema mediante la técnica de sub-estructuración dinámica y un tratamiento
acoplado por la técnica de elementos finitos (FEM) y elementos de frontera (BEM). Terminaremos
con un ejemplo guiado de aplicación de la técnica de sub-estruturación dinámica FEM-BEM.
c k f (t)
ü(t) + u̇(t) + u(t) = = ü(t) + 2ζωs u̇(t) + ωs2 u(t) (6.2)
m m m
Capı́tulo 6. Interacción dinámica suelo estructura 91
m
k
k, c h
m
a c
h
G, ρ = cte.
kh
ch kr , cr
üg
üg
fˆ(ω)
−ω 2 û(ω) + 2iζωωs û(ω) + ωs2 û(ω) =
m
2 ˆ
−ω m + iωc + k û(ω) = f (ω)
| {z }
A(ω)
donde el sı́mbolo ˆ se emplea para denotar las funciones en el dominio de las frecuencias o dominio
armónico. A(ω) se conoce como rigidez dinámica. Empleando la propiedad de la transformada de
ˆ = iω û, la relación previa se puede expresar en función de la impedancia Z(ω):
Fourier u̇
ˆ
Z(ω) u̇(ω) = fˆ(ω) (6.5)
De forma que la rigidez dinámica A(ω) y la impedancia Z(ω) se relacionan por medio de:
1
û(ω) = H(ω) fˆ(ω) = fˆ(ω) (6.7)
m (ωs2 − ω2 + 2iζωs ω)
La función H(ω) es la contra parte en el dominio armónico de la función impulso en el dominio del
tiempo. Presenta la gran ventaja de ser dependiente únicamente de los parámetros del oscilador (inde-
pendiente de la carga), de forma que la respuesta en régimen armónico puede ser obtenida simplemente
92 6.2. Ejemplo introductorio
multiplicando H(ω) por la transformada de Fourier de la carga fˆ(ω). En seguida, se puede volver al
régimen transitorio por medio de la transformada de Fourier inversa. Para representar gráficamente
las caracterı́sticas de H(ω), conviene hacer la separación en entre la parte imaginaria y la componente
real (Soize, 2001):
donde:
2
1 − ωω2
ĥR (ω) = 2
s
ω2 2 ω2
k 1 − ω2 + 4ζ ω2
s s
−2ζ ωωs
ĥI (ω) = 2
ω2 2
k 1− 2
ωs
+ 4ζ 2 ωω2
s
6 0
ζ = 0.05
ζ = 0.2
ζ = 0.5
4 −2
2 −4
k ĥR (ω)
k ĥI (ω)
0 −6
−2 −8
−4 −10
ζ = 0.05
ζ = 0.2
ζ = 0.5
−6 −12
0 0.5 1 1.5 2 2.5 0 0.5 1 1.5 2 2.5
ω ω
ωs ωs
(a) Componente real ĥR (ω) (b) Componente imaginaria ĥI (ω)
Figura 6.2: Representación gráfica de la función de respuesta en frecuencias H(ω) amortiguada, para
un oscilador de un grado de libertad
La Fig.6.2 muestra la representación gráfica de H(ω) para tres razones de amortiguamiento. Como
es de esperar, la amplitud de las componentes se reduce en la medida que el amortiguamiento crece.
Los valores máximos se obtienen cuando ωωs ≈ 1, en una condición que se conoce como resonancia.
Para formalizar la noción de resonancia, conviene definir el coeficiente de amplificación dinámica.
Si la aplicación de la carga f (t) fuera lo suficientemente lenta como para despreciar las fuerzas de
inercia y viscosas, la Eq.(6.1) se reduce a:
donde ustat (t) se conoce como la respuesta cuasi-estática del oscilador. Tomando la transformada de
Fourier, una expresión equivalente en régimen armónico se puede escribir como:
1ˆ
ûstat (ω) = f (ω) (6.10)
k
Se define como coeficiente de amplificación dinámica β al módulo de la razón entre la respuesta
dinámica û y la cuasi-estática ûstat según:
Capı́tulo 6. Interacción dinámica suelo estructura 93
|û(ω)| 1
β= = k |H(ω)| = r 2 (6.11)
|ûstat (ω)| ω2 2
1− ωs2 + 4ζ 2 ωω2
s
12
ζ = 0.05
ζ = 0.2
ζ = 0.5
10
8
β(ω)
0
0 0.5 1 1.5 2 2.5
ω
ωs
Figura 6.3: Representación gráfica del coeficiente de amplificación dinámica β(ω) para un oscilador de
un grado de libertad
Consideraremos que la longitud de los amortiguadores y resortes es despreciable por simplicidad. Los
desplazamientos totales ut y uth pueden ser expresados en función de los desplazamientos relativos de
la masa con respecto a la fundación u y de la fundación con respecto al movimiento de campo libre
uh (en ausencia de fundación):
ut = ug + uh + h θ + u (6.16)
uth = ug + uh (6.17)
donde ug es el desplazamiento del suelo en campo libre. Veremos una modelación rigurosa del suelo
en §6.4, pero por ahora aproximaremos la fuerza que ejerce el suelo sobre el sistema Ph como:
Ph = kh uh + ch u̇h (6.18)
La fuerza Ph resulta del movimiento relativo de la fundación con respecto del suelo y su represen-
tación en régimen armónico es:
ch
P̂h = kh 1 + i ω ûh = kh (1 + 2 ζh i) ûh (6.19)
kh
donde ζh corresponde a la razón de amortiguamiento viscoso por radiación en la dirección horizontal:
ω ch
ζh = (6.20)
2 kh
El valor de ch está asociado a la energı́a que abandona el sistema estructura-fundación por efecto
de las ondas que se reflejan y se emiten a nivel de la interfaz suelo-fundación y que no regresan. Este
tipo de amortiguamiento se denomina amortiguamiento por radiación y se incorpora en la Eq.(6.19)
por medio de un amortiguamiento viscoso equivalente ch , pero fı́sicamente corresponde a un fenómeno
mucho más complejo. Por otro lado, existe también una disipación de energı́a por amortiguamiento
material del suelo de fundación. Modelaremos también este amortiguamiento como si fuera viscoso,
si bien fı́sicamente corresponde fundamentalmente a una disipación de tipo histerética (§). Para ello,
multiplicaremos el coeficiente de rigidez del resorte horizontal kh por (1 + 2 ζg i), donde ζg es la razón
de amortiguamiento viscoso que representa el amortiguamiento histerético del suelo:
kh
ωh2 = (6.22)
m
En forma completamente análoga, la contribución de las fuerzas relativas al giro de la fundación
con respecto al suelo Mr , se pueden escribir en régimen armónico como:
M̂r = kr θ̂ + i ω cr θ̂ = kr (1 + 2 ζr i + 2 ζg i) θ̂ (6.23)
Si la estructura fuera infinitamente rı́gida (k = ∞) y si la fundación sólo puede girar (kh = ∞), la
frecuencia fundamental del sistema serı́a:
kr
ωr2 = (6.24)
m h2
Capı́tulo 6. Interacción dinámica suelo estructura 95
∂V
Qj = − (6.26)
∂qj
pero si existen fuerzas de disipación viscosas (no conservativas), las fuerzas generalizadas se escriben:
∂V ∂D
Qj = − − (6.27)
∂qj ∂ q̇j
donde D es una función de disipación viscosa que representa el trabajo de las fuerzas no conservativas
viscosas:
1 XX
D= cjk q̇j q̇k (6.28)
2
j k
donde cij son coeficientes de los amortiguadores viscosos del sistema. Las expresiones anteriores se
resumen en función del Lagrangiano L = T − V como:
d ∂L ∂L ∂D
− + =0 (6.29)
dt ∂ q̇j ∂qj ∂ q̇j
Volviendo al ejemplo, la energı́a cinética total T , la energı́a potencial V y la función de disipación
viscosa D puede ser expresadas como:
1 2
T = m u̇g + u̇h + u̇ + h θ̇ (6.30)
2
1
V = k u2 + kh u2h + kr θ 2 (6.31)
2
1 2
D = c u̇ + ch u̇2h + cr θ̇ 2 (6.32)
2
donde uh , θ y u son las coordenadas generalizadas, y u̇h , θ̇ y u̇ las velocidades generalizadas. Reem-
plazando en Eq.(6.29), se obtiene el sistema de ecuaciones diferenciales que describe el movimiento del
sistema:
m üh + h θ̈ + ü + c u̇ + k u = −m üg
m üh + h θ̈ + ü + ch u̇h + kh uh = −m üg
m h üh + h θ̈ + ü + cr θ̇ + kr θ = −m h üg (6.33)
−m ω 2 ûh + h θ̂ + û + (k + 2 ζ i) û = m ω 2 ûg
−m ω 2 ûh + h θ̂ + û + (1 + 2 ζh i + 2 ζg i) ûh = m ω 2 ûg
−m h ω 2 ûh + h θ̂ + û + (1 + 2 ζr i + 2 ζg i) θ̂ = m h ω 2 ûg (6.34)
ωs2
ω2
(1 + 2 ζ i) − 1 −1 −1 û 1
ωh2
−1 (1 + 2 ζh i + 2 ζg i) − 1 −1 ûh = 1 û
ω2
ωr2
g
−1 −1 (1 + 2 ζr i + 2 ζg i) − 1 h θ̂ 1
ω2
(6.35)
Por lo tanto, para cada valor de la frecuencia ω y el correspondiente ûg es posible obtener la
respuesta del oscilador invirtiendo la matriz asociada al sistema anterior. Los parámetros que describen
al oscilador son: ωs , ωh , ωr , ζ, ζr y ζg . Es importante notar que los parámetros de amortiguamiento
ζh y ζr dependen de la frecuencia ω, a pesar de estar asociados a las constantes kh , ch y kr y cr ,
respectivamente.
A partir el sistema (6.35), se obtiene:
ωs2 1 + 2ζ i
ûh = 2 û (6.36)
ω h 1 + 2 ζh i + 2 ζg i
ωs2 1 + 2ζ i
h θ̂ = 2
û (6.37)
ω r 1 + 2 ζr i + 2 ζg i
y finalmente el desplazamiento del oscilador û incluyendo los efectos de la interacción dinámica inercial
suelo-estructura:
ω2 ω2 1 + 2ζ i ω2 1 + 2ζ i ω2
1 + 2ζ i − 2 − 2 − 2 û = 2 ûg (6.38)
ωs ω h 1 + 2 ζh i + 2 ζg i ω r 1 + 2 ζr i + 2 ζg i ωs
La comparación de la expresión anterior con la correspondiente a condición de base fija (6.15)
pone de manifiesto los efectos de la DSSI sobre la respuesta dinámica de la estructura, a través de una
modificación del amortiguamiento y de la rigidez del sistema con respecto a la señal de entrada ug .
k̄ 2 k̄ ζ̄
ω̄ 2 = y c̄ =
m ω
Es importante notar que en las expresiones anteriores la masa m entre el sistema analógico y el
SDOF equivalente son idénticas.
Por definición, el valor de la frecuencia fundamental se obtiene a partir del caso no amortiguado.
Luego, imponiendo ζ = ζh = ζr = ζg = 0, por comparación entre (6.40) y (6.38) se obtiene:
1 1 1 1
2
= 2+ 2 + 2 (6.41)
ω̄ ωs ωh ωr
de forma que la frecuencia del sistema suelo-estructura ω̄ es siempre menor a la frecuencia de base fija
de la estructura ωs .
Para obtener el valor del amortiguamiento equivalente ζ̄, conviene simplificar la expresión (6.38)
considerando que los productos entre ζ, ζr , ζh y ζg son muy pequeños en comparación con uno. Ası́,
una forma de alternativa (6.38) resulta:
ω2 ω2 ω2 ω2
1 + 2ζ i − 2
− 2 (1 + 2 ζ i − 2 ζ h i − 2 ζ g i) − 2
(1 + 2 ζ i − 2 ζ r i − 2 ζ g i) û = ûg (6.42)
ωs ωh ωr ωs
Comparando la expresión anterior con (6.40) y reemplazando la expresión obtenida para ω̄, se
puede concluir que:
ω2 ω2 ω2 ω2 ω2 ω2
ζ̄ = ζ 1 − 2 − 2 + ζh 2 + ζr 2 + ζg + (6.43)
ωh ωr ωh ωr ωh2 ωr2
Por lo tanto, el amortiguamiento equivalente ζ̄ depende del valor de la frecuencia considerada. Por
simplicidad, emplearemos el valor calculado en condición de resonancia, es decir cuando ω = ω̄. Por
razones de consistencia, también emplearemos los valores de ζh y ζr en resonancia (ω = ω̄). Luego, el
valor final de ζ̄, independientemente de la frecuencia ω considerada, resulta:
ω̄ 2 ω̄ 2 ω̄ 2 ω̄ 2
ζ̄ = 2 ζ + 1 − 2 ζg + 2 ζh + 2 ζr (6.44)
ωs ωs ωh ωr
Las cuatro contribuciones al amortiguamiento del sistema se identifican claramente: amortigua-
miento viscoso del oscilador, amortiguamiento histerético del suelo, amortiguamiento asociado al mo-
vimiento horizontal de la fundación y el asociado a la rotación de la fundación. Si no existe amorti-
guamiento por radiación, ζr = ζh = 0. Como vimos en REF, el amortiguamiento material del suelo ζg
es difı́cilmente menor al de la estructura, de modo que (aunque no haya radiación) ζ̄ es algo mayor al
amortiguamiento estructural ζ.
Finalmente, comparando (6.38) con (6.40) es claro que:
ω̄ 2
ˆg =
ū ûg (6.45)
ωs2
Aumentar el amortiguamiento efectivo del sistema ζ̄ con respecto al de la estructura en base fija:
ζ̄ > ζ.
Incorporando las simplificaciones hechas para el producto entre razones de amortiguamiento y ω̄,
las expresiones de los desplazamientos del modelo analógico (6.36), (6.37) y (6.38) se pueden escribir
alternativamente como:
ωs2
ûh = (1 + 2 ζ i − 2 ζh i − 2 ζg i) û (6.46)
ωh2
ωs2
h θ̂ = (1 + 2 ζ i − 2 ζr i − 2 ζg i) û (6.47)
ωr2
2 1 1 1 2 ζh i 2 ζr i
û + ûh + h θ̂ = ωs + 2 (ζ − ζg ) i − − 2 − 2 û (6.48)
| {z } ω̄ 2 ω̄ 2 ωs2 ωh ωr
ût −ûg
La expresión (6.48) corresponde al desplazamiento total de la masa del oscilador con respecto a
la condición de campo libre. Desde el punto de vista del diseño, esta última expresión puede ser útil
para calcular la separación necesaria entre edificios contiguos o bien para evaluar los desplazamientos
relativos entre un puente y sus estribos de apoyo.
ωs h
s̄ = (6.49)
cs
Esbeltez adimensional:
h
h̄ = (6.50)
a
donde a se conoce como dimensión caracterı́stica y corresponde a una medida que caracteriza el
tamaño de la fundación, como por ejemplo el radio de una fundación superficial circular.
La razón de masas:
m
m̄ = (6.51)
ρ a3
donde ρ corresponde a la densidad de masa del suelo de fundación, entonces: G = ρ c2s , donde G
es el módulo de corte del suelo.
El módulo de Poisson ν.
Tres de estos parámetros adimensionales son suficientes para caracterizar la respuesta de una
estructura fundada superficialmente sobre un semi-espacio homogéneo. Veremos en §6.4 un método
numérico para calcular los coeficientes kh , ch , kr y cr que caracterizan al suelo en función de la
frecuencia de la excitación ω. Por ahora, emplearemos los valores aproximados siguientes para ilustrar
los efectos de la DSSI:
8Ga
kh = (6.52)
2−ν
4,6
ch = ρ cs a2 (6.53)
2−ν
8 G a3
kr = (6.54)
3(1 − ν)
0,4
cr = ρ cs a4 (6.55)
1−ν
Los valores kh y kr son los coeficientes de rigidez estáticos de una fundación circular de radio a
sobre un semi-espacio homogéneo (ver por ejemplo Wolf (1985) para mayores detalles). Reemplazando
las expresiones anteriores en la frecuencia equivalente ω̄ y razón de amortiguamiento equivalente ζ̄,
empleando las definiciones de los parámetros adimensionales h̄, s̄ y m̄ se obtiene:
ω̄ 2 1
= h i (6.56)
ω̄s2 1+ m̄s̄2 2−ν
+ 3(1 − ν)
8 h̄2
ω̄ 2 ω̄ 2 ω̄ 3 s̄3 m̄ 2−ν
ζ̄ = ζ + 1 − ζ g + 0,036 + 0,028(1 − ν) (6.57)
ωs2 ωs2 ωs3 h̄ h̄2
1 0.4
h̄ = 13 h̄ = 13
0.9 h̄ = 1 h̄ = 1
h̄ = 5 0.35 h̄ = 5
0.8
0.3
0.7
0.6 0.25
ωs
0.5
ω̄
0.2
ζ̄
0.4
0.15
0.3
0.1
0.2
0.05
0.1
0 −2 −1 0 1
0 −2 −1 0 1
10 10 10 10 10 10 10 10
s̄ s̄
(a) Variación de la frecuencia equivalente ω̄ (b) Variación del amortiguamiento equivalente ζ̄
Figura 6.4: Propiedades del SDOF equivalente considerando: m̄ = 3, ν = 0,3, ζ = 0,025 y ζg = 0,05.
Efectos de la esbeltez h̄ sobre la frecuencia fundamental equivalente ω̄ y la razón de amortiguamiento
equivalente ζ̄
1 0.4
m̄ = 12 m̄ = 12
0.9 m̄ = 3 m̄ = 3
m̄ = 10 0.35 m̄ = 10
0.8
0.3
0.7
0.6 0.25
ωs
0.5
ω̄
0.2
ζ̄
0.4
0.15
0.3
0.1
0.2
0.05
0.1
0 −2 −1 0 1
0 −2 −1 0 1
10 10 10 10 10 10 10 10
s̄ s̄
(a) Variación de la frecuencia equivalente ω̄ (b) Variación del amortiguamiento equivalente ζ̄
Figura 6.5: Propiedades del SDOF equivalente considerando: h̄ = 1, ν = 0,3, ζ = 0,025 y ζg = 0,05.
Efectos de la masa adimensional m̄ sobre la frecuencia fundamental equivalente ω̄ y la razón de
amortiguamiento equivalente ζ̄
û para una frecuencia dada ω puede crecer o disminuir por efectos de la interacción suelo estructura.
Por ejemplo, si el suelo e infinitamente rı́gido cs = ∞, el parámetro adimensional s̄ = 0 la respuesta
¯g = ûg en (6.40):
de la estructura puede ser evaluada reemplazando ω̄ = ωs , ζ̄ = ζ y û
ω2 ω2
1 + 2 ζ i − 2 û = 2 ûg (6.58)
ωs ωs
que es por supuesto equivalente a la expresión (6.15). Entonces, el efecto de la DSSI sobre la respuesta
de la estructura puede ser evaluado mediante el cuociente ûûg , a partir de la expresión anterior para
el caso sin DSSI (s̄ = 0) en comparación al proveniente de (6.40) para un s̄ dado. Este cuociente
ˆ ˆ
se suele llamar razón espectral y es idéntico al efectuado entre velocidades u̇ˆu̇ o aceleraciones üˆü .
g g
La Fig.6.6a muestra el módulo de la razón espectral entre el desplazamiento de la estructura û y
el desplazamiento del sismo ûg , como función de la frecuencia de la señal adimensionalizada por la
frecuencia fundamental de base fija ωωs . Los valores de los parámetros adimensionales se indican en la
Capı́tulo 6. Interacción dinámica suelo estructura 101
misma figura. Dicha figura pone de manifiesto los efectos de la DSSI: un reducción de la frecuencia de
resonancia del sistema y un incremento del amortiguamiento asociado a una reducción de la amplitud
de la razón espectral.
(a) Desplazamiento lateral de la estructura normalizado (b) Desplazamiento absoluto de la estructura normalizado
por el desplazamiento impuesto por el sismo ||ûû|g | con respecto al del sismo |û+û|ûhg+h
|
θ̂|
En forma alternativa, el efecto de la DSSI se puede ilustrar en función del desplazamiento absoluto
de la estructura con respecto al campo libre ut − ug = u + uh + h θ. La Fig.6.6b muestra el efecto de
la flexibilidad del suelo sobre este desplazamiento, normalizado con respecto al valor en campo libre
ug . Similarmente a lo que ocurre con u, la DSSI reduce la respuesta peak y desplaza el máximo. Sin
embargo, existe un rango de frecuencias donde la respuesta considerando la DSSI supera al valor de
base fija. Por lo tanto, despreciar los efectos de la DSSI en dicho no rango no es conservador desde
el punto de vista del diseño. Para valores muy bajos o muy altos de ωωs , los efectos de la DSSI son
despreciables.
(a) Desplazamiento máximo lateral de la estructura umax (b) Desplazamiento máximo absoluto de la estructura
(u + u0 + h θ)max
Figura 6.7: Influencia de la DSSI la respuesta máxima del oscilador: h̄ = 1, m̄ = 3, ν = 0,33, ζ = 0,025
y ζg = 0,05, para dos valores de rigidez del suelo: s̄ = 0 (base fija) y s̄ = 1 (de acuerdo a Wolf, 1985)
Con el fin de ilustrar los efectos de la DSSI en las respuestas máximas, la Fig.6.7a muestra la
respuesta máxima calculada para tres estructuras de frecuencia de base fija ωs ante un sismo sintético
de aceleración máxima 0,1g. La respuesta máxima se representa en función de s̄, es decir en términos de
102 6.3. Formulación general de la interacción dinámica suelo estructura
la flexibilidad del suelo. Como s̄ → 0 corresponde a la respuesta de base fija, los tres casos presentados
muestran una reducción del desplazamiento relativo a la base en la medida que se reduce la rigidez del
suelo. El mismo estudio, pero ahora en términos del desplazamiento máximo con respecto al campo
libre ut − ug se muestra en la Fig.6.7b. Al contrario de lo que ocurre con el drift o deriva u, en este caso
la respuesta máxima aumenta con la flexibilidad del suelo por efecto del desplazamiento horizontal
y rotación de la fundación. Para efectos de evaluación del potencial daño estructural asociado a un
sismo, interesa sobre todo evaluar las derivas u. En dicho caso, la DSSI tiene une efecto favorable en la
reducción del daño. Sin embargo, si trata por ejemplo del estudio del desplazamiento de un puente con
respecto a sus estribos de apoyo, los efectos de la DSSI podrı́an ser desfavorables ya que el problema
está asociado sobre todo a desplazamientos absolutos.
Finalmente, si se quisiera efectuar directamente la resolución en el dominio transitorio, una opción
es resolver la ecuación:
ω̄ 2
ü(t) + 2 ζ̄ ω̄ u̇(t) + ω̄ 2 = − üg (6.59)
ωs2
empleando valores de ω̄ y ζ̄ independientes de la frecuencia. Sin embargo, los desarrollos precedentes
muestran que esto serı́a sólo una aproximación ya que los valores tanto de los resortes como de los
amortiguadores asociados a la fundación son dependientes de la frecuencia.
Las variaciones espaciales de las caracterı́sticas del suelo, especialmente con la profundidad.
Desde el punto de vista práctico no es factible tomar en cuanto todo los elementos anteriores en un
sólo análisis, de forma que es necesario efectuar simplificaciones para poder tratar el problema: limitar
variaciones de las propiedades de los materiales, suponer comportamiento lineal elástico, analizar sólo
el caso de ondas incidentes planas, etc. En efecto, la complejidad del problema es tan grande que el
empleo de técnicas de modelación numérica es prácticamente inevitable.
Una de las grandes dificultades radica en la escala de los distintas componentes del problema.
En efecto, la estructura en general es del orden de la decenas o centenas de metros y puede ser
considerada como un dominio acotado. Por el contrario, el suelo tendrá del orden de kilómetros y puede
ser considerado como un medio no acotado a la escala del problema. Para ilustrar el tratamiento del
problema, consideremos el esquema de la Fig.6.8 correspondiente a una estructura (Ωb ) fundada sobre
un suelo blando infinito. Dividiremos el suelo en dos porciones: una porción adyacente a la estructura
Ωf y otra correspondiente a la porción de suelo restante que se extiende al infinito Ωs . La estructura
junto con el suelo adyacente Ωb ∪ Ωf se suelen denominar estructura generalizada (Wolf and Song,
1996). Si se escoge lo suficientemente grande, todos los fenómenos inelásticos quedarán limitados a esta
zona. Entonces, la porción o dominio Ωs puede ser considerado como lineal elástico. Denominaremos
la interfaz entre Ωs y Ωb ∪ Ωf como interfaz generalizada Σ.
Una opción es introducir la carga al sistema a través del dominio no acotado Ωs : caso sı́smico,
explosiones subterráneas, tráfico, etc. Sin embargo,la carga también podrı́a ser originada a nivel de la
estructura, por ejemplo en el caso de máquinas vibratorias o bien por impactos sobre la estructura.
En el segundo caso, las ondas se propagan desde la estructura generalizada hacia el medio infini-
to a través de la interfaz Σ. La modelación numérica del dominio no acotado no es una tarea fácil
Capı́tulo 6. Interacción dinámica suelo estructura 103
Ωb
Ωf
Σ
Ωs
ya que se debe imponer una condición de borde “al infinito”. Esta condición consiste en garanti-
zar que no existe energı́a irradiada desde el infinito hacia la estructura generalizada y se denomina
condición de radiación. Desde el punto de vista de la estructura, esta condición se interpreta como
amortiguamiento por radiación.
Si la resolución se efectúa en tiempo, para cada instante sucesivo una porción adicional de Ωs
es alcanzada por el frente de onda emitido desde la estructura generalizada. Este volumen adicional
influenciado requiere energı́a que deber ser suministrada a través de Σ, de forma que ocurre una
transferencia energética desde la estructura generalizada hacia Ωs . Esta transferencia corresponde al
amortiguamiento por radiación desde el punto de vista de Ωb ∪ Ωf .
Si el análisis se efectúa en frecuencias, la interpretación se puede efectuar por medio de las fuerzas
de inercia FI y las fuerzas de restauración elásticas FE . La fuerzas de restauración elástica tienden a
restablecer la posición original del medio, mientras que las fuerzas de inercia favorecen el movimiento
a partir de la posición original. Si las fuerzas de inercia dominan (FI > FE ), el amortiguamiento
por radiación existe (usualmente). En el caso contrario, las fuerzas de restauración elásticas dominan
(FI < FE ) y no ocurre amortiguamiento radiativo. En el dominio de las frecuencias ω, las fuerzas de
inercia son proporcionales al cuadrado de las frecuencias (FI ∝ ω 2 ) y a la distancia a Σ, mientras que
las fuerzas de restauración elásticas son sólo proporcionales a la distancia a Σ. Por lo tanto, en principio
siempre existe una frecuencia lo suficientemente grande como para que FI > FE y el amortiguamiento
por radiación aparezca. La frecuencia mı́nima para que esto último ocurra se denomina frecuencia
cut-off.
Como la estructura generalizada tiene dimensiones finitas, la modelación puede ser efectuada por
cualquier técnica adaptada a dominios finitos (e.g., elementos finitos). Dependiendo de la técnica,
también es posible incluir el comportamiento inelástico a este nivel.
La modelación del dominio no acotado Ωs requiere un tratamiento especial para incluir las condi-
ciones al infinito. Desde el punto de vista del tratamiento que se le da a Ωs existen básicamente dos
opciones:
El método directo: parte de Ωs es modelado hasta un borde ficticio donde las condiciones al
infinito se satisfacen en forma aproximada (Fig.6.9b).
Si asociamos una discretización espacial a Σ y definimos como {u} al vector que agrupa los grados
de libertad de Σ y como {R} el vector de fuerzas nodales sobre Σ, la relación en {u} y {R} dependerá del
tipo de análisis efectuado.
Si el análisis se efectúa en el dominio del tiempo t, la relaciones fuerza-desplazamiento sobre Σ deben
ser globales en espacio y tiempo: la fuerza de interacción en un DOF en un tiempo dado dependerá de
los desplazamientos de todos los grados de libertad en todos los instantes anteriores. En efecto, la
respuesta impulsiva de un grado de libertad está relacionada con todos los DOFs de Σ (acoplamiento
espacial) en los tiempos anteriores (acoplamiento temporal). Luego, el vector {R(t)} corresponde a la
104 6.4. DSSI computacional: sub-estructuración en el dominio frecuencial
Ωb Ωb
Ωf Ωf
Σ
Σ Ωs
{R}, {u}
convolución entre la matriz de impulso unitaria del medio infinito [Zs (t)] y el correspondiente vector
de desplazamientos {u(t)}:
Z t
{R(t)} = [Zs (t − τ )] {u(τ )} dτ (6.60)
0
donde [Zs (ω)] se conoce como matriz de rigidez dinámica o matriz de impedancias. Una de las parti-
cularidades de esta matriz es que es en general llena y no-simétrica. Veremos su derivación detallada
en §6.4.
En lo que sigue presentaremos en detalle una de las técnicas más empleadas para el tratamiento
riguroso de la DSSI asociado al método de sub-estructuración. La idea consiste en emplear una solución
fundamental conocida para el medio no acotado, lo que conduce a una ecuación integral sobre el borde
Σ. Esta ecuación integral se resuelve mediante el método de elementos de contorno (BEM). La ventaja
del método es que requiere sólo la discretización del borde, de forma que el tamaño del problema
resultante es significativamente menor a la de un método de volumen como los elementos finitos. Si
bien el método es eficiente y la condición de radiación se satisface en forma automática, el problema
es que no siempre existe una solución fundamental para el medio infinito. Sólo trataremos en detalle
el caso particular de semi-espacios infinitos estratificados horizontalmente, que afortunadamente es el
caso de mayor interés para la ingenierı́a sı́smica.
este curso, presentaremos sólo el caso de interacción dinámica suelo-estructura en el caso de materiales
lineales elásticos.
Consideremos la notación de la Fig.6.10. Manteniendo la notación de la sección anterior, el sistema
se puede descomponer en tres partes: el suelo infinito Ωs , una porción del suelo adyacente a la estructura
(o la fundación) Ωf y el volumen ocupado por la estructura Ωb . Llamaremos a las interfaces entre cada
porción Σbf y Σsf , respectivamente. Asumiremos condiciones de borde de campo libre en la parte
restante de sus contornos Γs y Γb .
Ωb
Γb
Ωf
Σbf Γs
Σsf
Ωs Γ∞
s
ui
Figura 6.10: Definición del sistema global para el método de sub-estructuración
Supondremos que los desplazamientos sobre Ωs y Ωb debido a cargas estáticas (peso propio, cargas
muertas o vivas, etc.) son conocidas. Denotaremos por us (x, t) y ub (x, t) a las perturbaciones dinámicas
en Ωs y Ωb en cualquier punto x, en cualquier instante t, respectivamente. Supondremos además que las
perturbaciones dinámicas entorno al equilibrio estático son lo suficientemente pequeñas como para que
un comportamiento lineal elástico sea adecuado. Denotaremos por σ s y σ b a los tensores de esfuerzos
elásticos originados por las perturbaciones dinámicas.
Consideraremos que la excitación sı́smica puede ser definida a través de un campo de desplaza-
miento incidente ui definido en todo punto de Ωs . Este campo corresponde a la respuesta en despla-
zamientos del suelo en ausencia de la estructura o la fundación. Suponiendo pequeñas deformaciones,
los desplazamientos us y ui verifican la ecuación de equilibrio en el suelo:
ub = uf sobre Σbf
us = uf sobre Σsf (6.64)
us = ui + ud en Ωs (6.67)
donde ud es el campo total difractado por efecto de la excavación y del movimiento de la fundación
de la super-estructura. En efecto, el campo incidente ui corresponde a los desplazamientos al interior
del suelo si no existiera ni la excavación ni la estructura (Fig.6.11a)
Σsf
Ωf
ui + u0d = 0
Σsf
Ωs Ωs
ui ui u0d
Σsf
Ωs
um
d
(c) Componente um
d del campo reflejado ur
En seguida, conviene descomponer el campo difractado en dos partes. La primera, u0d corresponde
a los desplazamientos en el suelo si la interfaz Σsf estuviera fija (Fig.6.11b). La segunda componente,
ur corresponde a los movimientos reflejados al interior del suelo debido al movimiento de la interfaz:
ud = u0d + ur (6.68)
Si suponemos que la fundación es rı́gida, los movimientos de la interfaz pueden ser representados
por los modos de cuerpo rı́gido ψ m (Fig.6.12). Entonces, el campo reflejado puede ser escrito en
términos de las 6 componentes um d , asociada cada una de ellas a un modo de cuerpo rı́gido de la
fundación:
6
X
ud = u0d + um
d (6.69)
m=1
div σ s û0d + ρs ω 2 û0d = 0 en Ωs
ts û0d = 0 sobre Γs
û0d = −ûi sobre Σsf (6.70)
Cada una de las componentes del campo reflejado ûm d debe verificar la ecuación de equilibrio en
Ωs , la condición de campo libre sobre el borde Γs y debe ser idéntica al modo de cuerpo rı́gido ψ m
por su respectivo coeficiente de participación cm sobre la interfaz Σsf :
2 m
div σ s (ûm
d ) + ρs ω ûd = 0 en Ωs
ts (ûm
d ) = 0 sobre Γs
ûm
d = ĉm ψ m sobre Σsf (6.71)
Por otro lado, la forma débil de la continuidad de esfuerzos sobre las interfaces de Ωf queda:
Z Z
tb (ûb ) .wb dS = − tf ûf .w f dS (6.73)
Σbf Σbf
Z Z
tf ûf .wf dS = − ts (ûs ) .w s dS (6.74)
Σsf Σsf
Z Z Z Z
2 2
σ b (ûb ) : εb (wb ) dV − ω ρb ûb .w b dV − ω ρf ûf .w f dV = − ts (ûs ) .w s dS (6.76)
Ωb Ωb Ωf Σsf
Z Z
σ b (ûb ) : εb (wb ) dV − ω 2 ρb ûb .wb dV
Ωb Ωb
Z Z
2
−ω ρf ûf .wf dV = − ts ûi + û0d .w s
Ωf Σsf
Z
− ts (ûr ) .w s dS (6.77)
Σsf
108 6.5. Forma matricial de la ecuación fundamental de la DSSI
Las integrales de la izquierda de la igualdad anterior son integrales sobre los volúmenes acotados
Ωb y Ωf por lo que pueden ser convenientemente tratadas mediante elementos finitos (FEM). La
aplicación de dicha técnica nos conducirá a las matrices de masas de la super-estructura y de la
fundación, ası́ como a la matriz de rigidez de la super-estructura. Las integrales de la derecha son
integrales de superficie sobre la interfaz fundación-suelo Σsf . Como el suelo Ωs es un medio no-acotado,
convendrá calcularlas mediante el método de elementos de contorno (BEM).
Z
[K] = [B]t [Db ] [B] dV
Z Ωb Z
t
[M ] = [N ] ρb [N ] dV + [N ]t ρf [N ] dV
Ωb Ωf
Las expresiones detalladas de [B], [N ] y [D], ası́ como del procedimiento de integración escapa al
propósito de esta presentación, pero pueden ser encontradas en textos de referencia de FEM como
Bathe (1996); Hughes (2000); Zienkiewicz et al. (2005).
La expresión (6.81) incorpora el amortiguamiento por radiación el sistema. Sin embargo, en la
práctica existen otras fuentes de amortiguamiento como por ejemplo el comportamiento inelástico de
los materiales. Para incluir este tipo de amortiguamiento, manteniendo la linealidad del problema, en
análisis estructural se suele emplear un amortiguamiento viscoso equivalente.
Capı́tulo 6. Interacción dinámica suelo estructura 109
∂
σ = λ tr ε I + 2µ ε + η λ tr ε I + 2µ ε (6.82)
∂t
λ∗ = λ (1 + i β) y µ∗ = µ (1 + i β) (6.83)
donde β se conoce como coeficiente de amortiguamiento histerético. Desde un punto de vista estricto,
este comportamiento en frecuencias no tiene un equivalente directo en el dominio del tiempo, ya que
el coeficiente β consiste en sólo una aproximación del comportamiento inelástico real del suelo. En
efecto, la incorporación de β permite aproximar la energı́a promedio disipada en las ciclos histéresis
reales del suelo observados ante carga cı́clica. En la práctica el valor de β deberı́a se obtenido mediante
ensayos a niveles de deformaciones compatibles con el problema en estudio. Además, los valores de las
velocidades de propagación de onda también dependerán de dicho nivel de deformación.
Desde el punto de vista de la formulación matricial del problema, la idea consiste en reemplazar
la matriz de rigidez [K] por una matriz correspondiente de tipo (1 + 2iζ) [K], donde ζ corresponde a
la razón de amortiguamiento crı́tico equivalente (ζ = β2 ):
(1 + 2iζ) [K] − ω 2 [M ] + [Ks (ω)] {q(ω)} = {f (ω)} (6.84)
[K] + 2iω [C] − ω 2 [M ] + [Ks (ω)] {q(ω)} = {f (ω)} (6.85)
Sin embargo esta última expresión no es adecuada para el caso sı́smico. Ambos enfoques permiten
incorporar un amortiguamiento material equivalente, manteniendo la linealidad del problema. Deriva-
remos en lo que sigue las expresiones de cada una de las matrices y vectores descritos empleando una
descomposición modal de los desplazamientos especialmente adaptada al problema de DSSI.
6
X
ûr (x, ω) = ĉm (ω) ψ m (x) ∀ x ∈ Σsf (6.86)
m=1
donde los seis modos corresponden a tres traslaciones y a tres rotaciones a través de los ejes de inercia
principales de la fundación. Los coeficientes ĉm corresponden a los factores de participación de cada
uno de los modos y son dependientes de la frecuencia ω. Introduciendo (6.86) en la ecuación (6.77):
110 6.5. Forma matricial de la ecuación fundamental de la DSSI
Z Z
2
σ b (ûb ) : εb (w b ) dV − ω ρb ûb .w b dV
Ωb Ωb
Z Z
2
−ω ρf ûf .w f dV = − ts ûi + û0d .w s
Ωf Σsf
6
X Z
− ĉm ts ψ m .w s dS (6.87)
m=1 Σsf
z z z
x y x y x y
ψ1 ψ2 ψ3
z z z
x y x y x y
ψ4 ψ5 ψ6
Z Z
σ b (ûb ) : εb (w b ) dV − ω 2 ρb ûb .w b dV
Ωb Ωb
6
X Z Z
2
−ω ĉm ρf ψ m .w f dV = − ts ûi + û0d .w s
m=1 Ωf Σsf
6
X Z
− ĉm ts ψ m .w s dS (6.89)
m=1 Σsf
Los desplazamientos en la super-estructura ûb puede ser escritos en función de dos bases modales:
los modos de rı́gidos debidos a los movimientos de cuerpo rı́gido (Fig.6.12) y una parte flexible ûb0
correspondiente a la deformación de la super-estructura cuando la fundación está fija:
Capı́tulo 6. Interacción dinámica suelo estructura 111
6
X
ûb = ĉm (ω) ψ m + ûb0 ∀ x ∈ Ωb (6.90)
m=1
Al igual que en análisis estructural, las deformaciones de Ωb pueden ser representadas por medio
de los modos propios de base fija φj :
nφ
X
ûb0 (x, ω) = q̂j (ω) φj (x) ∀ x ∈ Ωb (6.91)
j=1
donde q̂j son los factores de participación modal dependientes de la frecuencia ω. Empleando las
descomposiciones (6.88) y (6.91), el desplazamiento total de la estructura queda dado por:
6 nφ
X X
ûb (x, ω) = ĉm (ω) ψ m (x) + q̂j (ω) φj (x) ∀ x ∈ Ωb (6.92)
m=1 j=1
Reemplazando esta descomposición en (6.89) se obtiene:
nφ
X Z nφ
X Z
2
q̂j σ b φj : εb (w b ) dV − ω q̂j ρb φj .w b dV
j=1 Ωb j=1 Ωb
6
X Z 6
X Z Z
2 2
−ω ĉm ρb ψ m .w b dV − ω ĉm ρf ψ m .w f dV = − ts ûi + û0d .w s
m=1 Ωb m=1 Ωf Σsf
6
X Z
− ĉm ts ψ m .w s dS
m=1 Σsf
(6.93)
aprovechando el hecho de que un movimiento de cuerpo rı́gido no induce esfuerzos en Ωb . La expresión
anterior es una ecuación escalar de 6 + nφ incógnitas. Para poder escribir el sistema matricial que
resuelve el problema, basta con escoger en forma adecuada los campos de desplazamientos virtuales
wb , w f y ws . Por ejemplo, seleccionando cualquiera de los modos de cuerpo rı́gido ψ n se obtiene:
nφ
X Z
2
−ω q̂j ρb φj .ψ n dV
j=1 Ωb
6
X Z 6
X Z Z
2 2
−ω ĉm ρb ψ m .ψ n dV − ω ĉm ρf ψ m .ψ n dV = − ts ûi + û0d .ψ n dS
m=1 Ωb m=1 Ωf Σsf
6
X Z
− ĉm ts ψ m .ψ n dS
m=1 Σsf
(6.94)
aprovechando que un modo de cuerpo rı́gido no induce deformaciones en Ωb (εb (ψ n ) = 0). Como la
expresión anterior es independiente del modo rı́gido ψ n , se tiene 6 ecuaciones para determinar los
valores de ĉm y q̂j . Para completar el sistema de ecuaciones, basta con seleccionar como campos de
desplazamientos virtuales los modos flexibles en base fija φk :
nφ
X Z nφ
X Z
q̂j σ b φj : εb φk dV − ω 2 q̂j ρb φj .φk dV
j=1 Ωb j=1 Ωb
6
X Z
−ω 2 ĉm ρb ψ m .φk dV = 0 (6.95)
m=1 Ωb
112 6.5. Forma matricial de la ecuación fundamental de la DSSI
en este caso, el último término de la izquierda y los términos de la derecha se anulan ya que los
modos φk tienen valor nulo sobre la fundación (modos de base fija). Como la ecuación escalar anterior
es válida para cualquier modo φk , habrá tantas ecuaciones como modos nφ considerados. Luego, el
sistema matricial completo que permite resolver el problema queda:
[Zs (ω)] − ω 2 ([Mb ] + [Mf ]) −ω 2 [Mbf ] {ĉ(ω)} {fs (ω)}
= (6.96)
−ω 2 [Mf b ] [Kb ] − ω 2 M̄b {q̂(ω)} {0}
donde:
Z
[Zs (ω)]mn = ts ψ m .ψ n dS
Σsf
Z
[Mb ]mn = ρb ψ m .ψ n dV
Ωb
Z
[Mf ]mn = ρf ψ m .ψ n dV
Ωf
Z
[Mbf ]jn = ρb φj .ψ n dV
ZΩb
[Mf b ]mk = ρb ψ m .φk dV
Ωb
Z
[Kb ]jk = σ b φj : εb φk dV
ZΩb
M̄b jk
= ρb φj .φk dV
Ωb
Z
{fs (ω)}n = − ts ûi + û0d .ψ n dS
Σsf
donde [Zs ] corresponde a la matriz de rigidez dinámica o de impedancia del semi-espacio Ωs . El vector
{fs } corresponde al vector de fuerzas dinámicas sobre la interfaz Σbs debido al campo incidente y
difractado. Tanto la matriz de impedancias como el vector de fuerzas dinámicas pueden ser calculados
por BEM.
Si los vectores φ se normalizan respecto de la matriz de masas, se obtiene:
M̄b jk
= δjk (6.97)
[Kb ]jk = δjk ωj2 (6.98)
[Zs (ω)] − ω 2 [Ψ]t [M ] [Ψ] −ω 2 [Ψ]t [M ] [Φ] {ĉ(ω)} {fs (ω)}
= (6.99)
−ω 2 [Φ]t [M ] [Ψ] [Φ]t [K] [Φ] − ω 2 [Φ]t [M ] [Φ] {q̂(ω)} {0}
donde [Ψ] y [Φ] son las matrices que agrupan los modos rı́gidos y los modos flexibles, respectivamente.
El sistema anterior se suele expresar en términos de las matrices reducidas [Kr ] y [Mr ], que en cierta
forma son las proyecciones de la rigidez y de la masa del sistema estructura-fundación sobre la base
modal empleada:
2 t {c} {fs }
[Kr ] − ω [Mr ] + [P ] [Zs ] [P ] = (6.100)
{q} {0}
Capı́tulo 6. Interacción dinámica suelo estructura 113
donde:
[Ψ]t [K] [Ψ] [Ψ]t [K] [Φ] 0 0
[Kr ] = = t
[Φ]t [K] [Ψ] [Φ]t [K] [Φ] 0 [Φ] [K] [Φ]
[Ψ]t [M ] [Ψ] [Ψ]t [M ] [Φ]
[Mr ] =
[Φ]t [M ] [Ψ] [Φ]t [M ] [Φ]
h i
[P ] = [1]6×6 [0]6×nφ
[Zs ] − ω 2 ([Mb ] + [Mf ]) {c} − ω 2 [Mbf ]{q} = {fs } (6.102)
−ω 2 [Mf b ]{c} + [Kb ] − ω 2 [Mb ] {q} = {0} (6.103)
Despejando el vector {q} de (6.103) y reemplazándolo en (6.102), se obtiene:
n −1 o
[Zs ] − ω 2 [Mb ] + [Mf ] + [Mbf ] [Kb ] − ω 2 [M̄b ] [Mf b ] {c} = {fs }
[Zs ] − ω 2 ([Mb ] + [Mf ] + [Mb∗ ]) {c} = {fs } (6.104)
La matriz [Mb∗ ] se interpreta como la matriz de masas agregadas al sistema debido R a la vibraciones
de la superestructura. Si los modos φ están normalizados con respecto a la masa ( Ωb ρb φj .φk dV =
δjk ), cada una de sus componentes resulta:
X Z Z
∗ ω2
[Mb ]mn = ρb ψ m .φj dV ρb φj .ψ n dV (6.105)
ωj2 + 2iζj ωωj − ω 2 Ωb Ωb
j≥1
donde ωj y ζj son la frecuencia y amortiguamiento modal asociados a cada modo j. Los coeficientes
de esta matriz son complejos y son altamente dependientes del contenido frecuencial de la excitación
ω:
entonces los términos son complejos puros y funcionan como amortiguadores viscosos. Luego, el
sistema absorbe energı́a hacia los modos de resonancia.
114 6.6. Ejemplo: cálculo de funciones de impedancia de una fundación superficial circular rı́gida y sin masa
entonces las componentes de la matriz de masa agregada son reales negativas de forma que se
reduce la masa efectiva del sistema
a a
ν, cs , ρ ν, cs , ρ
d
Rı́gido
ν s , css , ρs d
ν r , crs , ρr
Estudiaremos tres modelos para el mallado de la interfaz rı́gida suelo-fundación. El primero (modelo
A) corresponde a una fundación de radio a = 0,5[m] empleando 99 elementos de tipo cuadrangulares
(Fig.6.14a). El segundo (modelo B), corresponde a una fundación de radio a = 25[m] mallada por 1024
elementos cuadrangulares (Fig.6.14b). El tercer caso (modelo C), corresponde a una fundación de radio
a = 0,5[m] discretizada en 241 elementos triangulares (Fig.6.14c). Despreciaremos el amortiguamiento
material en el suelo seleccionando un valor muy bajo de amortiguamiento viscoso equivalente (β =
0,001 ó ζ = 0,05 %).
Los ejemplos presentados en esta sección están basados en Clouteau (2007a,b,c), junto con los
resultados de referencia de Wolf (1985); Sieffert and Cevaer (1992).
Capı́tulo 6. Interacción dinámica suelo estructura 115
A fin de permitir la comparación de los resultados con las referencias, escribiremos la matriz de
impedancias de acuerdo a la siguiente notación adimensional:
donde [K0 ] es la matriz que contiene los coeficientes de rigidez estáticos. [K] es la matriz de rigideces
adimensionales y puede ser interpretada como la rigideces de los resortes de reemplazo del suelo.
Similarmente, la matriz [C] corresponde a las amortiguadores equivalentes del suelo asociados sólo
al amortiguamiento por radiación (se emplea un β muy pequeño). La variable a0 se conoce como la
frecuencia adimensional y está definida como:
ωa
a0 = (6.107)
cs
donde a es una longitud caracterı́stica de la fundación (el radio en este caso). Si la fundación es
simétrica, la matriz [Kbb ] también lo es. Si el contacto entre el suelo y fundación es perfecto, la matriz
[Kbb ] posee elementos fuera de la diagonal no nulos. Si se relaja la condición de contacto entre el suelo
y la fundación, la matriz [Kbb ] resulta diagonal. Empleando un sistema de coordenadas cartesianas, la
Tab.6.1 resume los valores de los coeficientes de rigidez estática:
Tabla 6.1: Coeficientes de rigidez estática de una fundación superficial circular rı́gida
Una descripción detallada lı́nea a lı́nea de los comandos empleado en cada uno de los archivos escapa
al propósito de esta presentación. Sin embargo, vale la pena notar que los archivos son esencialmente
idénticos a excepción del nombre del archivo que es leı́do para obtener la geometrı́a (archivos .miss),
la forma de definir las frecuencias deseadas y los materiales, ası́ como los parámetros empleados para
la resolución numérica.
En efecto, la definición de los parámetros numéricos es fundamental para el cálculo de las funciones
de Green en el espacio no acotado, estratificado horizontalmente (opción STRA). En dicho dominio, las
funciones de Green son calculadas numéricamente mediante las opciones SPFR y SPEC. La selección
de parámetros se ajusta los criterios mencionados en §B.5.5.
Tomemos por ejemplo el modelo A, cuyo archivo de control se entrega en §D.1.1. La frecuencia
máxima de discretización pl se obtiene según (B.17) para el comando SPEC. Como cs = 1 y luego
pmax = 1, entonces pl = 8 pmax = 8. En relación al número de puntos, la condición a respetar queda:
2pmax 2×1
np = = 1 = 4000 ≤ 214 = 16384
βmin pmin 0,001 × 2
luego, se podrı́a haber seleccionado un número menor de puntos. En relación a los parámetros asociados
a la discretización horizontal, dref (DREF) se conoce distancia horizontal caracterı́stica. En este caso
dref = 1 ya que es el radio de la fundación. Los parámetros para el comando OFFSets corresponde
a nr ∗ dr. De acuerdo a (B.14) el paso de la discretización horizontal dr se calcular en función del
tamaño tı́pico del elemento h y el número de puntos de integración ngr . Luego:
h 0,1
0,01 = dr ≤ = = 0,05
ngr 2
Para poder cubrir toda la fundación se debe satisfacer que:
1 1
Kx (ω) [-]
Kz (ω) [-]
0.5 Model A 0.5 Model A
Model B Model B
Model C Model C
Wolf (1985) Wolf (1985)
0 0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 0 1 2 3 4 5 6 7 8
a0 [-] a0 [-]
0.8 1.1
1
Cx (ω) [-]
Cz (ω) [-]
0.7
0.9
0.6
0.8
0.5 0.7
0 1 2 3 4 5 6 7 8 0 1 2 3 4 5 6 7 8
a0 [-] a0 [-]
1 1
Kr (ω) [-]
Kt (ω) [-]
0.3 0.3
Cz (ω) [-]
Ct (ω) [-]
0.2 0.2
0.1 0.1
0 0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 0 1 2 3 4 5 6 7 8
a0 [-] a0 [-]
2
Kxr (ω) [-]
1
Model A
0 Model B
Model C
Wolf (1985)
−1
0 1 2 3 4 5 6 7 8
a0 [-]
1
Cxr (ω) [-]
0.5
−0.5
0 1 2 3 4 5 6 7 8
a0 [-]
Transformaciones integrales
A.1.1. Definiciones
Para una función f (t) integrable, la transformada de Fourier x̂(ω) existe y puede ser escrita como:
Transformada directa: Z +∞
F (x(t)) = x̂(ω) = x(t) e−iωt dt (A.1)
−∞
Transformada inversa:
Z +∞
1
F −1 (x̂(ω)) = x(t) = x̂(ω) eiωt dω (A.2)
2π −∞
Ejemplo A.1 Sea x(t) = e−α|t| con α > 0 (Fig.A.1a). En este caso x(t) es integrable, ya que:
Z +∞
2
|x(t)| dt =
−∞ α
luego, la transformada de Fourier existe y vale:
2α
x̂(ω) =
α2 + ω2
1
adaptados de Soize (2001)
124 A.1. Transformada de Fourier
La función x̂ (Fig.A.1b) es continua y tiende a cero cuando |ω| → ∞. De forma que x̂ es integrable:
Z ∞
|x̂(ω)| dω < +∞
−∞
y la inversa existe.
1 2
0.9 1.8
0.8 1.6
α=1 α=1
0.7 1.4
0.6 1.2
x(t)
x̂(ω)
0.5 1
0.4 0.8
0.3 0.6
0.2 0.4
0.1 0.2
0 0
−5 0 5 −10 −5 0 5 10
t ω
2α
(a) x(t) = e−α|t| , α = 1 (b) x̂(ω) = α2 +ω 2
, α=1
Figura A.1: Transforma de de Fourier de una función integrable cuya transformada es integrable
Ejemplo A.2 Sea x(t) = xmax I[0,t1 ] (t), con xmax > 0, t1 > 0 y
1 si t ∈ [0, t1 ]
I[0,t1 ] (t) =
0 si t ∈
/ [0, t1 ]
y resulta
xmax t1 si ω = 0
x̂(ω) = −iωt
xmax 1−eiω 1 si ω =
6 0
Si bien la función x̂(ω) es continua y tiende a cero cuando |ω| → +∞, no admite transformada inversa
ya que no es integrable Z +∞
|x̂(ω)| dω = +∞
−∞
1 1
0.9 0.9
0.8 0.8
xmax = 1, t1 = 1 xmax = 1, t1 = 1
0.7 0.7
0.6 0.6
x(t)
x̂(ω)
0.5 0.5
0.4 0.4
0.3 0.3
0.2 0.2
0.1 0.1
0 0
−5 0 5 −30 −20 −10 0 10 20 30
t ω
(a) x(t) = xmax I[0,t1 ] (t) , xmax = 1, t1 = 1 (b) x̂(ω) = xmax 1−e−iωt1
, xmax = 1, t1 = 1
iω
Figura A.2: Transformada de Fourier de una función integrable cuya transformada no es integrable
sin(ω0 t) ω0
Ejemplo A.3 Consideremos la función x(t) = πt , con x(0) = π (Fig.A.3a). Esta función no es
integrable, ya que: Z +∞
|x(t)| = +∞
−∞
sin embargo, sı́ es de cuadrado integrable:
Z +∞
ω0
|x(t)|2 =
−∞ π
Se puede demostrar que la transformada de Fourier en este caso resulta
x̂(ω) = I[−ω0 ,ω0 ] (ω)
que en efecto es una función de cuadrado integrable (Fig.A.3b), que por lo tanto cumple la fórmula de
Plancherel.
1
0.35
0.9
0.3
0.8
0.25 ω0 = 1
0.7 ω0 = 1
0.2
0.6
0.15
x̂(ω)
x(t)
0.5
0.1
0.4
0.05
0.3
0
0.2
−0.05 0.1
−0.1 0
−20 −15 −10 −5 0 5 10 15 20 −8 −6 −4 −2 0 2 4 6 8
t ω
sin(ω0 t)
(a) x(t) = πt
, ω0 = 1 (b) x̂(ω) = I[−ω0 ,ω0 ] (ω) , ω0 = 1
Ejemplo A.4 Consideremos la distribución de Dirac centrada en el origen δ0 (t) (Fig.A.4a). Luego,
la transformada de Fourier δ̂0 (Fig.A.4b) queda:
Z ∞
δ̂0 (ω) = e−iωt δ0 (t) dt = 1
−∞
0 t 0 ω
Ejemplo A.5 Consideremos la función x(t) = cos(ω0 t), con ω0 > 0 (Fig.A.5a). Para calcular la
transformada de Fourier, conviene representarla como:
eiω0 t + e−iω0 t
x(t) =
2
Luego, se obtiene:
x̂(ω) = π (δω0 (ω) + δ−ω0 (ω))
que corresponde a la suma de dos distribuciones de Dirac (Fig.A.5b).
Apéndice A. Transformaciones integrales 127
0.8
x̂(ω)
0.6
0.4
ω0 = 1
0.2
x(t) 0
−0.2
−0.4
−0.6
−ω0 0 ω0 ω
−0.8
−1
−20 −15 −10 −5 0 5 10 15 20
t
(a) x(t) = cos(ω0 t) (b) x̂(ω) = π (δω0 (ω) + δ−ω0 (ω))
dx(t)
ẋ(t) = (A.10)
dt
Si ẋ(t) es integrable, entonces la transformada resulta:
Z +∞
ḃ
x(ω) = e−iωt ẋ(t) dt = iω x̂(ω) (A.11)
−∞
En forma rescursiva, se deduce que para derivadas de orden m de x(t) se cumple que:
xd
(m) (ω) = (iω)m x̂(ω) (A.12)
2α
Ejemplo A.6 Retomemos la función x(t) = e−α|t| , con α > 0 y x̂(ω) = α2 +ω 2
. La derivada de x(t)
es:
αeαt si t < 0
ẋ(t) = −αt
−αe si t > 0
Como la función anterior es integrable, la transformada de Fourier resulta:
ḃ 2iωα
x(ω) =
α2 + ω 2
Ejemplo A.7 La transformada de Fourier de la derivada de la distribución de Dirac en cero queda:
ḃ
δ0 (ω) = iω δ̂0 (ω) = iω
Ejemplo A.8 Consideremos la función xa (t) = I[−a,a] (t), es decir, la función indicatriz en el intervalo
[a, −a] (Fig.A.2a). Vimos que su transformada resulta:
sin(ωa)
x̂a (ω) =
2ω
. Consideremos ahora el producto convolución de xa (t) consigo misma:
1
x2a (t) = (xa ∗ xa ) (t)
2a
que corresponde a un impulso triangular (Fig.A.6a) que puede ser escrito como:
0 si |t| > 2a
x2a (t) = |t|
1 − 2a si |t| ≤ 2a
Empleando las propiedades del producto de convolución, su transformada de Fourier resulta (Fig.A.6b):
1 2
x̂2a (ω) = x̂a (ω) x̂a (ω) = sin2 (ωa)
2a aω 2
1 2
0.9 1.8
0.8 1.6
0.6 1.2
x(t)
x̂(ω)
0.5 1
0.4 0.8
a=1
0.3 0.6
0.2 0.4
0.1 0.2
0 0
−10 −5 0 5 10 −20 −15 −10 −5 0 5 10 15 20
t ω
1 2 2
(a) x2a (t) = 2a
(xa ∗ xa ) (t) , a = 1 (b) x̂2a (ω) = aω 2
sin (ωa) , a = 1
f (t)
T 0 T t
2 2
T T T T T
Figura A.7: Ejemplo de función periódica
donde fn son los coeficientes de Fourier de la serie (en general complejos) definidos por:
Z T
1 2
fn = f (t)e−iωn t dt (A.19)
T − T2
de forma que la transformada corresponde a una combinación lineal de distribuciones de Dirac pon-
deradas por los coeficientes de Fourier (Fig.A.8).
fˆ(ω)
con a > 0, T = 4a y empleando la misma definición para el impulso triangular x2a del ejemplo A.8.
En este caso, los coeficientes de Fourier resultan:
1 4 sin2 ωn a
2 ωn a 2
fn = sin =
T aωn2 2 a2 ωn2
Luego, la representación en serie de Fourier queda:
n=+∞
X sin2 ωn2 a −iωn t
f (t) = e
n=−∞
a2 ωn2
Aprovechando la propiedad de simetrı́a de los coeficientes por tratarse de una función a valores reales,
se obtiene:
n=+∞
X sin2 ωn a
1 2
f (t) = + 2 cos(ωn t)
4 a2 ωn2
n=1
f (t)
T 0 T t
2 2
T T T T T
Figura A.9: Representación de la función periódica f (t) del ejemplo A.9
ei(k.x−ωt)
que caracteriza a una onda que caracteriza a una onda que se propaga según la dirección k.
Apéndice A. Transformaciones integrales 131
La evaluación de la expresión anterior requiere de O(n2 ) operaciones, sin embargo, exiten algo-
ritmos más eficientes como el FFT (Fast Fourier Transform) inciados por Cooley and Tukey (1965)
que permiten reducir el numéro de operaciones a O(n log n). Esta diferencia el número de operaciones
puede ser extremadamente importante en aplicaciones prácticas cuando n puede llegar a ser del orden
de millones. En efecto, la FFT es de vital importancia en el tratamiento de señales.
Introducción a MISS-3D
En esta sección se presentan ciertos aspectos generales del software MISS-3D (Clouteau, 2000,
2003). La información completa: manual cientı́fico, manual de empleo y manuales informáticos pueden
ser consultados en lı́nea (en francés).
B.1. Introducción
El objetivo del software es el estudio de problemas de propagación de ondas en dominios elásticos
o fluidos. Si bien al origen fue desarrollado para el estudio de problemas de interacción dinámica
suelo-estructura, gracias a la definición de multi-dominios sólidos y fluidos es posible tratar problemas
tan diversos como: geofı́sicos, de interacción dinámica suelo-fluido-estructura o el estudio de efectos
de sitio. En efecto, el programa se basa en la técnica de sub-estructuración, de forma que es posible
tratar cada uno de los dominios con la técnica más adaptada a cada uno de ellos. A fin de poder
tratar dominios infinitos homogéneos o estratificados, el programa incorpora módulo de elementos de
contorno.
De forma general el problema es resuelto en el dominio frecuencial. La solución se evalúa en primer
lugar a nivel de las interfaces entre los distintos dominios, la que luego se construye al interior de cada
uno de los dominios. La solución en tiempo puede ser finalmente obtenida mediante transformada de
Fourier inversa a partir de la respuestas en frecuencias (§A.1.9).
Resolución en frecuencias
Sub-estructuración dinámica
B.2.1. Linealidad
La linealidad geométrica impone la condición de pequeñas deformaciones y desplazamientos. En
dicho marco, la ecuación de conservación de momentum del sólido se escribe como:
∂2u
div σ(u) + f = ρ (B.1)
∂t2
La linealidad del comportamiento de materiales se traduce en términos de la elasticidad lineal:
134 B.3. Modelación
∂2p
c2 △p = (B.3)
∂t2
B.3. Modelación
En general, la modelación de un determinado problema debe seguir las etapas siguientes:
Los sub-dominios
Como el programa emplea el método de los elementos de contorno, sólo se requiere la discretización
de los contornos de los dominios analizados.
B.3.1.1. Nodos
Los nodos son puntos que se ubican sobre las fronteras de los dominios, mientras que los puntos de control
son interiores a los dominios. Luego, un punto de control es local a un dominio y se enumeran local-
mente. Por el contrario, la enumeración de los nodos es global al problema.
B.3.1.2. Elementos
Los elementos empleados en MISS-3D son estándar desde el punto de vista de los Elementos
Finitos: elementos lineales, de superficie y de volumen. En 3D se pueden emplear:
Segmentos de 2 y 3 nodos
Estos elementos no solo permiten discretizar la geometrı́a de las fronteras, si no que también
constituyen la base para las soluciones. Desde este punto de vista, el orden de enumeración de los
nodos a nivel de cada elemento induce una orientación (normal del elemento) que será fundamental
en la descripción de los sub-dominios §B.3.1.5.
B.3.1.3. Grupos
Los grupos están constituidos por elementos. Cada elemento está entonces asociado a un grupo.
El conjunto de elementos de un mismo grupo define una superficie. Los roles de cada grupos son
fundamentales:
Sin embargo, pueden existir grupos sin elementos. Por ejemplo, para problemas de interacción
dinámica suelo-estructura convendrá definir un grupo “vacı́o” que representará la estructura. Dicho
grupo permitirá definir la cinemática de la superestructura a partir de la base de modos propios de
base fija.
Para este curso sólo emplearemos grupos de tipo superficie (SURFace) o de volumen (VOLUme). Un
grupo de tipo superficie permitirá definir la interfaz entre dos dominios §B.3.1.5. Los grupos de tipo
volumen sólo pueden pertenecer a un dominio y se dicen interiores.
La orientación de los grupos definidos por elementos de superficie queda controlada por la orienta-
ción de los elementos. Por lo tanto, es fundamental proveer al programa de grupos de elementos orien-
tados consistentemente. La opción VERIfication permite chequear la consistencia de la definición de
los elementos. Veremos en los ejemplos §B.3.1.5 que los grupos permiten definir geométricamente a
los dominios.
Como regla general se puede decir que la definición de un dominio debe hacer referencia a por lo
menos todas sus interfaces con otros dominios. El resto del contorno, no conectado a otros dominios,
podrá ser omitido si las condiciones de borde se satisfacen a priori.
MISS-3D . Las condiciones de superficie libre serán satisfechas de forma implı́cita por lo que no se
requiere mallar el campo libre.
En este ejemplo hemos supuesto que la orientación de los elementos que conforman el grupo 1
induce una normal hacia abajo en la Fig.B.1a. Luego, la definición del dominio 2 incluye al grupo 1
con orientación +1 (normal exterior). Para la definición del sub-dominio 2, se incluye el grupo 1 pero
con inversión de normal −1 de forma que la normal exterior apunte hacia arriba.
Ejemplo B.2 Consideremos el caso de una presa sobre un estrato rı́gido. Aguas arriba se ubica un
depósito de agua en estado inicial hidro-estático (Fig.B.1b). Denominaremos al agua (dominio fluido
DINCompr) como dominio 2. Este dominio será modelado por BEM empleando las funciones de Green
de un semi-espacio fluido. De esta forma, la condición de superficie libre en el agua se verifica en
forma implı́cita y bastará con discretizar la interfaz con la roca rı́gida (grupo 2) y la interfaz con la
presa (grupo 1). La estructura que forma la presa será considerada como un grupo externo (grupo 3).
El primer sub-dominio está conformado por la estructura y su interfaz con el agua (grupos 1 y 3),
orientados por su normal exterior +1 y +3. Para la definición del segundo sub-dominio (el agua),
habrá que emplear las interfaces (grupos 1 y 2), invirtiendo la normal del grupo 1: −1 y 2.
:
FIN
FINCchamp
*
* Dominio: estructura
SDOMaine 1 GROUPE 1 3
EXTErieur /* Se puede emplear la opción KCM
FINSousdom
*
* Dominio: fluido (notar la inversión de la normal)
SDOMaine 2 GROUPE -1 2
DINCompr RO 1000 /* fluido incompresible con superficie libre
FINSousdom
La propiedades mecánicas de los dominios quedan definidas por las caracterı́sticas mecánicas de los
elementos que lo conforman. Sin embargo, las propiedades de las interfaces son algo más complejas. Se
deben caracterizar las propiedades cinemáticas: continuidad desplazamiento entre sólidos, deslizamien-
to relativo entre sólidos, continuidad de velocidades normales entre un sólido y un fluido, superficie
libre, desplazamientos bloqueados, etc. Sin embargo también podrı́a existir condiciones relativas a los
esfuerzos: esfuerzos tangenciales nulos sobre un sólido, reciprocidad de tensiones, etc.
B.3.2.1. Materiales
La definición de los materiales tiene como objetivo fijar el número de grados de libertad en cada
dominio. Desde dicho puntos de vista, existen sólo dos opciones: sólido o lı́quido. Un solido se caracte-
rizará por 2 ó 3 grados de libertad de desplazamiento dependiendo de la dimensión del problema (2D
ó 3D). El fluido se caracterizará por sólo un grado de libertad: la presión.
Dicho tipos de campos serán los únicos accesibles al interior de cada sub-dominio, pero sobre las
interfaces será posible obtener vectores esfuerzos (sólidos) o desplazamientos normales (fluidos).
Además del tipo de material, se deberá en seguida definir el modelo de comportamiento de cada
uno ellos, los parámetros mecánicos y las masas. En el caso de los sólidos, los materiales serán lineales
elásticos isotrópicos con posibilidad de amortiguamiento histerético o viscoso. En MISS-3D existe sólo
dos opciones:
t = ku (B.4)
donde k es tomado como imaginario para evitar la aparición del problema de resonancia en el
problema local. Tomaremos tı́picamente:
k = ρ cs ω0 (1 − iβ)
con β = 0,1, ρ la masa especı́fica, cs la velocidad de onda de corte y ω0 una frecuencia carac-
terı́stica.
Corresponde a un hipótesis fı́sica de modelación, como por ejemplo una interfaz rı́gida
En general los modos correspondientes a hipótesis fı́sicas son globales y afectan a toda o varias in-
terfaces. Los modos útiles a la definición de la base de solución, por el contrario, constituyen a la
discretización del problema y pueden afectar a sólo a un elemento o nodo.
Los modos globales que afectan a una o varias interfaces: en primer lugar se define las interfaces
(o grupos) afectados por dicho modo. Para ello se emplea la opción GROUpe. En seguida se definen
las caracterı́sticas del modo. Existen fundamentalmente dos opciones RIGIde y MODE. La opción
MODE permite definir modos a partir de los valores nodales. Por supuesto, dichos nodos deben
formar parte de los grupos afectados por dicho modo definidos previamente. La opción RIGIde
permite definir automáticamente los modos rı́gidos sobre las interfaces afectadas: 3 traslaciones
y 3 rotaciones en el caso 3D. Los modos de rotación son definidos con respecto al centro de
rotación definido por el usuario (el origen por defecto).
Los modos locales afectan una porción reducida de una interfaz y se calculan automáticamente
con la opción BEM.
MISS-3D enumera los modos de interfaz en forma consecutiva según su definición en el archivo de
control. Este número correlativo permite identificar la contribución de cada uno de ellos en la etapa
de post-tratamiento.
142 B.3. Modelación
El amortiguamiento
En el caso de un dominio fluido, se trata de una fuente puntual de flujo. En este caso, el campo
de presión incidente pi satisface:
ω2
△ pi + pi δ(x − ξ) = 0 (B.6)
c2
En resumen, una fuente es asimilada a un campo incidente.
Además de las fuentes puntuales, también es posible incorporar directamente otros tipos de campos
incidentes. En particular, campos de ondas planas a través de la opción PLANe}.Sólo es posible definir
este tipo de campos en medios infinitos. Un campo de ondas planas queda definido por su dirección
de propagación a través del vector k.
En el caso de un medio fluido acústico, existe sólo un tipo de onda. Mientras que en el caso de
medios sólidos, existen 2 tipos:
En el caso de las ondas S, no basta con especificar k y se emplea además un vector n (generalmente
vertical). Hablaremos de ondas SH cuando los desplazamientos son perpendiculares a k y n, o de
ondas SV cuando los desplazamientos están en el plano definido por k y n (plano de incidencia).
Si se trata de un semi-espacio, se deben emplean ondas planas que satisfagan la condición de borde
libre en la superficie. Para ello se emplea la opción DPLAne. Para esta opción se debe definir el tipo de
onda (P , SV ó SH), la dirección de propagación k, la dirección de la normal a la superficie libre n y
la distancia entre la superficie libre al origen de coordenadas. MISS-3D construirá automáticamente
un frente de ondas plano que satisface la condición de borde libre empleando las expresiones estándar
de coeficientes de reflexión.
B.4. Resolución
En términos esquemáticos, la resolución del problema consta de tres etapas:
1. Cálculo de los campos locales inducidos por las condiciones de borde, ası́ como de las fuerzas
equivalentes
2. Cálculo de los campos locales inducidos por los modos de interfaz y construcción de las matrices
de impedancias
Además, existen dos tipos de dominios: dominios infinitos calculados por BEM y dominios exte-
riores útiles a la construcción del problema global.
Campo incidente: su cálculo se efectúa por el módulo INCIdent y se guardan en los archivos
.UI y .TUI. Estos archivos contienen los desplazamientos y los esfuerzos creados por los distintos
campos sobre el contorno del dominio respectivo. En seguida, se pueden evaluar los campos en
los puntos de control con la opción CONTr^
ole (archivos .CUI).
Resolución del problema local: se efectúa mediante el módulo UGTG. El cálculo de los campos
irradiados debido a la aplicación de los modos de interfaz se obtienen con la opción CHAMPS,
mientras que los campos difractados originados por los campos incidentes se calcula con la
opción UDO. Estos campos son calculados sobre el contorno del dominio. Los resultados son
guardados en los archivos .DO, .TDM y .LM. El cálculo de los campos difractados requiere los
archivos .UI y .TUI. Para obtener estos campos sobre los puntos de control, se debe emplear el
módulo CONTr^ole con la opción UDM. Estos últimos resultados se guardan en los archivos .CTR.
En cualquiera de las dos primeras opciones, los resultados se guardan en los archivos .IMPDC y
.FS. El cálculo de las impedancias requiere los campos irradiados por las interfaces y calculados
con UGTG. La evaluación de las fuerzas también requiere los campos irradiados por las interfaces
y calculados con UGTG, pero también los cálculos incidentes calculados con INCIdent. Por lo
tanto, requiere además los archivos .UI y .TUI.
Se puede construir una impedancia diagonal y constante con respecto de las frecuencias
con la opción RIGIdité. Esta opción es útil para la definición de condiciones de borde
impuestas.
Se puede construir las impedancias a partir de los modos propios sobre interfaz fija y de los
modos estáticos (o de cuerpo rı́gido) mediante la opción MSMF. Esta opción es especialmente
útil en problemas de DSSI cuando la interfaz suelo-fundación es rı́gida. Al emplear esta
opción, los modos flexibles de interfaz fija pasa a ser parte de los grados de libertad del
problema global.
Se puede construir una matriz de impedancias a partir de los modos propios de interfaz fija
y de los modos de interfaz con la opción MIMF. Esta opción resulta muy útil para problemas
de DSSI cuando la interfaz suelo-fundación es flexible.
Cualquiera que sea la opción empleada, MISS-3D genera una archivo .IMPDC con las impedancias
en función de las matrices.
Campos en los puntos de control: como los campos al interior de un dominio exterior son
calculados a través de un programa externo, para MISS-3D sólo están implı́citamente definidos
en función de los modos de interfaz (menu CHAMP ). Sin embargo, sı́ es posible definirlos en los
puntos de control del dominio mediante la opción CONTr^
ole del menú EXTErieur. Los resultados
son guardados en archivos de extensión .CTR.
Esta suma se efectúa mediante el módulo DIFFracté, opciones UTOT}y TTOT}.Los resultados de
los campos difractados totales en desplazamiento y esfuerzos quedan registrados en los archivos .UTOT
y .TTOT.
Discretización de la geometrı́a
Aproximación de la integración
de orden reducido (triángulos o rectángulos lineales) y planos. Además, conviene privilegiar criterios
mecánicos ante criterios geométricos de discretización.
Desde el punto de vista mecánico, en el caso de superficies regulares, el tamaño de los elementos
se debe seleccionar respetando:
cmin
lmax < (B.7)
8fmax
donde lmax es el tamaño máximo del elemento, fmax la máxima frecuencia considerada y cmin la
mı́nima velocidad de onda del problema. El objetivo de esta condición es asegurar que existan al
menos 8 elementos por longitud de onda.
Si la superficie es muy irregular, conviene considerar un criterio geométrico para refinar la malla.
Por ejemplo, se recomienda que los elementos sea de un tamaño comparable al radio de curvatura de
la superficie.
Desde el punto de vista de la integración, en MISS-3D existen dos tipos de integración: una para
integrales singulares y otra para integrales regulares (ver §C.4). En 3D, los elementos cuadrangulares
poseen mayor cantidad de puntos de integración para el caso regular, por lo que en general son
preferibles a los elementos triangulares. En el caso de integrales singulares, la selección depende de la
estrategia de regularización empleada. En efecto, un estrategia de regularización emplea menos puntos
de integración que una no-regularizada.
1. Dominios acotados
2. Dominios no acotados de borde acotado
3. Dominios de tipo semi-espacio
4. Dominios de contorno truncado
Conviene tratar los dos primeros casos con los métodos REGUI y REGUE. En el tercer caso, con-
viene emplear la opción REGUD considerando campos incidentes compatibles con la condición de
superficie libre (opción DPLAne del menu INCI) y mallando parte de la superficie libre. El cuarto
caso es mucho más difı́cil de tratar.
B.5.4. Materiales
Los parámetros que caracterizan cada material son:
Densidad de masa
Coeficientes de amortiguamiento
Amortiguamiento visco-elástico
Si el comportamiento del material es visco-elástico homogéneo isotrópico, la relación esfuerzo-
deformación (desplazamientos) se escribe como:
∂
σ(u) = λ div(u) I + 2µε(u) + η λdiv(u) I + 2µε(u) (B.8)
∂t
empleando las definiciones usuales de los coeficientes de Lamé. η corresponde al coeficiente
de amortiguamiento viscoso. Empleando la transformada de Fourier, la relación anterior en el
dominio armónico resulta:
∂
σ(û) = λ div(û) I + 2µε(û) + i(ω + iα)η λdiv(∂u) I + 2µε(û) (B.9)
∂t
Sin embargo, como vimos en §6.4, este amortiguamiento no es adecuado para el caso sı́smico ya
que crece con las frecuencias lo que contradice las observaciones en terreno.
Amortiguamiento histerético
En lugar de emplear un amortiguamiento de tipo visco-elástico en problemas de propagación de
onda sı́smica, se prefiere introducir un coeficiente de amortiguamiento constante en el modelo
de comportamiento en el dominio de las frecuencias. En el caso elastodinámico, se agrega una
parte imaginaria a los coeficientes de Lamé:
temporal. En efecto, esta técnica conocida como principio de correspondencia constituye sólo una
aproximación del comportamiento no lineal del suelo.
Como vimos en REF, en el rango de las pequeñas deformaciones, el comportamiento del suelo
puede ser representado a través de un modelo elástico no-lineal de rigidez decreciente con las
deformaciones. En el caso de solicitaciones cı́clicas, este tipo de modelos induce la aparición
de un loop de histéresis en el diagrama esfuerzo-deformación. Un modelo de comportamiento
lineal elástico no es capaz de representar este comportamiento, sin embargo la inclusión de un
amortiguamiento histerético permite representar la energı́a promedio disipada en cada ciclo de
histéresis.
Resolución del problema de propagación de ondas elementales a través del método de los coefi-
cientes de reflexión y transmisión (REF)
Una vez completada estas etapas, las funciones de Green son discretizadas sobre una grilla bidimen-
sional definida por el usuario en el menu DOS2M}.En seguida, dichos valores son interpolados mediante
BEM. Luego, los parámetros numéricos que caracterizan el proceso son los asociados a la descompo-
sición en ondas elementales (discretización espectral), ası́ como los asociados a la grilla bidimensional
(discretización espacial).
La grilla bidimensional consiste en una discretización de dos niveles: fuentes y receptores según
la dirección vertical (opciones COUChes y SOURces del menu DOS2M), ası́ como de una discretización
horizontal (opción OFFSets del menu ALGOrithme). Luego, dicha discretización está directamente
relacionada a la malla empleada para resolver el problema. Si la malla es superficial (opción SURF
del menu DOS2M), basta con un nivel fuente y receptor en la superficie. Además, como los esfuerzos
son nulos en campo libre, no tiene sentido calcularlos. Por el contrario si la malla “corta” al material
estratificado, habrá que emplear varios niveles para cubrir la malla de las interfaces entre los dominios.
En el método de los elementos de contorno, se ubica una fuente en el centro de gravedad de cada
uno de los elementos y se ubican receptores en cada uno de los puntos de integración del elemento.
Por lo tanto, las fuentes no deben estar separadas más allá del tamaño de un elemento y los receptores
no deben estar distanciados más allá que la separación entre puntos de integración. Si (xi , yi , zi ) son
las coordenadas de los nodos de la malla, se debe satisfacer:
dzs ≤ h (B.12)
h
dzr ≤ (B.13)
ngr
150 B.6. Discretización del problema global
donde dzr y dzs son los pasos de la discretización vertical de las fuentes y los receptores, respectiva-
mente. h es el tamaño de los elementos y ngr es el número de puntos de integración regular o singular
sobre un segmento. Con respecto a la discretización horizontal, el criterio dice:
q
máx (xi − xj )2 + (yi − yj )2 ≤ rmax (B.14)
h
dr ≤ (B.15)
ngr
pl = 8 pmax (B.17)
2 pmax
np = (B.18)
mı́n{βmin pmin , ωmax xmax }
B.6.1. Sub-estructuración
El empleo de BEM obliga a generar sub-dominios relativamente simples, ya sean homogéneos o
estratificados horizontalmente. Los dominios más complejos como por ejemplo una estructura, se tratan
como dominios externos. Además de esta descomposición fı́sica, se deben efectuar descomposiciones
necesarias desde un punto de vista numérico. En efecto, puede resultar útil sub-dividir algunos dominios
fı́sicos en parte más pequeñas para evitar tener formas muy irregulares que podrı́an inducir problemas
de mal condicionamiento numérico, o bien simplemente para reducir el tamaño de los problemas
locales. Además, en situaciones algunas prácticas, también conviene descomponer un dominio exterior
en un conjunto de sub-dominios por ejemplo para simplificar el cálculo de las matrices de impedancias.
Amortiguamiento modal
En el caso de dominios externos tratados a través de una descomposición modal, el amortigua-
miento es proporcional, es decir, no acopla los modos entre ellos. En efecto, este amortiguamiento
β es el mismo para cada uno de los modos.
df req ≤ mı́n{βf0 }
Vimos en §6.4 que la resolución computacional del problema de DSSI en frecuencias conduce en
forma natural a una ecuación integral. El objetivo de esta sección es presentar en forma sucinta
el método de los elementos de contorno (BEM), que nos permitirá resolver en forma numérica la
ecuación integral (6.77). En efecto el método de los elemento de contorno, al igual que el de los
elementos finitos (FEM), son métodos generales de resolución de ecuaciones diferenciales parciales
lineales sobre dominios relativamente homogéneos. Si bien los FEM existen hace varias décadas, los
BEM son relativamente más recientes debido a las dificultades de integración numérica que aparecen
en el caso elastodinámico.
La presente sección está fuertemente inspirada en Clouteau (2008), pero existen una serie de textos
de referencia sobre el tema. Por ejemplo Brebbia and Dominguez (1992), para una descripción general,
Bonnet (1995) para aplicaciones en mecánica y Dominguez (1993) para elastodinámica.
C.1. Definiciones
En la presentación que sigue omitiremos por simplicidad el sı́mboloˆpara denotar que se está tra-
bajando en el dominio de las frecuencias.
donde C es el tensor elástico del medio, o en forma equivalente λ y µ los parámetros de Lamé.
Si los campos elastodinámicos u y v han sido creados por fuerzas de volumen f u y fv definidos en
Ω, la fórmula de Green-Maxwell queda:
156 C.1. Definiciones
Ω tn (u)
u
Γ
Figura C.1: Dominio Ω ⊂ R3 de borde Γ. Vector esfuerzo tn (u) originado en un punto de normal n
por un campo elastodinámico u en Ω
Z Z Z Z
tn (u).v dS − tn (v).u dS + f u .v dV + f v .u dV = 0 (C.4)
Γ Γ Ω Ω
1
µug (ξ, x, a) = g(ks r) a + grad div ((g(ks r) − g(kp r)) a) (C.6)
ks2
eikα r ω
g(kα r) = ;
kα = ; α = p, s
4πr cα
r =
x − ξ
donde x es un punto en R3 , r la distancia entre dicho punto y el punto de aplicación ξ. El ı́ndice α
varı́a entre p (ondas de compresión P ) y s (ondas de corte S). El sı́mbolo δξ denota al delta de Dirac
espacial en el punto de aplicación de la fuerza puntual.
ug
x R3
b
b a
ξ
Desde un
punto de vista más formal, se puede demostrar que la solución anterior es elastodinámica
en R3 − ξ . En efecto, en el punto de aplicación ξ existe una singularidad de tipo:
−1
lı́m
ug (ξ, x, a)
= O(
x − ξ
) (C.7)
kx−ξ k→0
−2
lı́m
tn (ug )(ξ, x, a)
= O(
x − ξ
) (C.8)
kx−ξk→0
En otras palabras, la convergencia de los desplazamientos es más “lenta” (primer orden) que la
de las tensiones (segundo orden) en la medida que nos acercamos al punto de aplicación de la fuerza
puntual.
Apéndice C. Introducción a las ecuaciones integrales y a los elementos de contorno 157
para todo punto x, para toda onda propagándose según la dirección n. La componente normal un y
tangencial ut del campo de desplazamiento u se obtienen según:
un = u.n ; ut = u − un n
Similarmente se calcula la componente normal de los esfuerzos σnn y el vector esfuerzo tangencial
tt :
σnn = tn .n ; tt = tn − σnn n
−1
lı́m σnn (u(x)) − i ω cp un (x) = o(
x − ξ
) (C.11)
kxk→∞
−1
lı́m ktt (u(x)) − i ω cs ut (x)k = o(
x − ξ
) (C.12)
kxk→∞
Se puede verificar que la función de Green ug satisface ambas condiciones: decaimiento al infinito
y la condición de radiación de Sommerfeld. Con ello se garantiza la existencia y la unicidad de la
solución del problema integral sobre el dominio no-acotado.
donde f es una función escalar y tn el vector de esfuerzos en un punto de normal n sobre Γ inducidos
por u (Fig.C.1).
El empleo de la fórmula de Green-Maxwell (§C.1.1) permite escribir que para un campo elasto-
dinámico cualquiera v regular, se satisface que:
158 C.2. Ecuaciones integrales
Z Z
tn (u).v dS − tn (v).u dS = 0
Γ Γ
f (tn (u), u) = 0 sobre Γ (C.14)
que corresponde a un problema completamente definido sobre el borde Γ, cualquiera sea el desplaza-
miento v elastodinámico y regular.
Veremos que seleccionando v = ug se consigue:
Construir una representación integral de u al interior de Ω a partir de los campos u y tn (u) sobre
el borde Γ
Construir u y tn (u) sobre Γ mediante una ecuación integral de contorno a partir de las condi-
ciones de borde (C.14)
Ambos resultados se sintetizan en el teorema siguiente:
Teorema C.2 Para Ω un abierto de R3 , elástico, homogéneo y de borde Γ regular y acotado, para un
campo u elastodinámico y regular se cumple que:
Z I
tn (u(x)).u (ξ, x, a) dS − tn (ug )(ξ, x, a).u(x) dS = κ(ξ) u(ξ).a
g
(C.15)
Γ Γ
κ(ξ) = 1 si ξ∈Ω
1
κ(ξ) = si ξ∈Γ
2
κ(ξ) = 0 si ξ∈
/ Ω∪Γ
Comenzaremos estudiando el caso de dominios acotados, para luego tratar la extensión al caso
no-acotado.
Z
lı́m ug (ξ, x, a) dS = 0 (C.17)
ǫ→0 Sǫ (ξ)
Z
lı́m tnǫ ug (ξ, x, a) dS = −a (C.18)
ǫ→0 Sǫ (ξ)
a
b
Γ Γ a Γ
ξ Ω Ω Ω
ξ b
a ǫ
ξ b Sǫ (ξ)
ǫ
Sǫ (ξ)
(a) Fuerza puntual exterior (b) Fuerza puntual interior (c) Fuerza puntual en el con-
torno
Figura C.3: Dominio acotado Ω, con fuerza puntual aplicada al exterior, interior y sobre su contorno
Z Z Z Z
tn (u).ug dS − tn (ug ).u dS = tnǫ (u).ug dS − tnǫ (ug ).u dS (C.19)
Γ Γ Sǫ (ξ) Sǫ
Z
lı́m tn (u).ug dS = 0
ǫ→0 Sǫ (ξ)
Z Z
g
lı́m tnǫ (u ) .u dS = u(ξ). lı́m tnǫ (ug ) dS = −u(ξ).a
ǫ→0 Sǫ (ξ) ǫ→0 Sǫ
Ωǫ = Ω \ Bǫ (ξ)
Z
lı́m ug (ξ, x, a) = 0 (C.21)
ǫ→0 ∂Bǫ (ξ)
Z
1
lı́m tnǫ ug (ξ, x, a) = − a (C.22)
ǫ→0 ∂Bǫ (ξ) 2
Z Z Z Z
g g g
tn (u).u dS − tn (u ).u dS = tn (u).u dS − tni (ug ).u dS (C.23)
Γǫ −∂Bǫ Γǫ −∂Bǫ ∂Bǫ ∂Bǫ
160 C.2. Ecuaciones integrales
Z I
1
tn (u(x)).ug (ξ, x, a) dS − tn (ug )(ξ, x, a).u(x) dS = − u(ξ).a (C.24)
Γ Γ 2
lo que constituye una ecuación integral definida sobre el contorno Γ. Desde un punto de vista formal,
la expresión anterior proviene de un análisis lı́mite particular ya que se hace tender a cero una semi-
esfera que encierra al punto ξ. Por lo tanto, estas integrales sólo pueden estar definidas en el sentido
del valor principal de Cauchy, es decir calculando el lı́mite de una integral definida en términos de
un parámetro (el diámetro de la bola en este caso) que caracteriza el dominio de integración. ug y
tn (ug ) se conocen como los núcleos de dichas integrales. Se puede probar que la primera integral donde
interviene ug es débilmente singular en el punto ξ debido al comportamiento asintótico de ug (C.7) y
por lo tanto puede ser calculada mediante las técnicas usuales. Por el contrario, la segunda integral sólo
tiene sentido como valor principal de Cauchy. Veremos el tratamiento numérico este segundo término
en REF.
Γ
b
n R SR
ΩR
Figura C.4: Extensión al caso no acotado: dominio acotado ΩR y bola BR centrada en el origen de
radio R, contorno ∂ΩR = Γ ∪ SR
Z I
g
tn (u(x)).u (ξ, x, a) dS − tn (ug )(ξ, x, a).u(x) dS = κ(ξ)u(ξ).a (C.25)
∂ΩR ∂ΩR
donde n es la normal exterior del dominio ΩR , κ(ξ) según las definiciones de (C.15).
Como ∂ΩR = Γ ∪ SR , descomponiendo las integrales anteriores y tomando el lı́mite cuando el
diámetro de la bola tiende a infinito:
Apéndice C. Introducción a las ecuaciones integrales y a los elementos de contorno 161
Z
tn (u(x)).ug (ξ, x, a) dS
IΓ
− tn (ug )(ξ, x, a).u(x) dS = κ(ξ) u(ξ).a
Γ
Z Z
g g
− lı́m tn (u(x)).u (ξ, x, a).u(x) dS − tn (u )(ξ, x, a).u(x)
R→∞ SR SR
(C.26)
us = ui + ud (C.30)
El campo incidente ui corresponde a la solución de la ecuación de la elastodinámica en el dominio
homogéneo y por lo tanto es elastodinámico en Ωe , es decir, en la parte del dominio externa al
obstáculo. Por linealidad, el campo ud también será elastodinámico. En principio, los campos ui y
ud no tienen porqué satisfacer a priori las condiciones de decaimiento al infinito y la condición de
radiación de Sommerfeld. Sin embargo, para garantizar la unicidad de la solución, impondremos que
ud si las satisfaga. Luego, podemos imponer la relación (C.15) a ud sobre Ωs y por lo tanto para
cualquier punto ξ sobre Γ se obtiene:
Z I
1
tn (ud (x)).u (ξ, x, a) dS − tn (ug )(ξ, x, a).ud (x) dS = u(ξ).a
g
(C.31)
Γ Γ 2
donde tn (ud ) y ud sobre Γ son las incógnitas de problema. Ambos campos son en principio indepen-
dientes, pero la condición de borde permite relacionarlos:
162 C.2. Ecuaciones integrales
Ωe
ui
C.2.4.1. Cavidades
Si el obstáculo es una cavidad, el contorno Γ corresponde a una superficie libre. En dicho caso, se
debe satisfacer que el vector esfuerzo sobre Γ debe ser nulo, es decir:
donde ρ es la densidad de masa del obstáculo y Ωi el dominio que ocupa (dominio interior). La integral
de la derecha corresponde a la suma de fuerzas externas sobre el obstáculo rı́gido, mientras que la de
la derecha representa las fuerzas de inercia.
Introduciendo la descomposición (C.30) en la ecuación de equilibrio precedente:
Z Z Z
2
tn (ud ) dS − ω ρ uψ dV = − tn (ui ) dS (C.38)
Γ Ωb Γ
Por otro lado, se debe respetar la continuidad de desplazamientos entre la interfaz suelo-obstáculo:
uψ = ud + ui sobre Γ (C.39)
Ωe ni
Γ Ωi
ne
ui
Sea ub el campo de desplazamientos del obstáculo (no son necesariamente movimientos de cuerpo
rı́gido). Dicho campo es elastodinámico en Ωi , de forma que satisface para cualquier punto ξ sobre el
contorno la ecuación integral (C.15):
Z I
1
tni (ub (x)).u (ξ, x, a) dS − tni (ug )(ξ, x, a).ub (x) dS = ub (ξ).a
g
(C.42)
Γ Γ 2
Por otro lado, el campo difractado ud sobre el dominio externo también satisface la ecuación
integral (C.15):
Z I
1
tne (ud (x)).ug (ξ, x, a) dS − tne (ug )(ξ, x, a).ud (x) dS = ud (ξ).a (C.43)
Γ Γ 2
En la interfaz entre el obstáculo y el suelo se debe satisfacer la continuidad de desplazamientos y
del vector esfuerzo:
164 C.3. Método de los elementos de contorno (BEM)
Luego, se dispone de 4 ecuaciones para obtener las 4 incógnitas ud , ub , tne (ud ) y tni (ub ).
C.3.1. Discretización
Comenzaremos definiendo una discretización espacial para el contorno Γ, constituida por Ne ele-
mentos. Supondremos que sobre cada elemento, los campos de desplazamiento u y de tensiones tn son
constantes: uEi y tEi , respectivamente. La letra E recorre los elementos del mallado (E = 1 . . . Ne ),
mientras que la letra i recorre los grados de libertad de desplazamiento (i = 1 . . . 3). Podemos escribir
esta discretización como (Fig.C.7):
X
u(x) = uEi wEi (x) (C.49)
Ei
X
tn (x) = tEi w Ei (x) (C.50)
Ei
Ωe
Γ̄ Ωi
uE
tnE
Z X I X 1X
tEi w Ei (x).ugk (ξ, x) dS − tn (ugk )(ξ, x). uEi w Ei (x) dS = uEi wEi (ξ).ek (C.51)
Γ Ei Γ 2
Ei Ei
Reordenando la expresión anterior se obtiene:
X Z I
1X
gk gk
tEi wEi (x).u (ξ, x) dS − uEi tn (u )(ξ, x).w Ei (x) dS = uEi w Ei (ξ).ek (C.52)
Γ Γ 2
Ei Ei
De acuerdo a la definición de las funciones de forma, los vectores wEi son nulos para todo elemento
distinto de E, por lo tanto las integrales sobre el contorno Γ se reducen a integrales sobre las superficies
de los elementos E, luego:
X Z I
1X
gk gk
tEi wEi (x).u (ξ, x) dS − uEi tn (u )(ξ, x).w Ei (x) dS = uEi w Ei (ξ).ek (C.53)
E E 2
Ei Ei
Si se selecciona el punto ξ como el centro de gravedad ξ F de algún elemento F y reemplazando el
valor de wEi por ei :
X Z I
1X
gk gk
tEi u (ξ F , x).ei dS − uEi tn (u )(ξ F , x).ei dS = uEi δEF ei .ek
E E 2
Ei Ei
1
= uEi δEF δik (C.54)
2
donde δαβ es el sı́mbolo de Kronecker (δαα = 1 y δαβ = 0 si α 6= β).
Tal como se indicó en §C.2.2, ya que las expresiones anteriores provienen de un análisis lı́mite,
sus integrales están definidas sólo en el sentido del valor principal de Cauchy. En efecto, si el punto
ξ F no pertenece al elemento E donde se está efectuando la integración, los campos ugk y tn (ugk ) son
regulares y las integrales están definidas en el sentido usual. En dicho caso, la integración numérica
puede ser efectuada mediante una cuadratura de Gauss:
X
[U g ]EiF k = wEq ugk (ξ F , xEq ).ei (C.56)
q
X
[T g ]EiF k = wEq tn (ugk )(ξ F , xEq ).ei (C.57)
q
donde wEq son los pesos de los q puntos de integración posicionados en xEq de la cuadratura. Las
coordenadas de dichos puntos se obtienen de forma estándar mediante un elemento isoparamétrico de
referencia.
Cuando el punto fuente xF se encuentra en el centro de gravedad del elemento E de integración
(es decir E = F ), la función de Green ugk y el vector esfuerzos tn (ugk ) son singulares en ξ F . La
primera integral asociada a ugk es sólo “débilmente” singular y puede ser calculada mediante una
cuadratura especial. En el caso de la segunda integral asociada a tn (ugk ), sólo existe en el sentido
del valor principal de Cauchy y su integración es muy delicada. Veremos en §C.4 la idea general del
procedimiento de regularización que se emplea para este término.
u = u0
R
E u0i (xE ) dS
{uo }Ei = R
E dS
{t} = [U g ]−1 [T g ] {u0 }
lo que permite obtener directamente los valores del vector esfuerzo {t}Ei , por elemento E y por
componente i.
C.4. Regularización
De acuerdo a lo expuesto en las secciones anteriores, la resolución del problema de la DSSI mediante
BEM conduce a la evaluación de integrales singulares que no pueden ser evaluadas mediante los
métodos tradicionales de integración. En efecto, los términos diagonales o auto-influenciados de la
matriz [T g ] deben ser evaluados correctamente antes de la inversión del sistema (C.55). El método de
regularización implementado en MISS-3D corresponde a una adaptación de los métodos propuestos
Apéndice C. Introducción a las ecuaciones integrales y a los elementos de contorno 167
por Bui et al. (1985); Rizzo et al. (1985). La aplicación de esta técnica a la ecuación integral genera
la expresión:
Z Z
tn (u(x)).u (ξ, x) dS − tn ugk − ugk0 (ξ, x) dS
gk
Γ Γ
Z
+ tn (ugk0 )(xi, x) u(x) − u(ξ) dS = κΩ u(ξ).ek (C.58)
Γ
donde ugk0 es la proyección de la función de Green estática sobre la dirección ek . Veremos que κΩ = 0
si el dominio Ω es acotado y que κΩ = 1 si Ω es no acotado. La aplicación de la ecuación anterior
permite calcular los términos diagonales de [T g ]:
Z n o XZ
g gk gk0
[T ]F iF k = −κΩ + tn (u ) − tn (u ) (ξ, xF ).ei dS + tn (ugk0 )(ξ F , xE ).ei dS (C.59)
F E6=F E
XZ
TFg0iF k = tn (ugk0 (ξ F , xE )).ei dS (C.66)
E6=F E
En efecto, cerca del punto de aplicación de la fuerza puntual los desplazamientos estáticos y
dinámicos son similares ya que el efecto de las fuerzas de inercia es despreciable con respecto de
las fuerzas de restauración elásticas. Si le restamos la ecuación integral estática (C.62) a la ecuación
integral dinámica (C.15) cuando la fuente ξ se ubica sobre el contorno Γ, se obtiene:
Z Z
gk
tn (u(x)).u (ξ, x) dS − tn ugk (ξ, x) − ugk0 (ξ, x) .u(x) dS
Γ ΓI
+ tn (ugk0 (ξ, x)). u(x) − u(ξ) dS = 0 (C.68)
Γ
tomando u0 = u(ξ). Se puede demostrar que las dos primeras integrales de la expresión anterior son
“débilmente” singulares y que la tercera también lo es. Luego, en la formulación integral (C.68) sólo
intervienen integrales en el sentido usual que pueden ser integradas numéricamente. Introduciendo la
discretización del contorno, los términos diagonales o auto-influenciados de [T g ] pueden ser calculados
mediante:
Z n o XZ
g gk gk0
[T ]F iF k = tn (u ) − tn (u ) (ξ F , xF ).ei dS + tn (ugk0 )(ξ F , xE ).ei dS (C.69)
F E6=F E
Z Z
gk
tn (u(x)).u (ξ, x) dS − tn ugk (ξ, x) − ugk0 (ξ, x) .u(x) dS
Γ ΓZ
Finalmente, los valores de los términos diagonales de [T g ] en el problema discreto pueden ser
evaluados de acuerdo a:
Z n o XZ
g gk gk0
[T ]F iF k = −1 + tn (u ) − tn (u ) (ξ F , xF ).ei dS + tn (ugk0 )(ξ F , xE ).ei dS (C.73)
F E6=F E
C.4.3. Conclusión
El procedimiento de regularización presentado en esta sección permite resolver las dificultades
numéricas asociadas a la evaluación de las ecuaciones integrales. El método implementado en MISS-
3D está basado en el empleo de soluciones estáticas particulares correspondientes a movimientos de
cuerpo rı́gido. En efecto, la estrategia de regularización presentada en esta sección no es exclusiva de la
elastodinámica y puede ser empleada para diversos problemas de condiciones de borde correspondiente
a dominios homogéneos no acotados.
170 C.4. Regularización
Apéndice D
En los archivos siguientes, las palabras en mayúscula corresponden a palabras claves de MISS que
ni pueden ser modificadas. Los comentarios son precedidos por *.
MATERIAU 1
RO VP VS BETA ETA
1 2 1 0.001 0
COUCHES 1
1 MATE 1 RECE
SUBS MATE 1
SOURCE 1 3D
FORCE HORI POSI 1
ALGORITHME DEPL
SPEC 8 / 16384
DREF 1
OFFS 110 * .01 /* to be modified depending on foundation size
FIND
*
EXEC SPFR
EXEC UGTG IMPEDANCE
*
FIN
D.1.2. Modelo B
*
GENE modB
*
DATA
*
TITRE
Circular foundation homgenous half-space
*
FREQUENCE DE .5 A 25.5 PAS 0.5
*
MAILLAGE disc.miss
*
CHAMP
GROUPE 1
RIGIDE 0 0 0
FINC
*
VERIF
*
INTEGRATION RECTANGLE 6 8 TRIANGLE 12 10
*
SDOM 1 GROUPE -1 /* half-space
STRA
FINS
*
FIND
*
DOMAINE 1
*--------
DOS2M Z0 0. SURF
*
Apéndice D. Archivos de control MISS-3D 173
GENE dos.modB
TITRE
homogenous half-space
MATERIAU 1
RO E NU BETA ETA
2000 1.333333333333333E+9 0.3333333333333333 0.001 0.0
COUCHES 1
1 MATE 1 RECE
SUBS MATE 1
SOURCE 1 3D
FORCE HORI POSI 1
ALGORITHME DEPL
SPEC .03 / 16384
DREF 50
OFFS 200 * 0.25
FIND
*
EXEC SPFR
*
EXEC UGTG IMPEDANCE
*
FIN
D.1.3. Modelo C
*
GENE modC
*
DATA
*
TITRE
Circular foundation on homogenous half-space
*
FREQUENCE 27 RD/S
.1 .3 .4 .9 1.3 1.7 2.1 2.5 2.9 3.1
3.5 3.7 3.8 4.1 4.5 5.1 5.5 6. 6.5 7. 7.5 8.
8.5 9. 9.5 10. 10.1
*
MAILLAGE disc241t3.miss
*
CHAMP
GROUPE 1
RIGIDE 0 0 0
FINC
*
VERIF
*
INTEGRATION RECTANGLE 6 8 TRIANGLE 12 10
*
SDOM 1 GROUPE -1 /* half-space
STRA
174 D.1. Fundación circular rı́gida sobre semi-espacio elástico
FINS
*
FIND
*
DOMAINE 1
*--------
DOS2M Z0 0. SURF
*
GENE dos.modC
TITRE
homogenous half-space
MATERIAU 1
RO E NU BETA ETA
1 2.6666666666666 0.3333333333333 0.001 0
COUCHES 1
1 MATE 1 RECE
SUBS MATE 1
SOURCE 1 3D
FORCE HORI POSI 1
ALGORITHME DEPL
SPEC 8 / 16384
DREF 1
OFFS 110 * .01 /* a regler en fonction de l’envergure de la fondation
FIND
*
EXEC SPFR
EXEC UGTG IMPEDANCE
*
FIN
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