¡Oh hijo de kunti! (Arjuna), el pensamiento que una persona
abriga en el momento de morir y abandonar el cuerpo determina - por la prolongada fijeza en él - su próximo estado de existencia. Toda la vida del hombre es una preparación para el examen final a la hora de morir. Al encontrarse de pronto a las puertas de la muerte, el ser humano repasa en un instante los pensamientos, deseos y hábitos de su vida entera. Rápidamente le invade un sentimiento o deseo arrollador cuya naturaleza concuerda con las características de su vida. Tal vez el sentimiento predominante sea de culpa, debido a sus malas acciones, o de dicha, como resultado de sus buenas acciones, o mundano, como consecuencia de sus actividades materiales. Cualquiera que sea ese sentimiento, será la causa determinante que le conduzca a un sitio particular de los mundos astrales y, posteriormente, a otra encarnación apropiada en la tierra. “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es el”. El hábito dominante de pensamiento y sentimiento que una persona haya abrigado durante sus años de estancia en la tierra es, por consiguiente, el factor más importante en “el día del juicio”. El último pensamiento que se produce en forma inexorable como resultado del tenor de toda una vida, es en verdad el juez karmico que, al sonar “la trompeta de Gabriel”, anuncia el destino siguiente de esa alma. La trompeta de Gabriel es el sonido de OM cósmico que acompaña a todo ser humano al abandonar el cuerpo físico en el momento de la muerte. La vibración de OM, qué contiene todos los patrones creativos, le presenta a cada ser humano a la hora de su muerte el modelo de su vida siguiente, que el mismo ha creado. Aquel que vive una existencia mecánica y sin sentido, o lleva una mala vida, poco comprende que será juzgado en el último día y que la trompeta de Gabriel del karma proclamara su “suerte”. Si una persona está cansada de la vida material o de los hábitos perjudiciales, ¿porque ha de seguir por ese camino hasta el final, para que le sea requerido continuar con la misma clase de existencia detestable después de la muerte? Todo hombre debe esforzarse por llevar una vida virtuosa, para que cuando está concluya no sienta culpa en su conciencia ni deba renacer entre seres perversos. Mediante la práctica del desapego, el yogui disuelve todas las inclinaciones y deseos de su corazón y permanece en continuo éxtasis en la vibración de OM, la expresión de Dios es la creación. Cuando llega la muerte, la trompeta de Gabriel, emanada del OM cósmico, conduce al yogui hacia las trascendentales esferas de Dios. Lahiri Mahasaya se unió con el infinito a través de este OM y resucitó en un cuerpo físico el día posterior a su “muerte”. Los devotos que pueden manifestar la conciencia Cristica o Kutastha se liberan emergiendo de los tres cuerpos muertos ya inservibles (físico, astral y causal) a través del OM cósmico. La conciencia Cristica o kutastha “es el primogénito de entre los muertos”, la primera experiencia de la omnipresencia del ser liberado, a través de la cual el “va al Padre (la conciencia cósmica)”. En dicho estado, el ser emancipado toma conciencia de que el pensamiento divino es la matriz de la creación; él también posee ahora el poder de materializar el pensamiento y darle la forma de su cuerpo anterior o de cualquier otro cuerpo en que desee manifestarse. O bien puede permanecer inmerso en el Absoluto Sin Forma, en la dicha del Espíritu Trascendental, si así lo elige. Un hombre de mundo llora cuando no recoge los frutos deseados de sus actividades egoístas. El hombre espiritual, si no tiene éxito al principio en sus actividades altruistas, sigue intentándolo una y otra vez. Tener éxito para Dios es el incentivo más fascinante. Y cuando Dios está presente en el compromiso de los devotos, el karma automático de la acción de la naturaleza es cauterizada a fondo en la llama de la sabiduría divina inherente. (471) ~ Paramahansa Yogananda, Dios habla con arjuna - el bhagavad gita
Capitulo 4 estrofa 27 (Guita,Dios habla con Arjuna, P.Y.)
- Por medio del control de la fuerza vital, como ocurre durante la práctica de la técnica de Kriya Yoga, el yogui puede con certeza alcanzar un profundo estado de éxtasis divino. Mediante la perfecta ejecución de kríya 1728 veces en una única postura (es decir en una única sesión), y practicando un total 20.736 kriyas, el devoto puede alcanzar el estado de Samadhi (la union con Dios). Sin embargo, al practicante no le es posible practicar un número tan elevado de kríyas. Cuando el cuerpo y la mente del Kriya Yogi están adecuadamente preparados para recibir el alto voltaje de la tan intensa práctica de Kriya Yoga, su guru le hace saber que está apto para la experiencia del Samadhi. Cuando mi mente y mi cuerpo estuvieron capacitados, mi gurú me confirió el Samadhi. Antes que esto ocurriera cuando yo no estaba todavía preparado espiritualmente para experimentar ese estado, mi pedido de samadhi me fue negado con razón por el gran yogui Ram Gopal Muzumdar. Capitulo 4 estrofa 27 (Guita,Dios habla con Arjuna, P.Y.) Por un cable delgado solo podría circular una cierta cantidad de corriente, en cambio, a través de un cable grueso es posible hacer pasar una corriente de alto amperaje. De modo similar el cuerpo de una persona común en el estado inicial de la práctica de kriya se asemeja a un cable delgado y débil, que solo es capaz de absorber con provecho aumentos graduales de corriente generada por la práctica de Kriya Yoga, dos periodos al día, y luego con incrementos progresivos de 12 kriyas, hasta llegar a un máximo de 108(según lo indique el gurú). Por medio del Kriya Yoga, el devoto avanza cientificamente hacia Dios, acelerando su evolución con métodos graduales y con un número mayor o menor de prácticas correctas de la técnica de Kriya yoga. Cuando el yogui y después de practicar kriya yoga durante años, logra adaptar el cuerpo y los nervios, puede manifestar en su cuerpo - en forma estática y sencilla - toda la corriente generada por la práctica de 20.736 kriyas y aun mas. El kriya yogui experto concentra el poder para alcanzar el éxtasis no en el número de kriyas si no en cada kriya. Después de años de práctica intensa y gracias a las bendiciones de mi gurú y mis paramgurus, ahora, con la práctica de solo una a tres kriyas , mi conciencia entra en el bienaventurado estado de Samadhi. ¡Mi Amado señor jamás se encuentra a más de una Kriya de distancia! En el éxtasis de Kriya yoga, el cuerpo no se percibe como un conjunto de carne y huesos, sino como energía electro- vitratónica. Al experimentar que el cuerpo es fuerza vital, este se vuelve uno con la Energía Cósmica. La conciencia del ego se transmuta convirtiéndose en el inconcebible gozo del alma. El alma y su gozo se funde en la bienaventuranza cósmica del espíritu. En el estado de éxtasis, el yogui sabe que su cuerpo es una película cinematográfica de energía divina que, a su vez, es un sueño de la conciencia de Dios, y que él -el Ser- es una parte eterna de esa Conciencia que sueña.