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EL PROCEDIMIENTO DE ORACION Y SUS 7 PASOS.

Tomado del libro: Hablando con la


montaña de Miguel Horacio.
Este procedimiento no pretende ser cerrado o excluyente, el propósito es brindar una
ayuda para ir abriéndonos al ministerio de Jesús por los que sufren.
A continuación voy a explicar el proceso de oración que nosotros en nuestro contexto
comunitario usamos al orar uno a uno con alguien.
Cuando alguien nos pide oración hacemos una cita ya sea en una capilla, casa de oración
y hospital si la persona no se puede trasladarse a donde estamos. Nunca vamos solos,
siempre vamos en equipo. Nuestro equipo nunca es menos de dos personas y no más
de cuatro.
PASO 1: PROTECCION Y AMBIENTACIÓN
“Nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra malignas fuerzas espirituales,
las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos
rodea” Ef 6,12.
Este paso es previo a la oración que haremos por la persona. Es recomendable llegar al
lugar de oración minutos antes o si el equipo va a trasladarse reunirse a orar antes para:
1.- Vaciar en Dios nuestros problemas/prejuicios y no ser bloqueo en el proceso
2.- Sintonizar con el Espíritu Santo (ayuda el orar en lenguas o contemplación silenciosa).
3.- Pedir la protección de Dios sobre nosotros, nuestros familiares y pertenencias al igual
que por las personas que haremos oración.
Es preferible hacerlo sin la persona que va a recibir oración. Puede que Dios nos hable
antes de que comencemos a orar con la persona presente.
*Debemos tener claro que nuestro primer objetivo es que la persona se sienta amada
por Dios a través de nosotros. Si no hay amor y misericordia en nosotros mejor no orar.
Por ello es tan importante esta oración previa, para llenarnos de su amor, de su Espíritu
Santo. Para no ir en nuestro nombre sino en su Nombre glorioso.
Un ejemplo de este tipo de oración es el del Padre Emiliano Tardif:
“YO CLAMO SOBRE MI, SOBRE MIS FAMILIARES, COMUNIDAD, AMIGOS Y PERTENENCIAS
LA SANGRE DEL CORDERO DE DIOS QUE NOS PURIFICA DE LOS PECADOS DEL MUNDO Y
QUE ROMPE CON CUALQUIER ESTRATEGIA O MAQUINACIÓN DEL ENEMIGO, EN EL
NOMBRE DE JESÚS. AMÉN”.
No es recomendable orar por nadie sin antes hacer esta oración previa de sintonía con
Dios y protección. Pues nunca sabemos que podemos enfrentar y debemos ir protegidos
por Dios y en sintonía con su Corazón.
Antes de pasar al próximo paso debemos elegir quién del equipo dirige la oración y
confiar que Dios usará a esta persona para dirigirnos, los demás sometiéndonos a ella,
para así seguir todos en UNA MISMA DIRECCIÓN. No quiere decir que los demás no
participaremos, pero esta persona será la que más hablará con quien va a recibir
oración, verbalizará lo que se va a orar y cuando haya que tomar una decisión de cómo
orar o pasar a un próximo paso del procedimiento, será esta persona quien lo hará.
Dejamos que decida quién dirige o preguntamos a esta persona. No es bueno que
siempre dirija la misma persona. Debemos rotar.
2.- LA ENTREVISTA
Lo primero que preguntamos a la persona es su nombre y preguntamos cómo se siente
en ese momento.
“¿Por qué quiere que oremos?”
“¿Dónde le duele?”
Del 1 al 10. Siendo 10 mayor y 1 menor. ¿Cuánto le duele?
¿Cuánto tiempo tiene con este dolor o sufrimiento?, ¿Recuerda algún acontecimiento
en su vida justo antes de comenzar a sufrir esto?
En la entrevista la persona se expresa, cuenta sus dolores, sus temores, sus heridas
pasadas. En las entrevistas debemos estar bien atentos pues las personas darán pistas
muy importantes para nosotros discernir cuál es la raíz de su problema o para captar
cuál es la modalidad de oración que conviene hacer por esta persona.
Es también recomendable pedirle con toda confianza que si alguien de los presentes le
hace sentir incómodo(a) lo diga, si es necesario, le pedimos a esa persona salir e
interceder fuera.
Esta no es una entrevista médica. La entrevista se termina cuando se sabe dónde está el
dolor o la razón/raíz por la cual la persona ha solicitado oración. Este paso es muy
bíblico, Jesús siempre preguntaba a la persona que era lo que necesitaba. Aunque fuera
obvio, le preguntaba al ciego: “¿Qué quieres que haga por ti?”
Según las respuestas a nuestras preguntas debemos evaluar. Podemos evaluar en dos
niveles: a un nivel natural y a un nivel sobrenatural.
Hacemos preguntas y además internamente escuchamos al Espíritu Santo. (Un oído para
la persona y otro para el Espíritu Santo).
La evaluación natural de las respuestas de la entrevista puede ser:
+ A la luz de nuestro conocimiento de Palabra de Dios, ¿Cómo debemos proceder en
esta oración?
+ A la luz de lo que nos ha dado a conocer la persona entrevistada ¿cómo oramos por
ella?
+ A la luz de experiencias pasadas orando por personas con problemas similares ¿Qué
hacemos?
La evaluación sobrenatural de las respuestas de la entrevista pueden venir como:
*Palabras de Conocimiento (Pueden venirnos de Dios, imágenes mentales,
sentimientos o frases en nuestro interior. También puede ser una certeza o algo que no
se nos va de la mente.
*Palabras de Sabiduría: Las palabras de sabiduría son soluciones a problemas o luz para
continuar sanos. Las guardamos para el final por si tenemos que dar algún consejo.
Tratamos de no transformar un tiempo de oración en una sesión de consejería. Dios no
nos envió a aconsejar sino a orar por los que sufren. A menos que sea una Palabra de
Sabiduría, o una revelación de Dios para aportar luz a la vida del sufriente.
En este momento del proceso es bueno buscar la mirada de los compañeros de oración
y confirmar lo que sentimos antes de continuar. Y Nunca cerrar los ojos en la entrevista
ni en la oración.
3.- LA DECISIÓN DIAGNÓSTICA Y SELECCIÓN DE ORACIÓN
¿Qué le causa a esta persona este sufrimiento?, ¿Qué clase de oración se necesita para
ayudar a esta persona?, ¿Qué quiere hacer Dios en esta persona en este momento de
su vida?
Hay que hacer una exploración diagnóstica:

 ¿Obtuvo este dolor/enfermedad/sufrimiento a través de medios naturales o


sobrenaturales?
 ¿Se ha contagiado con un virus o es causa de deterioro físico?
 ¿Ha contraído una enfermedad? ¿Es médicamente curable o incurable?
 ¿Se ha lastimado?
 ¿Es pecado, falta de perdón o amargura que no se ha resuelto?
 ¿Es meramente físico? ¿Herida interior? ¿Es demoniaco? ¿Una mezcla?
Es su sufrimiento fruto de un accidente o es que se contagió. Es su sufrimiento causado
por participar en actividades contrarias a la fe como brujería o es que tiene rencor en su
corazón. Sufre meramente en el plano físico o tiene esto raíces interiores o espirituales.
Se supone que todo esto debe quedar claro desde la entrevista y ya tenemos una idea.
En este paso del procedimiento:
*Escuchar al Espíritu Santo y arriesgarnos a hacer lo que sentimos en ese momento.
*Ser sensible y considerado con la persona. En caso de ser causado por un pecado o un
demonio, preguntar: ¿crees que esto puede ser causado por algo no resuelto como un
pecado o resentimiento? O en caso de algún espíritu maligno ¿crees que podrías estar
siendo atacado por un espíritu de tristeza o de enfermedad? Y si la persona lo afirma le
preguntamos ¿Te molestaría si hacemos una oración de liberación y probar si esto te
ayuda? (Nunca hacemos nada sin el consentimiento de quien nos pide oración).
La persona que dirige, decide cómo vamos a orar, puede ser:
Oración de sanación física:
- Una oración dirigida a Dios:

 Petición a Dios en el Nombre de Jesús: “Padre bueno, en el Nombre de Jesús te


pedimos por fulana que sufre de…” Esta manera de orar es la más común. Es un
ruego a Dios Padre, a través de Jesús su Hijo. Es fundamentándonos en Su
Palabra pues Él nos ha dicho: “Y todo lo que ustedes pidan en mi nombre, yo lo
haré, para que por el Hijo se muestre la gloria del Padre. Yo haré cualquier cosa
que en mi nombre ustedes me pidan.” (Jn 14,13-14).
-Oración en Lenguas:
 Si no sabemos cómo orar… orar en lenguas: “De igual manera, el Espíritu nos
ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el
Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con sonidos que no pueden
expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe qué es lo que
el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega, conforme a la voluntad de
Dios, por los del pueblo santo.” (Rom 8,26-27).
-Una oración en Nombre de Jesús:
Es una oración de parte de Dios, es como una orden de fe. Tenemos varios ejemplos
bíblicos de esto. Ej.
- “Jesús se inclinó sobre ella y reprendió a la fiebre y la fiebre se le quitó…” (Lc
4,39)
- “Le dijo a aquel hombre: Extiende la mano. El hombre la extendió y su amo
quedó sana”. (Mc 3,5).
- “… en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” (Hech 3,6)
- “Le dijo con voz fuerte: enderézate y levántate. El hombre se puso de pie de un
salto y comenzó a andar” (Hech 14,10)
Esta orden de Fe no es una orden a Dios, sino en el Nombre de Dios hacia el cuerpo
o a la enfermedad. Ejemplos:

 ¡Rompo en el Nombre de Jesús el poder de esta enfermedad!


 ¡En el Nombre de Jesús anulamos al virus de…
 ¡En el Nombre de Jesús ordenamos a los huesos (si los huesos son el caso) a
restaurarse y recobrar la función original para la que han sido creados y colaborar
con el poder del Espíritu Santo en (nombre de la persona)
 ¡cáncer sométete a Jesucristo! ¡Obedece a Jesucristo!
Oración de Curación Interior o Perdón
Las heridas interiores, los rencores o resentimientos no pueden ser curados por pastillas
o inyecciones. Algunas heridas del pasado son calmadas por terapias sicológicas pero en
varias ocasiones sólo el Amor de Dios puede curar la raíz del dolor interior.

 Señor ven con tu Amor y visitamos en tu presencia y en tu Nombre el momento


en el cual fulano recibió esta herida en su memoria.
También podemos ayudar a la persona guiándola a una oración de perdón:

 En tu Nombre y en tu poder Jesús yo decido perdonar… o pedir perdón a…


Oración de arrepentimiento

 Llevar a la persona a los pies del Señor para que pida perdón (no tiene que
nombrar sus pecados… luego le referimos al sacramento de reconciliación).
Oración de Liberación
En ocasiones las personas pueden estar bajo el ataque de algún espíritu maligno. Esta
oración puede ser realizada por cualquier bautizado, pero si se requiere un exorcismo
mayor, sólo quien tenga autorización del Obispo del lugar podrá facilitarlo. Pero una
oración de liberación simple, sí. Ej.

 ¡En el Nombre de Jesús, te reprendo y te ordeno espíritu maligno de (nombrarlo


según lo discernido) dejar a (…) e irte ante Jesús para que el Señor disponga de
ti!
Muchas veces es una mezcla. Es decir, casi nunca es una mera oración de sanación.
Puede ser: Sanación interior y sanación física o sanación interior, liberación y sanación
física. O puede darse la ocasión que sea sólo sanación interior. Por ello preferimos llamar
a este servicio oración por los que sufren, pues los sufrimientos no son solamente físicos.
Para esto no hay fórmula definida, debemos estar atentos en la entrevista y atentos al
Espíritu Santo para que nos guíe como servir de canal de sanación para quien requiere
de nuestra oración.
Cuando es una mezcla oramos de adentro hacia fuera, es decir, comenzamos por lo más
interior y por último si es el caso oramos por sanación física.
4.- ORACIÓN
En este paso se aplica lo decidido en el paso anterior.
Pídale a la persona que ore en silencio.
Sólo una persona ora y los demás apoyan en silencio. (A menos que se esté orando en
lenguas, pues en la oración en lenguas todos podemos orar suavemente sobre el
sufriente).
Siempre orar con los ojos abiertos (así nos protegemos y vemos a la persona y a los
demás miembros del equipo)
Imponemos las manos siempre que sea prudente y siempre pedimos permiso antes de
tocar a la persona. Ej. “¿Nos permite poner nuestras manos sobre sus hombros?” En
caso de que la persona se niegue pues oramos sin tocarle.
Esto lo podemos hacer siempre que sea posible o prudente. Es decir, si no es prudente
tocar cierta parte del cuerpo, mejor no hacerlo. Dios puede actuar sin que toquemos esa
área. Además si por ejemplo a la persona le duele mucho esa área, mejor no tocarla a
menos que la misma persona lo pida como un acto de fe.
En la oración, nosotros no provocamos un ambiente emocionalmente fuerte, ni con
gritos, ni llanto, ni nada por el estilo. Si ocurre de parte del sufriente tratamos de calmar
a la persona. Oramos en paz y nos resulta muy bien.
5.- RE-ENTREVISTA
¿Cómo te sientes?
¿Te duele más?, ¿te duele menos?
¿Del 1 al 10 cuánto te duele ahora? (comparar con lo que dijo al inicio).
La oración debe seguir mientras tratamos de observar su efecto (calor, picazón, temblor,
respiración profunda, etc.). Aunque a algunas personas esto les parezca que estamos
interrumpiendo la oración, no importa, con delicadeza hacemos preguntas al sufriente
pues el Espíritu Santo nos habla por medio de lo que la persona está experimentando.
Hacer preguntas:
¿Qué estás sintiendo?
¿Qué estás pensando? (Puede que Dios le revele a la persona algo a través de sus
sentimientos o sus pensamientos).
Estabas temblando hace un momento, ¿qué sentiste?
¿Qué crees que está haciendo Dios en ti?
Siéntete con la libertad de cambiar de dirección o énfasis si esto es lo que se discierne a
raíz de ver o escuchar las manifestaciones del Espíritu Santo en la persona que recibe
oración.
Es bueno preguntarle a la persona cómo quiere sentirse o verse (Sanado, alegre,
corriendo, reconciliado, etc.) y pedirle que se imagine estando así, que se imagine ya
sano, corriendo, o reconciliado, que lo vea en su mente y que agradezca a Dios la
posibilidad de esto. Esto eleva nuestra fe, pues generalmente nos aumenta la fe cuando
vemos cómo Dios puede respondernos, por ello, construir una imagen mental ayuda
mucho tanto a quien recibe oración como a quienes estemos orando.
La imaginación ungida por Dios es un elemento clave para la intervención de Dios. Esto
muestra la apertura no sólo de quien sufre sino de quienes oramos. Estamos abiertos al
poder de Dios.
Dejar de orar cuando:
- La persona siente (o dice) que se siente mejor.
- Si el equipo siente (por medio del Espíritu) que se ha terminado.
Para cerrar la oración decimos AMÉN, haciendo énfasis en que significa que SE HARÁ
COMO HEMOS PEDIDO. Sellamos a la persona con la sangre de Cristo para que nada
físico, emocional o espiritual regrese a la vida de esta persona.
Nunca oramos diciendo “si es tu voluntad”. Todo lo contrario hemos orado porque es
su voluntad. Si no fuese su voluntad no podríamos orar. Además la frase ‘si es tu
voluntad’ es un condicionante que siembra duda en el equipo y el sufriente. Jesús jamás
oró por nadie condicionando su oración a si es voluntad de Dios o no.
6.- DIRECCIÓN DESPUÉS DE LA ORACIÓN
¿Qué deberías hacer ahora?
 Si el Señor ha revelado o hecho sentir algo específico que la persona debería
hacer este es el momento para decirlo, si no mejor calla pues Dios no nos ha
enviado a ser consejeros sino a ser canales de sanación y bendición de los demás.
 Darle seguridad de que Dios está actuando aunque no tenga ninguna señal
aparente.
 No descartar la posibilidad de una respuesta lenta (Explicar que esto no tiene
nada que ver con que tenga mucha o poca fe, que no sabes por qué pero en
ocasiones la sanación es rápida y otras veces es lenta).
 Si la persona está tomando medicamentos o bajo tratamiento médico, bajo
ningún concepto decirle que lo abandone hasta comprobar con el médico su
mejoría o sanación total. (Aunque sienta mejoría o hayamos recibido la certeza
de la sanación, esto no es falta de fe, si en realidad ha sanado la comprobación
médica aumentará en fuerza el testimonio).
 Anímele a una vida santa, a asistir a un grupo de oración, etc.
 Ofrézcale la oportunidad de orar de nuevo si es necesario. Dele la forma de
contactar tu comunidad o equipo, tratando siempre de que no se vea como algo
personal sino COMUNITARIO.
7.- PROTECCIÓN Y EVALUACIÓN
Este paso es luego de la oración que hemos hecho por la persona. La persona debe
ya haberse ido o nosotros habernos retirado.
Oramos:
“Yo clamo sobre mí, sobre mis familiares, comunidad, amigos y pertenencias la
Sangre del Cordero de Dios que nos purifica de los pecados del mundo y que rompe
con cualquier estrategia o maquinación del enemigo, prohíbo a cualquier espíritu o
enfermedad que tome venganza por lo que ha sucedido en esta oración. Prohíbo a
cualquier sentimiento de ira, impaciencia, lujuria (pon aquí cualquier sentimiento
que se te haya despertado después de la oración) adherirse a mi persona. Pido a mi
ángel de la guarda ponerse alerta y protegerme ante cualquier ataque. En el Nombre
de Jesús quedamos bajo Su protección. Amén”.
Es bueno tomar un tiempo para evaluar y aprender de cada experiencia. Este paso
lo hacemos de una manera informal, pero nunca dejamos de realizarlo. Cada reunión
después de orar es un momento para nosotros guardar los testimonios y compartir
lo que sentimos que Dios a nosotros nos ha mostrado. Esto nos ayuda también a
crecer como comunidad de fe, en la cual vamos aprendiendo juntos.
PRINCIPIOS EN EL MINISTERIO DE SANACION
Todo creyente debe saber que cuenta con el poder de Dios para ser canal de
sanación, por lo menos ante sus familiares y cercanos, pero que no sólo lo sepa sino
que lo aplique en su vida y vea la efectividad de esto.
Quiero compartir unos principios guías. Los Principios son como el fundamento de
una edificación. Toda construcción está edificada sobre un fundamento que
generalmente está bajo tierra, mientras más alta la edificación más profunda debe
ser la excavación para el fundamento. Los principios son para un modelo de sanación
como los cimientos para un edificio.
 El primer principio guía es que: HOY DIOS QUIERE SANAR A LOS ENFERMOS.
Esta es su naturaleza, a Dios le gusta sanar. Él nos ha llamado a reflejar su
naturaleza. Nos dio poder y autoridad sobre los espíritus y sobre las
enfermedades (Mt 10,1). Muchas personas en la Iglesia nunca han aceptado
que esto es real hoy también. En mi experiencia y en la experiencia de
muchos otros involucrados en el ministerio de sanación es que, cuando se
quita el velo de escepticismo sobre la sanación que Dios provee, es entonces
que desarrollan una nueva capacidad para desaprender cosas que nos
impiden orar por otros y así poder aprender a cómo orar por los enfermos.

 Segundo principio: LA IMPORTANCIA DEL MINISTERIO COMUNITARIO. Hay


que enseñarles a las personas a orar unos por otros y por los enfermos. Los
creyentes se han acostumbrado a ver personas orando por los enfermos en
la televisión, y sin darnos cuenta llegamos a creer que esto es algo para ser
practicado individualmente o por alguien reconocido por muchos, pero
vemos que el modelo de Jesús era de enviarlos en comunidad (1Cor 14,26;
Gal 6,2; Sant 5,16; 1Pe 2,9).

Estos individuos famosos son muy tentados en muchas áreas de sus vidas
como: en lo financiero, en lo sexual o se convierten en prepotentes por no
andar en compañía de hermanos que le ayuden a ser uno más en la Iglesia.

El orar junto a otras personas nos complementa en nuestra carencia, ya sea


cuando no percibimos lo que Dios está haciendo y puede que los demás que
nos acompañen sí disciernan el paso de Dios; o puede pasar que no
entendamos lo que Dios nos esté diciendo y al preguntar a nuestra
comunidad ellos nos ayudan a ver la voluntad de Dios.

Orar por los que sufren junto a hermanos y/o hermanas de comunidad es
mejor por varias razones:

1.- La comunidad frena a quienes tienen experiencia de éxito ministerial,


evitando así que por su éxito lleguen a enfocarse exageradamente en ellos
mismos.
2.- Al orar en comunidad, se tiene mayor probabilidad de que la persona que
recibe oración logre ser más dependiente de Jesús que de la sola persona
que oró por ella.
3.- En comunidad siempre habrá, por lo menos, un testigo más de lo que
sucede, esto constituye una protección para quien ora evitando así malas
interpretaciones (Mt 18,16)
4.- Es más probable que una comunidad ayude a crear un ambiente propicio
para la sanación que cuando una sola persona está orando.
5.- Por lo general se obtiene mayor percepción cuando se trabaja con otros,
especialmente cuando se llega a un tope o bloqueo.
6.- En comunidad hay mayor poder en el Espíritu (Mt 18,19).
7.- En caso de que se ore por personas atacadas por demonios, es siempre
mejor estar acompañados que orando solo por la persona que sufre. (Levítico
26,8; Deuteronomio 32,30).

 Tercer principio: NUESTRA CONFIANZA EN DIOS NO SE NOTA CON


PALABRERÍA, SE DEMUESTRA CON ACCIONES.
No sabemos cuándo o cómo Dios sanará, pero sí sabemos que Dios quiere
sanar, por ello obedecemos, confiamos, actuamos orando por las personas,
imponiendo nuestras manos y esperando en Él.

 Cuarto principio: TODOS LOS CRISTIANOS PODEMOS ORAR POR LOS


ENFERMOS, PORQUE TODOS TENEMOS EL ESPÍRITU SANTO. (Hech. 1,8) La
fuente de toda sanación es el poder del Espíritu Santo, no la mujer u hombre
que ora. Nuestra responsabilidad es ser sensibles al Espíritu Santo, confiar en
Él, honrarlo y seguirlo. No es por nuestro conocimiento o desconocimiento
que Dios actúa. No por nuestra posición en la Iglesia sino por nuestra
obediencia y confianza en Dios.

 Quinto principio: CULTIVAR RELACIONES SALUDABLES EN LA COMUNIDAD.


Las relaciones saludables y de apoyo con las hermanas y hermanos de
comunidad son una meta y a la ves crean el ambiente propicio para que Dios
actúe en y a través de nosotros. Las divisiones, los rencores, la mirada crítica
vienen a ser como bloques que impiden el fluir de Dios a través nuestro.
 Sexto principio: DIOS QUIERE SANAR A LA PERSONA COMPLETA, NO SÓLO
AFECCIONES ESPECÍFICAS. En el ministerio de sanación es más importante
conocer a la persona que tiene el virus que conocer qué clase de virus tiene
las persona, es decir, es más importante conocer la relación que esta persona
tiene con Dios y con los demás, que conocer los detalles de su enfermedad.
Nuestra meta al orar por alguien es que esta persona recibiendo oración se
sienta amada o más amada por Dios que cuando comenzamos a orar. No
somos responsables de sanarle pero si de amarle.
LO QUE DEBEMOS DE TENER EN CUENTA PARA SER EFECTIVO EN EL MINISTERIO DE
SANACIÓN:

¿Cuáles son las destrezas, actitudes y actividades que mantienen el Ministerios de Sanación
como un ministerio creciente y vital dentro de la Iglesia?

Estas destrezas se desarrollan cuando oramos frecuentemente por las personas.

a) Oído: Lo esencial que necesitamos desarrollar para ser un canal de sanación para los
demás es el ser sensibles al Espíritu Santo para recibir su dirección y su poder. Muchas
personas buscan una fórmula mágica o método único que resulte al orar por los
enfermos. Pero esto no funciona así, no depende de esto, debemos aprender, pues esto
se puede aprender, a ‘escuchar’ al Espíritu de Dios. Esto depende de Dios, la carne
siempre querrá tomar control pero con el tiempo vamos diferenciando lo que viene de
Dios y lo que es nuestro. La sanación es don de Dios, a través de nuestra fe, para el que
sufre. ¿Cómo practicamos esta sensibilidad o escucha al Espíritu Santo? En la oración,
haciendo silencio; aunque también en la alabanza fervorosa se sensibilizan nuestros
oídos para escucharle, también es beneficioso la lectura y meditación de la Palabra de
Dios.

Pero el corazón de todo esto es desarrollar una comunión con Dios en la que preguntemos:
¿Señor qué quieres hacer en la vida de esta persona que viene a pedirme oración? ¿Cómo
debo orar? O si estamos frente a mucha gente ¿A quién quieres sanar? Él lo hará. Nos pondrá
alguna imagen mental o impresión en nuestra alma o algún dolor en nuestro cuerpo para
que entendamos lo que Él quiere quitarle a alguien.

b) Vista. A medida que ‘oímos’ a Dios y oramos por las personas, el Espíritu Santo comienza
a obrar sobre ellas y esto, en ocasiones, provoca manifestaciones físicas y emocionales
en quien está recibiendo oración. Algunas de estas manifestaciones son obvias: la
persona llora, temblores, sudor o ruborización, en ocasiones caen al suelo en descanso
en el Espíritu, risa o salto, respiración profunda, a veces, las manifestaciones son más
interiores: paz, tranquilidad, lágrimas, etc…, siempre pregunto a la persona ¿Qué te
pasa? ¿Por qué tiemblas? ¿Por qué mueves esa mano? La respuesta me indica cómo
debo seguir orando. Si noto que la persona se pone muy emocional le invito a calmarse,
pero tampoco bloqueo lo que Dios puede estar haciendo. Hay que ser muy delicado en
estos momentos. También puede darse el caso de que el Señor abra nuestros ojos
espirituales para que podamos ver lo invisible. En ocasiones orando frente a multitudes
he visto como un brillo o luz sobre alguien, siendo esto un signo de que Dios está
bendiciendo a esa persona. Puede darse el caso de que veamos, específicamente al orar
por alguien, cuál es la parte del cuerpo donde tiene el dolor. También Dios puede
dejarnos ver si es un espíritu maligno que está enfermando o atacando a la persona que
recibe nuestra oración.
c) Habla. Debemos desarrollar la habilidad de sintonizar con el corazón de Dios para orar
como lo requiere cada persona con sus sufrimientos, así como para poder brindar
palabras de amor, comprensión y consuelo. En la Palabra de Dios vemos como en
ocasiones tanto Jesús como sus discípulos sanaban con una orden de fe. Ejemplos: Jesús
reprende la fiebre de la suegra de Pedro y la fiebre se fue (Lc. 4,38-39). Éstas órdenes
de fe son motivadas por el Espíritu Santo, no debemos forzar a nadie, pero es una de las
prácticas más efectivas para ser canales de sanación. Confieso que nunca me atrevía a
hacer estas declaraciones de fe, pero desde que me he lanzado en fe y cuando he
sentido del Espíritu que ésta es la manera en la que Él quiere que ore y le he obedecido
he visto piernas crecer, cuerpos torcidos enderezarse, ojos ciegos abrirse, etc. Está
también la Oración de Petición, con la cual también debemos tener cuidado pues a veces
rogamos a Dios como si nosotros somos los misericordiosos y Él fuese el Dios malo que
no quiere responder. Nuestra oración de petición debe fundamentarse en una fe férrea
y que a la vez active la fe del enfermo. A veces la sanación viene después que la persona
haga lo que Dios le indica, vemos en la Palabra de Dios cuando Jesús le dijo al ciego
después de haberle enlodado los ojos que se fuera a lavar y luego de hacerlo el ciego
comenzó a ver. Actos de obediencia producen sanación. Cuando la persona vaya y
exprese perdón al que le hirió, por citar un ejemplo.

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