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LICENCIATURA EN LITERATURA
FACULTAD DE HUMANIDADES
Consideramos de vital importancia la realización de este trabajo dado que la obra de Gómez
Jattin si bien ha sido estudiada de manera exhaustiva por la crítica colombiana no se ha
abordado desde un enfoque teórico que permita dar cuenta de la relación entre su vida y su
obra; teniendo en cuenta aspectos tales como: el uso de sustancias alucinógenas. Puesto que
el estudio de sus poemas se ha visto mediado por una visón moralista y tradicional muy
propia de la sociedad colombiana. Veamos por ejemplo la opinión de esta autora:
No hay peor engaño que el establecer una ecuación entre el discurso poético y el
discurso psicótico. La locura es un accidente dentro del espíritu creador, cuyas causas
misteriosas son más cercanas a la salud, al eros como fuerza vital (…). Lo que da
permanencia y trascendencia a su voz, desde una clara y cultivada conciencia estética
es la raigambre clásica de su verbo y de su imaginario, su anclaje en la tradición. El
amor homosexual que elabora en su obra es estéticamente subsidiario de lo
grecolatino y de sus influencias sobre Cavafis y otros (Fiorillo, 2003, p.20).
Lo anterior revela en palabras del propio Gómez Jattin “Una incapacidad de Colombia para
reconocer los méritos propios a tiempo”. Sin embargo, también hay otros autores que
reconocen la fuerza, la importancia y la innovación que aportó su obra a la poesía
colombiana. Entre ellos tenemos al escritor Roberto Burgos Cantor y al poeta nadaísta
Bernardo Jaramillo (X-504), quien le hizo llegar una carta en la que manifestaba su
admiración por su poesía y de igual modo su inconformidad con la crítica colombiana de la
siguiente manera:
He estado recomendando mucho tu poesía: a todo aquel que está enfermo le receto dos
poemas tuyos y al que se acusa de algún pecado le mando a leer tres veces el poema de la
burrita. A los viajeros les recomiendo llevar tus poemas en el bolsillo y a los que llegan les
presento tus poemas como la única cosa vital, grande, oxigenada, robusta, libre, natural y
bella que tenemos aquí: lo único con fuerza joven, originalidad, audacia, libertad y novedad
que se encuentra hoy en el bazar de la poesía colombiana; lo único que se desborda, que
brama, que tiene impulso y pasión, el único vendaval que nos refresca, primitivo, animal y
selvático como un desodorante de TV, lo único apasionado y amoroso, ¡¡¡lo único!!! Lo
demás está reglamentado por la Academia, pero tú eres territorio libre del poema. Todos los
demás estamos maniatados por la crítica, los reglamentos del verso, los corsés de la
gramática, las normas de la sociedad, los preceptos religiosos, las jaulas políticas, los
considerandos utilitaristas, las órdenes de diáconos, la urbanidad, los regaños de la familia
(Jaramillo citado en Fiorillo 2003).
Contexto sociocultural
La obra de Gómez Jattin se ubica entre los años 60’s y 90’s una época de grandes cambios
no solo en Colombia sino en todo el mundos. Estaba en auge el movimiento hippie, la
revolución cultural, la liberación sexual, la lucha ideológica contra el capitalismo, los nuevos
paradigmas artísticos y por su puesto el uso de sustancias alucinógenas especialmente entre
los jóvenes universitarios. Todos estos elementos configuraban el sistema de pensamiento de
una contracultura que se oponía de a los valores tradicionales provenientes de la “cultura
oficial”. En este sentido Acevedo (2013) afirma que:
En Colombia, tal como aconteció en otros lugares del globo, la revolución cultural de finales
de los años sesenta fue un acontecimiento protagonizado por los jóvenes universitarios.
Fueron ellos, en efecto, quienes encabezaron una lucha con la que pretendían no solo difundir
y justificar la guerra revolucionaria que los grupos subversivos desarrollaban en varios países
del tercer mundo, sino alentar la disputa ideológica en contra de la cultura y las tradiciones
aristocrático-burguesas, la defensa de los nuevos paradigmas estéticos y la búsqueda de un
nuevo sistema de valores. Para alcanzar tales fines, los jóvenes universitarios privilegiaron
un medio de comunicación asumido generalmente como anodino: las revistas culturales y los
libros de literatura, filosofía y ciencias sociales (Acevedo, 2013, p.96).
Sumado a estos factores las drogas alucinógenos o psicodélicas tales como: la marihuana, el
LSD, los hongos y el peyote y otras plantas sagradas provenientes de las culturas indígenas
jugaron un papel decisivo en la reinterpretación de las estructuras tradicionales que
soportaban la realidad sociocultural hasta el momento, ya que permitían alcanzar
experiencias místicas y percepciones extrasensoriales a partir de un estado de conciencia
alterado. Por estos motivos, muchos intelectuales de aquella época abordaron este fenómeno
desde diversos campos de estudios. Entre los principales representantes de esta corriente
encontramos al psicólogo norteamericano Timothy Leary y al filósofo británico Aldous
Huxley quienes realizaron múltiples experimentos con LSD, psilocibina y DMT para
demostrar los beneficios terapéuticos de estas sustancias y su importancia para acceder a
realidades místicas. En este sentido Huxley dice que:
Siempre me ha parecido que, por ejemplo, mediante la hipnosis o la autohipnosis, por medio
de una meditación sistemática o también tomando la droga adecuada, es posible cambiar mi
modo ordinario de conciencia hasta el punto de quedar en condiciones de saber, desde dentro,
de qué hablan el visionario, el médium y hasta el místico (Huxley,2019, p.9).
Dicho lo anterior, es necesario mencionar que Gómez Jattin en lo absoluto fue ignorante de
estas experiencias y estos estudios. En su caso fueron los hongos stropharia los que guiaron
su proceso creativo como el mismo lo afirmaba en varios de sus poemas. Veamos entonces
de qué manera estas vivencias quedaron grabadas en Elogio de los alucinógenos uno de sus
más celebres poemas:
Este poema refleja la influencia que tuvieron estos hongos en la concatenación de su obra
desde un estado de conciencia alterado. Además hay que mencionar que tenía conocimientos
de las investigaciones realizadas por Huxley y un creciente interés por el uso de estas
sustancias en las comunidades indígenas tal y como afirma Fiorillo (2003) en el siguiente
fragmento:
Unos amigos de Raúl que habían consumido dos y tres veces hongos alucinógenos le
hablaron de percepción extrasensorial, de chamanismo, de las llamadas plantas de los
dioses. Raúl era un hombre curioso, un artista con afanes de mayor conocimiento,
que había leído a Aldous Huxley y sus pruebas con distintas drogas, así como sobre
Antonin Artaud y aquellos alucinantes viajes suyos de peyote con los indios
taraumara. Raúl también quería tener una experiencia psicodélica (p.188).
Este planteamiento quiere decir que Gómez Jattin no fue ajeno a todas las dinámicas
contraculturales que surgieron entre los años 60’s y 70’s pues en esta época ingresó a estudiar
leyes en la Universidad Externado de Colombia y fue ahí donde entró en contacto por primera
vez con la marihuana y también con el teatro. Este último también hacía parte de las nuevas
formas estéticas que los jóvenes usaron para expresar sus inconformidades frente al
establecimiento y la tradición aburguesada de la sociedad colombiana.
Esto demuestra la profunda conexión que existe entre la poesía de Gómez Jattin y el teatro.
Para comprender con más claridad esta relación, tendremos que partir de los avances más
recientes de la teoría de la enunciación realizados por el teórico francés Dominique
Maingueneau más específicamente desde el concepto de escena de enunciación.
Teoría de la enunciación
Esta teoría fue propuesta en los años 60’s por el teórico francés Emile Benveniste y surgió
con el propósito de abordar los análisis discursivos desde coordenadas puramente lingüísticas
y para ello se definieron tres categorías: el enunciador, el co-enunciador y la posición de no
persona. La primera tiene que ver con las marcas textuales que nos permiten identificar el
uso de la primera persona en un discurso. La segunda, se refiere a la relación señalada entre
el enunciador y el co-enunciador a partir de los deícticos tú y vos y la tercera corresponde a
la presencia de enunciados que parecen no tener un enunciador definido y por este motivo se
sitúa en un plano diferente al de los dos primeros generando así una ruptura. Por otro lado,
tenemos el concepto de escenografía propuesto por Dominique Maingueneau. Según este
teórico la escenografía hace parte de las tres categorías que conforman la escena de
enunciación1. Esta categoría consiste en la recreación de la situación o el momento donde se
genera el discurso a partir de los mismos elementos que se encuentran presentes en la
enunciación. Esto quiere decir que:
El momento en el que acontece, la enunciación del texto (pre)supone una cierta escena, escena
que, en realidad, se convalida progresivamente a través de la enunciación misma. La
escenografía resulta así, simultáneamente, aquello de donde el discurso proviene y aquello
que el mismo discurso genera (Maingueneau, 2001, p.6).
Ahora bien, estas escenografías estarán determinadas a su vez por los diferentes géneros
discursivos. Según Maingueneau, existen géneros discursivos con escenografías de habla ya
preestablecidas (guías turísticas, recetas médicas, manuales, etc.) mientras que hay otros
como la publicidad, la filosofía o la literatura cuyas escenografías no son fijas y exigen una
gran variedad de escenas para poner en marcha el discurso. Por otro lado, tenemos el
concepto denominado situación de locución, según Maingueneau este se presenta cuando los
deícticos no se corresponden con la posición de los interlocutores y el locutor asume el rol
o la posición del alocutorio produciéndose así una especie de desdoblamiento entre estas dos
instancias. A continuación veremos cómo estos elementos permitirán realizar un análisis
detallado para dar cuenta de las escenografías cotidianas y teatrales que implementa Gómez
Jattin en su poesía.
1
Este concepto surge de la necesidad de aclarar la confusión terminológica entre situación de enunciación y
situación de comunicación. Entendiendo la primera noción como aquellos análisis de orden intratextual
propuestos por Emile Benveniste a partir de la relación entre enunciador, enunciatario y los deícticos.
Mientras que la segunda se ubica desde los análisis de orden concebidos por la pragmática y la semántica y el
análisis del discurso. Por este motivo, Maingueneau propone una reinterpretación de estas tres dimensiones
teóricas mediante lo que él denomina escena de enunciación como una manera de cerrar la brecha entre los
análisis intratexuales y extralinguisticos del discurso. Para ello propone tres categorías: la escena englobante,
la escena genérica y la escenografía.
parque, pensiones de navegantes, calabozos, mesitas de habitaciones de sanatorios, palabras
al viento” (p.16). Esto con la finalidad de rescatar realidades perdidas en las rutinas de la
sociedad colombiana y al mismo tiempo subvertir la axiología hegemónica de la cultura
oficial. Veamos por ejemplo este poema:
Aquí podemos observar como un elemento tan cotidiano como un mango del Sinú sirve para
construir una atmosfera de ternura y al mismo tiempo de soledad y melancolía habitada por
fantasmas, es decir, que los aspectos comunes y materiales se unifican con otros que son
extraños e invisibles mediante la subjetividad del sujeto lirico. En este orden de ideas Burgos
(1997) plantea que Gómez Jattin: “Construyó una especie de sinuana, una región que se
confunde con la infancia y en la cual mora el desencanto que es descubierta al ser revisitada”
(p.16). Esto es posible en gran parte a las experiencias extrasensoriales con los hongos, pues
los alucinógenos posibilitan una recarga semántica y simbólica de los elementos más
comunes de la cotidianidad en la percepción a quien experimenta sus efectos. Produciendo
así una proyección de los sentimientos, los pensamientos, las creencias y los miedos
almacenados en el inconsciente hacia la realidad exterior.
Ahora bien, otro punto que nos permite analizar las escenografías cotidianas y al mismo
tiempo la condición de marginalidad en Gómez Jattin son los poemas contenidos en El libro
de la locura. Tal y como podemos observar en el siguiente poema:
Su sensibilidad presente
De acuerdo con lo dicho por Maingueneau respecto a la relación que existe entre los
enunciados, los géneros discursivos y las situaciones en las que se desarrolla la enunciación.
Podemos afirmar que este poema surge de un cuadro teatral callejero en el que el sujeto lirico
se encuentra tratando de dormir en la calle. Dado que marcas textuales como Esta tendido en
la acera o La cara sobre el dorso denotan un lenguaje propio del género dramático con el
que se indican las acciones realizadas por los personajes en el escenario.
Otro poema de este libro que nos permite reconstruir una escenografía a partir de un estado
de conciencia alterado en el que un sujeto lirico asume el rol discursivo de la madre para
expresar una admonición frente a sí mismo. Es decir que en el siguiente poema se presenta
una situación de locución propiciada por el desdoblamiento que produce el uso de alguna
sustancia alucinógeno o la esquizofrenia que padecía el autor.
Casi no lo he tratado
pero presiento en él
a un hombre de valor
Es mi mejor amigo
De lo anterior, podemos afirmar que las marcas textuales Nos vemos en la calle y Un cómo
estás cálido y sentido son las que permiten legitimar la existencia de una escenografía que
surge de una conversación callejera. Vemos entonces como Gómez Jattin utiliza las imágenes
y el lenguaje de la cotidianidad para redescubrir la realidad y transmitir así la fuerza de su
poesía de una manera coloquial pero totalmente innovadora y subversiva frente a la
institución literaria.
Una vez realizado este análisis enunciativo, pasaremos a demostrar como la poesía de Gómez
Jattin problematiza y trasciende las categorías semióticas, retóricas y pragmáticas de la teoría
autobiográfica. Por ello, conceptos como la triple identidad autobiográfica, el concepto del
yo y la individualidad resultan insuficientes para ofrecer un panorama sobre la vida interior
de este autor mediante su obra.
Análisis autobiográfico
Para comenzar hay que decir que el centro de las teorías autobiográficas es la manifestación
del yo a partir de un discurso. Por este motivo, las categorías enunciativas (enunciador,
enunciatario y no persona) han servido para identificar la posición del yo en estas instancias
mediante el análisis de los deícticos. Según Puertas Moya el yo es la unidad mínima del sujeto
que surge mediante la unificación entre el lenguaje, la intercomuniación y la individualidad.
Este autor señala que:
Ese átomo social que se desgaja del entramado social no lo hace en el aspecto físico,
sino que se reserva para sí un intangible espacio que le sirve para la distinción y la
separación: así surge la subjetividad, que es la manifestación extrema e
incomprobable de la interioridad en que se desarrolla esa diferencia con respecto al
grupo (Puertas, 2003, p.97).
Por otro lado, Lejeune (1994) define la autobiografía como: “Un relato retrospectivo en
prosa que alguien escribe ocupándose de su propia existencia, en el que se centra en su vida
individual, y en particular en la historia de su personalidad” (p.12).Lo que hasta aquí se ha
dicho resulta exiguo frente a la forma con la que Gómez Jattin ha expresado los aspectos de
su vida. La incompatibilidad con estos postulados no solo se presenta desde aspectos como
la diferencia entre prosa y verso sino que se manifiesta también en la falta de una línea
temporal bien definida. Esto se debe a que Gómez Jattin escribía bajo el efecto de algunas
sustancias alucinógenas que le permitían fundir el pasado con el presente en un solo plano.
Lo anterior queda más claro al observar el poema Y van:
en la penumbra de un cinemátografo
Como se dijo anteriormente, este poema refleja la intemporalidad de un sujeto lirico que se
expresa desde un yo dividido en varios planos temporales. Respecto a lo anterior, Puertas
(2003) señala que: “No existe el yo sin el tiempo, cuya sustancia lo compone y lo modifica
íntima y constantemente, por lo que él mismo se encuentra en modificación y movimiento
perpetuo” (p.101). Por este motivo, la obra de Jattin tampoco se ajusta a las categorías
clásicas de la teoría autobiográfica.
Para terminar con este análisis veamos otro ejemplo en el que la poesía de Gómez Jattin
trasciende las instancias autobiográficas. Puertas (2003) afirma que: “Uno es quien es por
oposición a lo que son y lo que representan los demás, sin embargo, es en su más inaccesible
y secreto interior, donde se atrinchera la condición de único e irrepetible que ostenta cada ser
humano” (p.97). Esto quiere decir que la ipseidad y la personalidad se forman en una relación
de adaptación con los demás. No obstante, en Gómez Jattin esto no se presenta de ese modo,
pues su relación con los otros estuvo mediada por tensiones ideológicas que no le permitieron
reconocerse en sus semejantes sino que por el contrario le hicieron sentirse excluido y
marginado de la sociedad. Veamos el siguiente poema:
Esto nos permite afirmar que el yo lirico de este poema se expresa a partir de una posición
de desdoblamiento provocada por un estado de conciencia alterado y existe la posibilidad
que este a su vez sea producido por el consumos de algún alucinógeno. Puesto que es muy
común encontrar que uno de los principales efectos causados por estas sustancias sea el de la
proyección de características propias de la personalidad en otras personas. En ese sentido,
aspectos tales como: el recorte en la cadena fónica del nombre Raúl Gómez Jattin hasta
convertirse en un Nadie soy yo en contraposición con las marcas textuales que denotan la
otredad; demuestran que a Gómez Jattin no le interesaba adaptarse a los demás aunque se
viera reflejado en ellos. Por estos motivos, resulta contraproducente aplicar teorías racionales
a manifestaciones lingüísticas que no se encuentran dentro de estos límites.
Endymion