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Historia de la ciencia

Teorías y sociología
Los primeros problemas de la disciplina son la
definición de qué sea la ciencia (un problema no
historiográfico, sino epistemológico,
de filosofía o sociología de la ciencia), su
identificación o no con la ciencia moderna surgida
de la revolución científica del siglo XVII (un cuerpo
de conocimiento empírico y teórico, producido por
una comunidad global
de investigadores (la comunidad científica) que
hacen uso de técnicas específicas
y reproducibles para observar y explicar
los fenómenos de la naturaleza) y cuáles serían
sus objetivos (el puro conocimiento,
el autoconocimiento, o la aplicación a finalidades prácticas que mejoren la vida humana -ciencia
pura o ciencia aplicada-). Buena parte del estudio de la historia de la ciencia se ha dedicado a
la historia del método científico, con la ayuda, en particular, de la sociología de la ciencia que,
estudiando las condiciones sociales en que tiene lugar el trabajo concreto de los científicos,
reconstruye la forma en que se "produce" y "construye" el conocimiento científico.

A mediados del siglo XX, tres filósofos de la ciencia presentaron tres opciones distintas en la
consideración de la naturaleza progresiva o no del conocimiento científico y su forma histórica de
producirse: Karl Popper (el conocimiento científico es progresivo y acumulativo, pero "falsable", con
lo que únicamente se puede considerar ciencia lo que puede ser cuestionado), Thomas Kuhn (el
conocimiento científico no es necesariamente progresivo, sino una respuesta a las demandas
sociales, y en la mayor parte de los casos, la "ciencia normal" es únicamente el constante esfuerzo
por confirmar el vigente paradigma, que únicamente cambiará por una revolución científica, de las
que ha habido muy pocas históricamente), y Paul Feyerabend (el conocimiento científico no es
acumulativo o progresivo, sino inconsistente y anárquico -anarquismo epistemológico-, no
habiendo criterio de demarcación, en términos de método, entre lo que suele llamarse "ciencia" y
cualquier otra forma de investigación).

Prehistoria y Edad Antigua


Que la ciencia esté sujeta a evolución o sea susceptible de progreso es una idea ajena a las épocas
históricas anteriores a la Edad Moderna (polémica de los antiguos y los modernos, 1688-1704); y
nuestra percepción del "atraso" científico relativo a una época, un lugar o una rama del saber con
respecto a otra proviene específicamente del positivismo de Auguste Comte, para quien hay "tres
estadios teoréticos diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por
último, el científico o positivo" (Curso de filosofía positiva, 1830-1842). No habría ciencia, desde esa
definición, antes de la revolución científica del siglo XVII. No hay términos universalmente aceptados
para calificar a la forma de conocimiento del hombre prehistórico (que representaba artísticamente
su visión del mundo -arte paleolítico- e incluso ha dejado algunas muestras de cómputos numéricos -
hueso de Ishango-); las producciones intelectuales, muy sofisticadas, de las primeras
civilizaciones (para las que se han propuesto las expresiones "pensamiento pre-filosófico" o
"mitopoeico");16 la ciencia griega (cultura griega), que fue esencialmente un ejercicio teórico que no
se sometía al método experimental, y que no se implicaba en la esfera de la producción (el modo de
producción esclavista no demandaba innovaciones tecnológicas); o la ciencia romana (cultura
romana), continuadora intelectual de la helenística (cultura helenística) en una civilización de
inclinación marcadamente pragmática, donde sobresalió una notable ingeniería.
Edad Media
Mientras que en el Extremo Oriente se siguió desarrollando la civilización china con su propio ritmo
cíclico, en Occidente la civilización clásica greco-romana fue sustituida por la cultura
cristiana (latinay bizantina) y la civilización islámica, ambas fuertemente teocéntricas. Los cinco siglos
de la denominada "época oscura" de la Alta Edad Media significaron un atraso cultural en la
cristiandad latina, tanto en relación con la Antigüedad clásica como en relación con la
simultánea Edad de Oro del islam, que no actuó únicamente como un contacto de innovaciones
orientales (chinas, hindúes y persas, como el papel, el molino de viento o la numeración hindú-
arábiga) hacia Occidente, sino añadiendo aportes propios y originales. No obstante, el desarrollo
productivo del modo de producción feudal demostró ser más dinámico que el esclavista en cuanto a
permitir desarrollos tecnológicos modestos, pero de notables repercusiones (la collera, el estribo,
la vertedera). Aparentemente, el mundo intelectual, enclaustrado en los scriptoria de los monasterios
y dedicado a la conservación y glosa de los textos sagrados, la patrística y la parte del saber antiguo
que pudiera conciliarse con el cristianismo (Boecio, Casiodoro, Isidoro, Beda, Beato, Alcuino), estaba
completamente desconectado de ese proceso, pero en su torno se fue gestando alguna variación en
la concepción ideológica del trabajo que, con contradicciones y altibajos, inspiró la justificación de los
intereses de la naciente burguesía y el desarrollo del capitalismo comercial a partir de la Baja Edad
Media. Mientras tanto, las instituciones educativas se fueron sofisticando progresivamente (escuelas
palatinas, escuelas monásticas, escuelas episcopales, studia generalia, universidades medievales) y
en ellas, a pesar del efecto anquilosador que se supone al método escolástico, surgieron notables
individualidades (Gilberto de Aurillac, Pedro Abelardo, Graciano, Raimundo de Peñafort, Tomás de
Aquino, Roberto Grosseteste, Roger Bacon -Doctor Mirabilis-, Duns Scoto -Doctor Subtilis-
, Raimundo Lulio, Marsilio de Padua, Guillermo de Ockham, Bártolo de Sassoferrato, Jean
Buridan, Nicolás de Oresme) y algunos conceptos innovadores en terrenos como el de la química, en
forma de alquimia (destilación del alcohol), el de la lógica (Petrus Hispanus), el de las matemáticas
(calculatores de Merton College) o el de la física (teoría del impetus).23
Ya al final de la Edad Media, fue decisiva la adopción de innovaciones de origen oriental
(brújula, pólvora, imprenta) que, si en la "sinocéntrica" civilización china no pudieron tener un papel
transformador, sí lo tuvieron en la expansiva civilización europea.

Edad Moderna
Desde la Antigüedad los conceptos de "ciencia" y "filosofía" eran indisociables, en un esquema de las
ramas del conocimiento (el arbor scientiarum) que desde la Edad Media está presidido por
la teología (philosophia ancilla theologiae -"la filosofía es esclava de la teología"-, tópico atribuido
a Pedro Damián).36 La separación de los ámbitos de las llamadas "ciencias útiles" y de las llamadas
"humanidades", y el fin del uso del latín como lengua científica se fue produciendo con mucha lentitud,
y no antes del siglo XVIII; pero ya desde su comienzo en la segunda mitad del siglo XV, la
"modernidad" de la "Edad Moderna" significó en primer lugar la secularización del pensamiento y la
diferenciación entre "letras humanas" y "letras divinas", paso indispensable para convertir la "filosofía
natural" en un dominio autónomo que sólo se sometiera a la razón y a la experimentación, diferenciado
del de las ciencias morales, humanas o sociales (diferenciación que posteriormente será lamentada
como una escisión intelectual entre dos culturas). Tales subdivisiones fueron produciéndose a medida
que el desarrollo de la historia cultural fue haciendo imposible que un "humanista" pretendiera dominar
todas las ramas del saber (al menos en cuanto a la capacidad objetiva de leer todo lo que se
publicaba, ya que la imprenta multiplicó las publicaciones). En torno a 1500 Leonardo da Vinci pudo
ser un sabio universal. En la primera mitad del siglo XVII todavía René Descartes podía ser a la vez
óptico, geómetra, analista matemático, psicólogo, teórico del conocimiento y metafísico; mientras
que Spinoza pretendía demostrar la ética "de modo geométrico" y Leibniz fue considerado "el último
sabio universal".37 Para redactar L'Encyclopedie a mediados del siglo XVIII tuvo necesariamente que
recurrirse a múltiples expertos en múltiples disciplinas especializadas.

Con la revolución copernicana se inició un conflicto entre la ciencia y la fe: Miguel Servet y Giordano
Bruno fueron quemados, uno por los protestantes y otro por los católicos (en realidad las partes más
problemáticas de su pensamiento no eran tanto las científicas -circulación
sanguínea y heliocentrismo, respectivamente- como las propiamente religiosas, pero la clave residía
precisamente en el hecho de que tanto jueces como acusados compartían la convicción de que ambos
ámbitos estaban necesariamente vinculados), mientras que Galileo optó por retractarse. El
propio Copérnico fue ajeno a tales problemas, al no publicarse su obra hasta después de su muerte.
Con un planteamiento muy distinto, Blaise Pascal (Pensées, 1669) concilió su conciencia científica
con su conciencia religiosa aplicando una "apuesta" probabilística que le demostraba la conveniencia
de mantener creencias sobrenaturales; un fideísmo compartido por algunos católicos, como Pascal,
y algunos protestantes, como Pierre Bayle, que llegó a proponer la completa separación de las esferas
de la fe y la razón (Dictionnaire Historique et Critique , 1697). La condena papal a Galileo no se levantó
explícitamente hasta el siglo XX, pero ya en 1741 Benedicto XIV (llamado "el papa de las luces")
había otorgado el imprimatur a sus obras completas, una vez que James Bradley había aportado una
prueba óptica de la trayectoria orbital de la Tierra. El conjunto de las obras heliocentristas fueron
sacadas del Index librorum prohibitorum en 1757. Pero no fue hasta después de la Revolución
francesa que fue posible una escena como la protagonizada por Laplace y Lagrange ante Napoleón
Bonaparte, en la que se consideraba la existencia de Dios como una mera hipótesis, que había
pasado a ser innecesaria para explicar el mundo.

Las observaciones de Tycho Brahe (Tablas rudolfinas, 1627) llevaron a Kepler a confirmar, muy a su
pesar, la inviabilidad del sistema ptolemaico. Christian Huygens desarrolló una teoría ondulatoria de
la luz (1678). Evangelista Torricelli midió la presión atmosférica con el
primer barómetro (1644). Francis Bacon definió el método experimental y Robert Boyle fundó la
"filosofía de la naturaleza". Tras la precoz renovación del álgebra de François Viète (1591), a finales
del XVII Isaac Newton y Leibniz inventaron el cálculo infinitesimal, diferencial e integral. Con esas
nuevas herramientas matemáticas, y sus investigaciones en óptica y mecánica, Newton estableció el
nuevo paradigma de las ciencias físico-naturales, lo que permite hablar a finales del siglo XVII del
triunfo de una verdadera revolución científica coincidente en el tiempo con la llamada crisis de la
conciencia europea que significó la apertura de una nueva época en la historia de la cultura y las
ideas: la Ilustración.

En 1738, la expedición de Pierre Louis Moreau de Maupertuis para medir el arco de


meridiano terrestre verificó la corrección de la teoría de Newton, habiendo de desecharse la teoría de
los vórtices38 de Descartes. Voltaire se convirtió en el principal propagandista de Newton y la ciencia
moderna (Épître sur Newton, 1736, Éléments de la philosophie de Newton, 1738). La mecánica
analítica se desarrolló en el siglo XVIII con Varignon, D'Alembert, Maupertuis, Lagrange y otros, que
también continuaron la obra de Jakob Bernoulli sobre el análisis matemático (prolongada en la de su
hermano Johann Bernoulli y la de Euler).39 El formalismo en medios continuos permitió
a D'Alembert determinar en 1747 la ecuación de las cuerdas vibrantes, y a Euler establecer en 1755
las ecuaciones generales de la hidrodinámica, campo en el que otros
Bernoulli (Daniel, Hydrodynamica, 1738, y Johann) habían realizado importantes contribuciones. Tras
que D'Alembert publicara su Traité de dynamique (1743), en el que intenta reducir toda la dinámica a
la estática, Maupertuis descubría el principio de mínima acción, y Lagrange publicaba Mécanique
analytique(1788). La física experimental y el estudio de la electricidad tuvieron un desarrollo
significativo desde los años 1730, con los franceses Nollet y Du Fay, el holandés Musschenbroek, los
ingleses Desaguliers y Stephen Gray y el norteamericano Benjamin Franklin. Al final del siglo
desarrollaron sus trabajos Charles de Coulomb y Alessandro Volta.

Edad Contemporánea
En el siglo XIX las matemáticas se refinaron con Cauchy, Galois, Gauss o Riemann. La geometría se
revolucionó con la aparición de la geometría proyectiva y las geometrías no euclidianas.
La óptica sufrió una revisión radical con Thomas Young y Augustin Fresnel, que pasaron de
una concepción corpuscular de la luz (newtoniano) a una concepción ondulatoria (prefigurada por
Huygens). La electricidad y el magnetismo se unificaron (electromagnetismo) gracias a James Clerk
Maxwell, André-Marie Ampère, Michael Faraday y Carl Friedrich Gauss. La relación entre el
maquinismo de la primera Revolución industrial (la máquina de vapor) y la ciencia de
la termodinámica (Sadi Carnot, Clausius, Nernst y Boltzmann) no fue de ningún modo la de un
principio científico que se aplicara a la técnica, sino más bien al contrario; pero a partir de la Segunda
Revolución Industrial, los retornos tecnológicos se producirán fluidamente ("era de los inventos",
1870-1910).50 A finales del siglo XIX se descubrieron nuevos fenómenos físicos: las ondas de radio,
los rayos X, la radiactividad (Heinrich Rudolf Hertz, Wilhelm Röntgen, Pierre y Marie Curie).
Se descubren en el siglo XIX la casi totalidad de los elementos químicos,
permitiendo a Mendeleiev el diseño de la tabla periódica que predice
incluso los no descubiertos. Se crea la química
orgánica (Wöhler, Kekulé).
La fisiología abandonó la teoría de la generación espontánea y desarrolló
las vacunas (Edward Jenner y Louis Pasteur). La biología se constituyó
como ciencia gracias en gran parte a Jean-Baptiste Lamarck, que acuñó
el término en 1802, proponiendo un nuevo paradigma: el evolucionista, si
bien con bases diferentes a las que terminarán desarrollándose
con Darwin (El origen de las especies, 1859). Se abandonó el vitalismoa
partir de la síntesis de la urea, que demostró que los compuestos orgánicos podían obtenerse por
puras leyes físico-químicas, como los compuestos inorgánicos. La genética nació a partir de la obra
de Gregor Mendel (1866), pero presentada de una forma inaplicable, que hubo de esperar al siglo XX
para que, tras reelaborarse (leyes de Mendel, Hugo de Vries, Carl Correns y Erich von Tschermak),
fuera recibida por la comunidad científica y desarrollara su potencialidad.
La enseñanza tuvo un papel capital en el desarrollo de la ciencia y las técnicas en el siglo XIX.51 Los
Estados que democratizaron la enseñanza se dotaron de un contexto y unos medios favorables a la
investigación científica, y se garantizaron permanecer en la vanguardia durante muchos
añosDesaparecen los gabinetes de curiosidades, sustituidos por un coleccionismo sistemático que
nutrió las vitrinas de colecciones públicas y privadas. Los intercambios que eran tan corrientes
entre savants, amateurs y simples curiosos se hicieron cada vez más raros. Aun así, algunos campos
siguieron acogiendo el trabajo aficionado, como la astronomía, la meteorología, la botánica, la
ornitología o la entomología.

LA CIENCIA Y SU CLASIFICACION
Cuando una ciencia persigue un fin esencialmente cognoscitivo, se habla de ciencia pura; cuando el
objetivo último es utilitario y extrínseco al incremento del conocimiento, se está en presencia de la
ciencia aplicada. Esta divisi ón, llevada a sus últimas consecuencias, es representativa de dos
concepciones contrapuestas. Por una parte, existe la visión de que la ciencia está dirigida únicamente
a perfeccionar un sistema de certezas (verdades científicas), con independencia de sus resulta dos
prácticos inmediatos; por otro lado, est án quienes conciben como meta principal de la investigación
científica la explotación de la naturaleza y el control de la vida mediante un sistema de "recetas"
(industriales, agrícolas, médicas, sociales, etc.) que dirigen adecuada mente la acción sobre la
realidad. Aun en su apogeo, en el comienzo del siglo xx la ciencia académica —donde el fin principal
es la obtención de conocimientos acerca del mundo circundante, con independencia de su posible
utilizaci ón en la transformación del medio en el que la sociedad se desarrollaba—, no fue el único
modelo institucional de investigación. Desde mediados del siglo xix se desarrolló un modelo
alternativo, en el cual los científicos se empleaban directamente a tiempo completo en la investigación.
Firmas industriales avanzadas, tales como las de la manufactura química —por supuesto siempre
buscando ser beneficiadas con los descubrimientos científicos— empleaban a menudo a personas
con preparación cient ífica como administradores o controladores de los procesos. Sin embargo, en
1860, los fabricantes de colorantes dieron un paso decisivo con el establecimiento de laboratorios
propios de la compañía, donde fueron empleados científicos académicos plenamente calificados para
emprender investigaciones independientes, en espera de descubrir nuevos productos y procesos.5
Es obvio que la ciencia industrial era opuesta a la ciencia académica como forma institucional.
Aplicaba una sociología interna diferente, y distintos incentivos y retribuciones para el individuo y
cumplía desiguales funciones en la sociedad. Aunque se involucró en la noción científica de la
investigación y se nutrió, en gran parte, del contenido de la ciencia académica, se diseñó con una
concepci ón instrumental como medio de obtener determinados fines prácticos.5 En cualquier caso,
nunca fue filosófica o psicológicamente convincente insistir en el carácter fundamental de la
investigación, en dependencia de los prop ósitos supuestos para los cuales se emprendía. En la
práctica, la ciencia se halla con regularidad en función de la solución de problemas. Es difícil
establecer si el problema a resolver es una interrogante proveniente de un programa de investigación
de una disciplina académica, o si éste se escogió porque es relevante para solucionar alguna
METODO CIENTIFICO
La historia del método científico es inseparable de la historia de la ciencia misma. El desarrollo y la
elaboración de reglas para el razonamiento científico y la investigación no ha sido algo simple. El
método científico ha sido el tema de un intenso y reiterado debate a lo largo de la historia de la ciencia
y diversos filósofos naturales y científicos eminentes han presentado sus argumentos para privilegiar
uno u otro enfoque que lleve al establecimiento del conocimiento científico.

Algunos de los debates más importantes en la historia del método científico se centran en: el
racionalismo, especialmente el invocado por René Descartes; la inducción, que adquirió prominencia
con Isaac Newton y sus seguidores; el modelo hipotético-deductivo, que salta a la escena al principio
del Siglo XIX.

En la parte final del Siglo XIX y en el Siglo XX, el debate entre el realismo vs. anti-realismo era central
en las discusiones sobre el método científico conforme las poderosas teorías científicas se extendían
más allá del campo de lo observable, mientras que a mediados del Siglo XX, algunos filósofos
prominentes argumentaron en contra de que pudiera haber cualquier conjunto de reglas
universalmente aplicables para la ciencia.

La Primera Metodología
Existen pocas discusiones explícitas de las metodologías
científicas en los registros que han sobrevivido de las primeras
culturas.

Un libro de texto Egipcio, conocido como el papiro Edwin Smith


(1600 AC) aplica los componentes básicos del método
científico: auscultación, diagnóstico, tratamiento y pronóstico,
para el manejo de las enfermedades.

El papiro Ebers (1550) también contiene evidencia del


empirismo tradicional.

Sin embargo, aunque los Babilonios y los Egipcios desarrollaron mucho


conocimiento técnico, fue la antigua Grecia la que se involucró en las primeras
formas de lo que ahora reconocemos como ciencia. Esto sucedió a mediados del
Siglo V AC. Platón fue un contribuyente importante en el surgimiento de esta
tradición.

En el diálogo llamado Theatetus define a la ciencia como algo que podemos


aprender y que es una habilidad manual semejante a elaborar zapatos. Luego,
en su diálogo llamado Protágoras, menciona la enseñanza de la aritmética, la
astronomía y la geometría en las escuelas. Las ideas filosóficas de este tiempo
se desentendían de las limitaciones de los fenómenos cotidianos y del sentido
común. Esta negación de la realidad alcanza su punto más rico y extremo e n el
diálogo llamado Parménides donde se argumenta que el mundo es uno y donde
no existe el cambio o las subdivisiones.
Ciencia y empirismo Aristotélico
Aristóteles proporciona otro de los ingredientes de la tradición científica:
el empirismo. Para Aristóteles, las verdades universales pueden
conocerse a partir de eventos particulares mediante la inducción. Así, de
cierta manera, Aristóteles reconcilia el pensamiento abstracto con la
observación, aunque sería un error concluir que la ciencia aristotélica
fuera empírica. De hecho, Aristóteles no acepta que el conocimiento
obtenido mediante la inducción pueda acertadamente considerarse como
conocimiento científico.

No obstante, la inducción es necesaria preliminarmente en el trabajo


principal de la indagación científica, ya que proporciona las premisas
requeridas para las demostraciones científicas.

Es el trabajo posterior, de los filósofos, el demostrar las verdades universales y el descubrir sus
causas. Mientras la inducción es suficiente para descubrir los universales por generalización, no sirve
para identificar sus causas.

La herramienta que Aristóteles elige para esto es el razonamiento deductivo con la forma de
silogismos. Usando los silogismos, los científicos pueden inferir nuevas verdades universales a partir
de las ya establecidas.

Esta situación, deja lugar para dudar de la naturaleza y extensión de su empiricismo. En particular,
parece que Aristóteles considera la sensación-percepción solo como un vehículo para obtener
conocimientos mediante la inducción.

La inducción no garantiza el estatus de razonamiento científico y de esta manera, este lugar lo ocupa
la intuición, la que proporciona el fundamento sólido de la ciencia de Aristóteles.

Dicho lo anterior, Aristóteles nos acerca a la ciencia empírica, de la que es predecesor.

Surgimiento del método inductivo experimental


Durante la Edad Media (o la Edad de Oro del Islamismo), aparecen los primeros filósofos Islámicos
que resultan protagonistas de los debates científicos. Los científicos Musulmanes emplearon la
experimentación y la cuantificación para distinguir entre las diversas teorías científicas en
controversia, dejando las bases de una orientación empírica general, como se puede ver en los
trabajos de Geber (721-815) y Alkindus (801-873) como ejemplos tempranos.

Así, diversos métodos científicos surgen del mundo Musulmán medieval durante el Siglo XI, todos
ellos enfatizando la experimentación así como la cuantificación, en diversos grados.

Ibn al-Haytham (Alhazen)


El primero de estos métodos experimentales lo desarrolló el prominente
Iraquí, científico y médico Musulmán Ibn al-Haytham, quien empleó la
experimentación y las matemáticas para obtener los resultados en su libro de
Óptica (1021).

En particular, él combinó la observación, la experimentación y la


argumentación racional para sustentar su teoría de la visión, en la que los
rayos de luz eran emitidos por los objetos y no por los ojos. Él usó argumentos
similares para mostrar que la vieja teoría de la emisión para la visión
sustentada por Ptolomeo y Euclides (en la que los ojos emitían rayos de luz)
y la vieja teoría de la intromisión sustentada por Aristóteles (donde los objetos
emitían partículas físicas a los ojos), ambas eran erróneas.

El método científico de Ibn al-Haytham era similar al método científico moderno y consistía de los
siguientes procedimientos:
• Planteamiento explícito del problema, sometido a la observación y a la comprobación
experimental.

• Evaluación y/o crítica de hipótesis mediante la experimentación.

• Interpretación de los datos y formulación de conclusiones usando matemáticas.

• Publicación de los hallazgos.

Al-Biruni
El científico Persa Abu Rayhan al-Biruni aplicó los primeros métodos
científicos a diversos campos de indagación durante los años 1020’s y
1030’s.

Él desarrolló una sociología comparada como método científico para el


campo de la minerología.

También desarrolló un método temprano para los estudios en mecánica y


condujo elaborados experimentos relacionados con los fenómenos
astronómicos.

El método científico de Al-Biruni se asemeja al método científico moderno,


particularmente en su énfasis sobre la experimentación repetida. Biruni se
preocupaba por la conceptualización y la prevención de los errores
sistemáticos y los errores al asar.

Para él, las teorías se formulan después de los descubrimientos, como en el inductivismo.

Avicenna
En la sección dedicada a la demostración, de su libro “The Book of Healing”
(1027) el científico y filósofo Persa Avicenna (Ibn Sina), discutió sobre la filosofía
de la ciencia y describió un método científico de indagación temprano.

Avicenna consideró dos métodos para alcanzar los principios generales: el


método de Aristóteles de inducción (istiqra) y el más reciente método de
examinación y experimentación (tajriba).

Avicenna criticaba la inducción de Aristóteles y, en su lugar, desarrolló un


método experimental como recurso para la indagación científica.

Robert Grosseteste
Durante el Renacimiento europeo del Siglo XII, las ideas de la metodología
científica, incluyendo el empirismo aristotélico y los métodos de
experimentación científica de Alhazen y Avicenna, se introdujeron a la Europa
Medieval mediante traducciones al Latín a partir del Árabe y del Griego.

El comentario de Robert Grosseteste sobre la Analítica Posterior de Aristóteles,


lo ubicaron como uno de los primeros pensadores escolásticos europeo que
entendían profundamente la visión de Aristóteles respecto al camino doble del
razonamiento científico. Concluir desde las observaciones particulares hacia las
leyes universales e ir de regreso, de las leyes universales a la predicción de
eventos particulares. Grosseteste lo denominaba “resolución y composición”.
Además, él afirmaba que ambas rutas debían verificarse mediante la
experimentación.
Roger Bacon
En su enunciado del método, Bacon describía un ciclo repetitivo de
observación, hipótesis, experimentación y la necesidad de verificación
independiente.

Él registraba la manera en que conducía sus experimentos con todos los


detalles precisos, de tal manera que otros pudieran reproducirlos e
independientemente evaluar sus resultados.

Decía que habían dos métodos para el conocimiento: uno mediante la


argumentación y el otro basado en la experiencia. La mera argumentación
nunca es suficiente

La ciencia experimental se distingue de las ciencias especulativas y de las


artes operativas pues:

• verifica sus conclusiones con experimentos directos.

• descubre verdades que las otras nunca alcanzarán.

• investiga los secretos de la naturaleza.

Primeros metodólogos modernos

A pesar de que inicialmente se vieron como un posible reto a la ortodoxia cristiana, las ideas de
Aristóteles se volvieron un marco para el debate crítico, empezando con su absorción en el currículum
universitario durante la primera mitad del Siglo XIII. Contribuyeron para esto los exitosos teólogos
medievales que reconciliaron la filosofía aristotélica con la teología cristiana.

Con el final de la Edad Media, el rechazo del Renacimiento a las tradiciones medievales se vinculó
con una extrema reverencia a las fuentes clásicas, lo que ,levó al redescubrimiento de tradiciones
filosóficas antiguas, especialmente las enseñanzas de Platón.

Para el Siglo XVII, quienes se apegaron dogmáticamente a las enseñanzas de Aristóteles, se


enfrentaron a la competencia de diversos enfoques en el estudio de la naturaleza.

Galileo Galilei
Aunque ya habían métodos científicos tempranos previamente, Galileo Galilei
(1564-1642) es considerado como el padre del método científico.

Durante el periodo de conservadurismo religioso de la Reforma y la Contra-


Reforma, Galileo Galilei develó su nueva ciencia del movimiento. Ni los
contenidos de la ciencia de Galileo, ni sus métodos de estudio se apegaban
a las enseñanzas de Aristóteles.

Mientras Aristóteles pensaba que la ciencia debía ser demostrada a partir de


los primeros principios, Galileo había usado los experimentos como
instrumento de investigación. No obstante, en su libro presenta su trabajo
como demostraciones matemáticas, sin referirse a los resultados
experimentales.
Francis Bacon
Bacon intentó describir un procedimiento racional para establecer la
causalidad entre fenómenos basándose en la inducción. Sin embargo, esto
era radicalmente diferente de la inducción empleada por los aristotélicos.

En palabras de Bacon: “Debe considerarse otra forma de inducción para


usarse en el descubrimiento de los primeros principios, de los axiomas
menores, de los medianos y de todos. Es la inducción que procede mediante
la enumeración simple”.

El método de Bacon se basaba en historias (hechos) experimentales que


eliminaban teorías alternativas. En este sentido, fue un precursor del
falsificacionismo de Popper.

Se requerirían experimentos cruciales para resolver cualquier ambigüedad restante sobre las causas
de un fenómeno.

René Descartes
En 1619, René Descartes empezó a escribir su tratado sobre la manera
adecuada del pensamiento científico y filosófico, su inconcluso texto de
Reglas para Direccionar la Mente, con el que buscaba remplazar a
Aristóteles y consolidarse como el único arquitecto del nuevo sistema que
guiaría la investigación científica. Este trabajo fue continuado y clarificado en
su tratado de 1637 sobre el Discurso del Método y luego en sus Meditaciones
de 1641. Descartes ahí describe sus intrigantes y disciplinados experimentos
mentales que lo llevaron a la idea que inmediatamente asociamos con él:
“Pienso, luego existo”.

Este descubrimiento lo condujo a progresar más allá de sus propias


reflexiones y juzgar la existencia de cuerpos extensos fuera de sus propios
pensamientos.

Isaac Newton
Tanto Bacon como Descartes quisieron proporcionar un fundamento firme al
pensamiento científico que evitara las decepciones de la mente y de los
sentidos. Bacon encontraba este fundamento como esencialmente empírico,
mientras Descartes proveía de un fundamento metafísico para el
conocimiento.

Si hubiera dudas sobre la dirección que tomaría el desarrolló del método


científico, diremos que descansaría en el éxito de Isaac Newton.
Implícitamente rechazaba el énfasis racionalista de Descartes y se inclinaba
a favor del enfoque empirista de Bacon, cuando delineó sus cuatro “reglas
del razonamiento” en sus Principios.

• No debemos admitir más causas para los fenómenos naturales, que las que resulten
verdaderas y suficientes para explicar sus apariencias.

• Por lo que, para los mismos efectos naturales, debemos, en la medida de lo posible, asignar
las mismas causas.

• Las características de los fenómenos, a las que no les atribuimos ni intensión ni remisión
gradual, y que se encuentre que pertenecen a todos los fenómenos en lo que alcance nuestra
experimentación, deberán estimarse como cualidades universales de todos los fenómenos.
• En la filosofía experimental debemos ver las proposiciones que surjan de la inducción general
como muy cercanas a la verdad.

El trabajo de Newton se volvió un modelo para otras ciencias y su enfoque inductivo fue la base de la
mayor parte de la filosofía natural del Siglo XVIII y principios del XIX.

Integración del método deductivo y el inductivo


Los intentos por sistematizar el método científico se confrontaron a
mediados del Siglo XVIII con el problema de la inducción, una formulación
del positivismo lógico que, en pocas palabras, decía que nada se puede
saber con certeza excepto lo que se observa actualmente.

David Hume tomó al empiricismo llevándolo a un extremo escéptico.


Su enfoque indicaba que no había necesidad lógica de que el futuro se
pareciera al pasado , por lo que no podemos justificar el razonamiento
inductivo apelando a un pasado exitoso.

Hans Christian Oersted (1777-1851)


Fue influenciado grandemente por Kant, sobretodo por su libro
Fundamentos Metafísicos de la Ciencia Natural.

• El libro de Oersted titulado Primera Introducción a la Física General


(publicado en Danés) ejemplificaba los pasos del método científico
como:

• observación,

• hipótesis,

• deducción y

• experimentación.

William Whewell (1794-1866)


Produjo su libro titulado Historia de las Ciencias Inductivas, de el principio a la
actualidad (1837), haciendo de el una introducción a su siguiente obra, Filosofía
de las Ciencias Inductivas (1840) donde intentó seguir a Bacon y desarrollar un
arte del descubrimiento.

Le puso por nombre el de Método Hipotético-Deductivo (que la Enciclopedia


Británica acreditó a Newton). Whewell también acuñó el nombre de ‘científico’.

Whewell examinaba las ideas e intentaba construir ciencia uniendo ideas con
hechos. Él analizaba la inducción en tres pasos:

• selección de la idea fundamental

• determinación más específica de la idea


• cuantificación de sus magnitudes

John Stuart Mill (1806-1873)


Publicó su libro Un Sistema de Lógica (1843) después de leer a Whewell.

Mill puede considerarse como el exponente final de la escuela empírica de filosofía


iniciada por John Locke, cuya característica fundamental es la tarea impuesta a los
pensadores de investigar por sí mismos, en lugar de aceptar la autoridad de otros.

El conocimiento debía basarse en la experiencia.

William Stanley Jevons


En su libro Los Principios de la Ciencia, un tratado sobre la lógica y el método
científico (1873, 1877) y especialmente en el texto del Capítulo XII “El Método
Inductivo o Inverso”, propone que hay tres pasos en el proceso de la inducción:

• Tomar alguna hipótesis como si fuera una ley general

• Deducir algunas consecuencias de tal ley

• Observar si las consecuencias concuerdan con las tareas particulares


bajo consideración

Jevons luego maneja estos pasos en términos de probabilidades, que luego


aplica a las leyes de la economía.

Ernest Nagel nota que Jevons y Whewell no fueron los primeros escritores que argumentaron a favor
del papel central del método hipotético deductivo en la lógica de la ciencia.

Al final del Siglo XIX,

Charles Sanders Peirce


Propuso un esquema que vendría a tener una influencia considerable en el
desarrollo del método científico.

En su ensayo titulado “Cómo aclarar nuestras ideas” (1878), Peirce esbozó un


método objetivo y verificable para evaluar la veracidad de supuestos
conocimientos de una manera que iba más allá de las meras alternativas
fundacionales, enfocándose tanto en la deducción como en la inducción,
haciendo de estos procesos algo complementario y no competitivo.

En segundo lugar y de mayor importancia para el método científico, Pierce


propuso el esquema básico para la evaluación de hipótesis, que prevalece hasta
nuestros días.

Pierce examinó y articuló las tres formas fundamentales de razonamiento, que juegan un papel en la
indagación científica actual: la abducción, la deducción y la inducción.
Popper y Kuhn
Karl Popper (1902-1994)
En general se le acredita como el proveedor de las mayores mejorías al
método científico en la segunda mitad del Siglo XX. En 1934 publicó su libro
La Lógica del Descubrimiento Científico que repudiaba el enfoque clásico
observacional-inductivista y proponía la falibilidad empírica, como criterio para
distinguir la teoría científica de lo que no era la ciencia.

De acuerdo con Popper, la teoría científica debía hacer predicciones (de


preferencia predicciones que no pudiera hacer la teoría en competencia),
mismas que pudieran evaluarse, dando la oportunidad de rechazar la teoría si
estas predicciones se mostraban como incorrectas.

Los críticos de Popper, principalmente

Thomas Kuhn, Paul Feyerabend e Irme Lakatos, rechazaron la idea de que


existiera un solo método aplicable a todas las ciencias y que pudiera medir su
progreso.

En 1962 Kuhn publica su influyente libro La Estructura de las Revoluciones


Científicas, que sugiere que los científicos trabajan en una serie de
paradigmas y que hay muy poca evidencia de que estos trabajen en realidad
siguiendo una metodología falibalista.

En palabras de Kuhn, “una nueva verdad científica no triunfa por convencer a


sus oponentes y hacerlos ver la luz, sino porque sus oponentes eventualmente
mueren y crece una nueva generación que se familiariza con ella”.

La consecuencia de esto es que, no hay una sola visión a favor de un acuerdo


en lo que constituye el “método científico”, aunque se mantienen ciertos principios centrales que dan
fundamento a la indagación científica contemporánea.
HISTORIA DE LA
CIENCIA Y EL
METODO
CIENTIFICO

Nombre : Cristian Llontop Gonzales


Profesora : Flor Vergara
Bloque: PT11
Curso: Técnicas y Métodos de
Aprendizaje Investigativo
Fecha: 28 – 08 - 2018

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