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DERECHO CONCURSAL

Sr. Mauricio Ortiz Solorza [catedrático UCSC]


Nicolás Oliva Leal [ayudante de cátedra]

DERECHO CONCURSAL
PARTE GENERAL
CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN AL DERECHO CONCURSAL
SECCIÓN PRIMERA
NOCIONES PRELIMINARES

1. Concepto y finalidad. Juan Esteban PUGA VIAL define al Derecho Concursal como “aquel
conjunto de normas jurídicas sustantivas y adjetivas, formales y materiales, que tienden a
regular, reprimir y aún evitar las secuelas de la insolvencia”.
Esta rama del derecho busca remediar el desorden patrimonial que afecta a los
acreedores, colocando al patrimonio del deudor en una situación en que pueda ser ejercitado
el derecho de prenda general adecuadamente, con justicia y racionalidad. La crisis o
impotencia patrimonial es de la esencia de los procedimientos concursales, los que se ponen
en marcha frente a esta situación.
El hecho que los acreedores compitan de forma individual por hacerse con una parte
del patrimonio del deudor y no actúen de forma cooperativa supone una disminución de su
valor e impide, no solo una liquidación ordenada, sino cualquier intento de reestructuración
o saneamiento. Bajo ese supuesto, la función del derecho concursal apunta al establecimiento
de un procedimiento centralizado en el que, mediante la disposición ordenada del patrimonio
del deudor, se garantice un sistema colectivo de realización de todos los derechos que se
hubieran constituido frente a éste y se interponga la coordinación entre todos ellos.

2. Intereses comprometidos en los procedimientos concursales:


1. Interés del deudor. La persona o empresa deudora es el primer interesado, pues los
procedimientos concursales producen efectos respecto de toda su actividad
económica y en su situación jurídica.
2. Interés de los acreedores. Ellos buscan satisfacer sus créditos, ya sea obteniendo la
reorganización del patrimonio del deudor que facilite el cumplimiento de sus
obligaciones, o bien, a través de la liquidación de sus bienes, para destinar el
producto al pago de sus deudas, cuando no es posible una recuperación económica.

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3. Intereses de terceros. Los terceros adquirentes de bienes del deudor, pueden ser
afectados por la interposición de acciones revocatorias concursales, que, al ser
acogidas, pueden dejar sin efecto los actos y contratos celebrados con el deudor.

4. Interés de la comunidad en general. Resulta comprometido dicho interés, pues la


aplicación de un procedimiento concursal puede acarrear el término de la actividad
económica de una empresa. La paralización en las actividades económicas importa
una cesantía, desocupación y repercusiones sobre el mercado en general.

3. El concurso de acreedores. En general, el concurso es un procedimiento de naturaleza


colectiva o universal, cuyo objetivo es reagrupar a todos los acreedores de un deudor
insolvente para satisfacer diversos intereses económicos y jurídicos.
Atendiendo a su origen, el concurso puede nacer a instancia del deudor o de uno o
más de sus acreedores.

4. Presupuestos doctrinarios del concurso de acreedores. Son los siguientes:


a) La insolvencia de un deudor;
b) La pluralidad de acreedores del mismo deudor; y,
c) La declaración judicial (o administrativa), que obliga a reorganizar, renegociar
o liquidar los activos y los pasivos de una empresa o persona deudora.

5. Reorganizar, renegociar y liquidar. Reorganizar significa “organizar algo de manera


distinta y de forma que resulte más eficaz”. También es sinónimo de “reestructuración de la
organización existente para adaptarla a las nuevas características del entorno”. El objetivo
final de esta actividad es facilitar la suscripción de un acuerdo de reorganización, judicial o
extrajudicial, bajo la lógica económica de obligar a todos los acreedores a aunar sus intereses.
Renegociar significa tratar de nuevo un asunto, sobre el que se había llegado a un
acuerdo, para introducir cambios o modificaciones. Nuestra ley concursal contempla esta
actividad en relación a las personas naturales, indicando que “el acuerdo de renegociación
podrá versar sobre cualquier objeto que propenda a repactar, novar o remitir las obligaciones”
Liquidar, en un proceso concursal significa “saldar, pagar enteramente una cuenta”;
“poner término a algo o a un estado de cosas”; “gastar totalmente algo, especialmente dinero,
en poco tiempo”; “vender mercancías en liquidación” y, “determinar en dinero el importe de
una deuda”. La liquidación puede ser voluntaria o forzosa. La primera es solicitada por el
deudor. La forzosa es eventual y supone la realización de una actividad coactiva llevada a
cabo ante el juez civil competente con presencia del deudor, o en su rebeldía.

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SECCIÓN SEGUNDA
LA INSOLVENCIA COMO PRESUPUESTO OBJETIVO DEL CONCURSO

6. La cesación de pagos. La cesación de pagos se configura como un estado de carácter


temporal y, por consiguiente, reversible, y se constata cuando el activo disponible no alcanza
para cubrir el pasivo exigible. Puede comenzar con un simple incumplimiento, un estado
temporal de iliquidez y llegar a concluir en un estado de insolvencia (eso sí, es claro que, un
simple y puntual incumplimiento no es, ni debiera ser, causa de la apertura de un
procedimiento concursal, dado que no es representativo ni de insolvencia ni tampoco
necesariamente del comienzo de un estado de cesación de pagos).
Para los deudores en estado de cesación de pagos, el Derecho Concursal otorga
remedios que buscan la reorganización del deudor, mediante planes de salvataje, acuerdos
con los acreedores y otras medidas que están destinadas a evitar la liquidación.

7. La insolvencia. Para el Derecho Concursal, la insolvencia es un estado financiero crítico


y terminal, de carácter permanente y generalmente irreversible, donde se produce un
desequilibrio patrimonial grave, un estado de déficit que hace que todos los activos del
deudor no alcancen para cubrir la totalidad de sus deudas.
Dentro del estado de cesación de pagos, la insolvencia es la fase terminal, la que la
clausura, pero que, a su vez, abre otro estado, esta vez irreversible: el estado de insolvencia.
Para este último estado, el Derecho Concursal sólo dispone, en principio, de un remedio: la
liquidación de bienes del deudor.
Como se ve, la cesación de pagos y la insolvencia son fenómenos diferentes.

8. Factores que causan la crisis patrimonial de una empresa. Se pueden resumir en las
siguientes causas:
1. Problemas internos o en el orden administrativo, manifestados por crisis de gestión,
inoperancia de los administradores o gerentes, confusión de roles en el caso de los
empresarios individuales, falta de división y profesionalización de funciones
especialmente en las empresas familiares, entre otras.
2. Problemas externos, exógenos o de mercado, manifestados a través de la competencia
ruda en un mercado con competidores que bajan los precios, ejercen competencia
desleal; o en las barreras de acceso al mercado en cuestión (proveedores exclusivos y
cautivos de determinadas empresas); nulos o escasos estudios de mercado antes de
iniciar las actividades, alteraciones en el tipo de cambio especialmente para las
empresas exportadoras, etc.
3. Problemas jurídicos que llevan o agudizan la crisis de la empresa. El problema de las
barreras de acceso al crédito es uno de los impedimentos más grandes que llevan a la

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empresa sobre todo a endeudarse y sobreendeudarse. En efecto, si no se tiene acceso


al mercado formal del crédito, las empresas recurren al mercado informal (por
ejemplo, desde el factoring hasta los usureros) o bien a través de la súper dependencia
de la estructura societaria a sus accionistas o socios, solicitando a éstos que le
otorguen préstamos los que luego al no tener capacidad de producir, da comienzo a
los problemas de iliquidez, llegando a la cesación de pagos y la insolvencia.
En síntesis, los problemas patrimoniales que puede tener un deudor pueden obedecer a
diferentes causas, pero la manifestación más común de ellos se revela como problemas
económicos1 y financieros2.

SECCIÓN TERCERA
MECANISMOS DE TUTELA DEL CRÉDITO INSATISFECHO

9. La afectación del derecho de crédito. Cuando una persona natural o jurídica, no da


cumplimiento a sus obligaciones, es decir, cesa en el pago de ellas, uno de los bienes jurídicos
que resultan dañados es el crédito.
El crédito tiene viva importancia en el comercio. Toda la actividad mercantil gira en
torno a la actividad crediticia. Cada comerciante debe contar con el pago de sus créditos, para
así pagar sus débitos. El incumplimiento afecta al tráfico e interrumpe la circulación de la
riqueza, y por lo mismo produce un efecto en cadena, que arrastra a todos a quienes
interceden en la actividad negocial y se transgrede con ello, además, la credibilidad pública.
El patrimonio insolvente constituye entonces una verdadera amenaza para el crédito
(y la economía en general), que debe ser erradicado o saneado. Para ello el Derecho cuenta
con distintos mecanismos denominados, genéricamente, tutelas jurídicas del crédito.

10. Mecanismos de tutela según los sujetos que pretende proteger. Se puede distinguir entre
tutelas individuales y colectivas.
i) Las tutelas individuales tienen por objeto resolver los problemas de incumplimiento
que afectan a un acreedor individualmente considerado y se persigue mediante la
ejecución individual un pago íntegro y oportuno para el acreedor insatisfecho. La

1
Los problemas económicos tienen lugar en todos aquellos casos en los cuales el deudor tiene dificultades para
posicionarse en el mercado en que funciona o con los cuales funciona. La empresa, en este caso, no es
económicamente viable por lo cual debiera ser liquidada.
2
Los problemas financieros consisten en que el deudor no tiene la capacidad de generar los ingresos suficientes
para pagar sus deudas, es decir, sólo tiene un problema de flujo de caja, lo cual puede ser solucionado mediante
una restructuración. En este caso, lo más adecuado será permitir la continuidad de la empresa, pues ella es
económicamente viable; bastará, entonces, emplear los remedios concursales destinados a la restructuración del
negocio o la reorganización de los activos y pasivos del deudor.

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técnica procedimental para ello sigue siendo el procedimiento ejecutivo. También,


se mencionan como tutelas individuales a los remedios civiles tradicionales:
cumplimiento, resolución e indemnización.

ii) Las tutelas colectivas involucran a todos los acreedores del deudor que, ante la
imposibilidad de pago íntegro, persiguen un pago equitativo y proporcional de las
deudas. La técnica procedimental que se utilizan los procedimientos concursales.
Es también una tutela colectiva el pago con cesión de bienes, la purga de la hipoteca,
entre otras.

11. Mecanismos de tutela según la finalidad que se persigue. Se puede distinguir entre
tutelas preventivas y reparadoras.
i) Tutelas preventivas son aquellas que buscan precaver la ocurrencia de un estado de
de insolvencia o asegurar la eficacia de las tutelas reparadoras. Por ejemplo:
- Los derechos auxiliares del acreedor.
- La constitución de cauciones (reales o personales).
- Las medidas precautorias.
- Causas de preferencia (privilegio e hipoteca).
- Acuerdos de reorganización entre la empresa deudora y sus acreedores.
- La renegociación de deudas de una persona deudora.

ii) Tutelas reparadoras son las que persiguen remediar el mal causado por el
incumplimiento, la cesación de pagos o la insolvencia. Son de esta clase:
- El cumplimiento forzado, la resolución e indemnización de daños.
- El pago por acción ejecutiva.
- El pago con cesión de bienes.
- El procedimiento concursal de liquidación.

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CAPÍTULO II
BREVE EVOLUCIÓN HISTÓRICA
DEL DERECHO CONCURSAL O DE QUIEBRAS

SECCIÓN PRIMERA
EDAD ANTIGUA: DERECHO CONCURSAL ROMANO

12. Derecho arcaico. En la Ley de las XII Tablas (451-449 a.C.) se permitía que, el acreedor,
a través de la legis actio per manum iniectionem, citara al deudor ante el magistrado,
pudiendo aquel pagar o presentar un vindex. Si no hacía aquello, a los 30 días el deudor era
llevado a la casa del acreedor, quien podía esposarlo. Luego de 60 días, el acreedor podía
vender al deudor como esclavo o, si prefería, darle muerte.
En caso de ser varios acreedores, éstos pueden realizar “partes secanto”, esto es, la
división del deudor en trozos para dar satisfacción a todos los acreedores. Las partes del
cuerpo que quedaban simbolizaban la cuota-parte que era distribuida entre los acreedores.
Como se ve, se trataba de una ejecución individual y donde el deudor respondía, no
con su patrimonio, sino con su persona misma.
También, existía un procedimiento ejecutivo especial, sólo aplicable a determinadas
deudas: la legis actio per pignoris capionem. Consistía en coger una cosa mueble del deudor
que no ha pagado, para seguridad del crédito. El acto tenía lugar sin intervención del
magistrado y sin necesario conocimiento del deudor.

13. Servidumbre personal. En el año 313 a.C. por la Lex Poetelia derogó la manus iniectio.
Desde entonces, tuvo lugar la servidumbre personal por deudas. De esta forma el deudor
trabajaba forzosamente para el acreedor (tenía cierta limitación a su libertad personal), pero
permitía que en el transcurso del tiempo pudiera pagar sus obligaciones.

14. Venditio bonorum. Desde el siglo II a.C., se desarrolló un procedimiento que guarda una
similitud con algunos sistemas contemporáneos: la venditio bonorum, el cual fue un gran
avance, pues proporcionaba una mayor satisfacción a los acreedores, y también respetaba
más la dignidad del deudor quien respondía con su patrimonio y no con su persona.
Se inicia con la missio in bona, que confiere al acreedor que la solicitó la tenencia de
los bienes embargados, a efectos de su administración. El hecho de haberse embargado los
bienes es difundido por 30 días mediante avisos destinados a convocar a todos los acreedores
del ejecutado. Extinguido dicho plazo, el deudor se hace infame.

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Para efectos de la participación de los acreedores en el concurso, algunos autores


suponen que tuvo que existir un procedimiento de verificación provisional de créditos,
destinado a que los supuestos acreedores los hicieran valer en el concurso y a que los demás
acreedores pudieran impugnarlos. Los créditos no verificados quedan excluidos del pago.
La mayoría de los acreedores puede solicitar al pretor el nombramiento de un curador
(curator bonorum) cuya misión es conducir la venta del patrimonio embargado, proponer las
bases de la licitación al pretor, y una vez aprobadas dichas bases, debía difundirlas.
La venta (venditio bonorum) tiene lugar mediante pública subasta. La licitación recae
de una sola vez sobre el íntegro patrimonio del deudor, de modo que el mejor postor lo
consigue totalmente por un precio alzado.
La persona que compra el patrimonio del ejecutado se llama bonorum emptor.

15. Distractio bonorum. En algunos casos se reemplazaba la bonorum venditio por una venta
de bienes singulares en la medida necesaria para satisfacer a los acreedores. Así ocurre
cuando el deudor ejecutable muere y deja como heredero a un impúber que carece de tutor;
o si el ejecutado era un senador o miembro de una familia senatorial.

16. Cessio bonorum. Una Lex Iulia de bonis cedendis (de la época de César o de Augusto),
le dio al deudor la posibilidad de poner voluntariamente todos sus bienes a disposición de sus
acreedores, antes de que sea iniciada cualquier acción ejecutiva en su contra. Supone que el
deudor conoce su insolvencia y en vez de ocultarla o ignorarla, se adelante a la ejecución.
De ser aceptada la cesión por el magistrado, se decreta la missio in bona a favor de
todos los acreedores y se sigue la ejecución normal.
La cesión de bienes tiene varias ventajas para el deudor: a) se ve libre de cualquier
apremio personal; b) evita la nota de infamia; c) no puede ser demandado por los acreedores.

17. Fraus creditorum. Los acreedores pueden resultar impagos como consecuencia de haber
sido disminuido de precio el patrimonio del deudor ejecutado o que hizo cesión de bienes,
mediante una enajenación de los bienes, anterior a la missio in bona.
Dicha enajenación, cumpliendo ciertos requisitos, se considera un fraus creditorum,
ante lo cual, el pretor confiere interdicto contra los terceros adquirentes, destinado a
reconstituir o restaurar el patrimonio original del deudor en beneficio de los acreedores
perjudicados con la disposición. Justiniano derogó el interdictum fraudatorium y lo
reemplazó por una acción de carácter rescisorio, la actio Pauliana.

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18. Pactus ut minus solvatur. Si bien en el derecho romano se ignoró el convenio como tal,
existió en el período postclásico un pacto que permitía a un heredero de una herencia
insolvente llegar a un arreglo con sus acreedores, obligándose éstos a reclamar sólo una
fracción de sus créditos, bajo ciertas condiciones. El emperador Marco Aurelio le dio carácter
universalmente obligatorio a este pacto, si él era celebrado por la mayoría de los acreedores.
No sabemos qué influencia tuvo el pactum ut minus solvatur en la creación del
concordato o convenio, pero sí tenemos noticia que era de conocimiento de las escuelas de
los glosadores y postglosadores contemporáneos a la creación de los estatutos de las ciudades
italianas, de forma que es posible que éste sea el padre directo del convenio moderno.

SECCIÓN SEGUNDA
EL DERECHO DE QUIEBRAS EN LA EDAD MEDIA

19. Derecho estatutario italiano. El presupuesto de la quiebra en el derecho estatutario


italiano era, implícitamente, la insolvencia del deudor. En efecto, los estatutos sólo indicaban
hechos reveladores de la insolvencia, y dentro de ellos los más relevantes fueron la cesación
de pagos y la fuga del deudor.
Posteriormente, se permitió aplicar la quiebra respecto de un deudor cuya situación
económica patrimonial afrontaba una crisis, aun cuando no se hubiera manifestado.
Existieron dos procedimientos: uno civil y otro penal. El civil tenía por objeto
conseguir el pago de las obligaciones incumplidas; el penal, tenía por objeto sancionar al
deudor por el engaño o defraudación. De aquí nace el “fallido” (de falere, engaño), el
comerciante a quien literalmente se le quebraba su silla en la plaza (banca rotta).
En cuanto a los convenios o concordatos, tanto preventivos como alzatorios, son un
aporte de los mercaderes italianos del siglo XIII y XIV. Ellos eran acordados por el voto de
mayoría, se contemplaba la intervención de la autoridad pública y se excluía de los acuerdos
a los acreedores hipotecarios y prendarios.

20. Derecho medieval español. En las Siete Partidas (1256-1265) de Alfonso X el Sabio, se
contienen normas de derecho concursal. En su Título XV de la Partida V, se define la
insolvencia como un estado patrimonial, causa de los concursos; se contiene el principio de
la par condictio creditorum; se trata de la verificación, graduación y prelación de los créditos;
del régimen de venta de los bienes; de la cesión de bienes, etc.
Además, aquí los convenios tenían la característica de ser acuerdos extrajudiciales.
En efecto, los acuerdos entre el “debdor de muchos” y sus acreedores no hacen intervenir
para nada al juzgador.

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SECCIÓN TERCERA
LA EDAD MODERNA

21. Derecho francés. En la Ordenanza Terrestre de Colbert (1673), se contienen ya los


elementos esenciales del derecho concursal moderno. Se regula la cesión de bienes, el
concordato alzatorio de mayorías, la quiebra, la anulación de actos del fallido en fraude a sus
acreedores, la obligación del fallido de presentar un estado de su activo y pasivo.
La ordenanza, además, distinguía nítidamente entre derecho privado y el derecho
penal concursal, manteniendo la pena de muerte en caso de bancarrota fraudulenta.

22. Derecho español. En las Ordenanzas de Bilbao (1737)3, se restringe expresamente la


aplicación de la quiebra a los comerciantes.
En ella, se regula la quiebra de manera completa y sistemática, estableciendo distintos
regímenes jurídicos de tratamiento de las crisis económicas. En efecto, dicha reglamentación
distingue tres clases de quebrados: [i] atrasados, [ii] inculpables y [iii] alzados, dependiendo
de dicha calificación los efectos de la quiebra sobre el deudor.
a) Atrasados son aquellos que no pagan lo que deben a su debido tiempo, teniendo
bastantes bienes para pagar enteramente a sus acreedores y si justificare que por accidente no
se halle en disposición de poderlo hacer con puntualidad, haciéndolo después con espera de
breve tiempo. A semejantes se les ha de guardar el honor de su crédito, buena opinión y fama.
b) Quebrados inculpables son los que por infortunios que inculpablemente les
acaecieron, resultaron quedar alcanzados en sus caudales y vinieron a pedir quita o esperas a
sus acreedores, concluyendo en pagar parte de sus deudas, dentro de cierto plazo.
c) Quebrados alzados son aquellos que, conociendo su mal estado, arriesgan los
caudales ajenos con dolo y fraude, compran mercaderías a plazos con subidos precios y las
venden al contado a menos de su justo valor. A estos, se les ha de tener como infames
ladrones públicos, robadores de hacienda ajena y se les perseguirá a proporción de sus delitos.
En la ordenanza, además, se observa como novedad la noción de insolvencia
entendida como desbalance económico, esto es, un activo menor que el pasivo. Además, se
reconoce la posibilidad de la insolvencia fortuita.
En relación a los convenios, se consagra el principio según el cual no puede haber
convenio sin previa declaración de quiebra; además, los convenios debían ser adoptados por
mayorías y regía el principio de exclusión de los acreedores privilegiados y preferentes.

3
En 1735 una Junta General de Comerciantes bilbaínos acordaron la redacción de unas Ordenanzas, para lo
cual, se designó una Comisión de Juristas que redacto el texto de las Ordenanzas de Bilbao de 1737, confirmadas
por el Rey Felipe V.

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SECCIÓN CUARTA
LA EDAD CONTEMPORÁNEA

§ 1. Derecho francés

23. Código de Comercio de Napoleón (1807). El Code no fue un gran adelanto para el
derecho concursal, pero aporta como novedades para el derecho francés, hacer de la quiebra
una institución aplicable únicamente al deudor comerciante y crear la institución del
sobreseimiento temporal.
En 1838 se promulgó una importante modificación al sistema concursal francés, cuyo
texto se empleó como modelo para la redacción de nuestro Código de Comercio.

§ 2. Evolución de la legislación chilena

24. A) Leyes anteriores al Código de Comercio. En Chile regía la legislación española


(Ordenanzas de Bilbao, Novísima Recopilación de las Leyes de Indias y las Siete Partidas),
hasta la dictación de la Ley Mariana de 8 de febrero 1837.
En esta ley patria se permitía decretar un concurso de acreedores, ya sea a petición
del deudor, o bien, cuando en un proceso ejecutivo dos o más acreedores se oponían a la
ejecución, haciendo valer un pago preferente. Una vez que el juez declaraba la apertura del
concurso, cualquier acreedor podía comparecer al mismo para hacer valer sus derechos. La
administración de los bienes recaía en un síndico, sin perjuicio de la injerencia asignada a la
junta de acreedores, que era presidida por el juez.
Luego, en 1845 y 1854 se establecieron las leyes patrias sobre la prelación de créditos.
Con la promulgación del Código Civil en 1855, se reglamentó el pago con cesión de
bienes, el pago con beneficio de competencia, la prelación de créditos y la acción pauliana.

25. B) Código de Comercio de 1865. El CCo, en su libro IV, reglamentó las quiebras. Su
fuente directa fue la Ley francesa de 1838.
El CCo limitaba la declaración de quiebra a los comerciantes.
En su art. 1325 definía la quiebra como “el estado del comerciante que cesa en el pago
de sus obligaciones mercantiles”.

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26. C) Código de Procedimiento Civil de 1902. Su dictación vino a modificar las reglas
procesales concursales contenidas en el CCo, en el Título XVI del Libro III CPC “De los
procedimientos de las Quiebras”.
Aquí se estableció un sistema aplicable a los no comerciantes: el concurso de
acreedores, lo que provocó una dualidad de sistemas.

27. D) Ley Nº 4.558 de 1929. Derogó el Libro IV del CCo y las normas concursales del CPC.
El contexto histórico-económico de la Ley enfrenta al país a una gran crisis internacional: la
gran depresión, la más grande crisis económica que significó masivas quiebras financieras.
Las innovaciones de esta ley son numerosas: la quiebra absorbió al concurso de
acreedores, estableciéndose entonces un régimen concursal común a todo tipo de deudor.
Además, se crea la sindicatura general de quiebras; se reducen las facultades
decisorias de las juntas de acreedores; se reglamentan orgánicamente los convenios,
creándose el convenio extrajudicial y el convenio preventivo judicial.

28. E) Ley de Quiebras, Nº 18.175 de 1982. El contexto histórico-económico de la Ley de


Quiebras es la llamada crisis de la deuda latinoamericana de los años 80.
Entre las modificaciones más importantes, se crea la Fiscalía Nacional de Quiebras;
se modifica el sujeto pasivo: todo aquel que ejerce una actividad comercial, industrial,
minera y agrícola; se permite la realización del activo como unidad económica; se restituye
a la junta de acreedores su poder decisorio; la sanción para la revocación es la inoponibilidad
y no la nulidad, entre otras.

29. F) Modificaciones a la Ley Nº 18.175. En 2005, se publicó la Ley Nº 20.004 que


fortaleció a los síndicos y la Superintendencia de Quiebras, dando más transparencia a la
administración de las quiebras. También, otorgó más facultades a las juntas de acreedores.
El mismo año, se publica la Ley Nº 20.073, que modifica la Ley de Quiebras en
materia de convenios concursales, que pretendió establecer un cambio profundo, con miras
a permitir, por vía del acuerdo entre deudor y acreedores, la continuidad de las empresas
económicamente viables. Crea, además, la figura del experto facilitador, quien debía evaluar
la situación legal, contable, económica y financiera del deudor y proponer a sus acreedores
un convenio que sea más ventajoso que la quiebra de aquél, o, en caso contrario, solicitar al
tribunal que declare la quiebra del deudor.
También en 2005, se dictó la Ley Nº 20.080 que incorporó al Código de Comercio la
Ley de Quiebras (en su Libro IV), provocando que el Código tuviera un doble articulado (en
el Libro IV se reiniciaba la numeración de los artículos).

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30. G) Reorganización de las EMT o PYMES: Artículo undécimo de la Ley 20.416 de 2010,
sobre empresas de menor tamaño. Se entienden por empresas de menor tamaño (EMT) las
micro, pequeñas y medianas empresas.4
Es necesario resaltar que esta legislación especial se encuentra actualmente vigente,
y consagra, entre otras materias, un procedimiento de reorganización para las EMT
(procedimiento alternativo a los contemplados en la Ley Nº 20.720).5
La Ley Nº 20.416 procuró corregir el efecto negativo de regulaciones dispersas y
confusas en muchos aspectos y, en particular, los de la anterior ley de quiebras que establecía
procedimientos complejos y caros para estas empresas. En efecto, los pequeños empresarios
no cuentan con asesoría calificada que les colabore en las múltiples tareas que se generan por
la crisis empresarial. En seguida, las EMT no quebraban, sólo dejaban de operar y, en
consecuencia, no desaparecían de los registros. Para reducir los problemas recién anotados,
la Ley introdujo la figura del Asesor Económico de Insolvencia, cuya función es emitir un
certificado de insolvencia y llevar a cabo un estudio sobre la situación económica, financiera
y contable del deudor, a fin de emitir un estudio económico, para, finalmente, hacer
proposiciones de acuerdos o de reorganización a los acreedores.
Inicio. El procedimiento puede iniciar con la presentación de una solicitud ante la
Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento para que designe un Asesor; o bien un
requerimiento hecho directamente a un Asesor. Además, en ambos casos, debe acompañarse
antecedentes que acrediten el estado de insolvencia o encontrarse en inminente situación de
estarlo, con inclusión de una declaración de deudas y acreencias.
Presentada la solicitud o requerimiento, el Asesor deberá aceptar o no la nominación.
Si acepta, debe examinar los antecedentes y, en caso que se cumplan con las exigencias
legales, emitir un certificado de insolvencia.
El certificado de insolvencia (arts. 17 y ss. del artículo undécimo), validado por la
Superintendencia, y hecho valer en sede judicial o administrativa, tiene por efecto la
suspensión, durante un máximo de 90 días corridos e improrrogables contados desde su
emisión, de: [i] procedimientos de apremio de cualquier clase, excepto los de cobro de
remuneraciones laborales y cotizaciones previsionales; [ii] actos derivados del protesto de

4
Son microempresas aquellas empresas cuyos ingresos anuales por ventas y servicios y otras actividades del
giro no hayan superado las 2.400 UF en el último año calendario; pequeñas empresas, aquellas cuyos ingresos
anuales por ventas, servicios y otras actividades del giro sean superiores a 2.400 UF y no exceden de 25.000
UF en el último año calendario, y medianas empresas, aquellas cuyos ingresos anuales por ventas, servicios y
otras actividades del giro sean superiores a 25.000 UF y no exceden las 100.000 UF en el último año calendario.
5
Como novedad, en el art. 2º del Artículo Undécimo de la Ley en estudio, define el estado de insolvencia: “…se
entiende que las personas naturales o jurídicas señaladas en el artículo 1º se encuentran en estado de insolvencia
si están en imposibilidad de pagar una o más de sus obligaciones”.

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documentos mercantiles; [iii] embargos, medidas precautorias, restituciones en juicios de


arrendamientos y solicitudes de inicio de un procedimiento concursal de liquidación;
[iv] procedimientos tributarios; [v] cualquier otra medida judicial o administrativa contra el
deudor.
A su vez, el deudor beneficiario no podrá gravar ni enajenar los bienes que a esa
fecha formen parte del activo fijo de su patrimonio.
Este período de suspensión es un símil de la protección financiera concursal del
procedimiento concursal de reorganización de la Ley Nº 20.720.
Durante el período de suspensión, el Asesor debe realizar un estudio económico, que
tiene una doble finalidad: [i] Determinar la naturaleza y monto de las obligaciones del deudor,
estén éstas vencidas o por vencer; establecer el detalle de activos que posee el deudor y si
éstos son de su dominio, así como los gravámenes o condiciones a que están sujetos.
[ii] Debe señalar el giro de los negocios del deudor, las causas que originaron el incumpli-
miento y la posibilidad de cumplir razonablemente con sus obligaciones.
Una vez concluido el estudio económico, el asesor está en condiciones de elaborar
proposiciones para el deudor y acreedores. Aquí la ley contempla dos alternativas:
[i] Proponer acuerdos extrajudiciales a los acreedores, con consentimiento del
deudor, para solucionar el pasivo. Dichos acuerdos sólo obligan a quienes lo suscriben. El
acuerdo debe suscribirse dentro del período de suspensión y debe ser protocolizado.
[ii] Proponer el inicio de un procedimiento de reorganización, regido por la Ley Nº
20.720, ya sea judicial o extrajudicial, siempre y cuando la EMT califique como Empresa
Deudora en los términos de ésta última ley.

SECCIÓN QUINTA
EL NUEVO DERECHO CONCURSAL: LEY Nº 20.720

31. Publicación y vigencia. La Ley Nº 20.720, que sustituye el régimen concursal vigente
por una ley de reorganización y liquidación de empresas y personas, fue publicada en el
Diario Oficial de 9 de enero de 2014.
De acuerdo a su artículo primero transitorio, la ley entró en vigencia 9 meses después
de su publicación, esto fue, el 9 de octubre de 2014.

32. Problemas de la anterior ley de quiebras. La aplicación práctica de las normas


contenidas en el Libro IV del CCo fue haciendo patente a la Superintendencia de Quiebras,
que el sistema adolecía de una serie de insuficiencias las normas concursales de su objeto
natural, cual es facilitar la liquidación o la restructuración financiera de los deudores.

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33. Problemas en materia de quiebras:


a) La aplicación del mismo procedimiento y normas tanto a los deudores personas
naturales, no empresarias, como a las personas jurídicas y en general, a las empresas.
b) Discusión respecto de la aplicabilidad de las normas concursales a las personas
jurídicas sin fines de lucro.
c) Restricción al derecho de defensa del deudor respecto de quien solicita la quiebra.
d) Procedimiento de enajenación muy extenso.
e) Poca precisión en materia de acciones revocatorias concursales.
f) Discusión respecto de la causal de terminación de los contratos de trabajo.
g) Delitos concursales basados en un sistema de presunciones.

34. Problemas en materia de convenios:


a) Desregularización de los convenios extrajudiciales.
b) Altos quorum de aprobación.
c) Situación de desamparo financiero y comercial de la empresa durante el periodo que
mediaba entre la presentación de proposiciones y la junta deliberativa.
d) Financiamiento preferente hasta la votación del convenio.
e) Desuso del experto facilitador.

35. Innovaciones de la Ley Nº 20.720:


a) Diferente tratamiento normativo para las empresas deudoras y para las personas
naturales no empresarias.
b) Diversos procedimientos aplicables dependiendo si se trata de una empresa deudora
(reorganización judicial y extrajudicial; liquidación voluntaria y forzada) o persona
deudora (renegociación de deudas y liquidación de bienes, voluntario o forzado).
c) Aplicación de la normativa a todas las personas jurídicas de derecho privado, con o
sin fines de lucro.
d) Protege a los acreedores garantizados.
e) Crea procedimientos efectivos de reorganización.
f) Establecen juzgados especializados y límites de tiempo a los procedimientos.
g) Se crea el boletín concursal, plataforma pública virtual, en la cual se publican las
actuaciones y resoluciones de los procedimientos concursales.
h) Se establece como causal de terminación del contrato de trabajo, el hecho de estar
el empleador sometido a un procedimiento concursal de liquidación.
i) Arbitraje concursal voluntario para las empresas deudoras.
j) Se recoge la Ley Modelo de Insolvencia Transfronteriza de la UNCITRAL
k) Nuevos entes concursales: el veedor y el liquidador.

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CAPÍTULO III
PRINCIPIOS SUSTANTIVOS O DE FONDO
QUE INFORMAN AL DERECHO CONCURSAL

SECCIÓN PRIMERA
PRINCIPIO (O REGLA) DE LA PAR CONDICTIO CREDITORUM

§ 1. Planteamiento tradicional: Principio rector del derecho concursal

36. Generalidades. El principio de la par condictio creditorum (igual condición de los


acreedores o igualdad de trato) tiene por objetivo distribuir entre los acreedores el producto
de la realización de los bienes del deudor, bajo un plano de paridad, para obtener la
satisfacción armónica del crédito en forma igualitaria.
El art. 2469 CC consagra este principio al disponer que los acreedores podrán exigir
que se vendan todos los bienes del deudor hasta concurrencia de sus créditos, para que con
el producto se les satisfaga íntegramente si fueren suficientes los bienes, y en caso de no
serlo, a prorrata, cuando no haya causas especiales para preferir ciertos créditos.

37. Consagración legal. Varios preceptos de la Ley Nº 20.720 consagran este principio:
i) La prohibición de disponer los bienes comprendidos en el desasimiento y de pagar a
cualquier acreedor en perjuicio de los demás (art. 130).
ii) La fijación irrevocable de los derechos de los acreedores (art. 134). Ello tiene por objeto
evitar que los créditos cambien de naturaleza una vez pronunciada la resolución de
liquidación; tanto el crédito valista como el preferente mantendrán su calidad de tal.
iii) Suspensión de ejecuciones individuales al deudor (art. 135). Es incompatible con el
procedimiento colectivo, el ejercicio de acciones individuales de los acreedores,
preservando la igualdad de éstos ante la insolvencia del deudor.
iv) La caducidad del plazo (art. 136), para que los acreedores puedan verificar sus créditos.
Con ello, los acreedores de un crédito no vencido, se equiparan con los titulares de
créditos actualmente exigibles, pudiendo comparecer, en igualdad de condiciones al
procedimiento concursal.
v) Prohibición de la compensación una vez dictada la resolución de liquidación (art. 140).
vi) La acción revocatoria concursal (arts. 287 y 288), que producen el reintegro de activos
al patrimonio del deudor, lo que favorece a la masa de acreedores.

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§ 2. Críticas a la visión tradicional

38. Revisión de la par condictio creditorum. GOLDENBERG hace una serie de críticas al
postulado tradicional. Para la doctrina tradicional, la par condictio creditorum es un principio
uniformador y un fin del Derecho Concursal, que promueve una solución justa en el reparto
del activo del deudor, por medio de una igualdad de trato entre todos los acreedores.
Pero, como se sabe, la concurrencia de los acreedores no es necesariamente paritaria,
como nos da cuenta la existencia de las preferencias (privilegios e hipotecas, art. 2470 CC)
y la subordinación voluntaria de los créditos quirografarios (art. 2489 CC).
Por tanto, si el legislador admite varias excepciones a la distribución a pro rata, no es
en razón de que la par condictio sea un principio del concurso, sino solo una regla general.
Ello, por cuanto no es cierto que la par condictio sea un principio, esto es, ser la idea matriz
o núcleo a partir del cual se construye el derecho concursal.

39. La regla general de distribución a pro rata. La regla de distribución proporcional


constituye la regla general, según lo indica el art. 2469 CC. Es por dicha regla, y no por la
par condictio, que pueden resolverse los supuestos en que no hay claridad normativa o no
existe regla expresa que resuelva el conflicto entre una pluralidad de acreedores.
Si la par condictio (entendida como principio y fin del concurso) solo se reflejara en
la proporcionalidad, los créditos preferentes no tendrían cabida en los procedimientos
concursales. Ello ha llevado a que, varios autores, al tiempo de destacar el rol de la par
condicitio, tengan que decir que esta ha quedado en una posición insignificante, por la
existencia de las causas de preferencia. Incluso, algunos han sostenido que se debería
considerar la graduación de créditos como la verdadera regla general, sobre la base que los
resultados empíricos nos dicen que los créditos valistas (donde tiene aplicación la par
condictio) son escasamente satisfechos en una liquidación o quiebra del deudor. Luego,
cualquiera que haya tenido una mínima noticia del funcionamiento del concurso, sabe que el
reparto que se produce es siempre desigual.
En consecuencia, aquel ideal según el cual todos los acreedores, sin distinción, deben
ser tratados de manera idéntica, no puede ser racionalmente sustentado ante la evidencia que
el ordenamiento jurídico establece modelos de organización y clasificación de los créditos.
Por todo lo anterior, la par condictio creditorum es una frase carente de un contenido
propio. Negando la existencia de un principio de igualdad, solo queda que la regla de
distribución a pro rata es una regla general (o norma de clausura) ante la excepcionalidad de
las preferencias y de la subordinación de créditos,

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40. El aparente carácter de orden público de la par condictio. Para la doctrina tradicional,
la idea que los particulares puedan alterar la legislación concursal, entra en conflicto con la
visión ius publicista del derecho concursal, que lo entiende como un conjunto de normas
imperativas e indisponibles.
GOLDENBERG critica lo anterior, por cuanto el propio legislador ha permitido los
pactos de subordinación de créditos valistas (art. 2489)6. Luego, el carácter dispositivo (y no
imperativo) de las reglas de prelación de crédito, implica que los particulares pueden crear
formas de coordinación de las preferencias, siempre que no impliquen la pérdida del valor
relativo de los créditos de terceros que no han consentido en el pacto.
En este sentido, el autor señala que podrían celebrarse pactos de posposición y de
igualdad de rango de hipotecas (alterando la regla de temporalidad ex art. 2477 CC).

§ 3. La par condictio como la igualdad entre acreedores iguales

41. Igualdad jerarquizada. La doctrina contemporánea, propone que la par condictio dice
relación, no con una igualdad irrestricta entre acreedores, sino con una igualdad jerarquizada.
Conforme a esta postura, los acreedores deben ser tratados de igual o dispar manera,
en razón a las similitudes o diferencias que presenten. La par condictio no significaría la
“igualdad absoluta de todos los acreedores”, sino la “igualdad de los acreedores iguales”.
La igualdad, por tanto, se presenta como un principio de justicia. Así, ARISTÓTELES,
en su Política, dice que la igualdad, para ser justa, ha de consistir en igualdad para los iguales,
mientras que, a su vez, la desigualdad es justa para los desiguales.
La igualdad (o desigualdad) no se presenta como consecuencia de la apertura de un
procedimiento concursal, sino que es previa a éstos.

42. Manifestación de la igualdad jerarquizada. Una consagración de “la igualdad entre


iguales” se vislumbra en la propuesta de acuerdo de reorganización, la cual será igualitaria
para todos los acreedores de una misma clase o categoría, salvo que medie acuerdo en
contrario (art. 61).

43. La par condictio se configura desde dos aspectos. RUZ LÁRTIGA señala que la regla de
la par condictio creditorum se manifiesta como exigencia para el deudor y sus acreedores.

6
La subordinación de créditos es un acto o contrato en virtud del cual uno o más acreedores de la quinta clase
aceptan postergar, en forma total o parcial, el pago de sus acreencias en favor de otro u otros créditos de dicha
clase, presentes o futuros.

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El deudor debe dar un tratamiento igualitario a sus acreedores, prohibiendo y


sancionando el otorgamiento de ventajas a algunos en perjuicio de otros.
Luego, la par condictio también se expresa entre los propios acreedores, donde la
igualdad tiene una utilidad funcional, que se manifiesta en:
- Que el liquidador asume el monopolio de la representación de los intereses
colectivos de los acreedores.
- Que todos los acreedores estén obligados a verificar sus créditos, a actuar dentro de
los plazos procesales y a efectuar sus peticiones dentro del concurso.
- Que la acción revocatoria concursal beneficie a todos los acreedores.

SECCIÓN SEGUNDA
PRINCIPIO DE CONSERVACIÓN DE LA EMPRESA

44. Generalidades. Al derecho concursal moderno le interesa fundamentalmente cautelar la


marcha de las empresas viables, cuya actividad ha de desenvolverse en el ámbito económico,
sin sobresaltos que transgredan el orden público.
La empresa, como eje central del desarrollo económico, constituye en sí un valor que
es altamente interesante de conservar y tutelar. De ahí que la insolvencia o la cesación de
pagos que pueda afectar a una empresa es un fenómeno con graves consecuencias en la vida
económica. Este principio debe constituir el fundamento principal de los procedimientos
concursales, por lo que ha de preservarse y protegerse a la empresa.

45. Consagración legal. La ley Nº 20.720 contiene varios preceptos, a propósito del
procedimiento concursal de reorganización, que son manifestación clara de este principio:
i) La protección financiera concursal (art. 2 Nº 31; art. 57 Nº 1, 2 y 3; art. 58), esto
es, aquel período que esta ley otorga al deudor que se somete al procedimiento
concursal de reorganización, durante el cual no podrá solicitarse ni declararse su
liquidación, ni podrán iniciarse en su contra juicios ejecutivos, ejecuciones de
cualquier clase o restituciones en los juicios de arrendamiento.
ii) El procedimiento concursal de reorganización judicial de empresas deudoras (arts.
54 a 101).
iii) El acuerdo de reorganización extrajudicial o simplificado (arts. 102 a 114).
iv) La venta de activo como unidad económica (arts. 217 y ss.).
v) La continuación de las actividades económicas de la empresa, provisional y
definitiva (arts. 230 y ss.).

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SECCIÓN TERCERA
PRINCIPIO DE LA RACIONALIDAD ECONÓMICA

46. Origen. Tiene su origen en el Derecho francés, en el cual, una vez comprobado el estado
de cesación de pagos, debía declarar el arreglo judicial, si consideraba que el deudor estaba
en condiciones de proponer un acuerdo serio, o, en caso contrario, dar lugar a la liquidación.
La idea de seriedad del acuerdo se ajusta a un criterio de orden económico, en el sentido que,
está en condiciones de proponer un acuerdo serio la empresa que es capaz de recuperarse.
Así, se entendía que la falta de recursos financieros exteriores que se estiman necesarios para
que el deudor pudiese continuar la explotación de su empresa, significaba la ausencia de
seriedad del acuerdo o concordato, debiendo el tribunal decretar la liquidación de bienes.
Lo anterior, importa que, si bien son de derecho los procedimientos concursales, en
ellos deben tomarse en cuenta las realidades económicas, que son esencialmente variables.

47. Manifestaciones. El alcance que tiene la racionalidad y oportunidad económica que está
cada vez más presente en nuestro derecho, se manifiesta en la viabilidad de la empresa, así
como en la prosecución de sus actividades, para no desalentar la actividad económica. Este
principio encuentra aplicación en las siguientes figuras:
i) Informe del veedor sobre la propuesta de acuerdo de reorganización (art. 57 Nº 8
y 107), en el cual se debe constatar que la empresa en reorganización está en
condiciones (si es viable) de dar cumplimiento al acuerdo de reorganización, de
manera que pueda seguir funcionando y, a través de ello, pagar a los acreedores.
ii) Realización simplificada o sumaria (art. 203). Su aplicación depende, en algunos
casos, de criterios netamente económicos:
- Si el deudor es micro empresario;
- Si el liquidador informa en la junta constitutiva que el producto probable
de la realización no excederá de 5.000 U.F.
iii) Venta como unidad económica (art. 217 y ss.), también es aplicación de criterios
económicos, pero aquí aparece como un mecanismo para la conservación de la
empresa y para la preservación de la relación laboral.
iv) La continuación de las actividades económicas del deudor (arts. 230 y ss.). La
facultad del liquidador para decidir la continuación provisoria, es con miras a:
- Aumentar el porcentaje de recuperación por parte de los acreedores.
- Facilitar la ejecución de prestaciones que se encontraren pendientes.
- Propender a la realización de los activos, como unidad económica.

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SECCIÓN CUARTA
PRINCIPIO DE LA UNIVERSALIDAD OBJETIVA Y SUBJETIVA

48. Generalidades. Se manifiesta en dos sentidos: la universalidad objetiva dice relación con
que el procedimiento concursal afecta a la totalidad de los bienes del deudor (activo); y
universalidad subjetiva, quiere significar que el concurso convoca a la totalidad de los
acreedores del deudor y, por consiguiente, a la totalidad de los créditos del mismo (pasivo).

SECCIÓN QUINTA
PRINCIPIO DE LA TUTELA DE LA RELACIÓN LABORAL

49. El elemento humano de la empresa. El derecho concursal debe ser protector de la


comunidad en su ámbito laboral. Esta tutela de la relación laboral comprende:
- El pago privilegiado a los trabajadores (v. art. 2472 Nº 5, 6 y 8 CC). Además, el
art. 244 de la ley concursal, contempla el pago administrativo de los créditos
laborales, con cargo a los primeros fondos de que se pueda disponer, aun antes de
su verificación.
- La continuación de las actividades económicas del deudor.
- La permanencia de los vínculos laborales en caso de venta de la empresa como una
unidad económica.
- El pago preferente de los créditos de las instituciones previsionales (v. art. 398).
- El finiquito otorgado en conformidad al art. 163 bis del Código del Trabajo, se
entenderá como verificación suficiente de los créditos del trabajador en contra del
empleador, para el pago de las correspondientes remuneraciones, asignaciones
compensatorias e indemnizaciones adeudadas que consten en dicho instrumento.

50. Nueva causal de terminación del contrato de trabajo. El art. 163 bis C. del T., establece
que “El contrato de trabajo terminará en caso que el empleador fuere sometido a un
procedimiento concursal de liquidación. Para todos los efectos legales, la fecha de término
del contrato de trabajo será la fecha de dictación de la resolución de liquidación…”.
Con ello, se otorgó a los trabajadores certeza acerca de la fecha de término de su
relación laboral y de las prestaciones que les corresponden, garantizando y facilitando el
ejercicio de sus derechos.

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CAPÍTULO IV
SUJETOS Y ÓRGANOS CONCURSALES
SECCIÓN PRIMERA
EL DEUDOR SUJETO A UN PROCEDIMIENTO CONCURSAL

51. Distinción. La Ley Nº 20.720 distingue entre la Empresa Deudora y la Persona Deudora.
En efecto, el art. 1 señala que la presente ley establece el régimen general de los
procedimientos concursales destinados a reorganizar y/o liquidar los pasivos y activos de una
Empresa Deudora, y a repactar los pasivos y/o liquidar los activos de una Persona Deudora.

52. Empresa Deudora. De acuerdo al art. 2 Nº 13, la Empresa Deudora es:


a) Toda persona jurídica privada, con o sin fines de lucro;
b) Toda persona natural contribuyente de 1ª categoría.7
c) Toda persona natural contribuyente del Nº 2 del art. 42 del D.L. Nº 824.8
La Empresa Deudora puede estar sujeta a alguno de los siguientes procedimientos:
- Procedimiento concursal de reorganización judicial (arts. 54 a 101).
- Procedimiento concursal de reorganización simplificada o extrajudicial (arts.
102 a 114).
- Procedimiento concursal de liquidación voluntaria (arts. 115 y 116).
- Procedimiento concursal de liquidación forzosa (arts. 117 a 259).

53. Persona Deudora. El art. 2 Nº 25 da una definición residual de Persona Deudora, pues
señala que es toda persona natural no comprendida en la definición de Empresa Deudora.
La Persona Deudora puede sujetarse a los siguientes procedimientos:
- Procedimiento concursal de renegociación (arts. 260 a 272).
- Procedimiento concursal de liquidación voluntaria de bienes (arts. 273 a 281).
- Procedimiento concursal de liquidación forzosa de bienes (arts. 282 a 286).

7
Son básicamente las rentas del capital y de las empresas comerciales, industriales, mineras y otras (arts. 20 y
siguientes del D.L. Nº 824).
8
Se refiere a las rentas provenientes del ejercicio de profesiones liberales o de cualquiera otra profesión u
ocupación lucrativa no comprendida en la primera categoría ni en el Nº 1 del art. 42.
Se entiende por ocupación a actividad ejercida en forma independiente por personas naturales y en la cual
predomine el trabajo personal basado en el conocimiento de una ciencia, arte, oficio o técnica por sobre el
empleo de maquinarias, herramientas, equipos u otros bienes de capital (art. 42 Nº 2 inc. 2 D.L. Nº 824).

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SECCIÓN SEGUNDA
JUNTA DE ACREEDORES

54. Definición. La junta de acreedores es el órgano más importante de los procedimientos


concursales, pues a ella le corresponde tomar las principales decisiones, las cuales son la
expresión de la voluntad de la masa pasiva.
Según el art. 2 Nº 15), la Junta de Acreedores es el órgano concursal constituido por
los acreedores de un Deudor sujeto a un Procedimiento Concursal, de conformidad a esta
ley. Se denominarán, según corresponda, Junta Constitutiva, Junta Ordinaria o Junta
Extraordinaria, o indistintamente “Junta de Acreedores” o “Junta”.
La doctrina la ha definido como la organización legal de la reunión o colectivo de
sujetos, constituido por personas naturales o jurídicas titulares de un crédito verificado y
reconocido en el procedimiento concursal, que surge del llamado que se hace en la
resolución de reorganización o de liquidación para participar del concurso abierto.

55. Caracteres de la junta de acreedores. La doctrina señala las siguientes:


1) Es un órgano creado por la ley, cumplido el supuesto de pronunciamiento de una
resolución de reorganización o de liquidación.
2) Es un órgano ordinario, porque su funcionamiento está preestablecido por la ley y su
intervención se extiende durante todo el procedimiento concursal.
3) Es un órgano necesario, pues responde a la necesidad de dar a la masa de acreedores
un órgano a través del cual pueda expresar su voluntad como colectividad.
4) Es un órgano colegiado, carácter que emana de las reglas que la ley establece para
que su funcionamiento tenga lugar y para que se forme su voluntad.
5) Es un órgano complejo, en cuanto a que su actividad no se agota en un solo cometido,
sino que tiene facultades que dicen relación con la deliberación, decisión,
administración, realización y fiscalización.
a. Es deliberante y resolutivo, porque sus decisiones se concretan en los
acuerdos que tomo por las mayorías necesarias.
b. Es consultivo en aquellas materias en las cuales no tiene decisión, por
ejemplo, en lo relacionado con la realización sumaria del activo.
c. Es administrador, porque asume la administración de los bienes, actuando a
través del liquidador, y decide la realización de dichos bienes.
d. Es fiscalizador, pues ejerce funciones de control respecto del liquidador, a
quien fiscaliza mediante el expediente de la consulta y rendición de cuentas.
6) Es un órgano o asociación virtual, carente de personalidad jurídica.

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56. Clases de junta de acreedores. De la parte final del art. 2 Nº 15 y art. 180, se desprende
que las juntas de acreedores pueden ser constitutivas, ordinarias y extraordinarias.

A) Junta constitutiva. Es la primera reunión de acreedores que se celebra una vez


iniciado el procedimiento concursal (arts. 193 a 197).
B) Junta ordinaria. Es aquella cuya periodicidad la determinan los propios
acreedores en la Junta Constitutiva, fijando al efecto el día, hora y lugar en que se
realizarán (art. 196 Nº 3); o bien, el liquidador, en caso de inasistencia de los
acreedores en la segunda citación a Junta Constitutiva (art. 195 Nº 2, letra c).
C) Junta extraordinaria. Es aquella reunión de acreedores que tiene lugar cuando la
convoque alguno de los intervinientes legalmente autorizados (art. 199), para
tratar aquellas materias que la ley expresamente señala (art. 200).

57. Quórum para sesionar. El artículo 181 establece que las juntas de acreedores se
organizan en sala legalmente constituida a fin de sesionar y adoptar acuerdos.
Se entienden constituidas cuando concurran uno o más acreedores que representen al
menos el 25% del pasivo con derecho a voto, siempre que la ley no señale expresamente un
quórum de constitución distinto.

58. Quórum para adoptar acuerdos. Los acuerdos se adoptarán con quórum simple, salvo
que la ley establezca un quórum diferente.
La ley define los diferentes quórum en el art. 2 Nº 32, 33, y 34:
- 34) Quórum Simple: El conformado por la mayoría del pasivo verificado y/o
reconocido, con derecho a voto, presente en la junta de acreedores. [v.gr.: para
acordar anticipos de honorarios al liquidador, art. 39 Nº 7; para convocar una junta
extraordinaria, art. 199 letra d); entre otros].
- 33) Quórum Calificado: El conformado por la mayoría absoluta del pasivo total con
derecho a voto verificado y/o reconocido [v.gr.: suspensión de la junta de acreedores
en el procedimiento de reorganización, art. 82; para la constitución de una comisión
de acreedores, art. 202; para la realización de bienes sujetos a un arrendamiento con
opción de compra, art. 227; entre otros].
- 32) Quórum Especial: El conformado por 2/3 del pasivo total con derecho a voto
verificado y/o reconocido [v.gr.: para aceptar la propuesta de reorganización, art.
79; para la aceptación de una oferta de compra directa, art. 223; para decidir la
continuación definitiva de las actividades económicas del deudor, art. 231 Nº 2].
- Quórum especial en la reorganización extrajudicial. Los arts. 109 y 112 exigen un
quórum de ¾ del total del pasivo, para presentar y aprobar el acuerdo simplificado.

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59. Funcionamiento. A las juntas de acreedores pueden asistir los actores intervinientes de
los procedimientos concursales, y en ellas, tendrán derecho a voz, y algunos, derecho a voto.
De todo lo obrado en la junta, se levanta un acta que firman el liquidador, el deudor
si lo desea, y los acreedores que ella misma designe. Una copia autorizada de la misma se
agrega al expediente, y se publica al día siguiente en el boletín concursal, y se incorpora al
libro de actas que lleva el liquidador (art. 184).

60. Derecho a voz. Tendrán derecho a voz en las juntas de acreedores (art. 182):
a) Los acreedores que hayan verificado sus créditos, tengan o no derecho a voto.
b) El liquidador.
c) El deudor.
d) El Superintendente de Insolvencia y Reemprendimiento, o quien éste designe.

61. Derecho a voto. Son acreedores con derecho a voto los siguientes (arts. 78 y 189):
a) Los acreedores cuyos créditos se encuentren en la nómina de créditos reconocidos;
b) Los acreedores que figuren en la ampliación o modificación de dicha nómina.
c) Los acreedores a quienes el tribunal, en la audiencia de determinación del derecho
a voto, les haya concedido el derecho a votar, aun cuando sus créditos no se
encuentran reconocidos, hayan sido o no objetados o impugnados (art. 190).

62. Acreedores privados de derecho a voto. Estos acreedores no tienen derecho a voto, y
tampoco sus créditos se consideran para el cálculo del quórum.
A) Los acreedores que sean personas relacionadas al deudor (art. 79 inc. 3 y 191).
El art. 2 Nº 26 señala que se considerarán personas relacionadas respecto de una o
más personas o de sus representantes, las siguientes:
a. El cónyuge, los ascendientes, descendientes y colaterales por consanguinidad
o afinidad hasta el sexto grado inclusive y las sociedades en que éstos
participen, con excepción de aquellas inscritas en el Registro de Valores.
b. Las personas que se encuentren en alguna de las situaciones a que se refiere
el artículo 100 de la ley Nº 18.045, de Mercado de Valores [entidades del
grupo empresarial; sociedades matrices, filiales, coligadas; directores,
gerentes y sus parientes, entre otras].

B) Los acreedores con interés contrario o con conflictos de interés. Se refiere al


acreedor hostil, esto es, aquel que puede ejercer sus derechos en oposición a los
intereses generales de los acreedores o sin tener en cuenta la finalidad de obtener
la maximización de sus posibilidad de cobro.

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63. Acreedores con derecho a voto limitado. El art. 192 establece los acreedores no tendrán
derecho a voto por los créditos que hubieren sido totalmente pagados a causa de un reparto,
de un pago administrativo o por cualquier otra forma, incluso por un tercero.
Si el pago del crédito hubiere sido parcial, el acreedor tendrá derecho a voto sólo por
el saldo insoluto.

64. ¿Quiénes son acreedores? La determinación del pasivo. El procedimiento de


determinación del pasivo es una etapa de los procedimientos concursales que tiene por fin
determinar quiénes son los acreedores y cuál es el monto y calidad (preferentes u ordinarios)
de sus créditos, a fin de participar en las juntas de acreedores.
La determinación del pasivo comprende, fundamentalmente, cuatro fases:
a) La verificación de créditos.
b) La objeción de créditos verificados.
c) La impugnación de créditos.
d) Determinación de la nómina créditos reconocidos.

65. A) Verificación de créditos. En un proceso concursal la verificación es un acto formal


que realiza el acreedor cumpliendo con el llamamiento legal para hacer valer los títulos
justificativos de su crédito, con el objeto de participar en los acuerdos de reorganización o en
los actos tendientes a obtener el pago de la prestación adeudada (liquidación).
La verificación sólo es necesaria respecto de aquellos acreedores que no aparecieren
en el Estado de Deudas presentado por el deudor, o que, apareciendo, no se encuentren
conformes con los datos que allí se mencionan.
Plazo para verificar. Hay que distinguir:
a) En la reorganización, los acreedores tendrán 8 días contado desde la resolución de
reorganización, para verificar sus créditos ante el tribunal (art. 70).
b) En la liquidación, hay que sub-distinguir.
- La verificación ordinaria deberá efectuarse dentro del plazo de 30 días contados
desde la resolución de liquidación, ante el tribunal competente (art. 170).
- La verificación extraordinaria, mientras no esté firme y ejecutoriada la Cuenta
Final de Administración del Liquidador (art. 179).
c) En la renegociación se hace la verificación en una audiencia de determinación del
pasivo ante el Superintendente. La audiencia se celebra no antes de 15 días ni después
de 30 días contados desde la publicación de dicha resolución (arts. 264 Nº 4 y 265).

Vencido el plazo para verificar, y dentro de los 2 días siguientes, el veedor o el liquidador
deben publicar, en el Boletín Concursal, todas las verificaciones presentadas.
Los créditos no objetados quedarán reconocidos.

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66. B) Objeción de créditos. Un crédito está objetado cuando el veedor, el liquidador, el


deudor o algún acreedor reprocha algún defecto de forma o de fondo al título que justifica un
crédito verificado, o su monto o preferencias o el avalúo comercial de los bienes sobre los
que recaen las garantías que se invocan.
Plazo para objetar un crédito. Hay que distinguir:
a) En la reorganización, se deben presentar las objeciones al tribunal, en el plazo de 8
días siguientes a la publicación de verificaciones hecha por el Veedor. Vencido dicho
plazo, el Veedor debe publicar todas las objeciones presentadas (art. 70 incs. 3 y 4).
b) En la liquidación, hay que sub-distinguir:
- Las objeciones se presentarán ante el tribunal, en el plazo de 10 días contado
desde el vencimiento del periodo ordinario de verificación. Dentro de los 3 días
siguientes, el Liquidador publicará las objeciones presentadas (art. 174).
- Los créditos verificados extraordinariamente pueden ser objetados dentro de 10
días contados desde la notificación de su verificación (art. 179).
c) En la renegociación las observaciones y objeciones pueden hacerse hasta 3 días antes
de la celebración de la audiencia de determinación del pasivo (art. 264 Nº 5).

67. C) Impugnación de créditos. Cuando se formulan objeciones, el Veedor o Liquidador


arbitrarán las medidas necesarias para que se subsanen las objeciones. Si no se subsanan las
objeciones, los créditos objetados se considerarán impugnados. Dichos créditos son
agregados a una nómina de créditos impugnados que debe ser agregada al expediente.
Por tanto, un crédito está impugnado cuando los defectos denunciados en la objeción
formulada no han sido o podido ser subsanados por el acreedor. No se puede impugnar
directamente un crédito, necesariamente tiene que haber sido previamente objetado.
Agregada la nómina al expediente judicial, el tribunal citará a una audiencia única y
verbal para el fallo de las impugnaciones, dentro tercero día (reorganización) o dentro de
décimo día (liquidación) contado desde la resolución que tiene por acompañada la nómina.
La resolución que falla las impugnaciones podrá acoger la impugnación o rechazarla,
en este último caso, ordenará que el crédito sea incorporado en la nómina de créditos
reconocidos.

68. D) Los créditos reconocidos. Serán créditos reconocidos:


- Los créditos verificados y no objetados.
- Los créditos objetados que fueron subsanados.
- Los créditos impugnados, cuya impugnación ha sido rechazada por el tribunal.

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SECCIÓN TERCERA
EL TRIBUNAL

§ 1. Aspectos generales

69. Tribunal competente. En cuanto a la competencia relativa, el art. 3 establece que los
procedimientos concursales serán de competencia del Juzgado de Letras que corresponda al
domicilio del deudor.
Su competencia absoluta se determina por razón de la materia (asuntos concursales);
no rige para tal efecto el fuero ni la cuantía. Por ello, el art. 3 señala que el tribunal no perderá
su competencia por el hecho de existir entre los acreedor y el deudor, personas que gocen de
fuero especial.

70. Justicia especializada. Los jueces titulares y secretarios que conozcan preferentemente
de asuntos concursales deberán estar capacitados en derecho concursal. Las Cortes de
Apelaciones adoptarán medidas pertinentes para garantizar la especialización. La Academia
Judicial coordinará la dictación de cursos para la capación en Derecho Concursal de jueces
titulares y secretarios de los juzgados de letras.
En el caso de jueces de comunas asiento de Cortes, la ley ha previsto un sistema de
distribución de causas a través de la dictación de un auto acordado por el tribunal de alzada
correspondiente, que privilegie el conocimiento de estos asuntos a los jueces especializados.
No obstante, los demás tribunales competentes estarán habilitados para conocer de
asuntos concursales si, excepcionalmente y por circunstancias derivadas del sistema de
distribución de trabajo, ello fuere necesario.

§ 2. Principios formativos de los procedimientos concursales

71. Principio de bilateralidad de audiencia. El principio de la bilateralidad, de audiencia o


de la contradicción, significa que nadie puede ser condenado sin ser oído y vencido en juicio.
Su fundamento está en la necesidad de escuchar al otro antes de juzgar.
La nueva ley concursal pone término al engorroso y poco feliz sistema de defensa
diferida existente en la anterior legislación, que recaía en el recurso especial de reposición.
Este sistema poco feliz se reemplaza por un sistema de defensa objetiva por parte del deudor,
frente a la solicitud de liquidación forzosa, estableciéndose en detalle el llamado Juicio de
Oposición (arts. 121 y ss.).

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72. Principios de concentración y de economía procesal. La nueva ley establece un sistema


de audiencias únicas y verbales ante el Juez de la causa.
Estos principios se manifiestan, además, en las funciones del veedor y liquidador para
subsanar vicios formales o de menor entidad en las verificaciones, evitando la proliferación
innecesaria de incidentes procesales.

73. Principio de celeridad. Se pone fin al sistema de plazos no fatales, ambiguos o extensos,
que dilataron innecesariamente los procedimientos de la anterior legislación.
Se les reemplazó por un sistema de plazos fatales, para evitar incertidumbres.
De la misma forma, se limitan los incidentes y los recursos dilatorios.

74. Principio de publicidad. Se reemplazan las publicaciones en el Diario Oficial y las


notificaciones judiciales, por un sistema público virtual, denominado Boletín Concursal.

§ 3. Reglas comunes a los procedimientos concursales

75. Recursos. El artículo 4º establece que las resoluciones judiciales que se pronuncien en
los procedimientos concursales sólo serán susceptibles de los recursos que siguen:9

1) Recurso de Reposición.
- Resoluciones impugnables: procede contra las resoluciones susceptibles de este
recurso según las reglas generales.
- Plazo de interposición: 3 días contado desde la notificación de la resolución.10 Sin
embargo, algunas resoluciones dictadas en audiencia se deben reponer
verbalmente en la misma audiencia.11
- Se resolverá de plano o previa tramitación incidental, según determine el tribunal.
- Contra la resolución que resuelva la resolución no procederá recurso alguno.

9
La jurisprudencia ha rechazado la procedencia de la queja en contra de la resolución que negó tener por
verificados créditos que constaban en dos boletas de garantía (C. de A. de Santiago, 9 de febrero de 2015, Rol
Nº 9.929-2014).
10
Por ejemplo, la resolución que recibe la causa a prueba en el juicio de oposición (art. 124 Nº 1).
11
Se debe reponer verbalmente, contra: las resoluciones dictadas en la audiencia inicial (art. 125); resoluciones
dictadas en las audiencia para solución de controversias en relación a la administración de los bienes (art. 131);
resolución dictada en la audiencia de determinación del derecho a voto (art. 190 Nº 5); resolución que resuelve
las objeciones contra las bases de venta (art. 204 letra b); resolución sobre la solicitud de rectificación del valor
del bien hipotecado, empeñado o retenido, a propósito de la venta como unidad económica (art. 219).

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2) Recurso de Apelación.
- Resolución impugnable: sólo aquellas que la Ley 20.720 expresamente señale.12
- Plazo de interposición: 5 días contado de la notificación de la resolución.
Sin embargo, si la resolución era susceptible de reposición y apelación, la
apelación debe interponerse en subsidio de la reposición.
- Efecto de la apelación: será concedida en el solo efecto devolutivo, salvo las
excepciones que señala la misma ley.
- Goza de preferencia para su inclusión en la tabla y para su vista y fallo.
3) Recurso de Casación.
- Se rige por las reglas generales.13

76. Incidentes. El art. 5º prescribe que sólo podrán promoverse incidentes en aquellas
materias en que esta ley lo permita expresamente.14
Se tramitarán conforme a las reglas generales previstas en el CPC.
Por regla general, no suspenden el procedimiento, salvo que la ley señale lo contrario.

77. Notificaciones. Se reglamenta en el art. 6º.


A) Regla general: Notificación por publicación en el Boletín Concursal.
- Según el art. 2 Nº 7, el boletín concursal es una plataforma electrónica a cargo
de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, de libre acceso al
público, gratuito, en la que se publicarán todas las resoluciones que se dicten y
las actuaciones que se realicen en los procedimientos concursales, salvo que la
ley ordene otra forma de notificación.

12
Son susceptibles de apelación: la resolución que acoja una objeción insistida a la cuenta final del liquidador
(art. 52 Nº 9); la resolución que recaiga sobre las impugnaciones del acuerdo de reorganización judicial y
extrajudicial (arts. 87 y 111, respectivamente); la resolución que acoja la nulidad o incumplimiento del acuerdo,
se concede en ambos efectos (art. 99); la sentencia definitiva que acoja la oposición del deudor, se concede en
ambos efectos (art. 128); la resolución de liquidación (art. 129 inc. final); la resolución que se pronuncie sobre
la impugnación de créditos (arts. 71 inc. final y 177); la resolución de término (art. 256); la sentencia definitiva
en materia de revocación, se concede en ambos efectos y su plazo de interposición es de 10 días (art. 292); la
resolución que se pronuncie sobre el recurso de reclamación administrativa (art. 341).
13
Por ejemplo, procede contra la sentencia de segunda instancia que resuelve las impugnaciones al acuerdo de
reorganización judicial (arts. 89 y 259).
14
Así, por ejemplo, se contemplan incidentes para: solicitar la postergación del crédito del acreedor que termina
unilateralmente el contrato, exige el cumplimiento anticipado o hace efectiva sus garantías, dentro del período
de Protección financiera concursal (art. 57 Nº 1, letra c); incidentes en la audiencia de impugnación de créditos
(art. 71); las impugnaciones del acuerdo de reorganización se tramitaran como un solo incidente (art. 87); hay
otros incidentes en los arts. 94; 95 Nº 4; 111; 224; 337 Nº 7.

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- Siempre que el tribunal ordene que se notifique por avisos, debe hacerse
mediante una publicación en el Boletín Concursal.
- La resolución o actuación se entiende notificada desde la fecha de su inserción
en el Boletín Concursal.
- Las notificaciones se efectúan por el Veedor, Liquidador o Superintendencia,
dentro de los 2 días siguientes a la dictación de la resolución, salvo que la norma
disponga un plazo diferente.
- Es la regla general: toda resolución que no tenga señalada una forma distinta de
notificación, se entenderá efectuada mediante una publicación en el Boletín.

B) Notificación por Correo Electrónico.


- En la primera actuación que se realice ante el tribunal o Superintendencia, el
deudor, los acreedores o los terceros interesados señalarán una dirección de
correo electrónico válida a la cual se deberán efectuar las notificaciones.
- La notificación será válida, aun cuando la dirección de correo no se encontrare
vigente, estuviere en desusos o no permitiere su recepción por el destinatario.
- La resolución se entiende notificada para el destinatario, desde el envío del
correo electrónico a la referida dirección.

C) Notificación por Carta Certificada.


- Sólo procede cuando no sea posible notificar por correo electrónico.
- La notificación se entiende efectuada al tercer día siguiente al de su recepción
en la oficina de correos.

78. Cómputo de los plazos. El art. 7º establece que los plazos de días establecidos en esta ley
son de días hábiles, siendo inhábiles los domingos y feriados, salvo que se establezca que un
plazo específico es de días corridos (por ej., art. 260).
Los plazos se computarán desde el día siguiente a aquél en que se notifique la
resolución o el acto respectivo.

SECCIÓN CUARTA
SUPERINTENDENCIA DE INSOLVENCIA Y REEMPRENDIMIENTO

79. Reglamentación. El Capítulo IX de la Ley 20.720, está destinado a la regulación orgánica


de esta Superintendencia (arts. 331 a 343).
La Superintendencia es un servicio público descentralizado con personalidad
jurídica y patrimonio propio, que tiene el carácter de institución fiscalizadora.

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80. Funciones. Sin perjuicio de otras atribuciones y deberes, sus principales funciones son:
a) Supervigilar y fiscalizar las actuaciones de los veedores, liquidadores, martilleros,
administradores de la continuación de actividades y asesores económicos de insolvencia.
b) Conocer los procedimientos de renegociación de las personas deudoras.
c) Llevar las nóminas de veedores, liquidadores y de otros entes fiscalizados.
d) Mantención del Boletín Concursal.

SECCIÓN QUINTA
VEEDORES Y LIQUIDADORES

81. Reglamentación. En el Capítulo II de la Ley (arts. 9 a 53) se reglamenta al Veedor y al


Liquidador, allí se establecen sus requisitos, responsabilidad, prohibiciones e inhabilidades,
la nominación y cesación en el cargo, remuneraciones, sus deberes y atribuciones.

82. Conceptos. La Ley ha definido a ambos órganos concursales, en los siguientes términos:
a) Veedor es aquella persona natural sujeta a la fiscalización de la Superintendencia,
cuya misión principal es propiciar los acuerdos entre el deudor y sus acreedores,
facilitar la proposición de acuerdos de reorganización judicial y resguardar los
intereses de los acreedores, requiriendo las medidas precautorias y de conservación
de los activos del deudor (art. 2 Nº 40).
Sus principales deberes se establecen el art. 25.
b) Liquidador es aquella persona natural sujeta a la fiscalización de la Superinten-
dencia, cuya misión principal es realizar el activo del deudor y propender al pago de
los créditos de sus acreedores (art. 2 Nº 19).
Sus deberes los menciona el art. 36.
El liquidador es el símil del síndico de quiebras de la anterior legislación.

83. Requisitos para ser veedor o liquidador. Los arts. 13 y 32 exigen que, la persona que
quiera solicitar su inclusión en la Nómina de Veedores o en la de Liquidadores, debe:
1) Contar con un título profesional de contador auditor o de una profesión de a lo
menos 10 semestres de duración, otorgado por Universidades del Estado o
reconocidas por éste, o por la Corte Suprema.
2) Contar con, a lo menos, 5 años de ejercicio de la profesión que haga valer.
3) Aprobar un examen de conocimientos.
4) No estar afecto a las prohibiciones del artículo 17.
5) Otorgar, en tiempo y forma, una garantía de fiel desempeño, de 2.000 U.F.

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84. Prohibiciones. No podrán ser veedores ni liquidadores (art. 17):


1) Las personas que hayan sido condenadas por crimen o simple delito.
2) Los funcionarios de la Administración del Estado, los de empresas públicas creadas
por ley, los que ejerzan cargos de elección popular y, aquellos que presten servicios
remunerados o no a la Superintendencia.
3) Las que tuvieren incapacidad física o mental para ejercer el cargo.
4) Las que hubieren dejado de integrar la Nómina por una causal de exclusión.

85. Nominación. Los veedores y liquidadores serán nominados en la forma establecida en


los arts. 22 y 37, respectivamente.
En general, presentada la solicitud de reorganización o liquidación, la Superinten-
dencia notificará a los tres mayores acreedores del deudor, que no sean personas relacionadas,
dentro del día siguiente y por el medio más expedito.
Tratándose de una reorganización, la Empresa Deudora deberá acompañar, además
de la solicitud, un certificado emitido por un auditor independiente, inscrito en el Registro de
Auditores Externos de la Superintendencia de Valores y Seguros (art. 55).
La Superintendencia nominará como Veedor o Liquidador al que hubiere obtenido la
primera mayoría de entre los propuestos por los acreedores. Excepcionalmente, si un
acreedor representa más del 50% del pasivo, se nominará al propuesto por dicho acreedor.
Si no se reciben propuestas, la nominación se hará por sorteo.
El veedor o liquidador nominado, luego de notificado, deberá: i) manifestar ante la
Superintendencia si acepta el cargo, a más tardar al día siguiente a su notificación; ii) jurar o
prometer desempeñarlo fielmente; iii) declarar si tiene algún impedimento o inhabilidad; iv)
declarar si tiene alguna relación con el deudor o con uno de los acreedores.
Aceptado el cargo, la Superintendencia emite un Certificado de Nominación, el cual
será remitido al Tribunal competente, para que éste designe al veedor en la resolución de
reorganización o al liquidador provisional en la resolución de liquidación.
Sólo puede designarse Veedor o Liquidador a aquellos que integren la Nómina
respectiva, a la época de la dictación de Reorganización o de Liquidación (art. 20).

86. Honorarios. Los honorarios del veedor serán convenidos entre éste, los tres principales
acreedor y el deudor, y serán de cargo del deudor (art. 28).
El honorario que corresponda al liquidador en cada reparto, se determina en
conformidad a la tabla progresiva establecida en el art. 40 (art. 39 Nº 1).

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87. Obligación de rendir cuenta. El veedor y liquidador deben rendir cuenta mensualmente
y, una vez terminada su gestión, deben rendir una cuenta final de administración.
A) Rendición de cuenta mensual o cuenta provisoria. El art. 25 Nº 9 impone al veedor la
obligación de rendir mensualmente cuenta de su actuación y de los negocios del deudor a la
Superintendencia, y presentar las observaciones que le merezca la administración de aquél.
Esta cuenta será enviada, además, a cada uno de los acreedores, por correo electrónico.
Por su parte, los arts. 46 a 48 establecen la obligación del liquidador de rendir una
cuenta provisoria, que deberá incluir, a lo menos, un desglose detallado de los ingresos y
gastos durante los últimos 3 meses. Dicha cuenta debe publicarse mensualmente en el Boletín
Concursal y rendirse ante la Junta de Acreedores, la que deberá aprobarlas o rechazarlas en
la misma sesión. Desde la fecha de publicación, los acreedores pueden formular observa-
ciones a la Superintendencia, debiendo responderlas el liquidador en la próxima Junta.

B) Rendición de cuenta final de administración. El veedor y liquidador deben rendir una


cuenta final de su gestión. Para ello, deberán citar a Junta de Acreedores para rendirla,
explicar su contenido y las conclusiones.
La cuenta podrá ser objetada por el deudor, cualquier acreedor o la Superintendencia.
Si no hay objeciones, se solicitará al tribunal competente que tenga por aprobada la
cuenta final de administración.
Si hay objeciones, la Superintendencia requerirá informe al veedor o liquidador, quien
deberá contestarlas, pudiendo incluir correcciones. Presentado el informe, o a falta de éste,
los interesados podrán insistir en su objeción, caso en el cual, la Superintendencia remitirá
un informe al tribunal, para que éste resuelva.

88. Responsabilidad. El veedor y liquidador responden hasta de culpa levísima (arts. 15 y


35). Su responsabilidad podrá perseguirse en juicio sumario, una vez presentada la Cuenta
Final de Administración o transcurrido el plazo legal sin que se haya presentado dicha cuenta.

SECCIÓN SEXTA
MARTILLERO CONCURSAL

89. Concepto y función. Según el art. 2 Nº 20, es aquel martillero público que voluntaria-
mente se somete a la fiscalización de la Superintendencia, cuya misión principal es realizar
los bienes del Deudor, en conformidad a lo encomendado por la Junta de Acreedores.
La realización de bienes se refiere al conjunto de actos tendientes a vender o convertir
en dinero, las mercaderías u otros bienes del deudor.

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BIBLIOGRAFÍA

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5. GUZMÁN BRITO, Alejandro, Derecho Privado Romano, 2ª edición, 2013.
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