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9. Actividades........................................................................................................................ 22
EDUCACIÓN INCLUSIVA. PERSONAS CON TEA
Módulo 3: Reconocer las señales de TEA
1. Para pensar
Juan acababa de cumplir los dos años cuando acudió a un equipo experto en evaluación
y diagnóstico de alteraciones del desarrollo. Era un niño ágil con una cara preciosa y unos
ojos grandes y negros. Desde los 18 meses de vida, sus papás estaban muy preocupados
por su indiferencia ante las personas, no realizaba los juegos de interacción que se
consideran propios de esas etapas infantiles –cucú-tras, palmitas, lobitos...– había
dejado de responder a su nombre, no imitaba los juegos de los adultos o de los iguales,
no sonreía al buscar al adulto, no señalaba con el índice, tenía muchas rabietas
incontroladas. Realmente los veinte primeros meses de su vida se los pasó
despertándose sin motivo aparente por las noches y llorando sin que nada de lo que
intentaran sus papás para calmarle tuviera éxito.
«No tiene lenguaje oral, siendo sus emisiones más frecuentes un balbuceo repetitivo,
gorjeos y leves chillidos. Juan no compensa esa falta de lenguaje oral con gestos, su
forma de comunicarse es llevar de la mano a la persona con la que interactúa hacia el
objeto que desea. Otra acción que realiza es llevar el objeto al adulto y entregárselo o
ponérselo entre las manos o piernas o muy cerca de él. A lo largo de todas estas
peticiones no alterna su mirada entre el objeto y su interlocutor. De hecho, no mira a los
ojos con mucha frecuencia, y cuando lo hace, suele ser con miradas fugaces, aunque
también realiza miradas a los ojos más directas y fijas. Todas estas miradas son más de
control que comunicativas. Juan ha desarrollado varias estrategias para llamar la
atención sobre lo que desea. Te entrega objetos, te lleva donde le interesa, te manipula,
emite leves gritos, golpea cuando no consigue lo que quiere (los golpes suelen ir dirigidos
a la madre, aunque sea otra persona la que le haya molestado), y llega a tener rabietas.
Sus rabietas suelen tener una clara motivación de control del entorno, generalmente
para conseguir objetos que desea o para evitar situaciones que no le agradan. En el
momento que obtiene lo que desea, la rabieta cesa inmediatamente. No responde a su
nombre. No muestra objetos al interlocutor. No sigue la mirada, no atiende a los intentos
de dirigir su atención. Tampoco parece comprender las intenciones de los demás (por
ejemplo, el adulto realiza delante del niño un intento de alcanzar un objeto fuera de su
alcance, pero cercano al niño y el niño no da muestras de entender la intención del adulto
y de comprender que podría ayudarle acercándole el objeto)»
• A los tres meses y medio se le observa en la cuna y presenta muy escasa expresividad
emocional, prestando prácticamente toda la atención al móvil que oscilaba encima de su
cuna.
• A los cinco meses se observa una escena de relación en la cuna con su hermano, un año
y medio mayor que él. Prácticamente no tiene interacción con él ni demuestra ninguna
sonrisa social. La propia mamá, que estaba con la cámara grabando, tras unos minutos
comenta «¿Por qué miras tan serio? ¡Qué serio estás!»
• En la fiesta de celebración de su primer cumpleaños no muestra especial atención al
contexto festivo ni a los familiares que le acompañan, sigue serio, no mira a la cara de
las personas que están con él ni, aunque le tengan en su regazo, tan solo realiza acciones
no funcionales con alguno de los juguetes que le han regalado. No manifiesta ningún
comportamiento que haga pensar que está participando realmente (física, social o
emocionalmente) de esa escena.
• A los dieciocho meses se observa a Juan en la playa, está sentado en la arena, en un
momento determinado quiere levantarse, a su lado están su hermano, su papá y su
mamá. Se ve a Juan que claramente no quiere apoyar sus manos en la arena para
levantarse, lo intenta un par de veces sin conseguirlo. Lo curioso y relevante de este
episodio no es tanto que le dé cierto reparo tocar la arena de la playa con sus manos, lo
más relevante es que otro niño en esa situación habría buscado la mirada y la atención
de sus familiares y les habría hecho entender con gestos o con aproximaciones de
palabras su necesidad de ayuda. Juan no hizo nada en relación con llamar la atención de
su familia para «resolver» su situación. Daba la impresión de estar solo, aunque
estuvieran sus papás y su hermano a menos de un metro de distancia.
lo tanto es muy importante considerar los hitos de la evolución que están alterados o que
suponen una alerta para el desarrollo. Eso es lo que veremos a lo largo de este módulo.
Además, sabemos que los procesos psicológicos superiores, las capacidades más
desarrolladas del ser humano, se gestan en los procesos de interacción social significativa
que se dan en los primeros desarrollos de la vida. Por lo tanto, debemos saber cómo son
esos procesos esenciales de desarrollo socioemocional y comunicativo para poder
entender las expresiones de ese desarrollo cuando se ve alterado.
El Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) en Estados Unidos tiene,
en español, una serie de documentos de gran interés en los que muestra los indicadores
normales de desarrollo en varias áreas importantes (en concreto: social y emocional, motora,
destrezas manuales, cognoscitiva, audición y el lenguaje, visual, lenguaje) y en varias edades
(desde los dos meses hasta los cinco años).
Amplía: Para saber más sobre el desarrollo humano puedes acceder a la del Centro
para el Control y la Prevención de las Enfermedades en español, en las que se
muestran los hitos más importantes: Indicadores del desarrollo
Veamos ahora, siguiendo algunos experimentos clásicos de psicología evolutiva (la que
estudia el desarrollo) algunos ejemplos de lo que sabemos sobre los primeros avances de
los bebés en la comprensión del complejo mundo social. Estos ejemplos nos muestran la
enorme capacitación con la que vienen preparados biológicamente los bebés para
establecer relaciones interpersonales significativas, las cuales son el verdadero alimento
del desarrollo esencialmente humano.
Ejemplo 1:
Un bebé de apenas diez minutos de vida es capaz de imitar movimientos simples realizados
por adultos delante de su cara.
Vídeo: En siguiente vídeo puedes comprobar cómo los bebés recién nacidos
imitan los movimientos que hacen delante de ellos las personas adultas, tales
como sacar la lengua o abrir la boca. Este experimento se hizo por vez primera
en 1977.
Amplía: Si quieres puedes acceder al artículo original (en inglés) Imitation of Facial
and Manual Gestures by Human Neonates.
Ejemplo 2:
Un bebé de un mes es capaz de detectar que sus movimientos son los que crean una respuesta
en su entorno.
Vídeo: En un experimento realizado a mediados de los ochenta Bahrick y
Watson (1985) demostraron cómo los bebés eran capaces de detectar que su
movimiento era el causante del movimiento de un móvil sobre sus cabezas.
Puedes ver un video con un experimento similar en:
EDUCACIÓN INCLUSIVA. PERSONAS CON TEA 6
EDUCACIÓN INCLUSIVA. PERSONAS CON TEA
Módulo 3: Reconocer las señales de TEA
Vídeo: Puedes ver este vídeo donde un bebé de tres meses tiene una primera
situación con la cuerda que enlaza su pierna y el móvil y una segunda situación
en la que la cuerda no está atada al móvil, con lo que el bebé, aunque mueva su
pierna, no moverá el móvil. Observa las expresiones emocionales del bebé y
piensa en la importancia de esta capacidad. Imagina que el móvil es una
persona y que en el curso de una interacción el bebé deja de poder «mover» con sus actos la
expresividad de su interlocutor. El ver violadas las expectativas es clave en la comprensión del
mundo social. Tenlo muy en cuenta cuando veas el siguiente ejemplo.
Ejemplo 3
Un bebé de mes y medio, detecta que algo ocurre en la interacción con su mamá. En
el siguiente ejemplo, basado en una prueba clásica que consiste en que un adulto
interrumpa repentinamente su interacción ante un bebé sin aviso, Vasudevi Reddy,
psicóloga y profesora de Psicología Evolutiva y Cultural en la Universidad de
Portsmouth, nos narra su experiencia con su hija Shamini. «Ocurrió cuando tenía 6
semanas de vida, durante un rato de buena y simpática interacción con Shamini
acostada en su cuna y yo inclinada sobre ella. De repente puse mi cara ‘en pausa’,
continué mirándola con una expresión placentera pero sin mover un solo músculo de
mi cara. Su reacción fue típica de libro, pero la experiencia resultaba bastante
demoledora. Ella siguió mirándome, sonriendo y vocalizando un poco, luego se quedó
seria y no hizo ninguna respuesta, miraba a otro lado brevemente, volvía luego otra
vez a mirarme, sonreír y vocalizar, de nuevo otra vez se ponía seria, miraba a otro lado,
volvía y así unas pocas veces más. Todo este episodio no debió durar más de treinta
segundos, pero me pareció mucho más largo. No pude seguir sin responder y estallé
en una sonrisa, la hablé y me incline para darle un abrazo a modo de disculpa. En ese
momento su cara se arrugó y se puso a llorar. Estaba conmocionada, consternada y
profundamente impactada. ¡¡Ella estaba realmente preocupada!!. Este incidente
sacudió mi autoconciencia y me hizo tomar mucho más seriamente sus diálogos. Fue
un punto de inflexión en mi comprensión de mi hija» (En Reddy, 2008, p. 74).
Este episodio, repetido una y mil veces en experimentos con bebés de diferentes edades,
nos muestra cómo desde muy pequeñitos los bebés son capaces de percibir que se
interrumpe la «conversación», la interacción natural, con su interlocutor y muestra
evidentes signos de malestar.
Vídeo: Puedes ver una escena similar a la descrita por la profesora Reddy en el
siguiente vídeo.
Filipek y sus colaboradores (1999) fueron los primeros en impulsar este proceso de
evidenciar las señales de alerta y proponer un camino, un proceso, metódico y
estructurado, basado en el conocimiento existente, para generar sistemas de detección
y atención tempranas. Unos pocos años después, el Grupo de Expertos en TEA,
aglutinados en España alrededor del Instituto de Salud Carlos III (recuerda que hablamos
de este grupo también en el Módulo 2) desarrolló una guía de buena práctica para la
detección temprana de los TEA (Fernández y cols., 2005).
• No sonríe socialmente.
• Tiene pobre contacto ocular.
• Consigue las cosas por sí mismo/a.
• Es muy independiente.
• Parece preferir jugar solo/a.
• Está en su propio mundo.
• «Desintoniza» de nosotros.
• No está interesado/a en otros niños/as.
• Hace las cosas «precozmente».
En relación a la comunicación:
• No responde a su nombre.
• Parece sordo/a a veces.
• Parece oír algunas veces, pero no otras.
• No puede decirme lo que quiere.
• No señala ni dice adiós con la mano.
• No sigue instrucciones.
• Retraso en el lenguaje.
• Solía usar unas pocas palabras, pero ya no las dice.
En relación a la conducta:
Una indicación absoluta para una evaluación más amplia inmediata (según la
información de la web First Signs):
Los ítems más significativos de las escalas de detección temprana existentes (18-24
meses) son:
El conocimiento sobre las señales de alerta está siendo muy útil para la detección
temprana, especialmente en un grupo de mayor vulnerabilidad para presentar TEA: los
hermanos y hermanas de niños con TEA. Como recordarás del Módulo 2, hay más
posibilidades de que en una familia que tenga un hijo con TEA un nuevo hijo tenga
también TEA. Por lo tanto, hay muchos estudios, cada vez más, que analizan el desarrollo
de hermanos desde el nacimiento para detectar señales de alerta o para investigar y
estudiar el curso del desarrollo.
Los criterios diagnósticos actualmente consensuados son los que propone la American
Psychiatric Association en su Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales (DSM-IV-TR, 4ª edición, texto revisado). En la tabla siguiente puedes ver
dichos criterios pero recuerda que no se puede realizar un diagnóstico simplemente por
aplicar, sin preparación para ello.
Trastorno de Rett
Trastorno de Asperger
A. Existe un total de seis (o más) ítems de 1, 2 y 3, con por lo menos dos de 1, y uno
de 2 y de 3:
1. Interacción social.
2. Lenguaje utilizado en la comunicación social.
3. Juego simbólico o imaginativo.
D. No hay retraso general del lenguaje clínicamente significativo (Por ejemplo, a los
2 años de edad utiliza palabras sencillas, a los 3 años de edad utiliza frases
comunicativas).
Sobre la forma:
Sobre el contenido:
Sobre la entrega:
Si quieres, puedes acceder al documento completo elaborado por el Equipo Iridia sobre
el proceso de diagnóstico de las personas con TEA.
Dos de ellos son guías, una de ellas para cuando hay señales de alerta y la otra para que la familia
tenga información tras darle el diagnóstico de TEA. En este mismo sentido está el Manual de
los 100 días, que da información y pistas sobre cómo afrontar una familia los primeros días tras
recibir el diagnóstico de TEA
7. Bibliografía y recursos
• Palomo, R., Velayos, L., Garrido, M. J., Tamarit, J. y Muñoz, A. (2005). Evaluación
y diagnóstico en los Trastornos del Espectro de Autismo: el modelo IRIDA. En D.
Valdéz (comp.), Evaluar e intervenir en autismo. (45-95). Madrid:
Antonio Machado. Disponible en:
http://www.equipoiridia.es/Documentos/MODELOIRIDIA.pdf
• Reddy, V. (2008). How infants know minds. Cambridge, Massachusetts: Harvard
University Press.
Puedes ver más información en español sobre las señales de alerta de los TEA y sobre la
evaluación y diagnóstico en las siguientes páginas de referencia:
8. No olvides que…
9. Actividades
2. Prepara materiales con lo visto en el módulo y con los indicadores del desarrollo
de la página web anterior para que puedan conocerlo las familias de tus alumnos
y alumnas que tienen niños pequeñitos.
3. Prepara una clase para los alumnos mayores de la escuela en los que les enseñes
algunas cosas básicas sobre el desarrollo social y comunicativo de los niños y en
los que les plantees la importancia de conocer este desarrollo para cuando ellos
tengan hijos.