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Síntesis: “Teoría del Conocimiento” de Johannes Hessen

Primera Parte: “Teoría del Conocimiento. Investigación


fenómenológica preliminar”

“El fenómeno del conocimiento y los problemas contenidos en él”

La teoría del conocimiento es una interpretación filosófica del


conocimiento humano. Para poder filosofar sobre un objeto, el mismo debe ser
minuciosamente examinado por medio de la observación y descripción del mismo, para
luego dar su explicación e interpretación.
El método fenomenológico, a diferencia del psicológico que busca estudiar
los procesos psíquicos y la conexión con otros procesos, busca aprehender la esencia
general de los fenómenos concretos, para poder así describir la estructura general y
esencial del conocimiento.
Al emplear este método, el fenómeno de conocimiento presenta sus rasgos
fundamentales de las siguientes maneras:
Intervienen en el conocimiento sujeto (conciencia) y objeto como una
relación entre dos miembros separados el uno del otro.
Ambas partes tienen una correlación, son en cuanto son para el otro. Se
debe tener en cuenta que ésta no es reversible, ya que el sujeto tiene por función
aprehender el objeto, mientras que la función del objeto es ser aprehensible y aprehendido
por el sujeto.
Desde el punto de vista del sujeto, este sale de su esfera para invadir la
esfera del objeto y capturar las propiedades de este, siempre permaneciendo trascendentes
el uno del otro. En el sujeto se produce un cambio al generarse en él la “imagen” del
objeto.
Desde el punto de vista del objeto, este transfiere sus propiedades al sujeto.
Predomina al sujeto ya que lo determina (al generar en él una imagen objetiva de sí
mismo). Podemos definir al conocimiento como una determinación del sujeto por el
objeto.
El sujeto actúa de manera espontánea y activa frente al objeto para recibirlo
en el acto de conocimiento como una imagen del mismo.
Todos los objetos de conocimiento serán independientes y trascendentes
del sujeto. Los mismos podemos dividirlos en 2 grupos: los reales y los ideales. Los
primeros son aquellos que nos son dados por la experiencia tanto externa como interna o
aquello que se infiere de esta última. Los segundos se nos presentan como irreales (por
ejemplo, números, figuras geométricas). Si bien estos últimos son irreales, poseen un ser
en sí, trascendente a cualquier subjetividad.
El concepto de verdad se relaciona con la esencia del conocimiento, en
cuanto que las imágenes, el contenido de nuestro pensamiento en el conocimiento tienen
una relación de concordancia con el objeto. No basta que un conocimiento se nos presente
como verdadero, sino que además debemos suscitar el criterio de verdad del mismo.
El fenómeno del conocimiento humano cuenta entonces con 3 elementos
principales, los cuales se corresponden con una esfera distinta cada uno:

IMAGEN SUJETO OBJETO

Esfera Lógica Esfera Psicológica Esfera Ontológica

Las diferentes disciplinas que se ocupan en particular de cada uno de estas


esferas no pueden ocuparse por separado del fenómeno del conocimiento. La psicología,
se ocupa solamente de los procesos psicológicos (no se pregunta por la verdad o falsedad
del conocimiento), la lógica se ocupa solamente de los entes lógicos como tales
(concordancia del pensamiento con el pensamiento mismo y nada fuera de él) y la
ontología trata sobre el ser de las cosas, por lo que centraría su atención en este punto y
no en los contenidos esenciales del conocimiento. Por todo esto, decimos que ninguna de
estas disciplinas puede encargarse del problema del conocimiento, por lo que se debe
fundar una nueva disciplina que aborde a éste, a saber, la teoría del conocimiento.
Con la aplicación del método fenomenológico, podemos dar una
descripción del fenómeno del conocimiento. Sobre la base de esto, debemos intentar una
explicación e interpretación filosófica del mismo. Por tanto, esta descripción
fenomenológica solo nos permitirá reconocer los problemas que se van a presentar en el
fenómeno del conocimiento, permitiéndonos tomar conciencia de los mismos.
Podemos identificar en principio cinco problemas principales:
I. La posibilidad del conocimiento humano: ¿puede el sujeto aprehender realmente
el objeto?
II. El origen del conocimiento: ¿de qué fuente saca principalmente la conciencia
cognoscente sus contenidos? ¿De la razón o de la experiencia?
III. La esencia del conocimiento humano: ¿el objeto determina al sujeto o es al revés?
IV. Las formas del conocimiento humano: aparte del conocimiento racional, ¿hay un
conocimiento intuitivo?
V. El criterio de verdad: ¿Cuál es el criterio que nos dice si un conocimiento es
verdadero o falso?

I – La posibilidad del conocimiento

1) El dogmatismo

Es una postura epistemológica para la cual no existe el problema del


conocimiento, basándose en la confianza que se tiene en la razón humana, desprovista de
toda duda.
El dogmático no ve que en el conocimiento haya una relación entre sujeto
y objeto, el conocimiento como intermediario nos da los objetos tanto del pensamiento
como de la percepción directamente desde su corporeidad. El conocimiento existe pura y
simplemente.
Se puede hablar de tres formas de dogmatismo: teórico, ético y religioso.
El primero refiere al conocimiento teórico y los dos últimos al conocimiento de los
valores.
A través de la historia, podemos decir que la reflexión epistemológica no
aparece hasta que los sofistas se plantean el problema. De allí en adelante, toda filosofía
hace reflexiones sobre el problema del conocimiento.
Para Kant, el dogmatismo es una posición que cultiva la metafísica sin
haber examinado la capacidad de la razón humana para tal cultivo. Tilda a los filósofos
del siglo XVII de dogmáticos (Descartes, Leibniz), aunque estos tienen una preocupación
por la reflexión epistemológica. Podemos decir, que no se trata de un dogmatismo lógico,
sino metafísico.
2) El escepticismo

Niega la posibilidad de contacto entre sujeto y objeto, es decir, que pueda


aprehender el mismo. Ante esto, debemos abstenernos de pronunciar juicio alguno.
El escepticismo no ve al objeto. El conocimiento esta puramente influido
por el sujeto, sus órganos de conocimiento y las circunstancias exteriores.
Puede ser tanto en base al conocimiento en general (escepticismo lógico,
radical o absoluto), como a conocimientos determinados (escepticismo metafísico, ético,
religioso). Por último, se distingue un escepticismo metódico y otro sistemático.
Históricamente esta corriente se funda en Grecia, con Pirrón de Elis. Para
él no hay relación entre sujeto y objeto, por lo tanto no hay conocimiento. Cada juicio
tiene igual grado de verdad, por lo que sería una negación de las leyes lógicas del
pensamiento. Por tanto, recomienda la abstención a cualquier juicio (epojé). Ortos
representantes de esta postura, en lo que se llama escepticismo posterior, son Enesidemo
y Sexto Empírico.
En el escepticismo medio, contrario a la postura de Pirrón, podemos llegar
a una probabilidad de que nuestros juicios sean verdaderos, pero sin afirmar nunca a los
mismos como tales. Esta postura es representada por Arcesilao y por Carneades.
En la modernidad se encuentran diferentes esbozos de escepticismo que
no llegan a ser radicales o absolutos: Montaigne (escepticismo ético), David Hume
(escepticismo metafísico), Bayle (escepticismo similar al medio), Descartes
(escepticismo metódico).
El escepticismo radical incurre en una contradicción consigo mismo, ya
que considerar que el conocimiento es imposible es, en sí, un conocimiento. Podría decir
que duda de estas afirmaciones, pero para dudar de algo debería afirmarlo primeramente.
Para que el escepticismo fuera posible, supondría que debería abstenerse, no solo de los
juicios, sino del acto mismo de pensar, ya que el solo hecho de pensar presupone la
aspiración a conocer algo. En cuanto al escepticismo medio, que propone el conocimiento
como conocimiento probable, es una contradicción más, ya que para afirmar que algo es
probable, esto sería probable solo en cuanto se acerque a una verdad. Por tanto, también
sería errado.
Más allá de todo esto, la duda sirve en la filosofía para poner un freno a la
confianza ciega en la razón del dogmatismo, y de esta manera, ayudarnos a profundizar
aún más nuestro pensamiento.
3) El subjetivismo y el relativismo

Para esta postura, no hay verdades universalmente válidas. Es decir, hay


verdad, pero ésta es limitada.
Por un lado, el subjetivismo limita la verdad a lo que el sujeto conoce y
juzga. Se puede diferenciar entre un subjetivismo individual, donde se juzga algo como
valido únicamente para quien formula tal juicio (para los demás puede ser falso), de, por
otro lado, un subjetivismo general, donde la verdad, por ejemplo, para los hombres en
general sea diferente para otra especie.
Por otro lado, el relativismo, que pone la dependencia del conocimiento,
en vez de al sujeto, a los factores externos. De estos últimos, ante todo, considera la
influencia del medio y del espíritu del tiempo, la pertenencia a un círculo cultural y los
factores que determinan al mismo.
El subjetivismo hace su aparición histórica con los sofistas, con la clásica
interpretación de Protágoras (a saber, “el hombre es la medida de todas las cosas” u homo
mesura). Tanto esta postura como el relativismo, continúan con defensores hasta la
actualidad. Oswald Spengler, en un ejemplo de relativismo, dice que las verdades
filosóficas, matemáticas y de las ciencias naturales, solo son válidas dentro del círculo
cultural al que pertenecen.
Al igual que el escepticismo, estas dos posturas son contradictorias, en
tanto que afirmar que las verdades no son universalmente validas es un sinsentido. Esto
es así, ya que de existir una verdad, esta no debe limitarse a un número de individuos,
sino que será verdad para todos.
Ambas posturas se contradicen a sí mismas en cuanto sus aseveraciones
(toda verdad es subjetiva y toda verdad es relativa) son en sí verdades que deben
considerarse como universalmente válidas.

4) El pragmatismo

Lo verdadero será aquello que sea útil, valioso, fomentador de la vida.


Partiendo de que el hombre es un ser, no teórico sino practico, de voluntad, de acción, el
intelecto del hombre deberá orientarlo en la realidad. La verdad será entonces la
concordancia entre el pensamiento humano y el fin práctico de los mismos para la
conducta del hombre.
Su fundador es William James. Otros representantes del mismo son
Simmel, Schiller (que lo llama humanismo) y Nietzsche (la falsedad de un juicio no es
objetarlo, sino que la cuestión está en que punto estimula la vida, la conserva, educa, etc.).
Otro autor Vaihinger, dice que el intelecto no nos es dado para conocer la verdad, sino
para obrar. Al presentarse como falsas las representaciones en nuestro pensamiento, la
verdad será “el error más adecuado” a la hora de que estas ficciones sirvan al obrar.
Estas posturas, en su mayoría, no identifican una distinción entre verdad y
utilidad, cuando es más que evidente que no son lo mismo. En cuanto a las posturas como
la de Nietzsche y Vaihinger que juzga las representaciones como “representaciones
conscientemente falsas” caería en lo mismo que el escepticismo.
Su error consiste en no ver la esfera lógica de la relación del conocimiento,
negando así la autonomía del pensamiento humano, tratándolo como una mera función
vital.

5) El criticismo

Es la posición intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo, uniendo


la confianza en la razón con la desconfianza hacia los conocimientos determinados.
Consta en examinar todas las afirmaciones de la razón humana, sin aceptarlas
despreocupadamente. Esta postura es reflexiva y critica.
En la Antigüedad, encontramos brotes de criticismo en Platón, Aristóteles
y entre los estoicos. En la modernidad en Descartes, Leibniz, Locke y Hume. Sin embargo
su fundador es Kant, para quien “el método de filosofar consiste en investigar las fuentes
de las propias afirmaciones y objeciones y las razones en las que las mismas descansan”.
Hay así un primer paso dogmático (de razón pura y que caracteriza a la infancia) y un
segundo paso escéptico (revisión de los juicios por la experiencia) que desencadenan un
tercer paso de elaboración de juicios sobre estos dos últimos.
Se puede distinguir un criticismo como método y criticismo como sistema.
En Kant, se unen estos dos convergen formando un criticismo general (es tanto el método
del que se sirve el filósofo como también el resultado al que llega mediante éste). Admitir
un criticismo general nos hace reconocer la teoría del conocimiento como una disciplina
filosófica independiente y fundamental.
Contra esta posibilidad se pronuncia en contra Hegel, ya que para él, al
investigar un conocimiento, se pretende conocerlo antes de conocer y esto sería absurdo.
Sin embargo, objetando esto, la teoría del conocimiento parte del supuesto de que el
conocimiento es posible, haciendo un examen crítico de las bases del conocimiento
humano, de sus supuestos y condiciones más generales.

II – El origen del conocimiento

Cuando formulamos un juicio se nos presentan dos elementos en el mismo,


uno que procede de la experiencia (las percepciones) y otro que procede del pensamiento.
Ahora bien, ¿de cuál de estos dos sacamos los contenidos del conocimiento? Esta cuestión
puede tener un sentido psicológico y otro lógico.
En la historia de la filosofía no se han separado las cuestiones antes dichas,
pero existe una conexión entre ellas. La validez supone una concepción psicológica
determinada. Quien vea la razón como única fuente de conocimiento, se convencerá de
la autonomía del pensamiento humano y, quien vea a la experiencia como fuente lo
negará.

1) El racionalismo

Para esta postura epistemológica, la fuente del conocimiento se encuentra


en la razón. Se dira conocimiento a aquellos que sean lógicamente necesarios y
universalmente validos, es decir, cuanto la razón juzgue que una cosa es asi y no de otro
modo y que sea asi tanto, siempre y en todas partes.
Todo juicio verdadero se funda en el pensamiento, en tanto que nos
representamos los conceptos y de ellos extraemos las notas de lo que queremos conocer.
Por tanto, dejan de lado aquello que la experiencia nos puede aportar. El pensamiento
será la fuente y base del conocimiento.
El conocimiento matemático es aquel que ha servido de modelo para esta
concepción epistemológica. La mayoría de sus representantes a través de la historia parten
de estos conocimientos.
Históricamente, el más antiguo de los racionalistas es Platón, quien
influenciado por los eleáticos, considera que ningún saber con necesidad lógica y
universalmente valido se pueda extraer de la experiencia (solo extraemos la doxa u
opinión). El conocimiento verdadero estará dado en la reminiscencia, donde el alma que
contempló las Ideas del mundo suprasensible, tiene recuerdos de éstas como consecuencia
de la experiencia sensible, de los estímulos. Se llama a esta teoría racionalismo
trascendente.
Para Plotino y San Agustín, las Ideas son una emanación del Nus cósmico
o de Dios. Al ser nuestro espíritu una emanación, hay entre nosotros y Dios o el Nus una
conexión metafísica, por lo que nuestro conocimiento se da al recibir las Ideas en esta
conexión. Plotino lo caracteriza como una iluminación, que para San Agustín serán las
ideas creatrices de Dios. Este tipo de racionalismo será religioso.
Autores como Malebranche y el filósofo Gioberti, llevan a una intensidad
mayor el racionalismo religioso. Sostienen que el simple hecho de contemplar lo absoluto
de la actividad creadora de Dios podemos conocer. Este tipo de racionalismo lo llama
teognosticismo.
En la edad Moderna con Descartes, y luego con Liebniz, encontramos la
teoría de las ideas innatas, que indica que los conceptos fundamentales del conocimiento,
nos son innatos. Los mismos no proceden de la experiencia, sino que están en nuestra
razón desde nuestro origen. Para Descartes estos conceptos son mas o menos acabados,
mientras que para Leibniz, existen en nosotros potencialmente ya que es nuestro espíritu
quien forma estas ideas independientemente de la experiencia. Se llama a esta postura,
racionalismo inmanente, en oposición a los anteriores.
En el siglo XIX prospera el racionalismo lógico, que propone la idea de
“conciencia en general” para fundamentar el valor lógico del pensamiento, en tanto y en
cuanto el total del conocimiento humano se deduce de estos principios supremos por
medio de la lógica.
El racionalismo señala con énfasis el aspecto racional del conocimiento
humano. Pero se le pueden recriminar dos cosas: saca en exclusivo sus conclusiones a
través del conocimiento matemático (por la necesidad lógica y validez universal del
verdadero conocimiento) y por otro lado, se vuelve dogmático en el punto en que intenta
deducir proposiciones materiales de principios formales.

2) El empirismo
Se opone a la tesis racionalista diciendo que la única fuente del
conocimiento humano es la experiencia. El espíritu humano es una tabula rasa que se va
escribiendo por medio de la experiencia.
No hay nada en nuestro pensamiento que no se derive de las
representaciones generales y conceptos que nos formamos por medio de las diferentes
percepciones.
A diferencia del racionalismo, en el empirismo casi siempre sus
representantes proceden del ámbito de las ciencias naturales, lo cual es totalmente
comprensible por el hecho de que la comprobación de los hechos que estudia es por
medios de la observación.
Se distinguen dos clases de experiencia: la interna y la externa. La primera
es la percepción de sí mismo, mientras la segunda es la percepción por los sentidos.
Desde la Antigüedad nos encontramos con ideas del empirismo, en los
sofistas, luego en estoicos y epicúreos. De los estoicos se toma la imagen del alma como
una tabla para escribir. Su mayor desarrollo se da en la modernidad con la filosofía
inglesa. Su verdadero fundador es John Locke, polemizando con las ideas innatas en los
racionalistas. Sostiene que el alma es un papel blanco el cual la experiencia cubre poco a
poco con trozos de su escritura. Nuestra experiencia nos aporta ideas o representaciones,
ya sean simples o complejas. Las primeras son las cualidades sensibles primarias y
secundarias; las segundas son la suma de las propiedades sensibles de una cosa. El
pensamiento solo se limita a unir unos con otros los datos de la experiencia
(representaciones). Sin embargo, Locke infringe su propio pensamiento admitiendo que
las verdades de la matemática no se fundamentan en la experiencia sino en el
pensamiento.
Por su lado, Hume desarrolla el empirismo de Locke, dividiendo las
representaciones en impresiones e ideas. Por impresiones entiende las sensaciones que
nos produce la percepción, hay impresiones de la sensación y de la reflexión. Por ideas
entiende las representaciones de la memoria y de la fantasía, que surgen a partir de las
impresiones. A cada idea se le corresponde una impresión, por lo tanto, nuestros
conceptos se reducen a algo que se nos da intuitivamente.
La forma de empirismo que solo admite la experiencia externa como
fuente de conocimiento se llama sensualismo. Esta postura es expresada por Condillac.
El pensamiento es el refinamiento de las sensaciones experimentadas. Mill, en el siglo
XIX, reduce el conocimiento matemático a la experiencia como única base del
conocimiento e incluso la lógica tiene su base en ella.
El pensamiento empirista propende a un escepticismo metafísico. Para
ellos, el conocimiento de lo suprasensible es imposible, en esto se sienta su base escéptica.

3) El intelectualismo

Para el intelectualismo, tanto la experiencia como la razón tienen parte en


la producción del conocimiento. Para esta corriente, en el pensamiento, además de las
representaciones intuitivas sensibles encontramos conceptos que se obtienen de la
experiencia.
Como su primer referente nos encontramos a Aristóteles, quien toma de
Platón el concepto de las Ideas y lo transforma en el de forma esencial, la cual está en
cada una de las cosas concretas. Por medio de nuestros sentidos, captamos imágenes
perceptivas de los objetos, en ellas se encuentra contenida la esencia, su idea. La misma
se debe extraer de la imagen por operación del entendimiento agente. El entendimiento
paciente recibe lo que el agente extrajo y así queda concretado el conocimiento. En la
Edad Media, Santo Tomás se encargara de desarrollar el pensamiento de Aristoteles:
recibimos de las cosas imágenes sensibles, el intelecto agente se encarga de extreaer de
ellas imágenes esenciales generales; luego el intelecto posible recibe estas imagens
esenciales y juzga las cosas. De la formación de los conceptos esenciales, se obtienen por
medio de otras operaciones del pensamiento, conceptos mas generales y supremos.

4) El apriorismo

5) Crítica y posición propia

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