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FORMULACIÓN CLÍNICA

CONDUCTUAL
Publicado por P S IC O LOGAFES I el 20 MA YO, 2016
Para Castro y Ángel (1998) la formulación clínica conductual sirve de guía
para decidir cuál tratamiento es el más eficiente, dando un mejor coste-
beneficio para cada paciente. En donde la destreza del terapeuta es
importante para realizarla, aunque con los avances en la teoría del
comportamiento, en neurociencias y otras disciplinas relacionadas al
comportamiento humano; hacen que se desarrollen modelos que puedan
aplicarse de forma sistematizada en los procesos, para realizar una
intervención eficaz. De esta manera la formulación clínica le brinda sustento
a la teoría del comportamiento.

De esta forma para diferenciar los diversos enfoques, hay dos


características a tener en cuenta la metodología o forma, en donde se
establecen las relaciones de los datos observados y el marco teórico, que
es el fundamento de éste.
Metodología de la formulación clínica
Son los pasos que se siguen para realizar la formulación clínica, buscando
en cada caso clínico el control sobre las variables que son determinantes en
la forma de comportarse de un individuo. Por lo que se van a formular
hipótesis clínicas por medio de los datos observados de forma directa del
comportamiento y del conocimiento a partir del marco teórico, que permite
determinar al clínico las posibles relaciones causales.
Formulación de hipótesis
Para formularlas se infieren relaciones funcionales tentativas entre
acontecimientos; en donde producen el nivel molecular en donde se
relacionan acontecimientos discretos como análisis funcional; o bien,
el nivel molar, que busca las relaciones entre los eventos, como ocurre en
el caso de la formulación clínica.
Validación de hipótesis
Para su validación hay diferentes tipos de hipótesis como:

 Hipótesis correlacionales: en donde se buscan regularidades que


se someten a prueba por los métodos para recoger la información,
como por ejemplo la entrevista estructurada, inventarios, pruebas
estandarizadas o medidas psicofisiológicas.
 Hipótesis causales: en donde se aplica la intervención para
modificar los comportamientos del individuo; es decir, se establece la
direccionalidad de la relación.
 Hipótesis molares: donde se relacionan los procesos básicos, no
sólo por medio de la intervención; sino también en los cambios
observados en otros cambios de comportamiento en donde no se
intervino.

Formulación de análisis funcional: la triple relación de contingencia


Castro y Ángel (1998) comentan que el análisis funcional fue una propuesta
desarrollada por Skinner y tiene mucha influencia en la formulación clínica;
que pretende buscar regularidades entre sucesos conductuales y
ambientales, para así predecir el comportamiento, en vez de buscar las
causas inferidas dentro del individuo.
Para establecer estas relaciones funcionales se constituyó una metodología
basada en estímulos antecedentes, sucesos conductuales y estímulos
consecuentes; también es conocida como triple relación de contingencia
que permite establecer tanto la naturaleza como el origen de los
acontecimientos ambientales, de los cuales se suscita el comportamiento
(antecedentes), los eventos consecuentes y las contingencias (que por
medio de procesos motivaciones explicar el por qué del comportamiento).
Por lo que en su metodología el análisis funcional cumple con los siguientes
pasos:

1. Observación de las características del comportamiento bajo


condiciones de control con relación a los aspectos ambientales.
2. Formulación de hipótesis.
3. Intervención sobre las variables detectadas y la respectiva medición
de sus efectos conductuales.

Castro y Ángel (1998) mencionan que “el análisis funcional es de gran


utilidad en el establecimiento de relaciones entre sucesos discretos que
tienen cierto grado de contigüidad temporal, pero no en el establecimiento
de patrones o conjunto de eventos que tienen lugar en un continuo
temporal” (p.13)
Por lo tanto, la información proporcionada tanto a nivel molecular como
molar es fundamental para la comprensión del comportamiento; porque el
análisis funcional sirve para analizar conductas específicas, pero no tanto
para explicar fenómenos conductuales más complejos.

Formulaciones clínicas basadas en múltiples sistemas de respuesta


Éstos son los que se basan en la investigación psicofisiológica y clínica,
donde tienen elementos familiares con el análisis funcional; ya que
pretenden identificar las relaciones entre los elementos de estímulo,
respuestas y contingencias; pero añadiendo la aplicación clínica que se
sustenta en distintos sistemas de respuesta.
Siendo de gran utilidad para el análisis de la conducta emocional por las
respuestas tanto a nivel cognitivo, motor y conductual; sin embargo otros
consideran que no son tan útiles para estudiar otros tipos de
comportamiento.
Formulación análisis conductual
Castro y Ángel (1998), citan que para la metodología de la formulación
conductual Wolpe la divide en tres fases:

1. Entrevista, que se realiza al paciente para conocer cuáles son sus


problemas.
2. Fase de experimentación clínica, donde se busca hacer válida la
formulación.
3. Metodología de modificación desarrollada, en base a la
formulación.

Por esto, se busca explicar el por qué de los motivos que desencadenan el
comportamiento, mediante el análisis conductual para explicar los datos
más significativos del paciente. Para esto se debe contemplar:

1. Todos los problemas del paciente.


2. El inicio de cada problema.
3. La evolución del problema.
4. Los factores predisponentes.

Así, para formular pertinentemente sus hipótesis se debe:


 Hacer la identificación de la relación funcional de los diferentes
problemas del individuo.
 Explicar la etiología de éstas.
 Hacer las predicciones de respuesta cuando el individuo se encuentre
en situaciones de estímulo futuras.

De este modo se establecerá una relación causal entre los problemas que le
aquejan al individuo.

Evaluación conductual y formulación clínica


Como fue evolucionando el modelo conductual, se tuvo la necesidad de
entender de diferente manera al proceso de evaluación conductual;
describiendo las unidades tanto de comportamiento como de ambientes que
las controlan; porque en contraste con la evaluación tradicional sólo creía
que el comportamiento observable era un signo de estos constructos
causales.
Por lo tanto, algunas características de la evaluación conductual con
relación a la formulación clínica son:

 Enfatiza el comportamiento observable.


 Da más relevancia a los acontecimientos actuales.
 Se ha realizado investigación en instrumentos de medición conductual
para el desarrollo de una tecnología del comportamiento observable.
 Se basa más en las relaciones funcionales moleculares.

Por lo que en las características de la evaluación conductual se vislumbra la


relación que hay entre la evaluación y la formulación clínica.
Entonces, las características de la formulación conductual clínica son:

 Se desarrolla una metodología sistemática para generar hipótesis


entre las relaciones funcionales o causales de los hechos
observados, para así generar mecanismos de control entre éstos.
 Formular hipótesis con base a los datos obtenidos de la evaluación
conductual.
 Formulación de hipótesis basada en los conocimientos adquiridos de
la investigación empírica, básica o aplicada de las distintas disciplinas
científicas.
 Con guía en base a un modelo teórico que permita sustentarla.
Formulación de procesos básicos
Permite la descripción de las relaciones particulares de la relación que se
observa entre los diversos acontecimientos en sus niveles de molecularidad
y molaridad. Castro y Ángel (1998), consideran que se deben incluir tres
dimensiones que son:

 Dimensión temporal.

Incluye factores de disposición biológica y de desarrollo del individuo, es


decir, la interacción de las características del contexto en el que se ha dado
dicho desarrollo y de la interacción del individuo con su medio.

 Dimensión de organización conductual.

Aquí hay un sistema ordenado, en donde existen diferentes niveles de


análisis; desde una respuesta discreta hasta los tres procesos básicos como
son el biológico, de aprendizaje y el motivacional.

 Dimensión contextual ambiental.

Son aquellos recursos que hay en el ambiente dentro del cual está el
individuo.
También considerar diversos factores que incluyen:

 Factores de desarrollo.

Que comprende los cambios biológicos de los diversos aparatos y sistemas,


donde influyen los procesos genéticos, las experiencias de aprendizaje y y
la interacción individual con su medio ambiente.

 Factores de predisposición.
Son las variables que hacen que algunos individuos en ciertas situaciones
desarrollen un problema en específico, mientras que otros, en esas mismas
situaciones, no lo hagan. Pudiendo ser contextuales, que hacen referencia
al ambiente que rodea al individuo y que incitan a que haya la aparición y
mantenimiento de determinadas conductas como lo social, económico, el
ambiente físico, los estímulos estresantes, entre otros y los individuales;
que son las variables de tipo biológico, así como la historia de aprendizaje y
de experiencias previas.

 Factores desencadenantes.

Son los que anteceden inmediatamente a la aparición del problema y que


están funcionalmente relacionados con éste; manteniendo una relación
estrecha con la conducta, haciendo que la precipite.

Dimensión jerárquica de la organización conductual


Debido a la evolución de la investigación de las propuestas teóricas
psicológicas, se ha dado la necesidad de considerar a los factores molares
para determinar los factores causales del comportamiento; por ello, se ha
creado un modelo jerárquico de organización conductual que se diferencia
en niveles según el establecimiento de las relaciones en sus
acontecimientos. Siendo éstos:

 Nivel I. Procesos elementales de primer orden.

Son los elementos que integran los factores de predisposición o


determinación, que se relacionan con los otros procesos elementales.
Pudiendo encontrar los procesos biológicos, que son variables de estado
como aquellas restricciones biológicas, que determinan los
comportamientos del individuo; los procesos de aprendizaje, que son tanto
las relaciones como los principios de comportamiento de los organismos,
por medio del establecimiento de las relaciones entre los patrones de las
circunstancias ambientales y los acontecimientos conductuales y;
los procesos de motivación y mantenimiento conductual, que es la
relación entre el comportamiento y sus consecuencias, además de las
alternativas conductuales disponibles, que le permiten al individuo predecir
o ejercer control sobre su comportamiento y su ambiente.
 Nivel II. Procesos derivados.

Son procesos primarios que dan lugar a los procesos derivados y que por
su naturaleza no constituyen procesos unitarios. Entre ellos están
los procesos emocionales, que por su difícil accesibilidad han sido
abordados por las neurociencias y la teoría conductual para su
comprensión. Porque son de naturaleza heterogénea y se da la interacción
entre los procesos primarios biológicos, neurobiológicos, neuroendócrinos y
con los procesos de aprendizaje y los procesos afectivos, que son el
resultado de la interrelación de los procesos biológicos, de aprendizaje,
motivacionales y emocionales.

 Nivel III. Covariaciones relacionadas funcionalmente.

El resultado de la interacción de los procesos básicos primarios y


secundarios, suele producir covariaciones conductuales; pero es importante
diferenciar dos conceptos; uno es la covariación que es la correlación de
funciones específicas que dan lugar a una entidad diagnóstica como
trastorno (por ejemplo: la depresión) y el otro, la comorbilidad, que pueden
estar correlacionadas dentro de un mismo síndrome, pero no relacionadas a
nivel funcional (por ejemplo: ansiedad y depresión).

 Nivel IV. Problemas específicos (“Síntomas”).

Son las manifestaciones que constituyen los motivos de consulta o


“síntomas” del paciente.
De esta manera no se pueden excluir los factores contextuales y
ambientales, por lo que se debe considerar la dimensión ambiental de la
organización conductual, que permite identificar el ambiente físico tanto
natural como construido, el medio social próximo y extendido, el medio
familiar, laboral y académico, las redes de apoyo social, el medio cultural,
así como los recursos y limitaciones económicas.

Niveles de análisis de la formulación de procesos


En ésta tiene cabida la formulación molecular que corresponde a la
metodología del análisis funcional, donde busca establecer las relaciones
entre los acontecimientos ambientales y conductuales, teniendo contigüidad
o cercanía en el tiempo. Teniendo como elementos los componentes de
respuesta, que es la descripción de las características de respuesta, tanto
a nivel topográfico (frecuencia, intensidad, magnitud e intensidad) y la
descripción del proceso o canal al que corresponde (biológico, cognitivo,
motivacional, entre otros). También están los componentes antecedentes,
que describen las dimensiones del estímulo complejo, tanto interno como
externo del individuo, que antecede a la respuesta. Y por último
los componentes consecuentes, que es la descripción de los
acontecimientos consecuentes de la naturaleza de la consecuencia, como
de los parámetros topográficos.
También está la formulación molar, que busca establecer las relaciones
entre diversos patrones o tipos de respuesta que covarían de forma
ordenada, aunque no presenten correlación positiva y; entre los patrones de
comportamiento y ambientales que pueden ser lejanos en el tiempo, para
determinar los procesos más generales.
Procedimientos clínicos de la formulación de procesos
Éstos pueden obtenerse por distintos medios como las entrevistas
estructuradas o la observación conductual. Siendo la entrevista inicial clave
para proporcionar la información precisa y detallada, determinando así el
proceso de intervención.
Metodología de la formulación clínica
Se recoge toda la información para establecer las hipótesis que se
relacionan con los problemas e integrarlas de forma ascendente o
descendente a los niveles subordinados. Por ejemplo en la metodología
descendente, cuando el motivo de consulta está en Niveles I y II, la
información generada debe identificar los factores de adquisición por el
análisis histórico molar, generar sus hipótesis de los procesos implicados y
someterlas a comprobación por medio de la identificación de las clases de
respuesta relacionadas del Nivel III, junto con las del análisis molecular de
las respuestas discretas en el Nivel IV. Con esto se debe especificar la
naturaleza de la queja y de los acontecimientos ambientales que están
asociados, para así realizar el análisis molecular.
Por otro lado está la metodología ascendente, que es cuando los motivos
de consulta están en el Nivel IV; es cuando ya obtenidos los conocimientos
psicológicos y clínicos, se puede formular y someter a prueba la hipótesis
de covariación; pudiendo realizar el análisis funcional de las conductas que
covarían; por lo que se hace un análisis funcional molecular de cada
respuesta discreta del individuo en el motivo de consulta, identificando así
los procesos que constituyen parte de las unidades de respuesta particular.
Por lo que, ya completo el análisis funcional de las respuestas, se pueden
ya identificar los procesos comunes de éstas y determinar con precisión el
papel que juegan los Niveles I y II. Pero cuando el motivo de consulta está
en el Nivel III, se tiene que especificar la respuesta en términos
operacionales para realizar el análisis funcional hacia un Nivel IV.
Por lo que cuando ya se aplicó tanto la metodología ascendente como
descendente y que se ha hecho el análisis en cada uno de los niveles;
entonces se pueden establecer las hipótesis tentativas de cada uno de los
procesos en los niveles especificados; para poder elaborar el plan de
tratamiento.

De esta forma como indican Castro y Ángel (1998)


para poder llevar a cabo el proceso de la formulación clínica, se va a dividir
en Etapas y Pasos, que se citan a continuación.
ETAPA 1. Descripción del motivo inicial de consulta.
Se reúne la información general del motivo de consulta, así como las
condiciones personales y de contexto del paciente. Aquí el terapeuta puede
ir ubicando tanto los objetivos como expectativas del paciente, así como de
las condiciones personales y ambientales de cómo se trabajará
profesionalmente.
PASO 1: observar y registrar las características del comportamiento del
paciente durante la entrevista inicial.
PASO 2: obtener información sobre los motivos iniciales, así como las
razones por las cuales el individuo buscó ayuda profesional.
PASO 3: describir la historia o los acontecimientos desencadenantes de
cada motivo de consulta.
PASO 4: establecer el Nivel inicial, según el paciente haya expresado su
motivo de consulta.
PASO 5: formular las primeras hipótesis sobre los niveles determinados del
Paso anterior, estableciendo si es ascendente o descendente para cada
problema, según el nivel encontrado.
ETAPA 2. Información general, personal y contextual.
Se tiene el motivo de consulta, pero es necesario explicarle al paciente que
se debe obtener información de a parte de él y su ambiente. De este modo
se puede formular la hipótesis a nivel molar.
PASO 6: obtener los datos personales y demográficos del paciente y sus
personas significativas.
PASO 7: obtener información de los recursos y el grado de satisfacción en
sus principales áreas del ambiente funcional que están relacionadas con la
actividad del individuo (ambiente físico como condiciones económicas, área
afectiva/pareja actual, área laboral y/o académica, área social y área de
ocio).

ETAPA 3. Análisis histórico molar.


PASO 8: obtener información de las características de sus padres (edad
actual o si ya fallecieron, actividad, procedencia, familia, descripción de los
padres, descripción de los hermanos y sus características).
PASO 9: hacer un recuento de los principales acontecimientos más
significativos de la historia de la persona (infancia, niñez, adolescencia,
edad adulta).
PASO 10: generar las primeras hipótesis sobre los factores de adquisición
relacionándolos con los procesos básicos.
ETAPA IV. Introducción a la información molecular: análisis funcional.
PASO 11: describir las características topográficas (frecuencia, magnitud,
duración e intensidad) y los parámetros de la respuesta (informe del
paciente o por observación directa).
PASO 12: determinar los sistemas y/o procesos de los que forma parte la
unidad de respuesta particular (en especial en el análisis funcional poner
atención a las respuestas que corresponden al proceso emocional).

ETAPA 5. Integración de la formulación conductual por procesos.


En esta etapa se resume e integra los datos que se obtuvieron de los
diferentes Niveles de análisis en un cuadro que sirva como base para dar
planeación al tratamiento. Integrando los datos en la Matriz de Formulación
Clínica.
PASO 13: completar la Matriz de Formulación Clínica.
PASO 14: establecer las relaciones entre los niveles de la formulación.
PASO 15: con base en la verificación de la hipótesis, establecer los
mecanismos comunes a la acción de los diversos procesos, para determinar
la manera de cómo los procesos básicos actúan sobre los diferentes
problemas.
PASO 16: determinar los procedimientos a través de los cuales se pretende
modificar los mecanismos comunes.
ETAPA VI. Establecimiento del plan de tratamiento.
Ya especificados los procedimientos, establecer las relaciones con los
procedimientos de intervención.
PASO 17: Establecer las prioridades del tratamiento.
PASO 18: distribuir tentativamente las actividades clínicas en un
cronograma de actividades.
PASO 19: conforme se va desarrollando el tratamiento, completar el
resumen de la sesión.
PASO 20: evaluar regularmente los resultados de la intervención de
acuerdo a las predicciones de la formulación y hacer los ajustes y revisiones
necesarias.
Por lo que los pasos anteriormente mencionados son una guía flexible para
llegar al desarrollo del plan de tratamiento.

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