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Apuntes parasha Devarim

(Devarim 1:1 – 3:22)

Por: Avraham ben Avraham

Resumen

El primer día del mes decimoprimero Mosheh decidió hablar a los Benei
Yisrael sobre las palabras que El Eterno les había mandado. Comienza por
recordar su paso por el Monte Jorev, y ordena ir a tomar la tierra que
prometió dar a sus ancestros. Mosheh relata que no podía solo llevar la
carga de todo el pueblo, por lo cual escogió varones íntegros para que
juzgaran según juicio justo.

Una vez salieron del Monte Jorev fueron a Qadesh Barneä. Mosheh dice
que tomen la tierra, pero los Benei Yisrael acudieron a él para pedir
hombres que fueran a reconocerla con el fin de que dieran razón de hacia
dónde debería ir el pueblo, y a qué ciudades habrían de llegar. A Mosheh
le pareció bien esta idea y tomó un varón de cada Tribu; ellos fueron y
llegaron al Valle de Eshkol, tomando frutos de allí y reconociendo la
tierra; ellos dijeron que ésta era buena, pero no quisieron subir a ella sino
que fueron rebeldes y murmuraron, porque pensaron que los habitantes
de allí los destruirían. Mosheh dijo que no debían temer porque El Eterno
pelearía por el pueblo, conforme a todas las cosas que hizo por ellos en el
desierto.

Pero los Benei Yisrael no creyeron y esto despertó la ira de El Eterno,


Quien afirmó que ninguno de los hombres de aquella generación vería la
tierra que Él prometió, excepto Kalev, quien fue fiel. También con Mosheh
se airó El Eterno, diciéndole que él tampoco habría de entrar a la Tierra
Prometida. Yisrael se dio cuenta del error y decidió ir a pelear, pero El
Eterno dijo que no lo hicieran porque Él no estaba en el medio; por lo
tanto fueron derrotados en Horma y volvieron a Qadesh y lloraron
delante de El Eterno, pero Él no prestó oído.

Al volver al desierto, El Eterno previene de no contender con Ësav, pues


su tierra no será dada a Yisrael; todo lo que deseen consumir deberá ser
comprado a los habitantes de aquella tierra. Tampoco permitió El Eterno
pasar por Moav, porque su tierra no sería dada a Yisrael; así mismo,
Mosheh relata que El Eterno destruyó la primera generación del desierto.
El Eterno también prohíbe tomar la tierra de los amonitas porque esa
tierra tampoco será dada a Yisrael. El Eterno pondría el temor en los
demás pueblos, los cuales al oír de Yisrael se angustiarían y así podría
Yisrael tomar la tierra.

Mosheh envió mensajeros a Sijon rey de Jeshbon para pasar por su tierra,
tal como se hizo con Ësav y Moav; pero el corazón de Sijon fue endurecido
y se opuso y salió al encuentro de Yisrael, pero fue derrotado. Yisrael
tomó sus ciudades, matando a todos sus habitantes y conservando sus
animales. Ög rey de Bashan también salió con su gente al encuentro de
Yisrael para pelear, pero también fue derrotado; Yisrael también mató a
todos los habitantes y tomó su ganado.

Mosheh relata cómo dio tierras a los hijos de las Tribus de Reuven y Gad,
así como a la media Tribu de Menasheh; Mosheh les ordena ir primero al
frente de los Benei Yisrael, y podrían tomar su tierra cuando sus
hermanos tuvieran descanso. Mosheh exhorta a Yehoshua para que no
tema, pues El Eterno estará del lado de Yisrael.
Estas son las palabras que Moisés habló a todo Israel al otro lado del
Jordán, en el desierto, en el Arabá, frente a Suf, entre Parán, Tofel, Labán,
Hazerot y Dizahab.

(Deut. 1:1 LBLA)

Los lugares mencionados en este versículo son los lugares donde el


pueblo pecó en el desierto. Por causa de lo que pasó en estos lugares
Moshé levanta su voz y, con amor profundísimo y agudeza profética,
recuerda, corrige, reprende, amonesta y anima al pueblo que está en su
corazón. Las amonestaciones de los que verdaderamente son amigos son
realmente expresiones de amor.

Los halagos de los enemigos son trampas, pero las reprensiones de los
amigos son medicinas.

“Mejor es la reprensión franca que el amor encubierto.” (Prov. 27:5 LBLA)

¿Por qué “repetir” la Torah?

En este momento, nuestro pueblo está a las puertas de la Tierra


Prometida, para la cual fue preparada durante su estadía en el desierto;
sin embargo, la primera generación de adultos murió antes de entrar,
porque El Eterno decretó que esa generación no podría entrar a la Tierra
Prometida, por causa de su rebelión en el asunto de los espías que fueron
a reconocer la tierra y trajeron un informe negativo.
Aunque podría pensarse que la primera generación habría transmitido las
mitsvot de la Torah desde Har Sinay, la verdad es que era mejor
garantizar que el gran “legislador”, Mosheh Rabenu, fuera quien se
encargara de transmitir fielmente las palabras de El Eterno, de tal manera
que esta generación supiera “de primera mano confiable” cuál era la
Voluntad de El Eterno en el camino del pueblo de Yisrael.

En verdad esta generación era diferente, pues ya no tenía mentalidad


sometida a esclavitud; era un pueblo que había crecido con la experiencia
de sus antecesores, y había aprendido como para no volver a cometer los
mismos errores del pasado. A pesar de ello, Mosheh hace un recuento de
todo lo que sucedió anteriormente, con el fin de dejar claro que esta
generación tampoco tendría disculpas en el futuro si cometiera pecado.

Analizando un poco el texto de esta parasha, encontramos realmente que


en el sentido estricto de la palabra aquí no hay repetición; lo que hay es
una narración de lo ocurrido anteriormente, lo que para quien lee la
Torah sí podría ser una repetición; de hecho lo que aquí se hace es
confirmar que lo ocurrido antes no es ficción, sino algo tan real que vale la
pena resaltarlo, por las lecciones que de allí se obtienen. Esta narración lo
que hace es afianzar al pueblo en sus convicciones, de manera que los
Benei Yisrael tengan claro lo que se debe hacer para ir en el camino
correcto. Es como la reprensión de un padre hacia su hijo, comentándole
experiencias pasadas para que de ellas aprenda y saque enseñanzas
importantes.

: Hebreos 12:5-11

¿Por qué la reprimenda a quienes no cometieron pecado?

Las palabras de Mosheh eran aplicables a la anterior generación;


Mosheh enfatizó los errores cometidos a fin de que el pueblo se diera
cuenta que los asuntos relacionados con El Eterno son lo suficientemente
serios y prioritarios, de manera que los Benei Yisrael tuvieran claro que
no debían caer de nuevo en las faltas de sus ancestros. En nuestro diario
vivir debemos aprender de las experiencias vividas por las demás
personas, de forma tal que las lecciones aprendidas sean parte de
nosotros .

Mosheh fue escuchado como si el pueblo aceptara como suyos los


pecados enunciados; a pesar de que en la práctica las faltas recordadas no
eran “aplicables” a la nueva generación, los Benei Yisrael, en un gesto de
humildad, recibieron sus palabras como si fueran para ellos mismos. La
vergüenza causada por sus padres les llevó a someterse al tono enérgico
de Mosheh, pues de alguna forma ellos eran conscientes de que algunas
consecuencias de esos pecados deberían ser asumidas por ellos mismos,
lo que indicaba que de alguna forma les “correspondía” alguna forma de
culpabilidad. ¿Qué nos cabe a nosotros? No estamos totalmente libres de
culpa. Por lo tanto bien haríamos en meditar sobre cada uno de nuestros
pasos, y seguramente veremos que muchas de las fallas de nuestros
ancestros persisten en nosotros. Debemos aceptar una llamada de
atención que es hecha realmente para nuestro bien, máxime si proviene
de una persona que nos ama.

La importancia de las mitsvot sobrepasa en gran manera las demás


consideraciones en nuestra vida; fueron tan importantes las palabras de
Mosheh que el pueblo escuchó atento todo el discurso. Nosotros debemos
así mismo dar nuestra atención a todo lo que nos enseñe y guíe hacia el
camino de la Luz Infinita. Y ello viene en forma de reprensiones o
simplemente por experiencias vividas anteriormente por nosotros o las
demás personas.

A título de conclusión, debemos tener en cuenta que todo lo que nos es


mostrado directa o indirectamente nos “habla” sobre aspectos de nuestra
vida que deben ser revisados; es muy posible que existan actitudes que
podamos mejorar o acciones que debamos cambiar. Nada de lo que
ocurre es por casualidad.
Textos para meditar: Melajim Alef 8:46, Divrei Hayamim Bet 6:36, Qohelet
7:20

Muchos de nuestros problemas son vistos como “gigantes” que “no


podemos vencer”. Pero si los problemas se nos presentan, es porque
podemos superarlos; de hecho, en lugar de ser sentidos como problemas,
podemos tratarlos con otra óptica, que es la que los ve como
oportunidades para crecer y, en consecuencia, no volver a cometer los
mismos errores. Y aquí caben los problemas financieros, afectivos y
demás. Y para su solución debemos tener en cuenta lo siguiente:

Debemos ser conscientes de que tenemos el problema; este es el


primer paso para llegar a una solución; si no queremos aceptar que
tenemos el problema, simplemente estamos viendo un “gigante” que nos
parece que no podemos vencer.

Es necesaria nuestra voluntad de resolver el problema; esto parece


muy obvio, pero la verdad es que son muchos los casos en los que las
personas no quieren solucionar el problema, lo que puede ser ocasionado
por cosas como una baja autoestima.

Debemos pensar en la solución y actuar en consecuencia; la


solución siempre es posible, y por lo tanto debemos ser conscientes de
que sí hay una salida; para ello es necesario que nuestro ánimo no se
encuentre perturbado sino desprovisto de influencias negativas que
puedan impedir pensar con claridad . Si realmente tenemos la voluntad
de solucionarlo, haremos todo lo posible para dar con la solución, y para
ello debemos utilizar las “herramientas” que tengamos disponibles. Una
vez podamos saber lo que hemos de hacer, procederemos según lo
previsto.

Alguno podrá decir que existen problemas que dificultan o imposibilitan


tener la mente tranquila; esto puede ser cierto, aunque no totalmente,
pero el solo hecho de querer solucionar el problema ya abre una puerta
de salida. El Eterno no nos deja huérfanos en nuestro deseo de que las
cosas se hagan a Su manera.

Esto no pretende ser una “receta”, sino más bien una guía muy general de
la cual podemos tomar nota para proceder cuando se nos presenten
dificultades; pero de lo que podemos estar seguros es de que hemos sido
dotados con inteligencia para hacer frente a los problemas. Si los miramos
como oportunidades, seguramente nos daremos cuenta que la
resignación no es una opción viable. Podemos escoger entre dos
actitudes: La proactiva de Yehoshua y Kalev o la reactiva de los diez
espías. Y ya conocemos los resultados de cada una de ellas.

Textos para meditar: 1 Corintios 10:13

Pero el SEÑOR me dijo: "Diles: 'No subáis, ni peleéis, pues yo no estoy


entre vosotros; para que no seáis derrotados por vuestros enemigos.'" Y
os hablé, pero no quisisteis escuchar. Al contrario, os rebelasteis contra el
mandamiento del SEÑOR, y obrasteis con presunción, y subisteis a la
región montañosa. Y los amorreos que moraban en aquella región
montañosa salieron contra vosotros, y os persiguieron como lo hacen las
abejas, y os derrotaron desde Seir hasta Horma.

(Deut. 1:42-44 LBLA)

¿Cuál es el problema eterno del hombre?

El Eterno había dicho que no subieran a la tierra para no ser derrotados


por sus enemigos. El pueblo no le hizo caso y subió a la tierra para pelear.
El Eterno no estaba con ellos y tuvieron que huir ante los enemigos y
fueron derrotados.
¿Cuál fue el problema?

No hacer caso a lo que el Eterno ha dicho. Este es el eterno problema del


hombre. El primer pecado fue no hacer caso a lo que el Eterno había
mandado. El segundo pecado fue no hacer caso a lo que el Eterno había
mandado. El tercer pecado fue no hacer caso a lo que el Eterno había
mandado. El cuarto pecado fue no hacer caso a lo que el Eterno había
mandado. El quinto pecado fue no hacer caso a lo que el Eterno había
mandado…

El 10 000 pecado fue no hacer caso a lo que el Eterno había mandado….

El último pecado será no hacer caso a lo que el Eterno ha mandado.

¿Cuándo el hombre va a aprender a hacer caso a lo que el Eterno ha


mandado?

(Devarim 1:1-3:22)

Haftara: Yeshayahu 1:1-27

Atendamos el consejo sabio

Cuando un padre amoroso se preocupa constantemente por el bienestar


de sus hijos, de seguro podemos creer que dicha preocupación se refleja
en los consejos permanentes sobre los mismos asuntos de la vida diaria.

Para algunas personas esta insistencia puede ser quizá hasta aburrida,
pues normalmente es realizada utilizando el mismo tono de voz, ya que se
trata del mismo asunto. Para otras, puede ser un asunto indiferente, pero
hay quienes sí van a considerar el consejo como un tesoro que vale la
pena guardar celosamente. Y es a este grupo al que pertenece la
generación que escuchó las últimas palabras del gran maestro.

En nuestra vida podemos experimentar situaciones comparables; cuando


nos es dicha una palabra de aliento, reprensión, ayuda, consejo o
cualquier otro asunto similar, nuestra actitud sin ninguna vacilación debe
ser escuchar atentamente, puesto que de seguro vamos a encontrarnos
con perlas de sabiduría que bien haremos en llevar a la práctica, y que son
necesariamente para nuestro bien.

Sepamos que las canas no son gratuitas; el aspecto exterior de nuestros


mayores nos indica que ellos ya “tienen un espacio ganado” dentro del
respeto que los demás les deben prodigar en toda situación. Los ejemplos
que conocemos de la Torah y los demás Escritos Sagrados son suficientes
como para que sepamos que buen final tienen quienes escuchan los
buenos consejos de los mayores. Y por ello, la generación que entraría a la
Tierra Prometida entendió perfectamente la conveniencia de escuchar
con toda atención a Mosheh.

Yeshayahu 1:1-8: “Visión de Yeshayahu hijo de Amots, la cual vio acerca


de Yehudah y Yerushalayim en días de Üziyahu, Yotam, Ajaz y Jizqiyahu,
reyes de Yehudah. Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla El Eterno:
Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce
a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Yisrael no entiende, mi
pueblo no tiene conocimiento. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de
maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a El Eterno,
provocaron a ira al Santo de Yisrael, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis
ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y
todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él
cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni
vendadas, ni suavizadas con aceite. Vuestra tierra está destruida, vuestras
ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por
extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. Y queda la hija de
Tsion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad
asolada.”

Las fallas de Yisrael son evidenciadas para ser contrastadas con la


perfección que debió ostentar siempre, para que podamos ver que
nuestras acciones no nos han elevado sino que nos han hecho descender a
la más baja condición, y ello en realidad es motivo de vergüenza que nos
debe motivar a volver a las sendas antiguas.

Yeshayahu 1:9-15: “Si El Eterno de los ejércitos no nos hubiese dejado un


resto pequeño, como Sedom fuéramos, y semejantes a Ämorah. Príncipes
de Sedom, oíd la palabra de El Eterno; escuchad la Torah de nuestro
Elohim, pueblo de Ämorah. ¿Para qué me sirve, dice El Eterno, la multitud
de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de
sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de
machos cabríos. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a
presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana
ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y Shabat, el convocar
asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes.
Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas
mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Cuando
extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo
cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre
vuestras manos.”

Para que una lámpara proporcione buena luz, es necesario que se someta
a una buena limpieza y sea depositaria de una buena porción de
combustible. De hecho, en varias ocasiones es necesario apagarla para
que pueda ser sometida a mantenimiento. Y no es muy diferente lo que
sucede con nuestra propia vida. En muchísimos casos la luz que estamos
proyectando es muy tenue, o simplemente no existe, y por lo tanto hemos
de “apagarnos”, de manera que un tiempo de reflexión y teshuvah nos
proporcione limpieza, y podamos disponer del combustible que sí hará
resplandecer la luz en forma permanente y radiante.
De esta manera, las palabras del Santo de Yisrael ya no serán más de
reprensión sino de aprobación; pero es necesario nuestro mejor esfuerzo,
y no debemos conformarnos con una pasiva actitud ante lo que no es
agradable ante los Ojos de El Eterno, Bendito sea.

Yeshayahu 1:16-20: “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras


obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el
bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano,
amparad a la viuda. Venid luego, dice El Eterno, y estemos a cuenta: si
vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como
blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no
quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca
de El Eterno lo ha dicho.”

Este es el asunto central de la elevación de nuestro ser; más que muestras


de “lealtad” que no están acompañadas de la actitud correcta, lo que El
Eterno demanda de cada uno de nosotros es que nos volvamos a Él con
todas las fuerzas de nuestro ser, lo que incluye dejar atrás toda obra mala
y hacer lo que Él considera como bueno, y esto nos conduce a las obras de
la Torah.

Que El Eterno nos llame a que estemos a cuenta es porque aún no damos
la talla y requerimos urgentemente una acción de nuestra parte. Y las
obras que Él pide ni son difíciles ni son cosa extraña; por el contrario,
tenemos la capacidad de hacerlas, y cada día disponemos de esta
oportunidad, pues Bore Olam mismo nos pone en las circunstancias en las
cuales las podamos materializar.

Yojanan 15:1-11:
Las palabras del Mashiaj son como las de quien ha cumplido con su parte
en cuanto a la enseñanza que debe impartir a quienes le siguen y
quedarán en lo sucesivo como “multiplicadores” de sus palabras y
acciones. Algo similar sucedió con Mosheh al hablar, y lo que él más
deseaba es que lo sucedido con su generación no se repitiera en lo
sucesivo,como lo desea un buen padre para con sus hijos.

Judíos 3:7-4:11:

Obviamente somos seres con la capacidad de decidir, pero lo que El


Eterno concibió es que indistintamente todas las personas tomáramos la
misma decisión de ir por donde Él nos dirija. Lamentablemente las demás
opciones sí han sido alternativas viables para gran parte de la humanidad,
y de allí que hoy en día vivamos en el mayor caos que haya existido jamás.
A esto podemos decir que quizá el ser humano no se ha fijado una meta
concreta, que es de carácter espiritual, sino que ha fijado su vida en lo
material, minimizando lo espiritual o visualizándolo de una forma tal que
pareciera que sólo unas pocas normas que sean cumplidas aseguran el
paso a la eternidad, sin importar lo demás. Pero la Torah no dice tal cosa.
Por el contrario, además de que enfatiza que ningún hombre tiene excusa
para desconocer al Creador, los Escritos Sagrados insisten de todas las
formas en la necesidad de hacer lo que es correcto, y esto incluye a todos
los seres humanos

Aunque parezca “aburrido” el hecho de tener que aprender por medio de


repeticiones,justamente esa es la manera como El Eterno consideró que
debemos memorizar lo queÉl nos ha demandado. Lo sucedido en el Sefer
Devarim es una recopilación de lo que ya había sucedido, pero fue en gran
manera importante que Mosheh repitiera los eventos, pues además de
que él mismo los vivió, ello serviría como testigo fiel de que las cosas
celestiales requieren nuestra mayor atención. También esto nos aplica
directamente, pues en muchas ocasiones el ser humano tiende a olvidar lo
que tiene forma de consejo o advertencia; pero es necesario que
entendamos que esto es para nuestro bien y los beneficios al final serán
más que obvios, aunque no lo podamos ver por el momento.

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