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APROXIMACIÓN AL DÉFICIT DE ALTA GERENCIA EN LA

ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

POR:
NORA MILENA CONTENTO CASTAÑO

Corporación Universitaria Remington - CAT Manizales


Especialización en Alta Gerencia
Manizales, Septiembre
2019
APROXIMACIÓN AL DÉFICIT DE ALTA GERENCIA EN LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Resumen:

El municipio es por excelencia la entidad territorial que más capacidad tiene de


hacer sentir la cercanía del Estado al ciudadano. La importancia de sus funciones y sus
servicios exige que se maneje con las mejores teorías y técnicas administrativas.

La presencia de una alta gerencia cualificada y con ética permitirá la prestación de


servicios, los cuales serán resultante de de un proceso pensado y calculado, donde el equipo
de funcionarios deberá acordar unos objetivos a lograr, para luego actuar juntos en asuntos
concretos que hagan más satisfactorio el cumplimiento de su misión, más importante la
razón de ser de las personas que conforman la organización municipal y más amable la
relación entre el mundo de la administración y la realidad del ciudadano.

La eficacia y eficiencia de la Alta Gerencia como acción humana, permite la


concreción de metas individuales y colectivas. Se trata de construir valores,
conocimientos, aptitudes que forman a los funcionarios como recurso humano,
acompañada de la inversión en recursos materiales, y de la inversión en la institución
para crear sus propios recursos organizativos. En la proporción que se combinen
estos tres componentes del capital social se define la capacidad de un sistema macro
organizativo.

La capacidad de gestión de un mandatario, depende muy fuertemente de su


capital organizativo y él a su vez, está intensamente condiciona do por el capital
humano que representa su equipo de servidores públicos.
Este escrito, pretende proponer al servidor público unos comportamientos básicos
para su sensibilización hacia la cultura de la ética pública, que derive en la mejor calidad
del servicio y constituye un instrumento para el aprendizaje activo, la auto reflexión y la
multiplicación y réplica.

Palabras Clave: Alta Gerencia, Gestión Pública, Ética, Epistemología, Calidad.


Introducción

Se trata de abordar la teoría de la Nueva Gestión Pública, desde la concepción dada por la
relación mandante mandatario, que da un nuevo rol al servidor público.

Esta nueva concepción, genera un nuevo equipaje de herramientas, en la relación de


funcionario con el ciudadano, en el entendido que la mayor jerarquía en la relación la tiene
el último. Y precisa los aportes dados a la administración por Max Weber y MISES,
Ludwig Von Mises.

Además posibilita la construcción de democracia real y participativa, privilegiando las


relaciones éticas para la construcción colectiva.
Desarrollo o Discusión

En el momento actual, de crisis de la gestión pública bueno es hacer un alto en el


camino y saber dónde se perdieron los enfoques administrativos, la corrupción campea y se
vanagloria de su accionar mientras los ciudadanos inermes miran con gran desconsuelo
como se dilapidan o pierden los esfuerzos colectivos.

Es el momento de devolverle a la Alta Gerencia en la Administración pública, la


ética, soportada en la real relación Mandante Mandatario, como una nueva pedagogía del
mandatar; ya que hay una relación entre el mandante y el mandatario, el mandante es quien
manda y el mandatario es quien ejecuta (hace) el mandado (mandato). Esta relación se
fundamenta en los artículos 3, 95 y 103 de nuestro ordenamiento superior (Constitución
Política).1

Un buen desempeño de los servidores públicos inicia con la definición de


estrategias éticas fundamentados en valores civiles y con los máximos estándares de calidad
en el servicio, que permita alcanzar los objetivos de la entidad, sea esta territorial, nacional
o descentralizada y de cada una de sus unidades o dependencias, en el contexto de lo que
son su misión, sus principios y sus objetivos dentro del programa de gobierno.

1 ARTICULO 3. La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público. El pueblo la ejerce en forma directa o por medio de
sus representantes, en los
términos que la Constitución establece.
ARTICULO 95. La calidad de colombiano enaltece a todos los miembros de la comunidad nacional. Todos están en el deber de engrandecerla y
dignificarla. El ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en esta Constitución implica responsabilidades.
Toda persona está obligada a cumplir la Constitución y las leyes.
Son deberes de la persona y del ciudadano:
1. Respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios;
2. Obrar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud
de las personas;
3. Respetar y apoyar a las autoridades democráticas legítimamente constituidas para mantener la independencia y la integridad nacionales.
4. Defender y difundir los derechos humanos como fundamento de la convivencia pacífica;
5. Participar en la vida política, cívica y comunitaria del país;
6. Propender al logro y mantenimiento de la paz;
7. Colaborar para el buen funcionamiento de la administración de la justicia;
8. Proteger los recursos culturales y naturales del país y velar por la conservación de un ambiente sano;
9. Contribuir al financiamiento de los gastos e inversiones del Estado dentro de conceptos de justicia y equidad.
ARTICULO 103. Son mecanismos de participación del pueblo en ejercicio de su soberanía: el voto, el plebiscito, el referendo, la consulta popular, el
cabildo abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria del mandato. La ley los reglamentará.
El Estado contribuirá a la organización, promoción y capacitación de las asociaciones profesionales, cívicas, sindicales, comunitarias, juveniles,
benéficas o de utilidad común no gubernamentales, sin detrimento de su autonomía con el objeto de que constituyan mecanismos democráticos de
representación en las diferentes instancias de participación, concertación, control y vigilancia de la gestión pública que se establezcan.
Se puede afirmar que cualquier entidad de orden estatal, es una interacción humana
que cumple una misión social estable, sometida a un sistema macro organizativo, y a sus
reglas internas, y normas generales que la orientan. Su marcha normal implica un esfuerzo
colectivo de personas, coordinando en su interacción con las otras organizaciones de la
entidad.

Con esta interpretación de lo que es la organización administrativa se debe revisar


entonces en lo que representa la gestión: La gestión se asocia con la cobertura más amplia
de los procesos de la administración, entendiendo a la administración como los procesos de
planificación, coordinación, dirección y evaluación, mientras que la cobertura más amplia
implica las dimensiones de animación, creación, divulgación y preservación para la
sobrevivencia y el desarrollo de la organización.

Para la aplicación de estos conceptos en la Administración Pública, han existido dos


desarrollos. Uno expuesto por Max Weber, que enseña toda la Teoría de la burocracia como
factor dinamizador para el manejo de la Administración Pública y que completo con la
Conferencia pronunciada, por invitación de la Asociación Libre de Estudiantes de Múnich,
durante el invierno de 1919 con el nombre: “La política como vocación”, y otro que es el de
Ludwig Von Mises.

Los orígenes de la burocracia se remontan a la Antigüedad. Desde el punto de vista


actual para analizar el concepto de burocracia, su construcción está basada en el desarrollo
que realizara Max Weber de los estudios que sobre administración habían realizado Taylor
y Farol.

De la conferencia Burocracia, de Max Weber, se tiene:

«La esfera oficial moderna funciona de la siguiente específica manera:


1. Las actividades reglamentarias requeridas, para los fines de la estructura
gobernada burocráticamente están distribuidas de una manera fija como
deberes oficiales.
2. La autoridad que ha de dar las órdenes necesarias para el cumplimiento de
tales deberes está distribuida de una manera estable y se halla estrictamente
delimitada por normas relativas a los medios coercitivos, físicos, sacerdotales,
o de otra clase que puedan ser supuestas a disposición de los funcionarios.
3. Se han tomado disposiciones metódicas para el reglamentario y continuo
cumplimiento de esos deberes y para el ejercicio de los derechos
correspondientes; no se emplea más que a personas que reúnan las condi-
ciones exigidas en términos generales para el servicio.

En un gobierno público y legítimo esos tres elementos constituyen la “autoridad


burocrática”. En el campo económico privado, constituyen la administración
“burocrática”. La burocracia así entendida está plenamente desarrolla
solamente en el Estado moderno en comunidades políticas y religiosas y, en la
economía privada solamente en las instituciones más avanzadas del capitalismo.
Un cargo de autoridad permanente y público, con jurisdicción precisa, no es la
regla histórica sino más bien la excepción. Y esto se observa incluso en grandes
estructuras políticas tales como las del antiguo Oriente, los imperios de conquista
germánico y mongol, o muchas estructuras del Estado feudal. En todos esos casos
el gobernante ejecuta las más importantes medidas por medio de personas de su
confianza, compañeros de mesa o servidores de la corte. Sus atribuciones y
autoridad no están delimitadas concretamente y tienen vigencia temporal para
cada caso.»

De lo anterior se desprende entonces que la burocracia es una forma de organización


humana que se basa en la racionalidad, en la adecuación de los medios a los objetivos
pretendidos, con el fin de garantizar la máxima eficiencia en la búsqueda de esos objetivos.
La burocracia puede ofrecer racionalidad en relación con el logro de objetivos de la
organización, precisión en la definición del cargo y en la operación, rapidez en las
decisiones, uniformidad de rutinas y procedimientos que favorece la estandarización y la
reducción de costos y errores.
Es preciso reconocer que el concepto de burocracia ha evolucionado con el tiempo,
porque obedece a una dinámica, puesto que esta se realiza en organizaciones que han
evolucionado simultáneamente con la estructura social y el modo de producción.

Sin perder la esencia, la burocracia en un mundo postmoderno, que supera el


condicionante de la producción industrial para acomodarse en la era del conocimiento, en
un momento de incertidumbre se conserva la preocupación inicial como hacer que las
grandes organizaciones, hoy “Macro organizaciones” se perpetúen; y junto a lo anterior
sigue existiendo la pregunta: ¿Las organizaciones cómo ejercen autoridad sobre las
personas que temporalmente son sus miembros?

Lo que preocupaba a Weber en relación con las grandes organizaciones modernas


era la manera mediante la cual se perpetuaban. Al respecto se preguntaba: “Los Individuos
llegan a las organizaciones, trabajan en ellas, las dejan y las organizaciones continúan su
existencia. ¿Por qué?” ¿Las organizaciones cómo ejercen autoridad sobre las personas que
temporalmente son sus miembros?”.

La burocracia a pesar de su desprestigio, este debido al mal uso del modelo y no a lo


malo del modelo, sigue siendo en un proceso de perfección un tipo ideal de organización
administrativa, que conserva su racionalidad de buscar y crear la manera más sencilla y
económica de adecuar a las personas y objetos para el logro de los fines u objetivos de la
organización. De igual manera así se achaten las pirámides de poder, o este poder se
remplace por la capacidad de conocimiento, se conserva el hecho de que un mandato de los
sobresalientes se transforma en norma o reglamento para los subalternos. La razón que
justifica este poder se le llama legitimidad, y es ésta la que permite su establecimiento;
junto a este concepto en el desarrollo progresivo a parecido otro concepto y es el de la
gobernabilidad, que se constituye en la capacidad de ejercer este poder.

La necesidad de control a nivel global, nacional, local o de entidad, lleva a elaborar


documentos cada vez más completos, complejos y precisos: Leyes, Decretos,
Disposiciones, Estatutos, Métodos, Preceptos, Pautas, Normas, Políticas, Reglamentos,
Directivas, Directrices, Estándares, etc.; que de alguna forma deben ser inspeccionados,
auditados, certificados, registrados, sellados, etc., para asegurar su cumplimiento.

Dice Ludwig Von Mises, como concepto de comparación entre la Administración


de Organizaciones privadas y la Administración Pública:

“El ciudadano común y corriente compara el funcionamiento de las oficinas con él


trabajo en el sistema utilitario, que conoce mejor. Entonces se da cuenta de que la
administración burocrática es ‘antieconómica, ineficiente, lenta y de vía estrecha.
Sencillamente, no puede comprender que la gente razonable permita que subsista
un sistema tan dañino; ¿Por qué no adoptar los métodos comprobados por los
negocios privados?

Sin embargo, tales críticas no son razonables, pues deforman las características
peculiares de la administración pública. No se dan cuenta de la fundamental
diferencia entre el gobierno y la empresa privada utilitaria. Lo que llaman
deficiencias y faltas en el funcionamiento de las agencias administrativas son
calidades necesarias. Una oficina pública no es una empresa para ganar dinero;
no puede utilizar un cálculo económico; ha de resolver problemas desconocidos
para la administración de negocios. Es inadmisible pensar en mejorar su manejo
reformándolo de acuerdo con los moldes de la empresa privada. Es un error el
juzgar la eficiencia de un gobierno comparándolo con la labor de una empresa
sujeta a los altibajos de los factores del mercado...”

Ante esto el mismo Mises afirma:


“Administración pública es el método aplicado en la dirección de los asuntos
administrativos cuyo resultado no supone valor crematístico alguno en el mercado.
Recuérdese: no decimos que un manejo acertado de los asuntos públicos no tenga
valor, sino que no tiene precio en el mercado, que su valor no puede liquidarse en una
transacción de mercado y, consecuentemente, no puede expresarse en términos
monetarios.”
Y continúa

“Podremos determinar el valor en dinero de los ingresos de todos los ciudadanos, el


valor en dinero del anual producto social, el valor en dinero de las mercancías
importadas y exportadas, y muchos otros datos económicos. Pero no podremos
asignar ningún valor aritmético al sistema de gobierno y de administración. Esto no
significa que neguemos la importancia del valor de un buen gobierno. Significa
únicamente que no existe vara de medir para determinar ese valor; que no es posible
expresarlo en cifras.”

De estos conceptos expresados Von Mises se puede concluir que:

 Los objetivos de la administración pública no pueden regularse por métodos de


contabilidad.

 Es necesario regular la economía en la asignación de partidas para la labor de las


diferentes entidades estatales.

 En la administración pública no hay relación entre ingresos y egresos. Normalmente hay


más gastos.

De todas maneras con los rápidos cambios que hoy se viven (transformación
económica mundial, la globalización comercial, la creación de bloques geoeconómicos y
estratégicos, el vertiginoso desarrollo tecnológico, las políticas de ajuste macroeconómico y
de gasto público en la gestión del Estado), las barreras entre lo público y lo privado se han
ido diluyendo, hasta el punto que hoy se habla de hacer administración publica sustentada
en los criterios de la competitividad y la productividad, mediante la gestión del
conocimiento y su aplicación.
Lo anterior ha llevado al cumplimiento de roles sociales tanto desde los público
como desde los privado apuntando con lógicas diferentes (lo público como regulador, lo
privado desde la rentabilidad), a las mismas misiones: Desarrollo social; Habitabilidad y
medio ambiente; Competitividad y desarrollo económico productivo; Gobernabilidad,
participación y ciudadanía; Capacidades administrativas.

A partir de los fundamentos de la Constitución Política las responsabilidades


sociales del Estado se elevaron de rango y la respectiva asignación de recursos así como su
cumplimiento adquirió obligatoriedad. Por consiguiente, una de las principales funciones
económicas del Estado es garantizar la satisfacción de tales necesidades a la mayor parte de
la población, sin que ello signifique que tiene que convertirse en empresario que los
suministre en forma directa. En este caso, no puede seguir confundiéndose al Estado
empresario con el Estado garante de las condiciones de vida y de trabajo de los ciudadanos
y normatizador y regulador de las relaciones sociales. Podría decirse que el Estado
empresario sólo es necesario cuando se producen insuficiencias en la actividad socio-
económica; en cambio, el Estado garante si es indispensable, aunque aún es muy débil en
una sociedad como la colombiana. En la medida que se da una fuerte privatización de
empresas estatales, se fortalecen las funciones normalizadoras y controladoras del Estado.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, puede decirse que la función básica del Estado
en cuanto a su finalidad social es: Garantizar un nivel mínimo de satisfacción de
necesidades materiales, sociales y espirituales, como salud, educación, vivienda, atención a
la vejez y la niñez, agua potable y saneamiento ambiental, entre los más importantes.

En correspondencia con tal función básica, las tareas fundamentales en este aspecto
de la política social han de ser las siguientes:

- La formulación y ejecución de una definida política redistributiva del ingreso, con la cla-
ra identificación de los sectores sociales que han de beneficiarse de ella.
- La vigilancia de la calidad de los bienes y servicios sociales que han de atender las
necesidades insatisfechas de los sectores más desprotegidos.

- El suministro de bienes y servicios sociales esenciales, cuya producción y distribución,


cuando sea factible, puede entregarse a empresas privadas.

- La coordinación interinstitucional, dada la multiplicidad de entidades que tienen la


obligación de cumplir la política social del Estado.

La discusión aquí se centra en las nuevas realidades que rodean la política social, se
introduce el concepto de “Buen Gobierno” entendido como aquel que está en manos de
ciudadanos pulcros y capaces, además de estar comprometidos con el servicio a la
comunidad.

Ahora, junto a la internacionalización de la economía y la reforma a fondo de las


instituciones políticas se pone a la orden del día la vigencia de la autonomía territorial y la
primacía de los ciudadanos. Pero lo paradójico es que a pesar de tal necesidad todavía se
mantiene una visión parcial de la «redefinición del Estado» y el «rediseño del gobierno», al
tiempo que se carece de precisión sobre lo que deben ser sus áreas de acción prioritarias. Se
impone la necesidad histórica de hacer del Nuevo Estado un órgano de menor interferencia
y mayor eficacia en beneficio de los ciudadanos y construir un Buen Gobierno o un
Mandatario ético, cada vez más cercano a los ciudadanos y con creciente vocación de
servicio a sus asociados.

Sin duda, uno de los principales retos inmediatos es «repensar» la forma de planear
y ejecutar la política social y de asignarle recursos, sobre la base de que ya no puede
discutirse si existe subordinación de la política social a la económica o si el gasto social y el
económico son excluyentes, sino cómo deben complementarse y armonizarse en una
concepción de desarrollo que integre la producción, las personas y el entorno.
Pero en nuestro medio la pobreza se ha convertido en una endemia social que es
necesario superar, basta mirar los datos de la Agenda de Competitividad de Caldas, para
encontrar que nuestro desarrollo organizacional a nivel Estatal no ha impactado sobre la
problemática nacional, sino que en muchos caso la han agravado:

En Caldas, de cada 5 personas en condición de trabajar, 1 carece de empleo y 2


tienen un trabajo que no garantiza los ingresos que requieren él y su familia para
subsistir decorosamente. 3 de cada 5 familias en el Departamento están por debajo
de la línea de pobreza y una de ellas se considera en estado de indigencia.
Soñamos con equidad y con amplias oportunidades de empleos dignos y bien
remunerados.

En algunas zonas de Caldas hay cultivos de coca y amapola. Soñamos con buenas
opciones para los campesinos del Departamento.

1 de cada 10 habitantes de Caldas es analfabeta; 1 de cada 10 niños entre 7 y 11


años no asiste a la escuela, 3 de cada 10 no terminan la primaria en zonas
urbanas y 6 de cada 10 en zonas rurales; de 10 jóvenes que inician sexto, 5
terminan once y solo unos pocos llegan a ser profesionales. Soñamos con amplias
e igualitarias oportunidades de estudio de la mejor calidad.

Cada vez nuestra problemática es más urbana y afecta a núcleos crecientes de las
capas medias, habiéndose generado unos «nuevos pobres», se producen cambios sus-
tanciales en la forma de manifestarse, pues mientras disminuye según las necesidades
básicas insatisfechas se mantiene o incluso aumenta por la «línea de pobreza», esto es, de
capacidad de compra de una canasta de bienes y servicios.
Sobre esta estructura se han montado los denominados Pactos de Transparencia,
modelo traídos de otras latitudes, que vinculan a diferentes organizaciones de la Sociedad
Civil, para la calificación de los gobiernos locales y regionales, calificación que se da sobre
una matriz rígida elaborada por el Gobierno Nacional, y que lleva a que se den puntajes
ponderados a partir de informes suministrados por la misma Administración que se califica
sin que existan medios de contraste por la carencia de relación del Comité de Transparencia
con los Organismos de control.

Esta la manera funesta como se califica la transparencia, no permite verificar si


existe equidad y focalización en las inversiones de la administración. Equidad que significa
tratar en forma desigual a los que son desiguales, es decir, dar más a los que tienen menos y
menos a los que tienen más. Así mismo, impone ofrecer bienes y servicios diferentes a
quienes están en condiciones diferentes. La «focalización» implica, como es comprensible,
conocer las características demográficas, económicas y socioculturales del grupo
beneficiario para que el programa o proyecto social, y los bienes y/o servicios en que se
materializa, sean lo menos homogéneos posibles y se adecuen de la mejor manera a tales
características, buscando así el mayor impacto o resultado percápita o grupal previsible. Es
lo que en la mercadotecnia moderna se llama “detectar nichos de mercado” y ofrecer el
producto que necesitan.

A lo anterior, se suma otro problema y es la excesiva burocratización y clientelismo,


a lo que debe añadirse la fragmentación institucional, con la presencia de multitud de
entidades que pretenden prestar el mismo servicio sin coordinación interinstitucional al-
guna. La combinación de todos estos problemas lleva a altos costos operacionales.
Para finalizar esta lista — sin que se haya agotado el catálogo de problemas—,
podemos mencionar otros tres. Se establecen políticas sin asegurar los flujos financieros
necesarios para la continuidad, lo que lleva a que muchos planes y programas «mueran» en
muy corto tiempo, sin que de ello se obtengan siquiera enseñanzas, pues se carece de
evaluación y «retorno» informativo para correctivos futuros y mejores decisiones de la alta
administración de las entidades, las que también adolecen de baja calificación del recurso
humano, incluso a nivel de la dirección; bajo la frase que ha hecho trayectoria «cada
gobernante puede dejar una obra inconclusa», cuando no es peor «el gobernante puede
comprometer vigencia futuras, deudas que deben ser honradas por su sucesor».

Para muchas personas existe una barrera infranqueable entre la empresa privada y la
empresa pública y social y, aún más, entre la forma de gobernar los asuntos privados y los
asuntos públicos y sociales. Parecería que siempre la empresa privada está regida por el
mercado y produce bienes y/o servicios que se realizan en éste a un precio conocido y
fijado en razón de costos competitivos, mientras la empresa pública y social no se mueve en
el mercado y al estar regida por razones de estado y/o de política gubernamental, produce
bienes y/o servicios que parecería no tienen precios y si los tienen no se fijan en razón de
los costos.

Pero muchas empresas privadas no soportan la competencia en un mercado que ha


estado protegido y sus costos se han beneficiado de cuantiosos —y a veces ocultos —
subsidios estatales o de precios excesivos que pagan los consumidores colombianos. O, al
contrario, existen empresas públicas muy eficientes que pueden competir en cualquier
mercado y con cualesquiera competidores.

Por tanto, así como los conceptos y técnicas de la gerencia moderna son
indispensables en la empresa privada para sobrevivir en la compleja economía de hoy,
también en la dirección de los asuntos públicos y de las empresas sociales se requieren los
mismos conceptos y técnicas para atender con oportunidad y suficiencia a los ciudadanos y
ofrecer a los consumidores mejores bienes y servicios a precios más equitativos.
En este campo se ha dado un proceso de marcha paralela o simultánea entre las
concepciones generales de gerencia, de un lado, y las más específicas de gerencia de lo
social, del otro lado. Desde finales de los años 70 hasta mediados de los 80 el énfasis se
inclinó bastante hacia el uso eficiente de los recursos: «neo taylorismo»2. Luego, y hasta
finales de los 80, el énfasis se centró en la importancia del mejoramiento del recurso
humano: «Gerencia del Recurso Humano». Al mismo tiempo se introducían en el sector
social concepciones que adicionaban preocupaciones nuevas, identificadas con la expresión
común de «Gerencia de la Calidad Total», y en un momento más reciente, «Gerencia
Integral».

Es bueno entonces, desentrañar el concepto de gerencia:

La gerencia agrupa al conjunto de conocimientos, métodos, técnicas y demás


elementos relacionados con la toma de decisiones o dirección de las organizaciones.
Algunos de los interrogantes de que se ocupa la gerencia y sobre los cuales proporciona
teorías, métodos e instrumentos técnicos, con miras a facilitar la toma de decisiones, son los
siguientes:

— ¿Cómo se genera el liderazgo, el poder y la autoridad?


— ¿Cómo utilizar el liderazgo, el poder y la autoridad?
— ¿Cómo identificar y solucionar problemas?
— ¿Cómo definir objetivos, metas y estrategias?
— ¿Cómo programar actividades, recursos, y el tiempo...?
— ¿Cómo delegar o asignar responsabilidades?
— ¿Cómo motivar a la gente para que rinda en su trabajo?
— ¿Cómo liderar el cambio en las organizaciones?
— ¿Cómo hacer frente a los desequilibrios del cambio?
— ¿Cómo, en síntesis, planificar, organizar, dirigir y controlar la marcha parcial o total
de una entidad o empresa?

2
NEOTAYLORISMO: El taylorismo es un sistema de organización de la producción inventado por el ingeniero
norteamericano WINSLOW TAYLOR consistente en reducir esfuerzos y tiempo y, por lo tanto, hacer más productivos a
los trabajadores.
Se denomina gerente, en concordancia con la definición anterior a los empleados
que participan en la torna de decisiones que afectan parcial o totalmente la misión, los
objetivos o el destino de los municipios o de sus empresas. «El gerente es ante todo un
trabajador cerebral», según nos enseñara Peter Drucker, que manejando una serie de
recursos influye sustancial y seriamente en la marcha de la organización a la cual pertenece.

Es decir que, aunque con atraso, en el sector social también se ha dado el mismo
ciclo de planteamientos sobre la empresa, su misión y la gerencia, que lo ocurrido en
sentido general en el mundo académico y en la vida práctica. Primero, se está frente al
«planteamiento organizacional», con la preocupación enfocada hacia la estructura y las fun-
ciones; luego llegó el «planteamiento estratégico», que ve más a la empresa como una
unidad que cumple objetivos; a continuación se desarrolla el «planteamiento psico-
sociológico», que traslada la preocupación a las personas que conforman la empresa, y en la
actualidad se adiciona el «planteamiento socio-político», que enfatiza en las relaciones de
la empresa con su clientela y en la responsabilidad social.

Estas concepciones o planteamientos son válidos pero ninguno es absoluto o


inmodificable; parten del principio de que el conocimiento es contingente y la tarea del
gerente moderno es tener una visión integral de la vida empresarial y su relación con la
«aldea mundial» en que vivimos.

El papel de la gerencia consiste, en síntesis, en determinar objetivos, metas y


valores dentro de un marco de participación tal que garantice el compromiso de toda la
organización con el logro de los objetivos acordados. Son los gerentes y no las empresas los
que tienen objetivos, dice con sobrada razón Enrique Morales. En el caso de los municipios
la misión suprema de estos es la prestación de servicios así como la de liderar el desarrollo
local pero... ¿hasta dónde se desea llegar en cuanto a eficacia y eficiencia en la prestación
de los servicios? Esto último no lo sabe sino cada Alcalde o gerente.
Lo anterior significa que cada ejecutivo, al iniciar su gestión deberá tener una
imagen clara de la situación de cada servicio para poder formular unos objetivos durante el
lapso que dirigirá los destinos de la entidad o dependencia.

Es por esto que la filosofía que debe iluminar al gobernante como gerente es la
decisión de que él y su equipo de trabajo deben ser los mejores, para constituirla en una
vivencia colectiva, que se convierta en una cultura corporativa obteniendo el compromiso y
la participación de todos para el cumplimiento de los siguientes principios:

 La razón de ser del municipio es el servicio a las personas.


 La acción para la gestión pública de calidad se logra con la previsión y la prevención.
 Todo trabajo público es un proceso inteligente.
 El incumplimiento tiene un precio que es la medida de nuestro nivel de calidad.

Entre las capacidades de la organización y las competencias que le señalan las


normas se establece cierto nivel de equilibrio. Las misiones asumidas realmente dependen
de las capacidades para cumplirlas; por lo que se requiere la organización suficiente para
hacerlo.

La gobernabilidad se expresa en el control de las capacidades de decisión relevantes


para la gestión, define el grado de centralización y descentralización interna en la organi-
zación. Se manifiesta en las dependencias directivas como capacidades para poner los
recursos y tomar las decisiones en dirección de producir en los frentes donde es necesario
responder con oportunidad para generar resultados con eficiencia y eficacia.

De lo anterior se desprende que no sólo es necesario modernizar a las empresas,


sino modernizar, en forma prioritaria, a su propia dirigencia. Si en las empresas
industriales, financieras y comerciales de las actividades tradicionales se exige hoy que los
gerentes hagan buena gerencia, con mucha mayor razón debe plantearse esta exigencia en
las empresas sociales, en donde casi siempre se manejan recursos para el bienestar general,
así sean de procedencia privada.
Es indispensable tener en cuenta que en este proceso de modernización, hay que
considerar por lo menos dos niveles o grupos de personas muy diferenciados pero de igual
importancia para el resultado final. Uno, fundamental, el nivel de dirección, cuya voluntad
política de compromiso con la misión y la visión debe ser evidente y que se responsabiliza
por el cumplimiento de los objetivos; toda la experiencia empresarial demuestra que sin el
compromiso desde la más alta dirección no es posible cumplir los objetivos propuestos.

Otro nivel, determinante, el de ejecución, compuesto por todas las personas en


cuyas manos está la calidad y la excelencia; son quienes producen el bien o servicio final
y/o están en contacto directo con los clientes y usuarios en lo que se ha llamado «los
momentos de verdad», ya que en cada momento —irrepetible en si y, por tanto, sin
posibilidad de control individual— son los verdaderos representantes de cada entidad y su
acción o actitud es lo que determina la opinión del cliente o usuario sobre la empresa o
entidad.

Se trata entonces a partir de los conceptos de los que hoy se denomina la Nueva
Administración Pública, retomar la Epistemología de esta ciencia, para su aplicación en la
Alta Gerencia de las entidades, logrando así la presencia de principios, fundamentos y
métodos del más alto valor ético para el trato de lo colectivo. De esta manera se transforma
la cultura social verdadera porque obtiene el compromiso y la participación de todos y cada
uno de los funcionarios, centrados en todos y cada uno de los siguientes principios:

 Todo trabajo público es un proceso inteligente


 La razón de ser del municipio es el servicio a las personas
 La acción para una gestión publica de calidad se logra con la previsión y la
prevención
 El incumplimiento tiene un precio que es la medida de nuestro nivel de calidad
Conclusión

Se puede concluir entonces que del abordaje de la ética y la epistemología como de la


administración como elementos fundamentales de la alta gerencia, permite la consolidación
de una llama que ilumina la decisión de ser mejores, para consolidar una vivencia colectiva
transformadora.
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Bautista, Oscar Diego. La gestación de la ética pública. Universidad Autónoma del Estado
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