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puede lograr que B haga algo que de otra manera no hubiera hecho" Podriamos
cubrir páginas enteras citando diversas concepciones del poder; sin embargo,
todas estas versiones tienen rasgos comunes; solo varian en función de la
importancia que se dé a unos u otros; según ésta, podemos analizar diversas
corrientes de opinión.
Poderío
Se caracteriza por la capacidad del agente para actuar sobre las conductas de
los demás y está basado en el uso de la fuerza. Dice Duverger a este respecto
que "el poderio es la ley del más fuerte, que puede constreñir materialmente al
más débil a Inclinarse".!' La fuerza en la que se sustenta esta forma de poder
puede ser fisica o económica, ya sea que se base en la amenaza de un castigo
corporal o en la de retirar bienes materiales necesarios para la subsistencia.
Mando
Es una forma de poder que se sustenta básicamente en la normatividad. Se
parece al poderío en cuanto a que recurre a la amenaza de sanciones para
producir un efecto en la conducta de los demás, pero se diferencia de aquél en
que dichas sanciones están normativamente reguladas. El Derecho constituye
un elemento fundamental del poder, al manifestarse como mando, y en los
destinatarios de los mandatos, junto al temor a la sanción se encuentra la
sensación de que quien manda está legitimado para hacerlo.
Influencia
Esta forma de poder tiene su base más sólida en una motivación psicológica y
subjetiva por parte del sujeto cuya conducta se condiciona o induce. Se distingue
del mando en que, aun cuando puede existir una sanción, ésta no aparece
normativamente regulada y, en la 'mayor parte de los casos', los sujetos actúan
movidos más por el interés de la recompensa que por el temor a un castigo.
Como se trata de una expresión de poder no formalizada y relativamente
coactiva, puede presentarse también en muchas ocasiones como una relación
tripartita indirecta, en la que el sujeto agente que desea una determinada
decisión que, en cierto sentido, afecta la conducta de un tercero, influye en un
segundo sujeto que tiene la capacidad formal de tomar la decisión deseada y
que habrá de afectar al tercero.
Autoridad
Esta .manifestación del poder se encuentra en el último peldaño de una escala
de valores de mayor a menor fuerza coactiva. Se encuentra en los límites de la
noción de poder, pues, con mayor frecuencia, se presenta sólo como capacidad
potencial, en virtud de la cual unos hombres asumen un determinado
comportamiento inducidos por el de la autoridad que les sirve de modelo
ejemplar. Puede no desear voluntariamente la obtención de un determinado
comportamiento de los demás, sin embargo, es incuestionable que tiene la
capacidad para ello. El liderazgo de quienes logran arrastrar a grandes masas
por su atracción personal, es una forma de autoridad, aunque en ocasiones
recurre también a otras maneras de manifestación del poder.
Teoría elitista
A esta teoría se le denomina también modelo de élite de la estructura del poder.
Parte de la observación del hecho, ya anteriormente apuntado, de que en toda
sociedad existe una minoria que gobierna y una mayoría que es gobernada. En
su versión moderna fue el italiano Geatano Mosca el primero en hacer una
exposición sistemática de la concepción elitista de la distribución del poder.
Afirma este autor que "en todas las sociedades... aparecen dos clases: una que
gobierna y otra que es gobernada. Laprimera, siempre la menos numerosa,
cumple todas las funciones políticas; monopoliza el poder y disfruta de las
ventajas que éste confiere, mientras que la segunda, la clase más numerosa, es
gobernada y controlada por la primera, de modo más o menos legal unas veces,
más o menos arbitrario y violento, otras..." .14 Ya está presente en esta
exposición la idea de la acumulación de recursos de poder por parte de un grupo
reducido que controla, por diversos medios a una mayoria desorganizada. Esta
configuración, aparece prácticamente en todas las sociedades como fruto de una
tendencia aristocrática que se da en cualquier colectividad organizada. La élite
dirigente se mantiene, incorporando a sus filas a nuevos miembros,
generalmente los más activos y destacados de entre las masas gobernadas. En
la visión de Wilfredo Pareto, se estima como fundamentalmente válida la
observación de la permanente preeminencia de una élite; pero se analiza
además el fenómeno conocido como "circulación de las elites", que se presenta
cuando una élite es sustituida por otra. Pareto no se refiere a la renovación
gradual de los miembros de la elite, sino a la circunstancia que se presenta
cuando todo un grupo dominante, que .no ha sido capaz de mantener su
situación de privilegio, es sustituido por otro grupo!"
El sociólogo estadounidense Wrigth Milis desarrolló esta concepción' de la
estructura elitista del poder mediante el análisis de su distribución en Estados
Unidos y, descubrió que hay una vinculación entre lo intereses de los grupos
colocados en la parte superior de la Estratificación social Mills distingue,
Fundamentalmente hay tres grupos dirigentes cuyos intereses se refuerzan
recíprocamente. Esto son los altos mandos militares, los dirigentes políticos y los
dirigentes económicos. "El capitalismo Estadounidense es ahora en gran medida
un capitalismo militar y la relación más importante entre la gran corporación" y el
Estado se funda en la coincidencia de intereses de las necesidades militares y
corporativas, tal como las definen los señores de la guerra y los señores de las
corporaciones. Dentro de la minoría en conjunto, dicha coincidencia de intereses,
fortalece a ambos grupos y, además; supedita el papel de los hombres
meramente, políticos"
La teoría de la elite del poder; supone que a partir de su posición en la
estratificación social, los grupos colocados en los estratos superiores en función
de diversos criterios como pueden ser la fuerza coactiva de que disponen en;-la
riqueza, el poder político formal, la educación etc., se cohesionan de manera tal
que sus intereses se identifican y se refuerzan los unos a los otros de modo que,
en términos generales,' lo que conviene a una parte de la élite así integrada,
conviene también a la elite eh su conjunto y ello' le permite imponer las
decisiones que le resultan favorables, al resto de la colectividad.
No desconocen los teóricos de la élite la existencia de eventuales, conflictos
entre los grupos que la integran, lo cual produce tensiones en el seno de la propia
élite. Sin embargo, éstas suelen ser resueltas en función del interés superior que
identifica a todos sus integrantes corno dirigentes reales de la sociedad~
Otros' elementos importantes de la teoría de la élite se refieren a su capacidad
para imponer. su sistema de valores a la colectividad, a la cual domina,
empleando para ello diversos medios de persuasión que mantienen a las masas
convencidas de que el orden existente es el mejor posible. Ya indicamos también
que otro factor importante para la sobrevivencia de la elite, como tal, es su
capacidad para revitalizarse mediante la incorporación de los Individuos más
destacados y activos de la masa dirigida.
Teoría pluralista
Esta teoría o "modelo pluralista", de la estructura del poder social, se opone a la
concepción elitista, considerando que no hay tal concentración del poder en un
solo grupo social y que los intereses de los diversos agrupamientos se oponen
de tal manera los unos a los otros, que sus efectos se contrarrestan. El resultado
de este fenómeno es que no existe un solo centro de poder en la sociedad, sino
varios y que, en todo caso, el grupo que gobierna debe tener en cuenta los
intereses y aspiraciones de esos diversos centros de poder. Uno de los más
conocidos defensores de esta tesis es Roben A. Dahl, quien sostiene que no es
posible demostrar la existencia de la elite mediante una enumeración precisa de
quiénes la integran y que tampoco puede probarse que en todos los casos, o por
lo menos en una mayoría considerable de ellos, la élite sea capaz de decidir las
cosas en su favor. El pluralísmo sostiene que los intereses de los grupos
dominantes no necesariamente se refuerzan entre sí y cuando esto ocurre se
producen fenómenos que compensan la acumulación de poder mediante la
organización de grupos con intereses amorfos que, al verse amenazados,
integran fuerzas de resistencia frente al poder acumulado.
Frecuentemente se recurre al ejemplo de las organizaciones de consumidores
frente a las tendencias monopólicas que intentan decidir unilateralmente los
niveles de precios. Se aduce también en defensa de la tesis pluralista, que en
las sociedades desarrolladas existe una alta movilidad social que opera en contra
de la concentración excesiva de poder político.
Teoría clasista
Derivada del pensamiento de Marx, esta teoría sostiene que las posiciones
relativas de poder están determinadas por la relación de los grupos sociales con
los medios de producción.
Ya hemos explicado que el concepto de clase social está vinculado a esa
relación con los medios productivos, de modo que el grupo detentador de los
mismos en cualquier sociedad se constituye en la clase dominante mientras que
quienes sólo poseen su fuerza de trabajo, quedan en posición de dominados (ver
página 49). Como puede observarse, existen ciertos puntos de unión entre esta
tesis y la teoría de la élite. La diferencia es que la elitista se fundamenta en el
concepto de estratificación social para identificar la coincidencia de intereses de
las capas superiores, en tanto que la teoría clasista se basa en el aspecto
dinámico del conflicto que opone la fuerza de trabajo, a los propietarios de los
medios productivos y, en cierta forma, asimila la concentración de poder político
con la capacidad de disponer de los referidos medios. De este modo la estructura
del Poder se deriva de la estructura económica de la sociedad.
Poder y organización
v
El análisis de la estructura del poder que realizamos en las páginas precedentes
tiene más en cuenta su carácter de posesión, a la que pueden acceder en mayor
o menor medida los diversos grupos, que la faceta relacional del poder; Sin
embargo, la posesión de diversas magnitudes de poder por parte de los distintos
grupos sociales, no tiene sentido si no se considera la dimensión de su ejercicio.
Tal ejercicio se constata por sus efectos objetivos en la organización social. El.
poder se mide fundamentalmente por la capacidad de ejercerlo. Se tiene poder
en la medida en que se ejerce. La mecánica del ejercicio del poder es lo que
consideramos como aspecto dinámico del mismo.
Para este análisis resulta útil la distinción que hace Heller entre poder objetivo
de la organización, poder subjetivo sobre la organización y poder subjetivo en la
organización.
El poder objetivo de la organización lo identifica este autor con la capacidad de
acción del todo, es decir, de la organización en su conjunto. Así entendido, la
comprensión de este poder debe hacerse mediante el análisis de la estructura
que nos permite conocer la distribución del mismo. En cambio, las nociones del
poder subjetivo sobre la organización, y en la organización, hacen alusión a
10sdos aspectos que presenta la dinámica del poder. El poder sobre la
organización es, según Heller, el "que decide sobre el ser y la forma de la
organización" y el poder subjetivo en la organización "entraña la cuestión de la
jerarquía de los que efectivamente Ejercen el poder". A partir de estas ideas de
Heller, podemos considerar que el poder sobre la organización se identifica con
la dinámica del proceso de toma de decisiones, la que por el momento no
abordaremos por considerarla integrada en el marco de las funciones del sistema
político que veremos en el Capítulo 8. La otra cara de la dinámica del poder se
plantea en términos de la relación mando-obediencia, que constituye la columna
vertebral de las relaciones de poder político en la sociedad.
Relación mando-obediencia
Pode y Derecho
Coacción y consenso
Legitimidad
La legitimidad adquiere así una dimensión fundamental para explicar. Por virtud
de la cual, el hecho de que unos mandan y otros obedecen. La noción de
legitimidad supone un sistema colectivo de valores sobre el cual se levanta la
creencia generalizada de que deben observarse las normas y, en consecuencia,
obedecer a aquéllos que las aplican. Según los valores generalmente aceptados
por una sociedad, la legitimidad puede encontrar diversos fundamentos. Weber
distingue tres tipos de legitimidad según su origen: la legal-racional, que se
sustenta en la existencia de un orden legal estatuido objetivamente de acuerdo
con las reglas de la razón; la tradicional, que se apoya en la creencia de que las
normas valen en función de su acatamiento reiterado y que los gobernantes
están investidos de una autoridad originada en esas mismas normas
inveteradamente respetadas; la carismática, que descansa en el reconocimiento
de que la persona que ejerce el poder posee cualidades extraordinarias o
ejemplares.
En un enfoque funcional, Deutsch reconoce tres tipos de legitimidad. Legitimidad
por procedimiento: que consiste en la consideración de que quien manda está
autorizado para hacerlo en virtud de la forma en que obtuvo el cargo. En una
monarquía hereditaria, la condición de hijo del soberano legitimaría su acceso al
poder, título que no es legítimo en una república representativa. Legitimidad por
representación: se funda en la consideración, por parte de los gobernados, de
que quienes mandan, los representan de alguna manera, bien sea porque han
sido escogidos de entre ellos o porque han sido electos por ellos. Legitimidad
por resultados: se orienta por la capacidad del gobierno para realizar la justicia
para alcanzar las metas que se ha propuesto. "La gente siente que un gobierno
es justo o injusto, legitimo o ilegitimo, no sólo por la forma en que llegó al poder
sino también -y principalmente-por lo que hace."
En realidad; la legitimidad es un concepto complejo que no se sustenta
normalmente en un solo valor, sino en un conjunto de ellos. Es difícil imaginar
cómo legitimo un gobierno que se desempeña con justicia pero que asumió el
mando asesinando al titular del anterior, que había sido democráticamente
electo; o a otro que, habiendo surgido de un proceso legal, formalmente
impecable, favorece abiertamente los intereses de un grupo sobre los demás. En
ésta, como en muchas otras cuestiones, el problema suele plantearse en
términos de grado. Es difícil determinar si una población considera a su gobierno,
en términos absolutos, como legítimo o ilegítimo; más bien cabe preguntar qué
grado de legitimidad le otorga.
Ideología
Participación Política
Cultura política
Las actitudes de los integrantes de la sociedad frente a la actividad política
pueden ser muy variadas y están influidas por el conjunto de conocimientos,
experiencias, creencias y valores presentes en un determinado ambiente social.
Si bien el concepto de cultura en un sentido amplio se refiere al cúmulo de
condiciones objetivas y subjetivas producidas por una colectividad que, en
consecuencia, abarca las instituciones, los procedimientos técnicos, la
producción material y artística, los mitos colectivos, la religión, las creencias y
valores compartidos, etc.; para los efectos de la ciencia política, el concepto de
cultura política se refiere a un ámbito más restringido, particularmente al
conformado por ese conjunto de creencias, basadas en valores colectivos, que
se traducen en la conciencia de pertenecer a una comunidad que tiene un
pasado histórico común, un estilo de vida presente y un proyecto de desarrollo
futuro. Este ambiente cultural en el que <e desenvuelve la vida de los hombres
en el seno de la sociedad, condiciona sus actitudes con respecto a los
fenómenos que se dan en ella, lo cual vale también para los fenómenos políticos.
Almond y Powell definen la cultura política como" el patrón de orientaciones y
actitudes individuales hacia la política entre los miembros de un sistema político".
Estas orientaciones de los individuos pertenecientes a una comunidad política
pueden descomponerse según los mismos autores en tres tipos diferentes:
orientaciones cognoscitivas, constituidas por los conocimiento que tienen acerca
de las cuestiones políticas; orientaciones afectivas, que son sus sentimientos.,
sus sensaciones desvinculación derechazo con relación a las propias cuestiones
políticas; y orientaciones evaluativas, representadas por sus opiniones y juicios,
elaborados a partir de ciertos criterios valorativos, 'con respecto a los
acontecimientos políticos. A partir de la forma en que estas orientaciones
producen una conducta específica frente al sistema político nacional, aparecen
tres clases de cultura política:
Socialización política.
.
Las diversas formas de actuar por parte de los individuos, que caracterizan las
diferentes manifestaciones de culturas políticas posibles, están determinadas
por los procesos de socialización política. En términos generales, entendemos
por. Socialización el proceso de aprendizaje social, es decir, la adopción de
pautas de comportamiento' aprendido que nos permite. en incorporarnos a las
diversas, actividades en la sociedad.. Las primeras formas de socialización
aparecen en el grupo familiar, y uno de sus primeros instrumentos es, sin duda,
el lenguaje.
En el proceso de socialización, el individuo va adquiriendo nociones y adoptando
actitudes frente a la porción de vida social que denominarnos politica. Esto
ocurre desde la infancia y en el seno de la familia. En ella, el niño se enfrenta
primariamente a la noción de autoridad. Le Vine sostiene "que las actitudes del
individuo con respecto a la autoridad están en función de sus primeras relaciones
con sus padres.
Aunque es de suponerse que una relación de este tipo seguramente existe, los
estudios sociológico-politicos no han profundizado aún suficientemente en ella
para poder determinar consecuencias relativamente constantes. Esto se debe, a
nuestro modo de ver, a que la estructura y las características del grupo familiar,
aun aislándolo de otras influencias sobre el individuo, no actúan mecánicamente
sobre éste sino que se interrelacionan con las características psicológicas
individuales, Así, de una familia en la que predomina el autoritarismo del padre,
pueden producirse en diversos hijos, distintas orientaciones. Uno, quizá, se
convierta en un ciudadano sumiso y poco propenso a cuestionar las decisiones
de las autoridades. corno efecto de su costumbre de obedecer ciegamente desde
la infancia; en tanto que el otro quizá se transforme en un rebelde activista
político precisamente por la misma circunstancia. Debe indicarse que el proceso
de socialización política se inicia en el contexto familiar y que de hecho no se
detiene durante toda la vida. Continúa en la escuela, en el trabajo y a través de
las distintas relaciones que se establecen en el transcurso de la existencia.
Igualmente queda condicionado por los diversos acontecimientos que afectan la
vida del individuo: guerras, grandes disturbios sociales, etc.
Apatía política
A partir de los procesos de socialización, el individuo puede asumir diversas
actitudes frente a los fenómenos políticos, condicionadas por el tipo de cultura
imperante, o bien, por aquélla a la que se encuentra particularmente adscrito. En
la parte inferior de una posible escala de par disipación se encuentra la postura-
que hemos denominado apatía política. Ésta se caracteriza por la falta de
interés en las cuestiones políticas. Las causas que explican esta situación; sobre
todo cuando' se presenta en grandes masas de la población, pueden ser muy
variadas. Algunos afirman que la falta de participación se deriva de un
sentimiento de satisfacción con las circunstancias políticas imperantes; que si un
gran número de individuos no se decide a intervenir es porque no tiene la
necesidad de hacerlo, en virtud de que su existencia le resulta relativamente,
satisfactoria. Otros sostienen que la no participación se explica por la
rnanipulacion ejercida por, quienes, tienen 'el poder, para los cuales el status
existente resulta' conveniente. Desde su-posición directiva pueden manipular el
contenido de la educación para evitar que ésta genere actitudes que, tienden a
poner en tela de juicio el orden establecido;' mediante la persuasión y la
propaganda a través de los medios de comunicación provocan o buscan
provocar la sensacional~ entre los gobernados de que si la situación existente
no es óptima; ciertamente resulta la menos mala de entre las posibles.
Otras corrientes sostienen que la apatía no es el fruto de la satisfacción con un
orden determinado o de la aceptación del mismo, sino que por él. Contrario
refleja una desaprobación de tal' orden, combinada con un –sentimiento de
impotencia, la cual se propicia por la falta de canales efectivos para expresar las
demandas contenidas. El individuo asume entonces una actitud' que se expresa
en frases como "las cosas no están 'bien, pero,' ¿qué se puede hacer?
Es difícil atribuir en términos generales la ausencia de participación política a uno
'sólo de los factores expresados'. Depende, en cada caso, de las circunstancias
concretas de la sociedad de que se trata. La insatisfacción, por ejemplo, puede
motivar un desinterés pero sólo hasta cierto grado, ya que rebasado determinado
límite, las carencias de cualquier tipo, materiales o espirituales, pueden
convertirse en un incentivo para la participación que puede llegar a adquirir tintes
de violencia. Por otro lado, la, indiferencia ciudadana puede medirse desde dos
posiciones: bien la que 'la observa como falta de integración· al proceso político,
bien la que la considera como una desintegración-con respecto al mismo. En el
primer caso estamos en presencia de sociedades que buscan acrecentar la
politización; en el segundo se trata de evitar la despolitización.
Al respecto es interesante la observación de George Vedel, cuando plantea:
"podemos preguntarnos si la despolitización, poco probable mientras que la
consideremos como una baja de la actividad, no quedaría mejor establecida si
se analizase como la pérdida de una sustancia. En otros términos: ¿podría ser
que la cultura contemporánea se encontrase
en el camino de la eliminación de la categoría de los políticos?